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desaparecidos de La Tablada

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Durante la reciente visita ocular en el marco de un juicio por crímenes de lesa humanidad (Juicio Garachico), pudimos observar, al ingresar al RIM 7 de Arana, un cartel que reivindica, entre otros crímenes, la participación de militares de esa guarnición en la represión al intento de copamiento del RIM 3 de La Tablada parte del Movimiento Todos por la Patria, en 1989. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Fernando Tebele Un gran cartel se hace visible apenas se ingresa al cuartel del Ejército en Arana. Allí se destaca la historia del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 desde su conformación. Se mezclan batallas independentistas con cacerías de pueblos originarios. También se señala que “fue la primera Unidad que intervino en la recuperación de los cuarteles de Monte Chingolo (23/12/75) y de La Tablada (23/01/89) ambos copados por delincuentes subersivos”. Escrito así de mal, además. Próximamente habrá un juicio por los crímenes del Ejército en Monte Chingolo. En el caso de La Tablada, el TOF N°4 de San Martín ya determinó en 2019, en el primer juicio por las desapariciones ocurridas allí, que en el accionar de las fuerzas del Estado se cometieron delitos de lesa humanidad, y condenó a perpetua al General Alfredo Arrillaga, jefe militar de la represión.  El presidente Alberto Fernández dijo hace poco tiempo que ya no quedan oficiales del Estado terrorista en el Ejército actual. Es verdad. El problema es cuáles son los héroes y quiénes los villanos para la nueva oficialidad. El cartel lo expone con brutalidad. Y a esta altura resulta inadmisible que se festejen las acciones desaparecedoras con tanta naturalidad.  En este nuevo aniversario de La Tablada, en el Ejército no hablarán de José Díaz, Iván Ruiz, Carlos Samojedny y Franciso Provenzano; peor que eso: los nombrarán como “delincuentes subersivos”.  Los 4 permanecen desaparecidos.

En un nuevo aniversario del copamiento del Regimiento de La Tablada por parte de militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) y la posterior represión con las mismas formas del Terrorismo de Estado durante el genocidio, reproducimos un comunicado de la Comisión de sobrevivientes y familiares que impulsó el primer juicio. La entrevista con los jueces del fallo histórico y la carta de uno de los cuatro desaparecidos para su hija. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Luis Angió 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Luis Angió A 32 años de los hechos solo hay un condenado por la represión al copamiento, el General Alfredo Arrillaga. Fue su sexta condena a perpetua. Las anteriores las recibió por crímenes de lesa humanidad en el marco del genocidio.  Esta no lo fue, pero igualmente su culpabilidad por el asesinato de José “Maradona” Diaz quedó comprobada, y el TOF N°4 de San Martín lo condenó por el homicidio, aunque el cuerpo de Díaz aún no fue hallado. El General Arrillaga durante el juicio en el que se lo vio activo y con sugerencias para su abogado. La Retaguardia participó durante ese primer juicio de 2018/2019 de una cobertura especial que quedó plasmada en El Diario de Juicio, tarea compartida con FM La Caterva y la Agencia Paco Urondo. En una entrevista realizada con posterioridad a la sentencia con los jueces Matías Mancini, Presidente del Tribunal, y Esteban Rodríguez Eggers, Mancini explicó similitudes y diferencias con los juicios por crímenes de lesa humanidad: -Diario del Juicio: ¿Es habitual que se genere tanta prueba? Acostumbrados a los juicios de lesa -sabemos que este no fue pero hay puntos en común- no se genera tanta prueba más que el testimonio de los sobrevivientes. -Mancini: Tiene un punto que se toca. Que es que el origen del gobierno era legítimo. Ahí nos hacen un planteo expreso y es razón por la cual dimos respuesta expresa. Es un planteo respecto de la cuestión de que se trató de un delito cometido en el marco de un crimen de Estado o Terrorismo de Estado y la definición de crimen de Estado y Terrorismo de Estado, habrán visto que ni la querella me trajo una ley que dijera ‘esto es crimen de Estado’. Es la fuente que elegimos, que nos aportó la querella. Cuando la querella habló de terrorismo de Estado dijo ‘conforme lo dicho por (Eduardo Luis) Duhalde’ y entonces leímos a Duhalde, a (Daniel) Rafecas, y ahí aportamos una definición de Terrorismo de Estado, a los efectos de dar respuesta a la sentencia. Los elementos determinantes son que el Estado sea ilegítimo y un plan sistemático de cometer delitos aberrantes.  “En el caso, no pudimos dar cuenta de un Estado ilegítimo con plan sistemático. La querella dijo ‘esto es un acto de crimen de Estado’, como una idea de que aunque este acto concreto no forme parte de un plan sistemático, en general el Estado tiene las particularidades propia de un crimen de Estado. Entendimos que eso era un poco estirar los conceptos más allá de que haya consenso en doctrina.” Los jueces del TOF 4 de San Martín. A la izquierda Esteban Rodríguez Eggers. En el centro el Presidente del tribunal, Matías Mancini. En el otro extremo Alejandro de Korvez. La sentencia del Tribunal se encuentra recurrida por la defensa a la espera del voto de segunda instancia. Mientras tanto, Arrillaga cumple sus múltiples condenas en prisión domiciliaria. La Comisión por la Verdad y la Justicia por los crímenes en la represión de La Tablada publicó hoy un comunicado en el que repasan las historias militantes de quienes murieron y quienes se encuentran desaparecidos:  “Pasaron 32 años del 23 de enero de 1989. Seguimos buscando justicia por nuestrxs caídxs y desaparecidxs de La Tablada, y reivindicando la militancia de nuestrxs compañerxs del Movimiento Todos por la Patria. Militaban en los barrios, militaban por los derechos humanos, militaban en toda la patria grande como internacionalistas que eran; desde sus distintas profesiones y trayectorias trabajaban para la transformación social, fundaron diarios y revistas, formaron compañer@s en las fábricas, en los barrios, acompañando con su cuerpo cada lucha por justicia. Su compromiso fue inclaudicable.  La casa no estaba tan en orden en aquellos turbulentos primeros años de democracia. La Tablada se enmarcó en un contexto de levantamientos carapintadas en busca de impunidad y poder. Treinta y Dos años después, La Tablada sigue siendo silenciada y estigmatizada.  La enormidad de los crímenes cometidos por parte del estado golpean nuestra consciencia colectiva en la Argentina. En el 2019 logramos condenar al máximo responsable de la represión y desaparición de 4 compañerxs en La Tablada, pero vamos por los demás responsables militares y judiciales, garantes de tantos años de impunidad. Al milico Arrillaga lo llevamos a juicio y fue condenado por el homicidio de José Díaz Maradona: hacemos un llamado a la justicia a que quede firme la sentencia en este caso, y seguiremos buscando justicia por los fusilamientos y torturas, y por saber que hicieron con Francisco Provenzano, Carlos Samojedny, Iván Ruiz y José Díaz. Es parte de la restitución de derecho, basado en la articulación de MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. Vamos a continuar pidiendo Justicia, sin dejar de reivindicar a nuestrxs compañerxs, quienes coherentes con sus historias, pusieron sus propios cuerpos a sus palabras, con la frente en alto. Lxs caídxs nos enorgullecen, son nuestra bandera para pensar en qué mundo queremos vivir. Este 23/1 se siente además la ausencia física de Martha Fernández, quien nos dejó durante la pandemia. Militante de la primera hora, desde la FAP hasta la conformación del MTP, acompañó con su compromiso a lxs presxs y familiares cada segundo de su vida e impulsó incansablemente los pedidos de justicia. Los 23/1 para ella siempre fueron especiales, jamás dejó de recordar la lucha de su amado Quito Burgos y de cada unx de sus compañerxs. ¡MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA POR LOS 4 DESAPARECIDOS DE LA TABLADA! ¡MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA POR LXS CAIDXS DE LA TABLADA! COMISIÓN POR LA VERDAD

Lo dijo Matías Mancini, el presidente del TOFC 4, que lo condenó a perpetua por el asesinato de José Díaz, uno de los cuatro desaparecidos en La Tablada en 1989. Mancini y Esteban Rodríguez Eggers recibieron a El Diario del Juicio para analizar la sentencia. Se refirieron a la reparación simbólica al hijo de Díaz y al control total de la situación por parte de Alfredo Arrillaga. Explicaron por qué le dieron prisión domiciliaria y no consideraron el hecho como crimen de Estado. (Por El Diario del Juicio*) Foto: el presidente del Tribunal, Matías Mancini, en pleno juicio. (Foto: El Diario del Juicio)El 15 de mayo se conocieron los fundamentos del fallo que condenó a Alfredo Arrillaga a la pena de prisión perpetua por considerarlo co-autor del homicidio agravado por alevosía de José Maradona Díaz, uno de los cuatro integrantes del Movimiento Todos por La Patria (MTP), que hasta el día de hoy permanece desaparecido. Pocos días después de conocida la sentencia, entrevistamos al presidente del tribunal, Matías Mancini, y al vocal Esteban Rodríguez Eggers. Ambos son, además, docentes de la carrera de derecho.  La charla con quienes escribieron las 189 páginas de fundamentos que responden a las preguntas de quién, cómo, dónde y cuándo asesinaron y desaparecieron a José Díaz, tiene un sentido para el Diario del Juicio: intentar que las sentencias (y los juicios todos) se conviertan en hechos pedagógicos y comunicacionales. Los jueces del tribunal aceptaron la entrevista con tanta amabilidad como precaución. “Hay algunas cosas que uno podría decir de las bambalinas de la causa -comenzó Rodríguez Eggers- Por ejemplo a nosotros nos llamó la atención que en algún lugar haya parecido tan novedoso el tema del tratamiento a la víctima. Por el caso especial de este chico Díaz”, dijo con referencia a Daniel, el hijo de José, que viajó desde Nicaragua y presenció todo el juicio del que fue querellante. “Durante muchos años, yo lo estafaba a él con plata tuya y el derecho penal se preguntaba ¿quién es la víctima? ¿él que lo engañé, o vos que la guita que era tuya? A partir del 2000 hay toda una mirada en el mundo diferente del tema de la víctima y el testigo, mucho más en Naciones Unidas a partir de tipos que resultaban víctimas de los conflictos armados en un montón de lugares: Ruanda, Yugoslavia: ¿alcanza con que al tipo lo indemnicen y le den 25.000 dólares? No. Todo esto empezó con la trata de personas, con la trata de migrantes. Fíjense que con el tema migratorio, si yo era un migrante, la sanción era para mí, que fue como se trató en Europa siempre con los tipos que cruzaban o no el Mediterráneo: se los sancionaba. A partir de la trata de migrantes se considera el porqué hace eso el migrante. ¿Por qué hace esto? Porque hay una situación en África, las guerras, los problemas de hambruna, un montón de variables que a este tipo lo llevan ser una víctima porque hay grupos que lucran con eso. El tipo vende lo poco que tiene y lo infiltran en una sociedad para ser explotado. A partir del Tratado de Palermo, se considera una víctima al tipo que es tratado, al migrante. Es decir, hay otra mirada. La cuestión de la ayuda humanitaria tiene que ver con esto, con los desplazamientos, y mucho más con las cuestiones estatales. De pronto es el Estado escuchando a la víctima de un delito cometido por el Estado. El abordaje es diferente a partir de ahí. Es un poco la cura ‘Ah mirá… nosotros hicimos esto en otro momento’”, comenzó explicando Rodrìguez Eggers, traje impecable y mucho más descontracturado que su colega. “Él es más teórico” agregó, señalando a Mancini, que apenas tiene 35 años y presidió el tribunal en este juicio. Rodríguez Egger y uno de sus gestos característicos de atención durante las audiencias. (Foto: El Diario del Juicio) —DDJ: ¿Para ustedes fue natural que la sentencia implicara una reparación simbólica? —Matías Mancini: Nos sorprendió el pedido de la querella porque es original. No sucede que hayan pedidos de partes donde se requiera que se deje expresa mención a una cuestión así. Como uno puede interpretar la función de la pena, cada vez va tomando más fuerza la idea de la sanción como reparación a la víctima. Está bastante discutido para qué sirve la pena: históricamente se habló de una prevención general: “tengamos a la gente amenazada con que si hace las cosas mal o contrarias a la ley va a ser penada”, es una manera de prevenir el delito. Después aparecieron otras ideas como resocializar, o retribuir mal por mal y cada vez más empezó a aparecer la idea autónoma de reparar a la víctima y esto no es algo que nos sorprendiera teóricamente pero si nos sorprendió porque no hay pedidos concretos en general en causas donde se solicite que esto quede expresamente. Ante un pedido expreso y fundado nos pusimos en la situación de “bueno, aprovechemos, reflexionemos y demos respuesta”. Y para dar respuesta acudimos a una sentencia de la CIDH, donde dice justamente la idea de reparar a la víctima. Nos apoyamos también en la ley de la víctima y la sanción penal como uno de los modos para reparar. Esto viene enganchado en toda una corriente teórica que no pusimos porque sino ya sería una obra de doctrina, pero es la idea de empezar a ver el derecho penal no tanto para imponer un orden sino para resolver conflictos que se resuelven de muchas maneras, se resuelven a veces con conciliaciones, con  suspensiones a prueba, se resuelven a veces con sanciones. Eso es bastante complejo porque es un ida y vuelta entre víctima y victimario y también está el Estado involucrado. Entonces no es tan lineal el asunto, en la sentencia no hicimos una obra de doctrina pero fue un buen momento para decir algo que nosotros consideramos pertinente que es que esta sanción esperemos le sirva de reparación a Daniel Díaz Padilla.

Se publicaron los fundamentos del veredicto del juicio por el asesinato y desaparición de José “Maradona” Díaz, uno de los cuatro militantes del MTP que aún permanecen desaparecidos tras las trágicas jornadas vividas en el cuartel de La Tablada en Enero de 1989. Para los jueces, Díaz fue conducido hasta Arrillaga, que decidió que fuera asesinado. Repasamos los puntos centrales de los fundamentos. (Por El Diario del Juicio*) Los integrantes del TOCF 4 de San Martín, Matías Alejandro Mancini, en su calidad de presidente; Alejandro de Korvez y Esteban Carlos Rodríguez Eggers, condenaron a Alfredo Manuel Arrillaga por considerarlo coautor penalmente responsable del delito de homicidio agravado por alevosía a la pena de prisión perpetua, con accesorias legales y las costas del proceso.  En el escrito que brinda los fundamentos del fallo, se deja constancia que fue probado a lo largo del debate que una vez identificados “Iván Ruiz y José Alejandro Díaz como intrusores, fueron separados de los conscriptos y desertores (que con ellos se encontraban al momento de ser detenidos). Estos últimos fueron hacia el perímetro del regimiento para luego ser evacuados en un vehículo militar. Respecto de Ruiz y Díaz, Naselli ordenó al entonces Cabo Primero Hugo Daniel Stegmann que los llevara detenidos al puesto comando de la Sección de la Escuela de Caballería encabezada por el Mayor Jorge Eduardo Varando con el objeto de que fueran interrogados. ´A punta de fusil´ fueron conducidos hacia dicho lugar. Díaz y Ruiz fueron interrogados, subidos a un Ford Falcón manejado por personal del Ejército Argentino y nada más se supo al respecto. Arrillaga controlaba la situación por ser el comandante táctico de la recuperación, en un combate desplegado en un área limitada del RIM III y cercada por personal militar. Todo este personal respondía a él, quien tuvo dominio efectivo sobre los detenidos. El imputado se aprovechó de su posición jerárquica para que se perpetrara el homicidio de José Alejandro Díaz. En tal sentido, se valió del total estado de indefensión de José Alejandro Díaz, quien se hallaba desarmado, detenido, severamente herido y en poder de su subordinado Varando.  Concretamente, el aquí imputado acordó con -al menos- Varando la muerte de Díaz luego del interrogatorio, y proveyó y garantizó los medios y el marco de impunidad para que se pudiera actuar físicamente sobre la víctima quitándole la vida”. Varando estaba imputado en la causa, pero murió antes de llegar a este juicio. El “al menos”, aparece como una manera de no descartar otras imputaciones de militares.  Al mismo tiempo, se establece que: “como primer peldaño del razonamiento se debe poner de resalto que, sin perjuicio de que la irrupción en el cuartel fue a todas luces ilegal y -como consecuencia de ello- la intervención estatal en sí misma justificada, el Estado (representado por el  Ejército Argentino y las fuerzas de seguridad) no se encontraba facultado legalmente para establecer una lucha sin miramientos ni límites. En otras palabras: la legítima recuperación no impedía ni limitaba el cumplimiento de la ley. Particularmente, la participación de Díaz en el copamiento no lo privaba de las garantías y de los derechos previstos en el ordenamiento jurídico. Concretamente, la ejecución de Díaz se encontraba claramente prohibida”.  Los fundamentos del fallo destacan asimismo la labor periodística que tanto sirvió a esclarecer la causa. “Debe destacarse el valor que han tenido las fotografías de Eduardo Longoni para el avance de la investigación y para el presente debate”, como así también “poner de resalto el contenido de los vídeos que fueron exhibidos durante el juicio. Se recuerda aquí el proverbio ‘una imagen vale más que mil palabras’, atribuida al escritor ruso Iván Sergeyevich Turgeniev del siguiente modo: ‘una imagen muestra de un vistazo lo que requiere más de diez páginas de libro para exponer’”.  El fin de la versión oficial  A lo largo del proceso algo quedó claro en la causa: la versión que durante 30 años sostuvo el Estado era completamente falsa. La idea de una posible fuga quedó rápidamente descartada. “Ha quedado demostrado contundentemente que al momento en que Díaz y Ruiz fueron detenidos no era posible que se fugaran del RIM III. Luego del debate ha resultado tan inverosímil la idea de la fuga, que ha sido abandonada incluso por la defensa; ello, a pesar de que -como se verá- se trataba de la hipótesis utilizada originalmente por miembros del Ejército Argentino. Al momento en que Díaz y Ruiz fueron tomados prisioneros, el RIM III contaba con un “cerco perimetral completo” formado por miembros del Ejército Argentino, de la Policía de la provincia de Buenos Aires y de otras fuerzas de seguridad”.  En el apartado titulado “El desmoronamiento de la versión original del personal del Ejército Argentino sobre la fuga de Díaz y de Ruiz” se detalla la falacia oficial. “Durante la instrucción se recibieron declaraciones testimoniales -incorporadas al debate por pedido de las partes- que pretendían instalar la hipótesis de que Díaz y Ruiz se habían fugado luego de que ellos u otra persona matara al enfermero Sargento Ayudante Raúl Ricardo Esquivel que los custodiaba por orden del entonces Mayor Varando.  Esta versión se sostenía principalmente en el testimonio de Varando -que acabó imputado en la causa y luego falleció- y de César Quiroga, un ambulanciero que corroboraba la idea de que Díaz y Ruiz habían quedado bajo la custodia del aludido enfermero”.  De acuerdo a la prueba producida durante el debate, el TOCF 4 indicó que se demostró lo siguiente:  1) Varando escogió a una persona que había fallecido en combate para atribuirle la responsabilidad de la custodia de los dos detenidos desaparecidos.  2) Su versión fue falaz y tuvo como objetivo procurar su impunidad.  3) Al poco tiempo de sucedidos los hechos, Quiroga fue presionado en el Juzgado de Instrucción por parte de un auditor del Ejército Argentino para corroborar la versión de Varando.  4) El enfermero Mario Gualberto Cruz fue el único y verdadero testigo presencial de la muerte de Raúl Ricardo Esquivel.  5) Al poco tiempo de los hechos Cruz

Tras un largo juicio donde quedaron demostrados los delitos de lesa humanidad que se cometieron en la “recuperación” militar del cuartel, el exgeneral Alfredo Arrillaga fue condenado a prisión perpetua como coautor penalmente responsable del homicidio con alevosía de José Alejandro Díaz, uno de los cuatro militantes del MTP que aún continúan desaparecidos. Ante el pedido de cárcel común el tribunal falló diferir esa decisión a cuando la sentencia quede firme. Asimismo, rechazó encuadrar esos delitos en el marco de crímenes de Estado como había solicitado la querella.En el día de hoy se conoció la sentencia en el primer juicio que se ocupó de las graves violaciones a los derechos humanos cometidos por las fuerzas armadas tras el intento fallido de toma del RIM 3 de La Tablada por parte del Movimiento Todos por la Patria en 1989. Matías Mancini, Esteban Rodríguez Eggers y Alejandro de Korvez, integrantes del TOFC 4 de San Martín, condenaron al exgeneral Alfredo Arrillaga a cadena perpetua como coautor del homicidio agravado por alevosía de José Alejandro Díaz, uno de los cuatro militantes del MTP que aún continúan desaparecidos. Antes de eso, el abogado querellante Pablo Llonto volvió a referirse a los archivos de la exSIDE, que fueron sumados al juicios hace algunas semanas. Reafirmó que José Díaz aparece allí “mencionado 18 veces como abatido”. También aseguró que en esos mismos archivos ahora desclasificados “hay 4 NN y 27 muertos”. Los 4 desaparecidos son José Díaz, Iván Ruiz, Francisco Provenzano y Carlos Samojedny. Los jueces siguiendo atentamente las últimas palabras de Arrillaga (Foto: El Diario dle Juicio) También hizo uso de la palabra el genocida. El exgeneral Arrillaga, que tenía antes de esta 5 condenas por delitos de lesa humanidad ocurridos en Mar del Plata, leyó sus palabras finales. Dijo que los presos por crímenes de lesa humanidad “somos los kelpers de esta sociedad. Hoy nos persiguen, procesan y encarcelan. Hacen museos de la memoria, ponen placas. No existe para nosotros Memoria, Verdad y Justicia”. Calificó a los testigos como “mentirosos”, por haber dicho que él negoció la rendición y que se presentó como Dios. Durante los 5 meses que duró el juicio fueron numerosos los testigos que derribaron la versión oficial que por 30 años le brindó impunidad a Arrillaga y sus secuaces. Y también se pudieron por primera vez demostrar en sede judicial las numerosas violaciones a los derechos humanos que allí cometieron las fuerzas armadas en la “recuperación” del cuartel. Arrillaga es el primer condenado, pero las/os familiares y compañeras/os que han impulsado la causa buscarán además lograr llevar al banquillo de los acusados a los autores materiales de tales delitos. Ésta vez se logró justicia por el caso de Jose Alejandro “Maradona” Díaz, quien contaba por entonces con 29 años. Es de esperar que próximamente puedan realizarse otros juicios donde se sepa.la verdad de lo que pasó con los otros tres militantes del MTP que aún permanecen desaparecidos: Iván Ruiz (muy presente en este juicio, ya que se rindió el 23 de enero de 1989 junto a Díaz), “Pancho” Provenzano y “El Sordo” Samojedny. Como así también puedan juzgarse las torturas y apremios ilegales a que fueron sometidas/os quienes lograron sobrevivir a la masacre comandada por Arrillaga. *Este diario del juicio por los desaparecidos de La Tablada es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, FM La Caterva y Agencia Paco Urondo, con la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguimos diariamente en http://desaparecidosdelatablada.blogspot.com

El defensor oficial Hernán Silva pidió la absolución del militar Alfredo Arrillaga, único acusado en el primer juicio por los desaparecidos de La Tablada. Previendo un rechazo de este punto, dijo que no se sabía cómo había muerto José Díaz. Anticipándose a una condena, terminó pidiendo que no se le otorgara la cárcel común en el caso de ser condenado. El veredicto será el viernes 12 de abril. El Diario del Juicio transmitirá en vivo. “Sin embargo, no juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice. Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el Código Civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer”. Así cierra el texto Lunes 22 de julio de 1985. Lo escribió Jorge Luis Borges después de haber asistido a la audiencia del histórico Juicio a las Juntas. Presenció la declaración de Víctor Basterra, que duró 6 horas y fue una de las más significativas, porque luego abriría la chance de juzgar a los genocidas de la ESMA con contundencia a través de las fotos que el testigo rescató del infierno. Durante ese juicio regía a pleno la teoría de los dos demonios. Tanto que la sentencia intentó no dejar bien parado al testigo, confundiendo el trabajo forzado que debieron realizar quienes sobrevivieron, con una colaboración que nunca fue. La historia se encargó luego de poner las cosas en su lugar: los genocidas siguen siendo condenados, sobre todo por el aporte de los y las sobrevivientes, que ahora tienen el reconocimiento que se merecen.Algo similar viene ocurriendo con los hechos de La Tablada. La justicia, apenas meses después de los hechos ocurridos en enero de 1989, más que aplicar la teoría de los dos demonios, se empecinó en que hubiera uno solo: los y las militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP). Quienes sobrevivieron sufrieron durísimas condenas y pasaron entre 8 y 14 años presos. De juzgar a los militares, ni hablar, hasta ahora; aun cuando se denunciaron las torturas y desapariciones desde el primer momento. Sin embargo, 30 años después, este juicio -del que solo queda conocer el veredicto el 12 de abril- parece haber llegado para torcer esa historia de injusticia e impunidad.El lunes pasado, el defensor oficial de Alfredo Arrillaga, Hernán Silva, alegó intentando quitarle de encima las responsabilidades al único imputado, que ya tiene 5 condenas por delitos de lesa humanidad ocurridas en Mar del Plata durante el genocidio. Lo primero que hizo fue lo mismo que hacen todos sus colegas: pedir la prescripción de los delitos. Es decir, que ya pasó el tiempo legal para juzgarlo. Seguramente, la lectura del veredicto comenzará con el rechazo de este y otros planteos de la defensa. Luego vendría la condena.Silva lo presentó a Arrillaga como a un general democrático. Lo trajó otra vez al entonces presidente Raúl Alfonsín -ya lo había hecho Arrillaga en su indagatoria de hace algunas semanas-, esta vez para decir que fue un presidente de izquierda (“aunque no de la izquierda revolucionaria”, aclaró por si hiciera falta) y que como tal no hubiera aceptado que sucedieran las cosas que sucedieron.Vestido con traje gris, adelantando siempre sus manos a sus palabras con gestos ampulosos, Silva utilizó buena parte de su tiempo para negar la evidente complicidad judicial que surgió en este juicio: “que alguien me explique por qué no lo sobreseyeron totalmente a Arrillaga para hacerlo pasible de la cosa juzgada”. Habría que preguntarle a Larrambebere, pero la impunidad puede ser una respuesta posible; es decir, que se pensara que este juicio no iba a llegar nunca. También dijo, aunque sea claramente comprobable lo contrario, que Arrillaga fue siempre el único imputado. En realidad, el militar Jorge Eduardo Varando no está en este juicio solo porque falleció, ya que también estaba imputado.Mientras tomaba Coca Cola sin azúcar permanentemente desde la botellita de plástico, o eventualmente jugando con un breve jopo que cae sobre su frente, el abogado pidió la absolución de Arrillaga basado en que “no sabemos ni cuándo ni cómo ni dónde murió Díaz. Podríamos pensar, por ejemplo, que murió por el balazo que recibió en la cabeza”. Si bien está comprobado que Díaz tenía una herida en su cabeza y que uno de los colimbas desertores le dio su camisa para que se vendara, luego puede verse a Díaz, en fotos y videos, caminar e incluso responder a la orden de arrodillarse mientras le apuntaban con un fusil. Silva reconoció el “derecho de los familiares a saber la verdad”, aun cuando consideró que su defendido no puede ser condenado en esta causa.“No queda otra alternativa para proteger el derecho de la defensa de Arrillaga que su absolución”, dijo varias veces. El testigo estrella “Si les parece monocorde mi tono, me piden y hacemos un cuarto intermedio”, se excusó en un par de segmentos ante el tribunal. Salvo una interrupción al mediodía, más por el almuerzo que por el tono monocorde, los jueces Mancini, Rodríguez Eggers y De Korvez permitieron la continuidad de la intevención del defensor. Aunque esta vez cambiaron sus ubicaciones, que habían mantenido hasta aquí durante todo el juicio.En un par de pasajes de su discurso, Silva se refirió a José Alberto Almada. Lo apodó “el testigo estrella”. Almada es uno de los militares que rompió el pacto de silencio, y que relató que vio cómo se llevaban a Diaz y a Ruiz en un Ford Falcon blanco, Más que rebautizándolo, no aportó ninguna razón subjetiva u objetiva por la que desechar su testimonio. Solo un endeble: “es el único que declara eso”. En el caso del otro testigo clave, el exmilitar César Ariel Quiroga, que desarmó la trama de complicidad judicial. ni lo nombró. Como ya explicamos líneas

En un alegato está reunido todo lo que pasó en un juicio. Si se trata del primer juicio por los desaparecidos de La Tablada eso no es poca cosa. Entonces no sorprende que el alegato haya durado tantas horas y que no se llegara al final. Aquí un informe de la primera parte, que fue realizada por Pablo Llonto y Liliana Mazzea, una de las abogadas históricas de esta causa. Llonto se refirió a documentos de la SIDE que avalan los asesinatos y las desapariciones. Mañana miércoles será un día de doble alegato, porque terminará la querella y realizará el suyo la fiscalía. El Diario del Juicio realizará una transmisión radial. (Por El Diario del Juicio*)Liliana Mazzea fuma a cuatro manos. No hay cuarto intermedio en la que no se la vea detrás del humo. Durante todo el debate estuvo tomando notas y comparando lo que se escuchaba con declaraciones anteriores, metiendo la mano cada tanto en una bolsa con bizcochitos. Puede adivinarse la ansiedad de 30 años en esta abogada militante que fue una de las que estuvo acompañando a los y las militantes de La Tablada desde el primer momento, cuando no era fácil estar.Mazzea habló una media hora. Utilizó su tiempo para responder (y refutar) diversos pedidos de la defensa, como los ya clásicos pedidos genocidas de nulidades y prescripciones que los diferentes tribunales terminan rechazando en la sentencia. Sobre el cierre, su voz se entrecortó. La emoción se apoderó de su cuerpo encorvado hacia el micrófono de la sala. “Querría, atento a la edad mía, pasarles a mis queridos colegas la bandera que enarbolaron las víctimas desde hace tanto tiempo pidiendo justicia. Y agradezco mucho a ellos que sigan entonces pidiendo justicia… Perdón —se interrumpió tomando aire para poder seguir—. Quisiera entonces acompañarlos con este verso de Pablo Neruda, que es muy largo pero que dice: ‘Por estos muertos, nuestros muertos, pido castigo. Muchas gracias”. El muchas gracias casi no se oyó, inundado en lágrimas. Se la dejó difícil a Ernesto Coco Lombardi, un abogado recibido después que su hija Susana, que siempre está sentada a su lado. Lombardi era intendente de Moreno cuando ocurrieron los hechos de La Tablada. Hoy es parte del equipo de Pablo Llonto que lleva adelante querellas en causas de lesa humanidad y en otras de violaciones a los derechos humanos, como esta. “Primero, señores jueces, permítanme, creo que en nombre de todos los abogados de esta querella, especialmente en nombre de mi hija y mío, vamos a tomar esa bandera, la vamos a enarbolar bien alto, y no dejaremos nunca de militar por la humanidad y por el respeto de los derechos humanos, haciendo de la historia de esta causa, que es la que acaba de hablar, también, una bandera de lucha, de sacrificio, ad honorem, por todos aquellos injustamente humillados. Gracias… La tomamos”. Pocos momentos en el juicio tendrán tanto valor simbólico y emotivo como ese pase de bandera en una causa de camino tan sinuoso como ha sido el de la justicia para los y las militantes que sufrieron en La Tablada las peores formas del terror implacable del Estado.  DESCARGAR Los documentos de la SIDE Si el alegato actúa como ordenador de las pruebas, por lo tanto es difícil que entregue novedades, esta vez fue la excepción. Casi al final de la jornada, Pablo Llonto sorprendió al hacer mención a un documento de la AFI (Agencia Federal de Informaciones, por aquel entonces SIDE) sobre La Tablada. Esos documentos reservados fueron pedidos durante el debate. Hace algunas semanas, el presidente del tribunal, Matías Mancini, anunció que habían llegado las carpetas y que quedaban a disposición de las partes. Allí saltó la novedad. Después de saludar que la AFI entregue información sobre crímenes políticos, fue al detalle. “Con el valor A1 (fuente completamente confiable y confirmada por otras fuentes) y PPM (por propios medios, no por los medios de comunicación), está el nombre de José Maradona Díaz y al lado tiene un número 2. Ese número 2 quiere decir: abatido. O sea que ya lo sabían a través de la SIDE, a los pocos días. Luego dice que hubo 27 abatidos y 4 NN, que no sabemos a quiénes se refieren. Más tarde, el 2 de febrero de 1989, colocan entre los abatidos a Francisco Provenzano”. Esa fue la gran novedad de la jornada. Antes de Mazzea, durante 25 minutos, Llonto realizó la primera parte del alegato. Ante la mirada atenta de Carmen Lareu (la madre de Claudia, que murió en La Tablada) y de Nora Cortiñas, comenzó abriendo un trípode especial desde donde partir. “Las tres vías que nos enseñaron las madres, algunas de ellas aquí presentes, fueron: Memoria, Verdad y Justicia. Con esas tres vías venimos a este alegato. Esas tres consignas no son solo para recordar en estos días especiales de marzo, sino que son consignas para aplicar. Pedimos que se apliquen porque creemos en la Vía Argentina que ha recorrido gran parte de las sentencias en el resto del mundo también, para intentar pelear por ese Nunca Más, y que no vuelvan a ocurrir esas graves violaciones a los derechos humanos en la Argentina y en el mundo”. Situó claramente el comienzo de la búsqueda de justicia en el mismo día de los hechos. “En el caso de La Tablada, aquellas tres consignas se empezaron a aplicar el 23 de enero de 1989. Desde aquel día se empezaron a denunciar las violaciones a los derechos humanos. Las primeras denuncias fueron realizadas a las pocas horas. El 24 continuó, y también los días posteriores”, sostuvo el abogado, que se afirmó en que las denuncias iniciales están probadas tanto por los documentos que recientemente recibió el tribunal por parte de la AFI, como en el libro que publicaron Pablo Waisberg y Felipe Celesia, La Tablada A vencer o morir, que es prueba en la causa. “Se hicieron esas denuncias vía Uruguay, por comunicados, publicaciones periodísticas, a través de las primeras denuncias de los pocos sobrevivientes. Tiempo después

En un alegato está reunido todo lo que pasó en un juicio. Si se trata del primer juicio por los desaparecidos de La Tablada eso no es poca cosa. Entonces no sorprende que el alegato haya durado tantas horas y que no se llegara al final. Aquí un informe de la primera parte, que fue realizada por Pablo Llonto y Liliana Mazea, una de las abogadas históricas de esta causa. Llonto se refirió a documentos de la SIDE que avalan los asesinatos y las desapariciones. Mañana miércoles será un día de doble alegato, porque terminará la querella y realizará el suyo la fiscalía. El Diario del Juicio realizará una transmisión radial.Liliana Mazea fuma a cuatro manos. No hay cuarto intermedio en la que no se la vea detrás del humo. Durante todo el debate estuvo tomando notas y comparando lo que se escuchaba con declaraciones anteriores, metiendo la mano cada tanto en una bolsa con bizcochitos. Puede adivinarse la ansiedad de 30 años en esta abogada militante que fue una de las que estuvo acompañando a los y las militantes de La Tablada desde el primer momento, cuando no era fácil estar.Mazea habló una media hora. Utilizó su tiempo para responder (y refutar) diversos pedidos de la defensa, como los ya clásicos pedidos genocidas de nulidades y prescripciones que los diferentes tribunales terminan rechazando en la sentencia. Sobre el cierre, su voz se entrecortó. La emoción se apoderó de su cuerpo encorvado hacia el micrófono de la sala. “Querría, atento a la edad mía, pasarles a mis queridos colegas la bandera que enarbolaron las víctimas desde hace tanto tiempo pidiendo justicia. Y agradezco mucho a ellos que sigan entonces pidiendo justicia… Perdón —se interrumpió tomando aire para poder seguir—. Quisiera entonces acompañarlos con este verso de Pablo Neruda, que es muy largo pero que dice: ‘Por estos muertos, nuestros muertos, pido castigo. Muchas gracias”. El muchas gracias casi no se oyó, inundado en lágrimas. Se la dejó difícil a Ernesto Coco Lombardi, un abogado recibido después que su hija Susana, que siempre está sentada a su lado. Lombardi era intendente de Moreno cuando ocurrieron los hechos de La Tablada. Hoy es parte del equipo de Pablo Llonto que lleva adelante querellas en causas de lesa humanidad y en otras de violaciones a los derechos humanos, como esta. “Primero, señores jueces, permítanme, creo que en nombre de todos los abogados de esta querella, especialmente en nombre de mi hija y mío, vamos a tomar esa bandera, la vamos a enarbolar bien alto, y no dejaremos nunca de militar por la humanidad y por el respeto de los derechos humanos, haciendo de la historia de esta causa, que es la que acaba de hablar, también, una bandera de lucha, de sacrificio, ad honorem, por todos aquellos injustamente humillados. Gracias… La tomamos”. Pocos momentos en el juicio tendrán tanto valor simbólico y emotivo como ese pase de bandera en una causa de camino tan sinuoso como ha sido el de la justicia para los y las militantes que sufrieron en La Tablada las peores formas del terror implacable del Estado.  DESCARGAR Los documentos de la SIDE Si el alegato actúa como ordenador de las pruebas, por lo tanto es difícil que entregue novedades, esta vez fue la excepción. Casi al final de la jornada, Pablo Llonto sorprendió al hacer mención a un documento de la AFI (Agencia Federal de Informaciones, por aquel entonces SIDE) sobre La Tablada. Esos documentos reservados fueron pedidos durante el debate. Hace algunas semanas, el presidente del tribunal, Matías Mancini, anunció que habían llegado las carpetas y que quedaban a disposición de las partes. Allí saltó la novedad. Después de saludar que la AFI entregue información sobre crímenes políticos, fue al detalle. “Con el valor A1 (fuente completamente confiable y confirmada por otras fuentes) y PPM (por propios medios, no por los medios de comunicación), está el nombre de José Maradona Díaz y al lado tiene un número 2. Ese número 2 quiere decir: abatido. O sea que ya lo sabían a través de la SIDE, a los pocos días. Luego dice que hubo 27 abatidos y 4 NN, que no sabemos a quiénes se refieren. Más tarde, el 2 de febrero de 1989, colocan entre los abatidos a Francisco Provenzano”. Esa fue la gran novedad de la jornada. Antes de Mazea, durante 25 minutos, Llonto realizó la primera parte del alegato. Ante la mirada atenta de Carmen Lareu (la madre de Claudia, que murió en La Tablada) y de Nora Cortiñas, comenzó abriendo un trípode especial desde donde partir. “Las tres vías que nos enseñaron las madres, algunas de ellas aquí presentes, fueron: Memoria, Verdad y Justicia. Con esas tres vías venimos a este alegato. Esas tres consignas no son solo para recordar en estos días especiales de marzo, sino que son consignas para aplicar. Pedimos que se apliquen porque creemos en la Vía Argentina que ha recorrido gran parte de las sentencias en el resto del mundo también, para intentar pelear por ese Nunca Más, y que no vuelvan a ocurrir esas graves violaciones a los derechos humanos en la Argentina y en el mundo”. Situó claramente el comienzo de la búsqueda de justicia en el mismo día de los hechos. “En el caso de La Tablada, aquellas tres consignas se empezaron a aplicar el 23 de enero de 1989. Desde aquel día se empezaron a denunciar las violaciones a los derechos humanos. Las primeras denuncias fueron realizadas a las pocas horas. El 24 continuó, y también los días posteriores”, sostuvo el abogado, que se afirmó en que las denuncias iniciales están probadas tanto por los documentos que recientemente recibió el tribunal por parte de la AFI, como en el libro que publicaron Pablo Waisberg y Felipe Celesia, La Tablada A vencer o morir, que es prueba en la causa. “Se hicieron esas denuncias vía Uruguay, por comunicados, publicaciones periodísticas, a través de las primeras denuncias de los pocos sobrevivientes. Tiempo después se hicieron en la

En una nueva audiencia del juicio que busca saber qué pasó con José Díaz, uno de los cuatro desaparecidos de La Tablada, le tocó el turno de hablar al responsable de tanta barbarie. El ex General Arrillaga amplió su declaración, envuelto en la férrea voluntad de negar lo innegable y sostener la impunidad que lo acompañó 30 años. Antes de comenzar, el tribunal le consultó si podíamos registrar su testimonio en formato audiovisual, en vivo, a lo que Arrillaga se negó. (Por El Diario del Juicio*) Foto: Arrillaga declarando frente al mapa de La Tablada (Gustavo Molfino)

En una nueva audiencia del juicio que busca saber qué pasó con José Díaz, uno de los cuatro desaparecidos de La Tablada, le tocó el turno de hablar al responsable de tanta barbarie. El ex General Arrillaga amplió su declaración, envuelto en la férrea voluntad de negar lo innegable y sostener la impunidad que lo acompañó 30 años. Antes de comenzar, el tribunal le consultó si podíamos registrar su testimonio en formato audiovisual, en vivo, a lo que Arrillaga se negó. Foto: Arrillaga declarando frente al mapa de La Tablada (Gustavo Molfino) “No voy a aceptar preguntas”, fue lo primero que dijo ante la consulta del tribunal. Y a partir de allí desplegó, durante casi dos horas, argumentos que han sido rebatidos por numerosas pruebas durante este ejemplar proceso llevado a cabo por el TOCF4 de San Martín. La principal estrategia esgrimida por Arrillaga (y que permite anticipar cuál será la línea argumental del alegato de la defensa) fue intentar relativizar su responsabilidad en los hechos a partir del descontrol represivo que se vivió durante la “recuperación militar” del cuartel. “El combate de La Tablada se caracterizó por una gran desprolijidad”, indicó. Entre los factores que incidieron para que esto sucediera mencionó “la sorpresa ganada por los terroristas al iniciar el ataque”, “el accionar desprolijo de la policía”, “que esto sucedió durante la licencia del Ejército y coincidiendo con el cambio de guardia en la unidad”, “el poder de fuego de los terroristas, que se apoderaron de elementos, y que tenían armamento más moderno que el del Ejército”, y “los refuerzos heterogéneos que llegaban al cuartel, para reforzar el cerco”.Otro de los puntos centrales con los que intentó limitar su responsabilidad en los hechos, fue sostener que  carecían de comunicaciones durante la recuperación. “Llegamos al punto crítico de la falta total de comunicaciones que impedía una conducción centralizada”, alegó. E insistió en la idea de que esto “le impedia al comandante conocer lo que estaba pasando del otro lado del cuartel” que provocó según Arrillaga “la falla de la conducción centralizada”. Haciendo cosas raras Sin dudas, lo que más dolió de la exposición del genocida Arrillaga fue la liviandad con que se refirió a la represión desatada en La Tablada. El discurso de impunidad de los militares genocidas volvió a escucharse en boca de este exgeneral ya condenado cinco veces por delitos de lesa humanidad en Mar del Plata. Sin más, quiso explicar “el termino aniquilar para el Ejército”, que tendría dos posibilidades: “anilquilamiento físico del adversario o quebrar su voluntad de lucha”. Según Arrillaga, que intentó convencer al tribunal de que solo sucedió esto último: “lo que sucedió, fue la rendición de La Tablada”, pero son numerosos los testimonios (y el alegato posterior de la querella así lo demostró) que dan cuenta de que el plan fue de exterminio.Para reforzar su idea, y dejando ver su línea de pensamiento, indicó: “acá no hubo fusilamientos ni cosas raras”. Sin embargo, en su envalentonado discurso, volvió a demostrar de qué fueron capaces las fuerzas represivas y cuál era su desprecio por la vida humana. “El 23 también se consideró el ataque nocturno al Casino de Suboficiales, pensado que el fuego obligaría a las personas allí presentes, o a las alimañas, a salir. Pero la oscuridad no permitiría distinguir a terroristas de rehenes, y se desiste de esta idea”.En su último intento de defensa, Arrillaga quiso arrastrar consigo a Raúl Alfonsín. Por eso se refirió a la visita del entonces presidente al lugar de los hechos. En su recorrida “observa a los detenidos, cómo se les da apoyo medico, a uno se le coloca suero por la deshidratación de más de 30 horas de combate, observa el trato que si bien es duro es correcto”, indicó Arrillaga. Y agregó, para intentar sostener esta línea argumental: “me queda una inquietud de pensar que si mi proceder hubiera sido errado respecto a los detenidos, y ante una novedad que afectara a ellos, el señor presidente caracterizado por ser el defensor de la democracia y el protector de los derechos humanos, hubiera reaccionado ante un acto perjudicatorio a los detenidos, y hubiera aplicado el máximo rigor de inmediato ante la ley”. Una argumentación que en lugar de salvarlo a él, hunde un poco más la figura pública de Alfonsin: los testimonios de los sobrevivientes, que lo escucharon ingresar al lugar donde estaban detenidos, encapuchados y maniatados, y su discurso posterior por cadena nacional (al que el exgeneral también citó) son el punto más oscuro en la trayectoria del “padre de la democracia”. Arrillaga ingresa para declarar. De fondo en la imágen de tv, los tres jueces: Rodríguez Egger, Mancini y De Korvez.(Foto: Gustavo Molfino) Reivindicando el exterminio  Si bien no fue un discurso de defensa política de lo actuado, la sistemática negación de los hechos y el intento por criminalizar a las víctimas, demostró el carácter reivindicativo de su discurso ante el accionar criminal perpetrado 30 años atrás. A la vez que, muy atento a sostener las pistas falsas que sembró en el pasado, intentaba reforzar una historia que ha quedado en este juicio totalmente desacreditada.Comenzó por relatar cada muerte de los efectivos del ejército, pero sin nombrar a Esquivel, a quien indicaron durante todo este tiempo como la última persona que vio con vida a José Díaz e Iván Ruíz, dos de los desaparecidos en La Tablada. En este juicio, fueron numerosos los testimonios que demuestran que Esquivel murió mucho antes de que fueran detenidos los militantes del MTP. O casualidad, Esquivel estuvo ausente del listado de bajas que presentó Arrillaga.“A la mañana se intima la rendición, se ve que salen los terroristas a un lugar abierto para tener la posibilidad de ser filmados” aclaró Arrillaga, con una frialdad que duele. sin negar ni ratificar que haya sido él quien realizó la intimación, como han sostenido todos los sobrevivientes. “Cuento unos 13 y una mujer herida, que va a fallecer luego, desconozco el lugar, pero será luego recogida por la Policia bonaerense en