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La Retaguardia

Juicio Cagliero -día 2- “En ningún momento vi un arma”

Por LR oficial en Derechos Humanos, gatillo fácil, Juicio Cagliero, represión estatal, Violencia institucional

La frase estuvo en boca del dueño del supermercado de Martín Coronado donde se produjeron los incidentes que derivaron en el asesinato de Diego Cagliero a manos de dos policías bonaerenses. El testigo sostuvo que no vio arma alguna en poder de Cagliero o de los siete amigos que lo acompañaban la tarde en que ocurrió el hecho. Los dichos fueron ratificados por un empleado de seguridad del comercio, quien aseguró que “ninguno tenía armas”.

Redacción: Carlos Rodríguez
Edición: Pedro Ramírez Otero
Foto de portada: Centro de Acción Cultural Diego Cagliero


Lucas Carrasco y Roberto Alejandro Guerra, dueño y empleado del supermercado de Martín Coronado donde se produjeron los incidentes que derivaron en el asesinato de Diego Cagliero, fueron dos de los testigos que declararon en la segunda jornada del juicio oral que se realiza en los Tribunales de San Martín contra los dos policías involucrados.

Un tercer testigo, el oficial Diego Reinaldo Torres, también puso en crisis la versión oficial que asegura que los policías imputados, el oficial Rodrigo Constatt y el subinspector Sergio Montenegro, provocaron la muerte de Cagliero e hirieron de gravedad a Mauro Tedesco, en el marco de un “tiroteo” con ocho jóvenes que tenían dos armas en su poder y que las usaron.

El 19 de mayo de 2019, cuando ocurrió el hecho, el oficial Diego Reinaldo Torres era integrante del Comando de Patrullas de Tres de Febrero, al igual que los dos policías imputados. Torres participó en el operativo de búsqueda de la camioneta Ducato en la que iban los jóvenes, acusados de haberse llevado del supermercado algunas mercaderías sin pagar.

Este testigo relató que él fue quien, con el móvil policial a su cargo, se cruzó en el camino de la Ducato, y se produjo un roce entre los dos vehículos.

El encontronazo sucedió cuando el conductor de la camioneta intentó esquivar al móvil policial. Torres precisó que en ese momento escuchó “dos tandas de disparos”.

Torres aclaró, de todos modos, que no vio ningún arma en la camioneta. Precisó también que no utilizó su arma reglamentaria por considerar que “no era el recurso adecuado para ese momento” dado que su vida “nunca estuvo en peligro”.

Es importante lo dicho por Torres sobre las “dos tandas de disparos”. En la causa está probado que el oficial Constatt realizó diez disparos con su arma reglamentaria, uno de los cuales provocó la muerte de Cagliero. El subinspector Montenegro, por su parte, apretó tres veces el gatillo y con una de sus balas hirió de gravedad a Tedesco. Los dos policías están acusados de “homicidio agravado” y por “homicidio en grado de tentativa” de Tedesco y de los otros seis jóvenes.

La balacera se produjo porque los amigos trataban de llevarse sin pagar algunas mercaderías. Al tema se refirió el primer testigo, Lucas Carrasco, dueño del supermercado de Martín Coronado. Ese día estaba en la caja, atendiendo a una clienta que le advirtió “te van a robar”, ni bien vio entrar al comercio a seis de los ocho amigos. La mayoría llevaba puestas camisetas de fútbol (River, Boca, Juventus), un dato que parece haber incentivado en la clienta el fantasma de la “inseguridad” que alimentan los medios masivos de comunicación.

Carrasco llamó a su jefe de seguridad, para que observara los movimientos de los jóvenes a través de las cámaras de seguridad. Fue así que advirtió que uno de ellos ocultaba mercaderías debajo de sus ropas.
Eso derivó en un conflicto entre Carrasco y Guerra, el encargado de seguridad, con los seis jóvenes, que ya habían salido del negocio y estaban en la camioneta Ducato. A pesar de todo, Carrasco aclaró que en ningún momento vio un arma en poder de los jóvenes. Guerra coincidió en afirmar que “ninguno tenía armas”.

Los jóvenes devolvieron algunas de las mercaderías, pero como se llevaron otras, Carrasco los empezó a perseguir con su automóvil. Fue entonces que se cruzó con un móvil del Comando de Patrullas de Tres de Febrero. Allí comenzó la persecución policial, de la que participaron entre cinco y ocho patrulleros, según las distintas versiones de los testigos que declararon hasta ahora.

Una frase de Carrasco pone de relieve la insensatez de una búsqueda salvaje. Dijo que se sorprendió cuando los policías volvieron al supermercado y le dijeron que tenía que ir a prestar declaración porque “habían tenido un tiroteo en el que había muerto una persona”.

Cuando le preguntaron qué sintió al enterarse de lo sucedido, respondió: “Me sorprendí, porque no lo podía creer, en base a los hechos que sucedieron en el supermercado”.

También declararon otros tres testigos: Analía Ibáñez, que era oficial de servicio de la Comisaría quinta de Eufrasio Álvarez, quien se hizo presente en el lugar de los hechos cuando comenzó la investigación; Juan Tripi, un motoquero convocado para ser testigo del procedimiento policial; y Gabriela Segundo, cabo de la Gendarmería, quien participó en las pericias.

La oficial Ibáñez dijo que estuvo en el lugar del hecho, pero no ingresó a la camioneta Ducato. Señaló, sin embargo, que en el lugar los policías “secuestraron” dos armas, “un revolver marca Bersa y una pistola de aire comprimido”. En la causa se demostró que el revólver no fue usado. La Fiscalía y las querellas aseguran que esas armas fueron “plantadas por los policías” para apuntalar la versión oficial del “enfrentamiento”.

El testigo Tripi, apenas señaló que vio una botella cerrada de vodka y un frasco con chimichurri, que serían las mercaderías no devueltas por los jóvenes que motivaron la persecución mortal.

La cabo Gabriela Segundo mencionó la existencia de una pericia realizada al móvil policial en el que iba el testigo Diego Reinaldo Torres. Según dijo la cabo de Gendarmería, el vehículo policial presentaba golpes, producto del encontronazo con la camioneta Ducato, y un orificio producido aparentemente por un proyectil. Lo que no queda claro es si esa pericia intenta robustecer con una prueba “armada” la alicaída versión del “enfrentamiento” o si es el resultado de las dos “tandas de disparos” de la propia fuerza a las que hizo mención el oficial Torres.

El proceso se realiza en los Tribunales de San Martín, con la modalidad de jurados populares, bajo la supervisión del juez Marcelo Machado, presidente del Tribunal Oral Criminal 1.