“Vamos a pedir la prisión perpetua para todos los policías imputados en la Masacre de Wilde”
Por LR oficial en Derechos Humanos, Masacre de Wilde
Lo adelantó al cierre de la primera semana del juicio el abogado Ciro Annicchiarico, quien representa a la familia de Edgardo Cicutín y a Claudio Díaz, el único sobreviviente. Consideró que el hecho debe calificarse como “homicidio agravado” porque se trató de “un plan criminal conjunto”. Todo parece indicar que el pedido de perpetua será compartido con la Fiscalía y la otra querella, a cargo del doctor Gustavo Romano Duffau.
Por Colectivo de Medios Populares*
Redacción: Carlos Rodríguez (La Retaguardia)
Ciro Annicchiarico, de larga experiencia en casos de violencia institucional/represión estatal, y en las causas por crímenes de lesa humanidad, sostuvo que “por sus características, la Masacre de Wilde se parece a las típicas ‘ratoneras’”. Recordó que así se califican en la jerga policial “a hechos como la Masacre de Andreani, donde los policías de civil, ante el conocimiento de una posible ‘transa’ delictiva, se adelantan, inventan un enfrentamiento donde todos mueren y ellos se quedan con el botín”. En Wilde, ni siquiera había un botín.
Al hacer un balance de la primera semana del juicio por la Masacre de Wilde, el abogado querellante sostuvo que “el resultado fue positivo, porque la mayor parte de los testigos y los peritos que han intervenido ratificaron lo dicho en la etapa de instrucción”. Por eso consideró que “en términos generales los testigos han ratificado los puntos esenciales en los que nos vamos a apoyar, tanto la Fiscalía como nosotros, en el momento de los alegatos”.
Annicchiarico ratificó que “como ya lo hemos dicho muchas veces, vamos a calificar el delito como homicidio agravado por tres causales que son la alevosía, el peligro común y el accionar de dos o más personas”. Recordó que esa calificación implica “el pedido de prisión perpetua para todos los imputados; ese va a ser nuestro pedido”. Explicó que, de las pruebas reunidas, surge que “todos actuaron en lo que los abogados consideramos un plan criminal conjunto”.
El querellante precisó que “esto significa que todos tuvieron una finalidad ya preparada desde que salieron de la Brigada de Investigaciones” de Lanús (con asiento en Avellaneda) para aplicar “el método de eliminar a las personas que ocupaban” los dos vehículos: el Peugeot 505 conducido por el remisero Norberto Corbo, en el que iban como pasajeros Héctor Emilio Bielsa y Claudio Mendoza; y el Dodge 1500 en el que iban Edgardo Cicutín, el vendedor de libros asesinado, y Claudio Díaz, el único sobreviviente.
Explicó que ese debe ser el pedido de la parte acusadora “más allá de que no se sepa el motivo” que llevó a los 11 policías que actuaron a descargar más de 200 disparos sobre personas que no representaban un peligro para los efectivos, que actuaron de civil y se movilizaban en cuatro autos sin identificación como pertenecientes a una fuerza de seguridad. “Es posible que sólo conocieran los nombres de algunas de las personas, pero sabían que los ocupantes de esos dos autos, un Peugeot 505 oscuro y un Dodge 1500 amarillo, eran considerados posibles sospechosos de delitos”, que nada tenía que ver con la realidad.
Annicchiarico ratificó que en el juicio quedó demostrado que lo sucedido fue “una típica metodología que utilizaba lo que en aquél momento conocíamos como la Maldita Policía de la Provincia de Buenos Aires”. Agregó que debía “reconocer que todavía este tipo de abusos siguen ocurriendo hasta el día de hoy, como son los casos de violencia institucional por intermedio del personal policial”.
Luego siguió hablando de lo ocurrido hasta ahora en el juicio oral por la Masacre de Wilde y reiteró que tienen “muy buenas expectativas” respecto de una condena “lo que no quiere decir que yo esté seguro de nada, porque en materia judicial no existe esa seguridad, más con lo que es nuestra administración de justicia, salvo casos excepcionales que hay que reconocer que existen, pero igual las expectativas son buenas, por el trabajo que hicimos”.
El abogado recalcó que ese trabajo involucró “tanto a las víctimas como a los querellantes, porque Raquel Gazzanego, viuda de Citutín, siempre estuvo al frente de la investigación a la par conmigo, buscando elementos” que aportaron a la causa. Mencionó lo realizado por Raquel “para lograr la captura de Marcos Ariel Rodríguez (el policía que estuvo prófugo por 20 años), porque ella fue la que consiguió datos muy importantes para esa detención”. Puntualizó que “lo siguió hasta en las mesas de votación, en el padrón electoral”, hasta ubicar su presencia impune en la ciudad cordobesa de La Falda. Destacó también la labor realizada por el otro querellante, Gustavo Romano Duffau, quien representa en el juicio a Patricia De Angelis, la viuda del remisero Norberto Corbo. Por lo expuesto, ratificó que “hay buenas expectativas de que en este juicio haya realmente justicia”.
Al analizar los dichos del cabo Marcos Ariel Rodríguez, el único imputado que hasta hoy prestó declaración en el juicio oral, consideró que aportó alguna cuestión cuando reconoció que las Brigadas no realizaban “prevención del delito”. En enero de 1994, la institución policial dijo que los 11 policías habían salido en un operativo de “prevención del delito”. Rodríguez aclaró que esa tarea preventiva sólo la realizan efectivos uniformados de las comisarías.
De todos modos, Annicchiarico señaló que “ese dato es un elemento que les juega en contra y es evidente que hay un acuerdo entre ellos (los imputados) de mencionar el tema, para que nadie se los pregunte”. Aseguró al respecto que “lo importante no es que hayan estado o no de civil, lo importante es que no se dieron a conocer, no dieron la voz de alto, porque si iban detrás de sospechosos de delitos, era su obligación como policías, aún con las leyes que regían en ese momento. Aunque hoy son otras, en aquel momento la obligación que tenían era la de detener a las personas y ponerlas a disposición de la Justicia y no asesinarlas directamente, aunque estuvieran armadas, pero sin usar las armas”. En el Caso Wilde, se demostró que las únicas armas eran las que llevaban y las que dispararon los policías.
Subrayó que “está clarísimo que tanto desde el Peugeot 505 como obviamente desde el Dodge 1500 amarillo en el que iba Claudio Díaz con Edgardo Cicutín, no hubo ningún tipo de agresión previa. Hubo disparos sólo desde las fuerzas policiales y eso está probado por la pericia de Gendarmería como en las pericias médicas que fueron ratificadas en la audiencia”. Precisó que “la gran cantidad de disparos que hubo provenían de atrás de los vehículos atacados”. Recordó que Cicutín “murió por dos disparos que recibió en la espalda”, cuando bajó del Dodge 1500 sin ofrecer ninguna resistencia.
Annicchiarico concluyó diciendo que “de entrada, en el operativo policial, existía la voluntad de matar. ¿Para qué, con qué fin alternativo? Tal vez no lo vamos a conocer nunca, pero lo cierto es que salieron de la Brigada para matarlos”.
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