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Covid-19

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Lo dijo Rosa Herrera, abogada e integrante de la Liga Argentina por los Derechos Humanos quien sostuvo un extenso diálogo con el programa radial Hasta que vuelvan los abrazos, en la mañana de La Retaguardia. En esta oportunidad habló acerca de la Casa Santa Cruz, ubicada en el barrio de Parque Patricios, vivienda desde hace 18 años para 106 familias. Amenazadas por un posible desalojo, convocaron a una conferencia de prensa, a una movilización, y a resistir hasta intentar torcerle el brazo al Gobierno porteño. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Julián Bouvier/Alfredo Grande  ✍️ Redacción: Nicolás Rosales  💻 Edición: Fernando Tebele  📷 Fotos: Natalia Bernades    El edificio de Santa Cruz 140, una ex fábrica textil ubicada en el barrio porteño de Parque Patricios, se encuentra nuevamente en pie de lucha frente a un posible desalojo por parte del Gobierno de la Ciudad. Quienes resisten y la defienden, convocaron a una conferencia de prensa realizada el pasado lunes al mediodía en la puerta del edificio y llevarán adelante una movilización el miércoles 9/12. —La Retaguardia: ¿Cómo está la situación al día de hoy? —Rosa Herrera: Las familias de Santa Cruz, que hace 18 años que viven en el edificio en Parque Patricios, a pesar de la situación de pandemia, aislamiento y ahora distanciamiento social, estuvo permanentemente en lucha y resistencia. Distintas organizaciones y compañeros/ras estamos acompañando la lucha de las familias. Porque en plena pandemia, que se había dictado oportunamente una feria judicial, se habilitó justamente para que se prosiga con el proceso y juicio de desalojo. El Poder Judicial no tuvo ningún tipo de sensibilidad de hacer una suspensión del proceso atento que los 131 niños, niñas y adolescentes y 106 familias que viven en el edifico también fueron afectadaspor el Covid-19 y la situación de resistencia se agudizó porque también tuvieron que garantizar todos los días la olla y los cuidados que todos estamos haciendo frente al Covid. El 13 de Agosto, la Cámara Civil Sala A confirmó el desalojo. Lo que nos preocupa es que hasta el momento el Gobierno de la Ciudad, como el principal responsable político de garantizar una vivienda digna a estas 106 familias, no nos está dando respuestas concretas de solución habitacional. Las familias no están dispuestas a estar en la calle. Lamentablemente, hoy por hoy,  están todas las condiciones dadas, no tenemos fecha, para que antes de fin de año se pueda producir y materializar el desalojo en plena Ciudad de Buenos Aires, la más rica y con el mayor presupuesto del país. Justamente estamos con unos vencimientos, porque nosotros ante esta falta de respuesta del gobierno iniciamos un amparo para exigirles que garanticen el derecho a una vivienda digna, y el Gobierno de la Ciudad, sistemáticamente, niega cualquier posibilidad de situación concreta de solución definitiva a las familias de acceso a la vivienda. Únicamente ofrece esos subsidios de montos insuficientes, que son de 8000 pesos, montos que están totalmente desactualizados. Es imposible que las familias puedan acceder a desalojos formales, y el mismo gobierno se presenta al Poder Judicial y dice que las familias no están acreditadas, supuestamente para ellos, que están prácticamente en situación de calle y que las familias no están en situación de vulnerabilidad. Hemos presentado todas las pruebas a nuestro alcance para acreditarlo. Hay un alto grado de desocupación de las familias que viven en Santa Cruz. Subsisten por trabajos informales, por changas que fueron perdidas en este momento de pandemia. Están comiendo de ollas y comedores populares. Y en estas condiciones avanza la situación de desalojo.  El decreto 320, modificado por el 766 que emitió el gobierno nacional, abarcó a un sector de la población que accede a contratos de locaciones formales, y no atiende a toda la población que vive en exclusión total. Porque hay un sector en la Ciudad de Buenos Aires que vive en una exclusión histórica. Están expuestos a desalojos de hecho. A través de patotas, de mecanismo de utilización de incendios.  En este caso, la orden viene emanada por el Poder Judicial, por eso lo denunciamos como insensible, pero el juez tiene que emanar la orden en armonía con todos los derechos de la Constitución Nacional, de la ciudad y de los tratados internacionales, que es la garantía del acceso a la vivienda digna. Si no es arbitraria, y por más que sea desde un juez, no deja de ser un desalojo forzoso violatorio de los derechos humanos básicos de las personas.  —LR: En un proceso de desalojo judicial, ¿puede negarse un gobierno a realizarlo? —RH: Depende de casa caso concreto. En el caso de Guernica, el desalojo fue ordenado por un juez de garantías en el ámbito penal, porque las familias eran imputadas por usurpación. Entonces, en un tema penal es mucho más difícil, pero no imposible. Esa mesa de negociación que se estaba llevando adelante con diferentes actores era el camino para poder seguir. Y me parece que la protección de niños, niñas, adolescentes, de las mujeres, y el derecho a la vivienda, que es un derecho reconocido de igual jerarquía que el derecho a la propiedad privada valía, y era el deber del Estado continuar todo el tiempo necesario para poder llevar a buen puerto las negociaciones y así lograr una respuesta positiva. No hay impedimento, sí hay que tener voluntad política. En el caso de Santa Cruz, como en otras situaciones diferentes que se dan en la Ciudad de Buenos Aires, y en el lugar que nosotros más nos movemos que es el vinculado a los derechos económicos, sociales y culturales vinculados a la vivienda, se dan desalojos por usurpación mal utilizando irregularmente el fuero penal. Criminalizando estas problemáticas que responden a causas sociales. En Santa Cruz utilizan la justicia civil. Esto ya lleva 11 años de juicio. Y las familias viven hace 18 años allí.  ¿Quién reclama la propiedad? La obsesión del gobierno porteño con esa propiedad  puede hacer presumir que se trata de tierra fiscal. Sin embargo, no es así. Lo explicó Rosa Herrera:

Antonio Doval es profesor de Antropología y realizador del canal de videos de divulgación antropológica La Academia de Papel. En su paso por el programa radial A mí no me importa, Doval contó cómo trabaja desde su casa-estudio en el barrio porteño de La Boca, y profundizó acerca del proyecto que recobró fuerzas durante la cuarentena por Covid-19. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Pedro Tato/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Pedro Tato 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: La Academia de Papel El profesor de Antropología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Antonio Doval, habló acerca de cómo comenzó su proyecto audiovisual La Academia de Papel: “Surgió originalmente en 2015, con primeros videos tímidamente, cuando yo estaba empezando a estudiar antropología y muy motivado por distintos canales de Youtube que seguía. A la vez, viendo cómo había una falta: que tengan que ver con la antropología, pero que sean en español porque un montón de estos canales son en inglés”, empezó a relatar.  “Después por cuestiones de que cuesta llevar adelante, pensarlo, editarlo y subirlo, quedó ahí en el congelador y lo retomé ahora más fuertemente este año con la cuarentena”, agregó.    El canal cuenta con una mirada crítica y un abordaje pedagógico de las temáticas: “Mi formación es de profesor de antropología, pero trabajo como profesor de historia. Y lo pienso mucho desde ahí al canal”, explicó Doval. Y continuó: “Con la convicción de que estas herramientas teóricas y estas formas de pensar y comprender algunas cosas a cada uno le sirve para comprender la vida. Hago los videos con convicción de querer llegar y transmitir esas cuestiones desde una forma que sea más accesible, que muchas veces son cosas que quedan dentro de un discurso más académico, intelectual”. En esta impronta de democratizar los conocimientos, la búsqueda es “darle (a los videos) ese matiz más desde lo lúdico, del humor, y tratando de ponerle algo de lo bello, de lo lindo, que sea placentero de ver y que no sea una tarea ardua acceder a esos conocimientos”.   Además, el docente se refirió a la antropología como una ciencia social relegada: “Como materia en las escuelas prácticamente no existió nunca. Acá en Capital hay una materia en una orientación en Ciencias Sociales en Cuarto año, y el resto no lo tiene, mientras que la economía, la psicología, la filosofía tienen sus espacios formativos”, remarcó, y planteó que es una injusticia histórica. “Pienso que es una herramienta de pensamiento importantísima y muy rica en la forma de entender la sociedad y el mundo, las transformaciones y las posibilidades sociales de existencia del ser humano. Quizás es por eso, por su propia potencialidad de cambio y transformación, que ciertas tendencias conservadoras han logrado mantenerla al margen de un público más grande. La carrera de antropología durante la última dictadura fue cerrada”, añadió.  Uno de los videos del canal se titula Descolonizar nuestra mirada, consultado acerca de este concepto, Doval expresó: “Lo que yo creo es que es una toma de posición, pararse desde un lugar que más allá de la colonización y el evento histórico de la conquista o del imperialismo europeo. Hay algo que cala más profundo que es esto de la colonialidad, que está presente en nuestra forma de pensar, en nuestros conceptos, en la forma que entendemos la historia o la geografía, la educación, un montón de cosas. El ser parte de una sociedad que fue colonizada, nuestra forma de acceder a un montón de cosas está mediado por eso. En su forma más moderna se dan estos espacios para que existan este tipo de expresiones distintas y siempre minoritarias. Nunca llega un discurso decolonial a los medios masivos”. Para cerrar la entrevista, nos adelantó un poco sobre el próximo estreno: “Hay más de un video en producción. El próximo que va a salir muy prontito es acerca de Cristóbal Colón, que es un tema que tengo ganas de trabajar hace rato y ahora que pasó el 12 de octubre (Día del Respeto a la Diversidad Cultural, antes llamado Día de la Raza) y pasaron varias cosas alrededor de esto. Acá, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires se iluminó con los colores de España por la Fiesta Nacional de España, como si fuéramos una colonia del imperio español. Y cómo en Latinoamérica y en el resto del mundo la figura de Colón es tomada como un símbolo de la colonialidad y cómo intervenir sus movimientos es una escena vista en manifestaciones en todas partes”, manifestó. El contenido de La Academia de Papel se encuentra de forma gratuita en Youtube y en redes sociales. También se pueden hacer aportes para sostener el proyecto en su página web, ya que el canal se sostiene de esta manera. 

Lo dijo Patricio Eleisegui, periodista especializado en temas medioambientales, en su columna mensual en el programa radial A mí no me importa. Se refirió a la aprobación para la comercialización de una variedad de trigo genéticamente modificado, que Argentina comenzará a producir y que también incorpora resistencia a un nuevo agrotóxico más potente que reemplazaría al glifosato: el glufosinato de amonio. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Gabriela Suárez López 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 🖍️ Ilustración: Lorenzo Dibiase para La Retaguardia Papel El periodista Patricio Eleisegui habló acerca de la vía libre para la manipulación genética del trigo, un producto tan esencial en el consumo de los argentinos y argentinas, tras la habilitación que se conoció hace algunas semanas para impulsar la producción de este nuevo transgénico: “Es la quinta velocidad de los transgénicos, porque teníamos de repente una aprobación sistemática de soja desde mediados de los años 90, después se fue sumando el algodón, el maíz. La última novedad había sido la papa, una variedad de papa en particular. Pero ahora, el Gobierno tomó la decisión de habilitar finalmente la primera variedad de trigo genéticamente modificado. Es un producto que es inédito en el mundo. Pero no inédito porque estamos hablando de un desarrollo entre comillas que de repente viene iluminado desde la ciencia argentina, a nivel político, sino que el mundo entiende que el trigo es un tema muy sensible y que no se puede jugar con genética en un producto que se consume tanto. Y acá, acorde con la promoción que se hace del agronegocio, del extractivismo, y justamente de la agricultura de laboratorio, se ha ido más allá y se ha terminado aprobando un producto que no tiene mercado siquiera. Porque básicamente la resolución que oficializó el Gobierno dice que la expansión de este trigo está atada a la aprobación que haga Brasil de esta semilla. Porque Brasil compra casi el 50 por ciento de la exportación argentina de trigo y hay mucho temor a perder ese mercado. Entonces, por las dudas, no lanzan una siembra masiva, pero fijate lo perverso del sistema, lo perverso de la dirección que toma todo esto porque en ningún momento se habla de los consumidores locales”, manifestó.   “En principio, esto fue aprobado por la Secretaría de Alimentos y de Economía, que es dependiente del Ministerio de Agricultura. Estamos hablando de la cartera que encabeza Luis Basterra, por poner una responsabilidad directa. La oficialización en el Boletín no está firmada por Basterra sino por Marcelo Alós, que es el Secretario de Alimentos, y es un poco el que pone la cara, pero la realidad es que esto no se puede hacer sin una venia del mandamás de la cartera que es justamente Basterra. Un Basterra que siempre sale indemne de todos los cuestionamientos, un tipo que siempre parece un poco simpático en un punto, pero que omite o no participa en las discusiones importantes como el acuerdo con China, todas cuestiones que tienen que ver con agricultura, con su cartera”, sostuvo sobre la Resolución 41/2020 de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional.  Jugar a ser Dios Eleisegui se refirió a las consecuencias desconocidas del consumo de estos productos alterados: “Lo transgénico en sí es una tecnología que lo que hace es incorporar genética de una especie en otra, básicamente. En este caso, se juega sobre el ADN, se inserta un gen de una especie diferente en ésta y básicamente se tiene un desconocimiento total sobre cuáles son los efectos de esa nueva combinación de genes y qué ocurre también cuando tu genética interactúa con este nuevo producto. Cómo va a responder tu cuerpo al consumir esto, es un misterio total. Esto es un experimento a cielo abierto. Como se hizo con la soja en su momento. Qué pasa cuando vos consumís esto en 5 años o 10 años. Bueno, este experimento no existe, lo van a hacer con la gente, lo van a hacer con nosotros”, denunció.  Ciencia e ideología: relieves de una relación en puja Sobre el modo de pensar la modificación genética de los alimentos, el periodista agregó: “Es un producto que no incorpora ninguna mejora nutricional. Porque muchas veces se dice ‘la transgénesis no tiene la culpa’, eso es una lectura ideológica. No existe la ciencia sin ideología, como no existe nada que hagamos nosotros sin ideología. Esto responde a un interés determinado, en este caso el interés de una empresa, Bioceres, que es la Monsanto argentina. El interés no es mejorar el trigo para que nosotros estemos mejor alimentados. La particularidad que tiene este trigo, es que supuestamente se adapta mejor a suelos con menor cantidad de agua. En una instancia de sequía el trigo tendría casi el mismo rendimiento que un trigo tradicional en una instancia climática normal. El famoso estrés hídrico como le dicen a esta genética, o resistente a sequía. Pero lo que no se dice es que incorpora una resistencia a un producto que es el sucesor del glifosato que la industria agroquímica quiere imponer desde hace unos años, y que lo viene haciendo bastante bien, que es el glufosinato de amonio”. Acerca del origen del uso de este producto, expresó: “El glufosinato de amonio es un agrotóxico que comienza a despegar en vínculo con la soja, con el maíz. Porque el glifosato ya no genera el mismo efecto en el campo, porque las malezas se volvieron resistentes, después de tanto tirar millones y millones de litros de glifosato. Entonces, la industria dice ‘¿cómo combatimos estas malezas que compiten con los cultivos?’ Aplicando otra molécula, mucho más tóxica, mucho más potente que el glifosato y es este glufosinato de amonio. Nosotros tenemos hoy entre 10 y 15 semillas transgénicas que ya resisten glufosinato de amonio. La realidad es que hay ciencia que se ha hecho en el país: Rafael Lajmanovich fue uno de los primeros que investigó la toxicidad del glufosinato de amonio. Él comprobó en anfibios que genera daño celular, que genera daño genético, que eso

El Secretario Adjunto del gremio docente Ademys, en diálogo con el programa radial La Retaguardia, se refirió a la propuesta de retorno a las escuelas en la Ciudad de Buenos Aires, en el contexto de la pandemia por Covid-19. Además, Adaro denunció que las decisiones tomadas desde el Gobierno nacional y el porteño hacen que finalmente la responsabilidad recaiga en las propias familias. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: lineasindical.com.ar ¿Cómo será la vuelta a las aulas en las escuelas de la Ciudad? Esa es la pregunta del millón. El Gobierno porteño tomó una decisión. La misma consiste en revincular a los y las estudiantes. Esto implica la apertura de algunas escuelas para ciertos grupos que cursan los últimos años y  pueden concurrir en forma voluntaria. Por otro lado,  y como una puesta en escena, los medios tradicionales de comunicación se encargaron de ir con las cámaras de televisión para imponer el hecho como noticia  en la agenda pública.    El Secretario Adjunto del gremio docente Ademys, Jorge Adaro, comenzó explicando: “En los últimos días  nos venimos enterando de lo que va a pasar por los medios. El Gobierno en este sentido no se está comunicando para decir las cosas con mayor exactitud. Tuvimos una convocatoria por parte de funcionarios para que nos informen qué es lo que habían decidido. Es un escenario, donde es muy difícil poder anticiparse. Lo cierto es que hubo unos días en que los grandes medios plantearon que vuelven las clases. Primera cuestión: no volvieron las clases. Esto ocurrió efectivamente, hasta la semana pasada, en dos escuelas técnicas. Según dicen los protocolos el planteo es para re socializar o revincular a los alumnos. Es todo muy extraño porque para eso convocan a los chicos y chicas de sexto año y de séptimo. Y se supone que si es a esta altura del año será para ajustar el tema de los contenidos, porque en un mes y medio finalizan una etapa. Pero nada de esto es lo que tiene el Gobierno en mente”. Delegando responsabilidades “Estamos hablando de escuelas donde hay que tomar una decisión de a qué chico o chica se convoca o no se convoca. Todo lo delegan a la dirección. Todo eso comienza en esta última etapa con un viraje que hizo el Gobierno nacional a la cabeza. Que sostenía una especie de polémica con la Ciudad en cuanto las condiciones, y de golpe unificaron discursos.  (Soledad) Acuña, ministra de Educación porteña, lo que hizo fue delegar la responsabilidad a las direcciones de las escuelas. Y al decir que es voluntario delega la responsabilidad en las familias. Y si existe un foco de contagio en la escuela es responsabilidad de la familia y no del Gobierno. El primer día, el alumno o la alumna tiene que ir con un mayor y firmar una especie de acta deslindando la responsabilidad. Es decir que no estamos tan locos para plantear que no hay condiciones para un regreso”, expresó. En este estado de confusión, Adaro clarificó: “No es un escenario en el que todos vuelven. Solo vuelve una porción de la porción”. Uno de los interrogantes es también la cuestión del traslado de cada estudiante a las escuelas, teniendo en cuenta que varias familias provienen del conurbano. “Las condiciones de mantenimiento y de personal tampoco están dadas para una situación de regreso a la actividad ya sea de socialización o pedagógica vinculada a los contenidos. En todo este tiempo no hubo un solo anuncio de haber destinado partidas presupuestarias dentro de la emergencia para resolver esas condiciones”, aseveró. La ausencia del Estado “Lo que sí me parece necesario es hacer un balance de estos seis meses. De cómo fue el desarrollo de las actividades y de cuál fue el rol del Gobierno. Que estuvo ausente, no garantizó nada: ni material impreso los días que se entregaban los bolsones, tampoco las computadoras. Y después vienen a decir que los quiere adentro porque piensa en los niños. También sabemos que no todo los pibes, no todas las personas en la Ciudad de Buenos Aires o en cualquier lugar del país tienen la misma posibilidad de respuesta ante un contagio, para afrontarlo en un sistema de salud garantizado. El único lugar que podés ir es una CeSAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria) o a un hospital, que están totalmente desbordados”, planteó el Secretario Adjunto de Ademys. Por último, expresó con preocupación: “Tenemos como referencia el protocolo burbuja que se ha aplicado en otros países, pero esto no ha logrado frenar lo que es el desarrollo de la pandemia. En la Ciudad el protocolo dice: ocho chicos y uno o dos docentes. Es invariable, como una burbuja que protege. Pero esos mismos docentes tienen otro grupo a la tarde. Es muy difícil de controlar. En Francia, París,  hace poco reabrieron las escuelas con protocolo y son 80 las clausuradas por Covid. Tenemos que mirar qué ha pasado esto, y tener en cuenta que Europa está en una segunda etapa. Y sabiendo que está la posibilidad de que esto baje y que vuelva a subir, se hace urgente que los gobiernos se ocupen de proveer las computadoras y la conectividad. Porque aunque se vuelva, es muy probable que tengamos que retornar a la virtualidad en el mejor de los escenarios”.

Diana Maffía, Doctora en Filosofía y a cargo del Observatorio de Género del Consejo de la Magistratura de CABA, participó del programa radial Sueños Posibles. Habló sobre las violencias de género en contexto de pandemia. Además, compartió sus pensamientos acerca de la dicotomía de aislamiento social o aislamiento físico. También reflexionó en torno de cómo podemos repensar el concepto de seguridad. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Alfredo Grande/Irene Antinori ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Fernando Tebele En los medios tradicionales de comunicación es bastante común encontrarnos con noticias referidas a la pandemia que ponen el foco en la cantidad de personas contagiadas con coronavirus, como si fueran meros números. Personas deshumanizadas, vaciadas’ de subjetividad. Otras tantas noticias se ocupan de la economía, fríamente. Algunos pocos medios les dan lugar a las miradas más humanas de la crisis social y psicológica que engloba la pandemia.   Sobre miedos y violencias Diana Maffía dio su opinión en una dirección distinta a los análisis habituales, una mirada microsociológica. “Hay una discusión acerca de si se lo debe llamar aislamiento social, porque eso te predispone de una manera tremenda. La idea de que todo el resto de la sociedad es un peligro, una amenaza, que se refleja en la conducta cotidiana: no subís al ascensor si hay otra persona, o lo hacés con la sensación de que estás haciendo algo que te pone en riesgo. Y no por cuestiones de violencia de género, que es uno de los motivos que te puede poner en riesgo, sino que puede ser cualquiera que se acerque demasiado, en un negocio, en la calle. Todo esto está sumiéndonos en una distancia que es mucho más grande que una prevención. Es algo que va redefiniendo a los otros sujetos, y cómo me relaciono. No sé qué va a pasar cuando la pandemia termine, si es que termina. Quedarán seguramente algunos resguardos que habrá que mantener”, expresó.  Maffía cuestionó “la idea del aislamiento social” en desmedro de lo que nombró como un aislamiento físico: “Es otra cosa. Podés compartir espacios, actividades. A mí me parece que es algo cuestionable cómo nos predisponen como sujetos y cómo vamos redefiniendo el lugar que los otros sujetos ocupan. No son nuestros socios, no son nuestros amigos, son alguien que me pone en riesgo, no alguien que no me ayuda o alguien al que pude recurrir. Alguien que me amenaza estando ahí, no es que me amenaza con una conducta física”, sostuvo.  Pandemia y violencia de género Por otro lado, hizo mención al recrudecimiento de la violencia de género en este contexto: “El aislamiento supone que el lugar de riesgo es la calle y aquellos con los que convivo no me ponen en riesgo. Y bueno, todas las cifras de violencia de género; de femicidios, que son espantosas, muestran que para las mujeres la casa y la pareja son espacios realmente poco seguros. Que hay que tomar allí también muchos resguardos. Hubo una reacción un poco tardía con respecto a esto por parte de las políticas públicas. Así que creo que es un daño psíquico,  y tratar de revertirlo es retomar redes, vínculos. Pero no todo el mundo tiene acceso a la tecnología, por brechas materiales, porque no tienen computadora, wifi, internet o teléfono, pero también por brechas de conocimiento, de acceso a lo digital como conocimiento. Estamos juntándonos con las personas que podemos y cómo podemos. Hay muchas que no pueden”, remarcó.    La pensadora remarcó la ausencia de una mirada de género para pensar la cuarentena: “Este aislamiento no lo pensaron previamente. Porque hay que ver quienes se sientan a pensar en la sociedad y a qué intereses y puntos de vista representan. Hay gente que se ha sentado muy a menudo a ver qué pasa con la pandemia, algunos especialistas en virología, economistas, empresarios, sindicalistas, pero las mujeres y el tema de la violencia no han estado presentes allí”, agregó.  Otro concepto de seguridad “Hay una concepción represiva de la seguridad. Porque podríamos tener otro concepto positivo,  diciendo que la seguridad es la capacidad que nos brinda el entorno, el gobierno, para el ejercicio de todos nuestros derechos humanos. En cambio tiene que ver con el cuidado, con las políticas públicas para protegernos, para asegurarnos el acceso, y no es ese el sentido, sino que es represivo, donde parece que hay una confluencia social de acuerdos peligrosísimos, no es solo de un ministro. A la policía, en todo caso, le compete que las personas no estén en conflicto con la ley, e intervenir para disuadir. La idea de que te tiren balas de goma en la cara o que te repriman con armas, secuestren, que te torturen, o que te violen, te maten, te desaparezcan, etc, cosas que hemos visto en toda esta temporada demasiado a menudo. Esa no es, obviamente, una idea de seguridad ni siquiera para las fuerzas de seguridad”, dijo. Maffía recuerda que durante su mandato como diputada porteña aportó ideas para pensar en otra policía, más vinculada al concepto de cercanía. En aquel momento se deslizó la propuesta de comprar nuevo armamento, como las pistolas Taser, a las que repudió. En este sentido aportó su reflexión:  “La idea de que te van a inmovilizar con una pistola es algo inconcebible en este país, pero finalmente las compraron y las usan. Siempre pasan abusos de las llamadas fuerzas de seguridad que tienen que ver con esta índole, con la expectativa, con las órdenes que reciben. Cuando pienso la seguridad de otra manera, los agentes de seguridad no son solamente la policía. Los agentes de seguridad que te protegen para que puedas ejercer tus derechos son: la justicia, los hospitales, las escuelas. Tiene que ver con el cuidado de la sociedad, que la sociedad se sienta segura en el modo de ejercer sus derechos. Que todos tengan acceso”. En el cierre, señaló algunas de las cuestiones que, desde su punto de vista, no se tuvieron en cuenta a la hora de pensar una estrategia sanitaria de distanciamiento: “Hay muchas cosas que

El pasado 21 de septiembre las trabajadoras y trabajadores de enfermería dentro del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires llevaron a cabo una jornada de lucha y reclamos históricos frente a la Legislatura que terminó en represión de parte de la policía. Berta Leyton, presidenta de la Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE), pasó por el programa Hasta que vuelvan los abrazos y se refirió a los reclamos urgentes por la pandemia.  También señaló las demandas históricas por los derechos laborales del sector y el reconocimiento como profesionales, dentro de la ley 6035. Por su parte, Andrea Ramírez, licenciada en Enfermería y trabajadora del Hospital Ramos Mejía dialogó en el programa Oíd Mortales. Allí sostuvo las exigencias y detalló cómo se generó la represión por parte de la Policía de la Ciudad. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Julián Bouvier/Luis Angió ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero   La presidenta de la Asociación de Licenciados en Enfermería, Berta Leyton, salió al aire de La Retaguardia mientras se desarrollaba la jornada de lucha el último lunes, unos minutos antes de que la Policía de la Ciudad comenzara a reprimir.. En su intervención, explicó los motivos más de fondo de la protesta: los reclamos históricos. “Estamos en la calle como cada vez que necesitamos salir. Porque el Gobierno de la Ciudad nos sigue discriminando desde que se creó la Carrera de Profesionales de la Salud ya hace como 30 años. Ahí, quedamos afuera los enfermeros y ya había licenciados en enfermería. En 2018 se derogó la Ley de Profesionales y se hizo una nueva, la 6035. En ella, nuevamente quedamos afuera. En el siglo XXI, y en un momento en que enfermería cumple con todos los requisitos de la carrera de profesionales, no logramos que el Gobierno de la Ciudad nos integrara en esa carrera. No solamente los licenciados en enfermería, en bioimágenes o los licenciados en instrumentación quirúrgica, que son carreras emergentes y que vienen desde los últimos años. Enfermería de los años previos a la década del 60 ya tiene licenciados. Tenemos una ley en ejercicio para nuestra profesión y esto no se está respetando. Venimos desde el 2009 presentando proyectos de ley, cada dos años se cae uno, y volvemos a presentar. Hemos presentado proyectos con orientación en género, porque el 80% de quien profesa la carrera somos mujeres, entonces se inscribe en un rango de discriminación hacia la mujer”, detalló. Además, denunció: “Enfermería no sólo tiene tiene el 50% menos del salario que tiene cualquier otro profesional con los mismos años de carrera que nosotros, sino que además, ambas carreras, la de ramos generales y la nuestra tienen distintos beneficios: las licencias, los días por estrés. Nosotros reclamamos con una marcha anterior que nos dieran un día como les dan a los profesionales por estrés, y no nos lo dieron. Porque estrés significa reconocer que nuestra tarea es insalubre. Tampoco podemos concursar. Los concursos que tenemos son a dedo, no es que el que gana es el más idóneo, sino el que es más amigo. Está todo digitado con arreglos del gremio mayoritario, que es SUTECBA (Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires). Arreglaron que los cargos son de ellos. En un hospital tenés un jefe en enfermería, o en el departamento de enfermería, que no tiene un título de grado. Sin embargo tiene un cargo. Y está violando lo que es nuestra ley de ejercicio”. La profesional comentó cómo se desarrolló la marcha y expresó la necesidad de una paritaria nacional que tenga en cuenta las diferencias salariales según cada provincia y cada especialidad dentro del ámbito de la salud. “Salimos desde el Congreso. Antes hicimos una conferencia de prensa en el Obelisco. Caminamos por la Avenida Rivadavia  rumbo a la Plaza de Mayo. Esto es una mezcla de reclamos a nivel nacional, porque hay un pedido de que se haga una paritaria nacional para equilibrar y mejorar los sueldos. Alguien que vive y trabaja en el sur tiene un sueldo diferente a alguien de Jujuy. Cada uno de nosotros tiene dos o tres empleos, y es algo que no se puede mantener en el tiempo. Pero es la única forma de sobrevivir y de tener un salario digno. El salario de una fonoaudióloga sostenido en el tiempo, es de unos 90 mil pesos, y el de una enfermera es de 35 mil.. No estar en la carrera significa no avanzar, no escalar. Mi salario se devaluó un 63% en los últimos tres años”, expresó. Covid-19, estar en la primera línea  Al respecto del contexto de pandemia y las dificultades con las que llevan a cabo su tarea en la primera línea, Leyton reflexionó: “Es lo que no ve la población. Porque cuando estamos en terapia intensiva con los pacientes somos el único nexo. No pueden ingresar familiares. Estamos tratando de armar un protocolo para poder hacer que el familiar se despida de esas personas que se están muriendo en nuestras manos. No sólo eso, sino que en todos los servicios las compañeras están estresadísimas. Con mucha carga, porque no hemos tenido las licencias que se nos tienen que dar durante el año. No pudimos tomarnos vacaciones, francos. Se trabaja el doble y si no te toman la guardia seguís trabajando, estamos disponibles 24/7. En este momento somos los únicos que tenemos una exposición altísima por eso a nivel país tenemos 68 enfermeros fallecidos por Covid. Acá en la Ciudad tenemos en los hospitales siete fallecidos, pero hay un montón de enfermeros jubilados que han fallecido también”. Un petitorio y la represión Luego de esta entrevista, se supo que quienes se acercaron a la Legislatura porteña para continuar con la protesta fueron reprimidos. Las imágenes tuvieron un escueto recorrido por los medios tradicionales de comunicación. Se pudo observar como algunas enfermeras y enfermeros recibieron golpes entre empujones con la Policía de la Ciudad que armó un improvisado vallado humano para proteger la puerta de ingreso al edificio legislativo.  En diálogo con

 Antonella Álvarez, periodista popular y vecina del barrio de Boedo, pasó por el programa Hora Libre de Radio La Retaguardia. Relató las actividades que se desarrollan todos los domingos en la olla popular de la Casa Cultural Gran Sur, espacio ubicado en los límites de Boedo y Parque Patricios. Además, puso el acento en otra lógica solidaria, que escapa de la caridad y construye lazos comunitarios. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Rodrigo Ferreiro/Matías Bregante ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Fernando Tebele —La Retaguardia: ¿De qué se trata la experiencia? —Antonella Álvarez: En una Casa Cultural que se llama Gran Sur, en Boedo Sur, en el límite con Parque Patricios. Se organizó a mes y medio de arrancado el aislamiento social, preventivo y obligatorio una olla popular coordinada, articulada entre tres bachilleratos populares de jóvenes y adultos que ya venían de una coordinación: El Bachillerato Popular Independencia, El Fuentealba y el Parque Patricios, y por una organización que es la que organiza el espacio cultural que funcionaba que en la Casa Cultural Gran Sur. Pandemia mediante, esta casa que era un antiguo bar de Boedo, en una esquina muy hermosa y grande con cocina y otras cosas para hacer, devino en un punto de encuentro de varios espacios que no son solo los tres bachis, también la Organización Siembra, Espacio Cultural Gran Sur. Además, se sumaron estudiantes de la Escuela de Psicología Social (fundada por Pichon Riviere). La olla que arrancó sirviendo entre cien y ciento veinte porciones por domingo, ahora se están sirviendo cerca de doscientas. Y lejos de menguar la cantidad de gente que se acerca, aumenta. Se hizo una red muy grande con otros espacios, con la UTT (Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra), con los nodos que se organizan en casas de vecinos y vecinas de otros barrios, adonde van otros y retiran esos bolsones de verduras y frutas que compran. Lo que se hace también es que con lo que se compra se está donando, y la UTT a su vez después de nuevo dona frutas y verduras para las ollas que se hacen en espacios comunitarios. La gente no solo va a retirar las porciones de comida que son por lo general para familias, cada persona que viene se lleva cinco o seis porciones o las que necesite llevarse. Nosotras nos acercamos como vecinas, con la propuesta de armar un ropero comunitario que en épocas de Covid era medio complejo, pero nos parecía importante. Porque mucha gente en situación de calle había acercado la necesidad de vestirse, y se acercaba el frío, eso fue en mayo. Con una vecina, arrancamos con una mesita con unas donaciones que conseguimos. El ropero hoy se sostiene y devino en un lugar donde se concentran un montón de cosas, de lazos comunitarios. Porque la gente no solo te acerca ropa, también donan juguetes, carteras, etc. Entendimos también que la necesidad de vestirse era primordial. De poder abrigarse. Hicimos campañas específicas para donación de frazadas y de zapatillas, que capaz era lo que más se necesitaba. Tratamos de construir lazos comunitarios que se alejen de la lógica de la caridad, y no siempre es sencillo. En el ropero hay un montón de ropa y vamos creando acuerdos de quienes tiene prioridad. Se hacen filas largas, pero tienen prioridad las personas que están en situación de calle para llevarse lo que necesitan. Si ya te llevaste una vez zapatillas, no podés volver a llevarte. Todos y todas también estamos atravesadas por lógicas capitalistas y consumistas y buscamos romper con eso, organizándonos. La Escuela de Psicología Social se sumó con espacio de expresión. En una mesa, la gente escribe cómo se siente, qué le pasa, y demás. Y otro lugar que es una mesa de libros libres, de donde se pueden llevar libros y si tienen, dejarlos. Muchas veces pasa que se llevan un libro un domingo, lo leen y lo devuelven. Ahí también fuimos inventando en esta época formas de cuidarnos: los alcoholes, las distancias, el piso marcado. También se reparte una especie de boletín que se llama “El diario de la olla”, donde se van contando distintas historias, se comparte un poema. —LR: ¿Cómo están de ánimo las personas que se acercan generalmente? —AA: Hay de todo. La gente tiene mucha necesidad de hablar, de contarte. De compartir situaciones de este momento pandémico y de encierro. De cómo surgió la necesidad de acercarse a un espacio así y de cómo eso los marca en términos de su subjetividad, como: “Yo nunca tuve que hacer esto”. La olla se volvió más un punto de encuentro, que meramente satisfacción de una necesidad. Hay una preocupación latente de la gente de sí vamos a seguir sosteniendo esto cuando termine la pandemia. Nos encontramos en Rondeau y Boedo Los domingos desde las 11:30 hasta las 14 funcionan la olla y el ropero. Estamos necesitando frazadas y sobre todo ropa de varón, que son quienes más están en situación de calle. 

En contexto de pandemia, la cultura porteña se encuentra en estado de emergencia. Las fuentes de trabajo, muchos proyectos y espacios que la componen están cerrando sus puertas. En diálogo con el programa Tengo una idea, Juan Guardia, integrante del Espacio Cultural El Puente, de Villa Luro, describió la situación y manifestó la necesidad de que se tomen medidas extraordinarias y urgentes para recomponer al sector. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Carlos Morchio/Nicolás Rosales ✏ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero —La Retaguardia: ¿Cuál es la situación actual y real de emergencia cultural dentro de la Ciudad de Buenos Aires? —Juan Guardia: Los espacios culturales estamos sin poder trabajar, con la actividad totalmente frenada y sin un pronóstico de cuándo podemos volver a trabajar. Entonces, nosotros  pedimos que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires declare la emergencia cultural y tome medidas al respecto. Porque el Gobierno de la Ciudad hace como si nada y no toma ninguna política al respecto y para nosotros es muy difícil. Hay espacios culturales que están cerrando, otros que nos estamos replanteando qué hacer con las deudas que se van acumulando y demás. —LR: ¿Cuál es la diferencia entre aquellos espacios culturales que dependen del Gobierno y aquellos que son autogestivos e independientes? —JG: La diferencia es que nosotros somos totalmente independientes. No pertenecemos a lo que sería el Programa Cultural en Barrios, que es un programa del Gobierno de la Ciudad, que paga sueldos a los profesores y coordinadores. Nosotros, todo eso lo sacamos de las actividades que hacemos. Cobramos por los talleres, por los espectáculos. Hay muchas cosas que funcionan a la gorra y le ponemos mucho corazón para que eso funcione. Pero cuando se decreta el aislamiento social, preventivo y obligatorio, cosa que nos parece bien, quedamos sin ningún tipo de ingreso. Creemos que es importante que el Estado intervenga, en este caso donde nosotros pertenecemos que es el Estado de la Ciudad, y que tome medidas al sector. Porque creemos que somos quienes aportamos a la Ciudad de Buenos Aires con todos los teatros independientes, los centros culturales, y creemos que entre todos tenemos que pasar esta crisis. El rol del Estado es fundamental para no dejar que el que no pueda se caiga. —LR: ¿Cómo se han venido sosteniendo ustedes en estos meses de aislamiento social? —JG: No nos venimos sosteniendo. Muchos cobraron el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), algunos trabajamos virtualmente como podemos, pero hay muchos a los que se les complicó la situación. Por ejemplo, en el Puente doy clases de plástica para chicos y es imposible. Dar un taller de arte con una computadora, se hace realmente más complejo. Hay realidades muy diferentes, pero nosotros lo que pensamos es que esto no puede quedar a que cada uno o una se arregle. Sino que por eso exigimos esta emergencia cultural. Se podría hacer un registro de trabajadores y trabajadores de la cultura. Presentar, en el mejor de los casos, una renta básica para estos trabajadores. Se puede pensar una mesa en conjunto con el Ministerio de Cultura de la Ciudad para buscar soluciones para el sector, y pensar de cara al año que viene. En el Puente tenemos un montón de deudas de servicios, no pagamos la luz, el gas, el agua. Y estaría bien también tener una perspectiva de cómo va a ser el año que viene. O mismo, se dará comienzo al Festival de Tango, con el sector de las milongas y el tango, que quedó abandonado dentro de la emergencia cultural por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Ellos hacen un festival virtual, y hay mucha gente que no está pudiendo llegar a fin de mes. No hay y no crean un vínculo, y no piensan soluciones y políticas públicas al respecto para ninguno de estos sectores de la cultura que evidentemente abonamos a esta Ciudad. —LR: ¿Se evidencia en el horizonte algún proyecto de ley para el sector? —JG: No, no hay ninguna respuesta clara. Por eso es que salimos con esta campaña que es “Emergencia Cultural BA”. Fuimos los espacios culturales los que empezamos a proponer cosas. —LR: ¿De qué se trata esta campaña de emergencia cultural? —JG: Somos un frente, hay un montón de espacios culturales, de actores de la cultura en general gente del tango y demás, que nos estamos reuniendo vía zoom virtualmente. Se va ir proponiendo sostener una campaña en redes sociales los jueves, para instalar este tema. Haciendo distintas actividades, jamás proponiendo que se junte gente, sino de manera virtual y proponiendo que se tomen medidas. Nosotros no queremos ir en contra de lo permitido, no queremos hacer una movilización, no queremos que se abran los espacios, pero sí que se piensen políticas culturales para el sector. Se está redactando un proyecto y un petitorio para juntar firmas. Para que la gente participe estamos instalando el hashtag #EmergenciaCulturalBA. Se puede buscar y los jueves vamos a ir lanzando las distintas campañas. Una va a ser la de juntar firmas a través de las redes de los espacios culturales y hay un montón de actores de la cultura que lo van a estar replicando.  —LR: ¿Cuántos años tiene El Puente y cuán importante es para el barrio de Villa Luro? —JG: El Puente tiene 20 años, siempre en el mismo lugar. Yo extraño todo, es tremendo porque mi vida sucede ahí adentro. En este caso, la importancia de la cultura o de los teatros, desde mi perspectiva son fundacionales para la historia de la Ciudad. Pensarla sin los teatros, sin los espacios culturales, sin los artistas callejeros, se me hace muy difícil, y en la vida de la comuna y de la sociedad es imprescindible. Hay espacios que son más antiguos, otros que son nuevos. Tener este parate de casi un año, y no sabemos tampoco cuando se va a poder volver, para cuidar estos espacios tienen que haber políticas públicas. https://www.facebook.com/elpuentecultural Por último, Guardia citó un ejemplo de política cultural europea que se podría imitar

El referente de La Poderosa participó del programa radial La Retaguardia. Habló acerca de cómo atraviesan la pandemia en los barrios populares y la lucha de la organización por visibilizar las problemáticas que atraviesan todos los días. Ahora el foco está puesto en el acceso a internet, con la campaña #ContagiáConectividad para garantizar la continuidad pedagógica. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✏ Redacción: Gabriela Suárez López 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades La Retaguardia Las palabras de Nacho Levy expresan lo que piensa y siente con conocimiento de causa: sabe perfectamente lo que los cuerpos sufren en los barrios populares y los medios tradicionales callan sin pudor en sus alertas y editoriales. Por eso, reiteró en varias oportunidades la pelea que da el colectivo para evitar que transformen en números a los compañeros y compañeras fallecidas a causa del COVID-19 y elige llamar a cada uno y cada una por su nombre. Así se refería a Ana Riquelme, enfermera del Centro de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) N°30 de Barracas, quién murió por coronavirus a fines de julio: “Es un montón de cosas Anita, es una síntesis de casi todo lo que venimos gritando desesperadamente desde que todo este torbellino empezó. Es una compañera que se pateó todos los pasillos de Zavaleta, de la 21, atrás de los silencios, intentando visibilizar los reclamos de cada uno de los derechos, formando Promotoras de Salud que ahora mismo, mientras hablamos nosotros, están recorriendo los pasillos del barrio para entregar los kits de lavado de manos que a meses de pandemia recién podemos entregar desde julio y gracias a la solidaridad de muchas y muchos que nos están escuchando y de organizaciones como UNICEF”, dijo.   Además, habló de los insumos y trajes con que cuenta el personal policial y de salud. Subrayó las deficiencias del Estado para cubrir las necesidades de las organizaciones de base en los barrios populares: “Para las cocineras no hay traje nunca. Solo estamos gastando 600 mil pesos por mes en trajes de polietileno, en insumos de bioseguridad que debería garantizar el Estado para que no se nos sigan muriendo compañeras. Y un número que por supuesto no podía salir de ninguno de nuestros bolsillos ni vendiendo todas nuestras casas. Eso sale de la sociedad civil, sale de la solidaridad, sale de UNICEF Y la verdad que si no nos hubiera dado una mano UNICEF hoy tendríamos 15 mil compañeros nuestros, no 20 mil villeros, no 20 mil ciudadanos que están por debajo de la línea de la pobreza; 15 mil de los compañeros nuestros que no tendrían para comer”, expresó. También mencionó la dificultad en la prestación de servicios básicos: “Hay una desigualdad que al inicio de la pandemia denunciábamos como estructural.  Ahora todos vemos la importancia de que los barrios populares tengan agua, ahora todos vemos lo que es la urbanización.” El poder de Ramona  Sobre la actitud del Gobierno nacional y el de la Ciudad, Levy mencionó la lucha de Ramona Medina contra las desigualdades y el legado que dejó: “Nos enseñaron a fuerza de pauta y de invertir en los medios la guita que no invierten en los barrios, que urbanización es decirle barrio en vez de villa. Y yo la verdad para decirle barrio en vez de villa te voy a decir primero que tenga la misma prestataria que todos los demás ciudadanos para poder acceder a los mismos servicios que nos corresponden porque son derechos. Y muchas de esas cosas las pudimos plantear porque Ramona, el grito de Ramona, la lucha de Ramona, la vida de Ramona, hizo que un día entremos a la Quinta de Olivos. Y un montón de vecinos y vecinas de los barrios populares que nunca habíamos estado ahí, que nunca habíamos tenido trato directo con un presidente, que ninguno de los antepasados de los que ahí estábamos, había tenido nunca esa posibilidad. Lo valoramos como un gesto, como un reconocimiento a esa lucha ansiosa, tan llena de gritos como los que pegaba Ramona. Fuimos ahí en tono propositivo, nos sentamos de frente a todo el Gabinete nacional y al día siguiente esa reunión forzó también la reunión con Rodríguez Larreta que nos la postergó todo el tiempo que hubiéramos podido resolver la situación de Ramona. Y tanto en un espacio como en el otro planteamos un montón de mociones, propuestas, sugerencias, ideas, experiencias de las barriadas populares para atender muchos de los problemas que se venían por delante. Y ahí nos encontramos un Estado con muchísima dificultad para traducir esa voluntad política que se presuponía en el encuentro, en la retórica, en la presentación de cómo habían sido los hechos y lo que vino a continuación”, manifestó.  Entre la villa y la quinta de Olivos La política, aun en tiempos de pandemia, es tan dinámica, que desde esta charla entre Nacho Levy y La Retaguardia se sucedieron desde un escrito suyo con durísimas críticas a quienes integran el Ministerio de Educación de la Nación por la falta de interès en resolver las desigualdades que impiden que los niños y niñas de las villas accedan a la educación virtual de estos tiempos, a una segunda reunión con el presidente Alberto Fernández. Acerca de los encuentros con funcionarios y funcionarias, agregó: “La verdad es que nosotros no aprovechamos esa instancia con el Gabinete nacional para plantear nuestras políticas de fondo, nuestros proyectos a largo plazo, nuestro modelo de país, nuestro horizonte ideológico. No fuimos ni siquiera a plantear las grandes consignas: de pan, tierra, techo y trabajo. Fuimos simplemente a decir ‘che, se nos murió Ramona, se nos van a morir muchos más si no atendemos estos incendios ya’. Y estos incendios eran todas las problemáticas que presentamos, con todas las respuestas que propusimos en términos comunitarios que no encontraron eco en las instituciones y en el Estado. Hay tres ejes muy claros para identificar eso, que son ni más ni menos que el agua, la luz y el gas”. Además, sobre

El médico explicó que no hay ninguna legislación que prohíba realizar velatorios a las personas fallecidas por Covid-19 o por otras cuestiones. Durante el programa Oíd Mortales de Radio La Retaguardia, Spaccavento dijo que la Organización Mundial de la Salud dice que pueden llevarse a cabo tomando las precauciones necesarias. “Es un mito”, aseguró sobre la recomendación de no realizar ese tipo de ceremonias y recalcó la importancia que tiene para los familiares la posibilidad de despedirse de sus seres queridos fallecidos. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Cristina Varela/Luis Angió ✏ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Agustina Salinas La Retaguardia El doctor Donato Spaccavento fue Ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires y Director del Hospital Argerich e interventor en el Hospital Posadas, en la Provincia de Buenos Aires. Hoy se desempeña como comunicador social en el programa de radio ‘Chequeo General’ por AM 530 y como columnista en C5N, los jueves a las 22 horas. Spaccavento aseguró que no existe ninguna prohibición del Ministerio de Salud de la Nación ni de la OMS para que los familiares de personas fallecidas por Coronavirus, o por cualquier otra causa, puedan realizar las despedidas a sus seres queridos. Aseguró que es un mito generado por la falta de información al respecto y por la desidia de las autoridades: “No hay un protocolo. Es mentira que no se pueda velar a la gente que fallece. Es mentira que haya que cremarlos obligatoriamente. Hay una serie de mitos sobre los que no hay sustento legal, escrito ni sanitario. La gente sufre y se angustia. Lo primero que plantean es la despedida. Tengo una hermana desaparecida, yo sé el valor que tiene, lo simbólico de lo muerto, la importancia de verlo para elaborar el duelo. Mi padre, mi madre y yo no pudimos elaborar el duelo de mi hermana desaparecida por la dictadura por no ver el cadáver. Se ha instalado el mito de que la gente que tiene un fallecido por Covid o por otra causa no los puede velar”.    Spaccavento responsabilizó a las autoridades: ”Me parece indignante que se genere tanta angustia por desidia de las autoridades. Las autoridades nacionales, por desidia o negligencia, no han sido claras con un tema que genera mucha angustia en mucha gente. La angustia genera enfermedad. No puede ser que en los medios no se hable de si se puede velar o no a la gente”, expresó e insistió: “No hay ninguna prohibición, ni de la OMS ni del Ministerio de Salud de la Nación. La OMS dice que los velatorios se pueden hacer tomando las precauciones sanitarias y epidemiológicas del caso. Hay mucha gente que no tiene acceso a esta información y pasa momentos terribles. No está prohibido en ningún lugar”, afirmó. Spaccavento explicó que tan solo con sanitizar el cuerpo de la persona fallecida es suficiente o incluso, si se trata de alguien que tuvo Covid positivo, se puede realizar el velorio a cajón cerrado: “Las únicas personas que corren riesgo real de Coronavirus son el personal médico que hace autopsias. No es obligatoria la autopsia en personas que fallecieron por Coronavirus porque existe la posibilidad de que se aerolicen los virus que están dentro del cuerpo”, manifestó. El médico se refirió también a la situación actual del personal de la salud en la Ciudad de Buenos Aires: “Cada vez hay más contagios. El personal de la salud está saturado desde el punto de vista físico, psicológico y social. No recibió aumento de sueldo. No tuvieron paritarias. Es una locura. Hay 15 mil casos de personas contagiadas en todo el país y 40 muertos”, cerró.