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Coronavirus

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Lo dijo María del Carmen Verdú, la principal referente de CORREPI. En diálogo con el programa matinal Hasta que vuelvan los abrazos, refirió a las diferentes situaciones que se viven en las calles en el contexto del aislamiento social obligatorio. Las detenciones crecen día a día y las violaciones a los derechos humanos también. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista 👉 Fernando Tebele/Giselle Ribaloff✍ Redacción 👉 Nicolás Rosales💻 Edición 👉 Fernando Tebele📷 Foto de Portada 👉 Natalia Bernades La referente de la CORREPI, María del Carmen Verdú, comenzó la charla haciendo una reflexión acerca del asilamiento social que nos toca vivir. “Desde que se profundizó la gravedad de esta situación de emergencia  venimos diciendo, comunicado tras comunicado, que esta situación de aislamiento forzoso que tenemos que acatar, que tenemos que cumplir, tanto por razones sanitarias, porque aparentemente, por lo que sabemos hasta ahora, el tema del aislamiento social no es todo pero es un parte importante de la prevención de la difusión de la pandemia; y por otro lado, porque si no lo cumplimos terminamos en cana, con lo cual desde un punto de vista práctico, cotidiano, conviene hacerlo. A pesar de eso, lo que tenemos que evitar por todos los medios es que se interrumpa el fluir cotidiano de nuestra interacción social, de nuestra intervención en las organizaciones de las que formamos parte, en los grupos humanos: desde los vecinos y vecinas de un mismo edificio que se ponen de acuerdo para que, cuando uno tiene que salir a hacer las compras, de paso aporte lo que necesitan los demás y se repartan las bolsitas puerta a puerta. Absolutamente todas estas cuestiones solidarias, en algunos casos super elementales, fortalecen la única salida que tenemos desde nuestro lugar como parte del pueblo trabajador, que es no aislarnos más allá de lo físico”.Respecto a las cifras de las detenciones que se vienen sucediendo en las calles dijo. “Estamos jodidos con eso,Los primeros tres o cuatro días pudimos con bastante seriedad recabar datos precisos sobre la cantidad de detenciones en cada provincia y publicar la tablita última con las columnas. La primera publicación abarca los dos primeros días: viernes y sábado, tuvimos problemas gravísimos. Nos encontramos con provincias enteras en las que es imposible tener cifras globales. En otros casos, donde las propias autoridades te informan con una sistematización tan confusa que no podés hacer una discriminación por territorio, por ejemplo los informes más completos que hemos visto hasta el momento, que son los que emite el Ministerio de Seguridad hablan de la totalidad de personas detenidas por fuerzas federales, pero no te dicen donde las detuvieron. Entonces no sabés si es en la Ciudad de Buenos Aires, en la provincia, en el conurbano, en el interior de la provincia, en otras provincias donde también intervienen las fuerzas federales. Entonces eso no nos permite armar el mapa”. Las cifras oficiales Pocas horas después de esta charla, la Ministra de Seguridad, Sabina Frederic, dio cuenta de una cifra de “aprehensiones” de 42000 personas. En el diálogo con La Retaguardia, Verdú dijo: “Hay una gran confusión. Porque si uno lee los informes del Ministerio de Seguridad, se va a ver que hace dos días dijeron 896 personas detenidas, y 9621 identificadas y notificadas. En realidad, eso significa más de 10000 personas que fueron detenidas, es decir que ‘me paró la cana y no me puedo ir a mi casa porque me están diciendo quedate acá’. De ese universo, la enorme mayoría vuelve a sus casas sola o acompañada del personal policial con la orden de cumplir el aislamiento; en algunos casos extremo con consigna policial. El último dato que pudimos obtener es que en la Ciudad de Buenos Aires, hay  mil seiscientos domicilios con consigna policial, porque se evaluó que había alguna violación del aislamiento, y que quedan notificados de que tienen una causa penal, en algunos casos federal, en otros ordinario. La federal, cuando es el artículo 205 que es la facilitación de la introducción o diseminación de un epidemia; en otros casos, justicia de ciudad con delitos ordinarios del Código Penal, el 239 que es el de desobediencia, como indica el DNU 297 que estableció el aislamiento obligatorio. Pero, por otro lado, tenemos un montón de detenciones por resistencia a la autoridad, el famoso caballito de batalla que se aplica cuando en la situación de la detención callejera el policía te pone una piña, entonces para justificarla dicen que vos atentaste contra ellos y les pegaste y tuvieron que utilizar la fuerza mínima y necesaria para frenar la resistencia”, aclaró.Además, dio algunas recomendaciones de cómo le conviene actuar a la ciudadanía frente a estas situaciones. “El sábado a la noche pude hablar con quienes estaban de turno en el equipo de asistencia a personas privadas de su libertad de la Ciudad de Buenos Aires buscando una persona detenida justamente. Tenían a 4 personas en alcaldía en ese momento, y las 4 actas eran idénticas: decían, ‘personal policial realizando tareas de patrullaje en el ámbito urbano, al acercarse el masculino irrumpió en insultos y agresiones, y fue necesario aplicar la fuerza mínima y necesaria para vencer su resistencia’, igual a causa por atentado y resistencia a la autoridad. Entonces, esto es lo mismo que sucede en la cotidianidad y hace años que venimos denunciando estas detenciones arbitrarias por portación de cara, por averiguación de antecedentes, o por normas contravencionales, que muchas veces escalan a la imputación penal por atentado y resistencia a la autoridad. Seamos ‘pillos’, no generemos la situación en que nos pueden pegar ese batacazo. Lo venimos diciendo históricamente hace más de 30 años, en el Manual del pequeño detenido,respecto al uso del lenguaje, la forma de contestar cuando estamos solos y no tenemos la posibilidad de que haya una relación de fuerza favorable, frente a cualquier situación de intersección policial en la vía pública , hoy multiplicada exponencialmente”, recomendó“Por un lado están las situaciones que son de flagrancia, aquellas personas que son interceptadas en la calle. Nosotros desde el primer día

En un particular 24 de marzo que nos encuentra lejos de la calle, Norita Cortiñas y la fiscal del juicio por la represión a la Contraofensiva, entre otros de lesa humanidad, Gabriela Sosti, estuvieron presentes en Hasta que vuelvan los abrazos, el programa radial matutino de La Retaguardia durante la cuarentena. Dos personas que, cada una desde su lugar, caminan en la misma dirección: construyendo Memoria, Verdad y Justicia. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 María Eugenia Otero/Giselle Ribaloff/Fernando Tebele✍ Redacción 👉 Andrés Masotto💻 Edición 👉 Pedro Ramírez Otero📷 Foto de Portada 👉 Agustina SalinasPensar en el 24 de marzo es proyectar las calles inundadas de gente, repletas de banderas y carteles. La Plaza de Mayo y los pañuelos blancos. Los cánticos que advierten que no habrá olvido ni refugio posible para los verdugos de un mundo mejor. Pero la realidad de este 44° aniversario es otra: la pandemia global de COVID-19 forzó la suspensión de todos los eventos y obligó a considerar otras formas de mantener viva la memoria.“Es un momento que tenemos todos los volúmenes muy altos, donde se generan circunstancias tremendamente paradojales. Como que supuestamente iba a salir el ejército a la calle a hacer ayudas humanitarias y esas cosas. Creo que todas las sensaciones entran en conflicto, en ebullición”, comenzó su reflexión la fiscal en causas de crímenes de lesa humanidad, Gabriela Sosti.Consultada sobre los genocidas condenados, que aprovechando la crisis sanitaria interpusieron pedidos de prisión domiciliaria e incluso de excarcelación, Sosti apuntó: “Desde la semana pasada empezaron a caer los pedidos de domiciliaria, que no tardaron ni medio segundo. Los presos de lesa, particularmente los que están en Campo de Mayo y los que están en la Unidad 34 de Ezeiza,  están en mejores condiciones que más de un habitante de este país que en este momento tiene que estar forzosamente metido en un cuarto con cinco personas. Yo hablo justamente de la paradoja donde el Estado nacional nos está pidiendo el encierro a nosotros y ellos están pidiendo salir a la calle. Es una cosa absolutamente delirante. Muchos se animaron a pedir la excarcelación, una cosa escandalosa, con argumentos toscos; y otros pidieron la domiciliaria. Es un disparate absoluto. Y en ningún planteo se argumentó que la salud de los presos estaba en riesgo.”El ejercicio de la memoria exige la correcta enunciación. Es decir, llamar a las cosas por su nombre. Recuperar las identidades robadas y también las acciones que intentaron ser borradas de la historia. Al respecto, la fiscal aclaró: “Creo que tenemos que enfrentar el desafío exegético de llamar a las cosas por su nombre. La dictadura, con todo lo que rodeaba y con todo lo que conformó, que es mucho más que la avanzada militar, religiosa y demás, de lo que se trató es de transformar a una porción de la sociedad de determinada manera. Esto no fue en el contexto de un genocidio, esto fue un genocidio”. Nora Cortiñas, quien cumplió 90 años el pasado 22 de marzo, también participó de este abrazo virtual en La Retaguardia. “El 24 de marzo es 24 de marzo, nunca se va a poder borrar. Se puede cambiar el día de la marcha, que es importante en este momento no hacerla. El gobierno nos quiere cuidar y nosotros tenemos que colaborar. Cuidándonos nosotros podemos cuidar a los demás. Es un momento muy especial. La marcha no se borra, la marcha se pospone. Cualquier día del año, a lo mejor el 20 de junio, o el 9 de julio, cualquier día que nos pongamos de acuerdo podemos hacer la marcha. Pero hoy igual la memoria no se detiene, la memoria camina y camina”, reflexionó sobre este particular aniversario.Norita no pudo festejar ni recibir visitas debido a la cuarentena que rige en todo el país. Sin embargo, son tantos los que recorren el camino hacia la memoria, la verdad y la justicia a su lado, que la soledad nunca se hace sentir: “Yo me siento siempre acompañada, aunque esté en mi casa sola, porque tengo toda esta riqueza de recuerdos de estos 43 años de calle, de afecto permanente. Las Madres, cuando salimos a la calle con Azucena (Villaflor), con Esther Careaga, fue un comienzo de esta fusión que hicimos para todas juntas y colectivamente luchar contra esa gran injusticia que fue el Terrorismo de Estado, ese avasallamiento de todos nuestros derechos, ese método espantoso que es la desaparición forzada de personas, la apropiación de bebés de madres embarazadas cautivas. Esos pibes y pibas que hoy todavía no pudieron encontrar su verdadera identidad. Todos estos chicos tiene los genes de sus padres: no tienen ánimo de venganza, siguen buscando, y queremos que los jueces abran sus gavetas y digan a quién entregaron estos chicos. Empresarios, milicos, policías… que se abra la verdadera identidad, que se destapen todas estas adopciones ilegales e ilegítimas que cometieron durante esos años de Terrorismo de Estado. Va a llegar el día, tenemos esperanza y vamos a poder hacerlo. Y ver que estos pibes que recuperaron su libertad están unidos para trabajar en la búsqueda total de la verdad y la justicia nos prueba que los genes que tienen de sus padres son extraordinario”, expresó. Y finalizó: Podemos decir que el abrazo virtual que nos estamos dando es el abrazo que nos vamos a dar cuando pase esto, está pendiente”.

Mientras que desde los medios tradicionales de comunicación, la clase media y alta sostiene la consiga de quedarnos en nuestras casas y respetar el aislamiento social, preventivo y obligatorio, en La Retaguardia nos preguntamos qué sucede en los barrios populares y en las villas a la hora de asimilar la cuarentena. En la primera emisión de Hasta que vuelvan los abrazos el programa de La Retaguardia durante la cuarentena, habló sobre este tema una de las referentes de La Poderosa, María Claudia Albornoz: “La expectativa de vida en los barrios pobres es muy corta. O te mata el narcotráfico o te mata el gatillo fácil o te mata alguna enfermedad”. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 Fernando Tebele/María Eugenia Otero/Giselle Ribaloff✍ Redacción 👉 Diego Adur💻 Edición 👉 Pedro Ramírez Otero Si bien las medidas tomadas por el gobierno nacional para contener la propagación del virus Covid-19 son necesarias, existen sectores sociales que sufren esta cuarentena mucho más que otros. En los barrios populares y en las villas las familias viven hacinadas en casas muy pequeñas en las que deben convivir muchas personas. Por otra parte, la obligatoriedad de quedarse en sus casas les impide a muchos y a muchas de ellas salir a ganarse el dinero necesario para darles de comer a sus familias ya que en estos sectores la subsistencia es día a día. María Claudia Albornoz es una de las referentes de La Poderosa, vive en el Barrio Chalet, en Santa Fe y es trabajadora de la salud. Pertenece a un movimiento social que funciona en comedores populares y a partir de la propagación de la pandemia también están produciendo barbijos para proteger la salud de todas las personas que los necesiten. La Negra Albornoz contó acerca de esta situación a la que están expuestos en su barrio que es ignorada completamente por los medios tradicionales de comunicación:“Es bastante complicado aislarse en medio de mucha gente viviendo en pocos metros cuadrados. Entendemos que es muy necesario. Yo te estoy hablando desde la ciudad de Santa Fe. Nosotras tenemos acá una asamblea de La Poderosa, en el Barrio Chalet. También soy trabajadora de la salud. Vivo en este barrio hace casi 55 años. Sabemos de emergencias por acá. Es complejo cuando escuchamos la consigna de ‘quedate en casa’. Entendemos que es lo que dijo el presidente. Es un decreto constitucional y es obligatorio, pero las realidades son muy distintas. Lo primero que tenemos que pensar cuando decimos ‘quedate en casa’ es cuántos metros cuadrados tiene la casa, cuánta gente vive en esa casa. Eso nos complejiza porque necesitamos asistencia para esas familias que viven en muy pocos metros cuadrados con mucha gente. Muchas veces esas casas son usadas como dormitorios más que como para vivirlas. Por lo general, en los barrios populares o en las villas hay mucho hacinamiento. Se pone muy pero muy complejo. Lo que en realidad se habita en las villas es el barrio: la canchita, los pasillos y lugares afuera de la casa. En realidad, adentro solo se va dormir. A veces, a comer”, señaló Albornoz.El aislamiento para estas familias se hace verdaderamente complejo sino imposible. Los parámetros a la hora de juzgar o sancionar si determinadas personas no cumplen estrictamente con la cuarentena deberían amoldarse también a esta realidad. La intención de la referente de La Poderosa es aislarse y cumplir con los pedidos del gobierno, pero para ello exige ayuda al Estado: “Necesitamos que se empiecen a tomar medidas que podamos cumplir con este decreto presidencial, que podamos cumplir con algo tan fundamental como aislarnos para que este virus no se propague. Pero necesitamos asistencia. Sino es muy difícil cumplir este tipo de medidas que son necesarias. Deben adaptarlas a los territorios e ir acompañadas de la mano del Estado. Necesitamos que el Estado y los gobiernos vuelvan a los territorios a acompañar esta situación de hacinamiento. Si no se hace muy complejo”, pidió.La realidad que se vive en las villas y en los barrios populares es muy distinta a la que se muestra en la televisión y en las redes sociales. También es diferente la posibilidad de quedarse encerrado sin ir a trabajar para un asalariado, un trabajador en relación de dependencia, un empresario, un patrón, que la de una persona que vive al día y sin ahorros: “Nosotros vemos en las redes sociales como la gente comparte que ve películas, comparte que lee libros, que pueden salir al balcón o tienen un pedacito de patio. Esto en los barrios populares no ocurre. Son pasillitos pequeños, casitas pequeñas con mínimos metros cuadrados en donde tiene que vivir una familia que son 9, 10 u 11 personas. Además, ¿cómo hacen para quedarse en casa el padre, la madre o quién tiene que conseguir el alimento a la familia, que si no sale a laburar no come? Desde hace mucho tiempo que en los barrios tenemos economía de subsistencia. Estos sectores empobrecidos son los que salimos a buscarnos la changa, la moneda, en función de llevar algo de comida a la casa. Las organizaciones y los movimientos sociales somos los que nos encargamos, por ejemplo, de que los comedores sigan funcionando y que la gente tenga un plato de comida. Hoy se hace cada vez más difícil. Esas listas de espera que ya teníamos hoy se han incrementado enormemente. No hay recursos alimentarios para seguir alimentando más gente. Pedimos que se organice esa cantidad de alimentos que necesitamos repartir, que necesitamos cocinar”, expresó.Hoy son esas organizaciones sociales las que sostienen el funcionamiento de los comedores populares. Necesitan la ayuda y el abastecimiento del Estado para poder continuar: “Tenemos una gran responsabilidad en lo que es el manejo de la seguridad alimentaria. Estamos trabajando con barbijos. Hay que lavarse las manos permanentemente. Alcohol en gel no hay. Limpiamos las superficies constantemente con agua y lavandina. No nos queremos enfermar ni queremos enfermar a nadie más. Necesitamos los alimentos para cocinar. Sabemos que la emergencia se está reorganizando, pero el primer sector que hay que organizar rápidamente

La jubilada de 75 años y vendedora ambulante Beatriz Mechato Flores, murió en el Hospital Ramos Mejía luego de ser atropellada escapando de un operativo de Inspectores del Espacio Público en conjunto con la Policía de la Ciudad en el barrio de Once. Omar Guaraz, referente de la asociación Vendedores Libres, en diálogo con el programa radial La Retaguardia, habló de la muerte de Beatriz y apuntó contra el gobierno porteño. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele✏ Redacción: Nicolás Rosales  💻 Edición: Pedro Ramírez OteroLa muerte de Beatriz Mechato no es una muerte más. Conmociona porque era una jubilada que no le alcanzaba para vivir.“Beatriz era una compañera jubilada de 75 años que como muchos jubilados y como muchos laburantes se quedaron empobrecidos por un proyecto de país para pocos y tuvo que salir a vender medias. Y en ese contexto, con su edad, fue perseguida por la policía y por Espacio Eúblico, termina cruzando la avenida Pueyrredón y es atropellada por una moto sufriendo graves heridas, y tras tres días de agonía la compañera falleció.”, comenzó la charla Omar Guaraz, referente de Vendedores Libres.Guaraz además se refirió a un plan sistemático de represión que sufre el sector de los y las vendedores ambulantes y de cómo los excluidos son cada vez más: “Beatriz no fue la única mujer de todo el colectivo de mujeres muy afectado por este plan sistemático de represión y exclusión que lleva a cabo Larreta. En agosto del 2018 comunicamos que otra mujer, también peruana, María Berrechea, en las mismas circunstancias es atropellada por un colectivo y muere en el acto. A Beatriz yo la conocía, como nos conocemos los vendedores, su lugar en el mundo era el Abasto, allí trabajaba ella, su familia. La había visto en estos días, le pregunté cómo estaba el Abasto como nos preguntamos los vendedores, y me dijo que estaba complicado y por eso buscaba su lugar en Once, en Flores, como muchos vendedores. Beatriz representa a los miles y miles de vendedores que existen en la  ciudad y representa ese colectivo inmenso de los millones de excluidos que hay en nuestra patria. Nosotros tenemos casi a medio país fuera del sistema económico, que se profundizó en estos cuatro años de un proyecto de país para pocos, y de un espacio político que representa a los intereses de un sector. Si bien el gobierno de Mauricio Macri terminó, lo representa Larreta en la Ciudad de Buenos Aires. Esta derecha que a lo largo de la historia ha sido cargada de violencia y de odio. Lo que le pasó a Beatriz es lo que le pasa a los compañeros vendedores que han sido expulsados en estos cuatro años”, expresó.“Nosotros no vamos a responsabilizar a la policía de manera genérica, Beatriz Mechato murió por una decisión política del Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta. Y por otros: el sector empresario que hace grandes negocios con los vendedores en la Cámara de Comercio, en FECOBA (Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires), este sector económico financia esa represión. Se levantan grandes emprendimientos en Once o en Flores y vos pasás y ves las galerías. Instalan el miedo a los vendedores  para que después vayan y paguen dos meses de llaves por el valor de 80.000 pesos, consumiendo todos los ahorros de los trabajadores con un alquiler sideral y que lo tenga dos meses con un contrato y se queden con toda la plata”, enfatizó.También habló del contexto de crisis que les toca vivir, que se agudiza tras la pandemia del coronavirus “Hoy los vendedores nos miramos la caras. Está bien que nuestro país haya tomado conciencia, que haga la cuarentena, pero para muchos el mundo sigue andando, hay que salir a pagar el techo a hijos que piden de comer y lamentablemente  este sector hoy no tiene posibilidad para resguardarse. Me parecieron muy importantes la medidas del presidente, y me parece que tiene que universalizar esas ayudas sociales a un sector basto de la sociedad, haciendo una ley”, finalizó Guaraz.

No es la primera peste ni será la última, por eso esta cuarentena nos encuentra con buena cantidad de insumos, ficciones e historias. Atrincherado en su casa, Paulo Giacobbe ofrece algunos buenos recuerdos de ciencia ficción que podrían hacernos sentir en casa. (Por La Retaguardia)✍ Texto 👉 Paulo Giacobbe 💻 Edición 👉 Rosaura Barletta 📷 Foto 👉 Natalia Bernades Octubre 2008. Calor. En una pieza sin posibilidades de apaciguarlo, Fernando Bonsembiante daba la primer charla de la FliA, Feria del Libro Independiente y A, en la Fábrica de Globos La Nueva Esperanza: La mitología moderna: principio y fin del mundo en la Ciencia Ficción. Bonsembiante explicaba que para la ciencia ficción siempre sobrevive alguien al fin del mundo, más que nada pada poder contarlo, para tener una historia. Aunque todos mueran, siempre alguien queda, al principio puede estar solo, pero después descubre que no, que hay más sobrevivientes. En un televisor de esos cuadrados, Fernando pasaba a Kubrick, Viaje a las estrellas y los Simpson (el capítulo de la bomba de neutrones que cae en Springfield), para fundamentar sus dichos. Fernando Bonsembiante, Ubik, moriría un par de años después. La ciencia ficción, de la que es parte, lo sobrevivió. Se perdió el Coronavirus. La película 12 Monos comienza contando que un tipo en un loquero asegura que 5 mil millones de personas morirán a causa de un virus letal en 1997. En realidad, la humanidad sobrevive y se va a vivir bajo tierra, como Los Mastunas. Entre los sobrevivientes existen algunos con más poder que otros, porque hay gente presa que es obligada a viajar en el tiempo hacia el pasado para saber que onda con el virus ese. Ciertos privilegios se mantienen tanto arriba como debajo de la superficie. Recomendarla es poco. Ciencia ficción, virus letal, viajes en el tiempo, apocalipsis y Bruce Willis niño.Un Bruce adulto, con curitas en toda su cara ruda pelada, atado a una cama, tiene un disparate de diálogo. Se cree loco. Quiere curarse. Se ríe, Bruce, como si fuera loco. Sabemos que es un actor, pero se ríe como se supone se ríe un loco, como si fuera loco. Y entonces dice: “Ustedes no existen. No son reales. Nadie puede viajar en el tiempo”.En una escena posterior, un Bruce inyectado, atado a la misma camilla que antes, escucha una voz. Queda claro que Bruce no sabe lo que quiere pero lo quiere ya. Bruce pelado, sedado, nos recuerda a Prodan. No lo puede pensar nadie eso, pero esta en nuestro inconsciente. Bruce Willis en 12 monos es Luca Prodan.La escena que sigue es increíble. Ciencia ficción pura.Del final de la película no se puede decir mucho. La gente que no la vio se puede poner mal, no quiere saber el final, aunque sea una peli que tiene 25 años y no esté en sus planes verla. Es entendible. No se sabe cuándo la podés ver de casualidad, en un largo viaje en micro con varias horas de incomodidad en un asiento. Varios días. Aunque es improbable, pues no pasan estas pelis en los micros. La opción más baja es Youtube, pero está en latino. Recomendarla es poco.Estuvo casi todo el día lloviendo, pero con algo de calor. Cuando llovía fuerte, el agua de las calles crecía. Bajaba rápido, probablemente a causa del mismo calor agobiante. Los mosquitos parecían atacar de manera organizada. Además, estaban inflados como ninja con músculos. El repelente, lejos de ser efectivo, parecía atraerlos.Por las calles, cuando bajaba el agua, caminaban más personas. Pero en verdad nunca dejaban de pasar del todo. Nadie se tocaba. Usaban barbijos en un número menor que la semana pasada, o eso parecía desde la ventana de mi casa.Es impensado que nadie camine sin uno de los tubos verdes con el dibujito del pino. Los fumigados verdes. La gran mayoría están yendo a trabajar, la minoría vuelve. Aunque no hay forma de saber eso, cuántos van y cuántos vuelven. Es por el tiempo que llevo acá dentro que ando pensando así. Buenos Aires, 14-3-2022