Canción actual

Título

Artista


Autor: Campo de mayo

Página: 7


Declararon  José Orlando Araoz, Rubén Danilo Nuñez, Ramón Héctor Ortubia. Todos realizaron el Servicio Militar Obligatorio en Campo de Mayo al momento de los hechos.  📽️ Transmisión en vivo: Diego Adur/Fernando Tebele 🎧 Edición de audios: Paulo Giacobbe 💻 Textos: Agustina Sandoval Lerner/Valentina Maccarone/Noelia Laudisi De Sa/ ✍️ Edición: Fernando Tebele 👉 José Orlando Araoz realizó el Servicio Militar Obligatorio en el Batallón de Aviación del Ejército 601, Compañía de Servicios, desde mayo de 1977. En este tramo detalló cómo llegaban camiones de Gendarmería Nacional e ingresaban a la pista.  DESCARGAR —Fiscal Marcelo García Berro: Dígame, ¿recuerda usted durante algún tiempo si al lugar entraban camiones de Gendarmería?  —Araoz: Sí. —F: Nos puede comentar a qué hora entraban, qué era lo que hacían. —A: Qué hacían, no lo sé. Pero venían no sé cuántos; tres, cuatro, cinco, no recuerdo pero venía un camión de la Gendarmería e ingresaba hacia la pista y uno no se ve porque no está visible, no era cerca del puesto de guardia la pista. Entonces no se puede ver nada. —F: ¿Y usted sabe qué era lo que llevaban estos camiones? —A: No, lo desconozco. Era algo así como un camión térmico, las características de un camión térmico.  —F: Bien, perfecto. ¿Estaban cerradas por atrás, digamos? de ese tipo de camiones. —A: De ese tipo de camiones. —F: Bien. ¿Esos camiones a qué hora normalmente llegaban al batallón? —A: Por la noche, no puedo precisar la hora. —F: Por la noche. ¿Y dice usted que digamos, atravesaban ustedes la barrera que usted mencionó? —A: Sí, es el único acceso a la pista.  —F: Bien. Dígame otra cosa, ¿qué era lo que pasaba con el tema de la autorización? ¿quién autorizaba el ingreso de los camiones a este lugar? —A: El jefe de la torre, el oficial de la torre. —F: ¿Normalmente ahí la torre operaba toda la noche? —A: No sabría decirlo, o sea, no era como un aeropuerto comercial eso, cada tanto salía una avioneta, un avión, un helicóptero… Que no me acuerdo ahora como es, un avión más chico que el Hércules. Lo llamaban Fiat. —F: Discúlpeme, ¿mencionó este avión Fiat por qué motivo? —A: Por el tipo de aviones que había ahí. —F: Bien. Usted mencionó la entrada de estos camiones tipo térmicos que atravesaban la barrera y usted dijo que después los perdía de vista, pero ¿hacia qué lugar iban? —A: Hacia la pista misma.   👉 Araoz recordó que después de la llegada de esos aviones despegaban los aviones Fiat, que se utilizaron para los Vuelos de la Muerte DESCARGAR —F: Dígame usted, ¿recuerda si el aeródromo operaba de noche? —A: Cuando venían esos camiones, se iba un avión.  —F: ¿Recuerda qué avión o qué aviones? —A: No sé si opera, no, no.  —F: De acuerdo, perfecto. Quedó claro eso, en definitiva quería que me respondiera eso. Lo que yo quiero saber es si usted puede indicar, además, qué tipo de avión salía después de que entraban estos camiones de Gendarmería. —A: El Fiat.  —F: El Fiat, bien. Dígame, estos aviones que salían y despegaban inmediatamente después de que entraran los camiones de Gendarmería, ¿volvían esa misma noche a la unidad? —A: Sí. —F: ¿Recuerda cuánto tiempo estaban volando, digamos? —A: No, no lo podría precisar. Pero no enseguida, un par de horas. —F: Dígame, ¿cómo era el tema del ingreso a la pista: era restringido, podía entrar cualquiera?  —A: No, no entraban nadie. —F: No entraba nadie.  —A: O sea, yo me refiero a personas civiles, de civil no entraba nadie. —F: ¿Cuál era la orden que recibía usted, o cuáles las directivas específicas que recibía usted como soldado cumpliendo guardia en la zona de la barrera? ¿podía abandonar el lugar? —A: No había instrucciones específicas.  —F: Pero en referencia a abandonar el lugar, ¿usted se podía mover libremente por una zona bastante amplia? ¿tenía que quedarse en el lugar? —A: No, a usted lo ponen en un puesto y no se puede mover más de dos o tres metros de su puesto. O sea, caminar y estirar las piernas ahí nomás. No se puede mover de su puesto. —F: ¿Y quién era, digamos, el que podía autorizar algún tipo de movimiento suyo? —A: No sé, ahí me sorprende porque nadie autorizaba nada. El que decide ahí es el jefe de la guardia y el oficial de la torre, el que está a cargo de la pista. Eso ocurría a la mañana o a la noche, ya le digo, estaba 24 horas de guardia. Durante las 24 horas le podía tocar una o dos veces en ese puesto. —F: Eso, digamos, ¿durante cuánto tiempo cumplió servicio militar, más o menos? —A: 16 meses, me parece.  —F: 16 meses. Esta entrada de los camiones de Gendarmería y estos vuelos que salían inmediatamente después que los camiones ingresaban a la pista, ¿lo vio en varias oportunidades? —A: Sí, en un par de oportunidades.  —F: Dígame, ¿quiénes eran las personas que limpiaban los aviones? ¿usted lo puede recordar? —A: No. Los soldados no tenían acceso a eso, pero había un soldado que no… como que no pertenecían al mismo batallón nuestro, es como una compañía a parte, una mini compañía. No sé si serían seis u ocho soldados. Eran denominados apoyo de vuelo. Nada más. Sólo esos soldados tenían acceso a los hangares, a los aviones, teníamos prohibido acercarnos a ninguna aeronave. Recuerdo estar en un hangar un día y toqué solamente el aspa de un helicóptero que estaba dentro del hangar, bueno el baile que me pegaron por tocar esa aspa hizo que nunca más no tenga ni intenciones de acercarme a otra aeronave. 👉 Al turno de las consultas de la querella a la que representa Pablo Llonto, el abogado consultó acerca los oficiales a cargo y también buscó precisiones de Araoz sobre los vuelos.  DESCARGAR —Llonto: ¿Le podría decir por favor al Tribunal los apellidos que dijo de esos dos o tres oficiales que estaban a cargo de ustedes? —A:

Luego de lo que fue la presentación y la lectura de requerimientos en el inicio del juicio, comenzó la etapa de testimoniales con la declaración de familiares de las víctimas que tiene la causa. A lo largo de 6 horas de audiencia, brindaron su testimonio parientes de Roberto Ramón Arancibia, Adrián Enrique Accrescimbeni, Juan Carlos Rosace y Rosa Eugenia Novillo Corvalán, cuyos cuerpos fueron encontrados en las costas del Rio de la Plata o el Océano Atlántico entre 1976 y 1978. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe/Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Captura de pantalla transmisión de La Retaguardia  El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de San Martín está compuesto por los jueces Walter Venditti —presidente—, Eduardo Farah y Esteban Rodríguez Eggers.  La primera persona convocada a dar su testimonio de manera virtual frente a ellos fue  Adriana Arancibia, la hija de Roberto Ramón Arancibia. Era la primera vez que la testigo declaraba de manera oral y pública ante un tribunal y lo hizo de manera contundente y minuciosa. No sólo tuvo que lidiar con los problemas de conectividad del juez Farah en el inicio de su declaración, sino que también estuvo sometida a las preguntas provocadoras del abogado defensor de genocidas, Eduardo San Emeterio, quien insistía en consultarle respecto a la militancia de su padre y de su madre, en una suerte de reivindicación de la teoría de los dos demonios. Adriana, sin titubear, le respondió que, si hubiesen hecho algo malo, deberían haber sido juzgados en un proceso justo, como el que hoy están enfrentando los imputados. Arancibia comenzó su relato con la historia de su padre. Roberto era oriundo de Salta, “muy alto, robusto y carismático”. Venía de una familia pobre y “se interesaba por la situación social”. Era un hombre culto que “leía hasta tres diarios por día”. Militaba en el PRT—ERP, donde desarrollaba su actividad en la conducción de la parte sindical lo y tenía un vínculo de amistad con Mario Roberto Santucho. Su mamá, María Eugenia Zago –quien también está desaparecida—, provenía de una familia adinerada de la provincia de Salta. Ella se recibió de médica y se especializó en gerontología, la rama que se encarga de los y las adultas mayores. En su militancia en el PRT—ERP estuvo a cargo de una de las áreas médicas del partido. Tenía tan solo tres años cuando el 11 de mayo de 1977, al mediodía, un “grupo de tareas uniformado” rompió la puerta de la casa donde vivía la familia, en Paseo Colón 713, Ciudad de Buenos Aires, e ingresó al domicilio. Golpearon a su papá y a su mamá y se los llevaron. La testigo contó qué por la brutalidad de ese operativo durante mucho tiempo de su vida desarrolló una fobia a las puertas. Además, recordó que ella “decía que a papá había que ponerle una curita” porque lo habían lastimado en los ojos. En la casa donde ocurrió el secuestro también estaba Martín Arancibia, de casi seis años. A Adriana y a Martín los dejaron con unos vecinos del edificio y, pasados unos días, los llevaron al Instituto Riglos, un orfanato donde pasaron más de seis meses retenidos. Allí no los separaron, por más de que en el Instituto había un pabellón de mujeres y otro de varones. Así, contó Adriana, pudo estar pegada a su hermano “como una garrapata”. La historia se repitió en la audiencia: el hermano de la testigo pudo acompañarla de manera virtual a lo largo del testimonio, en calidad de contención emocional, sin la posibilidad de agregar ni corregir nada respecto al relato de Adriana.  Martín había avisado a las autoridades del Riglos que tenían una abuela en Salta, pero lo calificaron de “incoherente”. Ella no dijo nada, por lo que le diagnosticaron una fuerte depresión. Así pudo leerlo Adriana en los documentos que recuperó del orfanato muchos años después. En noviembre de 1977, después de meses en los que se pidió que se publicaran sus fotos, el diario Clarín lo hizo bajo el titular “Buscan a la abuela de dos niños abandonados”. La falsa noticia —porque Adriana y Martín no habían sido abandonados, sino que su papá y su mamá fueron secuestrados— logró llegar a los ojos de don Lorenzo, un carnicero que vivía en el pueblo salteño donde se encontraba la abuela de los Arancibia. Entonces, María Antonia Dragani de Arancibia, logró encontrar a su nieta y su nieto. En Campo de Mayo Acerca del secuestro de su papá, relató que hubo un testigo, Juan Farías, que lo vio en Campo de Mayo. Mediante el testimonio del hijo de Farías, la testigo reconstruyó que Farías padre fue llevado desde el centro de detención El Vesubio hacia Campo de Mayo para identificar a Arancibia porque “no hablaba”. Farías conocía a Roberto de la militancia. Lo reconoció como “Eloy”, su apodo, y dijo que le entregaba para repartir la publicación del PRT—ERP,  El Combatiente. El 18 de febrero de 1978, el cuerpo de su papá fue encontrado en Las Toninas, “en la calle 10 y Océano”. Sus restos fueron inhumados como NN en el cementerio de General Lavalle. La testigo brindó muestras de sangre para buscar a sus padres. Tenía “la esperanza de encontrarlos vivos”. Muchos años después, en 2009, gracias a la inmensa labor del Equipo Argentino de Antropología Forense –muy reconocida y agradecida por la testigo y por los que siguieron—, Adriana se enteró del reconocimiento de los restos de su papá. Determinaron que el cuerpo había sido arrojado en diciembre de 1977 y presentaba politraumatismos producidos por alto impacto. De esa manera, Adriana pudo reencontrarse con su padre, mientras que su madre continúa desaparecida. Luego declaró Daniel Rosace, el hermano de Juan Carlos Rosace. El testigo definió a su hermano como un “chico jovial, lindo pibe y muy extrovertido”. Juan Carlos estudiaba en Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N°2 Ing. Emilio Mitre y no tenía ningún tipo de militancia. El 5 de noviembre de 1976, cerca

El testigo Escobar Fernández, volverá para reconocer los lugares de su testimonio de la semana pasada en el mapa. Andrés Kupelian y Eduardo Celestino Bustos. Los tres realizaron el Servicio Militar Obligatorio en Campo de Mayo.  *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/

Raul Escobar Fernández  Eduardo Maidana  Eduardo Houbron Félix Obeso, quien declaró la semana pasada, aportará fotos que sacó en Campo de Mayo *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/

Declaran Miguel Ángel Duarte, Félix Martín Obeso y Eduardo Alonso. Los tres realizaron el Servicio Militar Obligatorio  en Campo de Mayo.  *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/

Declaran: Mario Rubinstein, Moisés Dayan, Claudio Calabrese y Juan Domingo Giménez. *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/

En esta primera audiencia de testimoniales declaran: Edith Accrescimbeni, hermana de Adrián Enrique Accrescimbeni (víctima de los vuelos de la muerte).  Rodolfo Novillo, hermano de Rosa Eugenia Novillo (también caso en este juicio).  Adriana Arancibia, hija de Roberto Ramón Arancibia (otro de los cuatro casos).  Daniel Rosace, hermano de Juan Carlos Rosace (víctima de los vuelos). *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/

La metodología de exterminio de personas que consistía en arrojarlas al río desde aviones, para mucha gente ocurrió solo en la ESMA, pero también fue sistemática en Campo de Mayo. Este primer juicio intentará probarlo. La mayoría de los testigos serán colimbas de aquellos años. Uno de los abogados defensores fue condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad, fallo revertido por Casación que ahora espera resolución en la Corte. Otro defensor viene de mostrar una imagen que decía “Dios juzgará a nuestros enemigos, nosotros arreglamos la cita”. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*) ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Campo de Mayo en una imagen aérea El Tribunal Oral Federal en lo Criminal N°2 de San Martín inició por videoconferencia, que se pudo seguir en directo por YouTube , el juicio por los vuelos de la muerte en el área del Ejército, ocurridos en Campo de Mayo. Se acusa apenas a cinco militares: Santiago Riveros, ex jefe de Institutos Militares; Eduardo José María Lance, Luis del Valle Arce, Delsis Ángel Malacalza y Horacio Alberto Conditi, todos subordinados de Riveros. Otro de los acusados, Alberto Luis Devoto, quien en democracia fuera funcionario y asesor del fallecido gobernador cordobés José Manuel de la Sota, fue apartado del juicio por incapacidad. El testimonio de 400 conscriptos que cumplieron el Servicio Militar Obligatorio en la guarnición de Campo de Mayo, fue vital para conocer más detalles sobre la existencia de los vuelos de la muerte o vuelos fantasma.  Las  víctimas de este juicio son Rosa Eugenia Novillo Corvalán, Roberto Ramón Arancibia, Adrián Enrique Accrescimbeni y Juan Carlos Rosace. Alrededor de 5.000 personas fueron secuestradas en Campo de Mayo y muy pocas sobrevivieron. El predio continúa en poder del Ejército. Según el sitio Fiscales.gob.ar (https://www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad/san-martin-comenzo-el-juicio-por-cuatro-victimas-de-vuelos-de-la-muerte-que-partian-desde-campo-de-mayo/): “Los vuelos ocurrieron con mayor frecuencia en los años 1976 y 1977 y podría afirmarse que hubo tres modus operandi [modos de operar]. Ellos son: 1) las víctimas eran sedadas antes de ser subidas a las aeronaves y arrojadas con vida durante el vuelo; 2) las víctimas eran fusiladas o en algunos casos asesinadas a los golpes inmediatamente antes de ser subidas a las aeronaves; y 3) las víctimas llegaban al batallón, ya asesinadas y eran subidos sus cadáveres a las aeronaves, envueltas en bolsas de nylon, para ser arrojadas al agua durante los vuelos”.  Los cuerpos de las víctimas de este juicio “fueron inhumados como NN en cementerios de diferentes localidades costeras. Años después, tanto por la acción del Poder Judicial como por las averiguaciones y datos aportados por sus familiares, los restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense”. El debate oral y público Interrupciones varias prolongaron la lectura de los requerimientos de la elevación a juicio. Cuando Conditi se levantó de su asiento y se pudo ver como salía de la habitación por una puerta que la cámara captaba de fondo, dejando una pared blanca como prueba de su ausencia, el abogado querellante Pablo Llonto se lo hizo notar al presidente del tribunal. Era la segunda vez que Conditi salía del cuarto en el breve tiempo que llevaba la audiencia. No parecía estar asistiendo como imputado por delitos de lesa humanidad.  —A los señores imputados les pido por favor: mientras se efectúa la lectura de los requerimientos que se encuentren frente a su televisor, su pantalla, su teléfono, la idea es que se vean en esta videoconferencia, que estén conectados siempre en todo momento —tuvo la necesidad de explicar el presidente del tribunal, Walter Benditti.  Los problemas de conexión, de los más diversos con corte de luz incluido, fueron una constante. Malacalza, quien aparentemente había entrado a la sala virtual con otro nombre, tuvo dificultades para conectarse. Entró y volvió a salir. Eso generó un lamentable diálogo entre abogado e imputado, que se pudo escuchar porque el abogado no había silenciado su micrófono:  —Sí, se te fue, por eso ahí… me llama el tribunal porque dice que habías desaparecido… sí, ya sé… —le decía el doctor Alejo Pisani al acusado por desapariciones Malacalza, su defendido, que no había desaparecido, solo había perdido la conexión. Pero además, nadie del tribunal había utilizado la palabra desaparecido, solo habían pedido a sus abogados que informen por qué el acusado por desapareciones no estaba conectado.  “Se los imputa haber participado en el plan sistemático de represión ilegal practicado durante la última dictadura cívico militar. Para ello, conformaron junto con la plana mayor del Comando de Institutos Militares, la plana mayor del Comando de Aviación del Ejército, y demás miembros de Batallón de Aviación 601 de Campo de Mayo, una asociación ilícita destinada a la eliminación física de una porción importante de las víctimas del Terrorismo de Estado, privadas ilegítimamente de su libertad en ‘El Campito’ y/u otros centros clandestinos de detención cuyo destino final fue la muerte”, pudo leer el secretario del juzgado y la cosa parecía arrancar.  Domicilios Todos los acusados cumplen prisión domiciliaria desde hace varios años. Cuando a Santiago Riveros le preguntaron su domicilio, que es donde está cumpliendo la domiciliaria, dio su dirección exacta. En ese momento, el abogado defensor Eduardo San Emeterio, sintió por el espinazo el recorrido de un eco, una multitud que con petardos y bombos cantaba: “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. Entonces solicitó que no se diera la dirección exacta de ninguno de los imputados, “en orden de la protección de los asistidos, por privacidad y protección de la seguridad de ellos, que no den el informe de su domicilio actualmente”. Llonto se opuso al planteo de la defensa porque es obligación que las víctimas sepan dónde están cumpliendo la prisión domiciliaria y si efectivamente la están cumpliendo en el lugar que el tribunal estableció. La rueda de reconocimiento siguió pero no se volvió a decir una dirección exacta. Solo la localidad o el barrio.  El doctor Eduardo San Emeterio fue denunciado el 23 de septiembre por varias querellas en el juicio por los crímenes cometidos en la

📷 Fotos 👉 Gustavo Molfino *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/