Reynaldo Saccone: «En esta reforma de salud, la táctica es introducir la privatización»
Por LR oficial en Educación Y Salud, Nacionales
A partir del proyecto del ministerio de Salud de la Nación de la creación de la Cobertura Universal de Salud (CUS) que tendrá su prueba piloto en la localidad de Guaymallén en Mendoza, numerosos actores del mundo de la salud pública y el sanitarismo plantearon que lo que trae es una privatización encubierta. Fernando Tebele dialogó en el programa La Retaguardia con Reynaldo Saccone, médico y actualmente candidato a diputado por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. (Por La Retaguardia)
Foto: Reynaldo Saccone
«En el decreto de necesidad y urgencia 908 del año pasado, se toman una serie de decisiones. En ningún caso se habla de una reforma del sistema de salud, simplemente se toman los 30 mil millones de pesos que el Estado nacional tenía retenidos y correspondían a las obras sociales por la polémica con la dirigencia sindical. Se devuelven a los dirigentes sindicales en ese decreto para lograr la pacificación de la CGT, cosa que después pudimos constatar porque la CGT tomó algunas tibias medidas y ninguna más. Ese dinero, es cierto que correspondía a las obras sociales y que estaba retenido de forma arbitraria», aclaró Saccone. «Dentro de toda esa suma hay 8 mil millones de pesos que, según el gobierno, serán destinados a poner a los hospitales en condiciones de facturar y adecuarse a lo que se llama la cobertura universal de salud. No es para arreglar los hospitales, ni nada por el estilo, sino simplemente para que los hospitales argentinos que no están diseñados para facturar, no hay en ellos una costumbre, una práctica, una organización para la facturación como sí en las clínicas privadas», explicó el médico. «Esto implicaría computadoras, sistemas informáticos, que se garantizarán con los 8 mil millones de pesos. No descartemos que se pueda tercerizar este trabajo en alguna empresa privada, obviamente con alguna vinculación con el gobierno, que se ocupe de ese tema en los hospitales. Es decir que no se está buscando financiar la atención médica de la población, es para poner a los hospitales en condiciones de facturar. Eso lo dijo el presidente sin ningún problema y también lo dicen otros», advirtió Saccone.
Primeros atisbos de privatización
Para el médico, ya hay señales claras de los reales objetivos de esta reforma: «Eso no alcanza para completar el sistema de la cobertura universal de salud, porque hay que añadirle dos medidas más que señala el ministro de Salud el año pasado y que reiteró este año que son la carnetización de todos los usuarios de hospital público. Es decir que cada usuario tendrá un carnet aún aunque no tenga ninguna cobertura de ninguna naturaleza, nosotros lo llamamos ‘carnet de pobre’. Así se llamó en la época de los gobiernos militares. El hospital público es de libre acceso a cualquier habitante o transeúnte. Esto no puede dejar de ser así», consideró. «La otra medida que van a tomar y puede que vaya por vía legislativa o por decreto de necesidad y urgencia, es la creación de un Consejo Nacional que va a elegir el poder ejecutivo con representantes de la industria farmacéutica, las cámaras sanatoriales y algunas personalidades de la ciencia, que va a determinar cuáles son las prácticas que van a estar comprendidas por la cobertura universal de salud. Quiere decir que cuando tu médico te indica que hay que operarte del apéndice, van a mirar a ver si está en el catálogo de las prácticas autorizadas. El problema de eso es que hoy en día existe el PMO (Prestación Médica Obligatoria), una serie de prestaciones que tienen que garantizar tanto prepagas como obras sociales y hospitales públicos», explicó y detalló: «Eso abarca casi todas las patologías y prácticas terapéuticas. La industria sanatorial y las prepagas se quejan hace mucho tiempo de que eso es demasiado. Por ejemplo, una de las cosas que quieren eliminar, que se niegan a aceptar y lo hacen a regañadientes es la fertilización asistida, que es un procedimiento costoso y disminuye su tasa de ganancias», explicó.
Escalas y antecedentes
«¿Qué va a pasar ahora? Se va a instaurar lo que se llaman canastas de servicios de distintos niveles. Va a haber una elemental para los que tienen carnet de pobres, que es lo que pasa en otros países donde se aplica este sistema. No estamos inventando ni generando miedo en la población, esto pasa en México, Colombia, Chile, también se está aplicando en Europa y ni hablemos de Norteamérica que es un caso aparte. Entonces, canasta de servicios de acuerdo a la capacidad de pago, si pagás una mensualidad elevada, vas a tener más servicios. Eso pasa ahora en las prepagas y va a pasar en todos los niveles», aseguró Saccone. «Si vos sos un pobre de solemnidad, no tenés cobertura, ni trabajo, o trabajás en negro y no tenés capacidad de pago, entonces recibirás la mínima. Es muy interesante, porque el ejemplo en otros países aporta datos. Hay países en que la cobertura mínima permite el rastreo de tumores de mama en todos los procedimientos médicos, pero esas prestaciones mínimas no tienen incorporadas la operación para quitar los tumores de mama. Te permiten llegar al diagnóstico de una patología, pero no te cubren el tratamiento, lo tenés que pagar vos», resumió.
¿Esto se puede frenar?
«En los años ’90 se intentó hacer esto. Hay una ley de Onganía que ningún gobierno constitucional derogó que permite la privatización de los hospitales, incluso la venta y el regalo a organizaciones privadas. Esas leyes van a pasar a primer plano. En la época de Menem se intentó, los intentos fueron muy importantes pero hubo también una resistencia muy grande y se derrotó. La organización provino en especial de los trabajadores del sistema porque los primerísimos perjudicados van a ser los trabajadores del sistema porque se les quitan todas las conquistas sociales», advirtió Saccone. «Esto va acompañado de la flexibilización laboral, de quitar la estabilidad, los distintos estatutos o escalafones que hay en las carreras de salud pública. Esto se acompaña con quitar todo eso y acabar con el trabajo formal, la relación de dependencia y dejar a todo el mundo trabajando por contratos renovables», consideró.
Las reacciones
«Primero, no se ven por cómo se presenta esta reforma. Estamos en una situación en que se ha llevado el sistema público a un estado de crisis importante con los gobiernos anteriores y este también. Se ha ido dejando caer durante muchos años. Entonces, mucha gente mira esperanzada porque piensa que peor que esto no puede haber nada. Pasó en los ’90 con los ferrocarriles. La táctica es dejarlos caer para después introducir la privatización ¿Por qué tanto interés en privatizar? Porque es muy importante la cantidad que se gasta en salud en todos los países, pero especialmente en Argentina, gastamos al mismo nivel que el primer mundo. El gasto público en salud en la Argentina, de todos los municipios, provincia y nación, es el 2,6 % del PBI. Es una cantidad muy grande si se lo compara con el 6% y pico en educación. Estos números son una masa de recursos que escapan a la industria privada. Lo que se busca es que termine en las arcas de la industria privada», aseguró. «Si lo comparamos con los intereses de la deuda externa, entonces nos encontramos que el gasto en salud y educación sumados a penas superan lo que se paga en intereses de la deuda externa, que es el 7% del producto bruto. Con estas cifras, lo que quiero mostrar es de qué manera nos deteriora el hecho de tener que afrontar el pago de intereses de una deuda que este gobierno ha llevado a niveles nunca vistos en cuanto al monto total», denunció.
Para el médico, «los gremios son beneficiarios de esta reforma, son socios del gobierno y las empresas que privatizan, por eso tampoco han reaccionado. Esos 8 mil millones de pesos que se van a implementar para que los hospitales facturen, son un cogobierno compartido entre el Estado y los representantes de la CGT, por ahora, son socios, manejan esos fondos. Van a intervenir como socios de las empresas prestadoras. Lo que hay que tener en claro acá es que son empresas multinacionales que vienen de Norteamérica, cuyo mercado está saturado y necesitan otros países».
Memoria de la lucha
«Todo el ámbito de oficios que forma parte del sistema público de salud, profesionales, enfermeras, choferes, son los primeros que van a perder por la flexibilización laboral. Esto sólo puede pasar bajando los salarios, despidiendo gente y quitando el pago de todo lo que nosotros tenemos como complementos sociales. La mejor manera es pasar la gente de la relación de dependencia actual a un sistema de contratos transitorios que te permiten no pagar absolutamente ninguna de las conquistas. Eso implica una baja del salario. Los trabajadores que lo vieron en los años noventa hicieron una resistencia muy grande», destacó Saccone.
«Hubo tres hechos que marcaron esa resistencia. Uno fue el conflicto del hospital de Morón, en 1995, 1996. El intendente de Morón en ese momento era (Juan Carlos) Rousselot, y un día entre Navidad y Año Nuevo despidió a 230 trabajadores porque iba a reacondicionar el hospital municipal para esta nueva forma de funcionamiento. Eligió la fecha, la gente estaba ocupada brindando en las fiestas, muchos de vacaciones. Calcularon que iba a haber escasa resistencia, eso no fue así. Los trabajadores ocuparon el hospital para que siguiera funcionando. Hubo una enorme solidaridad de los trabajadores de otros establecimientos en la Provincia y Capital», recordó. «También hubo un gran apoyo de la población. En Morón se había dado dos años antes una gran lucha para impedir unos contratos leoninos para la colocación de cloacas, finalmente se retiró la empresa que iba a hacer este negocio ¿Sabés quién era uno de los principales directivos de la empresa de las cloacas? Se llamaba Mauricio Macri», ironizó.
«Otro hecho fue el intento de privatización del Instituto de Microbiología de la Ciudad, más conocido como Instituto Malbrán. Es modelo en América Latina, se producen vacunas, suero antiofídico, todo lo necesario para la microbiología. Entonces, Menem y su ministro de Salud decidieron cerrar el hospital porque era un gasto, ya que todo lo que se producía allí se podría comprar en Norteamérica. También ahí fue la resistencia de los trabajadores con la solidaridad de todos los hospitales, con grandes marchas, lo que garantizó el retroceso de ese cierre. El Instituto Mandá sigue funcionando», destacó Saccone.
Será cuestión de esperar una resistencia que todavía es tibia.