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Ni Una Menos


Como cada año, las calles de todo el país volvieron a llenarse para proclamar la consigna del Ni Una Menos. La convocatoria se vio atravesada por un contexto social y económico en el que la pobreza y el desempleo no dejan de aumentar. Cada día estamos a la espera de saber qué conquista atacarán, para desviar el foco de las verdaderas discusiones. Fue la primera concentración sin Norita Cortiñas, quien estaba  en cada lucha. Aun así, logramos llevar su legado, para que siga estando presente. Compartimos un fotoinforme. Redacción: Agustina Sandoval Lerner / Valentina MaccaroneEdición: Pedro Ramírez Otero Fotos: Natalia Bernades / Bárbara Barros 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades 3J 2024 en Congreso Foto Natalia Bernades Desde 2015, nos movilizamos en todo el país bajo la consigna “Ni una menos”. Hace ya 9 años nos convoca un mismo grito de furia, que esta vez se vio intensificado en las calles.  Nos ocupan el hambre, la pobreza, el desmantelamiento del Estado en políticas públicas hacia las mujeres y diversidades, el desempleo y el peligro de derrumbe de nuestras conquistas más peleadas, como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.  Hoy, gritar “Ni una menos” tuvo un gusto mucho más amargo y desgarrador. En mayo, el Observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos” de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) lanzó un nuevo informe del Registro Nacional de Femicidios, Femicidios Vinculados, Trans/Travesticidios, lesbicidios y otras muertes violentas. De enero a mayo de este año hubo 89 femicidios contados en este registro. De estos, se desprenden: -64 Femicidios directos.-3 Trans/travesticidios.-3 Lesbicidios.-2 Vinculados de niñas/mujeres.-6 Vinculados de niños/varones.-9 Feminicidios por narcotráfico/crimen organizado.-2 Suicidios feminicidas. Los intentos de femicidios contabilizados fueron 216. Además, los discursos de odio circulan con mayor validación social cada día, y el Gobierno nacional a su vez los fomenta.  Las cifras continúan siendo alarmantes. En un contexto donde nos cuidamos sólo entre nosotras, donde no existe ningún tipo de respuesta por parte de un Estado que niega la existencia del patriarcado y del sesgo de género en las violencias, las calles se inundaron de consignas contra el hambre, la pobreza, contra el ajuste a las jubilaciones, el desempleo y, claro, contra la violencia machista. Este fue nuestro primer Ni Una Menos sin Norita. Sin su sonrisa y sus abrazos. Pero, con toda la tristeza acumulada desde su partida, sabemos que desde algún lado sigue guiándonos y mandando todas las fuerzas que necesitamos para enfrentar el odio que no para de crecer.  Su esencia y lucha quedará en cada una de nosotras y nosotres. En cada corazón, cada consigna. Encada grito, en cada calle y en cada lucha.  Norita nunca se va a ir. Nunca nos va a dejar.  Venceremos, Norita querida.

El Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven elaboró un registro nacional de femicidios junto al medio de comunicación Feminacida. El 3 de junio fue un nuevo Ni Una Menos y, desde 2015, hay un femicidio cada 31 horas. Victoria Eger, integrante de Feminacida pasó por el programa radial Estás Muteadx y detalló algunos datos del registro. Compartimos un fotoinforme del Ni Una Menos. Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián BouvierRedacción: Julián BouvierEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Bárbara Barros/La Retaguardia Desde el primer Ni una Menos, en 2015, diferentes organizaciones feministas comenzaron a exigir un registro de cuántas mujeres habían sido asesinadas en manos de varones por violencia machista, porque hasta ese momento no había un relevamiento. “Era una deuda que el Estado tenía con nosotras. Así y todo, al día de hoy, quienes se encargan de ese relevamiento y de ese monitoreo, son organizaciones de la sociedad civil, que lo hacen a través de la publicación de las noticias de femicidios en los medios de comunicación. Obviamente, lo hacemos con colaboradoras a lo largo y ancho del país, que a través de diferentes mecanismos relevan todos los medios de comunicación zonales, locales, provinciales, nacionales y lo vuelcan a un registro que después nos permite realizar este tipo de informes. No nos sorprende que, una vez más, sea la sociedad civil la que se tiene que encargar de estas demandas. Sí existe un registro de la Corte de Justicia. Ninguno le gana al otro, estaría bueno que podamos compararlo, porque el registro que hace Ahora Que Sí Nos Ven, por ejemplo, se basa en casos que salen en medios de comunicación y el que hace la Corte tiene que ver con procesos judiciales. Y muchas veces las cifras no coinciden”, contó Victoria Eger, integrante de Feminacida. El medio feminista realizó un registro nacional de femicidios junto con el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, que toma datos desde 2015 hasta 2023.   El rol de los medios de comunicación   Eger planteó que, en 2015, el Ni una menos fue un hito que permitió que la agenda de los feminismos irrumpa en las agendas mediáticas. “Obviamente que falta un montón, pero antes no se hablaba de la misma manera. Si bien tenemos una postura crítica en cuanto a cómo son las coberturas que hacen los medios tradicionales de comunicación sobre el tema, también podemos reconocer que antes del 2015 esto no sucedía. Incluso, eran casos que terminaban en la sección de policiales, vinculados a ‘crímenes pasionales’, y demás”, dijo. A su vez, la periodista reconoció “una especie de naturalización” o normalización de esas violencias: “Porque ahora para que un femicidio sea noticia, no alcanza por sí solo. Tiene que tener un agravante mayor. Es decir, si están involucrados hijos, hijas e hijes en ese femicidio. O cuando el agresor se suicida, que da más morbosidad todavía. O cuando están involucrados otros integrantes de la familia. Entonces ahí lo comunican, porque parece que no es noticiable simplemente con que sea un femicidio, sino que hay que agregarle algo más”, explicó.   “A la hora de hacer ciertas recomendaciones para no caer en las revictimizaciones, hay estudios mediáticos que dan cuenta que, en una cobertura televisiva, por ejemplo, donde es noticia un femicidio y el tema lo toma el programa de la mañana, después el del mediodía, el de la tarde y el de la noche, y estamos todo el día hablando del arma, o de la manera en que esa mujer fue asesinada. La circulación de esas noticias durante tanto tiempo da ideas a los agresores, alienta a las prácticas. Entonces tenemos que cuidarnos incluso nosotres, que damos las informaciones desde una perspectiva respetuosa, y teniendo en cuenta la protección de esa víctima, qué información damos y en qué momento”, dijo la integrante de Feminacida. La periodista reflexionó acerca de las herramientas que existen para abordar estos hechos desde las diferentes instituciones estatales y también no estatales: “No sé si faltan leyes. Estamos fallando a la hora de llevarlas adelante. Hay muchas falencias. Muchas compañeras dicen ‘llamo a la línea 144, pero no me resuelve como quisiera’. En toda esa cadena de asistencia que tiene el Estado a la hora de implementar esa política pública es donde estamos fallando. Tenemos buenas leyes, pero falta energía en ver dónde están las fallas. Porque desde los diferentes sectores lo podemos advertir: desde el derecho, desde el periodismo, desde el trabajo social, desde el poder judicial. El Estado debería tomar cartas en el asunto para que los números bajen, porque nos demuestran todo lo contrario. Tenemos un ministerio que es nuestro (el de Mujeres, Géneros y Diversidad), que lo luchamos, lo conseguimos, lo militamos y es una herramienta que no podemos descuidar, sobre todo en estos tiempos de amenaza de sectores antiderechos y fascistas, que hablan de eliminarlo. Hay que defenderlo, pero también hay que luchar para que podamos incidir. Tenemos una Ley de Educación Sexual Integral, donde uno de los ejes de esa ley es el abordaje de las violencias”. Los datos del informe  Desde 2015 a 2023 hay un femicidio cada 31 horas, según el relevamiento de Feminacida y el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven. En total fueron 2.257 las mujeres asesinadas. Además, el 64% de los femicidios se produce en la casa de las víctimas. “Este dato viene a romper con la idea de que el femicida es un loco suelto que me agarra en un callejón sin salida, como lo vemos en las películas. Son personas con las que convivimos, pueden estar al interior de nuestras casas, de nuestros trabajos, en los espacios de socialización. Es algo tan íntimo, tan personal, que es lógico que suceda al interior de las casas, porque es algo que avergüenza hacer para afuera. Cuántas veces hemos dicho ‘ah, no tenía cara de ser tan malo’, lo mismo cuando pasa un abuso sexual en la infancia. Por eso, desde las prácticas responsables sobre cómo comunicar hechos de violencia, insistimos en que no son monstruos, en que no están locos, ni

Lo dijo Victoria Aguirre, vocera nacional de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), acerca del informe que redactó el Observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos”, sobre 38 muertes violentas de mujeres, travestis y trans en enero de 2022. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, Aguirre puntualizó en detalles del informe, habló de la responsabilidad del Estado como garante de la integridad física y de cómo influye el acompañamiento de las redes de contención.  (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 🖍️ Ilustración: Chechu Rodríguez El Observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos” de Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) presentó un nuevo informe en el cual constan 38 muertes violentas de mujeres, travestis y trans desde el 1 hasta el 31 de enero. De las 38 muertes a manos de femicidas, 24 son femicidios, femicidios vinculados y trans-travesticidios. Ocho muertes están asociadas al género, vinculadas a economías delictivas; como el narcotráfico, la venganza, las deudas, y a delitos comunes. Hay tres muertes de mujeres en proceso de investigación y tres suicidios femicidas. Victoria Aguirre, vocera nacional de Mumalá, desarrolló los puntos principales del informe. Acerca de esta problemática, dijo: “Continuamos con esta denuncia, con el pedido de declaración de emergencia, de Ni una menos. Pasó enero y lamentablemente tenemos que contabilizar 38 muertes violentas, una muerte cada 19 horas en Argentina de una mujer, una persona travesti-trans en ocasión de violencia, ya sea por economías delictivas o por femicidio intrafamiliar”.    —Vemos que fueron 24 los femicidios vinculados y travesticidios, ¿qué englobamos ahí?   —Dentro de esos 24 femicidios, 19 son directos, es decir, la víctima es la mujer, la feminidad disidente, a la cual se quería lesionar. Un vinculado de niña mujer, es decir, que este fallecimiento tiene que ver con provocar el dolor, en este caso a la madre de esta niña o persona cercana, porque posiblemente el vínculo es otro para causarle dolor. Esa es la diferencia entre femicidio directo y femicidio vinculado. El femicidio vinculado se puede dar por dos formas, una es con esa intención de presionar una víctima principal, que en este caso es la mujer o femenina disidente, y en otro caso es cuando esa tercera persona se interpone a fin de evitar el femicidio y termina en la línea de fuego o en la ocasión de la violencia, tratando de guardar la otra vida. Cuando vemos el informe también vamos a tener femicidios vinculados de varones o de niños y tienen que ver con esta situación, con el vínculo que tenía con esta mujer, la cual el fin último era tratar de lesionar. En este caso la lesionan psicológicamente con un daño tan enorme como perder un hijo.  —Lo que suelen arrojar siempre estas estadísticas es que la gran mayoría de los casos son en las viviendas de la víctima y muchas veces son parejas o gente conocida.  —Exactamente. Ese es un dato que está desde el 2015, creo. Que lo seguimos reflejando y la verdad es que yo siempre voy hacia el mismo ejercicio. Hoy estamos en un 55% de femicidios cometidos por parejas o exparejas. Normalmente este número siempre es arriba de 65. Pero si sumamos parejas, exparejas, hombres conocidos por la víctima, familiares directos o indirectos, el número total es 90. El 90% de los agresores tienen un vínculo con la víctima.  El informe también aclara que hubo en enero 28 intentos de femicidios. Teniendo en cuenta que las muertes violentas son 38, y de haberse consumado esos intentos, el número sería el doble. Al respecto, Aguirre dijo: “Ahí es donde tenemos que reforzar esto de ¿qué sucede ahora con estos intentos de femicidio? Porque la contracara de lo que nosotras denunciamos en este informe es que estas víctimas de intento de femicidio si no tienen un sostén económico importante para poder llevar una querella, dependen exclusivamente de la voluntad de los juzgados”.   ¿Y las fuerzas de seguridad? Del 1 de enero al 22 de noviembre de 2021 se cometieron 203 femicidios de un total de 298 muertes violentas de mujeres, travestis y trans. El informe de Mumalá de ese año refleja que un 13% de los femicidios fueron cometidos por integrantes de las fuerzas de seguridad. En el informe que contempla sólo enero de 2022, el 5% de los femicidios fueron en manos de integrantes de las fuerzas.  —En muchísimos casos no se les quita el arma reglamentaria a los integrantes de las fuerzas que son femicidas y tampoco se los condena. Es muy complicado aplicar justicia de alguna manera, ¿no?   —El porcentaje anual suele ser el 13 o el 15%. Un 5% en una primera estadística es un montón. Es muy grande el número. Es muy representativo en 24 femicidios. El tema es que no termina de cerrar ese círculo y justamente lo que nosotras vemos en la relación con las fuerzas de seguridad es que además de la violencia sufrida, también hay un cierre hacia adentro que no permite que las y los familiares de las víctimas puedan acceder a la justicia también. Porque es difícil encontrar una institución donde sus propios integrantes, no todos, pero un porcentaje que es el que venimos denunciando, cometen delitos o tienen la potestad de estar circulando con un arma. Están capacitados físicamente para poder someter a las víctimas. O sea, es muy compleja la situación de quienes están atravesando violencia en manos de fuerzas de seguridad. Uno de los últimos casos que hubo en Chaco es que la víctima tenía 24 denuncias hechas a un policía. Entonces ya ese es otro caso muy similar al de Úrsula (Bahillo), que fue muy emblemático y lo que justamente nos refuerza es que no se está trabajando con las fuerzas de seguridad de forma criteriosa, que no hay una implementación de la Ley Micaela, no hay un resguardo de las personas que denuncian violencia, y lo más preocupante es, ¿cuál es el verdadero acceso que tienen estas personas que están sufriendo violencia a manos

El Ni Una Menos marcó un hito en la lucha feminista visibilizando la violencia machista y por supuesto, su consecuencia más grave y visible, el femicidio. A seis años de su surgimiento la lucha continúa, mientras la violencia y los casos de femicidio crecen a costa de un Estado ausente. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Natalia Bernades El 3 de junio de 2015 llegaba para cambiar la mirada de todas y todos. Ese día las calles se llenaron de gritos, consignas, abrazos y llantos. El repudio hacia el patriarcado resonaba fuerte cuando las pibas decían: “Nos están matando”. No fue el grito de una, fue el grito de muchas, de todas, dejando en claro que el patriarcado y la violencia machista no van más. A seis años del surgimiento del movimiento, seguimos denunciando la ausencia del Estado y la falta de aplicación de verdaderas políticas públicas para la prevención de femicidios.  Según el observatorio Ahora Que Sí Nos ven, desde el 3 de junio de 2015 hasta el 3 de junio de 2021, se cometieron 1717 femicidios, un femicidio cada 31 horas. El 64% de los femicidios fue cometido por parejas o exparejas y ocurrieron en la vivienda de la víctima.  Luego de seis años de gritar “Ni una menos, vivas nos queremos”, siguen preocupando la altas cifras de violencia de género y femicidios. La violencia machista no cesa y lo vemos reflejado en los números.  ¿Y la Justicia? Hoy en día no nos sorprende, ante un femicidio, conocer que la víctima había realizado denuncias previas al hecho.  El análisis realizado por el observatorio Ahora Que Si Nos Ven demostró que 2 de cada 10 víctimas habían realizado al menos una denuncia previa a su femicidio y sólo 1 de cada 10 tenía una medida de protección judicial.  “Tenés que ir a hacer la denuncia”, te dicen. Pero lo que la mayoría de la gente ignora es que el Poder Judicial falla ante este pedido de ayuda. Los funcionarios y funcionarias del Estado no brindan las herramientas suficientes y a veces, directamente, no brindan ninguna. ¿Por qué no alcanza una denuncia, una perimetral, un botón de pánico? Ya haciendo este planteo, dejamos expuesta la ineficacia del Estado, sus agentes judiciales y policiales.  Ante la ausencia de políticas de contención, seguimiento, acompañamiento y representación luego de realizar una denuncia, le sigue la frustración frente a un proceso que no puede continuar o que no contribuye a la solución del problema.  Además de la ineficiencia estatal solemos encontrarnos frente a diversos cuestionamientos de la sociedad: “¿Por qué no hizo la denuncia?”, “tendría que haber denunciado y así evitaba que la mataran”, siempre poniendo en cabeza de la víctima la responsabilidad de no terminar siendo una más en las estadísticas por femicidio y no en quien realmente debe perseguir a los acusados y acompañar a las víctimas. Existen muchísimas razones por las cuales las mujeres, ante situaciones de violencia, deciden no acceder al sistema de Justicia: obstáculos a la hora de realizar la denuncia, miedo a que la violencia se incremente, exceso de burocracia, revictimización y humillación por parte de las mismas instituciones estatales, tantas otras distintas situaciones por las cuales no confiamos en el Estado ni en el Poder Judicial. Aún así, seguimos realizando reclamos constantes para haya una respuesta eficaz y rápida ante denuncias y una investigación exhaustiva frente a los femicidios.  Por otro lado, seguimos observando que ni la Justicia ni las fuerzas de seguridad nos protegen. Del 1 de enero al 29 de abril de este año, el 20% de las víctimas realizó al menos una denuncia, pero sin embargo sólo un 10% obtuvo una medida de protección judicial. El incremento de la violencia machista en contexto de pandemia  Según Naciones Unidas Argentina, la cuarentena aumenta los riesgos de violencia de género y abuso sexual, ya que el encierro, el hacinamiento y la posible discontinuidad de redes de protección social afectan los determinantes sociales de la salud, el bienestar de las mujeres y las desigualdades de género preexistentes. La cuarentena agrava la violencia de género y en algunos casos aumenta los asesinatos de mujeres que no pueden salir de sus hogares, no tienen dónde ir, ven cortadas sus redes familiares y sociales o son reprendidas por salir a la calle, aunque esté establecido que sí podrían circular para realizar la denuncia por tratarse de un caso de “fuerza mayor”. A partir de información del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad desde el 20 de marzo de 2020, el promedio diario de llamados recibidos por la línea telefónica 144 de atención a víctimas de violencia de género, superó en un 39% al de los días anteriores.  85 femicidios en 2021  Este año fueron cometidos 85 femicidios entre el 1 de enero y el 29 de abril. La violencia no cesa, como así tampoco su consecuencia más grave: los femicidios.  Hubo 1 femicidio cada 50 horas en abril. 66 intentos de femicidios en lo que va del año. El 73% fue cometido por las parejas y exparejas de las víctimas. El 32% ocurrió en la vivienda de la víctima. 17 víctimas habían realizado al menos una denuncia y 10 tenían medidas de protección. Al menos 60 niños y niñas perdieron a sus madres como consecuencia de la violencia machista.  Un grito incansable Ya hace seis años demostramos estar hartas de la no visibilización, del destrato y de la violencia. Cada vez que tocan a una, nos tocan a todas, y es por esa misma razón que esta ola imparable no se cansa de pedir justicia por cada piba asesinada, por todas las mujeres que han sido y son violentadas, y por cada una que no fue escuchada. Somos muchas; estamos acá, diciendo: “Ni una menos. Vivas nos queremos”. 

Lo dijo Marina Benítez Demtschenko, abogada especialista en derecho informático de la UBA y presidenta de la Fundación Activismo Feminista Digital, en diálogo con el programa radial Hasta que vuelvan los abrazos de La Retaguardia y Radio Sur. Habló de la responsabilidad de los y las periodistas a la hora de comunicar, de la protección normativa hacia las personas menores de edad y de la visibilización de los agresores frente a una situación de violencia de género. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Fotos: Virginia Chaile La era digital trajo aparejado cierto nivel de responsabilidad que muy pocas veces se respeta. Los medios de comunicación tradicionales suelen descuidar de manera habitual el respeto por los derechos de las personas menores de edad a la hora de comunicar. Consultada acerca de esta problemática, Marina Benítez Demtschenko, abogada especialista en derecho informático y presidenta de la Fundación Activismo Feminista Digital, dijo: “Es una tendencia bastante nueva y empieza a partir de los casos de violencia machista, por ejemplo, cuando las víctimas son colocadas en los medios de comunicación con una identificación plena de su persona, de sus antecedentes afectivos, o parejas anteriores. Las mujeres como sector poblacional tenemos esa problemática encima, que hay como un rastreo que fundamentaría ciertas cuestiones muy de la mano del ‘algo habrá hecho’, ‘hay que ver cómo fue hasta ahora para terminar siendo víctima de femicidio’. Imaginen la cantidad de casos que hemos tenido delante de los ojos en el último tiempo en que fuimos detectando paulatinamente este tratamiento”.  ¿Cuál es el límite?  Benítez Demtschenko explicó los cambios paulatinos que se están dando para una protección mayor cuando intervienen las redes sociales. “Sabemos muy bien que en las redes sociales, principalmente en la plataforma Twitter, tenemos usuarias y usuarios que generan novedad todo el tiempo y que muchas veces estas ‘novedades’ o comentarios, o información que se viraliza, termina en los medios de comunicación y acá tenemos la delgada línea de dónde generar una protección distinta y dónde cuestionarnos esto: cómo tratamos información personal desde la prensa y qué pasa con las leyes vigentes. ¿Cuál es el límite?”, planteó. En Argentina existe una normativa que protege la identidad y privacidad de las personas menores de edad. Sin ir más lejos, la Convención de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes tiene jerarquía constitucional y contempla diversos derechos y obligaciones para los Estados parte: “En el artículo 16, particularmente, se preveé esta protección a la privacidad, a la vida privada. Por ejemplo, a la familia, al domicilio de correspondencia del menor o de la menor, a no ser atacado en su honor. Acá es donde también tenemos una previsión normativa que nos puede ayudar a dar un marco a cómo tratar esto. No sólo la identidad, sino por sobre todo, la privacidad que es un derecho fundamental”, afirmó.  La (i)rresponsabilidad de quienes tienen las herramientas En marzo de 2021 fue denunciada la desaparición de una niña menor de edad. Su madre denunció y el caso enseguida tomó relevancia en los medios de comunicación, en redes sociales, y exhibió una clara falta de responsabilidad hacia los derechos de la misma. “Lo que nos encontramos frente a su desaparición es que se estaba videograbando la casa en precarias condiciones de habitabilidad de la niña, qué hacía la madre, una sobre exposición absoluta que definitivamente eso contraría las previsiones de la Convención y acá debería de intervenir el Estado activamente, porque al ser una norma con rango constitucional no necesitamos ningún tipo de intermediación para ver si aplica o no. Pero esto es parte también de la desinformación que hay en la comunidad entera de cómo opera el derecho para proteger bienes jurídicos tutelados, en este caso, de menores”, dijo la abogada.   Sin ir más lejos, este mes se viralizó en redes sociales un video donde se ve al cantante de Mala Fama, Hernán Coronel, junto a su nieta quien es menor de edad. En el video, Coronel tiene la mano por debajo de la remera de ella. El repudio no tardó en llegar y se difundieron las imágenes mostrando el rostro de la niña menor de edad, incluso en algunos medios de comunicación. “Hay que distinguir dos órbitas de responsabilidad. Por un lado la responsabilidad sobre quienes detentan un poder, en este caso, la órbita del periodismo, de la prensa, que tiene una jerarquía mayor a una persona particular y una responsabilidad diferencial y por otro lado tenemos que distinguir la esfera que corresponde a las personas de la comunidad digital. Cuando podemos distinguir estas dos órbitas, vamos a tener que hablar de la mayor responsabilización de órbitas de poder. Esto también comprende al Estado, al sector privado, a empresas y demás, que tienen una posición privilegiada en función de la persona común. Y por tener una posición privilegiada también les corresponde mayor responsabilidad, esto también está previsto en la Ley de Protección de Datos Personales, 25326, que es nacional, y me parece que es necesario que hablemos en dos niveles distintos por el hecho de que no puede responsabilizarse a una persona particular o cualquier usuario/usuaria de una red social de la misma manera”, explicó. Y continuó: “Es una problemática acuciante la falta de contemplación de estas cuestiones por parte de usuarios y usuarias comunes y es preocupante porque tiene que ver con la alfabetización digital y también con el conocimiento de los derechos y con los límites. La sobreexposición es un mal de época y pareciera como que cualquier cosa que se vuelca en una red social está habilitado y no es así y me parece que esto es crucial empezar a pensarlo”. La visibilización del agresor frente a la protección del macho —La Retaguardia: Los medios de comunicación ante casos de femicidio suelen mostrar la imagen de la víctima y proteger la identidad del femicida, ¿qué pensás de esta situación? —Marina Benítez Demtschenko: La concientización sobre la visibilización o no de determinadas cuestiones en

Desapareció el 18 de septiembre de 2018 en La Paz, Traslasierra, Córdoba. El único sospechoso del caso se suicidó en diciembre de ese mismo año. El pasado jueves  se cumplieron 29 meses de la desaparición de la adolescente. María Lina Leguizamón, psicóloga, docente y coordinadora del área de género de la municipalidad de La Paz,  dialogó con La Retaguardia. Allí habló acerca de la vida de Delia y contó cómo fue su desaparición. Comentó en qué estado está la causa judicial y se refirió a las manifestaciones que llevaron a cabo la familia de la joven y la comunidad de vecinos y vecinas. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/ Fernando Tebele 📷 Fotos: María Lina Leguizamón El 18 de septiembre de 2018 en un pueblo de la zona cordobesa de Traslasierra, donde habitan entre 9000  y 9.500 personas, desapareció Delia Gerónimo Polijo. Sucedió cuando salió de la escuela, que se encuentra en el pueblito central, en La Paz, yendo hacia a su casa que está en un paraje llamado “La Guarida”. La docente y psicóloga María Lina Leguizamón, coordinadora de género de la municipalidad de La Paz, explicó que en esa zona “Hay hornos de ladrillos donde vive y trabaja su familia, que es de origen muy humilde” y agregó que “la familia de Delia trabaja en la ladrillera de un cuñado”.  Cuando salió de la escuela, caminó por una calle interna. El último registro que se tiene de ella es que caminó sobre la ruta y desapareció. “A partir de eso, la familia salió a pedir ayuda de forma desesperada, durante una semana toda la gente del pueblo se reunía en la plaza a ver qué pasaba, qué se podía hacer, qué se estaba haciendo”, manifestó la docente. Al día de hoy, Delia, que en ese momento tenía 14 años, continúa desaparecida.  Una niña que florecía  Acerca de la personalidad de la niña y su carácter, María dijo: “Yo la conocía de la escuela. Los docentes la recordamos como una niña con las características de su edad, que en el primer año era como muy callada, muy para adentro y ya en el segundo año empezó a florecer,  arreglarse y a dejar los juegos en el recreo y estar más en esto de caminar, mirarse y mirar. Propio de su edad. Una niña alegre”. A partir de su desaparición y con el revuelo que se produjo en el pueblo, la psicóloga subrayó el impacto que hubo en el colegio, por la responsabilidad que tiene la institución. “Para la escuela el impacto fue muy grande porque de alguna forma hubo una responsabilidad ahí en dejarlos salir antes porque estábamos en la semana del estudiante, había actividades y algunas niñas de segundo año pidieron salir antes y ahí sucedió esto”, afirmó. También mencionó que para sus compañeros y compañeras el golpe fue muy fuerte: “En la escuela está el banco de ella, que fue intervenido con frases, con dibujos y está ahí, intacto, nadie lo va a ocupar”. La docente además se refirió a lo que se generó en el pueblo a raíz del caso: “A nivel comunidad, el impacto de la desaparición de Delia fue enorme porque este es un pueblo serrano, muy tranquilo, donde todos nos conocemos, donde siempre existió esa confianza y esa tranquilidad de saber que nuestros hijes podían estar jugando por ahí, libremente, andando en bicicleta, yendo al arroyo solos sin que sucediera absolutamente nada. Esto, como decía un vecino, fue tomar consciencia de que todo lo malo que sucedía en otros lugares o en las grandes ciudades puede llegar acá y nos puede suceder a nosotros, entonces atravesó la comunidad de forma muy fuerte”. “Hace 29 meses que estamos buscando a Delia Gerónimo Polijo” Esta semana, después del año 2020, donde no se pudo salir a manifestarse, los y las habitantes decidieron retomar la calle como una forma de visibilizar la desaparición de la joven. El 18 de febrero pasado fue el cumpleaños número 17 de la adolescente y la manifestación de ese día fue muy importante. Acompañó toda la comunidad. Leguizamón observó: “Estuvo buena, siempre doloroso, siempre fuerte. Es una marcha en la que ves a muchísima gente muy conmovida”. El grito de justicia y memoria de familiares, amigos, amigas y de toda la comunidad se hizo oír en el pueblo. Delia no es la única desaparecida. En Traslasierra, en 2014, desapareció Marisol Rearte, quien en ese momento tenía 18, junto con su hija Luz Morena Oliva, de dos años. Ese mismo año desapareció Silvia Gallardo, de 34. Aún no se sabe nada acerca de los hechos y no hay ninguna persona imputada en ninguno de los casos. Una causa judicial paralizada y un único imputado muerto  La coordinadora del área de género del municipio de La Paz denunció que se han manifestado en la puerta de la fiscalía solicitando que la familia esté informada acerca de la causa, ya que no recibieron mucha comunicación de parte de la fiscal. En diciembre del 2020 estuvo Marcos Herrero, un investigador adiestrador de perros que participó de las pericias. También, junto a sus perros participó en las búsquedas de Santiago Maldonado y Facundo Astudillo Castro, entre otras desapariciones/asesinatos. Fue llevado a Traslasierra por una organización para colaborar con la búsqueda de las cuatro desaparecidas. De los rastrillajes que se llevaron a cabo con los perros entrenados por Herrero, la familia no tuvo comunicación de la fiscalía sobre los resultados.  El 23 de diciembre de 2018 se suicidó Mauro Martínez, quien al día de hoy fue el único sospechoso de la causa. La esposa, Anabel Pereyra, vecina de La Guarida, se había acercado a la comisaría para radicar una denuncia en contra de Martínez por violencia de género. Dijo que él en ese momento estaba tomando alcohol y drogándose, cuando la amenazó con que le iba a pasar lo mismo a que a la “boliviana”, refiriéndose a Delia. Cuando la policía lo fue a buscar, lo encontraron muerto. Los peritajes

Con la presencia de Patricia Nasutti, la mamá de la joven asesinada la semana pasada en Rojas por un policía de la bonaerense, se realizó una marcha desde el obelisco porteño hasta el Palacio de Tribunales. Compartimos un informe fotográfico, a falta de palabras para acompañar tanta indignación. (Por La Retaguardia) 📷 Fotoinforme: Virginia Chaile/La Retaguardia  💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Fernando Tebele

Hace algunas semanas, el futbolista de Boca Juniors Sebastián Villa fue denunciado por su expareja, Daniela Cortés, por violencia de género. Primero en redes sociales y luego ante la justicia a través de la Fiscalía N° 2 de Esteban Echeverría, Cortés acusó al jugador por amenazas y lesiones y pidió una restricción de acercamiento. Para ahondar sobre el tema, Sol Baracat, integrante del colectivo Feminismo Xeneize, habló en el programa Hasta que vuelvan los abrazos y contó el trabajo militante que realizan las pibas en los clubes para visibilizar la problemática de violencia machista dentro de las instituciones deportivas. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Giselle Ribaloff/Fernando Tebele ✏ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 🖍️ Ilustración: Lorenzo Dibiase La denuncia por violencia de género que realizó vía redes sociales Daniela Cortés contra su expareja, el futbolista colombiano de Boca Juniors, Sebastián Villa, tomó amplia repercusión. La mujer relató en un video cómo el jugador la maltrataba, la golpeaba y hasta contó que perdió un embarazo por sus golpes. Si bien el futbolista lo negó, aludiendo que nunca le había levantado la mano a una mujer, las acusaciones fueron ratificadas frente a la fiscal Verónica Pérez, de la comisaría de Esteban Echeverría y se emitió un pedido de restricción de acercamiento. El club Boca Juniors, quien tiene contratado a Villa, emitió un comunicado donde expresa su voluntad para ponerse a disposición de la justicia. La visibilización de estas situaciones es cada vez más frecuente en el ambiente del fútbol, donde hace algunos años la violencia de género estaba completamente silenciada. Las organizaciones feministas son las grandes responsables para que esto suceda y más cuando funcionan dentro de los clubes de fútbol o, al menos, en torno a ellos. Es el caso de Feminismo Xeneize, un grupo de pibas de Boca que decidieron juntarse para problematizar sobre la cultura patriarcal dentro del mundo del deporte. Sol Baracat es integrante del colectivo y contó acerca del manejo de esta denuncia en particular: “Apenas vimos el comunicado de Daniela en las redes sociales, desde Feminismo Xeneize empezamos a tejer redes para poder comunicarnos con ella y dejarle algún contacto, brindarle asesoramiento y contención. Cortés realizó las denuncias, pero no sabemos muy bien sobre el acompañamiento que está recibiendo y es una de nuestras mayores preocupaciones”, aseguró Sol e instó a que el club llevara adelante un protocolo especial para situaciones de este tipo: “Las instituciones deportivas todavía muestran dificultades para estar a la altura de las circunstancias cuando tienen jugadores, que son empleados, denunciados por violencia de género. Se podría solucionar si entraran protocolos dentro del club. Por ejemplo, la Ley Micaela para capacitar a dirigentes y que los comunicados y acciones estén atravesados por una perspectiva de género, para que se tenga en cuenta el acompañamiento a las víctimas y no ser tibios a la hora de tomar un rol determinante en estas situaciones”, expresó. La militante contó que el origen del colectivo surgió a partir de las elecciones a presidente de Boca del año pasado y que si bien no forman parte de la política del club, esperan que se les dé preponderancia a las mujeres y al deporte femenino, una de las promesas del oficialismo: “Feminismo Xeneize es un colectivo feminista y popular que tiene dentro un montón de otros espacios. Nos juntamos para trabajar en conjunto porque destacamos la lucha colectiva. No participamos en la política del club. No es oficial. Ninguna de las integrantes tiene un rol político en Boca. Siguen destacando que en esta gestión de 4 años van a darle importancia al rol de la mujer en el club y al fútbol femenino. Todavía es muy reciente, más ahora con la pandemia de por medio. No hay mucho trabajo del club”, dijo. Por último, Baracat se refirió a la constante presencia de violencia machista en las instituciones deportivas y explicó de qué manera buscan desde su colectivo una solución: “Los clubes de fútbol están totalmente atravesados por el sistema patriarcal. Reproducen acciones machistas. Es necesaria la lucha colectiva y repensar en conjunto desde una perspectiva feminista: desde los roles de género, por qué en las dirigencias hay más integrantes masculinos que femeninos, por qué no hay disidencias. Queremos repensar estas cuestiones y generar una nueva visión en el armado de clubes. Boca no tiene protocolo de acción en caso de violencia de género. Trabajamos y pensamos en eso. Junto a la Ley Micaela, un protocolo lo contemplaría. Se accionaría de una manera totalmente diferente en los casos como el de Daniela Cortés y todos los que hubo. Estamos muy conscientes de que es un trabajo arduo y duro. Entre muchas se piensa mejor y los reclamos tienen más fuerza. Las mujeres siempre estuvimos interesadas en todo lo que tiene que ver con el fútbol. No deja de ser un deporte que nos interesa, más allá del género. Queremos repensar las instituciones deportivas desde su rol sociocultural”, finalizó.

Ayer se llevó adelante el paro nacional de mujeres. Integrantes de La Retaguardia participaron de la masiva manifestación entre la Plaza de Mayo y el Congreso. Compartimos una crónica y un fotoinforme. (Por La Retaguardia)✍ Texto 👉 Agustina Sandoval Lerner📷 Fotos 👉 Natalia Bernades En el marco del Día Internacional de la Mujer ayer, 9 de marzo, se dio un nuevo paro nacional y otra vez salimos a las calles a gritar por el aborto legal, por las pibas que nos faltan, y por la ausencia del Estado. A las 16 horas comenzó la concentración en Plaza de Mayo y de a poco iba llegando la gente. Nos preparamos poniendo los pañuelos verdes en las cabezas, en las muñecas y en nuestras mochilas. Nos peinamos, nos llenamos de glitter los ojos, algunas hacían arte sobre sus caras, tomamos mate y comimos galletitas antes de la gran movilización a modo de merienda. Cuando la concentración dio pie a la marcha, una vez más estábamos ahí cantando y gritando a viva voz por las pibas que diariamente nos arrebata el patriarcado y también por todas las pibas que se llevaron en este corto año.  A medida que avanzamos íbamos escuchando diferentes cantos feministas muy pegadizos. Cada columna cantaba uno diferente, pero todas éramos parte de esas canciones. Todas y todes a los gritos, con bombos y aplaudiendo. Había performances artísticas, murgas y bailes. Miles de carteles con diferentes consignas pero un lema en común: estamos hartas y ya no nos callamos más. Cada uno de ellos emocionaba hasta el interior del cuerpo, cada uno contaba una historia. Ni siquiera la incipiente lluvia nos movió una vez que llegamos a la plaza del Congreso. Estábamos ahí, todas apretadas, con un poco de frío por el viento, pero sintiendo la calidez de la euforia masiva.

El 8M se realizó un pañuelazo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Convocado por partidos de izquierda con la consigna “La deuda es con nosotras/es, ni con la Iglesia ni con el FMI”.Los ejes principales fueron la ley de aborto legal y gratuito sin objetores de conciencia, separación Iglesia y Estado y aplicación de la ley de ESI y, finalmente, que el ajuste del FMI no oprima más a las mujeres que necesitamos políticas de Estado urgentes. (Por La Retaguardia)📷 Fotoinforme 👉 Natalia Bernades