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Lo determinó un informe de la Asamblea de Vecinxs Autoconvocadxs de Dique Chico. Delia Aiassa, doctora en Ciencias Biológicas, docente e investigadora en la Universidad Nacional de Río Cuarto, estuvo a cargo del estudio que se realizó en 2020. En diálogo con el programa radial Tengo una idea, Aissa brindó detalles del informe y precisó cuáles serían las consecuencias a futuro. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Carlos Morchio/Nicolás Rosales ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Asamblea de Vecinxs Autoconvocadxs de Dique Chico La Asamblea de Vecinxs Autoconvocadxs de Dique Chico realizó un informe sobre la presencia de glifosato en la zona y sus consecuencias. El estudio en concreto fue llevado a cabo en niños y niñas de entre 5 y 13 años, habitantes de la Comuna de Dique Chico, localidad ubicada en la provincia de Córdoba a 50 kilómetros de la capital, en el Valle de Paravachasca. Se realizó en 2020, en dos etapas de muestreo y en momentos de alta y baja frecuencia de pulverizaciones con agrotóxicos para el trabajo del agronegocio en zonas aledañas al pueblo.  Desde la Asamblea denunciaron al Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Córdoba y a sus agentes fiscalizadores por la complicidad y protección de los intereses del agronegocio en detrimento de la salud de toda la población. La imagen de la activista ambientalista Sofía Gatica intentando impedir las fumigaciones en esta parte de Córdoba y su posterior detención quedará para el recuerdo de muchos y muchas.  “Desde el ámbito privado y desde mi laboratorio hacemos análisis toxicológicos y clínicos. En este ámbito ofrecemos el servicio de la toxicología en sangre y en niños, y desde el área genética estudios de genotoxicidad. En ese marco, la localidad de Dique Chico nos contacta y realizamos los estudios también de plaguicidas de los que esa comunidad relata son los más utilizados en la zona y fundamentalmente en los cultivos de soja que se llevan adelante”, explicó Delia Aiassa, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora en la Universidad Nacional de Río Cuarto. En referencia a los daños que podría ocasionar el glifosato en términos generales, Aiassa puntualizó: “Cuando uno trabaja con niños tiene una ventaja, que es sacar la mayoría de los factores de confusión que puede tener una persona adulta. Por ejemplo si una persona adulta fuma tiene alterado el daño en su material genético, o si toma bebidas alcohólicas, medicación. En cambio, en los niños, como no tienen todo eso, uno puede atribuir o asociar el daño al agente tóxico que se encuentra en el ambiente o en su propio organismo. En el caso de Dique Chico nosotros buscamos glifosato y AMPA (ácido aminometilfosfónico), que es su metabolito que es la sustancia que se degrada, porque son las sustancias arrojadas al ambiente cercano donde viven. Son geografías muy particulares que se repiten en otras zonas de la provincia, donde el sector urbano limita con los campos de cultivo donde arrojan distintas sustancias químicas. El glifosato no es el único, son mezclas que se utilizan de herbicidas e insecticidas. Cuando encontramos esto en los organismos tienen un valor de daño aumentado, y se ha visto en las muestras que hemos hecho. Si esto a mediano o largo plazo se mantiene, el daño ocasionado no se repara en el organismo. La probabilidad de que se desarrolle algún tipo de cáncer es mayor. En personas adultas se observan problemas reproductivos con infertilidad, malformaciones. En los niños, es un sistema de alerta, y el daño genético podría ser reversible”.  Cabe mencionar que hace cinco años la Cámara en lo Contencioso Administrativo N°2 dispuso a pedido de productores locales la suspensión de la Resolución 242/17, que establece la creación de una Zona de Resguardo Ambiental (ZRA) de mil metros a partir del límite exterior o más extremo de la planta urbana. Así como también de la Escuela Bernardo de Monteagudo y Jardín de infantes Mariano Moreno, Anexo Bajo Chico ubicados aproximadamente a 1.500 kilómetros del pueblo. Gracias a la organización vecinal de manera asamblearia y pese al continuo embate del lobby del agronegocio, se logró una medida cautelar que impide la aplicación o fumigación con agrotóxicos, pero solo en un radio de 500 metros alrededor de la escuela, y no para toda la comuna como pedían las y los vecinos. Por último, la especialista advirtió: “Desde la salud observan un aumento  en los cánceres que en otro momento veían como raros. Y que si existen daños aumentados quiere decir que hay una sustancia que lo está causando. Resulta interesante ver cómo otras localidades que no tienen estas características ambientales tienen un daño genético menor. Negar que se provocan daños en la salud en Dique Chico es no querer ver la realidad”. DESCARGAR

Mara Puntano, abogada y periodista cofundadora de la agencia COPENOA, dialogó con Hasta que vuelvan los abrazos, el programa de La Retaguardia durante la cuarentena. Puntano se refirió a la situación de la población wichí en Salta, sin recursos para cumplir con los pedidos del gobierno nacional durante la pandemia de coronavirus. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista: Giselle Ribaloff/Fernando Tebele✏ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Rodrigo Caballero/La Garganta PoderosaEn plena pandemia de coronavirus, en nuestro país se vive la cuarentena de formas muy diferentes. La realidad de los pequeños pueblos no es igual a las de las grandes ciudades; el aislamiento social obligatorio también se vive de otra manera en las poblaciones con situaciones de vulnerabilidad. De todas formas, el Estado le exige a todas las personas por igual: quedate en tu casa, lavate las manos, tosé en el pliegue del codo. La abogada y periodista Mara Puntano contó cómo vive esta situación la población wichí en Salta: “Una cosa es que ese mensaje lo escuche la gente que tiene naturalizado que el agua potable es de tenencia obligatoria, y que es simplemente abrir una canilla. La higiene como un deber. Y otra cosa es cuando no se tiene agua potable. Y encima la poca agua que hay es la recogida en un bidón de glifosato. Y no porque los pueblos originarios elijan eso, sino porque el Estado los condena a eso. Que el Ministerio de Salud les diga que se laven las manos es una burla, con que se las van a lavar si no hay agua. Y si se fijan en el mapa, hay ríos poderosos que rodean al pueblo wichí, como el Bermejo y el Pilcomayo. Sobra agua, pero es utilizada para otros fines, para actividades industriales a las que el gobierno exime de impuestos y que contaminan esas aguas. Entonces, la pandemia sigue siendo el hambre, la sed, la falta de recursos y el abandono total de las obligaciones por parte de del Estado para con los pueblos originarios”. La desidia del Estado en ese territorio es anterior a la llegada del COVID-19 al país: “Se sabe que de lo que va del año, ya son 18 los niños muertos en Salta. Mueren de sed y de hambre por las sucesivas políticas aplicadas por el gobierno en la provincia contra los pueblos originarios. Esto es un genocidio”, denunció la periodista. Negación a los pueblos originarios “La situación en la provincia de Salta sigue siendo terrible para los pueblos originarios, especialmente para el pueblo wichí. 18 muertos es una cifra gigante para la Argentina y para una región rica en todos los recursos, con agua. En realidad los pueblos originarios no existen en la historia oficial de Salta. No se estudia su cosmovisión, tampoco su cultura, por lo tanto es totalmente lógico lo que está pasando. Lo que hace la pandemia del coronavirus es simplemente tapar la situación de los pueblos originarios que sigue siendo un drama. Día a día, los niños entran en un estado de desnutrición extrema”, expresó. Al referirse a la promesa de ayuda de funcionarios y funcionarias estatales y de algunas figuras públicas, Puntano dijo: “Es una foto. Por ejemplo, máquinas perforadoras que llegaron a Santa Victoria Este, con una comitiva de funcionarios que llegan en helicópteros y que están horas, como con (Marcelo) Tinelli, para estar todos en la foto”.Por último, la periodista mencionó el estado de situación de las salitas de salud de las comunidades: “algunas comunidades las tienen, las hizo el gobierno de la provincia. Allí se ha puesto un cartel con indicaciones sobre el coronavirus, pero hacen faltan enfermeros, médicos y agentes sanitarios”.

A partir de la decisión de Alberto Fernández de retrotraer las retenciones al punto de partida del gobierno de Macri, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) se pronunció sobre este impuesto. Además, de cara a las fiestas, la organización realizó Verdurazos el 23 y 30 de diciembre en Plaza Miserere y Constitución. Julián Bouvier y Pedro Tato cubrieron la primera jornada. (Por La Retaguardia)Fotos: Pedro TatoLas verduras agroecológicas coparon la Plaza Miserere, en el barrio porteño de Once. Mientras los mismos productores y productoras, las personas que se encargan de cuidar y de cosechar esas verduras, bajaban sus cajones, se inventan unos precios irrisoriamente baratos. “Dos kilos de papa, treinta pesos”. “Tres berenjenas grandes, 20”. “El cuarto de tomate cherry a 20 también”, se oye. “El paquete de remolachas, a 20”. En un momento, todo estaba a veinte pesos. Como hace un buen tiempo atrás…Hasta el kale, que solo se puede pedir en una verdulería si recién cobrás el aguinaldo.“Nosotros como productores tenemos los pies en la tierra, estamos en contacto con la realidad, no somos el campo concentrado. Somos el campo solidario, el de las cooperativas, el de los pequeños productores”, decía Lucas Tedesco, integrante de la UTT.En diálogo con Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero en La Retaguardia, Lucas se pronunció sobre las primeras medidas económicas de Alberto Fernández: “Estamos de acuerdo con las retenciones. Nos hubiera parecido lo más justo que se hubiera discutido esto con las organizaciones que representan a los pequeños y medianos productores y cooperativas. Apuntamos a retenciones segmentadas. Para nosotros, lo más justo, es distinguir. No es lo mismo Grobocopatel que tiene cientos de miles de hectáreas que un ganadero que puede llegar a tener mil hectáreas. Decimos que tiene que haber esa diferenciación. Nos parece que es lo más justo. Tenemos una diversidad de productores muy grande. Personajes como (Eduardo) Buzzi, que hoy son dueños de la mayoría de las tierras de nuestro país y salen a hablar por el campo. Nosotros decimos que hay otro campo, el que produce alimentos, y hoy planteamos nuestra posición”, aseguró sobre el comunicado que emitió la UTT. En el verdurazo, las filas de personas que se acercaban hacían cuentas hacia sus adentros y otras lo exteriorizaban: “más barato que en el mercado central”, afirmaba una señora con su chango de compras en mano y su sombrero para cuidarse del mucho sol. Las fiestas llegan y las verduras son accesibles para quien quiera. Y, un detalle no menor, están libres de veneno. Son las zanahorias, los morrones, los zapallos, las lechugas que vienen de los quintales de las diferentes puntas de la Provincia de Buenos Aires, producidas por familias que trabajan la tierra, por cooperativas que se organizan para juntarlas y ayudarles a llevar en algunos camiones las verduras. No están los muchos intermediarios que existen de la cosecha a la verdulería. Esto hace entonces que, aunque a muchos sectores de poder no les guste ni un poquito, esta forma de producir y comercializar sea realmente sustentable y posible de generalizar en la Argentina.“En la Argentina hay hambre no porque no hay alimento. Hay hambre porque hay una estructura de producción y comercialización carterizada hace muchísimos años”, concluía Lucas. En este sentido, el integrante de la UTT planteó algunas cuestiones a tener en cuenta a futuro respecto de la política económica y la situación de hambre en Argentina: “Entendemos que el gobierno tiene sus urgencias, que hay que salir de la situación en la que estamos. En un país donde hay emergencia alimentaria y crisis económica generada por el gobierno neoliberal del macrismo. Entendemos que hay una emergencia, sabemos que se necesita que entren dólares para salir a paliar la situación en la que estamos. Están pensando en cómo pagar la deuda que generó el gobierno anterior. Lo entendemos, pero creemos que tiene que haber un espacio para las organizaciones. Las organizaciones campesinas representamos a la mayor cantidad de productores de la Argentina. Los otros son los poderosos. La construcción desde la Campaña del Desierto hasta acá, junto con gobiernos neoliberales y dictaduras, es la estructura productiva que tenemos hoy, de terratenientes y muchísimas empresas trasnacionales que se quedan con la tierra a través de testaferros y producen en Argentina de una forma muy injusta. Nosotros producimos alimentos, si hay una crisis alimentaria queremos estar. Estuvimos en la mesa contra el hambre, nos invitaron”, destacó. “En esa mesa se charló cómo salir adelante. Entendemos que tiene que haber una continuidad en la construcción. Las organizaciones que representamos a pequeños productores y cooperativas tenemos mucho para decir, no es sólo el tema de las retenciones. También está el problema de las patentes de las semillas, el modelo productivo agroindustrial que está envenenando los ríos, la tierra y a nosotros. También está el sistema de comercialización en Argentina con una concentración injusta dentro de los grandes mercados, los supermercados, que fijan los precios. Nosotros como productores y los consumidores no somos generadores de precios. Toda la estructura que viene desde hace muchísimos años va a haber que empezar a discutirla. Este gobierno nos dio un principio para pensar estas cuestiones. Entendemos la urgencia pero decimos con respecto a las retenciones que lo más justo es que sean segmentadas”, insistió Lucas. Está claro que sin políticas públicas al respecto (e incluso si las que existen son en desmedro de) será difícil ganar la batalla contra los monopolios de las frutas y verduras, que no son más que monopolios del veneno. En este sentido, Lucas profundizó el análisis: “Si no segmentamos, nos empezamos a pelear con quien no tenemos que pelear. Hay que empezar a dividir quiénes son los dueños de la tierra. Sos extranjero, pagá más. Sos nacional pero tenés cientos de miles de hectáreas, pagá más. Sos un chacarero, que tenés dos mil hectáreas, pagá menos. Si no empezamos a evaluar eso, empezamos a generar un malestar y una división del campo. Lo que podemos analizar como organización campesina, es que no estamos en

“La frutilla del postre: el caso de Arroyo Leyes” es el título que se eligió para el documental en el que participa el periodista Patricio Eleisegui. Allí se denuncia un ecocidio en la localidad santafecina. Facundo Viola, periodista y activo defensor del medio ambiente, dialogó con Graciela Carballo, Carlos Morchio y Nicolás Rosales en el programa Tengo una Idea y brindó más detalles sobre el caso. (Por La Retaguardia)Contaminación a mansalva con agrotóxicos. Connivencia política. Zona liberada para ejercer la violencia y la amenaza. La frutilla siembra desgracia en Arroyo Leyes.En una extensa charla con el periodista oriundo de la localidad, se conoció cuántas frutillas se producen, cuánta contaminación genera, y qué casos que afectan a la salud siguen apareciendo. “Nosotros tenemos desde hace 20 años fumigaciones sin control en la localidad de Arroyo Leyes, que es un población costera, que está rodeada de lagunas y ríos entre los que son humedales del río Paraná. Estamos a 20 km al norte de la capital de Santa Fé. Las fumigaciones son para producir frutillas. Antes era una zona poco poblada y también se usaban agrotóxicos, en este caso para producir flores. El modelo productivo fue mutando hacia el monocultivo de frutillas, y hemos detectado el uso de hasta 40 agrotóxicos diferentes”, comenzó el periodista Facundo Viola. Salud y muerteAl mencionar las consecuencias sobre la salud de la población, dijo: “Esto para nosotros es una fuente contaminante muy importante, porque vemos lo que pasa con los vecinos después de las fumigaciones con las probables consecuencias agudas como son fiebres altas sostenidas, irritaciones oculares, en la piel, en mucosas nasales. Sobre todo en los niños. Y también efectos en el ambiente como son mortandad de pájaros, la tierra que se seca, los árboles que terminan abortando la fruta. Luego nos fuimos dando cuenta que los vecinos se morían de cáncer, de leucemia. Hay unos cuantos niños que se murieron de cáncer en la zona. Empezamos a tener algunas evaluaciones que fueron realizando la Universidad del Litoral y distintas facultades como la de Ciencias Médicas, de Ciencias Bioquímicas, y la de Arquitectura y Urbanismo. Y fueron detectando alto índice de discapacidad de los vecinos en promedio en el año 2010. Detectaron patologías pocos frecuentes en niños como son los ‘niños azules’ probablemente relacionada con la contaminación de los fertilizantes que se usan en estos monocultivos. El agua contaminada por nitritos, nitratos y amonios. Y también hay un estudio de referencia a esta cuestión que es el que hizo desde la Facultad de Bioquímica de la Universidad del Litoral que en el cinturón frutihortícola santafesino, que es donde nosotros nos encontramos, detectó que quienes estaban expuestos de manera involuntaria o voluntaria -como los fumigadores- respecto a los que no están expuestos, tienen doble probabilidad de contraer daño genético. También pueden contraer cáncer, leucemia, y contagiar y trasladar estas consecuencias en la salud a las futuras generaciones”. Complicidad políticaViola continuó la charla haciendo hincapié en su actividad en defensa del medio ambiente y la complicidad política que existe hasta el día de hoy en Arroyo Leyes: “Nosotros venimos luchando hace 6 años tratando de erradicar las fumigaciones, visibilizar la situación y concientizar al vecino del riesgo que implican estas fumigaciones entre la población. Creemos que hay una complicidad desde el poder político. Hay un negocio que es la venta de frutillas y hay un negocio que es la venta de agrotóxicos que llevan adelante los mismos ingenieros del INTA, del SENASA, incluso ligados a la Universidad que son los que deberían asesorar sobre las supuestas buenas prácticas agrícolas. Sobre métodos adecuados a la legislación vigente que no permite fumigaciones a menos de 500 metros de zonas densamente pobladas en la provincia de Santa Fé y que por supuesto esto no se cumple acá. Así que, hay toda una cadena de complicidades donde también a veces las organizaciones intermedias, donde están muchas veces los mismos productores, son parte de estas instituciones y conforman por ejemplo las cooperadoras de las escuelas. Entonces se van generando una serie de complicidades y de maneras de seguir manteniendo el estatus de que no pasa nada”. Y continuó: “En todo el país para introducir el modelo transgénico, asociado en el paquete tecnológico con los agrotóxicos, se dijo que el glifosato era una agüita, acá se dice que son remedios, que están curando las plantas cuando fumigan. Es toda una instalación de un modelo y un lenguaje, y por supuesto con la cara de piedra del egoísmo. Tiene el interés monetario de unos pocos para obtener rédito a costa de la salud de toda la población”. Militando por la vida“En mi caso yo tengo una hija con discapacidad de 7 años, estuve afectado por cáncer de piel, también mi hermana; mi vecino se murió de leucemia, le colapsaron los riñones a los cuarenta y pico de años. Niños muertos de cáncer muy cerca, amigos que les murieron los hijos de muerte súbita de 2 o 3 meses. Toda esta situación nos hace involucrar en esto por necesidad. A veces la gente piensa que los militantes somos idealistas y no, estamos luchando por nuestra propia vida”Facundo y su compañera sufrieron reiteradas amenazas. Desde octubre del año pasado a mayo de este año fueron cinco. “Es una situación sumamente delicada, pero venimos resistiendo con la conciencia de que si no se erradican las fumigaciones no hay posibilidad de supervivencia. Nos sentimos como vecinos directamente afectados en la posibilidad de dar testimonio para que se pueda visibilizar y concientizar a la población acerca de las consecuencias de las fumigaciones”, expresó.También comentó que gracias a la lucha y resistencia han logrado algunos avances. “Cuando nosotros empezamos fumigaban a dos metros de la ventana de la escuela cuando nuestros niños estaban dentro en clases. Hoy las fumigaciones están a 400 metros más o menos. En algunos de esos campos se hace pastura, y en otros esa producción se está convirtiendo en cultivos hacia la agroecología. Vamos avanzando. Este año tuvimos también una ordenanza que obliga en un plazo

En la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires se realizó un debate sobre la sanción de una Ley de Semillas. Con argumentos en contra y a favor, muchos especialistas expusieron sus puntos de vista. Gustavo Schrauf, profesor titular de la Cátedra de Genética en esa facultad, dialogó con Pedro Ramírez Otero en La Retaguardia, contó sobre la actividad y dio su opinión acerca del modelo agroindustrial que hoy tiene la Argentina. (Por La Retaguardia) El debate sobre la Ley de Semillas se pregunta básicamente cómo se produce y qué alimento se genera. Esos puntos son la esencia del interés de las empresas extranjeras en que el proyecto se lleve adelante, lo que dejaría atrás al derecho de la resiembra de pequeños y medianos productores.Gustavo Schrauf fue uno de los especialistas que participó del debate en la Facultad de Agronomía: “La actividad surgió porque hubo una agrupación estudiantil que presentó un proyecto de declaración en contra del proyecto de Ley de Semillas. La Comisión decidió hacer una reunión abierta y que fueran los consejeros, además del público en general, a escuchar las distintas posiciones respecto a la Ley de Semillas. El aula estuvo repleta, se demostró que había muchas ganas de escuchar. Además se filmó y va a estar en la web de la Facultad para poder escucharlo”, contó, y dio detalles de las exposiciones: “Hubo una presentación de Fernando Villela, titular de Agronegocios, defendiendo la Ley de Semillas aunque también le hizo alguna crítica. También estuvo un profesor de la Universidad Austral que estuvo un 50-50 a favor y en contra del proyecto de ley. Tamara Perelmuter no pudo estar y su exposición, muy antagónica al proyecto y con una visión de la agricultura familiar, fue grabada. Estuvo Javier Rodríguez, un economista, que analizó los números de lo que estaba en juego. Después estuvo mi posición respecto al proyecto de ley, que es muy negativa”, manifestó Schrauf y compartió por qué: “El mercado de semillas es muy monopólico. La libertad que puede tener el productor de comprar o no comprar una semilla, ese derecho de guardar la semilla y volver a sembrar, es casi la única barrera que existe para que el monopolio no sea completo. Sino, el productor estaría obligado a comprar todos los años las semillas a las empresas y no tendría libertad de guardarlas. Más allá de eso, tiene un montón de defectos y todos se enumeraron. El eje de la discusión está en el derecho al uso propio que sería quitado a los productores”, remarcó el profesor en Radio La Retaguardia.Gustavo explicó el peligro que significa dejar en manos de empresas privadas la soberanía alimentaria, así como también la seguridad y salubridad de los alimentos que consumimos cada día: “El gobierno ha desfinanciado a todos los organismos de investigación, el INTA e universidades. El INTA, desde hace tiempo atrás, está reduciendo su incidencia en la generación de cultivares y su desfinanciación es total. Eso hace que el desarrollo tecnológico quede todo en manos de empresas privadas y es confiar en que esas empresas van a tener un beneficio para el país. La mayoría de las empresas están vinculadas a un agrotóxico ya utilizado. Las empresas siguen con el mismo juego de darte una semilla que necesita un agroquímico para que exprese su potencial productivo. Es un doble negocio. La empresa te da la semilla y te obliga a comprar un agroquímico. En este caso, son agroquímicos mucho más cuestionados que el glifosato: El glufosinato de amonio tiene evidencias de producir daños a la salud. El 2,4 D está muy comprobado que es cancerígeno. ¿Esta alternativa es la que queremos? Tenemos que discutir qué agricultura queremos, cómo queremos producir, cómo queremos alentar a nuestra industria semillera con sus nuevos productos. Como país tenemos que pensar una solución parecida a la de Uruguay de extremar las rotaciones. Si hacemos monocultivos estamos seleccionando malezas resistentes también, lo que implica que se ponga otro nuevo herbicida. Estamos usando el mismo remedio al problema cuando podemos tener una rotación de cultivos que sería mucho mejor para conservar el suelo y tener un ambiente mucho más saludable y sustentable”, aseguró.Estas empresas monopólicas de semillas, terminan juntándose con otras de agroquímicos y farmacéuticas por lo que terminan fusionándose en un monopolio aún más grande que solo responde a sus intereses comerciales sin preocupación por la calidad de los alimentos y si su consumo es más o menos tóxicos para quienes los ingerimos: “Su modelo de negocio está basado en generar muchas patentes. Ha implicado también una monopolización. Fueron reduciéndose la cantidad de empresas, hasta ahora que tenemos tres empresas a nivel mundial que monopolizan el mercado de semillas. El negocio de las empresas químicas, también unidas a farmacéuticas, es venderte el agroquímico. Estamos muy atados, más aún si no favorecemos una investigación alternativa”, señaló; y agregó: “El doctor Aldo Casella es un especialista en Ley de Semillas y dio un montón de argumentaciones sobre qué intereses están detrás de cada reclamo de mayor beneficio de las grandes empresas. “No hay una respuesta a ciertas demandas” “Nos preguntaron bastante por el modelo de tomate y su modelo alternativo de mejoramiento participativo. Arcor, que es La Campagnola, nos llamó y nos dijo que ellos querían poner un tomate de calidad, pero que su demanda a las empresas no les movía la aguja. Entonces tenía que poner dentro de la lata lo que la empresa semillera les daba, como que no tenían alternativa. La Campagnola es la empresa más importante en la Argentina de producción de tomate, es el 1% de tomate del mundo. Si esa empresa no puede exigir un tomate con gusto, qué nos queda al resto de los productores agropecuarios”, lamentó. ¿Son tan necesarios los agroquímicos?Scharauf explicó que existen maneras de producir alimentos más sanos y seguros, pero que al no haber una conveniencia económica para las empresas esos métodos no se desarrollan: “Hay un montón de genes de las plantas que se saben que dan resistencia a ciertos hongos.

300 millones de litros de Glifosato consume Argentina por año, superada solo por Brasil –con 1.000 millones–, y Estados Unidos. También en Uruguay, México y Paraguay el uso del agroquímico y sus similares es masivo. A pesar de las muchas evidencias que dan cuenta de que el uso de estas sustancias es nocivo para la salud de humanos y que es la causa de la degradación ambiental que hoy llega a niveles alarmantes –debido a su relación directa con los monocultivos y consecuente impacto sobre el clima–,  Estados, corporaciones y organismos internacionales apuestan a lo que llaman “Buenas Prácticas Agrícolas” como una salida posible al problema que se esconde detrás de la punta del iceberg. (Por Braulio Domínguez y Vanessa Dourado para La Retaguardia) Foto: bioecoactual.com El discurso de Mauricio Macri en su última visita a la provincia de Entre Ríos resalta la importancia de combatir al cambio climático, alegando que su gobierno ha sido uno de los que más se preocupa por el medio ambiente, hecho que –según el presidente– quedó nítido en la reunión del G20 que ocurrió el año pasado en la Argentina. No obstante, uno de los puntos débiles de la cumbre,  apuntado por diversos analistas de todos los colores, nacionales e internacionales, fue justamente la falta de consenso respecto de la lucha contra el cambio climático. Macri, ya en la cumbre de la OMC realizada el año 2017, señaló su intención de no molestar a los intereses de Donald Trump que había salido del Acuerdo de París meses antes, hecho que resultó en la retirada del punto cambio climático de los ejes centrales de la reunión de los 20.Más allá del intento de justificar su defensa a los sectores del agronegocio en detrimento de la salud de les niñes y personas trabajadoras de las escuelas de la provincia, el presidente trata a los agroquímicos como “fertilizantes” y sale a decir que no hay estudios científicos que puedan amparar la ley que prohíbe las fumigaciones cerca de las escuelas y apela a la narrativa de defensa de los puestos de trabajo cuando, en realidad,  el número de despidos durante enero y febrero de este año ya llega a 12.149 en las empresas privadas, según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Estos despidos fueron en el sector industrial y de servicios, ninguno en el sector primario.Investigaciones de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), en Brasil, muestran un aumento en los casos de cáncer y malformaciones en fetos ligados al uso extensivo de agrotóxicos. El Instituto Nacional de Cáncer, también de Brasil,  señala que los agrotóxicos tienen una relación estrecha con el número de casos de esta enfermedad detectados en edades cada vez más precoces.Son muchos los estudios científicos que evidencian el poder de intoxicación de los agroquímicos. Sin embargo, el equipo del gobierno parece priorizar a las empresas y pone la salud de las personas y del medio ambiente en segundo plano, como si esos millones de litros de glifosato desaparecieran por arte de magia luego de su uso. Tanto es así, que en reciente entrevista en radio La Retaguardia, el ingeniero agrónomo responsable de redactar el manual de buenas prácticas agrícolas –y defensor de las mismas–, Mario Bogliani, dice no tener conocimiento de los datos precisos de la cantidad de agrotóxicos utilizados en el país, aunque ante la pregunta sobre este tema, con cierta resignación sentenció “y… mucho… mucho…”. Según el ingeniero,  “el problema de intoxicación por la aplicación de los agroquímicos tiene que ver con la desinformación, discapacitación y negligencia”.El negacionismo también es un hecho. Sobre los casos de intoxicación en áreas fumigadas, Bogliani dice que “el problema es que los diagnósticos están basados en los síntomas que presentan, y no por la causa que los provocó”. Y que, por lo tanto, no se puede asegurar que los agroquímicos son los responsables por los daños a la salud de la población que está directamente expuesta a las fumigaciones. Aún sobre este punto, dice que “el problema es que hay muy pocos médicos toxicólogos y que las personas intoxicadas deberían traer los envases y las etiquetas de los productos para poder orientar al profesional”. El ingeniero también niega que el problema sean los agroquímicos: “muchas veces no tiene que ver con los fitosanitarios y sí con otras cuestiones y residuos de otros orígenes”. Se trata de otro argumento recurrente en este sistema: desautorizar las voces que se oponen, por supuestas faltas de formación. Siempre hay alguien más especializado, y por lo tanto “más capaz”, aunque estemos hablando de profesionales de la salud con todos los años de estudio –y experiencia en muchos casos– que ello supone.Sobre el efecto deriva –que es la consecuencia indeseable de la aplicación del agrotóxico, la cual hace que llegue donde no debería ni se hubiera calculado–, a pesar del manual orientar sobre su control, Bogliani admite que “no hay garantía de que el fitosanitario va a un lugar que no deba caer y que el efecto indeseable de la aplicación tiene varias causas”. De este modo es evidente que, aunque tengamos las mejores prácticas, las consecuencias son imprevisibles. También reconoce el ingeniero que si se siguen estos lineamientos que él especifica en el manual, queda un lapso muy breve de tiempo para aplicar estos productos, dado que hay que tener en cuenta temperatura, viento, inercia térmica, y más variables. Por lo tanto, también se cae en el riesgo de que para el productor  estas buenas prácticas afecten su rentabilidad. Y contra la rentabilidad, en una tarea que se hace persiguiendo justamente ese único objetivo, es difícil competir.Incluso hay quienes usan glifosato en el ámbito doméstico, para evitar tener que cortar los yuyos que crecen en el alambrado. También era frecuente que se utilizara en distintas ciudades y pueblos del país en las vías de los trenes hasta hace pocos años con la misma finalidad. Así queda evidente que no hay un control sobre la comercialización de los agroquímicos.En respuesta a la entrevista de Mario Bogliani, la ingeniera agrónoma Nora Tamagno

Estela Lemes se hizo conocida por ser una docente rural fumigada con agrotóxicos que continúa sufriendo consecuencias sobre su salud. En comunicación con Graciela Carballo, Nicolás Rosales y Carlos Morchio, en el programa Tengo Una Idea, se le consultó acerca de las recientes declaraciones del presidente Mauricio Macri en una conferencia de prensa en la provincia de Entre Ríos, donde se pronunció a favor de que pulvericen con agrotóxicos junto a las escuelas rurales. Desconociendo el amparo motorizado por el Foro Ecologista de Paraná y el sindicato docente AGMER (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos). El recurso legal en cuestión derivó en una normativa que limita las fumigaciones en las cercanías de escuelas. (Por La Retaguardia) Foto: El Diario On Line El presidente Mauricio Macri dijo a principios de abril: “La otra cosa que me preocupó, queme plantearan los productores, es algo que pone en riesgo más del 20% de la capacidad agroindustrial productiva de la provincia, que es este fallo irresponsable acerca de las distancias alrededor de las escuelas en lascuales se puede no aplicar fertilizantes. Y la verdad es que si hay un gobierno que se ha ocupado el medioambiente en este país y en las últimas décadas es el de Cambiemos. Para mí es un tema central el medioambiente, como cuando fui jefe de gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, y puse a Buenos Aires entre las ciudades más comprometidas contra el cambio climático, y hoy lo venustedes en el G20: fue un tema central con todos los líderes del mundo. Y los líderes del mundoreconocen los avances que está haciendo la Argentina”.Estela Lemes es una gran luchadora en contra de los agrotóxicos en su provincia, Entre Ríos. Su cuerpo lo sabe: está contaminada por glifosato. Las declaraciones presidenciales fueron el puntapié inicial de la conversación con la docente, que con mucha indignación expresó: “En realidad no lo escuché en el momento porque yo estaba trabajando cuando él llegó a Gualeguaychú, que fue un encuentro para privilegiados en La Sociedad Rural. Tampoco me hubiese importado ir. Cuando escucho lo que él dijo en los medios, primero no me extrañó viniendo de la gente del PRO. Él venía a darle el apoyo al candidato (para gobernador de la provincia) Benedetti quien fuera sojero por mucho tiempo, y al candidato a intendente Melchori, que también es “hombre de campo”, que dice que va a saca el glifosato cero de Gualeguaychú cuando él asuma. Entonces no me extraña. Sí me pareció ver un cinismo tan grande porque es un tema delicado. Por lo menos a la gente que está a favor de la vida y del cuidado del ambiente le pega mucho esto porque este es un tema muy sensible para nosotros. Yo respeto la embestidura presidencial, pero no entiendo quién lo asesora. Si es que lo asesoran mal, o lo asesoran y él dice lo que quiere y se manda. Porque ha tenido muchos errores en sus discursos a través de estos cuatro años”. En relación a los candidatos políticos de la provincia, agregó: “si creían que él venía a respaldarlos, todo lo contrario, la gente quedó muy mal. No pueden entender que haya dicho lo que dijo: que son “fertilizantes”. A mí me llegó mucho eso, porque no pueden ser fertilizantes los venenos. Decir que es una ley cuando no lo es, es un fallo judicial. Respecto a esto último, Lemes aseguró, “estamos protegiendo la vida de los gurises, no es cualquier cosa”. Todo como al principioEstela Lemes fue fumigada en 2012, junto a sus estudiantes, mientras trabajaba como docente ydirectora en la escuela rural N°66 Bartolito Mitre, de Costa Uruguay Sur, provincia de Entre Ríos.Al preguntarle sobre su estado de salud y el juicio que lleva adelante contra la aseguradora de riesgosde trabajo, Lemes comentó: “Está todo como al principio, me hicieron pasar por estudios que sondolorosos que no quisiera que me los vuelvan a hacer”.Su abogado ya tiene el resultado de las pericias, pero aún aguarda que se expida el ConsejoFederal de Educación. La demanda laboral también está dirigida a la Aseguradora y al Estado entrerriano. “Ellos son mis empleadores y mi seguro”.“En cuanto a mi salud, en enero, en lugar de irme de vacaciones me fui a General Lagarza, porquela escuela tiene mucho por hacer. La escuela la siento tan mía, viví 12 años en la casa de la misma.En enero estuve internada, me hicieron nuevamente los estudios para ver cómo estaba, y laenfermedad no avanza gracias a dios porque tengo un tratamiento hace mucho tiempo. Pero loque está dañando quedó. Es neuronal y sabemos que las neuronas no se reconstruyen”.La docente aclaró que tiene pendiente realizarse un estudio de sangre en la Ciudad de Mar delPlata para corroborar si efectivamente todavía tiene restos de insecticidas en su cuerpo.Glifosato cero y la maestra locaEn la ciudad de Gualeguaychú el glifosato está prohibido. Lemes, con cierta alegría, nos comentó“en los campos linderos a la escuela están haciendo ganadería. Esto lo he logrado, y digo así,porque me decían ‘la maestra loca que denuncia’”.De todas maneras, según la docente, en otros campos cercanos tiran veneno después de las 17 hs.,cuando los chicos y chicas se van de las escuelas. “Tenemos que tener en cuenta que vive gentealrededor de la escuela. Creo que por ahora el fallo se respeta”.Hacia el final de la conversación contó una anécdota que vale la pena recordar: “Fui a dar una charla al departamento de Gualeguay, muy cerca de Galarza, a una escuela secundaria. La Sociedad Rural, mandó a la Dirección Departamental de Escuelas a preguntar quién era la que iba a dar la charla y que títulos tenía. Porque ellos creían que un ingeniero agrónomo la tenía que dar. Como tengo 25 años de maestra, me hice un curriculum que recorría toda mi carrera para dejarlos contentos a los señores que parecían una patota en el fondo del salón: todos paraditos, de jean, camisa a cuadros, boinas y alpargatas. Fue para amedrentar, y estas son cosas que ya no deben pasar”. Esos