«Lo veo a Pichon viniendo de su biblioteca con un carrito lleno de libros»
Por LR oficial en Arte y Cultura, CABA, Educación Y Salud, Psicología Social
A 50 años de que Enrique Pichon Riviere fundara la Escuela de Psicología Social, Ana Quiroga compartió algunos recuerdos de la cotidianeidad del maestro e invitó a las actividades que se realizarán para festejarlo. «En un mundo de muros y grietas, la psicología social interpelada» es el nombre de las Jornadas que se realizarán a propósito del aniversario de la fundación de la Escuela de Psicología Social y de los 50 años de desarrollo de la disciplina en nuestro país. El título es una metáfora, explicó la directora, en diálogo con María Eugenia Otero y Fernando Tebele: «¿Por qué desarrollamos antagonismos tan radicalizados? ¿Tan poca escucha del otro? ¿Tanto maltrato?». Quiroga habló también acerca de la historia de la escuela, los desafíos de la psicología social en el mundo actual, el pensamiento anticipatorio de Pichon Riviere y compartió recuerdos de la mística de la escuela. Las jornadas serán el 2, 3, 4 y 5 de noviembre y tendrán aperturas y una fiesta de cierre. Para información se puede llamar al 4957-1907 o 4931-0200, entrar a la página www.escuelapichonriviere.com.ar, o escribir a [email protected] (Por La Retaguardia)
«Vamos a festejar los 50 años de la fundación de la escuela por obra y por parte de Pichón. En la organización de estas jornadas celebramos también los 50 años de desarrollo de la psicología social pichoniana en la Argentina. Por eso las jornadas están organizadas alrededor de 12 escuelas de Psicología Social de distintos lugares del país, de Uruguay y de Brasil. ‘En un mundo de muros y grietas, la Psicología Social interpelada’ es el nombre de los eventos, es una metáfora de situaciones de antagonismo, fragmentación, impenetrabilidad que está mostrando el mundo en el plano de lo sociopolítico. Hay situaciones muy candentes, como lo que ocurre en España con Catalunya o la posición de Trump respecto de los mexicanos o toda la dramática situación de los refugiados que son millones», ejemplificó Quiroga. «También una política económica que concentra riquezas al punto de plantear que hay millones de seres humanos que sobran. Están condenados a la pobreza pero además no debieran tener existencia dentro de nuestro orden social. Nos preocupa desde la Psicología Social específicamente cómo eso nos impregna nuestra vida cotidiana como sujetos, ¿por qué desarrollamos antagonismos tan radicalizados? ¿Tan poca escucha del otro? ¿Tanto maltrato? También una idea resignada de que esto está bien, incluso elaborado por teorías sociológicas y filosóficas», consideró. «Es un destino inevitable de la sociedad esta situación, pero también nos interrogamos si existen alternativas. Nosotros entendemos que cuando hablamos de salud mental tenemos que pensar con otros, tener capacidad de creatividad, de reparación, de autonomía, empatía, etc. Hay una pregunta que es por eso el nombre de la jornada también que es en qué orden social se le exige todo ese tipo de conductas al sujeto, cuánto favorece u obstaculiza el orden social a ese tipo de conductas y cómo puede haber en el hacer y el ser de cada uno de nosotros caminos alternativos», expresó.
Para Quiroga, «la tarea del psicólogo o la psicóloga social es trabajar en el plano de los vínculos, en la elaboración de ansiedades, en la comunicación y el aprendizaje de la cercanía posible con el otro, en el trabajo de las diferencias. Por otro lado, no es algo rechazado porque sí. Hablo de la temática de la ansiedad porque muchas veces esos antagonismos tienen que ver con una situación de fragilidad, de miedo, de vulnerabilidad que llevan a defensas muy rígidas. En eso se monta un pensamiento muy autoritario».
Los comienzos de la escuela
«Esta escuela tiene antecedentes como escuela de posgrado de Psiquiatría. Como la escuela de Psiquiatría Social, también había un instituto de investigación social, mucha gente del campo de la psicología trabajaba o estudiaba acá. Había muchas personas que formadas en psiquiatría hacían dos o tres años aquí. También se dio que fue un momento particular. Si hablamos del año 66, tengamos en cuenta que se produce la intervención de la universidad con la Noche de los Bastones largos. Eso afecta a varias facultades pero a la carrera de Psicología la enfrenta con una situación de mucho empobrecimiento y de pérdida de una línea que era la de Pichon, que se estaba desarrollando», explicó. «A la vez, había una enorme ebullición social y mucha inquietud por el conocimiento psicológico. Lo primero que nos preguntaban cuando salíamos a un congreso era por qué todos nos analizábamos. Había una inquietud desde el punto de vista social, político, un gran movimiento de Latinoamérica, con la revolución cubana y una serie de productos de transformación. Estas propuestas, la posibilidad de entender la sociedad, de entenderse a sí mismo, resultaron muy convocantes. Lo interesante es que esa convocatoria siguió creciendo. Uno de los hechos más significativos es cómo se sostuvo y siguió creciendo en el período de la dictadura. Luego hubo una auténtica explosión post dictadura en 1983 y 1984, cuando la cantidad de gente que transitó por esta institución fue impresionante. Aún en el período de la dictadura se hacía fila para poder entrar, se llegaron a hacer hasta dos días. Se inscribía por orden de llegada. Era un fenómeno, había toda una serie de interrelaciones, cosas compartidas, etcétera, en esos dos días de espera», recordó Quiroga.
La teoría de Pichon
«La lectura de Pichon en ese momento era pertinente y me sorprende todavía lo anticipatorio de ciertos fenómenos y hechos sociales. La creatividad para ciertas formas de pensar. Esta idea de que la escuela, una institución formativa, estuviera abierta a cualquiera que tuviera interés en hacer esa formación sin requerimientos previos. Eso hoy está cambiado porque también está cambiada la sociedad. En lo personal, en lo que más he investigado ha sido la relación social y subjetividad como se va concretando, en qué instancias, en qué instituciones, con qué mecanismos psicológicos. He investigado mucho el tema de crisis. También lo que hemos ido incorporando de otros autores que afinan la comprensión de una serie de hechos que Pichon planteó. Lo que sí es un hecho nuevo, no soy yo la portadora de ese enfoque, es que en esta escuela de Psicología Social se aborda la problemática de género», destacó.
Antes de la despedida, se le pidió a Ana que contara cómo recordaba a Enrique Pichon Riviere. Compartió dos escenas de su memoria: «a Pichon me lo imagino caminando por su casa, viniendo desde su biblioteca a su consultorio con una especie de carrito fabricado por él, un carrito lleno de libros. Esa es una escena. Otra es que hacerle una pregunta era un alto riesgo porque, como era muy generoso con el conocimiento y tenía una idea muy particular de grupos de autores, tenías que entender que un tema implicaba leer una diversidad de autores aunque no hubiera una convergencia. Es lo mismo que la idea de la heterogeneidad en el grupo operativo», concluyó Quiroga.
VII Jornadas en Homenaje al Dr. Enrique Pichon Riviere y
V Jornadas Latinoamericanas de Psicología Social
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