Suecia: explosión de la protesta social
Por LR oficial
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(Por La Retaguardia) Para quienes aún tienen una visión idílica del país escandinavo las noticias de los últimos días sorprendieron, pero para aquellos que siguen de cerca lo que sucede y de hecho viven allí, como es el caso de Jorge, un argentino que reside en Estocolmo desde hace décadas, las puebladas responden al agudizamiento del empobrecimiento y malestar social ante la falta de respuestas al empeoramiento de las condiciones laborales, de estudio, de oportunidades para los sectores más desfavorecidos, entre los que se encuentran sobre todo jóvenes e inmigrantes, producto de los shocks económicos y políticos del neoliberalismo presente en el país: “Esto fue un detonante, un fosforo, pero en realidad la bencina ya estaba derramada”, afirmó Jorge.
Los conflictos sociales que comenzaron a verse a través de los medios tradicionales primero en Medio Oriente y luego en algunos países de Europa, ahora se trasladaron a Suecia, un país que al igual que sus vecinos de Noruega o Finlandia han sido vistos en la historia reciente como Estados de Bienestar modelos. Pero como suele suceder, lo que se informa o transmite no va hasta el fondo social y económico de lo que realmente ocurre.
Jorge es un argentino que vive en Suecia desde que debió exiliarse durante la última dictadura cívico militar, y lo que sucedió en los barrios del llamado Gran Estocolmo a él no lo sorprendió.
En diálogo con La Retaguardia, explicó cuál fue el hecho que disparó la bronca contenida de miles de habitantes suecos: “entre la madrugada del domingo 19 de mayo y el lunes, la policía acude a un llamado por una bronca que había en el barrio, en un departamento había un señor que además tenía problemas psicológicos, de 69 años, que tenía inconvenientes con su mujer, la policía fue y al principio no le abrían le rompieron la puerta. Cuando entraron este hombre agarró un cuchillo, un instrumento de cocina, y en respuesta sencillamente lo acribillaron a balazos. Policías que están entrenados, que son profesionales de la violencia, que saben que pueden meter un tiro en la rodilla, en un brazo, saben a dónde pueden dirigir el disparo, y que están acostumbrados a manejar situaciones de stress; sin embargo, lo acribillaron a balazos. Todo esto unido a que cuando empezó a salir la gente del barrio a preguntar qué pasaba le dijeron que el hombre estaba vivo, que no había problema y que se lo llevaban herido cuando en realidad lo sacaban muerto. Dijeron que estaba vivo para que dejaran salir a la policía del barrio. Cuando la gente se enteró que había muerto, cómo había muerto y todo lo que había pasado empezaron a salir a protestar, gente joven, gente mayor, tuvieron una reunión con la policía, que les empezó a decir que eran unos negros, sucios, ratas, que se fueran a la casa, que no jodieran, que eran unos vagos y ahí se armó la bronca”.
Esto sucedió en Husby, un barrio del Gran Estocolmo en el que viven- según indicó Jorge – fundamentalmente inmigrantes empobrecidos. La pueblada duró cinco noches pero se extendió por todo el país, ya que no solo llegó a otros barrios de Estocolmo sino también a otras provincias.
Para tomar dimensión del alcance que tuvieron las protestas, vale señalar que Suecia es un país con nueve millones y medio de habitantes. En Estocolmo y Gran Estocolmo viven aproximadamente más de dos millones de personas, y específicamente en Gran Estocolmo suman unos setecientos mil habitantes. En Husby son apenas doce mil. “Son barrios pequeños donde la gente está sin trabajo, muchos han perdido todo tipo de ayuda social hace tiempo. Por estos días estamos viviendo la post-construcción de lo sucedido, es decir la construcción del relato desde la derecha, la izquierda, desde arriba y los costados. A través de sus aparatos mediáticos, la radio, en las páginas web la gente de afuera y sus voceros profesionales analizan las cosas para sacarle peso al tema social, para sacarse de encima la responsabilidad. Ellos dicen que estas cosas sucedieron porque muchos de quienes viven en estos barrios vienen de países en conflicto, entonces vienen traumatizados con la violencia, tienen costumbre o cultura de violencia, o que no se quieren adaptar, o hay mafias juveniles que están con el tema de la droga, o sea un montón de explicaciones que tratan de criminalizar la protesta social, muy parecido a lo que sucede en otros países de Latinoamérica”, contó Jorge y explicó que uno de los problemas es la existencia de una desocupación galopante y que la gente joven no ve salida, situación ante la que no se toman medidas concretas que ofrezcan trabajo, posibilidades de estudio, que dé algo de oxígeno cuando la gente joven se auto-organiza: “acá hay gente que ha tratado de organizarse, en forma autogestionaria, crear cooperativas, pero para todo eso no hay ayuda, sí la hay para el empresariado, para tercerizar, para la patria contratista que acá también existe, para la sub contrata y la recontra trata de la trata, porque eso también está sucediendo acá. Para todo eso hay apoyo y créditos bancarios”, agregó.
El otro problema que visualiza Jorge es que desde que Suecia ingresó a la Unión Europea, la frontera libre ha permitido la llegada de mano de obra barata de otros países a través de organizaciones empresariales o “mafiosas”: “por ejemplo, traen gente de Polonia o albañiles, los ponen a laburar de lunes a viernes y el sábado te los cruzan a Polonia, que es como cruzar de Buenos Aires a Montevideo, y les pagan basura. Eso ha generado que toda la juventud y muchos de los inmigrantes que antes trabajaban en muchos de esos oficios, ese tipo de trabajo se le acabara porque además si tenés documento y estás legal te tienen que pagar lo que corresponde, en cambio el otro como está semi legal o directamente ilegal no le respetan los salarios ni la higiene ni la seguridad laboral. Esto tiene un nombre en Latinoamérica, en Europa, y en donde sea, se llama neoliberalismo. O sea, un estado absolutamente al servicio empresarial, y de la patria especuladora y financiera. El sector servicios es donde se empleaban en general los inmigrantes, se trabajaba en los restaurantes, los hospitales, en la construcción, en limpieza, ahora todo eso está ocupado por la contrata de subtrata y la recontracontrata, y ahí ya nadie puede trabajar porque te ofrecen sueldos recontra mínimos. Están pagando ahora menos el valor hora de lo que pagaban en 1978”, describió Jorge.
En un país acostumbrado al pleno empleo, hoy hay una gran desocupación. En estos barrios periféricos se habla de una desocupación oficial del 25%, aunque en realidad entre los jóvenes inmigrantes, de entre 18 y 25 años, se puede hablar de una cifra que supera el 40%.
“La actitud de la policía es represiva, no hay ningún tipo de política de relación social con las que podrían ser las asociaciones naturales, populares. En estos barrios hay organizaciones incluso de jóvenes, hay una que se llama ‘los panteras’ en recuerdo de los ‘panteras negras’, y son gente joven, inmigrante, es muy interesante porque encontrás gente de tradición sudamericana, de los países árabes, de África, están todos juntos, a partir de la identidad en este caso, podemos decir que los une los problemas de clase que tienen, porque el problema de segregación y de racismo que sufren los tienen porque son pobres. Si sos morocho, si sos indio, si sos negro pero con guita no tenés ningún problema. El problema es que sos pobre y vivís en un barrio transformado en ghetto poco a poco, esa es la raíz del problema. La gente es pobre y no ve salida”, señaló Jorge a La Retaguardia.
En este sentido, explicó que los proyectos que existen actualmente en Suecia contra la discriminación, el racismo, incluso de ayuda concreta a inmigrantes, son iniciativas de la propia gente y del propio mundo asociativo de base, y de algunos sindicatos, entidades culturales tradicionalmente de izquierda, o muy progresistas. Un entramado que, según Jorge, ha quedado como continuidad del derecho a subvenciones estatales implementadas en su momento por un gobierno de una forma no clientelar, no dirigida a su propio partido, sino instalada de una forma institucionalizada: “si vos no tenías o no tenés trabajo – desarrolló Jorge – tenés una familia y tenés un problema, vas a la oficina social de tu zona con tu documento de identidad, te chequean que no tenés trabajo, te chequean tu declaración de impuestos, te hacen una ficha y tenés derecho a recibir una ayuda. Tenés derecho porque vos cuando trabajaste pagaste impuestos y una parte de esos impuestos fue justamente para el bienestar social”.
Muchos de estos grupos de jóvenes organizados manejan sitios de internet, como “El megáfono” desde donde relatan no solo los últimos sucesos en el país sino cuál es la realidad en la que efectivamente viven todos los días.
Queda claro que la pueblada de la semana pasada no fue un hecho aislado y que la bronca social lleva años, ahora bien ¿quiénes conforman el gobierno sueco actualmente, son los únicos responsables de la situación social y económica, cómo es el sistema de partidos allí?
Al respecto, Jorge expresó que en este caso no se está ante un bipartidismo, sino que se trata de dos bloques de partidos: “para empezar ya casi nadie dice que es de derecha, todos son de centro. En la izquierda también hay algunos que dicen que son de centro, pero existe una izquierda. Aquí está gobernando hace ya más de siete años el Partido Moderata (Moderado, con Fredrik Reinfeldt como primer ministro), que es el viejo partido monárquico que es un partido rancio, neoliberal, un poco del hermano del Partido Popular de España que era fascista y franquista y ahora son neoliberales. También son de derecha el Partido Popular Liberal, los demócratas cristianos, y un partido que se llama De Centro. Ese bloque gobierna con el 52% de los votos aproximadamente. Después tenés el otro bloque, que está en el cuarenta y pico de votos, que es la Socialdemocracia, los Demócratas, el partido de Izquierda y el Partido Verde”.
En Suecia hay una sola cámara, la de diputados. Y por ejemplo en Estocolmo, el bloque de centro (o derecha) tiene cincuenta y dos representantes; mientras que el bloque de izquierda, o “no de derecha”, tal como lo definió Jorge, cuenta con cuarenta y nueve representantes.
“Todo esto viene de antes, es muy difícil determinar cuándo empezó la enfermedad –reflexionó el argentino–; muchos compañeros, entre mate y mate, acostumbran a decir, sobre todo por nuestra tendencia a las personalidades, que todo esto empezó o se agudizó cuando fue asesinado Olof Palme (ex primer ministro de Suecia, el crimen ocurrió en febrero de 1986). Es cierto que después de que fue asesinado dentro de la socialdemocracia hubo una lucha de tendencias tremenda entre los que seguían postulando el viejo modelo socialdemócrata del pacto social, de sindicatos y estados más o menos fuertes con el otro sector de la socialdemocracia que ya venía penetrado, como también pasó en España con PSOE, por el neoliberalismo. Entonces acá tuvimos un gobierno con un socialdemócrata que se llamaba Göran Persson (fue primer ministro desde marzo de 1996 hasta octubre de 2006), que era un perfecto socialdemócrata, un tipo tenebroso, no solo en la política en general sino también al interior de su partido se dedicó a destrozar a todo lo que pudiera oler a socialdemocracia más ortodoxa o más partidaria de las políticas sociales. Hicieron cosas monstruosas, por ejemplo ellos tenían un dirigente en el norte de Suecia en una ciudad minera muy importante, Kiruna, era un socialdemócrata de izquierda, un tipo joven que además era dirigente minero que estaba en contra de toda esta reconversión neoliberal, él iba a salir electo como político en esa zona aunque era sindicalista. El partido socialdemócrata de esa época no tuvo ningún problema en hacer una alianza con los monárquicos, el partido moderata, e hicieron un gobierno conjunto para que no ganara este sector, que era absolutamente popular y socialdemócrata. Y después el macartismo que existió dentro de la socialdemocracia durante muchísimo años con todo lo que oliera a izquierda. Muchos lo explican con que era producto de la guerra fría, de la cercanía con la Unión Soviética, pero había razones ideológicas. Lo concreto es que todo viene de antes, las políticas neoliberales de achicamiento del Estado, de privatizaciones comenzaron ya con la socialdemocracia en el gobierno. Claro cuando gana la derecha francamente neoliberal debemos reconocer que la derecha es absolutamente consecuente, ellos entran como elefante en un bazar a romper todo, porque ellos no desaprovechan la oportunidad que les da ganar una elección. Aunque el consenso social es limitado porque tenés el cincuenta y pico de los votos, en realidad cuenta con mayoría parlamentaria, a partir de lo cual, como ahora está sucediendo en España, empiezan a votar y votar, a levantar la mano, y acá se han dado políticas de privatización en salud pública, han cerrado escuelas, porque como la línea es bajar los impuestos lo que favorece a los que más tienen, además son los que menos pagan. Un trabajador en Suecia paga el 30% de su sueldo bruto en impuestos y un tipo que tiene un negocio o una empresa hace descuentos, malabarismos, tiene un profesional que le lleva la contabilidad, descuenta el auto, los viajes que hace a Mallorca y por el mundo, y al final no paga casi nada”.
En el extenso diálogo con La Retaguardia, Jorge, integrante de la Red Latina Sin Fronteras, aseguró que están destrozando todo y los que más están pagando esa falta de perspectiva de futuro son justamente los jóvenes: “la gente mayor e incluso los inmigrantes mayores mal o bien están sobreviviendo o ya están preparando la valija porque se jubilan y se van a otro país, en cambio la gente joven está en plena carrera”
Por estos días los denominados disturbios se han calmado, no así el malestar social ante la falta de respuestas de parte de un gobierno neoliberal que continúa implementando políticas que deja afuera a gran parte de la población sueca, que es la que se encuentra más desprotegida.
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