Juicio Intento de Magnicidio CFK -día 6- “Gerardo Milman es un Nostradamus contemporáneo”
Por LaRetaguardia en CABA, Intento de magnicidio CFK, Nacionales
Lo afirmó Cristina Fernández de Kirchner durante su declaración como testiga, en referencia a que el diputado nacional predijo que “alguien podría matar” a la entonces vicepresidenta para luego “presentarla como una víctima”. La frase de Milman, contenida en un proyecto de ley de su autoría, fue citada por Cristina al dar su testimonio en el juicio oral por el intento de magnicidio ocurrido el 1 de septiembre de 2022.
Redacción: Carlos Rodríguez
Edición: Pedro Ramírez Otero
La testiga y víctima responsabilizó “a los medios de comunicación hegemónicos, al Partido Judicial, al Poder Económico y al fiscal Diego Luciani” como culpables de la violencia política desatada en su contra, en los años, meses y días previos al atentado.
Cuestionó que los únicos imputados sean los autores materiales, Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Gabriel Carrizo, y puso a Milman y a Patricia Bullrich en la lista tentativa de sospechosos como posibles instigadores del fallido intento de magnicidio.
Milman en la mira
Uno de los momentos de mayor impacto en la audiencia fue cuando Cristina Fernández de Kirchner definió al diputado de Juntos por el Cambio, Gerardo Milman, como “un Nostradamus contemporáneo”, en alusión al personaje de la historia universal que se arrogaba poderes que le permitían predecir cataclismos y tragedias masivas.
Llamado Michel Nostradame, latinizado como Nostradamus, el personaje nació en 1565, fue un boticario francés y supuesto adivino que en su libro Las Profecías escribió 942 cuartetas que supuestamente predecían el futuro. Milman, con mucho menos, “predijo” la muerte de la entonces vicepresidenta, hecho que no se concretó sólo porque a Sabag Montiel no le salió el tiro del final.
La comparación con Nostradamus surgió cuando uno de sus abogados, José Manuel Ubeira, le preguntó si recordaba la presentación de un proyecto de ley en el Congreso sobre la cantidad de custodios que debía tener quien ocupara la Vicepresidencia de la Nación, cualquiera fuera su color político.
CFK respondió que el autor de la iniciativa fue el omnipresente diputado Gerardo Milman, a quien definió como “un Nostradamus contemporáneo” guiado “por las fuerzas del cielo a lo mejor”. Fuera de la sala de audiencia, en la antesala desde donde La Retaguardia tuvo que seguir el debate en esta ocasión, dada la multitudinaria concurrencia, la frase generó sonrisas y miradas cómplices, entre periodistas y seguidores de CFK.
La exvicepresidenta precisó que la proposición de Milman fue presentada en 2022 “el 17 o el 15 de agosto”, al parecer preocupado por una premonición que lo desvelaba. De manera brutal, en un párrafo “el proyecto ―precisó CFK― dice y es un documento público totalmente comprobable: ‘No sea cosa que alguien intente matarla’ y después presentarla como una víctima”. Luego, el diputado bajo sospecha, apelaba “a una fraselogía que decía algo así: ‘Sin Cristina hay peronismo y sin peronismo hay Argentina’”. Luego, CFK agregó: “Después nos enteramos que en el bar Casablanca, como está comprobado, lo escucharon decir ‘cuando la maten yo voy a estar en la costa’”.
Además, en su declaración sumó datos que conforman temas centrales que están siendo investigados en causas paralelas y no en este juicio oral: “Las secretarias (de Milman, Ivana Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco) testificaron que sus celulares fueron borrados por el actual director de Tecnología del Ministerio de Seguridad, en lo que era en ese momento el estudio de la hoy ministra Patricia Bullrich”. La referencia es al actual director de Tecnología de la Información y Comunicaciones del Ministerio de Seguridad, Jorge Adolfo Teodoro. CFK remató sus dichos señalando: “Como se ve, todo hace juego con todo”, en referencia a los datos que conducen al que debería ser el eje central del juicio oral: ¿Quiénes fueron los que planificaron y financiaron el intento de magnicidio?
En esta parte central de su testimonio, Cristina Fernández de Kirchner cuestionó la instrucción de la jueza María Eugenia Capuchetti y del fiscal Carlos Rívolo que llevó a la realización de este debate oral: “Fue un desastre total y absoluto”. Agregó que sólo se centraron “en los autores materiales”, nunca en los responsables ideológicos”.
Extendió su disconformidad a los estamentos superiores del Poder Judicial. En ese sentido, subrayó: “Puede haber un mal juez de instrucción (por Capuchetti), el problema es cuando ese juez es ratificado en las cosas que hace mal por las instancias superiores, es ahí donde el poder está cuestionado”. También recordó: “La unificación con la causa de Revolución Federal de la causa de mi atentado, fue rechazada por la doctora Capuchetti y esa decisión fue ratificada por la Cámara Penal, por lo cual no es la doctora Capuchetti sino el Partido Judicial, porque es uno de los problemas que tiene hoy la sociedad en cuanto a que se trata de un poder que no cumple con hacer justicia en forma imparcial, solo estamos frente a los autores materiales porque siempre se corta el hilo por lo más delgado”.
Acerca del momento del intento de magnicidio, dijo que no se dio cuenta del riesgo que había corrido, hasta que habló, dentro de su domicilio, con su secretario Diego Bermúdez, quien le comentó del arma, del click por el disparo que no salió. Recién tuvo la real dimensión de lo vivido cuando vio los videos que fueron tomados por los medios presentes y por algunos y algunas militantes. En ellos aparece el arma que empuñaba Sabag Montiel. Dijo que “por suerte” no se dio cuenta de lo que había pasado, ya que “los psiquiatras dicen que esa es una experiencia traumática”.
Ante otra pregunta de la querella señaló como responsables de lo sucedido “al Partido Judicial y a los medios hegemónicos de comunicación, que hacen ‘el juicio’”, al tiempo que con las manos simuló poner comillas a sus palabras. Agregó que “los periodistas dicen que tienen las pruebas, lo que después es convalidado por el Partido Judicial”. Hizo una comparación con lo que pasó, en el siglo XX con el “Partido Militar”, remedado ahora con lo que hace en el siglo XXI “el Partido Judicial”. Explicó que hoy “sería imposible hacer un golpe militar a la vieja usanza, porque cambió la metodología, porque con los medios de comunicación y las redes sociales, ya no es necesario matar a nadie, aunque hay excepciones porque a mí intentaron matarme mil veces y como no pudieron” intentaron llevarlo a la práctica en forma explícita.
Para redondear el concepto, señaló: “Una pata es el Partido Judicial, otra pata los medios hegemónicos de comunicación y por encima está el Poder Económico concentrado” porque ese poder económico está integrado por quienes “van a ser los beneficiados” por las políticas que se digitan hoy desde los políticos de turno.
Precisó que los beneficiarios serán “los mismos o sus hijos, porque ellos se murieron, los que se llevaron el capital fijo en los años noventa, y los que ahora se van a llevar los recursos no renovables”. Eso lleva, afirmó, a que “nos eliminen a los que nos oponemos, de la manera a que de lugar, de un tiro o con una sentencia” judicial. En este punto recordó un título del diario Clarín que decía textualmente: “El tiro no salió, pero la sentencia sí va a salir”, en alusión al atentado y al fallo pedido por el fiscal Luciani. Esto se da en el marco de “una sociedad pasiva” que permite “los discursos de odio” que expresan públicamente los dirigentes políticos que ocupan hoy los puestos más importantes a nivel nacional. Señaló que “los dirigentes emergen de sociedades a las que se parecen”.
Los testimonios iniciales
Los primeros en preguntar fueron los abogados querellantes José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal. La testiga víctima sostuvo que en los meses previos al atentado percibió “una exacerbación de la violencia política” sobre su persona. Comenzó describiendo algunos hechos ocurridos después del fin de la pandemia. Recordó que militantes de Revolución Federal instalaron “guillotinas y bolsas mortuorias” en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno. Agregó que en su vivienda, en Juncal y Uruguay, en el barrio de Recoleta, “de una combi bajaban señoras y señores un poco más grandes” que “ponían marchas militares, insultaban durante un rato y después se iban”.
Dijo también que es “imposible” dejar de mencionar la “destrucción” de su despacho en el Congreso “el día en que se discutía el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Acerca de eso, afirmó: “Lo curioso es que nosotros íbamos a votar en contra del acuerdo y los que se manifestaban también en contra, pero apedrearon mi despacho y antes lanzaron bombas de pintura” contra las tres ventanas del despacho. La agresión duró “30 minutos, pero lo curioso es que ni la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, ni la Policía Federal intervinieron” para impedir el ataque. En forma paralela, en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, se habían pegado afiches donde se la hacía “responsable de “35 mil muertes durante la pandemia, cinco mil más que los 30 mil detenidos desaparecidos” durante la dictadura cívico militar. Consideró que “no es casualidad” que se haya elegido ese número. Resaltó que si bien se sabe que los afiches se hicieron en Viagraphic, una imprenta de Lanús, no hubo “ninguna respuesta de la Justicia” respecto de quienes los proyectaron y financiaron. Confirmó, en definitiva, que había “mucha violencia” previa y agregó que “curiosamente esos grupos desaparecieron” después del fallido intento de magnicidio.
Consideró que “el histrionismo” del fiscal Diego Luciani, cuando pidió para ella una pena de 12 años de prisión en la causa Vialidad, “contribuyó de una manera indubitable al clima de violencia política”. Argumentó que el alegato del fiscal “no fue como el que prevén los códigos” sino que fue “una actuación plagada de mentiras, de adjetivaciones ante la falta de pruebas, mentiras y difamaciones que crearon un clima” adverso a su persona. Recordó, además, que Luciani viene cargando contra ella desde el 2019. Concluyó que esa serie de hechos culminaron “con el tiro que no salió”, el 1 de septiembre de 2022.
Luego hizo mención a otros episodios de violencia simbólica que sufrió durante los dos períodos en los que fue presidenta de la Nación, con eje en su condición de mujer. Mostró tapas de la revista Noticias con títulos como “El goce de Cristina”, con una implícita alusión a cuestiones no vinculadas con su actividad política, o “Vía Crucis”, al que le otorgó una alusión a su “crucifixión”. Mostró otra tapa en la que ella aparecía con un ojo negro y un título sugestivo: “El negocio de pegarle a Cristina”. Como al pasar, comentó que esa tapa se parece “a la actualidad”, en obvia referencia a las acusaciones por violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández. Luego mostró un recordado dibujo del caricaturista Hermenegildo Sábat, publicado en el diario Clarín, en la que volvió a aparecer ella con un ojo en compota, como se dice a nivel popular. Dijo que eso ocurrió en 2008 y “ni las feministas” consideraron que era un agravio a su condición de mujer política. Redondeó el concepto señalando que sigue siendo “la única mujer que fue electa presidenta” de la Nación. Señaló que “a ningún hombre” de los muchos que llegaron a la presidencia le hicieron alguna caricatura semejante.
Adjudicó esa “violencia simbólica” de los medios tradicionales a “la crispación” que produjeron “en algunos sectores de la economía, muchas de las políticas” llevadas a la práctica durante su gestión como presidenta. Ante una pregunta de Ubeira, insistió en que el alegato del fiscal Luciani contribuyó a la exacerbación de la violencia policía en su contra. “Vale recordar que uno de los imputados dijo que quería ser defendido por el fiscal Luciani”, refrendó CFK. Expresó luego su convicción de que “ninguna de las tres personas que están imputadas” en este juicio oral “son las que idearon” el atentado en su contra. Recalcó a continuación que no tiene dudas de que el alegato de Luciani fue “el desencadenante” de la violencia en su contra.
Allí mencionó por primera vez a Gerardo Milman, sospechado de ser uno de los autores intelectuales del atentado. Recordó que Milman fue y es un hombre muy cercano a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Completó la idea haciendo una comparación: “Imaginen que el atentado hubiera sido contra Mauricio Macri y un diputado de la Cámpora” dice algo parecido a la frase que se adjudica a Milman (“cuando la maten yo voy a estar en la costa”) y que es investigada en una causa paralela, cuando debería ser un dato central bajo análisis en el presente debate oral y público.
“Solamente en la hipérbola argentina puede suceder lo que está sucediendo” con este juicio. Cristina Kirchner apeló a una figura geométrica para señalar que “todo (lo que se está investigando por separado) es parte de todo” y por lo tanto, debería ser analizado en un juicio oral único para llegar a una verdad que incluye, sin dudas, a quienes planificaron y financiaron un atentado cuyos autores materiales están hoy en el banquillo de los acusados, en soledad.
Aseguró que cuando ella está en el rol de acusada o de víctima, como en este caso, “se le queman, a todos, todos los Códigos Penales, todos los Códigos de Procedimientos y hasta la Constitución”.
CFK hizo luego un análisis crítico de la actuación de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, en cada uno de los incidentes ocurridos en las cercanías de su domicilio, en el barrio porteño de Recoleta. “Era una presencia decorativa frente a los que venían a agredirme y era muy agresiva con los que venían a apoyarme”, dijo. Como prueba, señaló que su hijo, Máximo Kirchner, fue “insultado y agredido” por efectivos de la policía porteña, como declararon en el juicio varios testigos presenciales de ese hecho. Agregó que “también hicieron (los policías) tareas de inteligencia y eso está comprobado”.
El querellante Ubeira, antes de una pregunta, recordó que la testiga fue legisladora, presidenta, vice y que sólo le faltaría ser jueza, posibilidad a la que CFK desechó en forma tajante. Ante ello, la presidenta del Tribunal Oral 6, Sabrina Namer, replicó: “Bueno, no es tan grave” ser jueza.
Cristina Kirchner enmendó su comentario negativo, diciendo con una sonrisa, compartida con Namer: “Si doctora, tiene razón, no puedo generalizar, discúlpeme, pero convengamos que los que me han tocado…Dios mío”. Luego vino, ante una pregunta de Ubeira, la andanada de denuncias dirigidas al diputado Gerardo Milman.