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Esta foto que sacó Luis Angió es de esas que merecen contar la historia que está detrás de las protagonistas. Al menos, podría tratarse de apenas un intento de entender cómo se puede seguir adelante en algunos momentos intolerablemente difíciles de la vida. Allí está Nora Cortiñas. Se toma del brazo de dos Ana Careaga. Madre e hija (Anita grande, Anita chica, suele decirles Norita). No vemos sus ojos. No somos capaces de ver lo que ellas ven cuando posan su mirada en la inmensidad de ese mar que, alguna vez, hace casi 40 años, devolvió los restos de, entre otras, Esther Ballestrino, la madre de una Ana, la abuela de la otra. (Foto y video Luis Angió, y texto de Fernando Tebele para La Retaguardia) Se contó mil veces, se contará de nuevo todas las veces que sea necesario. Esther es el símbolo de la solidaridad, de la militancia no individualista, del creer con firmeza y en cada acto de la vida que el mundo no se cambia solo, que hay que cambiarlo, y que esa disputa no se da en soledad, ni se abandona cuando tu situación esté resuelta. Se sabe en general, pero siempre es mejor seguir hablándoles a aquellos que aún no lo saben, que Esther Ballestrino de Careaga fue una de las Madres de Plaza de Mayo de aquel comienzo desesperado. Buscaba a Ana María Careaga, que fue secuestrada y –sabría después- estuvo desaparecida en el Club Atlético. Tenía 16 años y estaba embarazada de tres meses. Cuando recuperó su libertad, luego de ser salvajemente torturada como cada persona que cayó en manos del Terrorismo de Estado, viajó a Brasil y luego a Suecia. No solo es una sobreviviente, también pudo conseguir que sobreviviera aquella vida por nacer. Después de aquel reencuentro que duró poco y que tendría, aunque no lo supieran, el triste sabor de la última vez, Esther decidió que, ya con su hija a salvo, regresaría con las demás para continuar la búsqueda. Es también conocido que, cuando volvió con las otras madres que ya estaban empezando a ser Las Madres, las alegró con la noticia de la aparición de Ana María, lo que implicaba, además de su alegría, la esperanza para las que todavía seguían buscando, entre las que ya estaba Nora. Le dijeron que no volviera, que había encontrado a su hija, que ellas seguirían buscando hasta encontrar a los suyos, y ella respondió que no, que iba a volver, hasta encontrarlos a todos. No habrá dicho a todos y todas, porque no era parte de la cultura de aquella época. Sí era una construcción cultural aquella solidaridad que la hizo volver y quedarse. El 8 de diciembre de 1977, Esther fue secuestrada en la puerta de la Iglesia de la Santa Cruz, donde se había reunido el grupo de familiares y militantes que tenían allí un espacio abierto para organizarse. Estaban juntando plata para una solicitada que saldría unos días después en el diario La Nación. En ese grupo había un demonio, un solo demonio, Alfredo Astiz, que se había hecho pasar por un familiar en búsqueda y hasta tuvo la perversidad de llevar a varias de esas reuniones a una secuestrada de la ESMA, Silvia Labayrú. Él marcó a las Madres con un beso el 8 de diciembre de 1977. Habrá tenido sus treinta monedas de plata, y más… 12 personas de aquel grupo fueron secuestradas y desaparecidas. Además de Esther, Alice Domon, Angela Auad, Raquel Bulit, Eduardo Gabriel Horane, José Julio Fondovilla, Patricia Cristina Oviedo, María Eugenia Ponce de Bianco y Horacio Aníbal Elbert; más tarde se llevaron a Remo Berardo; en los dos días posteriores serían secuestradas, Leonie Duquet y Azucena Villaflor. Las llevaron a la ESMA. Fueron víctimas de los Vuelos de la muerte, que se están juzgando por primera vez en un juicio que no termina nunca porque ya no saben qué hacer para demorarlo. Es el juicio más grande de la historia argentina. No van a poder con el peso de la historia por más que nos hagan esperar. En Suecia, Ana María parió a Ana Silvia. Anita grande y Anita chica. Fue el 11 de diciembre. Cuando llamó a Buenos Aires para darle la mejor noticia a su mamá, le dieron la peor noticia a ella. Ahora están las tres en la playa. Nora y las dos Ana. Miran. Sienten. Imposible imaginar qué. Imposible. Están sobre la arena de Santa Teresita. Allí llegaron los cuerpos sin vida de muchas personas, que fueron enterradas como N.N. en el Cementerio de General Lavalle. 33 personas en una fosa común. El Equipo Argentino de Antropología Forense identificó a 19, entre ellas 5 mujeres de aquel grupo: las 3 Madres, Ballestrino, Villaflor y Ponce; Duquet y Auad. Las identificaron en 2005. No sabemos ni pretendemos saber qué se dijeron Nora, Anita chica y Anita grande en esa caminata de casi media hora con un viento frío que las hacía temblar tanto como el momento. Sí sabemos lo que hicieron: tomaron un palo y escribieron en la arena, entre todas, Justicia para Santiago. Se salieron de su propia historia para pedir por otro desaparecido. Conciente o inconcientemente, escribieron con la misma letra solidaria de Esther.

Si Lanata dice que los wichí de Formosa son “los invisibles” y Agustín Santillán “el preso del que nadie habla”, una conclusión sencilla y hasta egocéntrica es que no somos Nadie para Lanata, lo que podría considerarse a esta altura de su trayectoria -y también de la nuestra- casi un halago.Pero la intención de estas líneas no es reprocharle al Señor Periodista-que fundó Página 12 con dinero del PRT-ERP y se convirtió en el Empleado del mes de Clarín, todo en la misma vida- que nos ignore a pesar de las más de treinta notas publicadas sobre los wichí de Ingeniero Juárez en los últimos meses, y de la visita al terreno, sino intentar reflexionar acerca de por qué habla de Santillán recién ahora, a casi cinco meses de su detención política. (Por Fernando Tebele para La Retaguardia) En las márgenes de la grieta hay personas que intentamos no ser abducidas por esa polarización en la que toda noticia es pasible de ser utilizada según conveniencias partidarias.Para comenzar el análisis, vale decir que no somos los únicos Nadie que tomamos la noticia de Santillán desde el mismo día de su detención o poco tiempo después. Muchos medios alternativos lo han hecho, e incluso periodistas de medios tradicionales como Adriana Meyer, que no solo tomó el tema sino que, con una corrección que no abunda, ha citado siempre la fuente, sobre todo a la hora de republicar las cartas que Santillán escribió desde su ya larga estadía en las cárceles de Insfrán. Además, decenas de medios de todos los sectores nos dieron espacio cuando nos apretaron en Formosa, y tuvimos que tener mucho cuidado para no caer en posarnos en el centro de la escena, cuando en realidad el problema es cómo viven los pueblos originarios, y no cómo nos persiguen cuando vamos a intentar reflejarlo. Santillán junto a Lanata en su programa en 2014, cuando le servía parapegarle al kirchnerismo a través de su aliado Gildo Insfrán. De fondo unapublicación de La Retaguardia en el Facebook de Agustín. ¿Lanata se enteró recién ahora de la detención de Santillán? No, por supuesto que no. Es más, probablemente se haya enterado al mismo tiempo que nosotros. El Señor Periodista recibió a Agustín Santillán hace algunos años en el estudio de Canal 13 y visitó Formosa para mostrar las penurias de los Wichí y los Qom. Allí, los integrantes de la comunidad wichí de Ingeniero Juárez pudieron conocer el poder de la tele. Tras esa visita, camiones repletos de donaciones llegaron a la comunidad. Pero luego, como siempre, las luces de las cámaras se apagaron y todo volvió a la triste y penosa normalidad. De todos modos Agustín no olvidó nunca ese poder, por lo que una de las primeras cosas que le dijo a su compañera Gabriela Torres cuando ella pudo visitarlo en la Alcaidía de Las Lomitas fue: “llamá a Canal 13”. Desesperada, Gabriela llamó. No esperó cinco meses para hacerlo; pero ellos tardaron cinco meses en ir hasta el terreno.¿Qué pasó para que ahora Lanata se interese por Santillán? Una respuesta posible es que pasó Santiago Maldonado. Entonces necesitamos volver a la grieta. El Señor Periodista presentó su informe con dos visitantes de lujo en su mesa servil. A su derecha, Patricia Bullrich, la ministra que increíblemente aún continúa en su cargo; a su izquierda, Germán Garavano, el ministro que en su interna eterna con Claudio Avruj, secretario de dd.hh. que depende de él pero que tiene vuelo y poder propio, necesita no perder espacio en esa disputa. Ante la ya ineludible participación de Gendarmería Nacional en el secuestro y desaparición de Santiago, fueron ambos a la mesa central del periodismo oficialista a enarbolar la nueva teoría gubernamental: la de los 7 gendarmes zarpados; incluso hasta Eduardo Duhalde, que siempre está, comparó a los gendarmes locos con Fanchiotti y Acosta, los policías bonaerenses que mataron a Darío y Maxi: “Tal vez al gobierno le pasó lo mismo que a mí con Kosteki y Santillán”, le dijo a Perfil despegando a Macri pero, a la vez, defendiéndose de la imputación que tiene en una causa por las responsabilidades políticas de aquellos crímenes de 2002, que duerme en el escritorio del juez Ariel Lijo hasta cada vez que los familiares y un grupo de organizaciones la zamarrean para que no le cierren los ojos definitivamente.No por casualidad, luego de la no entrevista a Bullrich y Garavano, vino el informe que no solo se ocupó de Santillán sino también de Marcelino Olaire, el nieto de Félix Díaz que desapareció de un hospital en noviembre pasado.El mensaje es claro: ellos (como si fuera un grupo único), los que hoy se ocupan de los mapuches y de la desaparición de Santiago Maldonado, nunca se ocuparon de los pueblos originarios ni hicieron demasiado, por ejemplo, para que Gildo Insfrán dejara de tener más poder que He-Man y Greiscol (Sic) juntos; de hecho así lo expresó al presentar su informe de anoche: “Muchos de los que ahora levantan la bandera de los pueblos originarios y del reclamo de los Mapuches, durante años hicieron la vista gorda ante los reclamos de otras comunidades originarias”; da cosita estar de acuerdo en algo con el hombre, pero en eso tiene razón. Al mismo tiempo que ignora a los organismos y organizaciones del Encuentro Memoria Verdad y Justicia que viajaron y se entrevistaron con Agustín Santillán, su respuesta a la crítica con ojos enfocados solo en el kirchernismo es del mismo tenor, solo que del otro lado de la grieta: él se ocupó de Agustín Santillán solo cuando pudo usar la noticia para contrarrestar el huracán político que está arrasando con el gobierno nacional; no Irma, sino Santiago. Desde adentro mismo de ese huracán, Lanata le entrega a “la gente” argumentos para responder cuando alguien les consulte ¿Dónde está Santiago Maldonado?También cabe preguntarse por qué Gildo no se preocupó esta vez por apretar a Lanata, ¿será que le conviene tenerlo enfrente para que no se haga masivo el reclamo por Santillán como

Con la desaparición forzada de Santiago Maldonado se despertaron muchas discusiones que nuestra militancia tiene, y que solemos mantener en suspenso ¿Por qué? Porque gobierna Macri. Los organismos y organizaciones independientes y los organismos y organizaciones kirchneristas tratamos, a los cachetazos, de encontrar pisos de acuerdo que no obturen los reclamos comunes. Pisos siempre tamizados por una rivalidad política -no le temo a la palabra rivalidad y mucho menos si es política- que es insoslayable. (Por Rosaura Barletta para La Retaguardia) A esa rivalidad política se suman otros elementos, que surgen de la historia de un país: como movimientos políticos en exigencia de juicio y castigo al tiempo que paulatinamente pudieron recomponerse lentamente los tejidos sociales diezmados por el genocidio, el clamor por la verdad y la justicia tuvo una introducción violenta -tampoco le temo a la violencia-, disruptiva en la agenda de los gobiernos constitucionales. Así, con la mejor experiencia política que dio nuestro país en sus años de historia, la de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, se abrió paso uno de los lemas más contundentes: No olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. El lema que enarboló con énfasis Nora Cortiñas en la Plaza de Mayo que clamaba por Santiago Maldonado.En ese contexto, los organismos de derechos humanos, con fuertes fricciones -varios integrantes de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos aseguran que los consideraban un “organismo de segunda”, por ejemplo-, dieron la pelea por los juicios a los genocidas, no sin antes pelear contra los indultos, por el reconocimiento del genocidio y de los sobrevivientes, por la recuperación de los nietos y un sinfín de consignas ligadas a la reparación y la justicia.Todo eso aglutinó el nacimiento del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, la coordinación de organismos y organizaciones que se atrevió, en 1996, a marchar el 24 de marzo con todos esos reclamos. El surgimiento de HIJOS también tuvo un impacto político inusitado, por ser hermanos de los bebés apropiados, y por su impronta como reivindicadores de la lucha de una generación que aún se recomponía.Más allá de todo lo que implicó para el movimiento de derechos humanos la llegada del kirchnerismo, no pueden soslayarse (ni olvidarse) diferencias previas que se pueden constatar con cualquier militante del palo entrado en años. La ruptura del EMVyJ fue entonces, el acarreo de diferencias y el baldazo de agua fría que nadie podría discutir: un sector de los organismos decidió resignar su independencia en pos de un gobierno en el que creían, sobre todo a partir de la posibilidad de juzgar a los genocidas. Hubo un punto de inflexión nada agradable que dio curso a esa ruptura: 2007, el primer año en que hubo dos marchas, fue el primer 24 de marzo sin Jorge Julio López.En paralelo, los movimientos de familiares contra el gatillo fácil o, para ser más amplios, la represión democrática, ni cerca estaban de identificarse con la lucha de las víctimas de la dictadura, pero algo allí se empezó a mover. La problemática social del asesinato de jóvenes pobres por parte de las Fuerzas de Seguridad crecía y crecía, hasta que se hizo innegable desde todo punto de vista la característica sistemática de los crímenes. En el auge de la denuncia, fue nula la cabida que tuvo en la militancia y la agenda oficialista.Cuando Luciano Arruga desapareció, no fue fácil hermanar su historia con los organismos que integran el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, pero algunos factores perforaron ese techo. Seguramente, y es un tema a debatir, uno de esos factores fueron los recursos intelectuales de que dispone su hermana Vanesa Orieta. Seguramente; otro factor fueron las características de la desaparición y todas las violaciones a los derechos humanos que allí convivían: represión, persecución, hostigamiento, abuso de poder, pobreza, falta de educación, investigación viciada, etc. Por supuesto que fue un factor que, a pesar de reticencias de ambos lados, abrió el juego a un debate que introdujo una nueva agenda en el movimiento por los derechos humanos. De la misma forma, estimo, aunque sin conocimiento de causa, se habrán introducido las luchas por los pueblos originarios, los derechos de las mujeres, lesbianas, gays, bisexuales y trans, y otras reivindicaciones que tomaron relevancia en la militancia política en general.Si tengo que arriesgar una hipótesis, seguro que una de las fricciones centrales con que se encontró este debate y que no está superada del todo, tiene que ver con la procedencia de las víctimas. Pobres, no organizados, no levantados en una marcha, con una conciencia de clase precaria, de la que se adquiere a los tumbos, sin academia, sin compañeros. Es real que no pueden ignorarse las diferencias entre Maldonado, López y Arruga. Son tres casos radicalmente distintos y particulares, son tres casos a analizar con absoluto criterio y comprensión. Son tres casos. Pero la desaparición forzada no por nada es un crimen cometido por el Estado. El direccionamiento político puede desmenuzarse en los tres casos, y en todos los demás.No puede ni debe relativizarse la responsabilidad del Estado en cada uno de ellos. No puede tampoco hacerse un podio de responsabilidades. El objetivo puede variar pero, ¿alguien podría arriesgar a conciencia y sin malicia que Julio López no fue desaparecido por el Estado? ¿O acaso no basta con la responsabilidad del segundo de la Policía Bonaerense en los peores años de nuestra historia? ¿Alguien podría decir que Etchecolatz no dispone del Estado para perpetrar una desaparición? ¿Alguien podría sostener que ese expediente que investiga su desaparición no es parte de su desaparición? ¿O que, como el Estado que lo desapareció también condenó a su desaparecedor, eso lo hace menos Estado? Nadie podría negar, sobre todo, que la desaparición de López es un categórico mensaje al resto de los testigos en juicios de lesa humanidad. Esa es la intencionalidad política del crimen.¿Alguien podría esbozar que los asesinos de Luciano Arruga, formados en democracia, actuaron al margen del Estado? ¿O que no forma parte del delito de desaparición forzada la acción del Estado en la confección de una autopsia

La niña de 14 años estuvo 33 días desaparecida. La encontraron el 12 de julio y desde entonces estaba bajo la tutela del Estado en un hogar. Hacía pocos días, Nadia había empezado a relatar su calvario en manos de una red de trata y el juez Canicoba Corral decidió trasladarla a un refugio del que desapareció a los tres días. (Por Rosaura Barletta para La Retaguardia) Nadia Rojas le importa a su mamá.  En la audiencia pública contra la trata convocada la semana pasada por los legisladores del Partido Obrero en el Frente de Izquierda y en la que se anunció la segunda desaparición de la niña, Elena fue categórica: “Cueste lo que cueste, voy a encontrar a mi hija. Ahora mismo salgo de acá a buscarla”. Y, por si fuera poco, terminó esas palabras y se levantó para hacerlo.Nadia Rojas le importa a la comunidad educativa de Lugano y a sus profesores de la Media 1 que salieron a la calle de inmediato y han llegado a organizar movilizaciones durante tres días consecutivos. Cortaron Acoyte y Rivadavia, Corrientes y Callao y otras arterias de la Ciudad. Tanto en el barrio de Lugano como en la zona del Bajo Flores, toda la comunidad denuncia que opera una red de trata y abuso sexual por la cantidad de secuestros y captaciones de niñas de entre 11 y 16 años. Nadia Rojas también le importa a la Red de Docentes, Familias y Organizaciones de Lugano, que nació para combatir a esas mafias, ayer fue a Comodoro Py a responsabilizar a la justicia de esta aberración, y hoy se sumará a las 15 horas a la movilización que irá desde Av. de Mayo y 9 de Julio hasta el Congreso, y que convoca la familia de Anahí Benítez. Nadia Rojas le importa a los centros de estudiantes de los colegios de la Ciudad de Buenos Aires que convocan a un corte por su aparición con vida el lunes a las 12.30 en Acoyte y Rivadavia.Nadia Rojas le importa a su abogado, que había pedido una declaración en Cámara Gesell desde el momento en que la niña comenzó a relatar los abusos y violaciones sufridos durante el cautiverio y no dudó en aseverar luego de la segunda desaparición que hay que desmantelar a la red de trata que opera detrás de la desaparición y que los organismos estatales intervinientes deben rendir cuentas sobre lo sucedido.    Nadia Rojas nos importa a las cientos de miles de mujeres que, perplejas y vacías, vacías por dentro, nos tragamos ayer su segunda desaparición como un hielo demasiado grande, que no pasa. Y de la misma forma, pero acumulando, nos tragamos el crimen de Anahí. Que con una piedra en la garganta no pudimos creer el estado de excepción en que nuestro género se encuentra. Que empezamos a preguntarnos compulsivamente lo que al mismo ritmo nos respondíamos ¿Dónde están los responsables? En el Estado. ¿Dónde están los responsables? En el Estado. ¿Dónde están los responsables? En el Estado. ¿Dónde están los responsables? En el Estado.  Hace años, la palabra responsable nos parecía osada y, a algunos, exagerada. Hoy queda corto decir que el Estado es responsable: el Estado es partícipe. El Estado es la trata de personas.

Tras la novedad del hallazgo de un mensaje de Hernán Abriata en una pared de la ESMA “H.A. Mónica te amo”, La Retaguardia entrevistó a Mónica Dittmar, que recibió aquel mensaje 40 años después. En la charla con Diego Adur, cuyos tíos permanecen desaparecidos y compartieron cautiverio con Abriata, Mónica contó además que recibió una carta de su compañero en cautiverio, que aquí publicamos, de manos de uno de los guardias. También se refirió a la extradición pendiente de Mario Sandoval, a quien identifica como el secuestrador de Abriata. (Por Diego Adur para La Retaguardia) Foto: la carta de Hernán Abriata desde su cautiverio. Hernán Abriata está desaparecido desde el 30 de octubre de 1976. Hernán y Mónica fueron compañeros de vida. Se conocieron de chicos, estudiaron y trabajaron juntos. Los dos fueron a la Facultad de Arquitectura donde iniciaron su militancia en la JUP (Juventud Universitaria Peronista). Se casaron a principios de 1976 y ya vivían juntos cuando Hernán fue secuestrado de su departamento en Belgrano en un operativo comandado por Mario Alfredo “Churrasco” Sandoval, quien se presentó como Subinspector de Coordinación Federal. Hernán Abriata estuvo en la ESMA desde donde pudo contactar a Mónica a través de una carta y llamados telefónicos. Gracias a sobrevivientes, especialmente Carlos Loza, de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos, la familia de Abriata pudo reconstruir el destino de Hernán. Hoy, la lucha de ellos y de todos los que peleamos por la Memoria, la Verdad y la Justicia está enfocada en la extradición de Sandoval desde Francia para ser juzgado en la Argentina. Un gran amor de chicos “Con Hernán nos conocimos desde chicos, éramos compañeros de la escuela secundaria. Nuestras dos familias trabajaban juntas, teníamos una farmacia en común. Teníamos una relación de mucho compañerismo. En 1976 nos casamos. Habíamos formado nuestro lugar. Teníamos nuestro ámbito familiar. Además, éramos compañeros de la Facultad de Arquitectura. Nos conocíamos mucho. Conocíamos nuestros sueños, nuestras ideas. Habíamos armado un proyecto de vida: esta idea de cambiar una sociedad en función de poder repensarnos un proyecto de vida común. Las sensaciones de estas vivencias y de Hernán no son nuevas. Cuando uno tiene esta relación tan fuerte con otra persona, aunque esté desaparecida, está cada vez más presente. Te compromete en todo: desde hace unos años hemos empezado los juicios, hemos empezado a encontrar más pruebas y han podido testimoniar sus hermanas, que no lo habían hecho. Hay una relación muy profunda”, comenzó relatando Mónica con un brillo especial en los ojos que demuestra que ese amor sigue intacto, y que muestra la fortaleza de esta mujer.La semana pasada, Carlos Loza contó a La Retaguardia en una emisión de Oral Y Público, que habían ido a reconocer una inscripción de Hernán en una pared de Capuchita, el altillo de la ESMA donde compartieron cautiverio. Se trataba de un mensaje de amor para Mónica. Quise saber cuáles fueron sus sensaciones al encontrarse con una prueba tan tangente, no solo del amor que Hernán le tenía, sino para constatar su presencia en ese centro clandestino de detención. Mónica es arquitecta y docente de la Facultad de Arquitectura. Sigue siendo una militante férrea; tiene un programa en Radio Asamblea, La Voz de las Comunas, y participa de grupos de apoyo que organiza el Hospital Pirovano en distintos lugares. Por supuesto, continúa impulsando los juicios a genocidas con presencia, testimonios y, como en este caso, pruebas. El primer acercamiento a descubrir esta inscripción surgió el 29 de junio de 2016, cuando en un Curso Presencial que organizó el Ministerio Público Fiscal volvió a visitar la ESMA: A la derecha Soiza Reilly. Ese día Mónica vio por primera vez la inscripción  cuyo sentido completo llegaría hace pocas semanas en una nueva visita. “El año pasado hicimos una visita desde la Fiscalía que se ocupa de los alegatos de la Megacausa ESMA. La fiscal Mercedes Soiza Reilly, una fiscal con una fuerza y una convicción arrolladora, que convoca, está y va, hizo una especie de Seminario desde la ESMA convocando a parte de la Justicia y convocó a algunos familiares. Fuimos con Carlos Loza, sobreviviente de la ESMA, y varias hermanas de Hernán. Hicimos una recorrida donde Carlos nos iba contando y relatando cómo era todo ese circuito, por dónde entraban, cómo los ponían en el sótano, los llevaban y todas las distintas instancias. En función de eso repensamos los lugares y los espacios donde estaba cada uno. Subimos a Capuchita y Carlos dudaba si estaba en aquella esquina o en la otra. Ese lugar de terror te desubica en el espacio y en el tiempo. En ese momento yo hice alguna foto y vi algo escrito. Había una marca que decía Mónica, que es mi nombre. Entonces le saqué una foto. Me di vuelta y Laura, que es la hermana (de Hernán), dijo: ‘¡Mónica, dice Mónica!’. Pasaron tantas Mónicas, pensé, que quedó ahí, pasamos a otra cosa. Carlos también dijo que era del otro lado (donde había estado Hernán) y quedó ahí, seguimos. Yo no lo volví a hablar ni a pensar. Preferí evitar la cuestión personal y enfocar las energías en traer a Mario Alfredo Sandoval de Francia”, casi que gruñó Mónica, con una firmeza admirable. “Este año –continuó- hace menos de un mes, el 12 de junio, Carlos me dijo que había una compañera del Archivo de la Memoria de la ESMA que conoce particularmente el caso de Hernán. También me conoce a mí, tuvimos un acercamiento y me acompañó en el juicio. Cuando estaba en Capuchita comenzó a ver estas marcas que dicen Mónica. Con otras chicas, vieron otras marcas, con otra luz. Sacando los papeles esos (las pancartas informativas y señalizaciones) empezaron a aparecer otras gráficas. Entonces lo llamaron a Carlos y él me dijo a mí: ‘Vamos’. Quedamos para el lunes 12 de junio. Fui con la cabeza bien en frío. Cambió bastante la situación interna de la ESMA. Realmente se vive un clima de bastante opresión. Hay una huelga de trabajadores de ATE y hay

 Un día como hoy partía hacia la eternidad quien fuera nuestra abuela fraterna, por elección amorosa, por experiencias compartidas en noches llenas de insomnio y confesiones desoladas. (Por Néstor Elías para La Retaguardia) Elsa, Elsita o Lala, como le decíamos en la intimidad de nuestra amistad fecunda, era una mujer fuerte, firme y delicada. Ella fue para mi familia el sendero del coraje y la resistencia intensa. Ella, que había sufrido a manos de la última dictadura cívico-militar la mayor cantidad de desapariciones que puede soportar una familia. Ella que perdió a sus cuatro hijas, sus cuatro yernos, su marido y dos de sus nietos. Ella, que salió adelante sola, por Martín, uno de sus nietos recuperados prontamente cuando era apenas un niño; por Fernando, recuperado más adelante; por sus bisnietos esos que le llenaban la sonrisa, los días y el alma, y por la búsqueda incansable de esos nietitos que nunca conoció.  Esa señora elegante y coqueta que tenía “adoquín”, como solía decir por haber nacido en una familia de barrio humilde en los arrabales de Buenos Aires, nunca se entregó. La misma que soñó alguna vez  con ser bailarina y que nunca imaginó, cuando joven, que por su casa de clase acomodada iban a pasar grandes personalidades de la cultura nacional y que ella iba a tener que sacar chapa de su feminismo anticipado a la época para poder ser algo más que parte de esas tertulias.Mil historias vivimos juntos. Todas ellas forman parte de mi acerbo emocional cuando miro sus fotos en mi casa, en su casa, en centenares de lugares públicos donde nos solíamos encontrar, antes o después de una marcha, una conferencia o simplemente un paseo.Ella esperaba mis llamados semanales que nunca bajaban de una hora de charla en el teléfono. No había hora ni día, sólo había necesidad de sentirnos y recorrer las novedades de nuestras familias, los viajes y los proyectos. Solía llamarme Carlos desde el primer día porque decía que yo “tenía cara de Carlos”. Era una broma nuestra de intimidad absoluta, cuando ella llamaba a casa y preguntaba por Carlos.  Siempre nos reímos de eso. Nunca supe si ese andar lúdico que ella establecía conmigo y con mi compañera no fue el indicio de una enfermedad que vino con el tiempo. Tampoco importaba. Nos gustaba reírnos a sonrisa plena junto a ella, con ella. Nos encantaba verla reír con los ojitos chispeantes y pícaros siempre recordando cosas. El cierre de las charlas casi siempre era igual, solía decirme “pórtate bien nene y no hagas renegar a esa bella mujer que te acompaña. Si te portás bien, te preparo esas milanesas que tanto te gustan”. Con el tiempo llegó “El bollito de carne” como ella lo llamaba a nuestro hijo Tupac y le permitía gatear en pañales por toda la sala tocando todo, incluso recuerdos de Héctor y Solano López que siempre traía para compartir.  Nosotros temblábamos viéndolo, pero ella habilitaba todo para ese bisnietito adoptado. Verla entrar por el pasillo de casa con un vino en la mano significaba saber que la madrugada volvería a encontrarnos ensimismados en viejas y nuevas historias que todos necesitábamos conocer mejor. Iba a haber quiebres, enojos y chistes. En fin, vida. Eso derrochaba Elsa: vida. Ella siempre nos contaba que solían invitarla a hablar en “nombre de Héctor”, por “la obra de Héctor” y hasta querían que les firmara libros del gran trabajo de su marido Héctor Germán Oesterheld. Se enojaba a menudo porque sentía que su mirada y sus opiniones como persona, como individuo, estaban condicionadas por la gran obra de su compañero de la vida. Un día decidí que ella hiciera un prólogo para mi libro. Ella me dijo “¿pero que puedo escribir yo sobre los Qom si todo lo que se, lo aprendí de vos?”. Le dije: “No  Lala querida, no quiero que hables de los Qom, quiero que hables del derecho arrebatado a la identidad y de eso nadie mejor que vos para hacerlo”.  Entonces vi otra vez ese brillo en los ojos que calaba profundo en mí,  y supe que estábamos uniendo nuestros andares para siempre.  Un 1 de mayo a las doce de la noche llegué a su casa del barrio de Belgrano para corregir y darle forma a ese manuscrito que guardo como un tesoro familiar. Milanesas caseras mediante, pusimos en papel otro color en nuestro arco iris del amor.Lala fue una mujer sin par. Tenía una agenda que metía miedo a sus casi nueve décadas de andar. A menudo solía pensar que con varias décadas menos, yo no estaba seguro de poder cumplir ni con la mitad de dicha agenda, pero a Lala no había noche, ni frío, ni lluvia que la detuviera. La invitaban de todas partes, encuentros, embajadas, barriadas del conurbano, casa de gobierno…de todas partes,  y ella iba. Ojalá hoy muchos de aquellos anfitriones la recordaran recíprocamente. Era una mujer cabal, íntegra, maravillosa. Su fragilidad aparente no impedía descubrir la potencia de esa “madraza gallinezca” que lo dio todo por su familia y de quien tuvimos la fortuna vital de recibir un poquito de amor en la nuestra. Lala partió físicamente un 20 de junio, horas antes de tener yo que salir al aire por los viejos Andares que hacíamos en la destratada Radio América. Fue una dura madrugada esa. Hoy como siempre hay una flor en aquel lugar que ella ocupaba cuando venía a nuestro hogar, en nombre de la “abuela Elsa” como la llama el Tupac, en su breve memoria de haber trepado sus faldas cual montañas y acariciado su experiencia a través de sus rugosas manos repletas de afecto.Si existe el coraje sin límite, sin dudas debería llamarse Elsa Sánchez de Oesterheld.  A su memoria.

Quienes la conocen, se sorprendieron de que Nora Cortiñas haya sido una de las oradoras en el acto realizado el miércoles contra el 2×1 en Plaza de Mayo. “Estoy un poco excitada”, bromeó desde el escenario después de haber enumerado los crímenes de la dictadura y pedido justicia a sangre en cuello por cada uno. Muchos sentimos que su intervención nos llevó al acto que queríamos y necesitábamos. Cómo fue el recorrido de esta líder del movimiento de los derechos humanos que integra Madres de Plaza de Mayo de Línea Fundadora, pero con una línea política minoritaria, y cuya referencia fue consagrada por los organismos de derechos humanos independientes. Cómo se impuso su derecho a hablar en esa convocatoria, después de años sin hacerlo en las actividades de los organismos alineados al kirchnerismo. (Por Rosaura Barletta para La Retaguardia) Hoy presenció la segunda audiencia del juicio que acusa a tres efectivos de la ex Policía Metropolitana por disparar con balas de plomo contra los manifestantes en la represión realizada en 2013 por el entonces Jefe de Gobierno Mauricio Macri para garantizar el desalojo de la toma de la Sala Alberdi. También está cada año en las jornadas por los derechos humanos organizadas en La Matanza por los Familiares y amigos de Luciano Arruga. Nora acompaña todas las marchas convocadas por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y también fue a los Tribunales de Morón cada vez que se lo requirió la lucha por la absolución de Luz Gómez y Diego Romero.Además, con el correr de los años, Nora se hizo feminista. Por eso estuvo aguerrida presenciando el juicio contra las hermanas Jara, que enfrentaron dos años de cárcel por defenderse de un violador. Conmocionada y con indudable y unánime acuerdo de las cientos de miles de mujeres que acudieron, Nora cerró con una breve pero intensa intervención la movilización histórica realizada a Plaza de Mayo luego del primer Paro Internacional de Mujeres.Sin embargo, cada 24 de marzo, va religiosamente a las dos marchas, a la del Encuentro Memoria Verdad y Justicia por afinidad política, y a la de los organismos alineados al kirchnerismo por su pertenencia institucional pero, sobre todo, va a las dos porque tiene la firme convicción de que debería ser una sola. Esa convicción no es una enunciación vacía contra unos u otros, tampoco es una chicana de desprecio hacia ciertos agrupamientos, tampoco quiere Nora una unificación a costa de cualquier cosa. “Juntos, pero no revueltos”, insistirá en cada oportunidad que tenga para referirse al tema.Nora vive en Castelar, pero el tiempo que pasa en su casa es tan reducido que a veces sólo duerme y, quizás, desayuna. Alguien dijo una vez que, cuando llega a su casa, se arrodilla al lado del teléfono y comienza a escuchar y a anotar en su mesita todos los mensajes que le dejaron en el contestador mientras no estuvo. A los 88, también se aggiornó a los avatares tecnológicos, y tiene correo electrónico y Whatsapp.Si no hay dinero de las actividades a las que está invitada para garantizar su ida y su vuelta, no se hace problema, es una usuaria frecuente del transporte público y, en especial, del tren Sarmiento. Su familia se desesperó cuando sucedió la tragedia de Once y ella tenía el teléfono apagado por estar dentro de una audiencia en un juicio. Por eso es que se emociona tanto cuando visita las actividades de los Familiares y amigos de víctimas y heridos de la Tragedia y por eso sintió tanta repulsión cuando, luego de la masacre ferroviaria más grande de la historia, en 2012, Cristina Kirchner dijo a las familias de víctimas que tengan en cuenta que Madres y Abuelas esperaron 35 años para obtener justicia. “Qué desafortunados fueron los dichos de la presidenta”, se lamentó en aquel momento.“La presidenta tiene la llave”, interpeló cuando le dieron la palabra el 25 de marzo de 2015 en la actividad de conmemoración del aniversario del golpe genocida y el asesinato de Rodolfo Walsh en el Gorki Grana organizada por el Municipio de Morón, entonces de Nuevo Encuentro. Nora siempre interpela, es una de sus características. Cuando el tono de su interpelación al kirchnerismo subía paulatinamente ante la falta de respuestas, paulatinamente también le iban vedando los espacios de intervención oficiales, pero el trompo siguió girando a toda velocidad. Nunca se detuvo a forzar las puertas que se le cerraron entonces: Nora no pierde el tiempo, esa es otra de sus características.La potencia de su trayectoria la hace igual a cada Madre de Plaza de Mayo, pero se destaca por el camino de cada día. Juicios contra el gatillo fácil, manifestaciones contra causas armadas, reuniones con ambientalistas anti-mineros y anti-sojeros, originarios perseguidos, víctimas de la corrupción, resistencia en tierras fiscales tomadas, agrupamientos espontáneos por la liberación de algún militante, marchas sindicales, por mujeres presas por abortar, por víctimas de femicidios, juicios en Francia contra guerrilleras kurdas que luchan por su liberación, encuentros en Honduras contra la dictadura allí, trabajo social en África, congresos en Brasil contra la deuda externa. Nora va todos los días a un lugar diferente, pero siempre es un lugar donde su presencia es indispensable. Los jueces, policías y políticos piensan dos veces lo que sea que vayan a hacer si hay un pañuelo blanco mirándolos.Nora es desde hace décadas una referente indiscutida del movimiento de derechos humanos independiente, y es una gran conciliadora, a pesar de dejar en claro, siempre, que ‘juntos’ no implica ‘revueltos.  Nora se impuso, impuso su porte, su pecho, su pañuelo prolijamente bordado, no estuvo en ese escenario por la presión de nadie más que su propia potencia. Su discurso en la Plaza contra el 2×1 fue evidentemente el más despierto y dinámico, y el único que se salió del libreto –documento-. Luego se animó a pedir que renuncien Avruj, Rosenkratz y Rossati. Tiene espaldas para eso y mucho más.Pocas veces, aunque tiene épocas, se refiere a la desaparición de Gustavo, que ayer hubiera cumplido 65 años. Cuando lo hace, la invade

Lo esperábamos siempre para marzo. El aniversario de nuestra historia más funesta se separaba por pocos días del cumpleaños de su madre. Y él venía religiosamente cada año. No faltaba a ninguna de las dos citas, y así nos acostumbró a esperarlo. Y a preguntarle hasta cuándo se quedaba y a recibirlo como lo que era, parte de nuestra vida cotidiana que implicaba siempre un compromiso con la justicia. (Por Ana María Careaga* para La Retaguardia) Incansable, estaba permanentemente pensando estrategias, y diseñando cómo ensanchar el juzgamiento de los crímenes aberrantes que asolaron estas tierras en los años oscuros de la dictadura. Y dijo genocidio, y dijo justicia universal, y dijo que el mundo debía perseguir y castigar estos delitos allí donde se cometieran, porque ofendían a la humanidad. Y tomó esa bandera y la llevó con su claridad y bonhomía a distintos lugares del mundo, convocando a la gente a pensar para poder dejar de ser, todo el tiempo, pensada por el otro.Y luego vino a buscar aquí, practicando la solidaridad entre los pueblos, la justicia por los crímenes del franquismo. Nobleza obliga. Porque era un militante de tiempo completo, de ley y de palabra. Y ahora se fue. Se fue nuestro Carli querido y nosotros nos quedamos sin Carlos Slepoy en este mundo profundamente injusto, en este mundo carente de personas como él, que siguen creyendo en los principios, y que hacen de la ética y de la dignidad una posición en la vida.Seguiremos yendo a la cita cada marzo Carli, hasta siempre.*Psicoanalista y docente en la UBA. Sobreviviente del genocidio. Testigo y querellante en los juicios.

Esta nota iba a ser publicada el miércoles pasado. Su título era “el 1A como señal de debilidad del macrismo”. Menos mal que no la publicamos. Si bien algunos aspectos de aquel análisis permanecen en éste, ya resulta imposible ver solo las debilidades que puedan buscarse en aquella jornada. (Texto de Fernando Tebele y Fotos de Agustina Salinas para La Retaguardia) Está claro que el gobierno nacional utilizó esa manifestación como palanca para avanzar con firmeza y mano dura al menos en dos hechos en días consecutivos: primero el jueves, reprimiendo en Panamericana y 197 un piquete que estaba a punto de levantarse, ya que la hora señalada era las 10 de la mañana. Sin embargo, con Burzaco presente en el lugar, ordenaron reprimir cerca de las 9:30 para demostrar poder y alegrar a “la gente”. La segunda intervención va a ser más difícil que la veas en los medios tradicionales. Salvo en Clarín, que negó sistemáticamente como noticia la toma de 82 días de su planta Artes Gráficas Rioplatenses (AGR, donde producía sus revistas y otros materiales hasta el cierre que desató la toma), pero sí publicó el desalojo que finalmente consiguió ayer vía intimación judicial, y que los trabajadores decidieron aceptar ante la inminencia de una represión cuyas consecuencias eran difíciles de dimensionar por la espectacular cantidad de efectivos convocados para la cita y pertrechados como para ir a Siria. El sábado pasado el macrismo convocó su primera movilización desde que es gobierno. Tenían tantas dudas acerca del resultado que la convocaron de manera extraoficial, pero utilizando todos sus canales de comunicación: buena parte de los medios comerciales más tradicionales y una banda de trolls dispuestos a mostrarse soldados invisibles de una democracia supuestamente en peligro. Ahora bien, ¿cómo y por qué el gobierno decidió que “la gente” saliera a las calles cuando en general los prefieren guardados en sus casas?, (y teniendo en cuenta también que es una clase de personas que prefieren estar en sus casas mirando las noticias por tv más que participando de ellas). Si bien venían intensificándose las protestas callejeras, marzo fue indudablemente el mes con más personas movilizadas de los últimos 20 o 30 años, si las sumamos claro. La CGT (quizás el triunvirato debería mudar su sede a Tortuguitas para que podamos adosarle ese nombre-calificativo); los docentes en plan local y en la marcha federal; el 8 de marzo, aun cuando el movimiento de mujeres esté recorriendo su propio camino más allá de la coyuntura política; y, finalmente, el 24 de marzo, que merece que nos detengamos allí para analizar algunas cuestiones.Pocas dudas quedan de que asistimos a la movilización con mayor convocatoria para recordar el golpe que oficializó la instalación del Terrorismo de Estado en Argentina. Nunca antes, por más número redondo que se conmemorara, tantas personas se sumaron a la movida por Memoria, Verdad y Justicia. Hubo dos marchas y tres actos políticos. La primera la encabezaron los organismos que no dudaron en encolumnarse con el kirchnerismo, incluyendo a la línea fundadora de Madres, aun cuando conserva diferentes opiniones sobre el tema. Ingresar a la Plaza de Mayo con la bandera con los rostros de los desaparecidos es tan importante para los familiares, que Nora Cortiñas, sin dudas la principal referente de las Madres de Plaza de Mayo en la actualidad (y para muchos de nosotros desde hace años), decide ingresar con ella, aunque no comulgue con el kirchnerismo, para luego participar del acto del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, espacio con el que claramente se siente más cómoda. La segunda marcha es la del ya citado EMVyJ, que organizaba las jornadas de manera unitaria hasta que el kirchnerismo tomó impulso propio y se separó. En él aún permanecen sobrevivientes, familiares y organizaciones sociales y políticas de la izquierda más tradicional, de la autodenominada “nueva izquierda” y de organizaciones que se mantienen al margen de las idas y vueltas de las construcciones partidarias. Esa marcha, tan interminable como la primera, fue ninguneada deliberadamente por los medios tradicionales, ya no solo los oficialistas, sino también por los pocos que quedan alineados con el kirchnerismo. Sin embargo, un acto mucho más pequeño, el que organizó Hebe de Bonafini, ocupó mucho más espacio en los medios oficialistas. La razón puede ser bastante simple de hallar: el kirchnerismo y el macrismo se necesitan, se eligen como contrapeso, una vez más. No es desmedido (aunque sí opinable) afirmar que en su momento de mayor poder, Cristina Fernández de Kirchner eligió a su rival. Es una característica de los poderosos en política elegir a sus rivales, descartando obviamente a otros a los que consideran más peligrosos en un juego casi personal más que colectivo. Y Cristina eligió a Macri, porque le ayudaba a polarizar mucho más. A la derecha de Macri y sus CEO’s solo queda el abismo en que estamos cayendo; esa elección ayudó a engrosar el caudal de votos del kirchnerismo, pero no le alcanzó para ganar. Podría suponerse que si hubieran elegido como contrincante a un pejotista más clásico como Massa, les hubiera ido mucho peor, porque hubiese sido más difícil polarizar, aún cuando Massa también pueda llevar en su espalda, el sticker “soy de derecha”. Ahora es Macri, Durán Barba o quien sea, el que elige al kirchernismo como opositor para sostenerse en el poder. Concientes de que encarnan un gobierno antipático para la mayor parte de la población, decir “y bueno… si no vuelven ellos”, les garantiza un piso de votos importante, aunque volátil, porque así como llevaron a Macri a la presidencia, mañana pueden correrse hacia quién las empresas encuestadoras (y a quienes las pagan), indiquen como los vencedores ante Cristina.El 1A implica una señal de fortaleza del macrismo,  pero significa también una debilidad. La movilización fue importante en CABA y en algunas otras grandes ciudades del país, pero para convocarla, el gobierno necesitó que fuera un acto centralmente antikirchnerista. La en principio inexplicable consigna “en defensa de la democracia” en realidad no es tan inexplicable. El gobierno no