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“En La Tablada hay un antes y un después del juicio”

Por LR oficial en Derechos Humanos, desaparecidos de La Tablada, La Tablada

A 34 años del intento de copamiento del Regimiento de La Tablada por parte del Movimiento Todos por la Patria, que culminó con una terrible represión con un saldo de 4 desaparecidos, reunimos a Dora Molina y Joaquín Ramos, sobrevivientes; Irene Provenzano, Aurora Sánchez Nadal y Maira Ruiz Sánchez, familiares de desaparecidos; y Ernesto Belli, hijo de uno de los caídos en aquella jornada. La charla fue desde la reparación histórica del juicio —que podrá verse desde este lunes 23 en el canal de YouTube de La Retaguardia y en este portal— hasta las diferentes miradas sobre el hecho, pasando por las autocríticas y los dolores. Todas coincidieron en marcar el juicio celebrado en 2019 como un hito que modificó la mirada social sobre los hechos.

Cobertura conjunta de La Retaguardia y Revoluciones
Entrevista: Fernando Tebele
Redacción: Juan Ciucci (Revoluciones) / Fernando Tebele (La Retaguardia)
Foto: Eduardo Longoni

Foto: José Díaz arrodillado ante uno de los militares ante los que él e Iván Ruiz se rindieron. Ambos permanecen desaparecidos. (Foto: gentileza de Eduardo Longoni)

A 34 años del intento de copamiento del Regimiento de La Tablada por parte del Movimiento Todos por la Patria, que culminó con una terrible represión con un saldo de 4 desaparecidos, reunimos a Dora Molina y Joaquín Ramos, sobrevivientes; Irene Provenzano, Aurora Sánchez Nadal y Maira Ruiz Sánchez, familiares de desaparecidos; y Ernesto Belli, hijo de uno de los caídos en aquella jornada. La charla fue desde la reparación histórica del juicio —que podrá verse desde este lunes 23 en el canal de La Retaguardia— hasta las diferentes miradas sobre el hecho, pasando por las autocríticas y los dolores. Todas coincidieron en marcar el juicio celebrado en 2019 como un hito que modificó la mirada social sobre los hechos. 

Es un nuevo aniversario de un hecho fundamental de la historia reciente de la Argentina, de la incipiente democracia que todavía no terminaba de hacer pie. Aquel 23 de enero de 1989 se produjo el intento de copamiento del Regimiento de Infantería Mecanizada 3 en la localidad de La Tablada, por parte de un grupo de militantes del Movimiento por la Patria. Lo que siguió fue la acción criminal de un Estado que olvidó que ya no estaba en dictadura. Luego de las penas de prisión que cumplieron quienes sobrevivieron, la lucha por su libertad, las liberaciones parciales y finalmente los indultos otorgados por Eduardo Duhalde en 2005, se inició el camino para colocar los hechos de La Tablada en su lugar justo: antes que cualquier otra cosa, el Estado cometió allí crímenes de lesa humanidad. El juicio que se hizo hace cuatro años solo por José “Maradona” Díaz significó mucho más que eso: implicó empezar a hablar seriamente de lo ocurrido en La Tablada. La Retaguardia y Revoluciones, medios que compartimos en aquel tiempo la cobertura en tiempo real a través de El Diario del Juicio, reunió a sobrevivientes y, familiares de personas muertas y desaparecidas, para que nos cuenten cómo viven Tablada hoy, qué significa para ellos y para ellas cuando pasaron 34 años. 

Participaron de esta charla Irene Provenzano, la hija de Francisco Pancho Provenzano, una de las cuatro personas que permanecen desaparecidas, y de Claudia Lareu, quien murió durante el combate; Maira Ruiz Sánchez, hermana de Iván Ruiz, otro de los desaparecidos, y sobrina de Roberto Sánchez, caído ese día; Aurora Sánchez Nadal, mamá de de Iván y también hermana de Sánchez; Dora Molina, integrante en aquel momento del movimiento Todos por la Patria, quien tuvo que purgar la pena de prisión que se le impuso a otros sobrevivientes que habían ingresado, aunque ella no ingresó al cuartel; Joaquín Ramos, sobreviviente y hermano de Pablo Ramos que cayó en combate en una situación como tantas otras no esclarecida; y Ernesto Belli, hijo de Pablo Belli, otro de los integrantes del MTP que murió en la La Tablada. 

—¿Cómo se vive un nuevo aniversario de Tablada? Porque pasaron muchísimas cosas en estos años y fue cambiando la mirada pública sobre Tablada. ¿Fue cambiando también la mirada de ustedes, cambió la tuya, o es una mirada que no tiene idas y vueltas?

Irene Provenzano: Pienso que afectiva y emocionalmente significa con diferentes intensidades, emociones parecidas, porque hay algo que no cambia, que es la pérdida personal de mis viejos. Y en ese sentido, la mirada cambia menos. Creo que hay un antes y un después de lo que significó el juicio, en cómo llegamos a los aniversarios de Tablada y de cómo se ve Tablada hacia afuera. El juicio como un hito, pero parte de un proceso más amplio de poder empezar a instalar que en Tablada hubieron violaciones a los derechos humanos, que vos denunciaste al principio. Y eso nos para diferente también, es llegar a cada 23 siempre con la reivindicación de los compañeros y las compañeras caídos ahí, y también con la legitimidad de una denuncia que se va transformando en una confirmación a través de la justicia. Que hubo fusilamientos, que hubo desapariciones y que hay responsables de eso y que los tenemos que juzgar. Que hubo encubrimiento judicial y se empieza a probar. Y eso nos para de un modo diferente. 

—Joaquín, vos tenías 19 años cuando se dio el hecho de La Tablada y has pasado también muchos años en prisión después de aquel juicio que se realizó al poco tiempo del intento de toma. ¿Qué significa para vos Tablada hoy, luego del juicio que se realizó hace 4 años y que de alguna manera dio vuelta la lectura sobre esta historia? Pasaron de investigados y de culpables a testigos que pudieron dar este testimonio como sobrevivientes. 

Joaquín Ramos: Sí, a mí la palabra sobreviviente no me gusta, entiendo que lo soy pero como que somos más cosas. Justo hoy pensaba que el juicio por (José) “Maradona” Diáz fue muy reparador para todos nosotros, incluso para todos los compañeros que quedamos, que pasamos la cárcel juntos, que la mantuvimos ahí como una trinchera de lucha. No ir ahí como acusados sino como testigos y que se nos escuchara, fue muy reparador. Porque estaba pensando un poco con todo este tema del Lawfare y todo lo que está pasando ahora, es como muy difícil cuando vos enfrentás a la Justicia y la Justicia te dice “no, porque no”. Es como el Estado rechazando todo lo que vos hacés, todo lo que vos pedís, cosas que son evidentes, y fingiendo demencia ante el otro. Entonces era súper frustrante toda la excusa que dio el Ejército y convalidó la Justicia de cómo se habían fugado José con Iván, de un camillero y todo eso que se demostró en el juicio que era mentira. Era evidentemente una mentira cuando lo hicieron en el `89, era una coartada bastante estúpida, imposible de creer. Pero nos encontrábamos con una pared y le decíamos: “Pero escúcheme, esto es ridículo, estamos rodeados por 1600 militares y usted me dice que estos dos compañeros los dejaron solo con un camillero, lo mataron y se fueron. Y encima tienen la caradurez de reclamar captura internacional de estos compañeros que ustedes asesinaron”. Y era todo así en la Justicia en ese momento, sirvió exactamente para convalidar la represión del Ejército. 

“A los militares que se sublevan en el `90, a quienes coparon el Edificio Libertad le dan menos pena que a mí y por eso esta cuestión de la doble vara, de la Justicia a la carta que tanto se hablaba.

—Cuando uno piensa en aquel primer juicio que se hizo, manipulado y en el que se les aplicó una ley que casi se hizo a la medida de ustedes (Ley de defensa de la democracia), hubo como un silencio y muy pocas personas que durante muchos años sostuvieron, también, hay que decirlo, solidaridad con ustedes. Y ahora parece haber cambiado por completo, hay como una necesidad de escucharlos y de escucharlas a ustedes, cosa que antes no sucedía. Me imagino que para ustedes debe ser esto raro por todo lo que pasó antes. 

Dora Molina: No es raro, porque yo creo que lo que muestra, un poco retomando lo que decía Joaquín, es la complejidad de este país institucional y el peso que la Justicia ha tenido siempre en mantener los privilegios de los poderosos. Yo creo que eso nosotros lo vivimos en carne propia y ahora con todo lo que pasa en el país, va tomando cuerpo y nuestra experiencia sirve para que podamos analizar justamente eso. Hay varios hechos para analizar: en ese momento nos tiraron con todo, porque por ejemplo yo que me detienen afuera del cuartel, recibí una condena de 15 años. Y no sé si recuerdan a los militares que se sublevan en el `90, a quienes coparon el Edificio Libertad le dan menos pena que a mí y por eso esta cuestión de la doble vara, de la Justicia a la carta que tanto se hablaba. Esto en mi caso, pero las condenas fueron excesivas para todos, para quienes habían estado dentro, bueno, perpetuas directamente. Y después, esta cuestión de no investigar las violaciones a los derechos humanos, separar directamente eso y tratar de cerrarlo o cajonearlo, y hacerlo como ocurrió con todo el tema de las desapariciones y todas las denuncias que se hicieron en ese momento. Y otra cosa más, en el juicio no se nos permitieron peritos de parte, digamos… Hubo toda una serie de arbitrariedades de la Justicia, que son las que hoy estamos viviendo. Es decir, hicieron lo que quisieron durante ese juicio. Y entonces, claro, pasaron los años que tuvieron que pasar, en nuestro caso pasaron 30 años hasta que se pudo llevar a cabo este primer juicio por la desaparición de José. Pero bueno, recordemos que en todos los juicios por violaciones a los derechos humanos también, ¿cuántos años pasaron? ¿Cuántos años se necesitaron para que se hiciera realmente justicia? Entonces, esta es la complejidad y el desastre de nuestro país, el desastre de lo que es la Justicia. Nosotros lo vivimos en carne propia, por suerte se ha comenzado a desandar y se se investigó ahora con el juicio a Arrillaga y esperamos poder seguir con el resto de los desaparecidos y también con otras violaciones más, porque nosotros sabemos que hay varios compañeros rematados o el caso nunca esclarecido de Pablo Ramos (hermano mayor de Joaquín). Es decir, quedan todavía infinidad de cosas que nos preguntamos en el marco de la dinámica de este país: ¿cuántos años más tienen que pasar para que tengamos justicia o se eche luz sobre esas cuestiones? Esto es terrible pero esta es la realidad en la que vivimos, este es el país en el que vivimos. 

“Que un fascista me pida arrepentimiento… lo mando a la concha de su hermana. Pero que un militante me diga: “Che, cuál es la autocrítica de ustedes ante el hecho” me parece bien, me parece justo que lo haga, me parece sensato, es la forma de transmitir.

—Una de las cosas que dio vuelta el juicio que sucedió hace cuatro años, que además abre la puerta a otro juicio y en algún momento vamos a tener Tablada II, es esto de que ustedes, que vivieron buena parte de su vidas después del `89 como culpables socialmente, pudieron aparecer desde otro lugar. Pero sí aparecen algunas voces “amigables” que dicen “nunca hubo una autocrítica por Tablada”. ¿Creen que eso es necesario? ¿Se hizo y no fue público, no se hizo, es un acto individual, es un acto colectivo?

Dora Molina: Mirá, autocrítica… hablemos de análisis, de revisión. La revisión se ha hecho en el caso nuestro una y mil veces. Nosotros hemos explicado por qué ocurrió La Tablada, cuál era el propósito e incluso, bueno, algunas publicaciones y libros, sobre todo de Gorriarán Merlo, que fue el jefe y dirigente del MTP. Me parece que eso ha sido suficientemente explicado, la cuestión del golpe o del peso de seguir teniendo a los militares en ese momento sobre la democracia. Este hecho de que no querían ser juzgados, recordemos que fueron los primeros momentos de Alfonsín que se intentó juzgarlos y se produce el levantamiento carapintada. Ese fue el propósito, es decir, terminar de una vez y para siempre con esa cuestión de los militares permanentemente custodiando lo que debía ser la democracia, ¿no? Que si no les gustaba tiraban todo al diablo. Creo que eso ha sido suficientemente explicado. Me parece que en parte lo que vos decís, esta visión nueva social de interesarse más por esta cuestión de qué ocurrió con las violaciones a los derechos humanos, viene me parece en parte porque esta discusión ya está zanjada. No obstante, cada vez que nos piden explicaciones seguimos dando, pero son las mismas que hemos dado siempre.

Joaquín Ramos: Igual autocrítica se usa como análisis, es un análisis de lo acontecido. Creo que la autocrítica es sana, es necesaria. Y aparte creo que es un deber de cualquier militante popular. Yo hice mi autocrítica, desgraciadamente no pudimos hacer autocrítica colectiva del hecho o un análisis del hecho, más que nada de nuestras intenciones que son las que dice Dora. Yo después de 22 años, como vi que no había una intención de hacer una autocrítica colectiva, un análisis colectivo, una reflexión colectiva, hice el mío. Yo hice lo mío y me lo he tomado como una militancia eso. Porque a mí me parece que para la nueva generación de militantes, la gente que no estaba ahí, que no vivió esos momentos y que quiere saber, quiere saber porque es la forma en la que se transmiten las luchas del pueblo. Nosotros hicimos una cosa, nos pasó que tuvo determinadas consecuencias, entonces hay que socializarla para que los que vienen detrás no cometan los mismos errores que nosotros o lo hagan mejor que nosotros, o decidan ir por otro camino. Entonces a mí me parece sano, me parece normal, coherente que nos pidan, que nos digan cuál es la autocrítica del hecho o cuál es el análisis del hecho. Y no tengo problema en hacerla. Me parece que una cosa son las intenciones, que es lo que dice Dora, que obviamente yo reivindico completamente las intenciones y reivindico a todos los compañeros y la posición de luchar contra los privilegios de este país, contra los militares que eran una fuerza opresiva de su propio pueblo. Y lo diferencio del hecho, con una posibilidad de autocrítica, pero no me asusta que un compañero me pida autocrítica. Que un fascista me pida arrepentimiento… lo mando a la concha de su hermana. Pero que un militante me diga: “Che, cuál es la autocrítica de ustedes ante el hecho” me parece bien, me parece justo que lo haga, me parece sensato, es la forma de transmitir. Una de las cosas muy buenas que tuvo el MTP fue la recuperación de la memoria histórica. Nosotros le dedicamos un montón de esfuerzo a transmitir lo que había sido la lucha de los `60, de los `70, lo que había sido la lucha de la resistencia peronista, lo que había sido la lucha del pueblo argentino. Eso es una labor histórica, todo el revisionismo de los historiadores peronistas, si querés, es un poco para transmitir eso. Acá hubo gente que luchó, no es esto lo que pasó siempre. Entonces yo cuando me lo piden, o sea, cuando me piden que cuente mi opinión y que diga lo que pasó, y eso siempre que es entre compañeros, siempre que es con la intención de transmitir eso para que quede en el ámbito de lo popular, me parece bien. No me parece mal, no me molesta. 

“Pero para mí lo que significó ese juicio también fue eliminar la palabra tabú, porque La Tablada era tabú. Nadie quería hablar de La Tablada. Nadie. Ni los otros, ni los nuestros, ninguno. Para todo el mundo La Tablada era mala palabra, era peor que la “concha de su madre” como acaba de decir por ahí Joaquín.

—Desde Nicaragua están la mamá y la hermana de Iván Ruiz, ambas además son familiares de Roberto Sánchez, uno de los caídos en La Tablada. En el caso de Iván, es uno de los desaparecidos, Sánchez era tío de Ruiz y cayó en el combate. Ambas han tenido la posibilidad de viajar para ver parte del juicio que se hizo aquí hace cuatro años. Habrá sido, por un lado interesante y valioso ver que se hacía un juicio por los desaparecidos de La Tablada. Y la gran pregunta de si se hacía el juicio por Díaz, ¿por qué no se había hecho por Iván? Pero aún así, evidentemente el juicio te pareció importante y por eso viniste Aurora.  

Aurora Sánchez Nadal: Sí, para nosotros era algo esperado y peleado por muchos años y necesitábamos el juicio por todos los compañeros, por los caídos, por los que habían estado presos, por todos. Y para mí, principalmente por Iván, porque yo en aquella época trabajaba en el periódico Barricada, y años después de La Tablada todavía en los télex llegaba la Interpol pidiendo la búsqueda de Iván Ruiz. La última vez que lo leí fue como en el `97 o `98, todavía casi diez años después la Interpol andaba buscando a Iván Ruiz. Entonces para mí ese juicio fue muy importante, me esclarecieron muchas cosas, como el militar que dijo que cargó con una mochila por 30 años, como el otro que dijo que los hubiera fusilado a todos, o el que dijo que fueron torturados Iván y “Maradona”. Entonces, para nosotros fueron muchas cosas esclarecedoras. Y recuerdo que cuando aquel dijo que los hubiera fusilado a todos, yo iba a hablar, pero todavía sonaba en mis oídos las palabras de todos los compañeros “Vos no abras la boca en el juicio”. Y recuerdo que al terminar el primer round salimos con Irene afuera y lo agarramos al presidente de la mesa (por Matías Mancini, presidente del Tribunal) y dijo: “Yo esperaba que ustedes hablaran”, y yo le dije “a mí no me dejaron”. Las dos estábamos… acá teníamos los ovarios, no queríamos llorar y estábamos furiosas. Pero el juez nos explicó que él no podía hacer nada. Y después aparte, Iván y “Maradona” siempre estaban los dos juntos, porque ellos habían luchado juntos en Nicaragua y habían estado juntos en La Tablada. Y entonces sentí que ese juicio también había sido en cierta forma para Iván. Pero a mí me explicó el abogado, cuando yo le dije: “¿por qué no está Iván también acá, si los dos cayeron juntos, los dos fueron torturados juntos, a los dos los mataron juntos?”. Entonces me dijo que en un momento, cuando a mí me avisaron que había aparecido, que no era Iván, era mi hermano, después me avisaron que se habían equivocado, en ese momento a Iván lo sacan del juicio y sigue caminando solito “Maradona”. Cuando se dan cuenta que se equivocaron y que Iván también sigue desaparecido, lo insertan en el juicio, pero ya queda atrás, eso me explicó el abogado, porque yo tampoco entendía nada entonces. Pero para mí lo que significó ese juicio también fue eliminar la palabra tabú, porque La Tablada era tabú. Nadie quería hablar de La Tablada. Nadie. Ni los otros, ni los nuestros, ninguno. Para todo el mundo La Tablada era mala palabra, era peor que la “concha de su madre” como acaba de decir por ahí Joaquín. Entonces, para mí, el juicio eso es lo que significó, que por fin fueron reconocidos en todo sentido. Porque ahí reconocieron que “Maradona” Diáz e Iván no habían asesinado a nadie, eso nos dio tranquilidad a todos. Y que por fin se podía hablar, como dijo Joaquín, que ya no era el juicio a nosotros, sino que era el juicio a ellos. Fue increíble ver a todos los familiares ahí, yo te digo que si se abre otro juicio, yo quiero ir, no sé cómo, pero voy a ir. 

Pasé más de 30 años haciendo una muralla para no sentir el dolor (se emociona). Entonces, es muy forzoso todavía para mí como lo estoy viviendo. Pero lo que sí está claro es que la política actual, ya sea de un lado o del otro, no es una solución. Es lo que siento yo. Así lo estoy viviendo. 

—Para quien quizás no tiene toda la información para entender las cosas que venía diciendo Aurora, en el recorrido de estos días que vamos a ir subiendo las audiencias del juicio, seguramente lo van a poder comprender. Por ejemplo, yo marcaba por qué el juicio fue sólo por Díaz y no por Iván, cuando en realidad hay cuatro desaparecidos, pero ellos aparecen en la misma secuencia fotográfica del fotógrafo Eduardo Longoni. Y esas ocho fotos, que ya verán, fueron fundamentales en el juicio en la que se los ve a ambos juntos con vida. Y luego la hipótesis militar sostenida hasta el juicio en el sentido de que ellos habían asesinado a un militar y se habían fugado, y que en el juicio se desarticuló. Por eso esto que decía Aurora, de tantos años siendo buscado por la Interpol, alguien que en realidad estaba desaparecido por las fuerzas del Estado. Increíble. Maira, ¿cómo viviste vos el juicio desde allá? ¿Cómo vivís La Tablada con esto de ser parte de una familia donde un tío fue asesinado o caído en combate y un hermano que permanece desaparecido? 

Maira Ruiz Sánchez : Yo estuve también allá con el juicio, estuvimos las dos. ¿Cómo lo vivo actualmente? Aislándome de la política, me saturé, entonces es la manera que encontré para poder seguir adelante (se emociona). Me considero a veces un poco la oveja negra de la familia, porque estoy encontrando mi propia manera para seguir adelante. La Tablada, no sé qué pasó, yo era un adolescente. Lo único que sé es que destruyó vidas y familias. Que sí, tal como decía mi madre, las cosas empezaron a cambiar, que por lo menos se podía hablar de él, del hecho. Pero el hecho en sí fue como una bomba atómica. Entonces, actualmente, yo estoy hasta hace poco tiempo pudiendo ver el trauma que ocasionó. Y me está costando mucho, pero ya por lo menos lo logro ver. Pasé más de 30 años haciendo una muralla para no sentir el dolor (se emociona). Entonces, es muy forzoso todavía para mí como lo estoy viviendo. Pero lo que sí está claro es que la política actual, ya sea de un lado o del otro, no es una solución. Es lo que siento yo. Así lo estoy viviendo. 

—En ese tránsito que estás haciendo del dolor, que como siempre decimos aquí es individual, cada persona que ha sufrido este tipo de situaciones por parte del Estado la vive de manera diferente. Cada uno hace un proceso individual que puede tener puntos en común con el del otro o con el de la otra, y puede encontrarse en un montón de otros momentos. Bueno, en ese tránsito que estás haciendo ahora de alguna manera, como decías, ir recomponiendo el trauma familiar que implica Tablada, te agradecemos enormemente que estés con nosotros repensando un nuevo aniversario. 

Maira Ruiz Sánchez: Gracias. 

—Ernesto Belli es el hijo de Pablo Belli, otro de los militantes del MTP que cayó allí en Tablada. Y bueno, es de esos que hemos conocido militando en la causa que tuvo ahí su punto de clímax con la llegada del juicio. Que fue de alguna manera parte de un montón de años de lucha que habían tenido en otros momentos el pedido de libertad para aquellas personas que estaban presas. Pero no sos mucho hablar, por eso también te agradezco que estés aquí compartiendo con nosotros. Bueno, cuando uno habla de Tablada habla de todo esto, de lucha por liberar a presos políticos, de dar vuelta la taba y juzgar aunque sea a uno de los generales que tuvo que ver con lo que allí sucedió en la represión del Estado. Cuando van pasando los años, ¿cómo vas viendo todo ese camino que fue de construcción? 

Ernesto Belli: Bueno, fue un proceso largo. Como preguntabas al principio, fuimos cambiando, fuimos creciendo. Haciéndonos también como contaba Maira, capaz mi muralla fue distinta, fue acercándome, fue desde la política y desde esa pelea por la libertad de les compañeres. Pero fue eso: el momento del juicio, el laburo de ustedes de paso fue muy importante, el que se vayan acercando. Fueron momentos importantes y de pelea, y entonces también reivindico a mis compañeres y a los caídos y las caídas. Y también aprendí a respetar las diferencias, capaz que antes alguien pensaba diferente y lo miraba mal. Ahora no, para nada, al contrario, me llegan mucho las palabras de Maira (se emociona). 

“Durante muchos años yo viví Tablada a través de lo que los medios mostraban o de lo que la sociedad decía sobre eso. Y que tuve la oportunidad, la suerte, el privilegio de acercarme a estas personas que están acá y a otras más, y empecé también a tener mi versión sobre Tablada

—La Tablada ha cruzado la vida de cada uno de ustedes de manera directa y ha cruzado muchas de nuestras vidas de manera indirecta. Nosotros siempre contamos que año a año, apenas se empezó a abrir la posibilidad de que un juzgado de instrucción diera cuenta de la situación que se había vivido con los desaparecidos en la represión militar y policial en La Tablada, nos sorprendía que una noticia que no era noticia, salvo en nuestro medio y en algún otro medio, pero que no era noticia en los medios tradicionales, cada vez que publicábamos algo sobre Tablada circulaba un montón. Como que había un silencio de parte de los medios de comunicación, pero mucho interés del otro lado por conocer cosas de La Tablada. E incluso lo hemos vivido nosotros mismos aquí, en el interior de nuestro medio, que cuando llegó el momento del juicio fueron varios de los más jóvenes los que dijeron “quiero saber que pasó en La Tablada”. Un poco lo que decía Joaquín,el traspasarle a las nuevas generaciones qué fue La Tablada y cuál fue el contexto en que sucedió. Y hemos hecho un pequeño recorrido con cada una de las voces de ustedes y aparece esa gran paleta de colores qué es Tablada. Miradas diferentes sobre el mismo hecho y a la vez plantados en un mismo lugar de un pedido de justicia. Yo quisiera preguntarles y responda quien quiera o responda más de uno o más de una, si esperan algo más de la Justicia después de este juicio, o si para ustedes de alguna manera La Tablada ya fue. Yo sé que les va a caer fuerte esto pero me parece un buen pie porque para mucha gente La Tablada después del primer juicio ya fue, ya se hizo el juicio por los desaparecidos de La Tablada.  

Aurora Sánchez Nadal: No se hizo el juicio por los desaparecidos de La Tablada, faltan tres. Así que no podemos decir que se hizo. Se hizo un juicio. Mira, para mí es muy importante, no sé quién lo dijo, lo de los jóvenes. Recuerdo que cuando con Dora hicimos aquel viaje de locas que fuimos con un documental, “Somos invencibles”, desde Buenos Aires hasta Jujuy. Creo que fue en Cañada de Gómez que presentamos el documental después de presentarlo en Rosario. Y hubo algo que a mí me impactó. Entre el público había dos profesoras de Historia. Y ellas estaban heladas porque jamás habían oído la palabra Tablada, ni sabían de lo que se trataba. Entonces ahí me di cuenta de la importancia que tenía nuestro caminar. Yo no he parado de caminar. A mí me paró la pandemia porque mi última caminata fue en Cuba con el documental de “Los Índalos”. Yo no he parado de caminar porque para mí es muy importante hablarle a los jóvenes, que sepan. Entonces a mí me impresionó que dos profesoras de Historia de Secundaria, no supieran lo que era La Tablada. Es nuestro deber informarle por lo menos a los jóvenes. 

Irene Provenzano: Se trata un poco de lo que la Justicia pueda dar o reparar, pero también hay un montón de otros ámbitos, porque si nos hubiéramos quedado solo en los tiempos de la Justicia o en lo que la Justicia podía decir, por ahí nos hubiéramos quedado antes o por ahí vemos que el camino termina en otro lado. Pero se puede encarar desde otros lugares, este ejercicio de seguir cada 23 de enero saliendo a decir algo y seguir poniendo el tema sobre la mesa, me parece que es parte de seguir pidiendo más, además de lo que ese juicio pudo reparar o pudo condenar. Esto por un lado, y por otro también tomo un poco lo que dijo Juaquin, que nos nos toca por ahí a los hijos sino un poco a los compañeros y las compañeras poder transmitirle a los más jóvenes y a quienes no saben qué fue el MTP, quienes lo integraron, como parte de esa historia de lucha del pueblo argentino. Que fue un capítulo de la historia que por ahí esa experiencia se cerró con Tablada, pero que queda ahí también un espacio para seguir trayéndolo al presente. Y después por ahí algo más para decir cuando los escuchaba a Ernesto y a Mayra, es que por ahí durante muchos años yo viví Tablada a través de lo que los medios mostraban o de lo que la sociedad decía sobre eso. Y que tuve la oportunidad, la suerte, el privilegio de acercarme a estas personas que están acá y a otras más, y empecé también a tener mi versión sobre Tablada y sobre quienes fueron protagonistas de esto a través de estas personas con nombre y apellido y agradezco mucho que hayan siempre abierto su historia y su vida personal a mí y me hayan transmitido con mucha sinceridad todo lo que tenían para decirme. Y también creo que cambié, y en algún momento tenía una forma de acercarme a escucharlos un poco más cerrada. Y con los años aprendo siempre algo nuevo, y se me abre otro camino.  

Joaquín Ramos: Con la Justicia espero llegar hasta el final. Porque yo creo que para todos los que perdimos familiares y compañeros, compañeros muy queridos… yo estoy súper orgulloso de haber sido compañero de mis compañeros que no están. Para mí es un honor haber sido compañero de Iván, de Maradona, de Pancho, de Jorge Baños, de todos los compañeros que cayeron. Para mí es súper importante, o sea, son gente que estoy súper orgulloso de haber conocido y de haber compartido una militancia. Así que de la Justicia espero que lleguemos a todos, espero que lleguemos a todos los desaparecidos, que se llegue a investigar todos los ejecutados, que se llegue a investigar todo. Sé que va a ser un montón y que por ahí nos lleva un montón de años, pero me parece que nosotros aspiramos a todo, aspiramos a tomar el cielo por asalto mirá si no vamos a aspirar a esto, nosotros aspiramos a todo. Y después personalmente me parece que… como que mi meta es que la gente sepa qué pasó. Que la gente sepa qué pasó, que quisimos hacer, quiénes éramos, cuál era el objetivo. Y que eso sirva a la lucha, a las luchas futuras, donde la gente pueda sacar de ahí alguna enseñanza, algún conocimiento, aunque sea para decir “bueno nosotros no vamos a ir por ahí, vamos a ir por otro lado”. Eso no importa, pero que sea un hecho claro y que se enmarca en la lucha del pueblo argentino. Yo creo que somos parte de las luchas del pueblo argentino en el camino a una sociedad más justa, a un país mejor. Así que yo, como objetivo personal te quiero decir, y por eso te decía que no me ha molestado lo de la autocrítica, me parece que es como difundir y contar lo que hicimos para que cada uno saque su conclusión sobre la cuestión y para que cada uno pueda conocer eso, que perdimos un montón de compañeros súper valiosos que entregaron su vida convencidos de lo que hacían. Militantes de fierro total. Eso, yo espero eso para el futuro. 

Dora Molina: Sí, yo también creo que seguimos exigiendo justicia, que eso va a ser reparador para todos. Es decir, como decía, este juicio significó eso para todas las víctimas. Pero bueno, en la medida que se avance se va a avanzar también en ese proceso que individual y colectivamente debemos hacer todos. También esto que dicen varios, que está diciendo Joaquín, desde la difusión de la lucha del pueblo. Y también el otro aspecto que yo le agregaría, si se hace justicia en esto, también va a ayudar a que la Justicia argentina sea una mejor justicia. Creo que también esto aporta ese cambio cultural que hace tanto falta, ¿no? Porque por ejemplo, el juicio ahora que salió colateral a esto del encubrimiento de todo lo que se supo a partir de este este militar ambulanciero que dice que le fraguaron donde estaba, y recordemos la firma de Nisman en esto. Es decir, que se sepa eso también va a ayudar a que la mayoría de la gente comprenda o que un gran número de la gente comprenda lo que ha significado la justicia y que eso no puede volver a pasar más. Entonces creo que también esta justicia que nosotros queremos desde lo particular, también ayuda a mejorar la justicia en su totalidad. Me parece que eso también es importante. 

Ernesto: Reivindicar un poco también la tarea de les compañeres que llevaron el juicio desde la parte legal. Nada, como que se unieran muchas patas, que para nuestra historia y todo nuestro recorrido, tanto el laburo de ustedes de prensa como el laburo que llevaron adelante en el juicio les compañeres, fue fundamental. Y creo que esa es la clave para seguir avanzando. Es la militancia, no creo que la Justicia venga a darnos nada ni nadie nos haga nada, sino vamos a tener que seguir metiéndole garra como todas las personas que están acá que le han metido. Así que también creo que tenemos que seguir buscando el juicio por los otros compañeros desaparecidos, por Pablo, por las muertes que no seguirán en combate, digamos.  

—Pablo Llonto, Susana Lombardi, Coco Lombardi y Liliana Mazea, abogadas y abogados de la querella en este juicio, cumplieron un papel descomunal en la tarea de desarmar esta trama, que había que desarmar. Ese juicio donde nos mirábamos sorprendidos quienes estábamos allí cuando se iba cayendo el encubrimiento y comenzaba a aparecer la verdad. Todo ese recorrido hubo que hacer para que Cesar Quiroga, el exmilitar que dijo que le habían fraguado su testimonio, que lo habían hecho decir cosas que él no había vivido en su declaración en la instrucción del juicio. Y que después cuando llegó al juicio dijo la verdad, trajo la imagen de quitarse la mochila, como dijo Aurora hace un rato, este hombre que dijo la verdad y se sacó una mochila de 30 años. Bueno, todo eso lo van a poder ir viendo desde este 23/1 en adelante en el canal de YouTube de la Retaguardia, transmisión conjunta con Revoluciones. Una forma de volver a este juicio y que pueda quedar allí el archivo también para que sea visto por las nuevas generaciones. Les agradecemos muchísimo que nos hayan ayudado a volver a hablar de La Tablada en este 23, a quienes no necesariamente hablamos de Tablada los 23 de enero, pero también nos es importante aprovechar este momento para recordarlo y siempre nos genera una intensidad muy especial meternos en el tema de lo sucedido en La Tablada.