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La Retaguardia

Excusas para la xenofobia y la discriminación: militarizaron el Día de los Muertos

Por LR oficial en Arte y Cultura, CABA, Nacionales, Violencia institucional

El 1 y 2 de noviembre, la comunidad boliviana y muchas otras, realizan fiestas tradicionales por el Día de los Muertos, en las que rinden homenajes a sus ‘santos difuntos’. En esta oportunidad, las Fuerzas de Seguridad militarizaron el cementerio de Flores -barrio en el que vive una importante parte de la comunidad boliviana en Argentina- para impedir el ingreso de comidas y bebidas e intervenir las ofrendas tradicionales. No es la primera vez que esto sucede, pero sí con este grado de intensidad. Arnaldo Vidal es boliviano, camarógrafo de Bolivia al aire TV, fue al cementerio a cubrir el evento y relató a Matías Bregante y Rodrigo Ferreiro en el programa Hora Libre el contexto represivo en que se desarrolló. (Por La Retaguardia)

Foto: diversidadreligiosa.com.ar

«Yo tenía la intención de ir por la mañana, pero retrasé mi visita a pasado el mediodía cuando el clima mejoró. Pudimos observar un amplio despliegue de seguridad por parte de Gendarmería. Nosotros trabajamos en un medio de la comunidad y quisimos ingresar pero nos dijeron que no había autorización para que los medios hicieran su trabajo adentro del cementerio. Nos llamó la atención el despliegue de seguridad. Realmente, no sé si ameritaba para la ocasión. Es una fiesta, más parecía un operativo intimidante», aseguró Vidal.

¿Qué es el día de los muertos?

«La costumbre boliviana es esperar a sus santos difuntos, es decir, a sus familiares que fallecieron, con la tradición de preparar la mesa con los panes y algunos otros alimentos que le gustaban en vida al ser querido. Esto se hace desde el 1 de noviembre a mediodía que, dice la tradición, es cuando llegan las almas. Se quedan durante 24 horas y el despacho se hace el 2 de noviembre y la costumbre dice que las familias vamos a la tumba con toda la mesa preparada y llevando esos alimentos para compartir con la gente, con los que se prestan a elevar una oración», explicó Vidal. «Esas son las costumbres. El argumento de los administradores del cementerios fue que en otros casos hubo excesos y descontrol y bajo ese argumento tomaron estas prevenciones para que no pase lo mismo. El control fue muy estricto. No dejaban entrar ni siquiera una botella de agua o una lata de gaseosa, lo mismo pasó con los alimentos. Si podías meterlos camuflados, entraban algunos panes y algunas santaguaguas pero no se permitió hacer la jornada», denunció.

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