Javier Fagetti, hijo de Elsa Sosa: «El ADN del asesino está en las manos de mi vieja»
Por LR oficial en Derechos Humanos, Género y Diversidad, Justicia, Nacionales
Tras el asesinato de Elsa Marta Sosa de Fagetti y con las dudas acerca del móvil de su muerte, desde el programa radial La Retaguardia, con Fernando Tebele y María Eugenia Otero, dialogaron con Javier Fagetti, hijo de Elsa, quien cree que se trató de una violación seguida de muerte, aunque no descarta la hipótesis de lesa humanidad. También hizo referencia a un sueño que tuvo la hermana de Marta la noche del crimen: «mírenme las manos», le decía Marta a su hermana. (Por La Retaguardia)
Elsa Marta Sosa de Fagetti era testigo y querellante en la causa por el secuestro y posterior asesinato de su marido, Aldo Fagetti, que se está llevando a cabo en San Rafael, Mendoza. Javier Fagetti, su hijo, comenzó relatando en qué consiste la causa y el rol tanto de su madre como el suyo: “Mi vieja era testigo. Nosotros somos querellantes, los dos. Con la desaparición de mi viejo, hay una causa que se está llevando en San Rafael, Mendoza. Yo vivo en Mendoza. Mi vieja vivía en Córdoba. Es una causa que nos está costando mucho que llegue a su final. Tiene fecha de sentencia el 14 de junio. Era una de las cosas que más la movilizaban a ella. Una cuestión muy esperada por nosotros, porque íbamos a poder escuchar la sentencia a los asesinos de mi viejo y, sobretodo, a los que nos persiguieron durante toda la vida o por lo menos el tiempo que ella vivió en Mendoza. Es una megacausa, están todas las causas acumuladas. Es un juicio muy importante. Tenemos 27 genocidas en el banquillo. Realmente hay muchas pruebas y se ha demostrado la perpetua de casi todos. Estamos esperando la sentencia. Para mi va a ser muy difícil. Espero estar un poco entero para poder escuchar la sentencia a los genocidas que mataron a mi viejo. No tener a mi vieja por otro delito tan luchado y militado por mí como es la violencia de género. Entonces, es una mezcla increíble de sensaciones terribles. Espero estar entero” expresó Javier con dolor, pero convicción.
Elsa Sosa formaba parte del grupo de sobrevivientes, testigos y querellantes que sostienen esos juicios con su presencia constante y su dedicación plena. Fagetti describió la gran labor que su madre realizaba: “Mi vieja, a pesar de que estaba en Córdoba y el juicio es en San Rafael, pasó estos tres últimos años que nos ha llevado el juicio sin ir de vacaciones, haciendo todo lo posible para tratar de estar en las audiencias lo que más pudo. Sobre todo, en las audiencias más importantes que eran cuando había testimonio nuestro, testimonios de compañeros de militancia de la infancia de mis viejos, compañeros y amigos de la vida. Cuando ella tuvo que estar, el compromiso era increíble. Muchas veces yo no podía ir y ella me decía ‘yo voy’. Se quedaba todo el día ahí, sosteniendo el juicio, sosteniendo a los compañeros. Es muy importante estar en estos juicios, donde se les estaba dando a los represores la posibilidad de decirnos dónde está y la posibilidad de defenderse -ellos tienen la posibilidad de presentar pruebas si creen que por lo que se los está juzgando no corresponde- Se les ha dado todas las garantías. Nuestra presencia es muy importante, porque estamos esperando ansiosos que nos digan dónde están los cuerpos o cómo fue. Que no se lleven eso a la tumba. Mi vieja era una mina joven, de 62 años. No era una persona mayor que uno pensara que no iba a llegar a la sentencia como pueden ser las viejas, las madres y abuelas. Ella era muy joven y lamentablemente no llegó a la sentencia, pero me deja tranquilo que pudo escuchar la acusación que hizo la fiscalía en los alegatos: se demostró que por lo que se los estaba acusando a cada uno, y en la cara se lo decían, era porque había pruebas suficientes para pedir la perpetua. Cuando mi vieja escuchó eso, con la seriedad que lo hizo la fiscalía de Mendoza, se sintió muy feliz y muy tranquila. Era como que ahí el juicio ya había terminado. Quedó en paz” retrató Javier en diálogo con Fernando Tebele, por La Retaguardia.
“Yo milité en HIJOS Córdoba, después me fui a San Rafael y armé Hijos San Rafael. Tenemos otra visión también. Es muy importante la condena social. Laburamos todos los días para que los represores no solamente tengan el juicio sino también tengan el repudio de la sociedad y de todos los sectores para que no vuelvan a pasar las cosas que han pasado” sentenció, dando a conocer parte de su compromiso ideológico.
«Los fantasmas de la dictadura no son solo fantasmas»
Las grandes dudas que abordan el asesinato de Elsa Sosa de Fagetti están relacionadas al hecho de si se trató de un femicidio, es decir el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, o puede estar vinculado a su condición de querellante en el juicio de San Rafael, elevando entonces el crimen al territorio de lesa humanidad: “Es muy importante que se esclarezca rápido qué pasó. Los fantasmas de la dictadura no solamente son fantasmas. Nosotros lo vivimos a diario, como día a día los militares tratan de medir fuerzas. El 2×1 fue justamente eso. El poder político y el judicial hicieron una intentona de impunidad y el pueblo organizado, de la mano de los organismos de derechos humanos, dio vuelta esa intentona. Pero existió, es innegable. Pasan en todas las audiencias, donde los represores con la impunidad que todavía sienten tratan de bastardear el juicio, los tribunales, los abogados, las querellas. Uno nunca puede llegar a descartar nada. Cuando a mí me cuentan eso se me heló el pecho, porque más allá de la muerte de mi vieja yo dije que no puede ser que le pase lo mismo que le pasó a mi viejo. Abrimos el paraguas porque era muy grave lo que estaba pasando. Cuando yo llegué a la escena del crimen, realmente era terrible. No habían tocado nada, había sido una muerte muy violenta. No había sido forzada la puerta y yo decía ‘por Dios que esto no sea lesa humanidad’, porque era para replantearse todo y empezar a vivir otra vida. La impunidad iba a ser terrible. Ahí nomás se armó un gran operativo en Córdoba para tratar de buscar datos y testigos. Conseguimos algunos testigos que vieron salir a una persona y se la empezó a buscar. Se dio que el supuesto asesino habría sido un albañil que estaba laburando en la casa de mi vieja. ¿Por qué digo supuesto asesino? Primero porque nosotros sabemos que tener otro Julio López es muy duro para cualquier Gobierno, y acá no estoy culpando a nadie. Por eso hablaron mis abogados y compañeros Martín Fresneda y Claudio Orosz. Necesitamos saber si realmente ese es el asesino. No queremos que nos planten un asesino para tratar de llevar la investigación por un lado. No quiero alertar a nadie. Solamente quiero, y vamos a estar muy concentrados, que el asesino que la Justicia dice ser y que la Policía atrapó de acuerdo al testimonio, sea esa persona. Para esclarecer esto como sociedad. No es para alarmar, pero tampoco quiero descartar porque no sabemos. Sabemos que un nuevo Julio López le hace mucho mal a cualquier Gobierno. No queremos que se plante un asesino que no es. No sería justo para él. Lo más importante es saber que el que mató a mi vieja, más allá de la muerte horrible, sea juzgado, pero que sea él. Ahí vamos a estar nosotros con los abogados querellantes para no comernos el amague y no pasar de largo. Eso es el planteo. No descarto nada. Lesa humanidad según las pruebas que hay, que yo imagino que hay más pruebas que las que uno puede llegar a manejar, porque realmente se movilizaron mucho. Yo quiero saber todo, voy a estar muy pendiente de todo el proceso para dejar la tranquilidad no solamente a mí y a mi familia, sino también a la sociedad. Acá vamos a luchar para que se sepa el 100% de la verdad, por más dolorosa que sea. Mi vieja fue violada. Lo que está en la imputación ahora es asesinato en criminis causae, que significa que hubo un delito anterior y que el asesinato fue para tapar ese delito. Ella fue violada y después asesinada. Espero que sea eso y que no nos planten una persona como para dejarnos conforme” aclaró Javier, dejando en claro que por más terrible que pueda ser, si el motivo del crimen fue por su condición de querellante debe esclarecerse de manera urgente.
¿Por qué ella?
“Mi vieja era muy vulnerable. Era una médica social. Se dedicaba a la sociedad, su militancia pasaba por ahí. Estaba muy vulnerable en términos de seguridad y custodia. Ella se negaba completamente porque le cambiaba la vida. Siempre uno deja abierta la duda”
Sobre el sospechoso detenido
“Era paciente de mi vieja. Ella era oftalmóloga. Él y su esposa habían sido pacientes. Esto lo supera todo. Yo lo conocía, he charlado con él. Trabajaba en una obra de un departamento para mí. Entonces, yo estaba continuamente. Cada veinte días viajaba para ver el departamento y charlaba con todos. Yo no lo identifico bien, no quiero saber quién es. Ya va a llegar el momento para saberlo. Pero sí, he charlado con todos los obreros, incluso siempre le dejaba plata de mi mamá para que se compraran un asado, cosas así. Fuimos demasiado buenos. Esa es nuestra realidad, nuestra condición humana. Fuimos demasiado buenos, pero lo seguiremos siendo. Yo no voy a cambiar de ser por esto que pasó. Yo no creo que todos los albañiles ni toda la gente humilde sean psicópatas como este tipo. Lo seguiré siendo. Mi militancia es barrial, es territorial, en un pueblo del sur de Mendoza. El compromiso es pleno. Obvio que estaré resentido y dolorido, pero bueno, es una cuestión de vida, de formación. Mi viejo, con la militancia de los setenta, y mi vieja, con la militancia de toda la vida, me enseñaron a eso; el rencor solamente lleva a un lugar oscuro. Yo no soy boludo. Yo luché para la justicia de mi viejo y todos los milicos van a ir en cana. Esa es mi militancia. Yo no nací, no viví, ni quiero vivir con un rencor eterno por la muerte de él. Es trágico, terrible. Mi viejo murió por el terrorismo de estado. Mi vieja murió por violencia de género. Eso no me va a hacer cambiar el rumbo. Yo no seré un gran referente, pero hay gente que me escucha, que me ve, que me observa. Si yo mando todo al diablo, qué retroceso vamos a tener como sociedad. Muchos pibes me están viendo y muchos sectores están esperando que yo haga eso: que mande todo a la mierda y diga que hay que matarlos a todos. No, no lo van a ver nunca, porque no lo pienso, porque mi vieja no me lo enseñó y porque yo creo que no todos son iguales. Tampoco pienso que todos los milicos son iguales. Seguiré desde el lugar que pueda y como pueda. Me replanteo un montón de cosas. Por ahí, no estaré todo el tiempo y pasaré más tiempo con mis hijos. Esto es tan fugaz que hoy estamos acá y mañana no sabemos dónde. Quería estar, participando y apoyando. Dando charlas y atendiendo periodistas, a cualquier hora. Lo voy a hacer” comentó, narrando su historia militante y qué rol tomará a partir de este hecho.
¿Femicidio y crimen de lesa humanidad?
“Sabemos que por diez mil pesos te matan a cualquier persona. En Córdoba, con la malaria que hay, es así. En un principio, no hay una relación ideológica ahí o por lo menos que se sepa. No sé si le habrán pagado para que lo haga. Yo creo que se trata más de un psicópata, quiero creer eso. Por eso yo me voy a encargar de que esto sea así. No hay forma de que no. Ese va a ser nuestro laburo con la querella. No descartar nada, vamos con la línea de investigación, pero vamos a exigir que realmente sepamos” sostuvo nuevamente apelando a que no descarta ninguna posibilidad referida al motivo del asesinato de su madre.
El sueño premonitorio
“Te voy a contar algo que es bastante fuerte y solamente es cuestión de creer o no: Mi vieja en las manos, en las uñas, tenía restos de pelos del asesino y restos de piel. Se ve que se ha defendido, lo ha rasguñado. Mi tía, la hermana de ella que vive en Villa Langostura, soñó esa noche, el viernes a la noche vendría a ser, que mi vieja la dijo ‘mírenme las manos’. Mi tía no sabía nada. Cuando viene, lo primero que me dice es que necesita verle las manos. Cuando llega, dice que no le puede ver las manos. No, no se puede le digo, por la autopsia y demás. Después me cuenta que soñó eso. Y la evidencia de mi vieja estaba en las manos. La evidencia de mi vieja, ‘a este me lo llevo también’, estaba en las manos. Ella se había encargado de tener pelo y restos de piel. Ahí tenemos el ADN del culpable, vamos a tratar de buscar y esclarecer este caso” cerró Javier Fagetti, transmitiendo el horror que significó la muerte de Elsa, ya sea por su condición de mujer o por su labor como militante incansable en la lucha por la defensa de los derechos humanos
“No nos dejen solos si llegamos a necesitarlos, lo único que les pido es eso” se despidió Fagetti de La Retaguardia.