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“La Ley de Identidad de Género realmente nos cambió la vida”

Escrito por el mayo 10, 2024


Lo dijo la activista travesti Florencia Guimaraes García, a 12 años de la sanción de la ley que contempla el derecho al reconocimiento de la identidad autopercibida, al cambio de los datos personales y el acceso al sistema de salud. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, reflexionó también acerca de la situación de crisis económica y ajuste actual, y cómo repercute en el colectivo travesti trans.

 

Entrevista: Pedro Ramírez Otero / Fernando Tebele
Redacción: Agustina Sandoval Lerner
Edición: Pedro Ramírez Otero
Foto: Bárbara Barros / La Retaguardia

 


El 9 de mayo de 2012 se sancionó la Ley 26.743 de Identidad de Género que establece que toda persona tiene derecho a que se reconozca su identidad de género autopercibida, incluyendo el cambio de datos personales y el acceso a tratamientos de salud, si así lo requiere.

Luego de que en 2010 se conformara el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género impulsado por Lohana Berkins y más de 15 organizaciones, y se diera una lucha colectiva enorme, el Senado, dos años después, con 55 votos a favor, ninguno en contra y solo una abstención, sancionó con fuerza de ley una norma que en su primer artículo fija el derecho de las personas a que se reconozca su identidad de género, al libre desarrollo de su persona conforme a esa identidad y a ser tratada e identificada de acuerdo con su identidad autopercibida.

Esta ley entiende la identidad de género autopercibida como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”.

Fue la primera ley en reconocer derechos tan importantes y básicos en el mundo, siendo pionera y ejemplo de normativa a nivel internacional.

A 12 años de la sanción de la ley

Florencia Guimaraes, activista travesti, habló acerca de lo que significó esta ley: “Ha sido la llave que nos ha abierto la puerta para poder acceder a esos lugares que nos habían sido negados históricamente, como la escuela, el hospital y a todas las instituciones, no teniendo hecho el cambio registral, porque se debe respetar la identidad de género de las personas, independientemente de si hayamos hecho o no el cambio en documentos. Ha sido una ley bisagra que ha reconocido la identidad de las personas trans o identidades que habían sido criminalizadas por el Estado a través de códigos contravencionales o edictos policiales, lo cual hacía que vivamos en total clandestinidad. Veníamos de muchísimos años de hostigamiento, de persecución, que siguen sucediendo, pero hoy tenemos otras herramientas con las que no contábamos, cómo esta ley maravillosa, donde podemos hacer valer nuestro derecho a la identidad que a veces se minimiza”.

Acerca del acceso a servicios básicos, como la educación o la salud, Guimaraes explicó cómo impactó esta ley en su vida: “Yo volví a la escuela a los 36 años a terminar el secundario, porque después de obtener mi cambio registral de DNI me sentí con fuerza. Porque entonces no teníamos derecho a terminar la escuela, no teníamos derecho de ir a un hospital, y que se nos trate como corresponde, éramos encarceladas con varones, realmente estábamos completamente desamparadas por el Estado”.

Derecho al libre desarrollo personal y al trato digno

Los artículos 11 y 12 fijan el derecho al libre desarrollo personal y al trato digno. El artículo 11 establece que la persona podrá “a fin de garantizar el goce de su salud integral, acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa”.

El artículo 12 dice que “deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas, en especial por niñas, niños y adolescentes, que utilicen un nombre de pila distinto al consignado en su documento nacional de identidad”.

Sobre estos parámetros la activista reflexionó sobre el alcance del acceso a la salud: “El artículo 11, que es fundamental, tiene que ver con el acceso integral a la salud. Lohana (Berkins) lo decía. Estaba completamente convencida de que el acceso a la salud es primordial para nosotras, travestis y trans, que vivimos con nuestros cuerpos con silicona, que morimos mayoritariamente por ITS, por VIH Sida, por estar la mayoría en situación de prostitución. Lo único que se aplicó dentro del artículo 11, tiene que ver con el acceso a tratamientos hormonales, pero después no tenemos médicos que conozcan nuestros cuerpos siliconados, no tenemos la atención que corresponde al sistema de salud cuando queremos acceder a la salud mental”.
Acerca del mencionado artículo 12, dijo que “no se cumple en las escuelas, no se cumple en las instituciones, ni en los medios de comunicación”. Y planteó: “Como trabajadora judicial, veo que hay mucha resistencia dentro del Poder Judicial a la hora del respeto a las personas travestis y trans”.

La lucha por la identidad en tiempos de Milei

El gobierno de Javier Milei ya había demostrado que las políticas de género y diversidad no se encuentran en su agenda. Desde el cierre del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), pasando por la prohibición del lenguaje inclusivo en la Administración Pública Nacional, hasta el despido de más de 80 personas travestis y trans en el ámbito del Estado, atacando directamente el cupo laboral establecido por ley, ha demostrado el plan de desmantelamiento que recae sobre las políticas públicas y la lucha del colectivo travesti trans.

Sobre este contexto de ajuste debemos tener en cuenta las situaciones de vulnerabilidad de cada población en particular. “Este ajuste afecta a toda la clase trabajadora y por supuesto enormemente también a las travestis, que somos uno de los sectores más vulnerados de toda la sociedad, porque cada política que van implementando nos asfixia, nos ahoga”, dijo Guimaraes.

“Nuevamente hay un montón de compañeras que hoy en día están aterrorizadas en sus puestos de trabajo, tienen pánico de saber si las van a echar o no. Muchas volvieron a una esquina, con el retroceso que esto significa, desde lo simbólico, desde lo corporal, desde la salud mental. Tener que volver a una esquina cuando vos ya habías proyectado otra vida, cuando habías podido salir de ese sistema, cuando habías podido alquilar. Hoy, de nuevo, muchas compañeras están en una esquina porque fueron despedidas. Hay otras que están aterrorizadas en sus puestos laborales, porque la gente con la que están trabajando las trata con total hostilidad. Estamos en una situación bastante compleja, donde sabemos que todo está pendiendo de un hilo, que no sabemos qué puede llegar a pasar”, finalizó.


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