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La comunidad del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla hace 20 años que lucha por un edificio propio. Paula Paz, integrante del centro de estudiantes de esa institución, pasó por el programa radial La Retaguardia y habló del estado de la situación edilicia y educativa.  Entrevista: Pedro Ramírez OteroRedacción: Gabriela Suárez LópezEdición: Valentina Maccarone/Pedro Ramírez Otero La situación de los institutos educativos en la Ciudad de Buenos Aires es crítica y, en los últimos tiempos, varias escuelas y profesorados reclaman por cuestiones edilicias y otras problemáticas. La Escuela de teatro Niní Marshall pelea por un edificio propio: la Escuela de Cerámica Fernando Arranz y el Instituto de Danzas Nº 2 comparten el mismo espacio; la Escuela Superior de Enseñanza Artística en Artes Visuales Rogelio Yrurtia consiguió un nuevo edificio hace algunos años que ahora comparte con una escuela primaria.  Esos son algunos ejemplos, que se suman a las problemáticas de otros establecimientos educativos de la Ciudad de Buenos Aires. Se podría pensar que si tienen algo en común es la enseñanza artística y ahí cabe la pregunta sobre qué lugar ocupa en la agenda educativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires el arte, su enseñanza y desarrollo. Al Gobierno porteño parece no afectarle lo que sucede en estas instituciones, sus tradiciones y la escasez de  vacantes, entre otras problemáticas que atraviesan. El Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla es uno de esos institutos con una extensa tradición educativa. “Tiene 104 años y fue muy prestigioso, tiene muchísimo nivel académico y el reclamo por el edificio propio viene desde hace muchos años. El conservatorio fue funcionando en distintas sedes: al principio en la calle Cangallo, luego el histórico fue el del Centro Cultural San Martín (CCSM), ahí funcionó durante los años 60 y los años 70 con un gran florecimiento de las carreras en esa sede del CCSM. Y luego, a partir de la reforma nos alojaron en la calle Gallo que es la sede en la que estamos ahora. El reclamo por el edificio propio viene por lo menos desde hace 20 años, que se pide al Gobierno de la Ciudad que le dé un edificio propio al Manuel de Falla porque realmente lo necesita”, explicó Paula Paz, integrante del centro de estudiantes de la institución.  Ante este tipo de reclamos, el Gobierno de la Ciudad lleva adelante una práctica que todos los institutos conocen: los llamados a licitación que “se caen” constantemente y por medio de las cuales justifican los alquileres de espacios que nunca son definitivos. Estos espacios tampoco suelen ser propicios ni para las actividades que desarrollan, ni para la cantidad de estudiantes que allí concurren.  El Conservatorio comparte su sede con otro instituto, y también  tiene otras sedes y múltiples anexos. “El Falla tiene una sede central en la esquina de las calles Gallo y Sarmiento, pero esa sede no le pertenece. Además, tiene un anexo, porque en esa sede tampoco entramos, el edificio pertenece al Conservatorio Astor Piazzolla. Nosotros funcionamos en el segundo y en el tercer piso de este edificio. El tercero lo compartimos y el segundo  es nuestro, exclusivamente. También, está la sede de la calle Suipacha que es una sede que el Gobierno de la Ciudad alquila todos los meses para dar respuesta a la demanda de matrícula que tenemos en el conservatorio”, explicó Paz. Ante el desmembramiento del espacio educativo, resulta muy compleja la articulación de la enseñanza entre las distintas materias y actividades: “Además, funcionan otros cuatro anexos en escuelas primarias, en donde se cumplen, también, con las funciones de educación musical en el turno vespertino. La sede Suipacha y la sede central funcionan en los tres turnos (mañana, tarde y vespertino) y los cuatro anexos únicamente funcionan en el turno vespertino, porque durante el día son escuelas primarias”, agregó.Para la integrante del centro de estudiantes el alquiler de un espacio no es la solución, ya que, al no tener edificio propio, la cursada tiene varias irregularidades como “ener que ir de una sede a otra muchas veces, no tener espacio donde estudiar, porque en la sede donde estamos el tercer piso lo compartimos con el Astor Piazzolla y, en el primer piso, hay una sola sala grande donde tienen que ensayar las orquestas de tango, de folclore y la sinfónica”,  La comunidad educativa de los dos institutos no cabe en la sede y la necesidad de traslado de estudiantes, docentes e instrumentos y la incomodidad a la hora de estudiar son evidentes. Además, se dificulta la coordinación de las cursadas, debido a la limitación del espacio. “Al lado de donde ensaya la sinfónica, vos tenés que estudiar alguna otra materia y es realmente difícil poder hacerlo, porque acústicamente no tienen aislamiento, entonces todo el sonido pasa de un aula a otra. Son aulas muy pequeñas para cursos grandes, sin ventilación. Son difíciles las condiciones en las que se estudia. A eso le sumamos los costos de movilidad. Pero, más allá de eso, los estudiantes, el cuerpo directivo, el cuerpo docente y no docente estamos dispuestos a seguir, todos pidiendo este edificio para dar cobijo edilicio que es lo que realmente necesitamos, lo que necesita la institución para poder realmente cuidar su patrimonio, para poder cuidar a sus estudiantes, para dar respuesta a la matrícula. Nos parece que es fundamental tener una sede definitiva. En el medio hemos perdido pianos en las mudanzas, que le corresponden al conservatorio y que son de gran calidad y hoy están en otras salas de la ciudad, dijo Paz. Sobre las negociaciones a lo largo de todos estos años con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la integrante del centro de estudiantes explicó: “Hemos tenido, una vez, una respuesta del exministro (Ángel) Mahler, quien se acercó, vino al conservatorio, lo recorrió, nos ofrecieron en ese entonces dos pisos en el Centro Cultural San Martín, como una especie de reparación histórica, pero la cantidad de metros que nos ofrecían no alcanzaba, íbamos a tener el mismo problema. Entonces,

Lo dijo Tato Bolonigni, baterista de la banda uruguaya. En diálogo con el programa radial Estás Muteadx habló acerca de la actualidad de la banda y de la gira que realizaron durante julio por diferentes provincias de Argentina.  Entrevista: Pedro Ramírez Otero / Julián BouvierRedacción: Julián BouvierEdición: Valentina Maccarone / Pedro Ramírez OteroFoto: Cuatro pesos de propina Cuatro pesos de propina es un conjunto musical uruguayo que nació en el  2000. Fusionan ritmos y estilos como el ska, el reggae, el rock, y les agregan su influencia rioplatense, los colores de la música del Uruguay.  La banda nació y dio sus primeros pasos de manera autogestiva. Algunas de sus letras, incluso, narran cómo es ser artista independiente en un mundo completamente comercializado. Tato Bolonigni, baterista de la banda, se refirió a los diferentes procesos que tuvo el grupo: “Pasamos por diversas etapas. Hay momentos donde algunas cosas son 100 por ciento autogestión, y otros donde algunas cosas se nos van de las manos y tenemos que armar un equipo más grande, porque sino no se logra mantener. Siempre es un tremendo desafío para crecer y encontrarle la vuelta. Al principio, te comunicabas con la banda y te llevábamos el disco a tu casa en bicicleta. Y en un momento nos superó un poco y empezamos a trabajar con más gente. Es cuestión de ir reconociendo cada etapa y ver cómo se puede accionar desde ahí”. En su primer disco, Se está complicando, la banda incluía los acordes para la guitarra junto a las letras de las canciones. “Eso habla también del vínculo con nuestro público, de compartir. Que cada uno haga suyas las canciones, que la música también sea de esa persona”, dijo Bolonigni. Desde sus letras, Cuatro pesos de propina siempre propuso un acercamiento a las luchas sociales y a las problemáticas del pueblo: “Lo que intentamos hacer es que la música sea una herramienta. Si hay determinadas luchas que sentimos que nos representan, vamos a apoyar con la banda, a modo de megáfono gigante que llega mucho más que si lo hiciéramos de a uno”, planteó el baterista. En la actualidad, Uruguay está atravesando la peor crisis hídrica desde 1949. El embalse de Paso Severino, el más grande del país y que abastece a más de la mitad de la población, está trabajando con un pequeño porcentaje de su capacidad, debido a la sequía y a la falta de políticas de prevención. “Estamos con una sequía bárbara. Y los políticos de prácticamente todos los partidos no han logrado prever esto. Un montón de gente que sabe del tema, científicos y expertos, lo venían diciendo, no se hizo nada y ahora lo estamos padeciendo. Se hicieron manifestaciones y ahí estuvimos, haciendo un toque en vivo de onda. Y así, estuvimos en un montón de movidas políticas, donde sentimos que tenemos que estar apoyando. Políticas en la visión, no partidarias. “, explicó. El público argentino La banda siempre tuvo un vínculo cercano con Argentina. En sus primeras etapas, cuando cruzaban el Río de La Plata, solían presentarse en el Teatro José Verdi, en el barrio porteño de La Boca. Varias veces hicieron giras por el país, sobre todo en Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba. Y esta vez no fue la excepción. “Siempre es alucinante volver a Argentina. Para nosotros es toda una aventura: salir, tomarnos el barco, viajar, la banda junta 24 horas. Y el público argentino, ya lo saben, pero si quieren se los repito, tienen una efusividad y una forma de mostrar que algo les gusta que es única. Es un público increíble. He visto a la misma banda en Uruguay y en Argentina y es como que ustedes se conectan mucho. Lo hacen suyo. Entonces se da una comunión tan grande, que se potencia fuerte”, dijo Bolonigni. Esta vez, su visita a Buenos Aires fue en el marco del festejo de los 36 años del medio comunitario FM En Tránsito, en el Auditorio Oeste, en la Provincia de Buenos Aires. En Córdoba tocaron en el Museo de la Industria y en Rosario, en el Centro Cultural Güemes.  La actualidad de Cuatro pesos de propina En los últimos años, la banda sufrió algunos cambios en sus integrantes. Se incorporaron dos mujeres al grupo. Agustina García se sumó a cantar, en un primer momento haciendo coros y, luego, se sumó a la dupla de voces junto a Gastón Puentes. “Fue re loca su incorporación, porque fuimos a un toque y ella iba a tocar con otra banda. La invitamos a cantar alguna canción con nosotros y cuando subió, se cantó todo. Fue increíble. Primero, se sumó como invitada, pero es tan crack que se terminó quedando. Ella era fan de la banda, iba a todos los recis con la bandera, tiene el tatuaje de la banda. Y la partida del antiguo cantante de la banda dio lugar a que se sume, con su energía alucinante. Y para ella también es super loco tocar en una banda que le encantaba”, contó Tato. También se incorporó Sabrina Díaz, en reemplazó del tecladista. “Es hermoso compartir música con gente joven que viene con una data increíble. Y estamos todos en la misma. Compartir música, momentos”, comentó.

Con una escucha colectiva en La Cazona de Flores, Arbolito presentó a la prensa y amistades su nuevo trabajo, que explora nuevos ritmos sin perder la esencia. Para el público en general la cita obligada será el 8 de julio en Niceto. Redacción: Julián Bouvier / Sergio ZalbaFotos: Natalia Bernades – La RetaguardiaEdición: Fernando Tebele El viernes 16 de junio la banda musical Arbolito realizó una actividad muy particular en la Cazona de Flores. Se trató de una escucha colectiva de su nuevo disco, “En este barco”, su décimo álbum de estudio. “Arbolito le ha puesto música a nuestra vida, a nuestra militancia, a la forma en la que habitamos esta ciudad”, decía Diego Skliar, comunicador popular y biógrafo de la banda.“Esta forma de escucha colectiva de un disco, de punta a punta, como obra completa, es también una forma de rebelión contemporánea”, agregó Skliar. A las 21 horas comenzó la escucha colectiva. 36 minutos de personas sentadas, algunas compartiendo mates, otras con sus ojos cerrados, contemplando. Guardando los celulares por un rato y dedicándose solamente a escuchar; como muchas quizás no hacían hace tiempo. Al terminar, los aplausos colmaron la sala. Los músicos subieron al escenario, donde un antiguo sillón les esperaba. Diego Skliar comenzó la rueda de prensa, que siguió con comunicadores y comunicadoras que estaban presenciando la actividad. Se charló sobre la producción actual, comparándola con las últimas grabaciones de la banda, que habían sido en pandemia. “Veníamos de grabar a distancia, hablándonos por los telefonitos. La experiencia fue misteriosa, pero linda igualmente. Y ahora estamos volviendo a la sala, a grabar todas canciones que también compusimos en pandemia. Nos gusta hacer música de modo más natural, con tracción a sangre. Sin tanta digitalidad, ni producciones muy retocadas. Del corazón a la sala y de ahí a acá, a compartirlas con ustedes”, dijo Agustín Ronconi, músico de la banda. “Me gustó, pero debo decir que me sonó un poco pop”, dijo uno de los presentes mientras otras personas asentían. “A mí también me pareció muy bueno, pero tengo necesidad de preguntarles dónde quedó el folklore”, dijo otro comunicador que estaba en la sala. Es un “disco cancionero”, fue una de las respuestas. Y además, se insistió en que el folklore estaba ahí, sin las formas musicales y coreográficas tradicionales, pero presente en muchas melodías, ritmos y palabras. Los veintisiete años de existencia, sin dudas, les dieron aplomo y sabiduría. Los músicos reconocieron en este disco un mensaje esperanzador, “en tiempo de naufragio, quizás”, cómo dijo Skliar al comenzar el prólogo de la escucha. Y también dijeron que desde que grabaron el disco a hoy, los temas han crecido muy bien. Habrá que ir a la presentación de este nuevo disco el 8 de julio, en Niceto, barrio de Palermo y comprobarlo.

Así se llama esta obra de Lucila Garay, que transcurre en el restaurante de una familia italiana. El orden forma parte de la vida cotidiana, pero una mañana se desacomoda una pieza y, como sucede en un dominó, todo se desvanece.  Redacción: Camila CataneoEdición: Valentina Maccarone Foto: Natalia Bernades/La Retaguardia Una familia unida, un restaurante italiano y una carrera de mozos. Todo parece estar en orden, pero el deseo comienza a meterse en la vida de cada integrante de la familia. De un momento a otro, se desvanece por completo ese dominó perfectamente armado. Todo lo que iba a ser una fiesta, se torna oscuro. “Todas las horas que tenía” cuenta las últimas horas de una familia unida. Esta  obra teatral es realizada por alumnos y alumnas del Taller de Montaje del último año de la escuela de teatro Timbre4, que dirige Claudio Tolcachir. El guion, los personajes, la escenografía y el vestuario fueron pensados y diseñados de manera colectiva. El elenco está compuesto por Miguel Tilli, Marcela Novau, Vanesa Díaz, Nahuel Benitez, Alejandra De Marco, Nicolás Ortiz de Elguea y Gustavo Ferrando. A su vez, Pedro Sacon asiste en dirección, la producción está a cargo de Antonella Jaime y Fernanda Larotonda lleva a cabo la realización de escenografía. Actualmente, está en cartelera la segunda edición de la obra y se puede ver todos los domingos a las 18 en la sala Boedo (Boedo 640). Las entradas están disponibles en  https://www.timbre4.com/teatro/1068-todas-las-horas-que-tenia.html

Lo dijo Teresa Saporiti, presidenta de Documentalistas de Argentina (DOCA). Frente a la situación crítica que está atravesando el cine argentino producto del desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, la comunidad audiovisual en su conjunto se concentró en las puertas del INCAA para solicitar una reunión con el Consejo Asesor. Saporiti pasó por el programa radial Tengo una idea y habló acerca de esta lucha. Además, se refirió a las nuevas formas de consumo de productos audiovisuales y sus implicancias. Entrevista: Graciela Carballo/Carlos Morchio/Nicolás RosalesRedacción: Nicolás RosalesEdición: Pedro Ramírez Otero Se está vaciando la cinematografía argentina, los recursos que le corresponden a las películas nacionales fueron reducidos y favorecen a capitales concentrados de las plataformas de streaming. Así lo plantearon en la convocatoria de la comunidad audiovisual, que concentró en las puertas del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), para solicitar una reunión con el Consejo Asesor. Teresa Saporiti, presidenta de Documentalistas de Argentina (DOCA) habló acerca de la reunión que lograron: “Junto a la comunidad audiovisual tuvimos una reunión con el Consejo Asesor, que es un órgano de cogobierno que tiene el INCAA, el otro es la Asamblea Federal. El Consejo Asesor está integrado por gente de la industria y citó al ministro de Cultura Tristán Bauer para que hable, dé explicaciones y para que pueda haber un diálogo con una autoridad por encima del INCAA para ver qué es lo que está pasando con tres puntos fundamentales”. Además, la presidenta de DOCA aclaró: “Uno de ellos tiene que ver con los fondos que le llegan al instituto de cine que se alimenta de varios lugares como del ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) y la recaudación de pautas publicitarias. Saber si el dinero que llegaba es el correcto o no, tener una transparencia de los datos”. Saporiti se refirió a las nuevas formas de consumir películas vía plataformas virtuales, que tuvo un gran crecimiento durante la pandemia por Covid-19. “El 10% de las entradas del cine que iban al instituto ha disminuido mucho. El INCAA se vió obligado a pedir adelantos de dinero al Tesoro Nacional el año pasado y no llegaron”, dijo, y explicó que las plataformas no están pagando el impuesto que corresponde por pasar las películas: “Y ahí, el tema es más complicado porque tiene que ver con lo legal, la AFIP y lo impositivo. Tiene relación con una postura política ante empresas gigantes y extranjeras que no tienen ni domicilio acá. Argentina es uno de los países de Latinoamérica con mayor cantidad de abonados a las plataformas que se terminan llevando la plata afuera realmente”. La jornada de lucha fue impulsada por la mesa de directores y directoras integrada por la Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente de Argentina (ADN), el Colectivo de Cineastas (CdC), Directores Independientes de Cine (DIC), Documentalistas de Argentina (DOCA), la Red Argentina de documentalistas (RAD) y Realizadores Integrales de Cine Documental (RDI). En relación a las repercusiones de la reunión, la presidenta de DOCA dijo: “Hicimos un petitorio con estos temas, juntamos firmas y estuvimos acompañando en la puerta esta reunión. Fue formal y bajo un reglamento a puertas cerradas. Una vez finalizada la reunión el ministro bajó y nos juntamos todos en el microcine del INCAA para que nos transmita qué había sucedido con el Consejo Asesor. La respuesta ante nuestras preguntas fue: ‘Estamos trabajando en eso’”. La documentalista remarcó que defender al cine significa también defender la cultura y la soberanía audiovisual. “Que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias. Que podamos tener producciones chicas e independientes. Esta también es una pata que sostiene al reclamo con una idea de que no sabemos qué va pasar después de las elecciones. Y nosotros les dijimos que necesitamos que se resuelva ahora ante un futuro incierto y oscuro. El cine, ante el recorte presupuestario, es uno de los lugares más afectados. Creo que ha habido una falta de decisión política a recomponer ciertas cosas que podrían haber sido recompuestas. Estamos ante la posibilidad de perder al cine nacional como lo conocimos y cómo lo podrías seguir conociendo”, planteó.

El libro del periodista cordobés rescata vidas atravesadas por el conflicto. Con la presencia de la prologuista Ana Fornaro, se presenta el sábado 20 desde las 19 en México 620, San Telmo. La entrada es libre y gratuita. Redacción: Adrián CameranoEdición: Pedro Ramírez Otero De dilatada trayectoria en el campo del periodismo y la educación, el cruzdelejeño Alexis Oliva trae a la Ciudad de Buenos Aires su segundo libro, luego de su celebrada obra iniciática sobre Viviana Avendaño, sobreviviente de la dictadura y piquetera pionera. En “La violencia nació conmigo”, el autor pone el ojo en veinte historias de vidas atravesadas por el conflicto. Surfea la crónica, la denuncia y el testimonio en tiempos difíciles, como mandaba Rodolfo Walsh. Los territorios que recorre la obra son bien diversos: Derechos Humanos, militancia revolucionaria y terrorismo de Estado, cárceles, violencia de género, disidencia sexual. También personajes convertidos en emblemas de lucha conforman el espectro temático de un conjunto de textos con rigor investigativo, estética narrativa y una ética comprometida con la transformación social. Los reportajes reunidos en “La violencia nació conmigo” también pueden pensarse como el relato de “conflictos sociales y políticos con nombres propios”. Se trata de un conjunto de crónicas con impronta biográfica, donde pueden leerse “las marcas del poder y sus abusos. La mayoría, testimonios de resistencia y algunas, pocas, de liberación. Historias con minúscula, que trascienden lo personal, atraviesan el cuerpo social y acaso merezcan inscribirse en la Historia con mayúscula”, escribe Oliva. El libro reúne las historias de Julio Troxler y su esposa Leonor Von Wernich, el periodista Sebastián Moro, el líder montonero Sabino Navarro, la dirigenta social Milagro Sala, la nieta recuperada Marcela Solsona Síntora y la referenta campesina Ramona Orellano, entre muchas otras. —La veintena de crónicas aborda personas variopintas, épocas y problemáticas distintas. ¿Cómo fue esa selección? —La selección pasó principalmente por un doble tamiz: que fueran historias biográficas representativas de conflictos, violencias y derechos humanos y que yo como periodista hubiera tenido contacto directo con ellas, sus protagonistas y contextos, y la oportunidad de dedicar tiempo y recursos al trabajo periodístico. La mayoría tienen actualidad, incluso esa conflictividad está vigente o latente, y otras historias del pasado reciente fueron incluidas en el libro desde la idea de que el terrorismo de Estado tiene herencias vigentes y profundos efectos en nuestro presente histórico. De hecho, una de esas historias de “lesa”, la del periodista Sebastián Moro, ocurrió en el siglo XXI: el compañero fue víctima del golpe de Estado consumado el 10 de noviembre de 2019 en Bolivia. Creo que la selección también ilustra de alguna manera mis obsesiones como periodista. —¿Hay hilos conductores entre las historias y las distintas épocas? —Sí, de una forma más o menos visible, más o menos aceptada, pero sin duda que hay hilos conductores. Entre las historias vinculadas a la militancia revolucionaria y la represión dictatorial, hay continuidades en lo que se llama “extensión del daño” y sobre todo en violencias institucionales, ideologías y prejuicios reaccionarios y políticas económicas. En ese sentido, el título ilustra esa conexión porque la frase “La violencia nació conmigo”, tan tristemente vigente, fue dicha hace más de cincuenta años por un líder revolucionario a un compañero, en un momento en que intentaban escapar del cerco represivo. Esa violencia no era solo la violencia revolucionaria o la violencia represiva que después la dictadura llevaría al extremo, sino una violencia menos visible pero más grave, que en ese tiempo llamaban “violencia estructural del sistema” y que fundamentaba la lucha armada: la miseria planificada, la inequidad, la exclusión y la pobreza. Esa violencia continuó luego de la dictadura y cada tanto se profundiza, como en la actualidad, —¿Hay violencias atravesadas en tu vida? ¿Considerás que estamos a tiempo de desnaturalizar las microviolencias cotidianas? Porque ante vidas que nacieron atravesadas por la violencia, ¿qué caminos podemos tomar para desterrarlas, sobre todo pensando en las generaciones por venir? —Sin dudas. Una idea motora de este proyecto y potenciada por ciertas discusiones en torno a la pandemia es que para estas personas la vida nunca fue “normal”, son en el mejor de los casos sobrevivientes en conflicto permanente. Porque en realidad la “normalidad” no existe y es imposible en un mundo injusto. Incluso para mí como sujeto relativamente privilegiado, con casa, comida, laburo y acceso a la educación y la cultura, la vida tampoco fue normal. Por eso es tan importante desnaturalizar, salirse del sentido común impuesto y mirar las cosas con una mirada extraterrestre que nos permita encontrar esas microviolencias e injusticias.

El comunicador e investigador boliviano Edson Hurtado reeditó su libro “La Madonna de Sorata” en Argentina, a través de la editorial “Corazón de Perrx”. Allí cuenta historias, costumbres e ilustra lugares de Bolivia atravesados por una sociedad machista, transfóbica, lesbo y homofóbica. El autor pasó por el programa radial “Estás Muteadx” y profundizó acerca de este libro que será presentado el viernes 28 de abril desde las 20 en La Tribu Mostra (Lambaré 873, CABA). Entrevista y redacción: Julián BouvierEdición: Pedro Ramírez Otero Edson Hurtado es comunicador, investigador y documentalista. Nació en 1980 en Vallegrande, un pueblo cercano a Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. La mayoría de sus libros son independientes, financiados con sus propios recursos. Escribió biografías, antologías, poesía y luego se centró en las investigaciones sobre las diversidades sexuales en su país. Hizo radio durante quince años y realizó un programa de entrevistas a escritores en la televisión.  Hace un año terminó su primer documental y está realizando otro acerca de la Ley de Identidad de Género que fue aprobada en 2016 por la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia. El autor se refirió a cómo viven las diversidades sexuales en su país. “Bolivia hoy tiene un andamiaje legal mucho más amigable que antes con las diversidades sexuales. Tenemos una Constitución que penaliza la discriminación por orientación sexual e identidad de género. También reconoce la diversidad de las composiciones familiares. Tenemos espacios en resoluciones ministeriales, en decretos supremos, en ordenanzas municipales. Y luego, la Ley de Identidad de Género, que ha cambiado un poco la vida de las hermanas, los hermanos, les hermanes trans en nuestro país. Pero esos pasos importantes, se han quedado en el espíritu bonito de la ley y no han trascendido a la sociedad. El pueblo no está todavía sensibilizado con estas demandas. Seguimos viendo muchos casos de discriminación, de violencias, de asesinatos, de expulsión de hogares de mucha gente perteneciente al colectivo. La sociedad está preocupada en muchas otras cosas, pero no en la defensa de los derechos civiles de estas poblaciones vulnerables. Este proceso de cambio, que ha comenzado hace ya muchos años en Bolivia, ha respondido en importante medida a las demandas del colectivo. Todavía no hemos logrado el Matrimonio Igualitario, por ejemplo, pero imagino que es parte de un proceso y que hay ciertas cosas que restan avanzar. De todos modos, se ha avanzado mucho en el tema legal. No se ha encontrado todavía una manera eficaz de llegar a la gente para que entienda estos temas”, dijo.  Hurtado publicó en 2011 el libro de crónicas ‘Ser gay en tiempos de Evo’ y en 2014 ‘La Madonna de Sorata’, recientemente reeditado en Argentina por la editorial Corazón de Perrx. El escritor contó cómo fue la recepción de estos textos en Bolivia: “Causó mucho revuelo porque es uno de los primeros libros que se publica abiertamente con estas temáticas. Imagino que hacerlo en tiempos de Hugo Banzer Suárez o de Goni Sánchez de Lozada, dos dictadores que tuvo nuestro país, hubiera sido más difícil. Creo que se ha entendido que la iniciativa tenía que ver con contar historias. Desde el periodismo, desde la investigación, contar realidades, historias de gente que vive, que sobrevive con toda la discriminación, el racismo, la pobreza, la segregación. Entonces, creo que el valor que se le ha dado a estos libros tiene que ver con ese aporte a la visibilización del colectivo”.  Cosmovisión de las diversidades sexuales En la solapa del libro hay una palabra que resuena cada vez que hablamos de Bolivia y sus pueblos originarios: cosmovisión. En este caso, viene acompañada de “diversidad sexuales”. Hurtado explicó de qué se trata el concepto de cosmovisión de las diversidades sexuales: “Los pueblos en América Latina tenemos muchas cosas en común, tenemos raíces muy cercanas. La cosmovisión es la manera de ver el universo que tenemos y cómo interpretamos o argumentamos sobre la vida, sobre la muerte, sobre las dinámicas sociales. En esta investigación me interesaba tratar de entender cómo estos pueblos originarios entendían las diversidades sexuales, cómo explicaban la identidad de género, desde esa posición, con esa herencia ancestral, desde la relación con la madre tierra, con el pasado. Mi intención es bucear en esas aguas. Es doloroso, pero siempre gratificante, porque he encontrado historias muy impresionantes, que me han acercado a comprender nuestra realidad. Les adelanto que ninguna de las historias de este libro tiene final feliz. Pero muestra la complicación de las comunidades originarias en relación a estas diversidades. Seguimos teniendo sociedades machistas, homofóbicas, transfóbicas. Es parecido a lo que pasa en Perú, en Colombia, en México, en Centro América”. Corazón de Perrx, la editorial independiente que reeditó “La Madonna de Sorata en Argentina”, surgió en 2019 en Buenos Aires, de la mano de Matías Borsani y Andrea Del Zorro Bogado. Sus publicaciones abordan temáticas sociales y políticas y trabajan de manera colectiva con cada autor y autora. Esta es su cuarta publicación. El prólogo del libro fue escrito por Chana Mamani, integrante de Identidad Marrón y la contratapa cuenta con unas palabras de la escritora Claudia Piñeiro. “A Claudia la conocí en Bolivia, en un encuentro de escritores y entablamos una relación de amistad. Cuando se dio la oportunidad de publicar en Argentina, le pedí si me escribía unas palabras y con mucho gusto aceptó, por lo cual estoy muy agradecido. Chana Mamani es allegada a la gente de Corazón de Perrx, pero cuando discutimos con los editores quién debía interpretar esta investigación, coincidimos en que tenía que ser Chana y la gente de Identidad Marrón. Porque están poniendo en el tapete discusiones y están provocando un debate sano sobre estas cuestiones que son tan importantes. El prólogo intenta entender esta propuesta literaria periodística y creemos que lo hace muy bien”, dijo el escritor. La presentación del libro en Buenos Aires será este viernes 28 de abril, en La Tribu Mostra (Lambaré 873, CABA) desde las 20. El panel estará conformado por Chana Mamani, de Identidad Marrón; la gente de Corazón

El grupo de teatro comunitario de Mataderos “Res o no Res” cumplió 20 años. Sus obras buscan reivindicar la memoria colectiva y la identidad barrial con perspectiva de derechos humanos. Juan Azar, su director artístico, pasó por el programa radial Tengo una Idea y habló acerca del grupo y de la movida del teatro comunitario y callejero dentro del ámbito porteño. Entrevista: Graciela Carballo/Nicolás RosalesRedacción: Nicolás RosalesEdición: Pedro Ramírez OteroFoto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia “Yo soy director junto a Estela Calvo, la otra directora del grupo el cual tiene la característica de haber ido cambiando de directores. Justo antes de la pandemia, en el 2019, llegamos a estrenar la obra ‘Fuente Vacuna’ que no era un reestreno porque es nuestra obra emblemática del 2005, que como muchos conocen trata de la toma del frigorífico Lisandro de la Torre y la resistencia peronista en el año 59, pero la hicimos con una puesta en escena renovada. En el 2020, al recluirnos, hicimos otras cosas como un corto audiovisual y un radioteatro”, comenzó la charla Juan Azar, director artístico del grupo de teatro comunitario Res o no Res. Luego, el director retomó algo del recorrido del grupo en este último tiempo: “Nuevamente, en la presencialidad, retomamos haciendo un curso de teatro callejero con Héctor Alvarellos, director de la Runfla, para ganar algunas herramientas en relación a los protocolos y seguridad trabajando al aire libre, y en base a eso fuimos armando unas escenas que seguramente deriven en otras obras”. El aniversario de Res o no Res El grupo de teatro del barrio de Mataderos se inició en marzo de 2002. Juan Azar expresó el sentimiento de estos 20 años cumplidos: “Son un montón de emociones, tuvimos la suerte de poder festejarlo aprovechando que teníamos pendiente la entrega del reconocimiento por la obra ‘Fuente Vacuna’ para Estela”. En el festejo estuvieron algunas y algunos dirigentes políticos locales, de organizaciones barriales, clubes y, por supuesto, parte del público que suele seguir al grupo de teatro. “Convocamos a exintegrantes del grupo y fue muy lindo porque tuvimos la oportunidad de vernos la cara entre gente que hacía un montón de años que no veíamos. Proyectamos algunos videos donde vimos el bagaje del grupo y como crecimos por no decir envejeciendo”, dijo. Por otro lado, insistió: “Tuvimos que reinventarnos todos los grupos de teatro comunitario durante la pandemia. Es importante la labor de la Red de Teatro Comunitario Nacional y la de Capital, y los grupos se encuentran en permanente movimiento”. Para cerrar, Azar dijo: “Los temas que nos convocan están alineados con los derechos humanos y con un pensamiento progresista”. Sin dudas Res o no Res a través de sus obras sabe rescatar la memoria y la identidad barrial con una mirada crítica del presente. En la actualidad sostienen talleres de teatro leído y clown para chicos y chicas. En 2017 Res o no Res fue declarado de interés cultural por la Legislatura porteña. Si bien comparten instalaciones con el Club Nueva Chicago, hoy se encuentran en la búsqueda de un espacio fijo para ensayar. Sus puertas para participar se encuentran abiertas.

El filósofo, docente e intelectual estudioso del marxismo de proyección latinoamericana e internacional, Néstor Kohan, pasó por el programa radial Sueños Posibles. Allí compartió un análisis sobre la película de Santiago Mitre protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani. Entrevista: Irene Antinori/Alfredo GrandeRedacción: Gabriela Suárez LópezEdición: Pedro Ramírez Otero Desde el estreno de “Argentina 1985” hasta hoy hubo muchos debates sobre la película, la verdad, la historia y las actuaciones. Néstor Kohan hace un análisis que atraviesa lo personal histórico y lo colectivo. “Tengo sensaciones contradictorias. Por la edad no viví, pero sí padecí la dictadura como niño y parte de mi familia. Mi padre se tuvo que escapar bajo la dictadura y por suerte sobrevivió. Y luego viví el gobierno de Raúl Alfonsín, no me lo contaron. El juicio a las Juntas Militares lo viví, viví el alfonsinismo. No puedo despojarme de mi experiencia personal que fue una experiencia colectiva no de toda una generación pero parte de una generación”, dijo Kohan. El filósofo festeja que el estreno se haya dado en salas no comerciales y plantea que cuando fue a verla al Gaumont era la primera vez que iba a un cine después de la pandemia: “Pensé que me iba enojar más, creo que las pinceladas de humor que se han permitido me hicieron más llevadera la película pero tengo ciertas discrepancias”.La sociedad se polariza cada vez más, no solo en Argentina sino también en toda Latinoamérica. Podemos verlo en las declaraciones de muchos políticos en redes sociales donde lo que escriben e hilan se replica rápidamente: “El clima general en el que vivimos es innegable, mucha gente que defiende la película dice que vivimos un clima general de negacionismo que es una palabra extraída de la cultura europea. También usan la palabra holocausto que a mí nunca me gustó, porque holocausto es una condena divina. En Europa lo que hubo fue un genocidio muy terrenal, nada que ver con lo divino. Los que niegan el genocidio nazi tienen cierta prensa en Europa y hoy incluso han construido partidos de masas. Pero inicialmente surgieron como escritores individuales, Francois Furet en Francia o Ernst Nolte en Alemania, que terminan relativizando el genocidio nazi o fascista, franquista o directamente haciendo apología”, agregó Kohan.Con respecto a esta corriente de pensamiento que fue extendiéndose en diferentes países, el filósofo argentino manifestó: “Ese clima que nació en Europa luego se extendió a los Estados Unidos y ahora aparece en Argentina y hay un clima de negacionismo. Se usa la misma palabra que para Europa donde se pretende poner en duda ‘no sé si hubo desaparecidos y si hubo no fueron 30 mil’. En general, hay cierto clima antiperonista en cierta intelectualidad progre pero uno de los primeros que niega esto es Darío Lopérfido. Un cuadro del radicalismo que se permite dudar de que haya habido 30 mil personas. Aparecen ensayos del Tata (Juan Bautista)Yofre, jefe de la SIDE de los Servicios de Inteligencia de (Carlos) Menem, nefasto personaje de nuestra historia. Y yo tengo mis sospechas como lector de sus vinculaciones con la CIA porque uno de sus libros contra Cuba tiene la hipótesis de que todos los líos argentinos se iniciaron con la revolución cubana. Utiliza como pruebas los archivos de inteligencia de los servicios de inteligencia checos a los que un personaje común de Argentina jamás tendría acceso si no es a través de la CIA.”Acerca de los relatos y discursos que circulan en distintos medios y soportes, el pensador argentino hizo mención a los que dan sustento y/o relativizan la veracidad del genocidio argentino durante la última dictadura cívico militar eclesiástica en Argentina. “Los libros del Tata Yofre; la biografía apologética del general (Jorge Rafael) Videla que hizo Ceferino Reato, persona que desfila por los canales de televisión, La Nación + y otros por el estilo; (Javier) Milei, un personaje nefasto, un neonazi bizarro; la señora Patricia Bullrich, exmilitante montonera conversa como (Rodolfo) Galimberti y hoy estrecha amiga del Mossad y de la CIA y partidaria de la mano dura y la violencia extrema contra el movimiento popular; todo esto forma un conjunto”, dijo.“En este clima de ultraderecha, de extrema derecha, esta película aparentemente es una bocanada de aire fresco porque nos recuerda que sí hubo un genocidio, que sí hubo responsables, los jefes de las fuerzas armadas y que encima se los juzgó. Entonces la primera aproximación ingenua en un clima donde se reivindica el neonazismo es que la película parece súper progre, termina con la famosa consigna ‘Nunca Más’, entonces se produce casi un orgasmo colectivo, la emoción de todo el progresismo. Yo no desconozco ese contexto, no desconozco ese papel supuestamente progresista de la película en ese contexto. Pero, detrás de todo eso aparentemente progre, le encuentro una segunda modulación absolutamente cuestionable y profundamente tramposa, hay una reivindicación de la vieja, añeja y oxidada teoría de los dos demonios”, subrayó.Para profundizar en lo que la película elige mostrar y siguiendo la idea de la reivindicación de la teoría de los dos demonios, Néstor Kohan explicó: “No se puede hablar de nada sin contextualizar. Ahora, si voy directo a la película no salí del cine enojado pero salí con muchos sinsabores por lo que dice y por lo que no dice. Por lo que dice, la primera hipótesis que aparece en boca de diversos personajes donde el guionista Santiago Mitre intervino: la agresión en Argentina la inicia la insurgencia. Falso de acá a Neptuno. Hipótesis dos: la reacción de las fuerzas armadas fue desmedida e ilegal. ¡¿Y qué habría que haber hecho entonces?! ‘Reprimir pero con la ley en la mano’. Falso, salvo que uno adopte el punto de vista de los poderosos. Y sobre todo me molestó eso porque yo en el posteo que hice cito textos, documentales, no de la izquierda revolucionaria, tampoco de la izquierda reformista, sino de los propios genocidas.”El filósofo marxista agregó que estas miradas de los genocidas planteaban ya en el año 1962 ideas sobre la represión brutal cuando aún no

Compartimos las fotos de la jornada organizada por La Retaguardia y el SiPreBA, en la que referencias de la lucha por los Derechos Humanos debatieron acerca de la película sobre el Juicio a las Juntas y su posible utilización como un recurso para entablar diálogos con las nuevas generaciones. Fotos: Natalia Bernades / Bárbara Barros – La Retaguardia