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Verdú y Schulman, dos miradas acerca de la marcha del 24 de marzo

Escrito por el febrero 19, 2016


En la última emisión de Sueños Posibles, el programa que conduce Alfredo Grande junto a Irene Antinori, estuvo invitado José Schulman, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Durante la columna habitual de la referente de CORREPI, María del Carmen Verdú, intercambiaron opiniones acerca de cómo debería ser la (o las) marcha (s) para el 40° aniversario del golpe genocida, el 24 de marzo. Las diferencias que hacen imposible hasta aquí que haya una sola movilización. (Por La Retaguardia)

La marcha del 24

“Este no es un año cualquiera: se cumplen 40 años del 24 de marzo y 20 de la existencia del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, que es el espacio que viene convocando la marcha del 24 desde 1996. También es el año en el cual, en septiembre, vamos a recordar los 10 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López”, recordó Verdú, y mencionó otros aniversarios relevantes: “En abril se cumplen 25 años de la lucha organizada y visible contra la represión estatal con el aniversario de la detención y muerte de Walter Bulacio. En diciembre serán los 15 años del 19 y 20. Más vinculado a mi organización, se cumplirán los 20 años de la primera presentación del Archivo anual (de CORREPI), y en mayo del año que viene se cumplirán 30 años de la masacre de Budge, la primera oportunidad en la que todo un barrio se organizó denunciar un caso de gatillo fácil”. Para la abogada, este es un año que será punto de inflexión en la infinidad de luchas que se llevan adelante. Verdú realizó un repaso por la situación de coyuntura: “Venimos diciendo hace meses, incluso antes del recambio de gobierno, que es una etapa con mayor ajuste, represión y una explícita política estatal de represalia y persecución a los trabajadores. Sigue habiendo ruido con la posibilidad que parece ya confirmada de la formación de un protocolo antipiquete como el que Cristina Fernández de Kirchner pidió a la oposición hace unos años y no pudo llevar adelante por la repulsa pública pero que el macrismo estaría en condiciones de poner de manifiesto”, advirtió y citó algunas de las amenazas que darían lugar a esta medida: ‘No vamos a permitir que se corten las calles’, ‘vamos a disolver todos los piquetes’. “Situaciones concretas como la que discutíamos hace quince o veinte días de causas por sedición, o por instigación a cometer delitos porque uno se moviliza o hace un acampe. Todo ese escenario impone que hagamos todos los esfuerzos posibles para poder estar el 24 de marzo en la calle en unidad de acción”, propuso. Para Verdú, sin embargo, resulta difícil poder concretar la idea “porque ya hay convocatorias de los organismos históricos sólo con la consigna de los 30.000 desaparecidos sin referencia alguna al presente en sintonía con una solicitada que ya apareció en algún diario porteño. De todas maneras, no tenemos que bajar los brazos y hacer el esfuerzo por una movilización no necesariamente unitaria pero sí en unidad de acción para plantarnos frente a lo más grueso y concreto de la política represiva que estamos padeciendo todos”.

El duro camino de intentar unir

En este punto de reflexión intervino José Schulman para aportar su posición: “Las fuerzas represivas tienen una capacidad de interpretar el sentir del poder, el cambio en la correlación de fuerzas muy particular. Por eso estoy totalmente de acuerdo con la idea de que no hay que esperar que detrás de cada hecho represivo haya una orden por escrito sino que lo que se ha configurado en el último año en la provincia de Buenos Aires con la emergencia en seguridad que decretó Scioli y con la transformación de esa medida en emergencia nacional, es un mensaje que los policías y las patotas interpretan correctamente”, introdujo. Para Schulman, las Fuerzas tienen más espacio para atacar y reprimir y “por eso, lo que se necesita es, efectivamente, que lo que prime sea una idea de unidad de acción y de tratar de establecer un vasto campo de fuerzas que estén en puntos muy concretos dispuestas a actuar”. El militante consideró que el gobierno de Kirchner produjo una división en el movimiento popular: “No se va a superar por arte de magia, apelaciones morales o con buenas intenciones. Hay que construir un camino de retomar espacios de diálogo y la búsqueda de acuerdos comunes y de alguna manera se está transitando con la lucha por la libertad de Milagro Sala, por suerte. Uno podría decir que la aparición de Macri pone en tensión la mirada que hay sobra la democracia”, reflexionó. Schulman citó un texto de (Horacio) Verbitsky, titular del CELS, en el que analizaba a la marcha del 18 de febrero por el fiscal Nisman como un gran avance de la derecha argentina que parecía una derecha civilizada y aportó: “Hay quienes piensan que es bueno que haya ganado la derecha por la vía electoral. Hay quienes no tienen una mirada formal y, profundizando, leen a Macri como el heredero de Videla, de Martínez de Hoz”.
En este punto, Verdú quiso señalar: “También es el heredero de los Kirchner, recordemos ese detalle. Y consideremos que hay diferencias que no se produjeron durante el último gobierno sino muchísimo antes”. La abogada retrotrajo las diferencias entre organismos de derechos humanos a tiempos anteriores al 2003: “En 1999 no eran presidentes Néstor y Cristina, sí era Jefe de Gobierno el representante de lo que después sería la Alianza de la UCR y el FrePaSo, y entonces se manifestaron las profundas diferencias que ya existían en el movimiento de derechos humanos entre quienes se la pasaron brindando funcionarios desde el gobierno de Alfonsín en adelante, particularmente en el gobierno de Menem con la secretaría de Derechos Humanos del indulto, donde hubo funcionarios provistos por integrantes de algunos organismos y luego, de manera mucho más visible, durante el gobierno de la Alianza”. Verdú estableció un paralelismo entre aquellos años y los argumentos que esgrimían los organismos al decidir formar parte del gobierno de los Kirchner: “Se nos decía lo mismo que después ocurriría de manera amplificada, ‘es un gobierno donde hay compañeros con los que podemos obtener algún tipo de reconocimiento o sentarnos a negociar’. Yo recuerdo perfectamente aquellos años en los que, como señala Cachito Fukman de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, había organismos de primera y de segunda según la fecha en que habían surgido”. Los ex detenidos desaparecidos se organizaron, claro, luego de obtener la libertad. Las organizaciones antirrepresivas como Correpi son posteriores a la dictadura, y nacen de hecho con la masacre de Budge o el asesinato, la tortura y muerte de Walter Bulacio.
“Todas esas diferencias son reales, no podemos hacer como el avestruz, meter la cabeza en el agujero y hacer de cuenta que no existen. Por eso, lo que a mí me parece importante es tratar de encontrar la manera de que no se repitan situaciones como las que hemos vivido en estos años pasados donde de manera increíble hemos tenido que entrar los integrantes del Encuentro Memoria Verdad y Justicia a una Plaza de Mayo tomada por las organizaciones kirchneristas a fuerza del empuje de la seguridad donde, por ejemplo, en el 2006, se nos apedreó en el escenario para interrumpir a la compañera que leía el documento porque se estaba hablando de los avances represivos del gobierno”, denunció y agregó: “Se quieren borrar consignas históricas de la marcha a esta altura del partido como la denuncia de las leyes antiterroristas sancionadas entre 2003 y 2015, como la denuncia de la militarización de los barrios, del incumplimiento de la condena al Estado argentino en la causa Bulacio”.
Schulman volvió a tomar la palabra para concluir su intervención y consideró: “La memoria quiere decir que, en 1996, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia abarcó el conjunto del espacio del movimiento de derechos humanos con toda su diferencia y el conjunto del movimiento popular”. El militante de La Liga destacó que ese carácter unificador fue la fuerza de esa coordinación y clarificó su posición: “Unir lo que está de acuerdo no es muy difícil, el desafío es unir lo diverso, lo que tiene diferentes opiniones y creo que no hay una cuestión teórica sino ética. Para enfrentar a semejante enemigo, lo que se necesita es una movilización con gestos de unidad el 24 de marzo porque nadie es el de dueño ni de los desaparecidos ni de los muertos, como nadie es el dueño de ninguna lucha”.
A ese posicionamiento, Verdú respondió: “También tenemos que seguir luchando por la derogación de las leyes antiterroristas y es difícil encontrar (en los organismos fuera del EMVJ) mucho más que un simple gesto”.

Dos miradas disímiles, la de Verdú y Schulman, que se cruzaron con la finalidad de encontrar puntos en común, no exentos de chispazos durante el diálogo. Así de difícil está la búsqueda de unidad de acción.

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Opiniones
  1. jormisol   /   febrero 20, 2016, (1:02 am)

    Cuando los DDHH actúan con el posicionamiento politico partidario,terminamos defendiendo cosas indefendibles,negamos lo evidente y afirmamos aberraciones.Los desaparecidos del Proceso y los torturados,asesinados y/o desaparecidos en la democracia inperfecta,cretina que tenemos,tienen una sola calificación y no podemos concluir que son dos luchas distintas,ya que es la misma clase social la que impulsa la defensa de los privilegios,es el mismo aparato y es el mismo brazo armado que aplica la represión.Ayer fueron borceguies y botines.Hoy son botines.Cambiaron algunos actores, que fungen de apaga fuegos. Pero el fondo no cambia.Ante el fascismo,que tomó la punta, la única salida que tiene el campo popular,es la unidad en la mayor diversidad, sin por ello,examinar al posicionbamiento politico partidario como enemigo de la defensa irrestricta de los Derechos Humanos,en su integralidad.

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