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Quique Lovey


El segundo testimonio de la jornada fue el de El Quique Osvaldo Lovey. Repasó los 5 años de existencia de las Ligas Agrarias. Sus conquistas y también la persecución posterior. Lovey fue secretario general en aquellos años y en el exilio se integró a Montoneros. Formó parte del grupo que sobrevivió escondido 3 años en el monte. Luego habló Luis Piccoli, primo de Carlos Picolli, uno de los asesinados de la Ligas. (Por Fernando Tebele para El Diario del Juicio*) Colaboración: Valentina Maccarone)Foto de tapa: Lovey escuchando preguntas (Gustavo Molfino)“Este es el Tribunal Oral número 4 de San Martín. Lo convocamos en carácter de testigo en la causa 3622-3623. El carácter de testigo le impone de declarar bajo juramento o bajo de promesa de decir verdad según sus creencias religiosas. Es decir que si no cumple con la verdad incurre un delito de falso testimonio que es afirmar, negar o callar la verdad en todo o en parte ¿Jura o promete decir la verdad?”. El juez Esteban Rodríguez Eggers cumple rigurosa pero amablemente con el protocolo. Quien recibe la información promete decir la verdad y da su nombre completo: Osvaldo Raúl Lovey. Para el mundo de la militancia es El Quique. La presentación casi que la hace la fiscal Gabriela Sosti, que tiene un rol central en las preguntas a quienes dieron testimonio hasta aquí, en su totalidad testigos de las querellas y la fiscalía. —Buenos días señor Lovey. Yo tengo presente que usted fue uno de los principales referentes de las Ligas Agrarias y en ese sentido le voy a pedir si nos puede dar un relato, si nos puede contar qué fueron las Ligas Agrarias, qué desarrollo tuvieron, cuál fue el contexto político en el que surgieron, cuál fue la militancia y si en ese recorrido puede ir mencionando qué compañeros la integraron, cómo fue la persecución sufrida. A medida que usted va contando, le voy haciendo preguntas. —completa la representante del Ministerio Público Fiscal. Pelo corto. Generalmente con lentes. Delgada y retacona. El Quique Lovey se inclina hacia el micrófono y arranca.—Yo fui secretario general de las Ligas Agrarias de la provincia de Chaco. Donde surgieron por primera vez las Ligas Agrarias, un movimiento rural que se expandió en los años siguientes a otras provincias de la región y del país, abarcando toda la región noreste, la provincia de Santiago del Estero, Buenos Aires y Córdoba. Esto fue en 1970. El 14 de noviembre, en el primer cabildo abierto agrario chaqueño se toma la decisión de armar las Ligas Agrarias, con el objeto de formar un agrupamiento gremial que represente a los agricultores familiares de la provincia de Chaco, que en ese momento estaban sufriendo la caída de los precios de sus producciones, la falta de crédito y en muchos casos también sufrían embargos de maquinarias o de sus predios rurales por imposibilidad de pago. Fue un movimiento de masas. Se caracterizó, en los casi 5 años de existencia, por una gran capacidad de movilización y por haber representado los intereses gremiales de los productores. Articulamos con las cooperativas agrarias que en ese momento, durante el período del gobierno de Onganía se le habían quitado los créditos del Banco Nacional con lo cual se reducía su actividad a menos del 20% de la producción por falta de apoyo crediticio. Esto implicaba que el sistema de mercado estaba manejado por empresas monopólicas que fijaban los precios. Nombra entre ellas a Bunge y Born o Alpargatas. “Eran las que tenían desmontadoras de algodón y acopiaban la producción”. Con detalles precisos, Lovey habla del crecimiento: “A partir de la irrupción de las ligas en 1970, en la presidencia de Levingston, que tuvo una presidencia corta para dar lugar a la asunción de Alejandro Lanusse que, dicho sea de paso, concurre en el Chaco a una invitación de las Ligas Agrarias en donde se reunieron casi 5.000 agricultores para plantearle los problemas que teníamos en el campo. Fue un debate mano a mano, tuvo una repercusión muy importante en ese momento y nos permitió a nosotros recuperar la cartera crediticia para la cooperativa y, de esa manera, defender el precio de la producción de los productores familiares”. Las publicaciones en las que se los mostraba como los peores delincuentes (Imagen: El Diario del Juicio) Quedarse en el campo Con un relato ordenado, Lovey va contando cómo esos 5 años de las Ligas contribuyeron a fortalecer el esquema cooperativo que ya existía. Pero además, va a uno de los nudos centrales de la distribución demográfica del país, con millones de personas arrumbadas alrededor de las grandes ciudades. “A partir de ahí comienza un proceso de reivindicaciones y de recuperación de esa actividad económica y la gente comenzaba a quedarse en el campo en los primeros ‘70 frenando el proceso migratorio de finales de los ‘60, consecuencia de la crisis económica. Fue un proceso muy fuerte de la provincia hacia Buenos Aires, eran pequeños productores que trabajaban en las chacras algodoneras en el Chaco. Pero la gente comenzó a incrementar su producción”.  Todavía le dura el orgullo por lo que implicó el crecimiento acelerado de los pequeños productores agrupados. Esa también sería, luego, la razón de la persecución. “En un año, de 1970 al ‘71, duplicamos la cantidad de socios en las cooperativas y empezamos un proceso de industrialización en el seno de las cooperativas agrarias. Instalamos fábricas de aceite, molino harinero para moler el trigo y hacer harina, hilandería y tejeduría para hacer algodón, una super usina desmontadora. En Santiago del Estero se instaló una fábrica de prendas de vestir para fabricar ropa de trabajo, destinada precisamente al mercado cooperativo”, enumera. Pero es no es todo. Casi sin respiro, continúa con el balance y explica cómo consiguieron dar vuelta la situación a la que estaban sometidos por las empresas monopólicas. “Llegamos a acopiar en el ’76, en el seno de las cooperativas, el 80% de fibras de algodón del país, mientras que antes era el 20%. Lo que nos permitió mejorar el precio

La sexta jornada podría dividirse en dos. Por un lado, declaró Aldo Morán, sobreviente de la serie de secuestros en Lima, Perú. Pero la mayor parte de los testimonios abrieron la historia de las Ligas Agrarias. Primero entró Olga Chamorro, por entonces compañera del abogado desaparecido Hugo Vocouver. Luego, Osvaldo Lovey, quien fuera Secretario General de las Ligas Agrarias, detalló la persecución que sufrieron. El último testimonio fue el de Luis Piccoli, que declaró por su primo y referente de las Ligas, Carlos Piccolli, también desaparecido durante la Contraofensiva. Repasamos la jornada con esta crónica fotográfica. (Por Gustavo Molfino/Julieta Colomer/Agustín Garrido/Guillermo Ñañez/Luz Benítez/Daniel Cabezas) Foto de tapa: Quique Lovey escuchando las preguntas durante su testimonio. (Gustavo Molfino/DDJ) Fotos en alto ante el ingreso de los genocidas. En primer plano, una amiga de Olga Chamorro. Ambas llegaron desde Toronto, Canadá. donde se quedaron después del exilio. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) El ingreso de Jorge Norberto Apa, uno de los imputados. Fue condenado hace mesespor el crimen de Ana María Martínez. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Marcelo Cinto Courtaux es el único imputado que está en cárcel común. Como el resto,se presentan a la audiencia y pueden retirarse antes de que comience. En su caso, al menosva a la cárcel. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Mientras los genocidas están adentro, se preparó una intervención afuera del tribunal paraque la vieran al salir. Luz Benítez le puso letra. (Foto: Agustìn Garrido/DDJ) Agustín Garrido y Hernàn Lovey, hijo menor de Osvaldo Quique Lovey, que declararía luego. (Foto: Luz Benítez/DDJ) Olga Chamorro estuvo presa en Devoto hasta que pudo exiliarse. Vuelve cada año al país,esta vez para declarar por quien fuera su compañero: Hugo Vocouver. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Chamorro en pleno testimonio. Toda la atención del presidente del Tribunal: Esteban Rodríguez Eggers. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) En varios pasajes, la emoción de Chamorro se hizo evidente.  El marido de Chamorro la acompañó desde Canadá y estuvo en la sala, visiblemente conmovido. (Foto: Gustavo Molfino) Chamorro da cuenta de los rastrillajes realizados en helicópteros del Ejército cuando  los integrantes de las Ligas Agrariasestaban clandestinos en el monte. A ella la detuvieron durante el Operativo Toba I. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Teresa Rey y Liliana Giovannelli con las pancartasy en primera fila.  Chamorro escuchando las preguntas. Detrás, los defensores de los genocidas. Cierre del testimonio de Olga Chamorro. El primer beso fue de con su marido. (Foto: Gustavo Molfino) Afuera de la sala, el abrazo entre Olga y Florencia Tajes Albani. Antes de salir de viaje nuevamente, Olga dejó su sonrisa como regalo. Luego fue el turno de Osvaldo Lovey. Quique trazó un relato crudo de la persecución que sufrieron las Ligas Agrarias. También puso en números el porqué de la peligrosidad de los pequeños productores asociados contra las empresasmonopólicas. (Foto: Gustavo  Molfino/DDJ) Uno de los abogados querellantes, Pablo Llonto, le consulta por otros compañeros de las Ligas. (Foto: Gustavo Molfino) De izq. a der. Susana Brardinelli, esposa de Armando Croatto; Estela Ceresetto; y Nelly Rey  y Olga Benítez Rey familiares de Ángel y Jorge Benitez.  Las pancartas con los rostros, en todos los lugares posibles. Lovey abrazando a Gustavo Molfino, que ingresó al país para rescatarlos con documentos falsos. Lovey saluda a Adriana Taboada, de la Comisión por los dd.hh. de Zona Norte. Lovey posa junto a su hijo Hernán y quien fuera su compañera, Magui Gagey. (Foto: Gustavo Molfino) Aldo Morán sobrevivió a la acción del Ejército argentino en Perú porqueMaría Inés Raverta no dio bajo tortura la data de su cita. (Foto: Daniel Cabezas) Luis Piccoli, primo de Carlos Piccoli, uno de los desaparecidos de las Ligas Agrarias.Lee un comunicado en un diario de Chaco donde los acusan de subversivos (Foto: Guillermo Daniel Ñañez) Luis Piccoli y Aldo Morán en el final de la jornada. (Foto: Daniel Cabezas)