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Matías Ruíz, profesor de historia y coordinador de la Campaña No al fracking de la ONG Conciencia Solidaria, detalló cómo funciona la técnica de extracción hidrocarburífera, comúnmente llamada “fracking”. También explicó cuáles son sus consecuencias, tomando como ejemplo Vaca Muerta y el nuevo negociado en la Costa Atlántica. Lo hizo en diálogo con Conciencia Rebelde, el nuevo programa de Conciencia Solidaria en Radio La Retaguardia, donde remarcó además la importancia de las movilizaciones populares como el Chubutazo y el Atlanticazo. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Silvia Medrano/Mariela Silvestein ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Conciencia Solidaria —¿Qué significa “fracking” y qué consecuencias tiene esta práctica? —Literalmente en inglés significa “fracturando” y tiene que ver con una técnica distinta de la explotación convencional de petróleo. Para explicar que es el fracking tendríamos que ir mucho más atrás y empezar hablando del origen de la extracción petrolera, allá por principios del siglo XX, y que desde entonces hasta ahora la humanidad ha prácticamente acabado con casi todo el petróleo que había en las profundidades de nuestro planeta. Petróleo que es producido por los fósiles de especies animales, vegetales y minerales que han ido muriendo a lo largo de toda la historia. Sus restos se han ido depositando en el interior de la Tierra para finalmente producir el petróleo y los diferentes tipos de gases. Quedan muy pocos yacimientos y se han encontrado yacimientos llamados no convencionales de petróleo y gas de esquisto, que están a muy grandes profundidades dentro de nuestro planeta. Y eso no evitó que la industria del hidrocarburo encuentre la forma de extraerlo también. Y esto es la fractura hidráulica, el llamado “fracking”, que es un procedimiento de extracción que consiste en inyectar en el subsuelo una combinación de arena mezclada con cientos de químicos contaminantes, que requiere una inmensa cantidad de agua insertada a altísima presión para poder quebrar la roca y llegar tan profundo como están estos gases y este petróleo no convencional. Una vez llegado a esa profundidad surge el reflujo de esto mismo que se usó para producir la apertura del camino, por donde va a subir el petróleo y el gas, refluye hacia la superficie y obviamente es agua tóxica, contaminada, que por filtraciones puede tranquilamente llegar a las napas de agua potable. Regresan hacia la superficie. No hay forma de recuperarla. Existen estos piletones de contención que están cerca de los sitios de exploración donde el agua es acumulada, pero también en nuestro subsuelo existen sustancias radiactivas que dentro del subsuelo cumplen obviamente funciones que tienen que ver con el planeta, pero que afuera son muy peligrosas. Y estos gases muy peligrosos para el efecto invernadero también pueden subir hacia nuestra atmósfera. Otra consecuencia puede ser el incremento de actividad sísmica. Que ya se estaba denunciando en nuestro país, especialmente en Añelo, allí cerca de Vaca Muerta, el yacimiento de fracking más famoso en nuestro país. La Asamblea de Allen y de Añelo hace muchísimo tiempo que vienen denunciando las diferentes consecuencias por este tipo de extracción. Una vez que se genera la grieta principal, vertical, que va hacia el subsuelo, se descargan explosivos a través de estos conductos para poder generar las grietas horizontales que muchas veces tienen kilómetros de expansión, cruzando por debajo de poblaciones, por debajo de lagos, de ríos. Entonces, ciertamente pueden llegar a generar enormes niveles de contaminación y de residuos que van a afectar nuestra agua, más allá del agua que se utiliza para producir la grieta para poder empezar con la extracción.  —¿Por qué es importante hablar de fracking en este contexto del Atlánticazo y de lo que está sucediendo con la exploración sísmica, ya autorizada por el Gobierno nacional a través del Ministerio de Ambiente?  —Porque una de las técnicas que se va a utilizar para poder hacer esta exploración es la técnica de fracking. Aparte de esto, también tenemos que considerar que tenemos un muy reciente incidente que tiene que ver con el petróleo, cercano también a Allen, a Vaca Muerta, a Añelo; en Catriel, Río Negro. Donde a mediados de diciembre se produjo probablemente el peor daño ambiental de las últimas décadas, cuando se rompió un oleoducto de 16 pulgadas que conectaba la estación de bombeo de puesto Hernández, en Neuquén, con la estación de bombeo de Medanito en Río Negro. Y esto produjo más de 3 millones de litros de petróleo derramado, afectando no solamente la zona de la rotura de este oleoducto que obviamente no tiene mantenimiento porque una vez que son construidos ya quedan así. Estos tienen 60, 70 años de antigüedad. Fueron creados allá por la década del 60, entonces se rompen. ¿Cuál fue una de las medidas de remediación que tomó la empresa Oleoductos del Valle, que tiene el 95% de la producción y yacimiento de Vaca Muerta? Pusieron una pileta pelopincho debajo de la grieta del oleoducto. Tremendo. No se había visto nunca ingenio argentino al 100%. Y bueno, obviamente más de 3 millones de litros de petróleo derramado, dos hectáreas afectadas de forma directa. Los pueblos originarios que viven cercanos a la zona del derrame denuncian que la pileta no fue lo único que llevaron, también estuvieron ahí haciendo algún otro tipo de contención y produjeron daños. Dos hectáreas más alrededor del área afectada. Entonces tenemos también cuatro hectáreas afectadas.  —La cantidad de petróleo derramado no sólo contamina las hectáreas mencionadas, ¿no?  —Claro. Además podemos vincularlo con lo que podría llegar a pasar en el Atlántico, porque es muy parecida la situación. Debajo de esta zona en Río Negro, en Catriel, hay solamente a tres kilómetros de profundidad una reserva de agua dulce muy importante que alimenta a los ríos de la región e incluso ríos que por sus ramificaciones llegan hasta la Provincia de Buenos Aires. O sea que no es que solamente se queda el problema en Neuquén, en Río Negro. Este petróleo que es absorbido nuevamente por la tierra va a llegar hasta estas napas que tienen un grado

La embestida extractivista en Argentina apagó rápidamente la euforia por la victoria del pueblo chubutense que consiguió la derogación de la ley de zonificación que permitía la megaminería en la provincia. Otros conflictos, como la explotación petrolera offshore en Mar del Plata, movilizan a cientos de personas en las calles. Las luchas ganadas impulsan nuevas resistencias. Fabiana Cartolano, docente antiminera de Chubut, analizó el triunfo y remarcó que el pueblo sigue alerta más fuerte que nunca. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia La docente Fabiana Cartolano, militante contra la megaminería en Chubut estableció una relación con la pueblada que se generó a partir de la aprobación de la zonificación por parte de la Legislatura con lo que sucedió en Argentina en 2001. “Es un paralelismo con el 2001. Les voy a enviar una imagen de un fotógrafo que forma parte de un grupo de fotógrafos que están detrás de las luchas sociales. Compañeros que corren con nosotros entre las balas, que han tomado edificios.  Aníbal Arizal  es uno de los que hace un paralelismo con la foto del 2001, donde un compañero está tirando la piedra con una foto de frente, con la Policía del Chubut reprimiendo en 2021. Nosotros tenemos un paralelismo con el Chubutazo que siempre fue nuestro norte.  Siempre que imaginábamos, deseábamos, teníamos la utopía de repetir aquel chubutazo. No solo lo repetimos, sino que lo superamos en una magnitud inmensa”, comenzó. Una historia de lucha La lucha en oposición a la megaminería en esa zona de la patagonia se viene dando desde hace mucho tiempo. Así lo recordó la docente: “Estamos agotados de todos estos días. De todos estos años. Porque en veinte años de lucha es la primera vez que el pueblo de Chubut se manifiesta de este modo. Entonces también es un paso fuerte, inmenso, que es que no solo hacemos un paralelismo con el 2001 y que la gente va a quedar en la memoria después de 20 años del Chubutazo. Sino que en Chubut también vamos a contar dos:  el Chubutazo y el Chubutaguazo. Y de eso se trata la historia. Y nosotros decidimos cómo, cuándo y de qué modo contarla”.  Días de fuego Minutos antes de la represión, Cartolano había sido entrevistada por La Retaguardia. “Cuando corté con ustedes comenzaron a reprimirnos. En ese momento el aire no se cortaba con nada. Había una tensión que en cualquier momento explotaba todo. Corté y tuvimos que correr. Estaba detrás de mi auto que quedó estallado de vidrios, de rotura de piedras. Ahora me dejé llevar por esa sensación. Pero bueno, también era esto de venir hace tantos años en la lucha. Tantos años caminando. Y qué no salía el pueblo completo. Creo que no se animaba a ser escuchado. Nos seguían silenciando, seguíamos opacados, seguían las mineras y las empresas, los patrones y los dueños de la verdad. El discurso político pisándole la cabeza a la gente con sus trabajos. Con sus compromisos laborales. El pueblo se manifestó. Venimos diciendo hace muchos años que no provoquen al pueblo, que no se les ocurra levantar la mano en contra. El pueblo no se defraudó a sí mismo. Tuvimos tres días de fuegos en Rawson, se prendieron 18 edificios públicos. Vi correr gente que jamás en mi vida creí que iba a salir a la calle. En Rawson metimos una marcha de 15 mil y 20 mil personas que jamás en la historia sucedió. Puedo estar horas hablando de imágenes, y de cómo se sucedieron todos estos días”, contó.  El despertar del pueblo “El pueblo entendió que de ahora en más no tenemos que bajar la guardia ni dar un paso atrás. Ni siquiera para tomar el envión, como decíamos hacia el final de la marcha. Porque tenemos que aprender que de ahora en más vamos a luchar de acá para arriba, y que cualquier político que venga y de los que están aún en el gobierno sepan que de ahora en más el pueblo va a reaccionar así, porque el pueblo lo entendió. Por ejemplo, salimos con algunos de los pocos que quedamos con los cuerpos cansados a tomar algo. Estábamos comiendo algunos de los asambleístas y se nos acercaron varios vecinos a decirnos que no podían estar en ese lugar sabiendo que estaba presente el hijo de uno de los intendentes, uno de los diputados que levantó la mano en contra del pueblo. El bar estaba cantando cuando llegué, canciones que aprendieron de  estos tres días en la calle. Así que le pedimos al dueño del bar que la gente estaba pidiendo esto, que se retire,  y en un solo canto unánime el bar le empezó a cantar que si el pueblo no tiene paz, ellos tampoco. Y que se lo van a hacer saber cada vez. No podía parar de llorar de emoción, porque realmente ver el despertar de un pueblo no es cualquier cosa. Suena hippie, suena poético, pero yo vi despertar al pueblo y eso nadie me lo va a sacar de la memoria. Hablábamos con muchas compañeras y decíamos que el día de mañana  las que somos docentes vamos a hacer de las viejas docentes antimineras. La gente entenderá que le vamos a contar a nuestros pibes lo que sucedió en Rawson y que fueron tres días de fuego. Que al Gobierno no le tembló la mano en dispararle a los vecinos durante cuatro horas y media. Tengo una amiga que dejó el reloj del conteo de pasos prendido, y la primera noche corrimos 25 kilómetros. Todos quedamos con perdigones en el cuerpo, todos quedamos agotados, estresados, pero entendimos que también la vida se defiende con vida. Pero nunca habíamos estado tan cerca, y el pueblo no lo dudó y salió a la calle. Y el marichiweu, el grito de guerra de mi pueblo ancestral, significa que por cada caído, diez se levantarán. Cada diez caídos, cien se levantarán. Vimos despertar al

La activista, politóloga y co-fundadora de “Rebelión o Extinción Argentina”, dialogó con el programa radial A mí no me importa. Allí habló acerca de la situación ambiental de Argentina y la falta de políticas por parte del Estado. También convocó al #25A, la manifestación contra el acuerdo porcino que se realiza mañana a las 14 en la Embajada de China y en otros sectores del país. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Lorenzo Dibiase ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero La politóloga y activista Flavia Broffoni habló sobre la fuerza que está tomando la lucha colectiva de organizaciones ambientales, activistas y personas autoconvocadas contra la situación ambiental que se vive en Argentina y a nivel mundial. “Hay un territorio levantado. Despiertos y despiertas ya estábamos, pero ante la profundización de algunos síntomas que están demostrando que no tenemos ni un segundo más para seguir boludeando con este tema, el territorio se moviliza. El miércoles 18 de agosto llegaron al Congreso un grupo de treinta y seis kayakistas, remeros y remeras que salieron desde Rosario. Estuvieron siete días remando, 350 kilómetros hasta llegar a Buenos Aires, para que los recibieran en el Congreso y les den un estado de situación sobre la tensión que parece no resolverse alrededor de la Ley de Humedales. Una ley que viene negociándose hace años, que está cajoneada desde noviembre pasado y que, de no tratarse este año, una vez más pierde estado parlamentario. Y a raíz de los incendios del año pasado en el Delta del Paraná, las organizaciones se autoconvocaron en una coordinadora, que es la Multisectorial por los Humedales, donde decidieron radicalizar un poco el estilo del reclamo entendiendo que la política no está respondiendo”, dijo.   —Cada vez es mayor el acceso a la información y la sociedad está más al tanto de lo que sucede con el medioambiente. Pero el Estado parece seguir yendo a contramano y se intensifica el agronegocio, la megaminería. ¿Cómo ves ese choque entre los reclamos populares y las decisiones estatales?   —Es interesante porque es una de las discusiones que tenemos hoy en los activismos, acerca de cuán buenas son algunas noticias. Por ejemplo, yo aprecio un montón a la gente que está trabajando en la Dirección de Agroecología, son el dream team de la agroecología. Pero me pregunto: crear una dirección sin presupuesto, sin poder político, con una limitada capacidad de acción, ¿es un gesto político relevante? Lo digo, teniendo en cuenta que al mismo tiempo te sacan 55 resoluciones que pretenden avanzar sobre las zonas de exclusión ambiental, que es una lucha histórica de los pueblos fumigados para generar barreras alrededor de las poblaciones rurales. La gente de Somos Monte Chaco me contaba cómo están calculando desde el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) la capacidad productiva de alimentos para personas que tendría el predio que están destinando para instalar las megafactorías de cerdos. Si la superficie que está destinada hoy a negociar con China solo para exportar animales  se cultivara para darle de comer a la provincia más pobre del país, con los niveles más altos de desnutrición, alcanzaría para alimentar a dos millones de personas. Entonces, es imperioso que desde los activismos conservemos el foco. Porque nos distraen con pequeñas buenas noticias, que son celebrables, pero no tenemos que perder el eje de la atrocidad que está sucediendo hoy con la profundización de todos estos modelos. Celebramos la gran cosecha de soja y trigo que estamos obteniendo este año. Ahora, con un Río Paraná en su peor nivel histórico, todo ese grano no se puede exportar. El gran desarrollo agroecológico que tenemos en nuestro país está en un nivel de subutilización muy atroz y cada vez saca más ventaja el agronegocio, con nuevos trigos, maíces, papas transgénicas, que además dependen de venenos para su existencia.   —En la distopía que vos presentás en tus publicaciones, del mundo en el que vivimos y en el que podemos vivir en el futuro, ¿con qué pensás que nos podemos encontrar si seguimos por este camino?   —No quiero ser apocalíptica, pero cuando cruzas la información empírica, los registros científicos de lo que está sucediendo, no hay una imagen que pueda ser amable frente a lo que nos depara el futuro próximo. Porque nuestra experiencia de vida está cruzada por un proceso global de aceleración en el declive de todos los indicadores de biocapacidad (la capacidad que tiene la tierra de producir ‘bienes y servicios’ ambientales y absorber impactos). Durante los últimos 40 años, todo esto se aceleró y profundizó en niveles nunca antes registrados. Pero claro, nuestra experiencia de vida nos muestra cada vez más tecnología, más confort, PBIs (Productos Brutos Internos) cada vez más altos. Entonces es muy contraintuitivo concebir la posibilidad de que el futuro próximo vaya a ser como en la película Mad Max. Ahora, mirás la información y pareciera que estamos en ese camino irreversible. Ante esto, siento que tenemos que mirar al problema a la cara, en su peor versión, prepararnos para lo peor, esperando lo mejor. Si seguimos mirando el futuro distópico y seguimos metiendo la cabeza bajo la tierra, va a ser la profecía autocumplida. Ahora, si miramos el futuro distópico a la cara, pensemos que tenemos que planificar política pública, como si este escenario fuera el real. Ahí es donde radica la enorme potencialidad que la organización colectiva podría tener, cuando se concibe en un proyecto común que básicamente es no ir a la extinción. Por eso yo me enojo con la política, ya no podemos meter más la cabeza bajo la tierra. Que digan la verdad sobre el estado de situación. Y déjennos también a les ciudadanes concebir qué elecciones queremos tomar ante esta transición inevitable. La ciencia empírica es indiscutible, ningún científico dice ‘vamos a estar mejor’. Es un presente distópico y de posverdad absoluta, y nos dicen que vamos a volver a una normalidad que no existe más y que, además, nunca tuvo nada de normal.   —Es una pelea

El periodista Patricio Eleisegui, en su columna mensual en el programa A mí no me importa de Radio La Retaguardia, habló acerca de los proyectos de extracción de litio en Argentina, como una forma más del modelo extractivista. Además, contó algunas de las consecuencias ambientales que tienen este tipo de prácticas en nuestro país y evidenció las responsabilidades políticas que conlleva su aplicación. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Diego Adur Los métodos de extracción de litio, llamado también “oro blanco”, que se utilizan en nuestro país son altamente nocivos y contaminantes para toda la región. El periodista especializado en medioambiente, Patricio Eleisegui manifestó que Bolivia, Argentina y Chile, reúnen hoy más del 70% de las reservas mundiales de este metal, que se utiliza básicamente para toda la tecnología que empleamos a diario: celulares, computadoras, tablets y demás. “Es importante remarcar, ante el discurso del ‘vos te quejas de eso, pero estás usando celular’, que alrededor del 20, 30% de litio que se extrae se utiliza para la electrónica hogareña. Todo lo demás, el 70, 80% va a parar a BMW, a Audi, a las grandes compañías automotrices que están generando el ‘auto verde’ para el primer mundo, a costa de destruir el tercer mundo, como pasa siempre. Es decir, estamos hablando de un problema muy grande porque esta es una industria que está depredando estos recursos, mucho más que en los casos de las tecnologías hogareñas”, explicó el autor de los libros Envenenados y AgroTóxico.  El periodista explicó cuáles son las dos variedades principales de extracción de litio: “Primero, está el litio de roca, que es más caro de extraer. En Argentina se encuentra en Córdoba. Y después, está el de salares, que para las mineras es más fácil y barato de extraer”, informó. “Argentina, Bolivia y Chile tienen mucho litio sobre todo en la zona de los salares de la Puna, y ahí es donde se está llevando a cabo este desastre, amparado en la lejanía de los territorios, con provincias permeables y cómplices de las acciones de estas empresas. Son territorios habitados por pueblos originarios, que como sabemos, nunca son respetados”, contextualizó.  Sobre la “sustentabilidad” del litio, Eleisegui aseguró que este concepto es uno de los más viciados de la última década: “Hoy decir que algo es sustentable está lejano a bajar el uso de los recursos, de no utilizarlos cuando no sean necesarios y reemplazarlos por otros menos dañinos. En el caso del litio, es el elegido por las empresas automotrices y por las grandes industrias de la tecnología como el reemplazo de los combustibles fósiles. Están viendo que la tendencia va para ese lado y obviamente no quieren perder el mercado. Entonces son los grandes consumidores de este litio, que se utiliza en gran medida de forma experimental”, aseguró. Y agregó: “Hay un científico del Conicet, Germán Lener, que viene investigando sobre este tema y explica cómo en Europa (donde trabajó) hacen pruebas mínimas de laboratorio con litio de Argentina, porque les es un producto barato, sin tener en cuenta del desastre que se genera al recurrir a ese material. Entonces promueven autos, que no sabemos si algún día llegarán a nuestro país, desde una promesa enarbolada por las gestiones de gobierno, lo cual lo hace más preocupante aún. Tenemos Ministerios que hablan de las bondades del litio, de la ley de electromovilidad para estimular vehículos basados en estas tecnologías. Y de fondo lo que tenemos es infinidad de proyectos que se están instalando en los salares, los que ya están funcionando, una técnica de extracción realmente muy violenta, depredatoria de estos espacios, y al mismo tiempo una salida de recursos sin valor agregado, ni mucho menos. Así que no tiene sustentabilidad económica, financiera, y mucho menos ambiental”, denunció. El periodista especializado en temáticas ambientales aseguró que el peor de todos los modelos de extracción de litio es el que se utiliza en Argentina. “Se bombea el líquido que está debajo de los salares, lo que se le llama ’salmuera’, que incluye litio entre otros minerales. Se coloca en piletas, se va secando hasta generar ese cristal final, que es justamente de litio”. Y expresó: “Si buscan ‘oro cobre’ en Google, se pueden ver en la página oficial del proyecto esas piletas de la Puna donde bombean la salmuera. Este proceso es fatal para toda la zona, para la biodiversidad y para las poblaciones, porque justamente están sacando toda el agua que hay en la región. Y el salar, me comentaba Ariel Slipak (Economista por la Universidad de Buenos Aires) tiene un proceso natural de llenado, que cuando se desocupa, recurre al agua cercana para ocupar ese espacio y volver a llenarse, consumiendo todo el acceso de agua de las comunidades. Entonces quizás estas mineras no están sacando el agua directamente de los pueblos, pero al vaciar el salar, liquida las poblaciones con sus floras y faunas”.  Patricio marcó la diferencia en la extracción de este metal con otros países de la zona: “En Bolivia, por ejemplo, se trabaja de otra manera. Existe cierta protección de los recursos. El mineral del litio está considerado un recurso estratégico, protegido por ley. Hay otras políticas vigentes en el país vecino. Y como acá no, estas empresas se están aprovechando”, razonó. Eleisegui explicó cómo se da el proceso de separación de minerales y cuáles son las consecuencias que puede generar en lo ambiental. “Para generar los cristales de litio, en la separación de minerales se utilizan muchos químicos, como en todos los procesos de minería a gran escala. Esto redunda en un lodo químico que ninguna empresa declara qué es lo que hace con él, asegura Slipak. Y los otros minerales que salen, como Potasio, Boro, no están declarados y no sabemos si quedan ahí como residuo, o si la empresa los está exportando de manera ilegal, como se ha comprobado en otras explotaciones”. Y expresó que “lo que se hace es bestial y en el propio canal de

Carlos Briganti es el principal referente de los colectivos Reciclador Urbano y Acción Huerta Urbana, que funcionan en la Ciudad de Buenos Aires y en algunas zonas del resto del país. A través de la instalación de plantaciones en las veredas o en espacios verdes, buscan demostrar que hay otras formas de producir alimentos y que se puede utilizar el reciclaje para reducir el impacto ambiental. En diálogo con el programa radial A mí no me importa de La Retaguardia, Briganti contó cómo surgieron los colectivos y habló de la importancia de concientizar acerca de las problemáticas medioambientales. (Por La Retaguardia)   🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier/Pedro Tato ✍️ Redacción: Pedro Ramírez Otero 💻 Edición: Diego Adur 📷 Foto de portada: El Reciclador Urbano Con su mate y termo listos, Carlos Briganti se conecta al Zoom desde la terraza de su PH en Chacarita. Pero no es cualquier terraza. Hace más de 10 años que ese lugar se convirtió en un enorme espacio de producción de alimentos libres de agrotóxicos y una apuesta a la soberanía alimentaria a través de la agroecología. Aunque casi es mediodía, el verde que lo rodea lo protege del sol pleno que hace arder a la Ciudad de Buenos Aires y, por las dudas, también tiene calzado su sombrero de paja. Briganti casi no hará pausas más que para tomar algún mate o indicar cómo enterrar algún plantín a las voluntarias que están trabajando junto a él al momento de la entrevista.  —La Retaguardia: ¿Quién es el Reciclador Urbano?  —Carlos Briganti: Reciclador Urbano es una persona que ha nacido en el campo, en una quinta. Yendo a la escuela ya tenía mi primera huerta. Después, en la década del ‘70, me dediqué en una hectárea y cuarto  a producir verduras y a venderlas en la feria. Tenía una granja con animales. Después hice un impasse y me dediqué a la docencia en plomería. Como digo siempre, la tierra debajo de las uñas nunca se va, siempre relacionado con las plantas. Allá por el 2010 empieza a poblarse la terraza, este espacio que estaba improductivo, de verdes que es lo que yo sabía hacer. Y después se fue transformando en lo que es hoy: un bosque, una selva productiva de alimentos. Flores, polinizadores, frutas, de todo un poco.  —LR: ¿Cómo surgieron los colectivos Reciclador y Acción Huerta Urbana?  —CB: Con el tiempo la gente empezó a visitar, a ver, y a tomar clases. Después se fueron quedando. Y ahí surgió el colectivo de todos los voluntarios viejos. Esto ya estaba abierto a la comunidad, pero empezamos a salir del gueto. Con frutas en la Ciudad, plantando en los espacios verdes, poniendo composteras en las veredas de los barrios. Antes de la pandemia (de Covid-19) empezamos a poner huertas con cubiertas —neumáticos— en las veredas, y hoy tenemos 25 proyectos dentro de CABA. La gente encontró un espacio y entendió que el cambio pasa por la alimentación. Lo que siempre digo: uno se levanta con hambre y se acuesta con hambre. La transformación de lo urbano empieza visibilizando la problemática que tenemos de los pasivos ambientales. Y fue así que se construyó esta huerta (en su terraza): cubiertas de autos, tachos juntados de la calle, todo basureado. Y se transformó en un lindo emprendimiento. Muy grande.  —LR: ¿Cómo se involucran los vecinos, vecinas e integrantes del colectivo?  —CB: Cada uno participa de esta actividad libremente. Sólo junta buena energía: la gente viene cuando tiene ganas de participar. Es un colectivo transformador, activista. Un colectivo que cambia las cosas. Vamos para adelante y hacemos partícipe a todo aquel que quiera huertear, no importa de dónde venga. Lo único que exigimos es empatía. Mientras no ofendas a ninguna persona, acá está abierto para toda la comunidad.  ¿Una huertita no cambia al mundo? El objetivo de los colectivos Reciclador y Acción Huerta Urbana es, además de poblar de plantaciones todos los lugares posibles, concientizar acerca del daño ambiental que generamos como sociedad y hablar sobre modelos de producción que crecen cada año con apoyo del Estado, como la megaminería y la agroindustria. Briganti explicó que la huerta es una excusa para llegar al vecino o vecina común: “Nosotros amigablemente hacemos una huerta, el primer espacio. Y después hablamos de megaminería, de reforma agraria, de tierras fiscales, terrenos improductivos, de los dueños de las semillas, los oligopolios, las formas de producir. Mirá todo lo que hace una huertita”, explicó. Además, recordó una frase que le dijeron una vez: “Pero es una huertita, eso no cambia al mundo”, e inmediatamente respondió con énfasis, como si se lo estuvieran diciendo otra vez: “Lo cambia todo. Porque en una huertita enseñás qué impacto tiene la megaminería, qué es la agroecología, la soberanía alimentaria. Mirá todo lo que se dispara. Nosotros sabemos entrarle a la gente porque somos la gente”, argumentó.  Cebando el último mate que tomará antes de volver a llenarse las manos de tierra, el Reciclador Urbano cerró con una invitación a participar: “Estamos en crecimiento, pero no lo podemos hacer solos: tiene que ser colectivo. Y ese crecimiento colectivo va a empujar a esta exigencia y demanda de espacios productivos”.

La educación ambiental, integral y transversal es ley en todo el territorio argentino desde la madrugada del viernes 14 de mayo, luego de una extensa sesión en el Senado, en la que se aprobó por unanimidad. “Esto es una luz”, dijo Jackeline Ermini, activista socioambiental de Jóvenes por el Clima en Rosario, Santa Fe. En diálogo con el programa radial A mí no me importa, la joven describió lo que significa esta ley en medio de un contexto donde los problemas medioambientales se potencian cada día. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Catalina Goldszmidt 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Archivo Virginia Chaile/La Retaguardia El Proyecto de Ley de Educación Ambiental se aprobó por unanimidad en el Senado, luego de que había logrado la media sanción en marzo en la Cámara de Diputados/as con 215 votos afirmativos, siete votos negativos y 18 abstenciones. “Es una ley de presupuestos mínimos, con lo cual se prevé que la educación ambiental sea obligatoria en todas las jurisdicciones y niveles educativos del país, adaptando el contenido para cada nivel y haciendo hincapié en las problemáticas y realidades de cada territorio en el que se la implementa”, explicó Jackeline Ermini, integrante de Jóvenes por el Clima de Rosario, Santa Fe. Y es que detrás de cada plan de estudios, contó la activista, estará el COFEMA (Consejo Federal de Medio Ambiente) y un consejo consultivo, conformado por pueblos originarios, guardaparques, representantes de organizaciones estudiantiles y socioambientales, y hasta personas de cada región, con el objetivo de aportar información pertinente y hacer un seguimiento de los contenidos que se dan.  Si bien es un logro la aprobación de esta ley, lo que queda por delante es un camino de lucha para exigir que se implemente de forma correspondiente en todos los colegios del país. La activista la comparó  con la Ley de Educación Sexual Integral, que es similar en el modo de aplicación pero no se cumple como debería. “Nuestro mayor miedo es que pase lo mismo que con la ESI, que no se termine implementando, o que se implemente según la voluntad de cada institución y de la forma que quieran”, dijo Ermini. Y mencionó lo que sucede en algunos colegios religiosos del país, donde la ESI es aplicada según creencias o doctrinas de la institución, y planteó que esto es algo que podría repetirse con la Ley de Educación Ambiental, ya que “toca los intereses de un montón de sectores”.  Fue gracias al apoyo de una sociedad cada vez más despierta y a las campañas de organizaciones socioambientales como Jóvenes por el Clima y EcoHouse que esta ley se pudo impulsar. Pero el camino está lleno de barreras que aún quedan derribar, ya que la megaminería y el agronegocio siguen creciendo en todo el país. Una de las problemáticas urgente es la de los humedales que volvieron a arder en la zona de Santa Fe, mientras la Ley de Humedales sigue cajoneada. Ermini se refirió a las campañas que están haciendo desde Jóvenes por el Clima  para que otras leyes que son de importancia para el medioambiente, puedan, efectivamente, salir. “Nosotros venimos impulsando una agenda legislativa, para tratar de sancionar diferentes leyes… En este momento una de las principales leyes y campañas que estamos llevando adelante, que nos parece como una de las más importantes, es la Ley de Humedales”, contó. Este proyecto, que fue presentado el año pasado en Diputados/as pero que hoy en día está “cajoneado”, tiene por objetivo establecer presupuestos mínimos para la conservación, uso racional y sostenible de los humedales en todo el territorio nacional, con el fin de asegurar la integridad de estos espacios que son fundamentales para el ecosistema. “Hoy Rosario está de vuelta inundada de humo”, comenzó a decir la activista sobre su lugar de residencia, desde donde puede ver el humo que llega a la ciudad mientras se sigue postergando la ley. Pero la lucha sigue: “La Ley de Humedales es una ley por la que vamos a seguir trabajando hasta lograrla”, cerró.

Fabiana Cartolano es docente e integrante de la Asamblea No a la Megaminería de vecinos y vecinas de Playa Unión y Rawson. Durante semanas, participó de los cortes de ruta que se realizaron en la Ruta 3 y pedían el retiro del proyecto de ley de la zonificación de la actividad minera. El domingo 9 fueron reprimidos por la Policía provincial. Lo contó en el programa Hasta que vuelvan los abrazos, de Radio La Retaguardia y Radio Sur. Este viernes, la Justicia aceptó un amparo para frenar la puesta en marcha del proyecto de zonificación minera. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Diego Adur 📷 Foto de portada: El Chubut   El proyecto de ley 128/20 establece la rezonificación en los departamentos de Telsen y Gastre, provincia de Chubut, y la extracción minera a gran escala. Desde  2003, existe una ley que prohíbe la megaminería a cielo abierto en la provincia. Por eso, la intención del gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, quien responde a los intereses de las empresas mineras, es lograr la zonificación en distintos departamentos de la provincia como primer paso para después sí habilitar la actividad. Distintos grupos que pelean hace años por detener la minería en Chubut, como es el caso de la Asamblea No a la Megaminería de vecinos y vecinas de Playa Unión y Rawson, se opusieron al proyecto de ley y decidieron cortar la ruta para expresar su disconformidad. Juntaron firmas y presentaron un proyecto de iniciativa popular con 30 mil firmas para frenar la rezonificación, pero el jueves 6 de mayo la legislatura lo rechazó. Días después de las primeras manifestaciones, las fuerzas policiales reprimieron la protesta en la Ruta 3. En un comunicado anunciado el pasado viernes, la Justicia ordenó a la Legislatura provincial que se suspenda el tratamiento del proyecto de zonificación minera. El reciente amparo resuelve “suspender cautelarmente el tratamiento del proyecto de ley 128/20″. Fabiana Cartolano, integrante de la Asamblea, contó cuáles fueron los desencadenantes del conflicto: “El jueves (6 de mayo) terminó sucediendo lo que venimos denunciando hace muchos años las asambleas de Chubut: en la Legislatura se votó la aprobación del proyecto de iniciativa popular que había salido con despacho negativo de la Comisión de Ambiente. Esa Legislatura es un espacio que ha perdido toda legalidad y seriedad acá. Hace ya muchos años tejen los negociados por abajo, se entrega la provincia, y asumen personas que tienen causas. Hay diputados que tienen más de veintiuna causas”, expresó. La docente se refirió a los métodos de lucha que se venían tomando, previamente a la represión policial: “Se tomó la determinación, como última herramienta de lucha que estamos teniendo, cortar la Ruta Nacional N°3. En cuanto se aprobó el proyecto en la Legislatura, que estábamos todos afuera escuchando, nos vinimos hasta Trelew —autoconvocadamente, todo el mundo—, y llegamos hasta aquí. La solicitud del corte de ruta y de todas las actividades que se están haciendo en la provincia, es que se retire el proyecto de zonificación minera, que es un proyecto fraudulento, ilegal, un “corto y pego” del CONICET. De hecho, salió también el director de CONICET a nivel nacional a denunciar ese proyecto porque habían mal usado toda la información del CONICET y la habían utilizado para poder armar ese proyecto, que está claramente digitado y dictado por las mineras. Recordemos que nosotros tenemos nuestra primera iniciativa popular desde el 2014 y que una compañera, a través de una buena cámara con zoom, descubre -fotografiando un teléfono de uno de los diputados- que le estaban dictando los dueños de las mineras qué era lo que tenía que decir como fundamento. El jueves sonaban igual. Eran voceros de las mineras”, denunció Cartolano.   Además, comentó que se estaban tomando medidas de fuerza en otros lados de la provincia: “El mismo jueves se tomó la Municipalidad de Esquel. Al igual que la Municipalidad de Trevelin, en la Comarca Andina, donde estuvo el fuego hace poco. También se cortó la Ruta 40”. Y destacó :”Pero los medios no están contando mucho, por eso estamos más que agradecidos. Porque saltar el cerco mediático provincial nos cuesta muchísimo”, admitió.   Fabiana resaltó el rol de las mujeres en esta lucha: “En la logística del corte de ruta somos las mujeres las que vamos al frente. Lo decidimos así las mujeres y hemos logrado llevar adelante un corte de ruta tranquilo, porque somos nosotras las que dialogamos con los camioneros, con las familias, con los choferes de colectivos, y demás”, explicó.   Un pueblo que resiste La docente rememoró el derrotero de luchas que el pueblo chubutense guarda en su historial: “Nosotros venimos de muchas luchas en la calle. Recuerden que dormimos 41 días afuera del Ministerio de Educación, cuando se tomó allá en el 2018, en pleno invierno. Amanecíamos con la ropa escarchada. Acá en la Patagonia el viento y el frío se hacen sentir. Hacemos fogatas en las puntas de los cortes de ruta”. Y exclamó: “Pero parece ser que al gobierno le encanta tener a la gente en la ruta. No hay diálogo. Es cada vez más hermético el gobierno con el pueblo. Al gobernador no se lo ve casi nunca. A veces pasan meses sin dar una nota, sin hacer una conferencia de prensa”, contó.   La complicidad de los diputados provinciales con las mineras Para sumar al paquete de irregularidades que hay alrededor de la instalación de las mineras, también está la situación del diputado provincial Sebastián López, quien fue grabado pidiendo coimas a empresarios mineros: “‘Cien luquitas López’ le decimos nosotros. Es terrible. López, después de que salió ese escrache de la coima que él estaba pidiendo, se abre del bloque y hace un unibloque. Hay tres unibloques dentro de la Legislatura. Él solo quedó como bloque, y él solo decidió votar a favor de este despacho negativo a la iniciativa popular, al igual que Eliceche (Carlos, diputado provincial PJ- Frente de Todos y ex Intendente de Puerto Madryn, 2003-2011) y que Roddy

Walter Rubén Mansilla es uno de las doce personas detenidas entre el lunes 12 y el miércoles 14 de abril en Andalgalá, días después de la Caminata por la Vida de cada sábado, que terminó esa vez en incidentes motivados por el avance del proyecto minero Agua Rica. A Mansilla se lo  acusa de estrago doloso, daño a la propiedad privada y hurto. Inés, una de las hermanas; y Analía, su compañera, reconstruyen cómo sucedieron los hechos.(Por la Red Nacional de Medios Alternativos) ✍️ Redacción: Red Nacional de Medios Alternativos – RNMA 📷 Fotos: Red Nacional de Medios Alternativos – RNMA Walter Rubén Mansilla, fotógrafo de la Radio El Algarrobo –  que integra la Red de Medios Alternativos (RNMA) –  y militante de la  Asamblea El Algarrobo fue detenido el lunes 12 de abril. Se lo acusa de estrago doloso, daño a la propiedad privada y hurto. Inés, una de las hermanas y Analía, su compañera, reconstruyen cómo sucedieron los hechos. Rubén es uno de las doce personas detenidas entre el lunes 12 y el miércoles 14 de abril. Todos ellos son militantes de la Asamblea y participaron de la marcha el sábado 10 de abril, que, como desde hace 12 años, los andalgalenses realizan por el centro de la ciudad para manifestarse en contra de la explotación minera y en defensa del territorio, el agua y la vida. El sábado, Rubén recorría la marcha sacando fotos como siempre lo hacía. Al escuchar una explosión, cuenta Inés, una de sus hermanas, se volvió y quedó espantado frente a las oficinas de la minera Agua Rica que se estaba incendiando. “(El domingo) hable con él y me dijo que me quede tranquila. Que había estado en la marcha pacífica sacando fotos. Quédate tranquila, me dijo, vos sabes que todo esto está armado, que tratan de hacernos quedar como violentos. Ellos son los violentos, no nosotros, me dijo”, recuerda su hermana. Detención sin orden judicial, pero con muchos golpes Inés nos cuenta que el lunes a la mañana un vecino fue a buscarla para avisarle que estaban destrozando la casa de Rubén.  Cuando ella, acompañada por sus hijos, llega a la casa de su hermano, la encuentra cercada por cerca de 30 efectivos policiales y otros 15 en el interior de la vivienda. “Veo que lo sacan a mi hermano atado, descalzo y a los golpes. Lo tiran al piso y le dan botinazos y golpes con las armas. Yo no paraba de gritar: de qué lo acusan, déjenlo, suéltenlo, no es un criminal, donde están las pruebas. Entonces para que no lo vea lo llevan a un costado. Después me dejan entrar. Lo tenían atado y no dejaban que me mire y para que no se les vieran los golpes le ponen un barbijo, pero yo sabía que estaba golpeado”. Los policía a cargo del operativo pertenecen al Grupo Kuntur “grupo de presión que manda el gobierno”, subraya Inés, y a pesar de la insistencia de la familia no pudieron mostrar ni orden de allanamiento, ni de detención. Es más, según relata, uno de los oficiales del operativo le dijo que ellos solo tenían “la orden de destruir todo, que no sabían de que se lo acusaba (a Rubén)”. En su relato minucioso Inés describe que la presionaron para que firme el acta bajo amenaza de represalias con su hermana, con ella y con sus hijos, si seguía negándose a firmar. Además de ella, el acta de la detención fue firmada “por uno de ellos y por un señor canoso que no vio nada”, dice. Denuncia que a Rubén lo sacan de su vivienda a empujones y lo suben a una camioneta policial. En el trayecto a la sede policial lo siguieron golpeando. “Ellos creyeron que en las fotos (que sacó Rubén) salía uno de los tipos que ellos pagaron. En el barrio se sabe quiénes fueron, ellos mismos salen y gritan que les pagaron 500 pesos para quemar las oficinas de la minera”, dice Inés. De la casa de Rubén, se llevan la cámara fotográfica, la memoria, el celular y una memoria de USB, que Walter niega que sea suya, nos cuenta Analía, su compañera. Y nos dice que solo pueden verlo diez minutos por día y que se turnan entre toda la familia. Que el martes 13 de abril le tomaron indagatoria, y que quedó en calidad de detenido acusado – como el resto de los militantes detenidos – por estrago doloso, daño a la propiedad privada y hurto. “En el momento de los incidentes tuvo la mala suerte de estar ahí frente a la puerta del galpón de Agua Rica. Imagino que lo que habrá pasado por su cabeza en ese instante, fue registrar la mayor cantidad de momentos posible. Nunca imaginó, que se lo iba a hacer responsable. Es más. En los videos y fotos se lo ve paralizado frente a todo lo que estaba ocurriendo”, cuenta su compañera. Radio El Algarrobo cumple diez años comunicando, este aniversario teñido por las detenciones de sus integrantes La Radio El Algarrobo cumplió diez años construyendo una otra comunicación que intenta romper el cerco informativo que imponen las usinas mediáticas que defienden a las empresas mineras. Soportando detenciones, amenazas, interferencias y trabajando de manera autogestionada para la defensa del agua, del territorio y la vida. La asamblea “El Algarrobo” y la radio que hoy cumple una década, son parte de la misma  organización de habitantes de Andalgalá que luchan en defensa de la vida y que hoy tiene 10 detenidxs (ayer dos asambleístas fueron liberados). El 15 de febrero del 2010 una pueblada bloqueo los caminos  de tierra que llevaban a la mina Bajo La Alumbrera. Las fuerzas de seguridad  desataron una feroz represión ordenada por la fiscal Marta Nieva que encarceló a más de 150 personas. Aquel día las multinacionales no pudieron imponer el proyecto de Agua Rica y los andalgalenses concluyeron que, tanto los medios nacionales como regionales, se habían esforzado por desinformar sobre lo que estaba