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Vecinos de Martín Coronado movilizados en defensa de El Campito

Escrito por el enero 25, 2014


Un árbol de 200 años que
ya no es tal

(Por La Retaguardia) La municipalidad de Tres de Febrero comenzó a construir un túnel para aliviar el tránsito de vehículos que circulan por la Avenida Presidente Perón, que pasa por la Estación Martín Coronado del ex Ferrocarril Urquiza. Sin embargo, en lugar de hacerlo por debajo de la Avenida, lo realizan a través de un predio público en el que los vecinos llevan adelante distintas actividades. Además, la salida del túnel está prevista a pocos metros de una escuela.

“En Martín Coronado tenemos la proximidad de la fábrica de Peugeot-Citröen y una gran cantidad de camiones y vehículos circulan permanentemente por la Avenida Presidente Perón que pasa por la barrera de la Estación Martín Coronado, lo que genera un tránsito bastante denso y pesado que hace bastante dificultoso el cruce de calle,. Además hay un pequeño centro comercial, y está el acceso a la Estación, que después de Lacroze y Lemos es la de mayor cantidad de pasajeros. Desde hace mucho tiempo hay un proyecto para hacer un túnel que agilice el tránsito. Esa iniciativa finalmente no se llevó a cabo, obviamente porque la Municipalidad nunca la hizo. Pero ahora presentaron otro proyecto de túnel que ya no pasa por debajo de la barrera, sino que atraviesa todo un campo, al que los chicos de la zona denominan ‘El Campito’, que es un espacio recuperado de unas casas y locales que habían quedado abandonadas cuando se privatizó el ferrocarril y que la gente utiliza muchísimo”, explicó en diálogo con La Retaguardia el presidente de la Sociedad de Fomento de Martín Coronado, Jorge Salamida.
Cuando comenzaron las obras para la construcción de este túnel se tiró abajo un eucalipto bicentenario (el de la foto que ilustra esta nota), hecho que desató finalmente el conflicto con los vecinos: “la gente más o menos sabía que iban a hacer un túnel, pero todos pensaban que iba a pasar por debajo de la barrera, cosa que no ocurrió, ya que entra en diagonal al campito y desemboca en el otro lado a treinta metros de una escuela primaria, que es otro conflicto que genera este proyecto”, detalló Salamida.
Quienes se movilizaron en una primera instancia fueron los jóvenes que realizan distintas actividades en El Campito, como jugar al futbol, correr, meditar, o ensayar con sus bandas musicales o grupos de teatro. Allí se acercan vecinos no solo de Coronado sino también de Villa Bosh, Pablo Podestá, Caseros, entre otras localidades, para juntarse con amigos, familiares, tomar mate, sol, leer, escribir, descansar.
“Se convocó a los vecinos, que se empezaron a acercar porque los chicos primero intentaron rodear el árbol para evitar que lo cortaran. Se movilizaron y así nos fuimos acercando al reclamo e interiorizándonos sobre este proyecto y pedimos una audiencia en la municipalidad”, señaló Salamida, quien en las últimas elecciones fue candidato a intendente de Tres de Febrero por el partido Nuevo Encuentro. Tal como viene ocurriendo hace años, en los comicios resultó reelecto Hugo Curto, que responde también al Frente para la Victoria y está más relacionado al PJ bonaerense más tradicional, en el peor sentido del tradicionalismo.
El grupo de vecinos que se acercó a la municipalidad no fue recibido por el intendente, ya que no estaba, sino por el secretario de Gobierno al que se le consultó si se habían respetado los requisitos planteados por el Banco Mundial, la entidad que financia éste y otros tres túneles previstos: “nos dijeron que sí, que se había cubierto el tema del impacto ambiental, se había llamado a licitación y audiencia pública. Se comprometieron a darnos el resultado del análisis de impacto ambiental, pero hasta ahora han pasado dos semanas y no lo han presentado. Dicen que hicieron la audiencia pública, pero ningún representante de las instituciones del barrio, yo como presidente de la Sociedad de Fomento, un chico de (la Asociación Cultural) Arte y Vida, y otros, habíamos sido convocados para esta supuesta audiencia pública. En cambio, había instituciones que no son de la zona, que no sabemos cuáles son, que sí habían avalado ese proyecto. Así que ya desde el vamos había cosas totalmente ilegales”, especificó Salamida.
A las protestas se sumaron también padres, docentes y estudiantes de las escuelas que funcionan a metros del predio, ya que a medida que pasaban los días los vecinos conocían las implicancias que tenía la construcción de este túnel en la zona. “Por ejemplo, una de las calles de acceso al túnel no está preparada para tránsito pesado –enumeró Salamida–, pero el más grave de todos es la Escuela 21, que tiene más de cien años; yo he estudiado en el secundario que funciona en el mismo edificio, está construido en tierra muy blanda, no sé el término técnico preciso, pero hay que apuntalar las paredes. Entonces cuando vemos en la traza del túnel que éste desemboca a treinta, cuarenta metros, preguntamos a los funcionarios si habían evaluado el impacto en esa escuela. La respuesta de un ingeniero fue: ‘mmmmm’. Cuando le planteamos que además caminan chicos por esas calles que van y vienen a la escuela, contestaron ‘bueno, ponemos un semáforo’. En la siguiente reunión insisto con el tema, porque además habíamos hablado con la directora de la secundaria que nos había dicho que el edificio ya estaba resquebrajado. Cuando preguntamos a los funcionarios qué iban a hacer, nos respondieron: ‘no es nuestro problema porque no es una escuela municipal’. La verdad que te desconcierta porque uno espera una respuesta más razonable, no esa. Seguimos hablando sobre el tema y nos dijeron que si ese colegio estaba construido así que lo tiraran abajo para hacerlo en otro lado”.
Mientras las reuniones se sucedían y los vecinos continuaban defendiendo El Campito, se presentó una medida cautelar en la que en primera instancia se prohíbe seguir cortando árboles. Es decir, pueden seguir trabajando pero de manera más acotada ya que deben evitar tocar o dañar los arboles.
De todos modos, las protestas y pequeños logros de los vecinos no cayeron bien a los interesados en que el túnel se construya tal como pretende el municipio. El martes 14 de enero se realizó una gran asamblea donde se informó a los vecinos todo lo que había sucedido hasta el momento; esa misma noche un grupo de chicos que acampaba desde hacía unos días en el predio decidió retirarse porque no se sentían seguros: “cuando estaban levantando la carpa se acercó un muchacho a avisarles que había entre veinte y veinticinco personas con intenciones de sacarlos de prepo de ahí y que, supuestamente, estaban armados. Los chicos estaban terminando de levantar las cosas cuando llegó esta gente que les dice: ‘los vamos a reventar, váyanse de acá’… los miraron, se dieron media vuelta y se fueron. No pasó a mayores, pero porque los chicos ya estaban decididos a irse. Si se quedaban seguramente hubieran cumplido con la amenaza de cagarlos a trompadas. Al otro día fue la policía a desalojar, un par de chicos y una mujer se subieron arriba de un árbol. Se llevaron detenidos a un chico, una chica, y una señora. El mismo patrullero que los llevó, los volvió a traer a la media hora, así que fue más que nada una intimidación, una más”, relató Salamida a La Retaguardia.
El jueves 16 de enero, la misma persona que le había avisado a los jóvenes que se encontraban en el predio que había una patota, se acercó para decirles que un funcionario de nombre Alejandro quería entrevistarse con ellos para dialogar y ver juntos que lo que ellos estaban haciendo era lo correcto. Así describió Salamida lo sucedido: “le dan el teléfono de este tal Alejandro para que uno de los chicos llame; lo hace y atienden en Obras Públicas, habla con Alejandro y quedan para una reunión al lunes siguiente, en la que supuestamente iban a presentar toda la documentación que aclaraba que lo que había hecho la municipalidad estaba bien. En asamblea se decidió ir y fuimos diez personas que entramos al municipio, más otras quince o veinte que se quedaron afuera. Cuando llegamos nos acomodan, y nos dicen que nos escuchan, entonces nosotros les decimos que nosotros somos los que tenemos que escuchar porque un tal Alejandro nos había invitado, entonces nos dicen que ahí no había ningún Alejandro. Ya que estábamos ahí aprovechamos la oportunidad para decir un montón de cosas que teníamos pendientes. Ahí es donde surgió el comentario de que la escuela no interesaba porque no era del municipio. Finalmente, el subsecretario de Obras Públicas reconoció que fue un error no haber llamado a audiencia pública, pero el hecho ya está consumado. Como nosotros hicimos un recurso de amparo, había un abogado que estaba trabajando para responder esa cautelar. Debían hacerlo en 24 horas pero no lo hicieron porque decían que no tenían la documentación porque el secretario de Obras Públicas estaba de vacaciones”.
Las respuestas y excusas de los funcionaron demuestran que no pensaron en la posibilidad de que los vecinos salieran a defender este espacio público de la zona: “ellos no evaluaron que se iba a presentar una cautelar, y hoy se iba a presentar otra (por el miércoles 22), y mañana otra (por el jueves), por distintos caminos. Son para que paren la obra definitivamente. Incluso se les requiere que vuelvan todo a cero, cosa que sabemos que no van a hacer, pero por lo menos parar la obra para poder seguir movilizando a la gente, superar este momento en el que hay mucha gente de vacaciones, lo mismo las instituciones, y es medio difícil tomar determinaciones. Pero la gente está participando, en la asamblea que hicimos en Comaco (Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Martín Coronado) éramos 150 personas y la verdad que pudimos hablar tranquilamente sin mayores dificultades. Mientras tanto desde el municipio van a tratar de ensuciar a los chicos, a mí o a cualquiera que lleve la voz cantante en todo esto”, manifestó Jorge Salamida.
Así actúa el poder cuando se encuentra con personas que se resisten a consentir sus caprichos y negocios, sobre todo si repercuten negativamente en la zona. Esto es lo que ocurre con el túnel que la Municipalidad de Tres de Febrero pretende construir en Martín Coronado destruyendo un espacio público de los vecinos y poniendo en riesgo a escuelas de la zona y a quienes trabajan y estudian en ellas.
Los vecinos parecen estar dispuestos a organizarse ante un intendente que se cree eterno, y que tiene sus razones para creerlo, ya que está en el cargo desde 1991… 23 años… ni más ni menos. Quizá sea la hora para que se Curta.

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