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Jorge Julio López


Se escuchará la lectura del veredicto contra Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio César Garachico.

Declaran 3 integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Anahí Ginarte, sobre la entrevista con Julio López en el EAAF. Sofía Egaña y Juan Nóbile, acerca de las identificaciones de restos y las excavaciones.

La periodista Adriana Meyer presenta su nuevo libro Desaparecer en Democracia. En él detalla los casos de desaparición forzada a partir de 1983. En entrevista durante la transmisión de los juicios de La Retaguardia, contó el porqué del libro y cómo influyó el caso de Facundo Astudillo Castro para su publicación. El rol de los medios de comunicación en estas causas. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Paulo Giacobbe ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Captura de pantalla Transmisión La Retaguardia Editado por Marea, Desaparecer en Democracia, el nuevo libro de la periodista Adriana Meyer, reúne casos de desaparición forzada ocurridos desde 1983 y analiza la trama de participación estatal, que va desde actores  policiales, políticos y judiciales.  Al finalizar parte del alegato de la fiscal Gabriela Sosti, en el marco de la televisación del juicio por crímenes de lesa humanidad  conocido como Megacausa Campo de Mayo, Meyer comienza explicando su libro y cómo se relaciona el pasado con el presente: “El origen, la semilla de esto es después de la segunda desaparición de Jorge Julio López. Porque desaparece en dictadura y vuelve a desaparecer en democracia después de haber dado su testimonio. Claramente, las desapariciones que vinieron después, que mi libro recorre y anticipa, que son más de 200 las que están documentadas, es una cifra alta que amerita en todo caso dedicarle un libro completo. Y eso, precisamente, fue lo que me hizo pensar que había algo que se repetía, que había un modus operandi”.  La periodista también dio cuenta del cambio del sujeto social a perseguir desde el Estado: “La mayoría de las que vinieron no tuvieron la clara intencionalidad política que la de López. Podemos decir, en términos generales, que la víctima mutó; en todo caso, ya no era como en la dictadura, sino chicos jóvenes, de barriadas y pobres. Pero también hay casos vinculados a la trata. Están los militantes de La Tablada. Está Osvaldo Sivak, que comparte la doble desaparición, no las razones políticas, las razones meramente económicas, porque la patota que desaparece también hacía secuestros extorsivos, y eso aparece en el libro. Cuando vos les preguntas a algunas personas, por ejemplo, de La Bonaerense, gran desaparecedora, te dicen que a ellos ni siquiera les importa si era militante, si estaba a favor de los mapuches en el sur”, señala y profundiza con foco en “la caja”. “Por lo menos en territorio bonaerense van por la tarasca, esa frase que fue dicha y repetida tanto por Marcelo Saín como por Alejandro Incháurregui, alguien que sabe mucho de este tema, es nada más y nada menos que el Director de Personas Desaparecidas de la Provincia de Buenos Aires desde siempre, salvo en el macrismo, y fue el perito de parte de la familia Maldonado. Él también coincide en que la cana desaparece por plata. Entonces, un poco la recorrida es esta, haciendo la salvedad de que no estamos hablando de las personas desaparecidas por asuntos psiquiátricos, ni de los niños desaparecidos que se perdieron, ni de las mujeres que se escapan de un hogar violento y desaparecen del mapa. No estamos hablando en mi libro de personas extraviadas. Estamos hablando de desaparición forzada en democracia”, indica.  —¿Qué rol ocupa en la decisión del libro el caso de Facundo Astudillo Castro, que estuviste cubriendo?  —Con Facundo pasó algo parecido a lo que me había pasado con Santiago. Cuando desaparece Santiago Maldonado y yo hablo por primera vez con Verónica Heredia (abogada de la familia), la conversación fue: “no puedo creer que esto esté pasando de nuevo”. Y esto es un trágico dramático deja vú. Volviendo a que los gendarmes digan “éramos cuatro”, cuando fueron más de trescientos. Cuando pasa lo de Facundo, fue decir esto sigue pasando, entonces ameritaba darle un enfoque y encontrar esos hilos de continuidad. Y con Facundo hay algo particular: él desapareció en un contexto, donde a raíz de la pandemia, quizás hasta acertadamente, el gobierno de turno necesitaba controlar la circulación. Pero, ¿qué pasa? ¿Le estamos dando el control de la circulación a quien? ¿De qué manera? ¿Con qué herramientas de control se lo damos a esa policía? Bueno, lo dicen las cifras… Alguien, en esos días donde todavía no había desaparecido ninguna persona, pensó en hablar de una policía del cuidado, una policía que nos cuide. Y la verdad es que, de las 411 personas asesinadas a manos de la fuerza de seguridad en ese año, el 70% ocurrió en la primera fase del aislamiento social preventivo y obligatorio. Y antes de que nos enteráramos del caso de Facundo, lo desaparecieron a Luis Espinoza en Tucumán. Entonces ahí fue donde, después de cubrir exhaustivamente el caso Espinoza, donde podemos decir que hubo un caso modelo de la trágica desaparición de persona: lo mató la policía, encubrió, le mintió a la familia y lo tiró en otra provincia. Si eso no es la dictadura, con perdón de la exageración, ¿qué es? Funcionaron algunos reflejos oficiales para que eso fuera rápido. Hay un abismo entre el gobierno de Patricia Bullrich y (Mauricio) Macri negando todo. Pero bueno, el desenlace fue el mismo. A la familia de Luis Espinoza no creo que le interese quién gobierna, en todo caso, estarán agradecidos que por lo menos tienen un cuerpo para velar. Y en el caso de Facundo, lo mismo: la intervención de La Bonaerense, mintiendo, altos funcionarios diciéndole a la madre: “le voy a llevar el cuerpo”, y después llevándose toda la data cuando estuvieron por la zona. Por lo tanto, Facundo fue como “acá hay que parar la pelota y barajar y dar de nuevo y poner la lupa en este fenómeno que se repite”.  —En los casos de desapariciones en democracia, como el de Luciano Arruga, Facundo Astudillo Castro o Santiago Maldonado, se evidencia un modo de actuar, dos patas actuando en conjunto, que son un sector de los medios de comunicación y el Poder Judicial. ¿Cómo profundizás esto en el libro?   —Cuando nosotros decimos

Comienzan las testimoniales presenciales. Declara Jorge Pastor Asuaje.

Fue secuestrado el 27 de octubre de 1976 en su casa de Los Hornos, Provincia de Buenos Aires. Sufrió feroces torturas y sobrevivió. Elaboró con mucha paciencia un testimonio tan valioso como meticuloso. Declaró en junio de 2006 durante el primer juicio realizado tras la caída de las leyes de impunidad. El 18 de septiembre, el día de los alegatos, lo volvieron a secuestrar. Esta vez no apareció. Su desaparición es una deuda de la democracia. La desidia del Estado para dar respuestas sobré qué fue lo que pasó y quiénes los responsables, continúa al día de hoy. El rol de Aníbal Fernández, integrante del gabinete del entonces presidente Néstor Kirchner, nombrado ayer por Alberto Fernández como Ministro de Seguridad. Compartimos en esta nota el testimonio completo de López, que se vio completo en el actual juicio contra Etchecolatz y Garachico. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 🎤 Entrevistas: Paulo Giacobbe/Fernando Tebele/Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele 🖥️ Edición de video: María Eugenia Otero 📷 Foto: Captura de pantalla de la transmisión de La Retaguardia y Pulso Noticias —Todas las preguntas y cooperación que necesiten, un servidor —dijo Jorge Julio López al cerrar su declaración frente al Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata. La sala llena aplaudió. Era el 28 de junio de 2006. Nadie imaginó lo que estaba por ocurrir y que, seguramente, ya se venía planeando.  “Para ubicarnos debemos volver a ese 18 de septiembre de 2006, día que la querella que integrábamos íbamos a presentar su alegato”, dijo la sobreviviente Nilda Eloy en el documental radial de La Retaguardia cuando se cumplieron 10 años de la desaparición de López.  Nilda integró la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), fue fundamental en el tejido obsesivo de la memoria que ha permitido conocer detalles de la represión en lo que se conoció como el Circuito Camps. Falleció en 2017. “Ese día (el 18) a la mañana temprano, yo tenía las entradas para la familia de él, y llegó Gustavo el hijo menor y un sobrino, con: “Y mi viejo no está. A partir de ahí fue una locura”, recordó Eloy hace 5 años entre sus silencios característicos.   DESCARGAR “Lo chuparon” dijo Nilda a los pocos minutos. En ese alegato tenían que estar presentes López y Eloy porque no habían firmado poder para delegar su presencia en el juicio a los abogados. “Por lo tanto para que ellos pudieran alegar nosotros teníamos que estar en el juicio sí o sí; Él quería verle la cara a Etchecolatz. Entonces no me entraba en la cabeza esas cosas que se intentaron plantear en un principio: que se había escondido, que tenía miedo, que se podía haber perdido, que era un viejito gagá… no. Jorge no era nada de eso, sí tenía un Parkinson que recién empezaba y le temblaban las manos, pero no era un viejito gagá y mucho menos se hubiera escondido por miedo”, contó Nilda en un pasaje del documental. Pese a la ausencia de López, la querella pudo presentar el alegato por genocidio. “Yo sé que me van a condenar y que no tendrán vergüenza en condenar a un anciano enfermo, sin dinero y sin poder”, fueron algunas de las palabras de Etchecolatz en la última audiencia. Para Nilda Eloy el genocida no estaba hablando de sí mismo, estaba hablando de Jorge Julio López.  Residual López ya había declarado el 7 de junio de 1999 en los Juicios por la verdad y el 13 de septiembre de 2021, la misma semana en que se cumplen 15 años de su segunda desaparición, el TOF 1 proyectó el testimonio de 2006 en el Juicio Garachico o Arana II. Una causa residual del juicio Circuito Camps que tiene solo dos imputados: Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio César Garachico. El primero está preso en la Unidad Penal 34 de Campo de Mayo. El último goza del beneficio de la prisión domiciliaria.  Guadalupe Godoy, abogada querellante en juicios por lesa humanidad y militante de derechos humanos, parte del equipo de abogadas que representaban a López en aquel juicio, dialogó con La Retaguardia y dijo sentirse un poco molesta por la coincidencia en las fechas: “No me parece casual que estemos en esta fecha viendo ese testimonio. Esos simbolismos, esas coincidencias de fechas, no están buenas. Hay una carga emotiva muy fuerte. Es complejo”. Godoy resaltó los testimonios de López en 1999 y 2006 para recordar que a Garachico se lo está juzgando recién ahora. “Y lo que implica tanta ausencia. No está López, no está Nilda Eloy, mucha ausencia, y lo duro que es este camino que hemos elegido: reclamar justicia por la vía judicial. Es muy duro”. Godoy recordó que Cristina Gioglio, fallecida en 2020, también era parte de la querella en esta causa que comenzó el 30 de agosto.  Los juicios como logros “Los juicios son nuestros propios logros como pueblo, tenemos ese equilibro entre la frustración que genera que sean así y que no hayamos logrado que sean de otra manera y el saber que si no fuera por el movimiento de Derechos Humanos tampoco hubiéramos alcanzado estas situaciones que son triunfos, a pesar de todo. Si vemos el contexto internacional, lo difícil que ha sido juzgar genocidas. No es sencillo. En el caso de ayer (por la repetición del testimonio en el juicio actual) me cuesta un montón vernos ahí, vernos todos y todas, sobre todo en el caso de López, lo que significaba el inicio de los juicios, necesariamente 15 años después son balances, son cuestiones, y son un tanto dolorosas porque se llevó mucha vida puesta”, consideró la abogada querellante.  La coincidencia de fechas ofrecería una nueva burla política. Luego de una crisis interna producto de múltiples factores que exceden ampliamente el tema central de estas líneas, el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, modificó una parte de su gabinete nacional. Sabina Frederic abandonó el cargo de Ministra de Seguridad y ese puesto fue ocupado por Aníbal Fernández.  “Hay elementos con los que contamos que son demasiado importantes para

Comienzo de las testimoniales. Se proyectarán los videos de las declaraciones de Jorge Julio López y Nilda Eloy. López sobrevivió al genocidio está desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, días después de este aporte a la verdad y la justicia. Eloy murió el 12 de noviembre de 2017. Tras sobrevivir al genocidio, dedicó su vida a la reconstrucción histórica de los hechos.