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“Lo que más le preocupa a la gente con respecto a su vejez es conservar la autonomía”

Escrito por el julio 14, 2022


Lo dijo Graciela Zarebski, especialista en psicogerontología y vicedecana de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y Empresariales de la Universidad Maimónides. En diálogo con el programa radial Los Secretos del Tiempo, Zarebski habló sobre la concepción del envejecimiento activo, las luchas de sentido que se dan sobre estos conceptos al interior de las Ciencias del Envejecimiento y las decisiones personales como oportunidad y posibilidad de prever y autorizarse a ejercer la autonomía en esa etapa de la vida.

Entrevista: Patricia Cabrera/Jonathan Grinberg
Redacción: Gabriela Suárez López
Edición: Pedro Ramírez Otero

Cuando pensamos en los sujetos envejecientes, las primeras palabras que vienen a la mente son: viejos, ancianas, abuelas, abuelos, tercera edad o personas adultas mayores, y muchas otras más. Estos nombres que utilizamos, posicionan a las personas en un espacio ideológico determinado sin tener en cuenta y sin interrelacionar varios aspectos relevantes como la condición biológica, el estado psíquico-psicológico y la situación social y física de cada una. O sea, omitiendo que la regla por excelencia cuando hablamos de seres humanos es la heterogeneidad y diversidad en todos sus aspectos posibles y pensables. Si a esto le sumamos cuestiones estructurales como las dimensiones sociales, económicas políticas y culturales, caemos en la cuenta de que ese modo de nombrar resulta limitado y en muchos casos y para quienes no se auto perciben de esa manera, estigmatizante.


La investigadora Graciela Zarebski, especialista en psicogerontología y vicedecana de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y Empresariales de la Universidad Maimónides, comentó al respecto: “Es un tema en construcción. Estamos siempre en transición porque si bien podemos decir que todavía está instalada una representación prejuiciosa, porque lo que prevalece es la mirada del deterioro, inevitable en la vejez, que es propia del siglo pasado; sabemos que los desarrollos siempre son desiguales y combinados. Entonces, todos los que estamos trabajando en este campo vamos promoviendo un cambio en este sentido, yo creo que tenemos un efecto, en todas nuestras intervenciones, la capacitación de recursos humanos, vamos promoviendo un cambio gradualmente. Y hoy en día es inevitable ver a nuestro alrededor, en la sociedad, que una gran porción de las personas mayores tienen una posición activa en la vida, pueden ser ‘maquinistas’ de sus vidas. Es inevitable que esto se nos vaya permeando, esta imagen que nos anticipa la posibilidad de envejecer bien”.


La inclusión y la reversión simbólica e identificatoria del proceso de envejecimiento en el curso de la vida es una lucha que se juega en cuanto al sentido construido sobre esta etapa vital y que no se gana de una vez y para siempre. En distintos espacios de investigación, educativos, políticos, sanitarios y de integración hay paradigmas que entran en disputa. “Lo que vamos viendo en una organización mundial como la Organización Mundial de la Salud (OMS), y podemos extenderlo a la ONU Organización de las Naciones Unidas (ONU) es que toman este tema del Decenio del Envejecimiento Saludable. Lo que podemos ver es que coexisten distintos discursos: en estos organismos coexisten distintas tendencias y es muy importante tener claro que estamos frente a distintas tendencias. Por un lado yo apoyo mucho esta propuesta de la OMS del Decenio del Envejecimiento Saludable porque realmente está planteado de una manera que da cuenta de la complejidad del curso de la vida y de cómo favorecer que nos centremos en las personas, que escuchemos a las personas. Pero al mismo tiempo coexisten y esto tiene que ver con los grupos de poder y que tenemos que tener conciencia que existen distintos grupos de poder en todos los aspectos de la sociedad y además en este. Digamos, otros grupos que se reúnen para clasificar a las enfermedades, categorizarlas de modo internacional en un manual como es el CIE-11 (Clasificación internacional de enfermedades) y ahí pretendían incluir a la vejez como una enfermedad. Entonces, evidentemente hay intereses, no solamente en el CIE-11 sino también en otro manual que desarrolló la OMS que se llama ICOPE (de Atención Integrada para las Personas Mayores), en el cual también la mirada es geriátrica, o sea, desde el punto de vista biologista. Y así volvemos a un retroceso, a algo que habíamos superado que era esta concepción biologista del envejecimiento y que se puso tan en evidencia durante la pandemia cuando se hablaba de que todos los viejitos somos vulnerables porque tenemos riesgo de deterioro. Entonces coexisten estas distintas tendencias y esto tiene que ver con que al frente de estos organismos, de estos grupos de trabajo no se convoca a profesionales que tengan esta mirada integral del envejecimiento”, dijo la investigadora.


Además, se suma la valoración que tenemos en Latinoamérica en general y en Argentina en particular acerca de cómo se entienden determinadas cuestiones y temáticas en otros países llamados “desarrollados” y estas percepciones que suelen pasar desapercibidas porque están naturalizadas suponen que esos modelos de desarrollo son más equitativos y cooperativos. Al respecto, Zarebski explicó: “Estamos haciendo un esfuerzo bastante importante desde nuestros grupos de trabajo en llevar adelante una concepción de las Ciencias del Envejecimiento que no es la que prevalece en otras latitudes como por ejemplo en Europa. Muchos tienen esta posición de pensar en los países llamados desarrollados, y existe una posición de envidia de todos los recursos que tienen y todo lo que pueden hacer pero considero que están sostenidos justamente en una posición. Sé que en Europa pero también en Norteamérica se proscriben determinadas líneas de pensamiento en el campo de estudios del envejecimiento y se prescriben otras. Están muy posicionados en determinada forma de encarar una concepción, líneas teóricas que empobrecen la interpretación del envejecimiento y las praxis que podemos hacer se ven empobrecidas porque ciertas líneas teóricas como el psicoanálisis, que es en el cual me formé, no están en general incluidas en esta temática. Esto es algo que siempre compruebo y que tenemos mucho para aportar desde lo que nosotros estamos haciendo acá. No porque seamos todos solo psicoanalistas sino porque justamente bregamos por una identidad flexible, no solamente en nuestro envejecimiento, en nuestro curso de vida, sino también como profesionales y en nuestras teorías. No ser dogmáticos y entonces poder incorporar distintos puntos de vista que den cuenta de la complejidad del objeto de estudio del que se trata el envejecimiento”.


Entre los temas que pueden resultar incómodos de abordar como la sexualidad en esta etapa, también incluimos el maltrato y abuso en la vejez. “A mí me gusta aportar y me gustaría que pensemos en cuáles son las condiciones que tenemos que favorecer nosotros y nosotres para no someternos al abuso y maltrato, y en ese sentido vengo trabajando mucho. Tiene que ver con qué actitud tenemos frente a los trenes que pasan en la vida. Esta cuestión de la autonomía, de no someternos a abuso y maltrato tiene que ver con mantenernos autónomos. Lo que más le preocupa a la gente con respecto a su vejez es conservar la autonomía. De lo que se trata para conservar la autonomía y no someterse a abuso y maltrato es este lema que desarrollamos que es construir una identidad flexible porque tenemos que ser capaces de adaptarnos a los cambios que el curso de la vida nos plantea. Inevitablemente la vida nos va planteando cambios, la pandemia fue un gran cambio, un gran ejemplo, y ese eje que yo pongo entre el cambio y los límites que nos aparecen en la vida, las limitaciones, pero el sostén de nuestros deseos, ese equilibrio para mí es un eje central. Por ahí pasa el tema: poder transformarnos para poder seguir siendo, pero distintos. De esa manera, para poder lograrlo, para poder transformarnos y para poder lograr la autonomía y no someternos a abuso y maltrato, tenemos que ser seres reflexivos. Tenemos que tener esta posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos con nuestros deseos, nuestras fantasías. Ahí también se juega el tema de la sexualidad, ser permeables en nuestras fantasías, en nuestra imaginación y autorizarnos a ponerlo en acto”, concluyó Zarebski.


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