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Ayer por la tarde se realizó la primera marcha con el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich. En un nuevo aniversario del 19 y 20 de diciembre del 2001, las organizaciones de izquierda convocaron a marchar a Plaza de Mayo para repudiar las medidas del gobierno de Javier Milei. Si bien la convocatoria fue pacífica, hubo un enorme despliegue de las fuerzas de seguridad, que rodearon la Plaza y desde temprano intimidaban a la gente subiendo a los transportes públicos, como en época de dictadura. “El que corta no cobra”, decían también las pantallas en las estaciones de tren. El presidente Javier Milei, con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y otras personas de su gabinete monitorearon la manifestación desde el Departamento Central de Policía. Compartimos un fotoinforme de la jornada. Fotos: Natalia Bernades / Valentina Maccarone Por la noche, después de la lectura del megaDNU por parte del presidente, se realizaron cacerolazos y manifestaciones en todo el país. Compartimos algunos videos de lo que pasó en la Ciudad de Buenos Aires. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Retaguardia (@laretaguardia) Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Retaguardia (@laretaguardia) Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Retaguardia (@laretaguardia) Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Retaguardia (@laretaguardia) Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Retaguardia (@laretaguardia) También compartimos la transmisión colectiva de medios comunitarios:

Ana María Baravalle, la hija de la co-fundadora de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, trabajó en esa dependencia. Con su hilito de voz, Mirta enhebró recuerdos en una jornada muy emotiva. También sumó su firma a una pintura con los nombres de las trabajadoras y trabajadores del ministerio que fueron desparecidas/os. Luego, como todos los jueves, Baravalle se sumó la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Ella es una de las 14 que se reunieron allí por primera vez. Fotos: Natalia BernadesVideo: Eugenia Otero / Fernando Tebele

Redacción: Fernando Tebele Ya son dos las noches de sueño entrecortado. Durante la primera, el calor tomó forma de infierno en la tierra. Esa definición que Vicente Zito Lema tenía siempre a mano para calificar los malos pasos de la humanidad, esta vez se tornó imagen para adornar su propia muerte. Nos fuimos a dormir con una tristeza que pateó de zurda, con tres dedos y la clavó en el ángulo de las peores derrotas. Sin Vicente la vida será menos bella. Tendrá menos poesía. Menos esperanza. Esa primera noche se empecinó en meterse en un sueño interrumpido. La secuencia de sueños confirmaba su partida. La segunda noche, ya con la certeza irrefutable de su ausencia, volvió a suceder. Lo más llamativo es que ya no fue un sueño irreal; todo lo contrario. Se apareció para revivir hechos vividos. Como aquella primera vez que visitó Radio La Retaguardia, de la mano de Alfredo Grande e Irene Antinori, para acompañarles en Sueños Posibles. Con Eugenia queríamos luego que se quedara un rato más, pero nos dio pudor pedirle tiempo adicional al maestro. Lo habíamos conocido en la Universidad de los Trabajadores que pergeñó con astucia en IMPA, pero no teníamos confianza. Recorrió los ambientes. Posó sus ojos en algunas de las obras que cuelgan de las paredes. La miró a su compañera Regine, y nos facilitó todo, quizás adivinando con sabiduría esa invitación que no se había consumado por timidez, pero se adivinaría en nuestras sonrisas: “Yo me quiero quedar a tomar un vino en esta casa”, le dijo. Esa noche mágica disparó una serie de cariñosos abusos de confianza. Siguió regalando varias brillantes charlas anuales a sus amigos de Sueños Posibles. Más tantas otras extras que le arrancamos para escucharlo sobre Trelew, el exilio, la muerte, la locura, el hambre o la represión; o de su brillante disco Épocas junto al Violinista del Amor y los pibes que miraban, admirados por unir sus músicas con semejantes letras. Se apareció, en este formato nuevo de sueño entre recuerdos, el día del lanzamiento de La Retaguardia Papel en el que su alegría superó la nuestra. Para un periodista de los años dorados del papel militante, que supo jugar en dream teams con Cortázar, Galeano, Conti, Urondo, Walsh, entre otros, que asomara en tiempos de Macri un nuevo proyecto en papel militante lo entusiasmó notablemente. Esa noche anduvo con la revista bajo el brazo compartiendo preocupaciones con Nora Cortiñas, por supuesto también entre Malbec. Regresa ahora en formato de sueños, con su humildad de gambeteador de potrero, para pedir vía mail la publicación de unas palabras: “Te mando este poema que acabo de escribir, me gustaría que lo puedas leer y si te parece bien difundirlo en la revista o por los medios que veas mejores, ya que necesito dejar mi huella en este momento tan dificil que enfrentamos”. La huella que deja Vicente se verá más clara con el paso del tiempo; pero, más que huellas, lo que deja se asemeja más a senderos cargados de esperanzas entre tanta desesperanza, que cada cual andará libremente. Algo es seguro: continuará metiéndose en los sueños de mucha gente. Tendrá esa capacidad, entre otras, aún después de la muerte, que pretende llevárselo para siempre sin asumir su derrota. Porque Vicente se queda acá, en formato de sueños ajenos, de poesía propia, de inspiración para nuevas generaciones que tendrán que conocerlo. Se queda acá, volando sus cenizas en cada jornada por Darío y Maxi, entre el olor a metal de la fábrica recuperada IMPA, o a goma quemada en un piquete. Y se queda también acá, en esta casa, aunque dé tristeza esa próxima botella que nunca se abrirá. Más notas sobre Vicente Zito Lema en La Retaguardia por acá: https://laretaguardia.com.ar/?s=vicente+zito+lema

Esteban Bellido era un trabajador de 39 años  del Barrio Vernazza y fue fusilado por la espalda por un miembro de la Policía Bonaerense el 31 de octubre. Lo denunció parte del vecindario de Virrey del Pino, en La Matanza. Agustina Bustos, integrante de la CORREPI pasó por el programa Estás Muteadx y habló acerca del caso.  Entrevista: Pedro Ramirez Otero/Julián BouvierRedacción: Julián BouvierEdición: Fernando TebeleFoto: Agustina Bustos Cerca del mediodía del lunes 31 de octubre, una vecina llamó a docentes del barrio, que a su vez, son comunicadores en La Matanza, y se contactaron con la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI). Agustina Bustos, quien también es vecina matancera, fue quien atendió ese llamado. La vecina le contó que la policía mató a un vecino y que su cuerpo estaba en el piso, desangrándose. Le dijo que los oficiales se habían ido. “En La Matanza estamos acostumbrados a esto de que la policía te mate y te deje tirado, igual que hicieron los oficiales que dispararon contra Lucas Verón, dejando el cuerpo ahí”, destacó en el comienzo Bustos. “En este caso, es importante reconocer que les vecines estaban resguardando el cuerpo para que no se arme la hipótesis de enfrentamiento. Para que no vuelva la policía a plantar algun arma y decir que Esteban murió pero que estaba haciendo algo en contra de un policía”, remarcó. “La vecina nos contó que había un operativo de la UTOI (Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas), que no se entendía para qué iban ahí porque normalizamos que la UTOI entre motorizada, haciendo escándalo y dando miedo en nuestros barrios. Se escucharon entre 15 y 20 disparos según les vecines y testigues. Sabemos que el momento de balacera en los barrios es traumático, entonces es difícil recordar exactamente ese dato. Y entre todos esos disparos, dos fueron a la espalda de Esteban Bellido, que estaba volviendo de dejar el auto en el mecánico y corrió porque se asustó”, contó la integrante de la CORREPI. Agustina dijo que las primeras horas posteriores al hecho, que en general son clave para que luego en lo judicial no sea sencillo generar impunidad, la gente del barrio y la familia de Esteban estuvieron muy presentes. “Lo primero que salen a decir desde la versión oficial y los medios de comunicación es que estaba comprando droga, o que fue confundido con un ‘dealer’. Todo eso se repitió en los medios. Después hubo otra versión de que había un búnker de droga y que la UTOI quería desbaratarlo. Pero gracias a la resistencia y a la organización de la familia y les vecines, se fue desestructurando al correr de las primeras horas. Las únicas balas que se encontraron en el lugar eran de la UTOI que es un fuerza de despliegue de la Policía Bonaerense, comandada por Sergio Berni”, dijo, y de inmediato resaltó el valor de romper con la idea de la muerte en enfrentamiento, incluso para los vecinos: “s muy importante esa organización, porque en muchos casos nos cuesta desandar la hipótesis de enfrentamiento. La han gestionado de tal manera, con encubrimiento de fiscales, que se hace difícil desestructurar esa imagen, que además se plasma en lo colectivo, en la sociedad. Hay gente que empieza a repetir que tal persona es peligrosa, entonces la matamos”. ¿Qué dijeron los medios tradicionales? En cuanto al rol de los medios de comunicación en este hecho, Agustina comentó que hubo bastantes medios de comunicación que tomaron el tema y hasta reconocieron que Esteban era inocente. La militante reflexionó sobre esto: “Que alguien sea asesinado por las fuerzas policiales tendría que ser suficiente para que la sociedad comprenda que esto es un caso de gatillo fácil”, y reforzó la idea de que no hay víctimas inocentes o culpables: “Desde la CORREPI siempre denunciamos que no nos importa qué estaba haciendo la persona que fue fusilada. Incluso si estaba cometiendo un delito, no es legal la pena de muerte en la Argentina, y menos por un arma reglamentaria de un policía, que en tal caso lo que debe hacer es detenerte. En los medios se destacó que Esteban era un joven laburador, inocente. Igual, no dejaron de hablar de los búnkeres de droga. Incluso el mismo martes, antes del velorio de Esteban, estábamos cortando la ruta, había medios tradicionales y la pregunta que le hacían a Adolfo, el hermano de Esteban, era qué pasaba con los búnkers de droga, si hace mucho que están en el barrio. Entonces, la versión de los medios es que la UTOI tenía alguna razón para entrar así en el barrio. Sabemos que no es así, y que incluso la tranza de drogas está arreglada con la yuta. Esto también lo dijo la cuñada de Esteban. La policía que representa al Estado está coimeada con los tranzas”.  Esteban era un laburante. Hace algunos días había sido efectivizado en su trabajo, algo tan complejo para un trabajador en estos tiempos. Y había sido padre, nuevamente, dos semanas antes del crimen: “Tenía dos niñes y vivía también con el hijo de su compañera”. Agustina comentó que el sueldo de Esteban era el más fuerte de la casa y que su familia está recibiendo fondos, en el alias de Mercado Pago: carnicerialafamilia “Quien se quiera solidarizar, sirve mucho porque estas construcciones son colectivas y es necesario contribuir a la causa. No solo para el sepelio, sino también para lo que viene. Adolfo, su hermano, contó que con Esteban habían hecho una promesa: que el primero que se iba de este mundo, le dejaba a cargo la familia al otro, y que él sentía que ahora tenía dos familias que mantener. Y que por eso tenía que ir a laburar igual, incluso en la mañana siguiente a que mataran a su hermano”, dijo. Agustina habló de la importancia de construir espacios apuntados a la cultura y la educación como alguna de las posibles formas de trabajar el gatillo fácil y la represión en los barrios. “Socialmente juzgamos. Y quizás nos

Lo dijo Verónica Heredia, la abogada de la familia Maldonado. Señaló que la Corte Suprema dilata la causa y que “cada segundo se van perdiendo pruebas”. Heredia pasó por el programa Hasta que vuelvan los abrazos, de Radio Sur y La Retaguardia. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia La abogada Verónica Heredia se refirió a la dilación en la causa judicial y lo que esto implica. “A veces perdemos la dimensión de los tiempos que se toma la justicia. Podemos estar toda la vida esperando. Cuántas madres y abuelas todavía siguen esperando justicia. Como Norita (Cortiñas), que todavía no sabe nada de Gustavo, y sin embargo deja la vida luchando por cada causa. Y hablamos de la época de la dictadura, pero la democracia todavía no responde”, dijo. “En el caso de Santiago van cuatro años, y aunque parece que no es mucho tiempo, pero para saber qué pasó y poder reconstruir los hechos, cada segundo se van perdiendo pruebas, se va modificando hasta la memoria colectiva de lo sucedido. Es difícil entonces aproximarse a saber realmente lo que sucedió en un determinado momento”, expresó.  La Corte de los cajones La abogada denunció que hoy no se está investigando nada en la causa de Santiago. “La Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene que contestar: ¿Qué se investiga? ¿Quién investiga? ¿Cómo se busca a una persona desaparecida? Esas tres preguntas están hace más de un año en la Corte para que resuelvan”, detalló. En noviembre del 2018 Gustavo Lleral, el segundo juez de la causa, decide archivar la causa diciendo que Santiago había ingresado voluntariamente a las aguas del Río Chubut, y allí la muerte lo estaba esperando. “Entonces, bajo este relato, lo sucedido no equivale a ningún delito. Y como él es juez penal, tiene para sí investigar hechos que puedan ser delitos. Si no es así, no tiene por qué actuar un juez penal. Y por eso él archiva la causa”, dijo. Y agregó: “Él dice que no hay nadie responsable por la muerte de Santiago. En el 2019 las Cámaras revisoras (de Apelación) tanto de Comodoro, como de Casación Penal, dicen: ‘Es cierto que no hay desaparición forzada, pero algún delito hay, investigue’, y el juez Lleral vuelve a decir que por la desaparición y la muerte de Santiago no hay ningún responsable. No solo asegura que ‘no hay desaparición forzada’, sino que ‘no hay ningún delito para investigar, porque Santiago Maldonado se murió solo’”. Teléfonos pinchados Heredia señaló que la causa caratulada como ‘desaparición forzada’ no se modificó. Que así se archivó y así está en la Corte Suprema de Justicia. Y contó: “De las cinco querellas (cuatro son institucionales y una es la de la familia), la de la familia es la única que está reclamando que nos expliquen: ¿Qué se investiga, quién lo hace y cómo se busca a una persona desaparecida?, porque en este Habeas Corpus que se inicia con la denuncia por la desaparición de Santiago, se les pinchan los teléfonos no solo a los testigos, sino también a los propios familiares, como a Sergio. No puede ser que investiguen a las personas que denuncian, o que puedan aportar información sobre una persona desaparecida forzosamente”. Crimen de Estado “La Corte Suprema de Justicia no explica cuáles son los plazos, entonces, pueden pasar 45 años sin que se investigue. A pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ya ha condenado a la Argentina por la violación del plazo razonable. Y esto va incluso más allá de Santiago, porque si la Corte Suprema dijera que existen desapariciones forzadas en democracia, pone sobre la mesa que se debe investigar quién dio la orden, porque esto empieza con la privación de la libertad de una persona por parte de fuerzas de seguridad”, sentenció. La abogada profundizó acerca de las responsabilidades desde el Estado: “Ahí hay responsabilidades para que esas fuerzas de seguridad, ya sean provinciales o federales, no hayan, como mínimo, prevenido que este acto no se cometa. Ahí hay responsabilidades del gendarme, de la ex ministra de Seguridad, del expresidente, porque era el jefe de esa fuerza de seguridad. El propio Estado rastrilló y estuvo ahí más de seis veces en el lugar donde después aparece el cuerpo de Santiago”. La autopsia que no responde Heredia denunció que la autopsia no responde dos preguntas básicas para la causa: “¿Santiago se ahogó el 1 de agosto?” y “¿Santiago estuvo todo el tiempo en donde encontraron el cuerpo?”. Y continuó: “¿Cómo es entonces que el juez cierra la causa sin responder esto? Un juez que dice: ‘A mí la familia me provoca violencia moral’, ¿puede ser un juez imparcial?”. La abogada desmintió la versión oficial, aportando algunos datos: por un lado, aseguró que el único lugar de escape que tenía Santiago en el momento de los disparos de la Gendarmería era el Río Chubut, “que es muy angosto, poco profundo, con aguas cristalinas y sin mayores movimientos”. Por otra parte sostiene que ella y la familia ya habían estado ahí antes del 17 de octubre (día en el que apareció el cuerpo), en ese mismo lugar, y el cuerpo no estaba. “Incluso el mismo 17, más temprano estuvimos ahí, y no estaba”, recordó. Por testimonios de la gente que estaba en el Pul Lof, describió que el cuerpo apareció río arriba. “Algo que por lógica no es posible”, señaló.   Peritaje internacional “Hemos trabajado junto al Equitas (Equipo Colombiano Interdisciplinario de Trabajo Forense y Asistencia Piscosocial), organismo que trabaja a nivel internacional con Naciones Unidas, con la Corte Interamericana, y que tiene como especialidad las desapariciones forzadas en contextos complejos como son los ríos, ya que Colombia tiene sus ríos convertidos en cementerios, donde las fuerzas policiales y paramilitares han arrojado los cuerpos de las personas que desaparecen”, indicó. “Este equipo analizó la autopsia y reconoció que en el informe se puede ver otro ADN masculino en el bastón

El hermano de Santiago Maldonado, junto con Ismael Jalil, integrante de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), pasaron por el programa Hasta que vuelvan los abrazos de La Retaguardia y Radio Sur. Ambos viajaron a Bogotá, Colombia, como integrantes de una comitiva de Derechos Humanos. Desde allí, Maldonado y Jalil contaron el recorrido que están haciendo por los barrios, hablaron de las desapariciones forzadas y de la situación represiva que se vive en Colombia. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Julián Bouvier/Alfredo Grande ✍️ Redacción: Julián Bouvier/Pedro Tato 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Twitter de Juan Grabois Sergio Maldonado relató que viajaron a Colombia para escuchar a la víctimas, observar lo que está pasando y generar informes que detallen esto. “Anoche fue una noche muy movida en todo el país. Nosotros estamos en Bogotá y en diferentes barrios hubo, por decirlo gráficamente, una masacre. Porque hay un montón de heridos, hubo mucha represión. Hay por lo menos un asesinado también, hasta ahora es la información que nos llegó. Nosotros y nosotras estamos acá para ver y escuchar, no estamos para otra cosa. Solamente para estar acompañando y de esa manera visibilizar todo el horror que se está viviendo en Colombia, que es una violación constante de los derechos humanos y a pesar de ser un país democrático, tiene una política de estado de desaparecer y matar como está sucediendo ahora”, dijo. Sergio, como hermano de Santiago, vivió en carne propia la incertidumbre de tener a un ser querido desaparecido. En este sentido, hizo hincapié en la cantidad de personas desaparecidas que hay en Colombia en este momento: “Ayer vinieron personas de una ONG hablándonos sobre la desaparición forzada. Nosotros tuvimos el caso de Santiago, el año pasado, lo que sucedió con Luis Espinoza (quien estuvo desaparecido por una semana, hasta que se lo encontró asesinado por la Policía de Tucumán), lo de Facundo Astudillo Castro y nos horrorizamos cuando hay un caso de desaparición forzada. Acá escucho que dicen 700 personas, u otros informes dicen que hay 900 desapariciones forzadas de las cuales, quizá después aparecieron 300,  por decir un número. Pero no sabemos si esos 300 aparecieron vivos, muertos, si están torturados, si están bien. Entonces nos damos cuenta de que acá está naturalizado. Eso de acostumbrarse, en un cierto modo, me recuerda a cuando veíamos los primeros casos de Covid. Decíamos ‘hay dos casos, cuatro, cinco por provincia’, pero llegó un momento que ni se contabiliza, ni sabes realmente cuánto hay. Eso mismo es lo que está pasando hoy con las desapariciones en Colombia. Ya no hay una estadística real, no toman denuncias, hay unos agujeros judiciales terribles” contó. Maldonado explicó que Colombia es “la cuna de la desaparición forzada” porque allí “se escribieron muchas de las leyes, de los informes y todo lo que tiene que ver con desaparición forzada”. Y agregó: “De hecho, nosotros en el caso de Santiago aplicamos todo eso por gente de renombre de acá que nos estuvo ayudando, especialistas en la desaparición forzada.  Acá tienen trabas para hacer denuncias. Y tienen esta cuestión de siempre de que los cuerpos aparecen en los ríos, o desmembrados”.  También se refirió al trabajo que están desarrollando desde la comitiva de Derechos Humanos que viajó a Bogotá,. Explicó que se trata de ir a los barrios, escuchar los testimonios de las familias que han perdido a sus seres queridos por la brutal represión estatal y generar informes para visibilizar lo que está sucediendo. “Es escalofriante escuchar los relatos de personas que han perdido a sus familiares. Con los pocos que he hablado que le han matado un padre, un hermano, los han echado de la casa, o ese tipo de cosas. Es como una resignación de no tener nada. De no recurrir a la justicia, cómo que ya está asumido. Es muy triste todo eso. Y por otro lado, ves como toda la juventud está en la primera línea, como luchan. Como los pibes y las pibas van al frente todos los días. Ayer me dijeron algo así como 87 casos de pérdida de visión, son números que todavía no están oficializados porque ocurrió anoche en la represión”, comentó Sergio. —La Retaguardia: ¿Se vive algo similar a un estado de guerra? —Sergio Maldonado: No me parece una guerra. Yo lo que siento es que hay un gobierno que detesta a su pueblo, y de esa manera lo está exterminando. Sería un genocidio en todo caso. Y todo el pueblo está luchando contra algo. Está luchando con los propios que tiene arriba, o sea con todos lo que los oprimen. Cuesta catalogarlo. Me parece que es más un genocidio por parte de los gobernantes y un desprecio hacia su pueblo.  Como parte de la comitiva de Derechos Humanos también viajó Ismael “el Turco” Jalil, uno de los referentes de Correpi, quien estaba junto a Sergio al momento de la entrevista. Jalil explicó que el pueblo colombiano está viviendo bajo un estado de excepción: “Es decir, bajo la apariencia de un presunto Estado de derecho, en el cual el Estado, evocando la Constitución va tomando algunas medidas, y lo que está haciendo en definitiva es una masacre social. Porque aquí hay un pueblo levantado, un pueblo que ha dicho basta, que esta muy enojado por su situación, por su cotidianeidad, Un pueblo que tiene prácticamente al 63% de sus trabajadores en la informalidad, un pueblo que está sufriendo las consecuencias de las olas neoliberales que particularmente en Colombia están azotando hace mucho tiempo. En ese contexto el pueblo se ha levantado, y la respuesta que ha dado el Estado es una represión indiscriminada de carácter feroz”, dijo. Jalil hizo hincapié en quiénes son los sectores más atacados de la sociedad, puso el foco en las mujeres y disidencias, en las comunidades originarias y en la juventud. Además, especificó cuáles son los mecanismos represivos del Estado: “En las calles, cuando la gente sale a protestar es recibida por el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), parecido al