Marea Popular: los desafíos de una nueva construcción
Por LR oficial
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(Por La Retaguardia) Este movimiento nace de la confluencia de distintas agrupaciones, provenientes de diferentes ámbitos de militancia como la universidad, el trabajo barrial, el movimiento obrero, el cultural y la comunicación alternativa. También de la necesidad y el desafío de volcar esta construcción cotidiana y permanente de militancia en una propuesta y un espacio político común. Itaí Hagman, uno de los referentes de Marea Popular, se refirió al proceso de construcción de esta nueva alternativa política y de organización, que enfrenta el desafío de construir una fuerza progresista por fuera del kirchnerismo.
“Una nueva fuerza política que reivindica la pasión por la militancia y el compromiso por cambiar las cosas de raíz. Que surge con el empuje de lo nuevo y el ejemplo de nuestras mejores tradiciones de lucha.
Esta Marea Popular nace como una apuesta y un llamado efectivo a la unidad. Se forma tras la síntesis entre Juventud Rebelde, Corriente Rebelión y Socialismo Libertario, tres organizaciones de la llamada izquierda independiente que confluyen para dar un paso en la articulación de las organizaciones populares, tantas veces proclamada pero tan pocas veces practicada.
Somos parte de aquellos que intentan romper con las viejas prácticas de la política mezquina y corrupta, apelando a la participación popular, al debate colectivo y a las decisiones democráticas”, así se presenta y describe Marea Popular en su sitio web.
En diálogo con Sueños Posibles, Itaí Hagman añadió que Marea Popular surge por una “maduración de una enorme cantidad de compañeros y compañeras: nos fuimos dando cuenta en la práctica, intercambiando discusiones y haciendo cosas en común, que éramos lo mismo, creíamos en lo mismo, soñábamos con lo mismo, y no teníamos ganas de seguir aportando a esta fragmentación que existe en la militancia del campo popular argentino en general”.
Marea Popular surge también de la necesidad de asumir desafíos nuevos. Uno de ellos tiene que ver con romper la división que aún existe “entre la actividad social y la política como aquella esfera, en la que se juegan las elecciones y los políticos profesionales, esa enorme brecha que existe entre representantes y representados, entre los políticos y el resto de la sociedad. Un poco nuestro objetivo tiene que ver con tratar de romper con esa dicotomía falsa que se instaló en el pueblo argentino que es que los que todos los días militamos desde abajo, no nos tenemos que meter en la política electoral, en la política de las instituciones. Por supuesto, existe también el anhelo de tratar de construir en ese camino una propuesta política que refleje lo que hacemos todos los días, confluir con otras agrupaciones y otros colectivos, que son muchísimos los que están en el mismo camino que nosotros”, explicó Hagman a Alfredo Grande.
El primer escenario este año será la Ciudad de Buenos Aires: “es donde venimos desarrollando un trabajo más importante y donde vemos más condiciones y más necesidad también de construir y participar de estos espacios”, afirmó el referente de Marea Popular.
Los actuales de espacios de militancia y organización de Marea Popular son La Matanza, Lanús, como así también las universidades de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, institutos terciarios y colegios secundarios de la Ciudad de Buenos Aires; además de medios de comunicación comunitarios, alternativos y populares como Radio Sur FM 88.3 y el portal de noticias Marcha.
Marea Popular se autodefine como un movimiento y se encuentra en la construcción de un partido, como instrumento legal para asumir el desafío de incursionar en lo electoral: “estamos en ese proceso, pero de todas maneras no se trata de un partido en un sentido si se quiere más clásico – aclaró Hagman a Sueños Posibles –, porque venimos de una tradición militante que sostenemos que tiene que ver con buscar formas menos verticalistas, menos concentradas de hacer política”.
En relación con la visión negativa que persiste en muchos sectores sociales hacia los partidos políticos tradicionales, Hagman reflexionó: “los que generaron ese rechazo son las estructuras, los partidos existentes que son los grandes partidos que dominan y controlan económica, política y culturalmente la Argentina de la dictadura para acá; esa forma de entender la política como una carrera individual en el Estado o para enriquecerse, o para reproducir un status quo y no para transformar la realidad. El rechazo a todo eso es de alguna manera el rechazo a la forma tradicional de hacer política, que son los partidos. Y la emergencia de todo lo que fueron los movimientos sociales en la resistencia al neoliberalismo en los ’90, y también en el post 2001, de alguna manera ensayaban otra forma de organizarse. También me parece que tiene que ver en el caso, si se quiere, del lado de las ideas más de izquierda o del campo popular, con la crisis de la propia izquierda, de los modelos tradicionales si se quiere de hacer militancia de izquierda o con pretensiones de transformación social como los moldes y los manuales lo decían. Hay una discusión abierta, un replanteo de toda esa forma de hacer política. Personalmente no creo que el partido en sí sea algo malo, no creo que haya una forma organizativa que sea la correcta y otra que no lo sea; sí es cierto que hoy un sector muy importante por lo menos de la juventud y de la militancia en general busca otros formatos, quizás que combinen un poco la cultura democrática de los movimientos sociales, las discusiones más horizontales, la no concentración en figuras como suele hacerse en los partidos con por ahí esto que estamos intentando hacer nosotros ahora, que es una participación electoral con un formato más partidario. Evitar la burocratización y degeneración de estructuras que nacieron con una intención honesta y genuina de transformar la realidad. Hay que aprender algo de esas experiencias, no solamente en Argentina, en todos lados. Estamos en ese camino y no estamos a salvo de ninguna de las tensiones que han sufrido y sufren otras organizaciones populares”.
Respecto al desafío al que se presenta hoy Marea Popular, Hagman afirmó que se trata de cómo construir un proyecto transformador que sea democrático, “que funcione democráticamente hacia su interior”, y se refirió a lo que consideró una de las preocupaciones hacia el interior de Marea Popular: “cómo no romper ese puente entre la proyección política y la necesidad de construir alternativas de gobierno incluso para el país, y la democracia de un movimiento que tiene que buscar ser participativo”. Marea Popular nació con mucha fuerza, pero también con objetivos altos. No les será fácil cumplir con las expectativas que ellos mismos se han creado: una nueva fuerza, alejada de las prácticas purulentas de la política tradicional y capaz de no temerle al poder real, de proponerse como una fuerza con convicción para gobernar. Pavada de objetivos.