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“Chicas amplificadas”, la colonia de rock que se convirtió en documental

Escrito por el mayo 2, 2024


El 8 de mayo se estrenará en el Cine Gaumont el documental “Amplificadas”, sobre la colonia de vacaciones de invierno para chicas y disidencias de entre 7 y 17 años que funciona en una escuela cooperativa en la Provincia de Buenos Aires. Sol Bembibre, una de las creadoras, pasó por el programa radial Escuchame una cosita y habló acerca del proyecto.

Entrevista: Silvio Florio / Carla Zurrián / Braulio Domínguez
Redacción: Braulio Domínguez
Edición: Valentina Maccarone / Pedro Ramírez Otero
Fotos: Carla Zurrián

Chicas amplificadas es una colonia de rock en vacaciones de invierno para chicas y disidencias de entre 7 y 17 años. Durante la semana en la que se desarrolla, cada una aprende a tocar un instrumento, arman bandas de rock, componen melodías y sus letras. El último día se presentan ante el público. Se realiza en una escuela cooperativa de Martín Coronado, Provincia de Buenos Aires.

Cada banda tiene manager o asistente y productora. Incluso, diseñan su logo y estampan sus remeras. 

Sol Bembibre, una de las creadoras,  explicó cómo es la dinámica de trabajo: “Usamos la música como una excusa para poder hablar y expresarnos de todas las violencias y desigualdades de género  que nos atraviesan”.

Además, reflexionó: “En todas las series de Disney, nos hacen competir, a ver quién es la más linda, quién tiene el chico, o en el ámbito de la música Tini versus Lali. Nunca aparece cómo trabajar en conjunto, y juntas podemos hacer cosas increíbles”. 

¿Qué cosas que hayas visto en estos encuentros te sorprendieron particularmente?

—Algo que me sigue llamando la atención es que cuando empezamos a hablar de las opiniones que nos pueden dar otras personas sobre nuestros cuerpos, es lamentable escuchar que chicas de 8, 9 o 10 años reciben “piropos”, que en realidad es acoso en la calle. Y hablando de eso descubren que no está bueno, porque está normalizado, o no saben bien qué es eso, qué le están diciendo. Duele saber que eso sigue sucediendo a pesar de la ESI (Educación Sexual Integral) y un montón de cambios sociales que estuvimos viendo. La cultura del acoso permanece. 

¿Cómo es la parte económica del proyecto?

—No cobramos por este trabajo. Hay unas 50 voluntarias. Lo hacemos porque nos gusta el proyecto y estamos comprometidas socialmente en poder generar un cambio. El precio que cobramos es lo más amigable posible para cubrir la comida y nada más. Nosotras nunca recibimos ayuda de ningún subsidio ni ningún fondo. Siempre fue todo muy a pulmón: venta de remeras, rifas o por redes sociales pedimos un cafecito. Es súper difícil en estos tiempos, incluso armar un presupuesto, por ejemplo, cuánto nos puede salir la comida en julio. El 50% de las chicas que participan están becadas por la otra mitad, no pagan absolutamente nada.

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