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2 años del asesinato de Alejandro Martínez en la Comisaria de San Clemente

Escrito por el noviembre 17, 2023


Entre el 17 y 18 de noviembre de 2021, Alejandro Martínez fue asesinado en la comisaría de San Clemente. La policía intentó hacer pasar el crimen por una “sobredosis” e “infarto”. Pero gracias a un testigo, a la familia que advirtió las mentiras de los oficiales, y a las dos autopsias, se pudo determinar que fue asesinado. Hay nueve policías procesados, tres de ellos se encuentran detenidos, y se aguarda el juicio.

Alejandro Martínez había llegado a San Clemente para emprender un negocio familiar. Tenía un dinero importante que había llevado para invertir. A raíz de una supuesta “crisis nerviosa” la policía se lo llevó esposado del hotel donde estaba alojado, y al día siguiente la misma policía llamó a la familia para decirles que Alejandro había fallecido en la vía pública. El dinero nunca apareció. Martínez fue asesinado en la comisaría de San Clemente entre el 17 y 18 de noviembre de 2021. Por ese homicidio están acusados nueve policías, tres de ellos están detenidos como coautores del delito: José Pereyra, Christian Rohr y Maximiliano Munche, y los otros seis como partícipes secundarios, ahora en libertad: Laura Chiarullo, Evelyn Garófalo, Jaqueline Mansilla, Carla Cantarella, Sandro Mujica y Miguel Boulos. 

En las primeras horas en que se conoció la muerte de Alejandro se dijo de todo. En La Costa las voces corrían entre la defensa de los policías, la comisaría de San Clemente con reiterados delitos de violencia institucional, de abusos, y a Sergio Berni (ministro de Seguridad bonaerense) que puso en duda la autopsia y la palabra de la familia de Alejandro. Desde el entorno de los nueve policías amenazaron a diferentes personas que estaban apoyando a la familia de Alejandro, a través de mensajes, llamados u hostigamiento en redes sociales. 

Pasaron dos años, y en el territorio costero casi nadie nombra este crimen. 

El llamado y la mentira

Alejandro tenía 35 años. Se dedicaba a la construcción, y luego ingresó a una empresa de limpieza. En 2017 tuvo un accidente laboral y quedó incapacitado de un ojo, y del otro con un 50% de la vista perdida. Tenía dos hijos, Brenda, de 20; y Juan Diego, de 6. Era oriundo de Brandsen y viajó a San Clemente con la oportunidad de emprender una empresa familiar de cocina porque él, por el problema a raíz del accidente en la vista, no podía realizar otra actividad. En el verano de 2021 había cobrado una suma importante de dinero, que iba a compartir con su exesposa, Laura Lagana, y sus hijos. El 17 de noviembre de ese mismo año, un día antes del crimen, Alejandro le envió un mensaje a la mamá de sus hijos para avisarle que tenía el dinero, y que podía depositarle 300 mil pesos al otro día. Ese fue el último mensaje, la última vez que hablaron, alrededor de las 18.30.

Al otro día, a las 11.30, Laura recibió un mensaje, fue la primera persona con la que se comunicaron. Le llegó una solicitud de mensaje de Facebook, en el que una policía de La Costa le dijo que se quería comunicar con algún familiar de Alejandro. Cuando le respondió, la llamaron por esa misma red social, y le informaron ―por ese medio― que Alejandro había fallecido en la vía pública por sobredosis, por un infarto.

El hermano de Alejandro viajó a San Clemente y cuando llegó le avisaron que en realidad había fallecido de sobredosis, pero en el calabozo de la comisaría. Martínez en ningún momento le había dicho a su familia que estaba en un hotel. Lo que entienden es que quizás él temía porque había llegado a otros oídos que tenía esa suma de dinero, y que fue al hotel por miedo. Nadie sabe lo que sucedió en la habitación, pero aseguran que Alejandro tuvo una crisis nerviosa. Llamaron a la policía y se lo llevaron, cuando en realidad el protocolo de violencia institucional dice que cuando una persona está en crisis tienen que llamar primero al SAME, al hospital, a un médico, y no llevárselo esposado del hotel. Existen imágenes, por las cámaras del hotel, donde se ve cómo se lo llevan, y que forman parte de la causa.  Alejandro salió del hotel descalzo, esposado, sin sus anteojos, custodiado, sin golpes, sin fracturas. Sin nada. La versión de los nueve policías involucrados fue que él se golpeó a sí mismo. 

Las autopsias y el papel determinante

Cuando le realizaron la autopsia constataron que Martínez había sufrido asfixia, que tenía golpes y fracturas. A los pocos días detuvieron a los policías, y el ministro de Seguridad de la Provincia salió a decir en la televisión que tenía dudas de la autopsia. Berni no sólo puso en dudas lo que sucedió sino que se mantuvo en la línea de estigmatizar a la víctima.

Con la segunda autopsia corroboraron que Alejandro sufrió fracturas de cráneo, miembros, tórax, lesiones figuradas, y marcas de borcegos. A los 20 días le entregaron el cuerpo a la familia, a cajón cerrado, sellado. Estaba todo tan “embarrado” que su propia familia tenía dudas de si era él o no quién estaba ahí. La perito de parte les contó que en la mitad de la autopsia los peritos de la policía se tuvieron que ir por cómo habían dejado a Alejandro. Estaba molido a palos. Laura Lagana tuvo acceso a las imágenes de la autopsia, y afirmó: “No hay lugar, de la cabeza a los pies, que no esté golpeado o fracturado”. 

Los nueve policías involucrados estuvieron en prisión preventiva hasta marzo de 2022 que la Cámara de Apelaciones dictó la falta de mérito de seis de ellos, por “partícipes secundarios”. Legana  contó: “En la causa hay un testigo, el testigo protegido, que reconoce a los tres policías coautores. Él escuchó y vio que estaban en el calabozo, que le pegaron a Alejandro, lo pusieron boca abajo, con la pierna y la rodilla en la cabeza, y que Alejandro pedía ayuda. Esos tres policías fueron llevados a Batán”.

Sobre el dinero nadie habla. La suma que Alejandro llevaba consigo “desapareció”, al igual que los documentos y sus tarjetas. El teléfono personal se lo entregaron al hermano de Alejandro, totalmente vacío.

La causa

La causa por el asesinato de Alejandro Martínez se encuentra en el Tribunal Oral Criminal N° 2 de Dolores, a cargo del juez Eduardo Campos Campos y el fiscal Diego Venzi. En este momento se aguarda la audiencia preliminar y fecha de juicio. Laura Lagana, sobre la causa, sostuvo: “Hace pocos días me reuní con la gente de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) que es querellante junto a Derechos Humanos. Yo represento a mi nene, a Juan ―hijo de Alejandro― que tiene seis años. Estamos esperando la audiencia preliminar, nos comentaron que seguramente se realice antes de fin de año, y para 2024 tener la fecha de juicio. Lo que queremos es justicia, y que los nueve vayan a juicio, porque los coautores y los partícipes secundarios estuvieron ahí, por acción u omisión, estaban presentes y declararon que socorrieron a Alejandro. Mintieron siempre, se defienden entre ellos, y jamás dijeron que fue golpeado. Pedimos que se haga justicia, que esto no quede impune”.

La Comisaría de San Clemente

El historial de esta comisaría da escalofríos. Por un lado, desde hace unos años está señalizada como centro clandestino de detención por el terrorismo de Estado. A raíz de dos testimonios y de trabajos de investigación se pudo constatar que muchas personas fueron secuestradas ilegalmente, llevadas allí e interrogadas por represores. Pero más acá en el tiempo, en 2019, Gisela Knorr fue detenida luego de un accidente de tránsito. Por su problema de salud, comenzó a gritar reclamando la medicación psiquiátrica que debía tomar pero, en lugar de asistirla, la amenazaron para que se callara y comenzaron a golpearla. Los mismos policías que violentaron y abusaron de Gisela, la llevaron al hospital argumentando que se había lastimado a sí misma.

En febrero de 2022 se realizó en San Bernardo, en el Partido de La Costa, una actividad contra la violencia institucional organizada por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires. En la plaza principal de la ciudad costera, se fueron acercando varias personas a participar Durante la charla pidió la palabra una mujer. Era Gisela Knorr, que luego de relatar el infierno que le tocó vivir en esa comisaría, agregó: “Estoy viva de casualidad”.


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