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Tras los últimos pasos de Jorge Julio López antes de desaparecer

Escrito por el septiembre 12, 2016


Los abogados Aníbal Hnatiuk y Guadalupe Godoy, dieron indicios de cuáles son las principales teorías acerca de qué pasó con el testigo contra el genocida Miguel Etchecolatz. Fue en el programa Oral y Público, que se emite por Radio La Retaguardia, a partir de entrevistas realizadas por Paulo Giacobbe. Los prácticamente nulos avances en la investigación y las pistas que remiten a la Policía Bonaerense. Esta nota es parte de una serie a 10 años de la desaparición de López, que contará con otras entrevistas en este portal y un programa especial que emitirá Radio La Retaguardia esta semana. (Por La Retaguardia)

Foto: Las manos de López (captura de video de Últimas imágenes)

Aníbal Hnatiuk es el abogado de la causa por la segunda desaparición de Jorge Julio López, ocurrida el 18 de septiembre de 2006, una causa que –según sus propias palabras– a pesar de tener muchas líneas de investigación abiertas, se encuentra semi-paralizada: “en esas líneas (de investigación) incluyo por ejemplo una llamada al 911 diciendo que López está en tal o cual lugar, eso es una pista. Muchas de esas líneas de investigación así como se abrieron se cerraron, pero de todas maneras hay un montón de pistas que tienen que ver con lo que nosotros creemos que hay que darle importancia que son las que tienen que ver con algún grupo de represores, personas cercanas a represores, ya sea que estén presos por una causa de lesa humanidad o libres, y son las personas que para nosotros había que investigar. Todas esas pistas se empezaron muy tarde, no quiere decir que no haya habido ninguna pista en ese sentido, las hubo y son unas cuantas las que se abrieron pero todas se empezaron muy tarde. Hay que tener en cuenta que en un delito como este, un secuestro, una desaparición forzada de persona, son importantes las primeras horas, los primeros días, las primeras semanas y después con el tiempo aparentemente va decayendo la posibilidad de encontrar la verdad. Justamente fue durante esas primeras horas y días donde no se investigó nada a estos represores o nada fuertemente, en serio, en profundidad, y con el tiempo a partir de una actividad probatoria de pedido de pruebas hecho por nosotros, por Guadalupe Godoy y algunos compañeros que han aportado en esto, se iniciaron varias líneas de investigación que tenían todas que ver con represores que centralmente tuvieran algo que ver con los centros clandestinos de detención en los que estuvo López desaparecido en 1976, o en el circuito represivo de La Plata que estuvo centralmente a cargo de la Policía Bonaerense, más allá de que también actuó el Ejército y otras fuerzas”.
En la charla con Giacobbe, Hnatiuk remarcó la idea de que tras aquel 18 de septiembre de 2006 pasaron varios meses hasta que se empezó a investigar fuertemente: “se recabaron datos sobre las personas que López nombró en su testimonio, eso se hizo relativamente a los pocos meses, al poco tiempo de su desaparición, pero eso es un inicio de entender que se podía investigar algo por ahí, lo que no quiere decir que se haya investigado a esas personas. Es muy difícil establecer a partir de cuándo pero podría decir que por lo menos se tardó 6 meses en buscar fuertemente sobre los grupos de represores que se podían estar juntando. Medio año en cuanto a producirse pruebas de envergadura, de contenido de mediana calidad en cuanto a búsqueda concreta, no de que una persona llamó y dijo que los que lo tienen preso son los policías de la comisaría quinta; que haya una tarea investigativa de la justicia y las fuerzas de seguridad fuerte por lo menos (pasaron) 6 meses”.

La maldita bonaerense

Guadalupe Godoy era la abogada de López al momento de su desaparición, día en que además la letrada debía alegar en el juicio contra Etchecolatz. En diálogo con Paulo Giacobbe para La Retaguardia, Godoy recordó una reunión mantenida junto a integrantes de organismos de derechos humanos con el por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, su ministro de Seguridad León Arslanian, y su secretario de Derechos Humanos, Edgardo Binstock: “(Fue) a los 5 días de la desaparición de López después de la primera marcha que hicimos bajo la lluvia en La Plata, todo ese primer año de marchas por López estuvo signado por la lluvia. Adriana Calvo (de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos) no preguntó sino que afirmó: ‘Solá, fue la Bonaerense’, y Solá dijo que sí. No había que usar mucho la imaginación tampoco, en ese momento Solá y Arslanian estaban encarando el enésimo intento de reforma de la policía de la provincia, había una resistencia muy fuerte, que era palpable, clara, había habido hechos y hubo hechos posteriores que marcaban ese enfrentamiento con la Bonaerense, quien vive en este ciudad (La Plata) después de un tiempo ya sabe cuáles son los gestos y un tiempito antes habían robado el kiosco de la Gobernación, esas pequeñas cosas donde la Bonaerense indica su malestar, y para nosotros, y creo que al principio Solá no tenía inconveniente en reconocerlo, desde el primer momento la desaparición de López se enmarcaba en ese conflicto y seguramente con sectores interesados en detener la continuidad de los juicios. Creo que después hubo situaciones a nivel nacional que hicieron cambiar esa afirmación y ese discurso inicial, y eso se nota más cuando uno ve el contraste en diciembre cuando fue el secuestro de (Luis) Gerez (albañil secuestrado durante 48 horas en diciembre de 2006, el gobierno señaló por entonces al ex subcomisario y represor Luis Patti como responsable del hecho), ahí se ve cómo sale Néstor Kirchner y afirma que pase lo que pase la política de los juicios va a continuar y demás y hace pensar que ahí hubo una autocrítica de cómo se había tomado la desaparición de López, o bien que por algún motivo en ese momento retrocedieron en aceptar que estábamos ante una desaparición con las características propias de las desapariciones en un contexto político”.

Los últimos pasos de López

Por su parte, Aníbal Hnatiuk relató el recorrido que López realizó aquella mañana de setiembre en que fue visto por última vez. Un recorrido que se pudo reconstruir a partir de la investigación llevada adelante por los propios abogados del testigo y organismos de derechos humanos. Aquí aparece nuevamente la intervención de la Policía Bonaerense: “nosotros tenemos como cierto desde el punto de vista probatorio y de nuestras convicciones que López estuvo en la zona del barrio ese día a las 9, 9.30 de la mañana hasta las 10. Certeza que se obtiene de los testimonios de los vecinos y digo que tenemos como cierto porque podríamos dudar de eso porque la familia no lo ve. La última vez que la familia lo ve es cerca de la medianoche del día anterior, sin embargo hay varios testimonios de vecinos que dicen que lo vieron y para nosotros son indubitables en el sentido de que ninguno de ellos tiene una razón para mentir. Encima fue un lunes a las 9 de la mañana, un horario en que la gente salió a trabajar entonces recordaban perfectamente a qué hora habían ido a tomar el micro, incluso que llegaron a hablar con él, personas que lo conocían de antes y que se produjo un diálogo entre ellos. La última persona que lo ve, Tomás Ponce, un ex policía, dice que lo ve en la puerta entre Edelap (compañía de servicios de electricidad de La Plata) y la verdulería. Sencillamente fui a la puerta entre Edelap y la verdulería y vi que hay un domicilio, al que cruzamos con los datos que teníamos y era de una persona que se llama Susana Gopar, que también era miembro de la Policía Bonaerense y que además, y ese fue el hallazgo más fuerte, estaba en la agenda de Etchecolatz. O sea que cruzamos todos esos datos nosotros porque como denunciamos varias veces a esa altura nadie en el ámbito jurisdiccional había leído la causa por completo, solamente nosotros hacíamos cruce de datos y demás, no había un interés de hacer este entrecruzamiento. Hubo un entrecruzamiento de todos en cuanto a la información que teníamos, en cuanto a que había un lugar físico, que es ese lugar, hay que fijarse en una agenda telefónica, en una base de datos para ver quién vive ahí, hay que fijarse muchas cosas y eso lo fuimos construyendo, por más que lo hayamos descubierto en un día, tuvo que ver con una tarea que la justicia no estaba haciendo. Fuimos bastante críticos siempre sobre el rol de las fuerzas de seguridad, de la policía, de no haber descubierto eso en su momento porque esa información estaba en manos de ellos antes que de nosotros. Nosotros pedimos un allanamiento de esa casa, no se nos dio; se hicieron algunos pedidos que tuvieron que ver con cruces telefónicos, escuchas y otro tipo de análisis electrónicos que no dieron ningún resultado, pero es lógico porque había pasado mucho tiempo, nadie va a andar diciendo cosas que no corresponde, nosotros consideramos que habría que haber hecho una investigación re contra a fondo sobre eso y no se hizo por decisión jurisdiccional. Está claro que esa es una de las pistas que se empezó pero luego quedó ahí a pesar de reiterados pedidos nuestros y la desesperación nuestra también, porque hay veces que se te juegan un montón de cosas humanas. Y a veces no fue una cuestión de la justicia de uno u otro juez o fiscal, en general se actuó con todo a medias, y tampoco decimos que en ese caso el juez (Arnaldo) Corazza actuó con una intención de ocultar esto sino que había muchos temores; por ahí para hacer un allanamiento tonto de una llamada al 911 que no da ningún dato de la realidad, que coincida con otras cosas que están en la causa, se hacía, pero cuando había algo concreto había un montón de recaudos que llevaron a esta situación de semi-parálisis en la que estamos hoy”.

La logística para desaparecerlo

Hnatiuk indicó que se pueden tener algunas presunciones: “Nosotros presumimos que fue un grupo de poca gente y que tuvo la capacidad de mantener un secreto. Es una de las características también el pacto de silencio por el cual ningún represor dice dónde están los chicos apropiados. Es parte de su modus operandi, así como también la desaparición del cuerpo. En algún momento hablamos con los policías bonaerenses que llevaban adelante el entrecruzamiento de llamados y ellos decían ‘qué raro que no lo agarran, lo matan y lo dejan tirado por ahí’ y yo pensaba que esos policías están marcados por otro tipo de señal mafiosa. En cambio, en el caso de la dictadura, su señal, su marca, su sello era la desaparición forzada de personas, dejar a todo el mundo con la incertidumbre y la angustia. Un doble crimen. Ese pacto de silencio que digo se puede mantener con pocas personas. Además es gente que en algún punto conocía los movimientos de López. Posiblemente haya habido una persona cercana a él. No un amigo, sino alguien que conocía, que quizás habría conocido el día anterior, la semana anterior, porque le generaron algún tipo de señuelo. Sospecho que no iba caminando por la calle y le tiraron de los pelos de una. Eso no pasó a nuestro entender y la prueba es que él sale de la casa entre el día anterior y las ocho de la mañana, no sale con la ropa del juicio, no va al juicio, sale a algo. Ese a algo puede tener que ver con algún tipo de anzuelo que le tendieron, una trampa que no se pudo haber organizado en el momento sino que tiene que haber sido hecha en base a una persona que haya entablado contacto antes. Es decir que habría salido engañado pero por su propia voluntad. Él dejó la llave abajo del cantero para luego volver y abrir la puerta, no tenía la costumbre de llevarse las llaves, solía tirarlas por atrás de la ventana pero la dejó en el cantero seguramente porque pensaba que a su vuelta no iba a haber nadie despierto. Algunos pensaron que era una señal mafiosa y que la llave la dejaron después. Yo creo que no, que la dejó con la intención de volver antes de que hubiera alguien despierto, y por eso pienso que salió bastante antes de las ocho de la mañana”, intentó reconstruir.
Acerca del hallazgo de las llaves de López, el abogado señaló: “Es raro pensar que alguien dejó la llave para dejar una señal, estaba la familia alerta, hubiera sido un riesgo muy alto. No se buscó, era abajo de una planta, justamente López la escondió ahí para que nadie la encuentre, sería lógico que a simple vista no se encontrara”, dijo sobre el hallazgo que ocurrió en noviembre de 2006, un par de meses después de la desaparición.
Consultado respecto de si López podría haber sido retenido y liberado antes de su secuestro definitivo, Hnatiuk esbozó otra teoría y dijo que “sí, una equis cantidad de tiempo y lo largan. Lo largan y él vuelve, pero no a la casa, se dirige directamente a la calle 66, quizás queriendo ir a tomar un micro, pensando que su sobrino ya había pasado a buscarlo. Llega a su casa luego de que el sobrino lo fue a buscar y no lo encontró, o en ese mismo momento. La gente lo ve cerca de las nueve y media y el sobrino fue a buscarlo a las nueve. Después lo secuestran. Incluso tenemos otra minipista posible, que es que fueran grupos de policía, los llamados “Sin gorra”, afectados por la purga que estaba haciendo Arslanián que buscaron de alguna manera desestabilizar al gobierno provincial o la reforma. Esa sería una posibilidad menor, lo único que quizás tendría algún tipo de asidero investigar más allá de represores que tengan que ver con atacar a los juicios. En ese momento había policías enfrentando la reforma que se llevaba adelante. Podría ser, lo dudamos muchísimo pero tampoco decimos que no se debe investigar”, dijo.

La causa

Sobre el estado actual del expediente, Hnatiuk se quejó: “La causa está en un estado de semiparálisis, no está paralizada porque la ley lo prohíbe. En el año 2011 se aprobó la ley sobre desaparición forzada de personas que impide el archivo de las causas, si no fuera por eso estaría archivada. No tiene ningún avance serio ni importante, no hemos recibido respuesta concreta a todos los pedidos que hemos hecho, ni sí ni no, ni blanco ni negro. Hemos solicitado análisis telefónicos, hacer renacer algunas pistas que nos interesan en particular. De las veinte que hay nos interesan dos, tres o cuatro y tenemos intenciones de que se profundice sobre esto, pero no…”.
A pesar de la inacción judicial, el reclamo de las organizaciones sociales y de derechos humanos se mantiene. El próximo domingo 18 de setiembre se cumplen 10 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López y habrá movilizaciones en varias ciudades argentinas, principalmente en La Plata y la Ciudad de Buenos Aires. Será bajo las consignas: “pasan los gobiernos, sigue la impunidad”, “cárcel común y efectiva a Etchecolatz”, “no a las domiciliarias, ni a las absoluciones a los genocidas”.

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