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Del teatro independiente a Netflix sin escalas

Escrito por el octubre 11, 2022


Ignacio Quesada, actor de las series El Marginal, Puerta 7 y Días de Gallos, pasó por el programa radial Estás Muteadx de La Retaguardia. Allí habló de sus comienzos en el teatro y su actuación en series mainstream, donde interpretó a personajes de gran importancia como Brian, uno de los favoritos de las últimas temporadas de El Marginal.

Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier
Redacción: Pedro Ramírez Otero
Edición: Fernando Tebele

Un pibe de 19 años camina por Palermo como cualquier otro. De la mano de su novia, busca un lugar donde tomar una birra y picar algo. En la zona de Plaza Serrano está lleno de gente y ellos interrumpen alguna charla pidiendo permiso para pasar. Una piba lo mira fijo y entrecierra los ojos, como si se tratara de un amigo que hace muchos años no ve. Una pareja lo sigue con la mirada y se preguntan por lo bajo: “¿es él?”. Nacho y su novia siguen mezclándose en el tumulto sin advertir lo que está pasando hasta que una señora con su hija se paran adelante y lo felicitan: “Que bien estuviste en El Marginal. ¡Qué genio! Te queremos mucho”. En cuestión de segundos, Ignacio Quesada, el joven que interpreta a Brian en una las series argentinas del momento, está rodeado de personas que le piden fotos, lo felicitan y abrazan sin parar. Su vida está empezando a cambiar. 

—La gente te empieza a reconocer por la calle, ¿cómo lo vivís? 

—Es hermoso. La gente es muy cariñosa y siempre me tira buena onda. Todavía no me reconocen en todos lados pero cuando pasa no me molesta, porque siempre es con mucho respeto y cariñosamente. 

Quesada todavía no cumplió 20 y ya participó en dos producciones de Netflix, con personajes muy importantes. En 2020 encarnó a Mario en la serie Puerta 7, de Adrián Caetano. Dos años más tarde, Sebastián Ortega y Caetano lo convocaron para ponerse en la piel de Brian en las temporadas 4 y 5 de El Marginal. Su infancia estuvo alejada del mundo de la televisión y el cine, pero siempre muy ligada al arte y la cultura. Empezó a interesarse por la actuación de chico, a modo de hobby: “Mis primeros acercamientos al teatro fueron de la mano de mi madre, ella se dedica a la actuación desde muy chiquita. Hizo teatro hasta tenerme a mí. Y después me ha llevado a ver obras, he participado siempre, tuve muchas ganas de participar en las obras del colegio, en la primaria, en el jardín”, dice. Ya en la escuela secundaria, su mamá lo acercó a “El Excéntrico de la 18”, donde hizo teatro por primera vez. Valentina Fernández de Rosa, su profesora, le llevó a él y otros compañeros la propuesta de un casting donde buscaban a pibes de su edad. No quedó, pero al tiempo lo llamaron desde el mismo lugar para formar parte de otra producción: Puerta 7. 

En ese primer trabajo, cuenta el joven, se encontró con un universo muy diferente a lo que transitaba cotidianamente en sus clases de teatro. “Yo no sabía lo que era una cámara, una producción de esa magnitud, y fue muy lindo encontrarse con todo eso”, recuerda. Y agrega que lo que más lo sorprendió a la hora de desempeñar su tarea fue la infraestructura: “En una obra de teatro uno tiene los recursos que tiene ahí y alcanza con imaginar, pero acá tenía todo tan físico, tan palpable que lo tocas las paredes, me encantaba eso, me encantaba”. En la serie, Quesada trabajó con actores y actrices de renombre en Argentina, como Dolores Fonzi, Carlos Belloso, Daniel Aráoz, Juan Gil Navarro y Esteban Lamothe. 

—¿Cómo te sentiste trabajando por primera vez con gente de larga trayectoria? 

—Me sentía bastante contenido. Y el hecho de estar actuando con gente que tiene más experiencia es hermoso. A mí de chiquito me decían: “Te conviene jugar con gente que juega mejor que vos a la pelota porque así aprendés a jugar mejor. Así ves lo que hacen, las herramientas que tienen”. Cada uno tiene lo suyo, porque esto de la actuación tiene como algo medio de ir agarrando lo que a cada uno le sirve en el momento, lo que aprendió y lo que vio o lo que descubre.

Para continuar con su carrera como actor, siguió complementando su experiencia a través del teatro. Empezó a tomar clases con el director teatral Diego Burzomi, que lo ayudó a ver la actuación de otra manera: “Me hizo interesar mucho en el análisis de la actuación, en cómo encarar un personaje o una situación, cómo labura la cabeza, cómo estudiar la cabeza de un personaje. Cuando voy a clases de teatro voy a entrenar, a descubrir trabas y a seguir destrabando todo lo que hay por descubrir para poder mejorar”, explica. Cuando lo convocaron para El Marginal, la apuesta era aún más grande: una superproducción de Netflix que ya lleva tres temporadas exitosas y, además, le tocaba interpretar a un personaje que tomaría protagonismo y se convertiría en uno de los favoritos del público. Para personificar a Brian, Quesada tuvo el desafío de ponerse en la piel de una persona privada de su libertad, se puso a investigar e imaginar cómo sería esa vida: “Sabía que el personaje era un pibe muy chiquito, el más chico de toda la cárcel. Y toda esa desprotección llevada al afuera también me hizo pensar mucho en el miedo de una persona que está atravesando esa situación. Me lo imaginaba muy crédulo con el tema de la policía, pensaba en lo que te puede pasar si caés preso. Es tremendo cómo se vive ahí, la violencia, cómo reciben a veces a ciertas personas”.

Si bien las ficciones sobre la marginalidad, cárceles o villas parecen estar de moda en los últimos tiempos, El Marginal tuvo un impacto muy alto. La cuarta temporada tuvo casi 30 millones de vistas en menos de diez días en países de habla hispana. A pesar de esta popularidad, no se salvó de las críticas acerca de cómo abordaron las problemáticas de represión estatal, hacinamiento y otros tipos de violencia. Para el joven actor este debate es importante y enriquecedor: “Es delicado hacer ficción, pero creo que radica todo en el compromiso de la gente que lo está haciendo, si lo está haciendo con conciencia o sin. Y no me parece que la serie no tenga conciencia al respecto, en el sentido de que visibiliza varias cosas. La policía, por ejemplo, es la que ejerce cierta autoridad innecesaria y violenta. Es una ficción y tiene esos condimentos dramáticos que son para atraer al público. Yo soy un espectador de la serie, me gusta y la consumo. No me parece mal que se toque así el tema”, plantea. El personaje que él interpreta, además, tiene un rol fundamental a la hora de pensar en lo que sucede en las cárceles, donde algunas personas tienen la posibilidad de seguir una carrera o participar de cursos y talleres, algo que en las temporadas anteriores no se veía. “Este personaje es súper tierno, mucho más amoroso, mucho más desamparado. También como que no tiene ni siquiera presencia para defenderse”, dice sobre Brian, un pibe que, privado de su libertad, busca estudiar, aprender y mantenerse alejado de los problemas. 

Casi en paralelo con el estreno de la última temporada de El Marginal, Nacho Quesada debutó en teatro. A partir de la invitación de uno de los profesores que tuvo en El Excéntrico de la 18, participó de una obra de microteatro con una duración de 15 minutos cada función. 

—Después de trabajar en producciones de Netflix, ¿cómo vivís esta experiencia en el teatro independiente?

—Esta es una obra muy linda, muy graciosa. La verdad es que nunca había hecho una obra de teatro, solo había hecho muestras en las clases. Y en este caso el público fue cambiando porque todos los días hacíamos cuatro o cinco funciones, porque son obras cortitas. Fue hermoso ese contacto con el público, y también hacer una obra de comedia, porque cuando la gente se ríe ya sabés que está ahí.


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