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Pablo Pimentel

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Repasamos parte de la vida y la militancia de Diana junto al referente de la APDH La Matanza, Pablo Pimentel, quien la conoció hace 20 años, y el psicólogo y psicoanalista Jorge Garaventa. la noticia que Diana Sacayán fue hallada muerta en su departamento de Flores nos conmovió. Tenía una herida de arma blanca en el tórax. La Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres solicitó intervenir en la causa y el INADI pidió ser querellante.  (Por La Retaguardia)Foto: M.A.F.I.A. “Muy triste, muy doloridos”, así describió sus sentimientos y los de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza, Pablo Pimentel. El referente del organismo dialogó con La Retaguardia mientras se dirigía, junto a su hija Paula, al velatorio de Diana Sacayán en la Asociación de la Comunidad Boliviana de Laferrere, su lugar en el mundo aunque había nacido en Tucumán. “La verdad, nos sorprendió a todos. Pedimos que se agudice todo el andamiaje que tiene la fiscalía, la justicia, para saber verdaderamente qué pasó. En primer lugar, quiero decir que Diana era una mujer muy comprometida. La conocí hace 20 años, nunca se calló absolutamente nada y la última vez que la vi me dijo que tenía dos denuncias hechas: una contra la Gendarmería Nacional porque sufrió una golpiza muy grande el año pasado en Laferrere, lo supimos, la atendimos y la escuchamos, la acompañamos a hacer la denuncia y ahora me estaban comentando que también había una denuncia contra la Policía Metropolitana. La verdad, nosotros exigimos una profunda investigación”, agregó Pimentel.Efectivamente, Sacayán había denunciado hace algunas semanas a efectivos de la Metropolitana por una detención arbitraria de la que fue víctima. Incluso al menos 12 policías fueron llamados a indagatoria por torturas y privación ilegítima de la libertad. Diana hace 20 años, luchando igual que ayerPimentel conoció a Diana Sacayán hace 20 años: “un día nos llama Delia Blanco, que era la presidenta en ese momento de la APDH La Matanza, y me pide que vayamos a ver a 3 hermanas trans que habían sido detenidas y estaban en una comisaría de 20 de junio, que es la última zona de La Matanza, lindante con Merlo. Las fuimos a ver y las habían llevado ahí de castigo, porque era una comisaría a la que se podía trasladar muy poca gente porque prácticamente no llegan medios. Ahí la conocí a Diana, que estaba presa, y la verdad que su imagen creció cuando me enteré por qué estaba ahí. Diana estaba presa porque se había negado sistemáticamente, con dignidad, a pagarle a la policía o a compartir en todo caso lo que ellas ganaban utilizando con libertad su cuerpo; a partir de ahí creo que no nos dejamos de ver. Ella siempre luchó por los derechos de las trans, lesbianas, homosexuales, luchó por la igualdad, por su documento, por la identidad que ella eligió. En toda movilización, en toda actividad que había en La Matanza, Diana era infaltable. Hoy íbamos con los Vecinos de Autoconvocados de González Catán, otro de los lugares donde me viene a la mente su presencia, su claridad meridiana para plantear los temas, en las asambleas que se hacían al comienzo de 2003, cuando los vecinos de González Catán cansados se organizaron para pedir el cierre definitivo (de la planta del CEAMSE). Ella, como vecina del lugar, de Laferrere, muy cercana y siempre solidaria, llevó su carpita al primer bloqueo (al CEAMSE) y también acampó con los vecinos de González Catán”.Aquella primera vez en la Comisaría 20 de junio fue la única vez en que Pimentel debió actuar para sacarla de una detención. Sin embargo, en estos 20 años la acompañó permanentemente en sus denuncias: “ella las venía haciendo por la discriminación, los tratos xenófobos, por el desprecio que tenían algunos miembros de las fuerzas de seguridad, que le impedían ejercer su libertad”, explicó. Un seminario sin ellaLa militancia y lucha de Diana Sacayán podía encontrarse en diferentes ámbitos. Pimentel recordó uno: “hoy hablaba con Betty, una compañera de la APDH, que me decía que estaba de abuela cuidando a su nietita Eva, porque el hijo y la nuera estaban en un seminario de educación sexual, que había sido promovido y convocado por Diana Sacayán. Justamente un curso de educación sexual a personas trans por todo lo que significa el cuidado y el ejercicio de la prostitución, para que todas aquellas que lo quieran hacer de forma libre lo hagan de manera responsable. Ella preparó este curso con estos dos médicos que se han especializado en educación sexual, y Silvia que es la nuera de Betty le contó que llamaron muchas veces a la mañana al celular de Diana porque le querían preguntar si ya estaba yendo para el lugar. Pero cuando terminó el seminario y prendieron los celulares les llegó la noticia. Fue realmente muy duro para ellos, porque estaban en un lugar que ella había convocado y generado”.Hacia el final del diálogo, Pimentel reiteró la necesidad de investigar en profundidad lo sucedido con Sacayán en su departamento del barrio porteño de Flores: “tiene que ver con una cantidad de denuncias que Diana venía llevando adelante, acá no tenemos que ser ingenuos, tampoco paranoicos, por eso queremos que la investigación se ajuste a la verdad, hay cámaras de seguridad, hay una persona a la que se la ha visto entrar con ella y que después salió sola, al menos esos son los comentarios que estuve escuchando en los medios que toman este caso como el asesinato de una trans, pero sin conocer quién era esta mujer. Una de sus características es que a Diana le costó el doble que a cualquiera de nosotros vivir, instalarse, pelear sus temas”.Finalmente, Pimentel adelantó que la APDH La Matanza presentará un escrito a la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires para que se le ponga el nombre de Diana Sacayán a la ley de cupo que ella misma impulsó: “Diana fue una de las impulsoras de la ley del cupo de la provincia,

Lo resolvió el fiscal José Luis Longobardi, el mismo que actuó en el juicio que condenó al policía Torales por torturas contra Luciana Arruga. La causa se había generado por una denuncia presentada por abogados de los policías acusados por el crimen de Gabriel Blanco en una comisaría de San Carlos, Isidro Casanova, ocurrido en marzo de 2007. De todos modos, Longobardi aclaró que si durante el juicio a los efectivos, que comenzaría este año, surgen nuevos elementos, podría reabrir la causa. Dialogamos con Pablo Pimentel sobre estas novedades y también sobre la declaración del ex secretario de Seguridad de Avellaneda, Eduardo Villalba, en la causa por las responsabilidades políticas de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. En este marco, Villalba confirmó la presencia el 26 de junio de 2002 en el Puente Pueyrredón de Prefectura, una fuerza federal cuyas órdenes emanan del poder nacional. (Por La Retaguardia) El 18 de mayo se realizó una multitudinaria marcha por las calles de La Matanza. Organizaciones sociales y políticas, referentes de derechos humanos, habitantes de la zona se movilizaron para apoyar a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza ante los atentados, persecuciones, y armado de causas contra sus integrantes.En diálogo con La Retaguardia, Pablo Pimentel, referente de ese organismo, manifestó: “fue histórico para La Matanza, y nosotros nos sentimos orgullosos, muy contentos y acompañados, porque vinieron organizaciones sociales, políticas, barriales, gente de la iglesia, fue muy cálido y de un fuerte compromiso, y creo que eso lo leyó el Poder Judicial de La Matanza, y entendió que lo que estaba manteniendo era realmente un mamarracho jurídico, no tenía sostén”.En marzo de 2007, Gabriel Blanco, un joven de 21 años que era sistemáticamente hostigado por la policía para que robara para ellos, fue detenido y pocas horas más tarde hallado muerto en su celda de una comisaría de San Carlos. Pimentel fue a esa comisaría a hablar con los otros detenidos para preguntarles si habían oído o visto algo. En 2013, uno de los abogados de los policías acusados por la muerte de Blanco presentó una denuncia contra Pimentel y la APDH La Matanza acusándolos de extorsión; decía que habían arreglado con los presos que ellos acusaran a los efectivos a cambio de beneficios.“El fiscal Longobardi decidió archivar la causa –explicó Pimentel–, y lo fundamenta en que no hay delito en lo que (el abogado) Fernández denunció, que es una patraña. Es algo realmente muy bajo utilizar a dos presos para que declarasen en contra de la APDH, como que la APDH les había sugerido que denuncien contra la policía, porque si lo hacían iban a obtener mejoras. Además, cuando se detuvo a los policías no se usaron estos testimonios de los presos, sino que tuvieron en cuenta las pericias que se hicieron tanto en la reconstrucción del hecho, en la prueba del cable, y en la re-autopsia que fue contundente, y es lo que llevó a que haya cinco procesados, tres de ellos detenidos”.En la segunda autopsia que se le realizó al cuerpo de Gabriel en Lomas de Zamora, el perito forense afirmó que se trataba de un caso de tortura seguida de muerte. Además, cuando se hizo una pericia con un cable similar al que había aparecido alrededor del cuello del joven, se comprobó que no podía soportar el peso de su cuerpo, por lo que es imposible que se haya ahorcado con ese elemento. Por la muerte de Blanco, el subcomisario Rubén Darío Suárez, el suboficial Ariel Emiliano Gómez y el oficial Pablo Balbuena se encuentran detenidos, mientras que los otros dos procesados son comisarios que están en libertad.De todos modos, el referente de la APDH La Matanza advirtió: “la causa quedó archivada pero también hay que decir que en los considerandos de los fundamentos de la resolución del archivo dice que si en el juicio oral que se va a hacer, calculamos, en este año, se ventila algo nuevo en lo que hace a la denuncia que han hecho contra la APDH, el fiscal está en condiciones de desarchivarla y continuar la investigación. Nos están diciendo que por ahora no hay delito, pero que sepamos que van a estar atrás. Y sabemos que esto responde a que la APDH nunca se ha arrodillado ante ningún poder, siempre ha acompañado a las víctimas cueste lo que cueste, y esto nos ha llevado a que nos calumnien, injurien y lo más grave a que nos amenacen con armas a compañeros nuestros y a la familia, pero esto tiene una génesis que tiene que ver con haber tenido el tupé, junto con Vanesa Orieta, Mónica Alegre (hermana y madre de Luciano Arruga), y con el CELS hayamos sido parte del pedido de tres juicios políticos que se tienen que llevar adelante por la mala práctica que han tenido por la causa de Luciano Arruga, tanto las fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas como el juez de garantías Gustavo Banco. Uno de estos pedidos está siendo cuestionado por la posible imputada que es la fiscal Castelli. Esta causa en nuestra contra tiene que ver con un sector de la justicia, dicho por algunos de ellos extraoficialmente, que lo alentaban a que continúen, que me llamen, y nos llamen, y sigan adelante con esta denuncia que no tiene ni pie ni cabeza, es un mamarracho jurídico”.El fiscal Longobardi es el mismo que actuó en el juicio oral y público que condenó al policía Diego Torales a 10 años por las torturas cometidas contra Luciano Arruga: “estuvo muy bien, cumplió muy bien su función, representó a Luciano con contundencia y fue el que pidió los 10 años de condena, por supuesto los abogados nuestros estuvieron brillantes, pero él estuvo acorde a la situación y la verdad que yo lo felicité. Y le dije que independientemente de lo que decida con nuestra causa, en esta oportunidad estuvo muy bien y en nombre de la APDH lo felicité”, afirmó Pimentel.Se espera que el juicio por el crimen de Gabriel Blanco

(Por La Retaguardia) Pablo Pimentel y la APDH La Matanza están acusados de extorsión por el supuesto armado de una causa en la muerte de Gabriel Blanco, ocurrida en una comisaría de San Carlos en marzo de 2007. Hablamos con el papá de Gabriel, Teófilo, quien nos contó que su hijo de 21 años había sido presionado por la policía para robar para ellos… como Luciano Arruga. Dicen que se suicidó en la comisaría, pero le faltaban piezas dentales y estaba muy golpeado. El lunes 18 de mayo se hará una movilización, a partir de las 17, que partirá de la Rotonda de San Justo (Ruta 3 y Camino de Cintura) y se dirigirá hasta los Tribunales de San Justo (Monseñor Marcon -ex Pichincha- y Varela). Será contra la impunidad, para denunciar la causa armada contra el organismo y exigir Justicia para Gabriel. “Esto empezó un año y pico antes de la muerte de mi hijo, cuando él andaba un poco… se drogaba, pero después quería salir y justo en eso aparecieron en el barrio Alexis y Marcelo, que trabajan para la APDH, y empezaron a trabajar con los chicos para salir de la adicción. Mi hijo estaba con ellos. Le iba bastante bien, ya había empezado a trabajar, tenía un chiquito, así que estaba contento. Estaba trabajando en San Justo. Ellos lo perseguían, no lo dejaban tranquilo, cuando salía de la casa para ir a trabajar lo esperaban en una calle que era de tierra, él llevaba la mochila, la ropa de trabajo y algo para comer en el trabajo y ellos le tiraban todo al piso, le decían que si no trabajaba para ellos él iba a desaparecer”, relató Teófilo Blanco, el papá de Gabriel.Ellos a los que hace referencia Teófilo son policías bonaerenses. “Ellos prometieron que lo iban a desaparecer y cumplieron”, será una frase que Teófilo repetirá varias veces durante la entrevista con La Retaguardia.“La policía lo maltrataba, donde lo encontraba le tiraba todas las cosas que llevaba, porque siempre lo esperaban a la hora en que él iba a trabajar. Hasta que le dijeron que la próxima vez que lo agarraran lo iban a hacer desaparecer. Él (Gabriel) me dijo que la policía le pidió que trabaje para ellos, y yo le dije ‘mirá, mi hijo, cualquier cosa menos trabajar para la policía, porque el día que vos no le sirvas más a ellos, te van a meter un tiro y vas a aparecer muerto’, eso fue lo que le dije. Él me dijo ‘pa, ellos me van a hacer desaparecer’. Yo pensé que no iban a llegar a tanto, pero hicieron lo que prometieron”, continuó el papá de Gabriel.Su hijo al igual que muchos jóvenes humildes era hostigado permanentemente por la policía para que robara para ellos. Negarse podía equivaler a la muerte, tal como le pasó a Luciano Arruga. Es imposible escuchar el relato de Teófilo sin asociarlo con el de los familiares de Luciano. “Yo estoy siguiendo el caso de Luciano Arruga, estuvimos presentes en el juicio en apoyo a la familia, la hermana, la madre, yo sé lo que duele perder un hijo de esa forma, por la policía”, aseguró Blanco. Hacer desaparecer En diálogo con La Retaguardia, con una voz suave, segura y triste, Teófilo contó detalladamente cómo fue el último día en que vio con vida a su hijo: “mi hija estaba en el (Hospital) Durand y llegaba como a las 5 de la tarde a la casa, a eso de las 3 él me dice que salía a comprar algo, con su señora y el chiquito, entonces yo le di 30 pesos, no tenía más, y le dije que le trajera algo a la hermana y le pedí que pasara por la casa de mi otra hija y trajera a mi nieta, que tenía en ese momento unos 15 años. Hicieron la compra y venían de vuelta por Marconi, y en Juan B. Justo quedó la señora y el chiquito, y él se fue esas 3 cuadras hasta la casa de la hermana. Cuando llegó a la casa de mi nieta la policía le cruzó la camioneta, lo detuvieron ahí, lo pusieron contra la camioneta y le empezaron a golpear. Lo golpearon tanto que mi nieta salió y les pidió por favor que pararan, lo levantaron, lo esposaron, lo llevaron, según ellos, a la Rotonda de San Justo donde está la policía científica. Mi nieta corrió a casa, le avisó a mi nuera que habían detenido a Gabi, y que lo llevaron preso y entonces ella se fue a la comisaría de San Carlos y ahí estuvo esperando. A las 7 y algo lo trajeron, y ya le habían envuelto la cara con la camiseta de River que él tenía. Él pidió hablar con la mujer y quería ver al chiquito porque él sabía que lo iban a matar, porque ellos le prometieron que si lo agarraban lo iban a hacer desaparecer. Él gritaba en el calabozo que quería ver a la mujer y al chiquito, y mi nuera le pidió a la mujer policía que estaba en la guardia que la dejara pasar para hablar con él, para que se tranquilice. Pero le dijeron que se vaya a su casa, que ellos sabían cómo controlarlo. Entonces mi nuera vino y él se quedó a los gritos ahí”.Alrededor de las 4 de la mañana, un patrullero fue hasta la vivienda de la familia Blanco, ubicada en el Barrio “La Borward” de Isidro Casanova. Los efectivos les informaron que Gabriel se había suicidado en su calabozo: “yo no estaba, en esa época estaba trabajando de remisero a la noche. Cuando yo me entero me voy directamente a la comisaría, y le dije al comisario que me atendió que habían matado a mi hijo, porque ellos prometieron que le iban a hacer desaparecer, y cumplieron. Esa mañana fui a la fiscalía, a las 8 de la mañana la doctora Ochoa me toma la declaración y después me pregunta qué