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Ricardo Peidro: “la afiliación gremial debería ser un derecho irrenunciable”

Escrito por el enero 18, 2014


Ricardo Peidro, sec. adjunto de la CTA
(Foto ACTA)

(Por La Retaguardia) Una de las banderas distintivas de la Central de Trabajadores de la Argentina ha sido, desde sus inicios, la lucha por libertad y democracia sindical. Dialogamos con el secretario adjunto de la CTA, Ricardo Peidro, acerca de cómo se da este reclamo en la actual coyuntura argentina. Esto lo llevó, por un lado, a dudar sobre la posibilidad concreta de que exista una afiliación voluntaria sin presiones y, por el otro, a plantear que la afiliación gremial debería ser un “derecho irrenunciable”.


En una nota publicada hace pocas semanas en ACTA, la Agencia de Noticias de la CTA, Ricardo Peidro reflexionó acerca de si la afiliación voluntaria a un sindicato estaba al servicio de los patrones o de los propios trabajadores. Allí el secretario adjunto de la Central se preguntaba si esta decisión podía ser realmente autónoma del trabajador, o si su voluntad dependía de la presión ejercida por la patronal o grupo empresario, exponentes de políticas antisindicales.
“¿Tiene el trabajador o la trabajadora la libertad de decirle a los grupos económicos que le descuenten de su salario un porcentaje, con el objetivo de financiar a la organización que lo va a representar, para disputarle a ellos las ganancias y condiciones de trabajo y así evitar su unilateralidad para fijar las políticas laborales?”, se pregunta Peidro en aquella nota.
“Supuestamente la afiliación es voluntaria. Frente al poder del patrón, que puede ser una corporación donde hay una campaña antisindical, no solamente en la Argentina sino a nivel mundial, vos le tenés que decir voluntariamente que te querés afiliar a la organización que se supone te va a defender ante los intereses de él. Pero se trata de una relación entre el poder y la debilidad y soledad de un trabajador; hay que ver si verdaderamente existe voluntad, o si es la del patrón o la del trabajador. Si no hay una ley que iguale, la voluntad sinceramente la tiene el más poderoso”, afirmó Peidro en diálogo con La Retaguardia.
De todos modos, Peidro aclaró que “tampoco tiene que haber una afiliación compulsiva a un único sindicato” y señaló que existe un reclamo previo que tiene que ver con la falta de libertad y democracia sindical en Argentina, un pedido histórico de la CTA: “libertad, porque te obligan a que haya un solo sindicato, eso se da especialmente en la actividad privada, en el Estado sí hay pluralidad sindical, pero si en la actividad privada hay un único sindicato por rama vos no tenés la libertad que establece la Constitución y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la que los trabajadores tienen plena libertad de organizarse y afiliarse a la organización sindical que consideren conveniente en la defensa de sus intereses. Acá es por obligación un sindicato. Entonces en esa nota yo planteo libertad sindical para formar los sindicatos que los trabajadores consideren necesarios para organizarse, pero con la afiliación como un derecho irrenunciable. En esa combinación creo que podemos avanzar en los derechos para los trabajadores. Esta postura de la afiliación como un derecho irrenunciable es algo que estoy planteando ahora, y por supuesto hay compañeros que no la comparten”.
A mediados de 2013, uno de los fundadores de la CTA, Víctor de Gennaro, hoy diputado nacional por Unidad Popular, presentó un proyecto para modificar la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, con el objetivo de terminar con el monopolio de la representación gremial. Al respecto, Peidró señaló: “es una modificación de la ley sindical tal cual como lo exigen todas las organizaciones internacionales. La OIT ha llamado la atención varias veces al gobierno argentino cuando trató su caso, le dijo que modificara la ley para que haya libertad sindical como existe en muchos países del mundo, como por ejemplo Uruguay, en donde hay una sola central pero por decisión de los propios trabajadores, no hay intromisión externa de un gobierno que te dice ‘ustedes tienen que afiliarse de tal manera’, ‘tiene que haber una central única, un sindicato único’. Entonces nosotros planteamos libertad sindical para conformar los sindicatos que los trabajadores consideren necesarios y que más los representan, porque si los trabajadores después tienden a la unificación, será por su propia decisión y no porque se lo impongan desde afuera”.
Otro objetivo del proyecto de ley es alentar la conformación de cuerpos de delegados en los lugares donde se genera la riqueza. En este sentido, Peidró afirmó que otro dato que es clave para dar cuenta de que no hay libertad sindical es que no hay delegados en el 80% de los establecimientos en condiciones de elegirlos: “en los lugares donde se disputa la riqueza, las ganancias del patrón, en el 80% no hay delegados, son datos oficiales del Ministerio de Trabajo, o sea verdaderamente donde tiene que haber representación directa ahí se ve que no hay libertad sindical”.

El sindicalismo en el Estado

En la entrevista con La Retaguardia, Peidro hizo referencia a que el unicato sindical se da más que nada en el ámbito privado, mientras que en el Estado sí existe cierta pluralidad gremial, aunque no siempre puede ejercerse. Un caso emblemático en este sentido es el de la Ciudad de Buenos Aires. Para los trabajadores del ámbito público porteño es muy difícil tomar la determinación de afiliarse a ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), ya que el otro gremio, SUTECBA (Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires), los presiona a través del mismo gobierno de la ciudad: “independientemente de la pluralidad sindical que hay en el Estado –reflexionó Peidro–, los patrones, en este caso el gobierno de la ciudad, juegan fuertemente para la afiliación a un solo sindicato. Hay que crear las condiciones suficientes para garantizar verdaderamente la autonomía del trabajador para afiliarse al sindicato que disponga. En la ciudad tenemos ejemplos claros últimamente, como lo sucedido en el programa BAP (Buenos Aires Presente, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad), donde ni siquiera se deja entrar a los delegados que fueron reinstalados por la justicia. Ahí hay una mezcla, donde se supone que hay libertad sindical, pero los trabajadores no pueden verdaderamente elegir frente al patrón tan poderoso, ahí tienen que ejercerse los mecanismos tanto administrativos como de la justicia que tendrían que actuar rápidamente. Pero cuando está tan comprometido el poder político con el sindicato burocrático se crea una situación de absoluta dependencia uno del otro, entonces hay un acuerdo muy fuerte para que no haya afiliación de los trabajadores al sindicato que quieran”.

Frávega, delegados ni en cuotas

Así como esta situación se da particularmente en el ámbito público, en el privado, donde no hay pluralidad sindical, cuando los trabajadores consiguen conformar nuevos sindicatos, éstos no son reconocidos, ni se les da la personería, mientras que los empleados involucrados son despedidos, a excepción de los últimos fallos de la Corte Suprema que han favorecido a la organización de los trabajadores. En este sentido, Peidro enumeró los pasos que se deberían seguir: “hay que tratar de crear una legislación donde primero haya pluralidad sindical en la actividad privada y que cada trabajador pueda afiliarse al sindicato que quiera, con la afiliación como un derecho irrenunciable, como lo planteo yo, esa es mi visión, hay derechos a los que vos no podés renunciar, por ejemplo no podés entrar a un trabajo en la actividad privada y firmar que renuncias a las ocho horas de trabajo, al aguinaldo o al salario, por más que un patrón te lo haga firmar la justicia no te lo acepta porque hay derechos que son irrenunciables, del mismo modo en esa relación con el poderoso, la afiliación gremial debería ser un derecho irrenunciable, es decir libertad para afiliarte al que quieras pero que sea ‘obligatorio’ porque si no el patrón en la privada hace que no te afilies, y en el Estado habría que crear las condiciones necesarias para que éste no actúe junto con las patotas y la burocracia sindical en esa combinación que es opresiva para los trabajadores, y directamente te expulsa del mercado laboral y en esta época, donde están las listas negras, donde por internet te enterás de todo, si te echan por una actividad sindical prácticamente sos un muerto civil, a lo mejor por otra causa no, pero por una actividad sindical es muy difícil que entre las patronales te vuelvan a tomar”.
En la nota publicada en ACTA, Peidro mencionó el ejemplo de un trabajador de Frávega que fue al sindicato a denunciar que la patronal no los dejaba afiliarse y a él en particular ser delegado, pero en la hora siguiente de salir del sindicato ya se había enviado el telegrama con su despido y no pudo volver a entrar a la empresa: “es un ejemplo, pero hay infinitos. Existe una práctica que a veces cuesta entenderla: las burocracias sindicales y el sindicalismo empresario hace mucho tiempo que desataron su destino. Es decir, se presenta un sindicato en una empresa y le dice ‘vos pagame por todos estos trabajadores, como si estuvieran afiliados, pero que no se afilie ninguno’, de esta manera la burocracia se garantiza que no haya oposición y la patronal se garantiza que no haya díscolos adentro, y con un teléfono abierto entre ellos para que si surge alguien que quiera afiliarse y va al sindicato enseguida lo denuncien a la patronal para que lo despidan, y es así de crudo, no estoy exagerando en nada porque el ejemplo de Frávega fue tal cual y es un ejemplo concreto”.
En referencia a este caso puntual, Peidró agregó que cuando el trabajador despedido se acercó a la CTA a plantear lo sucedido el hecho estaba consumado: “no era un sindicato que perteneciera a nuestra central, de todas maneras se hizo una presentación, en primera instancia se lo reincorporó, en segunda instancia el fallo de una cámara muy patronal fue en contra, y eso está apelado. Hay despidos discriminatorios en todos lados, donde por ejemplo se deja vencer el mandato a delegados combativos, no se convoca a elecciones, pierden la tutela, se los despide y después se convoca a elecciones. Hemos avanzado en el sentido que hubo fallos de la Corte últimamente donde garantizan libertad sindical, de acuerdo a algunos fallos podemos plantear ante la justicia el despido discriminatorio, aquel que se supone que fue despedido aunque no tenga un cargo gremial por su intento de participación gremial o de formar un nuevo sindicato, pero no está garantizado por la legislación, son fallos de la Corte donde tenés en cada caso que recurrir a la justicia”.

De autonomía y poleas de transmisión

Otra de las banderas de la CTA se refiere a la autonomía de la central respecto de los gobiernos. Un mandato que generó su actual división, entre la CTA “oficialista” liderada por Hugo Yaski y la CTA “opositora” de Pablo Micheli. Peidro es el secretario adjunto de esta última y al ser consultado acerca de qué ocurriría si el gobierno fuera uno más cercano a sus ideas y luchas, respondió: “una cosa es en qué partido puede militar uno particularmente, y no creo que tengamos que ser neutrales frente a los grandes temas, ya que no podemos dedicarnos solamente a las reivindicaciones, sino que tenemos que tener opinión sobre los temas. Pero lo que no puede hacer un sindicato, ni una central es ser polea de transmisión de las políticas gubernamentales, porque para eso sos funcionario del propio gobierno. Un trabajador tiene que defender los intereses de la clase trabajadora, e inclusive ser autónomo de aquel que creas tu propio gobierno, aquel que vos consideres que va a gobernar a favor de la clase trabajadora. No es que tenés que llevar vos las políticas de los gobiernos hacia el interior de la clase, sino los intereses de la clase hacia los gobiernos. En ese sentido, creemos que independientemente de que alguien puede considerar que el que está en el gobierno es propio, el valor de la autonomía para nosotros es clave. La autonomía no es neutralidad porque la clase trabajadora tiene opinión sobre los temas, pero no puede funcionar como un ministerio más de un gobierno”.
Muchas veces los sindicatos, sobre todo los que integran la Confederación General del Trabajo (CGT), se relacionan a grandes edificios, quintas o lugares de recreación: “no los descartamos, al contrario, los tenemos y estamos orgullosos –dijo al respecto Peidro de la CTA–, pero eso no representa a un sindicato, sino la defensa de intereses de los trabajadores y para avanzar en la defensa de los trabajadores tiene que haber fundamentalmente democracia y libertad sindical, y estamos tratando de crear los caminos para ello”.

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