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Nahir Galarza y Natalia Melmann: condena exprés vs. absolución lenta

Por LR oficial en #NiUnaMenos, Género y Diversidad, Justicia, Medios, Nacionales, Violencia institucional

Patricia Gordon, psicóloga e integrante de la organización En Red, dialogó con Fernando Tebele y María Eugenia Otero en el programa La Retaguardia. Gordon analizó el tratamiento de lo que se conoce como el Caso Nahir. El mismo día de la perpetua para la joven que mató a su novio Fernando Pastorizzo, en contraposición, fue absuelto Ricardo Panadero, uno de los cinco policías bonaerenses acusados de violar y asesinar a Natalia Melmann, hace 17 años, en Miramar. ¿Por qué conocimos el caso de Nahir por su nombre y no por el de la víctima, como todos los demás? ¿Por qué la familia Melmann continúa buscando justicia tantos años después? Una víctima y una victimaria que quizá sean parte del mismo esquema de poder.(Por La Retaguardia)

Natalia Melmann. 17 años después de su femicidio, absolvieron a uno de los acusados de violarla y matarla.

En el comienzo de la charla con Patricia Gordon, la idea fue analizar el trato que se dio en la prensa tradicional al crimen de Fernando Pastorizzo, al que sin embargo, excepcionalmente, conocimos como Caso Nahir. En el periodismo tradicional, se suelen usar los apellidos de las víctimas para nombrar los casos, salvo que nos encontremos ante un asesino múltiple; en esa situación, por ejemplo, ante la imposibilidad de nombrar a todas las mujeres asesinadas, usamos Caso Barreda. Sin embargo, no ocurrió eso, y el Caso Pastorizzo se convirtió en el Caso Nahir, la asesina de aspecto angelical, incluso agregaron. “Han circulado por las redes hasta cuestiones íntimas de índole sexual. Qué paradójico el día de la condena a Nahir, en Mar del Plata sabemos que quedó absuelto Panadero en el caso de Natalia Melmann. A Nahir Galarza la han puesto en escena invirtiendo el sentido de las cosas. Nadie se acuerda del nombre de otros victimarios porque generalmente se antepone otra cosa, pero Nahir es mujer. Esto dio lugar a una condena social, a las reacciones de la sociedad, a los cultores de los linchamientos que están de fiesta y al ‘Nadie menos’. Hay gente que todavía sigue despistada en estas cuestiones de género y no avanza en poder comprender qué es lo que realmente pasa en un país donde muere una mujer cada 18 horas por femicidios justamente. Leí mucho por las redes comentarios típicos como ‘¿y ahora qué dicen las feminazis?’. No se entiende que las mujeres son asesinadas por ser mujeres y todo eso está atravesado por una cuestión de poder”, explicó la psicóloga. “No niego de ninguna manera el hecho de que un asesinato tiene que ser condenado, pero si lo analizamos desde el punto de vista jurídico, convengamos que Nahir va a salir dentro de 37 años, más o menos a los 56, a partir de esta condena que vista desde otro análisis jurídico, ni un genocida tiene una pena tan extensa como esta. Eso me llamaba muchísimo la atención: los que se apropiaron de bebés y torturaron en algunos casos no han tenido la condena que tiene Nahir. No está mal recordar que tiene 19 años y una personalidad en formación más allá del trastorno que pueda tener, no me voy a meter con eso porque no lo sé”, aclaró Gordon. “Esto hace ruido y, por otro lado, el tema de la resocialización, sabemos que la cárcel no cumple esa función. Por otro lado, un sector muy importante de la sociedad encuentra este lugar donde depositar su ser reaccionario y fundamentalmente por esta condición de ser mujer. Para mí es alarmante más allá de Nahir, que nos esté pasando esto como sociedad nos tiene que preocupar”, insistió la integrante de En Red.

El costo del avance feminista

“Hay una oposición fuerte cuando hay un movimiento y un giro importante en la sociedad. Todo esto está relacionado, el avance del movimiento de mujeres, del feminismo, en relación a estas luchas, conquistas, transformaciones culturales que se dan en la sociedad, también provoca un contramovimiento. Una reacción muy fuerte. Nahir Galarza se convierte en un análisis porque en ella también se depositan todas estas vivencias que se presentan como obstáculos y resistencia a estos cambios tan profundos que estamos viviendo porque es una mujer y es una mujer joven”, especificó Gordon. “El tratamiento mediático con una victimaria rubia, delgada, de clase media ha servido a estos medios hegemónicos para poder tener su noticia. Se han dado una serie de factores. Por eso digo que hay que repensar el tema de la resocialización, de la justicia. Está bueno preguntarse estas cosas, no estamos poniendo en duda que ante un asesinato tiene que haber una condena. Lo que hay que pensar es qué condena y cuál es el fin de esa condena. Este es un largo tema. Por otro lado, la sociedad con estas reacciones y lo que han hecho los medios con eso. Este caso nos brinda la posibilidad de seguir interrogándonos en relación a todo esto, pone de relieve, muestra crudamente este factor que tiene que ver con la crueldad que nos habita”, consideró. “Nahir termina siendo una depositaria de esta crueldad. Me hago preguntas que no me puedo responder, en relación a qué es lo que falló, qué pasó antes, en qué punto fallaron las instituciones, la familia. Qué pasaba con esta violencia de la que se habla. Siempre pienso en la prevención de todo esto, en cuáles son las prácticas que tenemos que generar desde distintos espacios para no llegar a estos extremos. Por supuesto son preguntas para las cuales yo no encuentro una respuesta inmediata”, sinceró Gordon.

Caso Melmann: un Panadero que engorda la impunidad

El mismo día de la condena a perpetua para Nahir Galarza, en Mar del Plata, el policía bonaerense Ricardo Panadero fue absuelto. Estaba acusado de haber participado en el secuestro, violación y posterior asesinato de Natalia Melmann, en Miramar, hace 17 años. “Las sensaciones luego de la absolución de Panadero perduran. Nosotras estuvimos desde En Red junto a otras organizaciones del movimiento de mujeres desde después del mediodía, aproximadamente, se había  hablado de que la sentencia se iba a dar a las tres de la tarde. Estuvimos acompañando a la familia, acompañándonos. Se dieron una serie de circunstancias muy particulares. En algún momento, había un parlante, estaba lleno de policías, la reja cerrada, se empezó a dar la sentencia. Una sentencia larguísima, creo que la lectura duró aproximadamente dos horas, con mucho frío, el típico frío de Mar del Plata que te cala los huesos”, describió Gordon. “En algún momento me pregunté qué estaba pasando. Se venía escuchando en esa sentencia que los datos obtenidos del ADN no alcanzaban, después otra cuestión en relación a la contradicción de los testigos. Y en algún momento la pregunta que nos hicimos es por qué nos están leyendo esta sentencia tan larga si nunca las leen. Ahí empezamos a cruzar miradas, a darnos cuenta de que esto estaba hecho adrede, de que jamás se lee una sentencia así, tan larga. Muchas veces para sintetizar se da directamente el veredicto. Claro que no lo iban a dar directamente porque Panadero estaba absuelto. La reacción de las personas que estábamos afuera se iba a hacer sentir”, enfatizó. “Las horas pasaban. Al final, cuando ya no dabas más de frío y estábamos un poco más dispersos, se concluyó con la absolución. Fue un mazazo, fue un golpe muy fuerte. Circuló mucho en los medios la entereza y la valentía y la claridad de Laura, la mamá de Natalia, hablándoles a los policías, diciéndoles que no tenían que estar reprimiendo, que ese no era el lugar. La familia dando ánimos a nosotros. Fue muy fuerte. Finalmente hubo una represión, tiraron gases y balas de goma y nos fuimos dispersando en relación a esa agresión. Lo que ayer vivimos fue la violencia del Estado con todas las letras, que libera a un torturador, violador y asesino, la violencia de la Policía hacia quienes nos manifestábamos y la violencia de la impunidad”, explicitó. “Fue un día muy triste, angustiante, fuerte. No es el primero y seguramente no será el último. Queda la apelación a la Cámara de Casación. Ayer hablaba con una de las compañeras de la Multisectorial de Miramar, amiga de Natalia, Verónica, con quien nos veníamos comunicando desde hacía algún tiempo pero no nos conocíamos, y cuando salimos yo me preguntaba qué saco de todo esto. Es eso, esta evolución de la vida y de las cosas, nos encontramos con Verónica, que la estaba esperando a Natalia ese día para tomar mate. Nos conocimos, nos abrazamos y empezamos a extender la red. Ya estamos en contacto y ya vamos a ir para Miramar”, destacó. “Vamos a hacer un taller, brindar herramientas para poder seguir trabajando y luchando, eso también es lo que nosotras cosechamos en estas luchas. Este avance del feminismo, del movimiento de mujeres es algo que también lo vivimos ayer. Vivimos angustia y represión pero estrechamos lazos para seguir luchando. Así tenemos que seguir luchando por Natalia y por todas”, concluyó Gordon, hallando esperanza aun en la tristeza de la impunidad.

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