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En el post 2001, se oía hablar bastante de una dicotomía que persiste: la vieja política vs. la nueva política. Desde el “que se vayan todos” a “la casta tiene miedo” han pasado 20 años. En tiempos de resistir a los derechos conquistados con lucha que se van entre saludos de Adorni y sus amigotes, nos subimos al tren fantasma de la nueva política por un rato. Ya nos acostumbraremos a ver sus rostros. No les tenemos miedo. Fotos: Emiliano Rojas Salinas

Por abajo, por arriba, algunas personas con ayuda de otras. Este viernes las Asambleas barriales, Unidos x la Cultura, estudiantes y trabajadores pasaron por los molinetes de la Estación Constitución sin pagar. El Molinetazo se realizó en rechazo de los tarifazos y de toda la política de ajuste que el gobierno de Javier Milei viene implementando, a solo casi tres meses de su asunción. No es casualidad que el día que se llevó a cabo esta acción sumamente política haya coincidido con la apertura de las sesiones ordinarias 2024 en el Congreso. Fotos: Antú Divito Trejo / Emiliano Rojas Salinas

  Una multitud se acercó a una de las sedes de la Agencia de Noticias Télam para repudiar la decisión del Gobierno nacional que ordenó el cierre de la empresa de comunicación estatal. Compartimos fotos de la intensa jornada. Fotos: Natalia Bernades / Emiliano Rojas Salinas / La Retaguardia

A días de que termine febrero y se lleve hasta el próximo año los brillos, plumas y tambores propios del Carnaval, aparecen algunas preguntas. ¿Cómo surge la cultura carnavalera en el mundo? ¿Por qué en Argentina hay ciertos sectores que le tienen tanto rechazo? ¿Qué motivos hay detrás del achicamiento de los corsos de la Ciudad de Buenos Aires? Redacción: Sergio ZalbaEdición: Pedro Ramírez Otero / Valentina Maccarone Foto: Bárbara Barros Se acaba febrero, mes del Carnaval, tiempo mítico del dios Momo. Se retira, diciendo adiós, con mucha pena y casi sin gloria. Tengo muy poca información de lo ocurrido en otras ciudades y regiones del país en las que el carnaval tiene un lugar destacado. Me refiero a Gualeguaychú, Corrientes, Jujuy, La Quebrada de Humahuaca, La Rioja, Lincoln. Pero en la Ciudad de Buenos Aires, salvo en los valiosísimos entornos murgueros, la fiesta popular devino en muchos brillos para pocas y pocos.  En la ciudad más opulenta del país y con intensa tradición carnavalera, los 22 corsos del año pasado se redujeron a 14: ocho realizados en las calles y seis en algunas plazas. No se trató de un achicamiento económico. Tampoco de una reducción de “ruidos molestoss” para los vecinos y vecinas. Fue una decisión política. Las Bacanales del año 200 antes de Cristo, el antecedente inmediato de nuestro Carnaval, eran las fiestas más populares del Imperio Romano. Prohombres y villanos bailaban y se daban la mano sin importarles su facha ni su origen. Y para evitar que los esclavos reconozcan a sus amos y los amos a sus esclavos, se ponían máscaras y antifaces; se disfrazaban para festejar tranquilos sin saberse observados. Ellas y ellos gozaban ilimitadamente sin saber con quién. Más allá de sus condiciones sociales, valían lo mismo. Pero no todo era orgía ni borrachera. Era el símbolo más acabado de la felicidad final y verdadera: nada de exclusiones, nada de sufrimientos, nada de obligaciones sin sentido. Así sería la vida eterna. 600 años después, tras la conversión de Constantino, el Imperio se hizo cristiano. Y la nueva moral no debía tolerar semejantes desviaciones. Sin embargo, la Iglesia no pudo someter por completo esa enorme carga cultural. Lo hizo muy sutilmente convirtiendo el carnaval en carnestolenda. ―Está bien ―dijo el Papa―. Festejen nomás, pero la joda se acaba el martes por la noche. El miércoles, que desde ahora se llamará “miércoles de ceniza”, comenzamos la cuaresma: no se permitirá ningún tipo de carne durante cuarenta días. Será un tiempo de ayuno, de reflexión, de reconocimiento de nuestros pecados. Ese tiempo terminará el domingo de Pascua, cuando celebremos la resurrección de Cristo.  Y así, se selló el vínculo temporal entre los carnavales y la liturgia cristiana. Aquí, como tantas otras tradiciones, llegó con la colonia: con la cruz y la espada. En la zona andina, sintetizada con costumbres ancestrales, desentierran al Diablo para hacer diabladas: durante esos días todo está permitido, hasta que lo vuelvan a enterrar. En algunas ciudades tomó otras formas: carrozas, desfiles, ropajes sensuales, plumas, movimientos casi convulsivos. En el puerto de Buenos Aires, tomó la suya. Los negros de origen africano hicieron un aporte fundamental. Los ritmos, la percusión y lo que se convirtió en la peculiar danza de las murgas porteñas. Según parece, los “tres saltos” que producen bailarines y bailarinas durante la “matanza”, representan el tironeo liberador de las cadenas esclavizantes. Toda la murga está repleta de simbolismos. En la murga porteña, amalgamada por negros y cabecitas negras, se utiliza la levita (del francés lévite) como traje fundamental. Era la prenda señorial por excelencia, la que usaban los varones aristocráticos para pavonearse en fiestas y casorios. Los murgueros la transformaron en un irónico disfraz. Se calzaron galeras hechas de cartón y fabricaron levitas con retazos. Les pusieron brillos y colores; las adornaron con imágenes identitarias y les pusieron flecos, porque la vida de los pobres se hace y se desfleca de esa manera, con luces y desazones. Los murgueros desafiaron a los señores burlando sus vestimentas. La murga porteña, bombo con platillo, zurdo, repique y redoblante, transita las calles con su música y su histrionismo. Canta sus pocos triunfos y sus muchas derrotas; su alegría festiva y su crítica filosa. La murga porteña trasciende el tachín, tachín. Sus bailes, mascaritas, músicos, músicas y cantantes se ponen al servicio de la fiesta popular. La fiesta que no deja a nadie afuera. La fiesta que simboliza el final de la utopía ―como en tiempos de los bacanales― aunque nunca se la alcance. La murga pobre le arrebata el traje a la riqueza y construye su futuro. Por eso goza, por eso reúne, por eso critica. Y por eso los poderes la soportan cada vez menos. No fue por motivos económicos. Tampoco lo hicieron para impedir cortes de tráfico. Ni para evitar que ciertas estridencias retumben en las paredes citadinas. Se trata de una opción intensamente política: los actuales usuarios de levita no quieren a las murgas. Y es lógico que no las quieran.  Es claro por qué no entienden  la necesidad murguera y popular de salir a las calles; de desfilar por el territorio en el que se juega la libertad verdadera, la que sólo se conquista con justicia social.

Ayer se realizó la primera audiencia judicial para resolver la legitimidad del protocolo represivo de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. El protocolo había sido puesto en acción durante las movilizaciones en las afueras del Congreso y en otras partes del país mientras se debatía la Ley Ómnibus. El pedido había sido realizado por la diputada porteña Cele Fierro, del FIT-U, y fue tomado por el juez federal Sebastián Casanello. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, Fierro habló acerca de esta primera audiencia. Entrevista: Fernando Tebele / Pedro Ramírez OteroRedacción: Julián BouvierEdición: Pedro Ramírez OteroFoto: Archivo Natalia Bernades / La Retaguardia La semana pasada, en el medio de la celebración por la caída del tratamiento en la Cámara de Diputados y Diputadas de la Ley Ómnibus y su pase a comisión, la diputada porteña por el Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad (FIT-U), Cele Fierro, comunicó que el juez federal Sebastián Casanello tomó la resolución de intervenir en el pedido que había hecho la diputada por la aplicación del protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Casanello, en un principio, pidió que se respeten los estándares de Derechos Humanos a los que la Argentina suscribe a nivel internacional, y citó a una audiencia a las partes . Ayer fue la primera audiencia, donde estuvieron presentes Bullrich y otros funcionarios y funcionarias del Ministerio.  “El martes pasado llegó esta resolución del juez Casanello justo cuando estaba cayendo la Ley Ómnibus. Para nosotros fue muy importante porque después de 50 días que estuvo dando vueltas nuestra presentación, alguien la había tomado y no solo eso, sino que inició la causa. Y en esta resolución planteaba cosas que para nosotros son muy importantes, en términos de que el cumplimiento a lo que decía al Ministerio que se tenía que adecuar tanto a la Constitución Nacional, como a los tratados internacionales, y plantea que no lo está haciendo. Eso es un gran primer paso”, dijo la legisladora porteña Cele Fierro. Además, remarcó la importancia de haber logrado que la ministra de Seguridad y sus funcionarios se hayan presentado ante la Justicia. “Eso es un paso más, porque el protocolo está muy cuestionado. Pensamos que iban a querer bajarle el precio a la audiencia, pero la realidad es que, al iniciarse y tener tanta repercusión mediática esta crítica al protocolo, no iba a poder no dar la cara y tuvo que ir. Después se retiró antes de la audiencia, diciendo que tenía otro compromiso y que se había confundido con el horario. Pero estuvo, dio explicaciones y luego quedaron el resto de los representantes. Por otro lado, las preguntas fueron particularmente hacia el Ministerio de Seguridad, sobre explicaciones del protocolo, de la actuación de las fuerzas de seguridad. Porque hay un punto que Casanello pone en su resolución, y que fue casi el centro del debate, que es que el protocolo se toma atribuciones que le corresponden a los poderes legislativos y judiciales, que determinan qué es un delito y qué no. Eso lo definen las leyes del Congreso y lo interpreta la Justicia”, dijo Fierro.  El protocolo va en contra de los Derechos Humanos citados en la Constitución Nacional y en diferentes tratados internacionales. Y contra uno elemental: el de la protesta social. “Toman como un hecho de ‘flagrancia’, cualquier movilización. Entonces, las fuerzas de seguridad sin consultar con la Justicia, pueden actuar directamente reprimiendo como vivimos la semana pasada. Entonces, están vulnerando nuestros derechos. Ese fue uno de los puntos de la audiencia”, planteó.  La audiencia terminó antes de lo pautado y el juez federal llamó a un cuarto intermedio hasta el 21 de febrero. “Si bien no está la resolución y todavía no se ha suspendido el protocolo ni se declaró inconstitucional, creemos que es un paso importantísimo, porque demuestra que el protocolo está discutido, está cuestionado. Ellos le intentan bajar el tono a las críticas que hizo la ONU (Organización de las Naciones Unidas), pero acá lo que se tiene que cumplir son los acuerdos y pactos internacionales que en nuestro país tienen rango constitucional”, concluyó Fierro. 

Esta fue la consigna de la movilización que hubo ayer al Polo Científico, acompañada por una jornada de lucha en los distintos institutos del país. El reclamo de las y los científicos, estudiantes y becarios que participaron fue la continuidad de las 1.600 becas del Conicet, además de la reincorporación de las personas despedidas, actualizaciones de los salario y fondos para la institución. El presidente del Conicet, Daniel Salamone, finalmente recibió a quienes estaban concentrando y realizando una radio abierta frente al Polo Científico. La reunión fue breve y la respuesta de Salamone, también: no hay presupuesto. Posteriormente, el Directorio informó que en 15 días darán a conocer quiénes son las personas que podrán acceder a solamente 300 becas de doctorado, que deberían comenzar el 1 de abril, pero que se aplazará su inicio al 1 de agosto. Podés leer toda la declaración del Directorio en https://www.conicet.gov.ar/declaracion-del-directorio-del-conicet-2/?fbclid=PAAaaEn4jffM9Y-9Vl4vbe73wEosvfUsDNp9FebaqepfGXo7qZiLLxaT6MsoI  Redacción: Pedro Ramírez OteroEdición: Valentina MaccaroneFotos: Natalia Bernades 14 de Febrero 2024 Polo Cientifco Tecnologico Capital Federal Foto Natalia Bernades

Lo dijo Ana, militante del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), acerca de la difícil situación que atraviesan los comedores populares porteños en la actualidad. En diálogo con el programa radial Otras Voces Otras Propuestas, contó que a estos comedores acuden muchas familias y otras se encuentran en lista de espera. Desde el año pasado no están recibiendo mercadería del Gobierno nacional y la que reciben de parte del Gobierno de la Ciudad no alcanza para abastecer a la gente. Entrevista: Luis AngióRedacción: Valentina MaccaroneEdición: Eugenia OteroFotos: Emiliano Rojas Salinas “Se pone cada día más desesperante porque cuando alguien viene a pedirte comida es difícil decirle que no hay y cada vez las situaciones se van empeorando. Criaturas con sus platos a pedirnos un poquito de comida y nosotros no podemos decirles que no. Muchas compañeras donan sus propios cupos y se quedan sin su comida. Nosotras mismas a veces nos quedamos sin nuestra comida para dar a esas criaturas. Pero llega un momento en que ya es imposible, porque demasiadas familias vienen a pedirnos”, cuenta Ana, quien pidió colaboración de los vecinos y vecinas de los barrios, que se organicen para sostener con ellas al menos una comida diaria para miles de familias cada día. La situación empeoró en los últimos meses. “Cada día se agrava más. Incluso hay gente que está en blanco, profesionales, que nos vienen a pedir comida porque no alcanza, porque no pueden pagar el alquiler. El sueldo no aumentó”, dice Ana. En medio de la angustia, también se refiere a los prejuicios: “Nosotras también tenemos un sueldo muy bajo, tenemos el Potenciar Trabajo, que no aumentó. 78 mil pesos, que se acaban en una semana. Todo el día acá trabajamos, todo el día estamos y todavía nos insultan. Nos dicen en la tele que somos vagas. Llegamos a casa muy angustiadas”.

Agustín Lecchi, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), realizó un análisis de la actualidad de los y las trabajadoras de prensa que cobran sueldos por debajo de la línea de pobreza. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, hizo referencia a las últimas jornadas de represión en los alrededores del Congreso, donde la prensa fue particularmente apuntada: “El objetivo político es silenciarnos”, dijo.  Entrevista: Fernando Tebele / Pedro Ramírez OteroRedacción: Nicolás Rosales Edición: Pedro Ramírez OteroFoto: Archivo Emiliano Rojas Salinas / La Retaguardia Las paritarias para el conjunto de los trabajadores y trabajadoras, en estos primeros meses de gobierno de Javier Milei, parecen ser hasta el momento una utopía.  Acerca de las paritarias en los medios comerciales de comunicación, Agustín Lecchi, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), comentó: “Vienen pésimas, muy mal. A uno no lo sorprende, pero de todas maneras hay que decirlo, el nivel de insensibilidad es total de la secretaría de medios y alcanza niveles brutales. Tras dos meses de negociación salarial la propuesta del gobierno es cero. Para prensa escrita ofrecieron un voucher de 80 mil pesos para todo el mes de enero y para recién cobrar en marzo teniendo en cuenta que han pasado meses con 20, o 25 puntos de inflación”.  Lecchi planteó que la situación es muy angustiante para los trabajadores y trabajadoras que ven “depreciar su salario” todos los días. “Esto es una vergüenza, para que tengan una idea, un redactor por convenio de Clarín o Infobae cobra 200 mil pesos en mano, estamos ya en la línea de indigencia. Ya hemos hecho las denuncias, seguiremos haciendo paros y para eso tenemos un plan de lucha”, dijo.  Por otra parte, expuso algunos datos preocupantes que surgen de la última encuesta que realizó el sindicato el día del periodista: “Relevamos que más del 57% tiene dos o más trabajos, es el pluriempleo. La situación se fue agravando, particularmente en los últimos seis años. Perdimos más del 50% del poder adquisitivo, eso surgió en noviembre pasado y con la devaluación de diciembre se potenció. Creo que hay que movilizarse y estar en la calle”.  En los últimos días, se vivieron situaciones de represión en las calles alrededor del Congreso de la Nación donde se estaba tratando la Ley Ómnibus. Diversas organizaciones sociales, partidos de izquierda, y la prensa fueron víctimas del protocolo antipiquete que incluyó balas de goma, palazos, y gases sobre quienes se manifestaban.  “Creo que esto se retrotrae a un ajuste brutal que está llevando adelante Milei y que implica métodos para llevarlo adelante. Con el DNU que es institucional, con el papelón que vimos en el Congreso donde se termina cayendo la sesión por la extorsión a gobernadores, diputadas y diputados a plena luz del día, porque lo vimos todo. Y para que pasen estas políticas antidemocráticas necesitan la represión, y a la vez necesitan silenciar a la prensa. Entonces somos un blanco directo del Gobierno nacional y en particular de la ministra (de Seguridad) Patricia Bullrich. Se hace evidente. De  70 manifestantes heridos, 35 eran trabajadores de prensa. El objetivo político es silenciarnos”, dijo el secretario general del SiPreBA.  Acerca de la situación de los medios públicos, Lecchi, quien es trabajador de la TV Pública, reflexionó: “La intervención de los medios públicos es preocupante. Hemos presentado un amparo en la Justicia que se está tramitando. La intervención está basada en el DNU y es totalmente irregular. Tenemos un apoyo muy grande en el Congreso de la Nación para rechazar la privatización de los medios públicos y eso nos pone muy contentos”.  Por último, el secretario general del SiPreBA comentó que el sindicato realizó junto al CELS y ARGRA una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el ataque directo contra 35 periodistas, fotógrafos y fotógrafas durante los tres días de represión de la semana pasada en el Congreso. En su respuesta a la presentación la comisión señaló “la CIDH reitera que la protesta y manifestación pacífica es un elemento esencial en las sociedades democráticas y que el Estado debe respetar, proteger, facilitar y garantizar el derecho a la libertad de expresión y reunión pacífica. En contextos de protestas, el uso de la fuerza es un recurso último y excepcional, que debe limitarse a circunstancias en las que se acredite la legalidad, absoluta necesidad y proporcionalidad del mismo. El actuar de las fuerzas civiles y policiales para garantizar la seguridad de las personas y el orden público, debe estar orientada con estricta observación al respeto a los derechos humanos y estándares interamericanos, según protocolos existentes para tales fines”.

Mientras se debatía en el Congreso de la Nación la Ley Ómnibus, el abogado de derechos humanos Matías Aufieri estaba realizando un relevamiento sobre la brutal represión que se daba en las inmediaciones. La policía le disparó y el proyectil impactó directo en su ojo izquierdo. Aún no sabe si recuperará la visión. Redacción: Camila CataneoEdición: Fernando Tebele Fotos represión: Antú Divito Trejo / La RetaguardiaFoto Chile: archivo Natalia Bernades / La Retaguardia La tarde del 1 de febrero de 2024, Matías Aufieri estaba dentro del Congreso de la Nación mientras se desarrollaba la segunda sesión para debatir la  Ley Ómnibus. Como integrante del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) es asesor de la bancada del Frente de Izquierda (FIT-U). Decidió salir para hacer un relevamiento del accionar de las fuerzas de seguridad en el marco de la brutal represión que se desataba en las inmediaciones. Matías observó que se estaba llevando adelante un inmenso operativo represivo. La Gendarmería, la Policía Federal, la Policía de la Ciudad y Prefectura Naval habían tomado las calles. Los carros hidrantes y diferentes grupos de policías motorizados recorrían la zona. Allí estaban las y los manifestantes que desde el primer momento se movilizaban de manera pacífica. Seguramente no imaginaba que fuera a convertirse en el herido de mayor gravedad de los tres días de represión.  Luego de superar la primera de las varias operaciones que le esperan para tratar de recuperar la visión de su ojo, Aufieri se presentó como querellante en la causa que ya se había abierto por otra denuncia ante el Juez Federal Julián Ercolini. Allí relató que la primera represión que vio fue de parte “de un grupo de efectivos contra militantes de la juventud radical que se encontraban charlando detrás de un auto”. Allí, según su relato, observó banderas de Asambleas populares y partidos de izquierda. Aseguró que los manifestantes estaban sobre la vereda pero “a pesar de esto, efectivos de la infantería de la Gendarmería Nacional comienza a golpearnos empujándonos con los escudos hacia la calle”. Por su oficio, registró que eran las 20:50 cuando “30 policías de la Policía Federal Argentina, a bordo de unas 15 motocicletas” dieron arranque al peor momento. “Aceleraban los motores a efectos de producir un sonido intimidante o para provocar la reacción de los manifestantes que se encontraban allí pacíficamente”. Aufieri asegura que no consiguieron su objetivo, entonces “algunos policías que ocupaban el asiento de atrás de las motos comenzaron a arrojar gases” que provocaban dolores en el cuerpo y afecta a la respiración. Con las escopetas apuntaron directamente a la altura de la cara. “Disparaban a muy pocos metros de distancia, directamente a los rostros de los manifestantes. Es así que un disparo de bala de goma impacta en mi ojo ocular izquierdo produciéndome el estallido de mi globo ocular y la pérdida de visión del mismo”. En su denuncia, Aufieri dice que se percató “inmediatamente de la gravedad de la herida. Sentía un dolor intolerable en mi ojo y del mismo comenzó a brotar un hilo de sangre”. Matías le pidió a una mujer que no conocía que lo ayude a salir de esa zona. Luego se encontró con el Guillermo Ermili, secretario parlamentario de la bancada de diputados del PTS–FIT, quien lo llevó a un lugar para que lo asistieran urgentemente. La policía continuaba tirando gases y balas de goma a quemarropa. Hasta poder resguardarse fueron nuevamente heridos por balas y gases. Ermili recibió un impacto de bala en la espalda. En Rivadavia se cruzaron con Alejandrina Barry, legisladora de CABA, y con el abogado Carlos Platkowski, quienes lo llevaron al Hospital Santa Lucía para que le curen la herida. Luego se dirigió a la Clínica Bazterrica pero no tenían guardia oftalmológica y fue derivado al Instituto de la Visión. Según los médicos, la lesión era grave. Tiene dañada la córnea, el iris y, una hemorragia que se denomina 360° más una catarata contusa. Allí fue intervenido de urgencia. Tras la operación, Aufieri realizó la denuncia en la Justicia y pudo recolectar los diferentes registros fotográficos y audiovisuales de medios de comunicación y fotoperiodistas que cubrieron aquella jornada. Días más tarde, el juez federal Sebastián Casanello dictó una cautelar para frenar el protocolo represivo de la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. De esta manera, el Gobierno tendrá que “adecuar” el accionar de las fuerzas de seguridad a los estándares internacionales de derechos humanos. La historia de Matías Aufieri hace recordar lo que sucedió entre octubre del 2019 hasta marzo del 2020 cuando se produjo el estallido social en Chile. En ese entonces, las fuerzas de seguridad reprimieron brutalmente a quienes se manifestaban en las calles con gases lacrimógenos, balas de goma y plomo. Tenían la orden de disparar hacia los ojos. Se registraron más de 8.000 víctimas de violencia estatal y más de 400 casos de trauma ocular. El mismo modus operandi se replicó en diferentes países de Latinoamérica como Colombia, Ecuador y Perú. Incluso pasó en nuestro país en 2019 luego de la aprobación de la reforma constitucional de Jujuy. Aufieri está tranquilo más allá de la preocupación. “Estoy esperando a que puedan avanzar en más operaciones para ver si se logra recuperar algo de la vista”, le aseguró a La Retaguardia. “Estoy bien de ánimo, muy acompañado, y mucho cariño que me llega de todos lados”, señaló.  Más allá de su entereza su caso preocupa, no solo por el hecho de si recuperará su visión, sino también por la sensación de que, lejos de un caso aislado, pueda revelarse como el primero de otros que puedan pasar por la misma situación. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Coord Víctimas Trauma Ocular (@victimastraumaocular)

En el año del 20 aniversario de la Masacre de Cromañón, se estrenó la obra Mugre Superstar, sobre Emir Omar Chabán, gerente del boliche. Narra su vida desde la creación de Café Einstein hasta su muerte en 2014. Martina Ansardi, actriz de la obra, conversó con La Retaguardia acerca del trabajo de investigación del equipo para plasmar en escena esta serie de hechos históricos, con el respeto y la importancia que conllevan para familiares y sobrevivientes. Además, la actriz resaltó que la obra cuenta con el apoyo del movimiento que reinvindica a Cromañón como un espacio de memoria. Mugre Superstar, escrita por Natalia Buyatti y Santiago San Paulo, se puede ver los viernes de febrero y marzo en Espacio Callejón (Humahuaca 3759, CABA). Escuchá la entrevista completa