(Por La Retaguardia) En la sesión del 1 de noviembre en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se aprobaron once proyectos inmobiliarios y de uso del espacio público. La sanción de este paquete de leyes se obtuvo gracias al acuerdo entre el PRO y el interbloque kirchnerista. Dialogamos con Pablo Bergel, legislador por Proyecto Sur, quien denunció y criticó duramente esta alianza entre dos partidos que públicamente se muestran como grandes enemigos.
Luego de tres semanas sin sesión en el parlamento porteño, el jueves 1 de noviembre pasado el debate en el recinto comenzó cuatro horas más tarde de lo normal. Habitualmente, las deliberaciones comienzan entre las 15 y las 16 horas. Según el legislador por Proyecto Sur Pablo Bergel, este fue el tiempo que necesitaron los integrantes de los bloques del Frente para la Victoria (FPV) y el PRO para acordar el paquete de proyectos que finalmente aprobaron en una sesión de la que se retiraron indignados los legisladores de otros partidos de la oposición, como la Coalición Cívica, Buenos Aires para Todos y el propio Proyecto Sur.
“Son once proyectos que se aprobaron a través del acuerdo de ambos bloques, por lo que consiguieron los dos tercios que se necesitan para aprobar este tipo de iniciativas. Ambas fuerzas tienen en común que se pelean como en un riña de gallos en los medios, y se declaran enemigos ante la opinión pública, pero en cuestiones de negocios inmobiliarios se han puesto de acuerdo, y el casamentero de este sospechoso connubio es el grupo IRSA, dirigido acá por Eduardo Elsztain”, relató Bergel en diálogo con La Retaguardia, y agregó que de esta manera se hace con el suelo urbano y las tierras públicas algo parecido a lo que Monsanto y los sojeros realizan en la pampa y las megamineras en la Cordillera: “obtener el máximo de beneficios en una política de saqueo de los bienes públicos. Esto se dio en este caso a través de once proyectos diferentes, algunos ya habían sido anunciados por la presidente incluso en la Casa Rosada”.
Entre las iniciativas aprobadas se encuentra la que tiene que ver con el llamado, y anunciado, Polo Audiovisual en la Isla de Marchi, ubicada sobre el Río de la Plata, cerca de la Reserva Ecológica. Al respecto, Bergel retomó los dichos del cineasta y actual diputado de su mismo partido, Fernando Pino Solanas, acerca de que lo que realmente necesita la industria audiovisual argentina son salas de exhibición en todo el país, porque “las distribuidoras de películas extranjeras las desplazan por lo que quedan arrinconadas en una o dos salitas perdidas por ahí”.
Otro de los proyectos aprobados tiene que ver con la cesión de las tierras del ferrocarril que están en desuso, específicamente de las playas ferroviarias de los barrios de Caballito, Palermo y Liniers, a una sociedad anónima para que las venda sacando el máximo beneficio posible. Según el proyecto presentado por Presidencia, el objetivo es financiar en parte el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, pero tampoco establece una obligatoriedad en esta relación vinculante. “Lo que sí está claro es que se van a vender obteniendo el mayor beneficio económico posible, y eso es a costa de los espacios verdes. En el caso de las playas ferroviarias, el propio Frente para la Victoria había prometido en su programa electoral el año pasado que en Caballito el 100% de las playas iba a destinarse a espacios verdes. Lo mismo se comprometió Proyecto Sur, Coalición Cívica, pero el FPV acaba de traicionar por lo menos a los vecinos de Caballito en esta promesa explícita, escrita, repetida hasta el cansancio durante la campaña”, señaló Bergel.
Actualmente, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 2,5 metros de espacio verde por habitante; la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de diez metros y un óptimo de quince. Al respecto el legislador de Proyecto Sur afirmó que “el modelo territorial que este mismo gobierno impulsó para Buenos Aires 2050 pone como objetivo llegar a diez metros. Con estas medidas, todos estos paquetes tienden al monocultivo del cemento, a seguir tapizando el escaso verde que queda, reducirlo con cemento, impermeabilizándolo frente a las fuertes tormentas ocasionadas por el cambio climático, un fenómeno que no puede medirse día a día pero que se va produciendo irreversiblemente. Se necesitan medidas de mitigación y adaptación a ese fenómeno que no son otras que tratar de ampliar los espacios absorbentes en la Ciudad, y se está haciendo exactamente lo contrario, todo eso en beneficio del negocio inmobiliario”.
Quien está detrás de estos negocios, el “casamentero”, según lo identificó Bergel, es el mencionado Eduardo Elsztain. Su empresa IRSA, que aparece en el proyecto de la Isla de Marchi, también tiene intención de construir un shopping al lado del Club Ferrocarril Oeste y de las playas ferroviarias de Caballito; para esto se requería un cambio de zonificación, ya que estaba prohibido construir shoppings ahí, pero el acuerdo en la Legislatura del PRO y el FPV ahora lo permite.
A su vez, IRSA está detrás de los “Solares de Santa María”, un megraemprendimiento proyectado de alguna manera como una continuación de Puerto Madero, que estará ubicado en la ex Ciudad Deportiva de La Boca. Esta última iniciativa que impulsan desde el PRO se discutirá el próximo 22 de noviembre en el recinto, y ya cuenta con el visto bueno del Frente para la Victoria.
En otros casos, los proyectos fueron promovidos desde el kirchnerismo y tuvieron el apoyo del PRO: “y así yo te la doy a vos, vos a mí, se van haciendo los negocios inmobiliarios, donde las lógicas son las mismas y demuestran que toda la espuma de la confrontación política de Mauricio Macri y Cristina Fernández es una espuma para los medios”.
Lo sucedido con estos once proyectos hizo que Pablo Bergel recordara el viejo Concejo Deliberante: “tanta vergüenza generó, que se le cambió el nombre por Legislatura, y por eso ahora nosotros nos llamamos diputados y no concejales, porque era ya tanta la vergüenza del concejo y de ser concejal por el antro de corrupción que era, que cuando se hizo la Constitución de la Ciudad en 1996 se decidió llamar a esto Legislatura, pero la verdad que la sustancia de los negocios no ha cambiado, la lógica de funcionamiento sigue siendo similar y esto lo demuestra. Vinieron funcionarios de altísimo nivel del gobierno nacional a negociar con los líderes del PRO este acuerdo”.
Hay un ejemplo muy reciente a nivel nacional en el Congreso. El 24 de octubre se aprobó la reforma a la Ley de Riesgos de Trabajo (que beneficia a empresas, aseguradoras y al sindicalismo empresario), justamente gracias a los votos del kirchnerismo y el PRO.
Para Bergel, ambos partidos lograron acordar cuando detrás de las propuestas está asegurado un gran negocio: “no pueden lograr un consenso por el subterráneo porque es un mal negocio, entonces se lo tiran por la cabeza, a costa de los usuarios que nos quedamos sin viajar o lo hacemos con alto riesgo según el relato de los propios trabajadores del subte. Además es un mal negocio que requiere de altos subsidios y el gobierno nacional se lo quiere sacar de encima. El de la Ciudad no lo quiere y le quema como papa caliente. En los buenos negocios, como son los inmobiliarios, hay acuerdo. No ensuciemos las palabras valiosas y muy ricas como consenso, no lo presentemos como tal. He leído titulares que hablan de ‘trabajoso consenso’ o ‘por fin llegaron a un consenso’. Siempre se pelean y a veces en un nivel vergonzoso, y de degradación que adquieren a veces las sesiones o el tratamiento entre diputados. Ahora, llamar a esto ‘consenso civilizado’, ‘construcción democrática consensuada’, a lo que es un acuerdo para que la empresa IRSA haga su negocio inmobiliario, para que venda a siete mil dólares el metro cuadrado en el que va a construir Solares de Santa María o los negocios del shopping que quiere hacer en Caballito o la venta del Mercado del Plata para construir un centro cívico donde está el Hospital Borda que no tiene previsión de traslado. Declarar distrito de las artes, con esos nombres además tan atractivos, a la parte de La Boca y Barracas, cuando en realidad ahí se van a hacer negocios de arte que van a valorizar el suelo nuevamente. Hacer que familias de la zona de pronto no puedan pagar el alquiler, o que sean presionados para vender porque viven en casas antiguas, que no van a poder resistir la presión de quienes los empujen a remodelar o vender”, manifiestó a La Retaguardia, indignado, Bergel.
Respecto a la venta del Mercado del Plata, el edificio ubicado sobre la Avenida Carlos Pellegrini, con el objetivo de utilizar esos fondos para la construcción de un centro cívico, donde se trasladaría la jefatura de gobierno y otras oficinas públicas, en la zona sur de la Ciudad, Bergel explicó: “el proyecto no habla de los Hospitales Borda y Moyano. Esto era algo que se venía tramitando desde antes y que incluso buena parte de los diputados del Frente para la Victoria ha hecho punta en defenderlos y ahora no saben cómo tragarse este sapo, este acuerdo en que los han presionado a meterse. Porque hay buenos, bienintencionados y sensibles diputados del FPV en muchas causas, pero bajan la orden de hierro y se verticalizan, y en este caso vino el viceministro de Economía (Axel Kicillof), el director de la ANSES (Diego Bossio) a hablar incluso diputado por diputado. Sabemos por lo menos de una diputada que quiso renunciar antes de votar, a la que finalmente terminaron más o menos convenciendo. Digamos que hay una violencia y un acatamiento a partir del que termina disciplinándose y levantan la manito a la hora de la verdad, y así se van entregando los pocos espacios públicos y verdes que nos van quedando”.
Esta situación generó gran indignación de parte de otros sectores de la oposición en la Ciudad, que hizo que los legisladores se levantaran de la sesión y abandonaran el recinto: “está todo acordado y lo que se hace es convalidar como quien presenta un trámite en ventanilla para que le pongan un sello de algo que ya está resuelto en otro lugar -explicó Bergel-. Nos fuimos porque no podíamos cambiar nada el resultado, ya estaba cantado. Dentro de todo ese circo se mandan largos discursos para justificar proyectos que son injustificables y que ya se sabe que se van a aprobar, y la verdad que genera mucha impotencia esta situación, y terminamos yéndonos para no terminar como parte del decorado barroco de la Legislatura que la verdad era muy deprimente. Nos fuimos porque nada podíamos hacer en ese momento para cambiar las cosas, y la sorpresa de la situación hizo que los vecinos no pudieran participar, salvo el caso de los habitantes de La Boca que lograron enterarse más o menos a tiempo del tema de declararlo distrito de las artes, y sí vinieron e hicieron un poco de ruido. El resto de los vecinos afectado por la pérdida de espacios verdes, por la rezonificación de zonas donde no se podía construir y ahora sí, no estaban enterados y no participaron. Nosotros mismos no conocíamos los proyectos, ellos terminaron de armarlos a las seis y media de la tarde y bajaron recién al recinto. Nosotros, aunque fueran buenos proyectos, ni tiempo de leerlos tuvimos, ni estaban sobre las bancas”. En este sentido, Bergel afirma que es imprescindible que la población esté al tanto de este tipo de manejos, de cómo actúan realmente estas instituciones, para que al momento de votar sepan no sólo por quién lo están haciendo sino además a qué lógica y sistema representativo están eligiendo.
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