La mejor crítica sobre No mires arriba
Por LR oficial en Arte y Cultura, Internacionales
El tanque de la plataforma Netflix y su final abierto, una segunda parte sería posible. Incluso una tercera o cuarta. Terminator tiene seis o siete y el apocalipsis bien gracias. El destino de la raza humana es siempre el mismo. La posibilidad de ver películas sin elegirlas. (Por La Retaguardia)
✍️ Redacción: Paulo Giacobbe
💻 Edición: Pedro Ramírez Otero
La N roja. Así comienza Don’t look up, o sea: No mires arriba. Eso me sorprendió. Hacía un tiempo ya que había dejado de consumir películas de Netflix, solo porque eran de esa plataforma. No sé si vale la pena desarrollar.
No mires arriba la vi en una cueva de películas online gratuitas, generalmente hago eso. O se las pido a mi dealer de películas. Vende estrenos y clásicos. Tiene muy buen catálogo y sabe lo que me gusta. Se le puede encargar pero no siempre te graba lo que le pediste, aunque como el catálogo es bueno, la peli va. Ahora mismo estoy lidiando con la película de Meteoro, de 2008. Me grabó Los sospechosos de siempre. No sé si fue a propósito. No se lo voy a decir porque no se toma bien las críticas. Ahora tengo que encargarle Los sospechosos de siempre y puede venir Meteoro. Si viene otra tengo que pedirle esa… y así hasta alcanzar al Rey de las Pistas.
Pero volviendo a No mires arriba, una vez superado el impacto de la aparición en pantalla de la N roja, lo que sigue es la aceptación. O al menos eso me pasó a mí. Que no hice lo de siempre, sacar la peli. Acepté que quería verla y la dejé. El primer chiste no tardó en llegar. Una frase de Jack Handey sobre fondo negro nos hace reflexionar sobre cómo desearíamos morir. Durmiendo plácidamente o angustiados y a los gritos. De eso trata la película en definitiva, de cómo enfrentaríamos nuestra muerte.
Alerta.
Voy a contarles el final. Así que… en el próximo renglón cuento el final.
En este no. En el otro. Por las dudas, último aviso.
El meteorito cae. Hace mierda todo. Pero la raza humana no muere. Como toda peli de ciencia ficción, siempre, pero siempre al apocalipsis sobrevive alguien. A mí me lo dijo Fernando Bonsembiante y, hasta la fecha, no sé en qué peli se extingue por completo la raza humana. Capaz que hay alguna, no sé.
En No mires arriba probablemente sean dos grupos. Las personas que escaparon de la Tierra, después de 22.740 años, llegan a otro planeta, en apariencia habitable, pero se ven rodeadas de bronterocs. Unos simpáticos bichos aparentemente carnívoros. Así muere la presidenta Orlean (Meryl Streep). A la peli le caen los títulos finales y no sabemos si van a seguir con vida o no. Podemos suponer que no, que sí, que más o menos. Ya de entrada, si solo viajaron las y los más poderosos, no me los imagino trabajando, cazando, haciendo pan o construyendo una casa. O lo que sea. Además del tema de la reproducción, me parecieron mayores. Pero bueno, en la última escena están con vida, rodeados de bronterocs, pero con vida. Sobrevivieron. Pasados los títulos, retrocedemos 22.740 años y estamos en la Tierra de nuevo, para que Jason Orlean, el hijo de la presidenta (Jonah Hill), salga con vida del búnker de donde el resto escapó. Pide ayuda por radio. No sabemos si va a seguir con vida o no. Podemos suponer que no, que sí, que más o menos. Ya de entrada, si no tiene ningún alimento se le puede complicar, pero capaz hay más humanos con latas de arvejas, cerveza, papas, mayonesa y armas. Y si fuera el único humano en el planeta Tierra capaz sobrevive igual, ¿o acaso no recordamos la historia de ese náufrago que cayó el avión en el que viajaba y pasó como cuatro años en una isla desierta gracias a los paquetes de correo con cosas que le llegaban flotando? ¡Hasta una muela se sacó con un patín de hielo! Así que nuestro querido Jason tranquilamente puede sobrevivir, pero lo concreto es que en la última escena estaba vivo.
Distinto es el caso de quienes mueren en la Tierra. El que más tristeza me causó fue el Dr. Teddy Oglethorpe (Rob Morgan), un personaje que su último momento de vida decide pasarlo en la casa de unas personas que conoció hace apenas seis meses, cenando con ellos, y eso es porque le debe su existencia a la necesidad del guión de crear un enlace entre los científicos que descubren el meteorito y la Casa Blanca. Alguien de ciencia que les crea y ese resulta ser el buen Dr. Teddy. Pobre hombre: no tiene familia, ni pareja, ni amante, ni amigos, ni vecinos, ni alguien que lo quiera en el trabajo. Termina muriendo con esa gente de la cual no sabe nada de nada. Y acá lo peor: abandona a su mascota. Porque en una escena se lo ve en un sillón, mirando la tele, en lo que se supone es su domicilio… junto a un gato peludo. Y a último momento, se lo ve entrar sigiloso en la cocina de esos extraños y extrañas, con dos botellas de vino o licor. ¿Y tu querida familia de cuatro patas, buen Dr. Teddy? Eres capaz de abandonar a tu gato buen Dr. Teddy, por eso no tienes a nadie que te quiera.
La figura del meteorito aniquilándonos debería servir como punto de partida para reflexionar sobre el rol que ocupamos en el planeta que vamos destruyendo. ¿Nos pasó eso? Somos habitantes hostiles.
Pese a que le sobra media hora, por lo menos, la vi dos veces. Me resulta entretenida. Y mañana se la encargo a mi dealer porque quiero ver 12 hombres en pugna.