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Terrorismo de Estado


La formación alcanzará a todos los y las agentes del Estado provincial. Fue una jornada histórica donde también estuvieron presentes sobrevivientes del terrorismo de Estado e integrantes de la organización social Trabajadoras Unidas por la Tierra, quienes gestionaron que la sesión pudiera trasladarse al Ex Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio. Redacción: Adrián CameranoEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Gentileza Trabajadoras Unidas por la Tierra   A escasos cien metros de uno de los lugares donde decenas de personas  estuvieron secuestradas, la Legislatura de Córdoba aprobó días atrás una capacitación obligatoria en Derechos Humanos para todos los y las agentes del Estado. Además de especial, fue histórica la sesión que la Unicameral cordobesa desarrolló el 27 de marzo en el ex Grupo de Artillería, actual Refugio Libertad, una antigua guarnición del Ejército recuperada en clave de vida comunitaria. La posibilidad de que el pleno legislativo ―70 parlamentarios― se trasladara a 60 kilómetros de la capital provincial fue gestionada por  Trabajadoras Unidas por la Tierra, una organización social que desde 2018 tiene permiso de la Agencia de Administración de Bienes del Estado para utilizar una porción del predio, propiedad del Estado nacional. En estos cinco años, además de cultivar la tierra y criar animales, la organización social enrolada en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) desarrolló un galpón de reciclaje, una bodega y sala de extracción de miel, un merendero, un ropero comunitario, un espacio para infancias y una biblioteca y centro cultural. Además de un secundario para personas adultas y una granja para jóvenes en recuperación del consumo problemático de sustancias. Además es un Sitio de Memoria, porque el predio está reconocido como Centro Clandestino de Detención desde 2018 y fue oficialmente señalizado en julio de 2022. Un jalón más en esta historia de recuperación material y simbólica lo aportó ahora la Legislatura de Córdoba, que con asistencia casi perfecta aprobó un proyecto del socialista Matías Chamorro para que, a modo de Ley Micaela, todos los y las agentes de los tres poderes del Estado y entes descentralizados tengan capacitación obligatoria en Derechos Humanos. En el debate de unas tres horas, Chamorro expresó que la norma “busca asegurar que la dignidad humana siga siendo el pilar de nuestra sociedad y que los agentes del Estado estén debidamente preparados para proteger y respetar los Derechos Humanos fortaleciendo nuestra democracia”. El legislador del socialismo, aliado del peronismo encarnado en el gobernador Martín Llaryora, destacó: “Córdoba ha construido una política robusta en la materia, y esta iniciativa pretende seguir fomentando las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, brindando herramientas con un profundo sentido pedagógico, que redunden en un fortalecimiento democrático y sus instituciones”.   La sesión se desarrolló en una de la exbaterías o cuadras donde dormían los soldados, con bancos escolares prestados por el IPET 265 de José de la Quintana, que dos días antes incorporó el nombre de “senador Luis Carnevale”, fundador de la escuela asesinado por el terrorismo de Estado en 1976. La ley aprobada lleva el nombre de Sonia Torres, referenta de Abuelas de Plaza de Mayo filial Córdoba y luchadora incansable por los Derechos Humanos hasta su muerte a fines del año pasado. La ocasión fue propicia para homenajear también a Luis Miguel “Vitín” Baronetto, exdirector de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba, expreso político, biógrafo de monseñor Enrique Angelelli, militante político y por los Derechos Humanos. Todos elementos que aportaron emoción a una instancia nunca antes vivida en el interior provincial. Antes de la sesión, Mercedes Ferrero, de Trabajadoras Unidas por la Tierra, contó a los legisladores y legisladoras que el ex Grupo de Artillería 141 José de la Quintana “no fue un predio menor en el marco del terrorismo de Estado, sino cabecera de la subárea 3117 dentro del área 311 del tercer Cuerpo de Ejército” que en los años de plomo encabezó el genocida Luciano Benjamín Menéndez. También dijo que existen denuncias judiciales por fusilamientos y enterramientos clandestinos de cuerpos de presas y presos políticos en un sector de las 880 hectáreas, y destacó el proceso de recuperación que se desarrolla desde 2018 en clave de buen vivir y comunidad rural organizada. “Este predio permaneció muchos años en silencio, fue abandonado y después saqueado y vandalizado”, contó. Adempas, destacó que “una de las grandes deudas de la democracia tiene que ver con la ruralidad y con que quienes producen alimentos sanos en el país están bajo la línea de pobreza”, y aseguró que “en materia de Derechos Humanos es necesario legislar para fortalecer el arraigo rural”.  Ferrero completó: “No se puede recuperar la tierra sin recuperar la Memoria”Entre el público, con emoción, estuvieron Margarita Zeniquel y Félix Rodríguez, quienes estuvieron secuestrados y declararon en varias de las causas judiciales que investigan lo que ocurrió en este lugar. Con un abrazo, celebraron esta reivindicación de la democracia en el exacto lugar donde antes hubo padecimientos, tortura y muerte. 

A partir del programa “Jóvenes y Memoria”, un grupo de adolescentes de la localidad bonaerense de General Lavalle comenzó a interesarse acerca de qué había pasado en la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Así supieron que en el cementerio de su pueblo había personas desaparecidas, algunas enterradas con identidad y otras como NN. En su paso por el programa radial Tengo una Idea, Agustina Puertas, coordinadora del Sitio de Memoria Cementerio General Lavalle, habló de la recuperación del lugar y lo que signfica en el camino por la Memoria, Verdad y Justicia. Entrevista: Graciela Carballo / Carlos Morchio / Nicolás Rosales En el Cementerio de General Lavalle fueron enterradas 33 personas como NN en una fosa común. El Equipo Argentino de Antropología Forense, en 2005, identificó a 19. Algunas de ellas eran parte del grupo que se reunía en la Iglesia Santa Cruz, secuestradas a partir de la infiltración del genocida Alfredo Astiz. Identificaron allí los cuerpos de las tres Madres de Plaza de Mayo Esther Ballestrino de Careaga, Azucena Villaflor y María Ponce de Bianco. También reconocieron los restos de la monja francesa Léonie Duquet, y de Ángela Auad. Escuchá la entrevista completa:

Eric Talamo es familiar de una victima del Terrorismo de Estado y amaneció descubriendo una cruz esvástica y la palabra “Kagon” con K pintadas en el frente de su casa. Este hecho se suma a una serie de amenazas ultraderechistas en el Partido de San Martín. Las voces de Eric y de su tía Elsa Oshiro, de la Asociación de Familiares de Desaparecidos de la Colectividad japonesa. Redacción: Lautaro BrodskyEdición: Fernando TebeleVideo: Lautaro Brodsky En los últimos días, San Martín se volvió un centro de ataques de odio por parte de las células neofascistas que se incrementaron tras el acto apologista de la última dictadura llevado adelante en la Legislatura porteña por la diputada nacional Victoria Villarruel. En la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el MUI (Movimiento Universitario de Izquierda), que dirige el Centro de Estudiantes de Humanidades, denunció ataques anónimos por medio de llamadas y por redes sociales. Hasta afirmaron que a las activistas del MUI amenazaron con violarlas en los baños de la UNSAM. Esto se suma a una bandera con simbología de La Libertad Avanza, colocada cerca de la facultad que dice “Ya se les acaba la universidad Gratis, Milei 2023”. También desde el ISFD N°113 de San Martín denunciaron que quisieron quemar intencionalmente la escuela de formación docente con la combustión de los tachos reciclados que se encuentran en el primer piso. Además de otros mensajes intimidatorios desde hace dos meses que se fueron incrementando tras las PASO.El último fue un dibujo que colocaron en un lugar visible en el instituto: un Falcon verde (el auto de los grupos de tarea de la dictadura), con la leyenda “a la noche se viene vas a correr zurdo sorete”. En simultáneo a estos hechos, a fines de agosto fueron contra la casa de Eric Talamo, militante de Politica Obrera. Le pintaron iconografia nazi fascista en el frente de su casa. La Retaguardia charló con él. —Tras los hechos vividos estos últimos días ¿notas un recrudecimiento de los ataques de extrema derecha en el país?  —Este tipo de banditas, células fascistas, cada tanto operan. El año pasado yo recuerdo que vandalizaron locales partidarios de izquierda u organizaciones sociales. Operan de manera clandestina, cobarde, sin dar la cara. Ahora están operando en medio de la campaña electoral. Ellos saben que están cerca de ganar las elecciones, con candidatos de ultraderecha con los que se sienten identificados. Son bandas fascistoides que están operando en el distrito, como pasó en la UNSAM y el profesorado 113. —¿Cómo crees que debemos enfrentar estas acciones y ataques fascistas? —Este tipo de accionar se enfrenta con movilización, con solidaridad, con militancia, por las libertades democráticas, la educación, la salud, por el derecho al trabajo digno, con el pueblo laburante activo, y se debate de política en los barrios, para que el pueblo esté politizado y no permita este tipo de ideología que todos repudiamos.  —También dijiste en la Ronda de las Madres Línea Fundadora que no considerás al pueblo argentino un pueblo fascista.   —Que tengamos grupos fascistoides, fascistas como estos, no significa que la sociedad se haya vuelto fascista o que haya girado abruptamente a la derecha. El pueblo argentino es ejemplo en el mundo por la lucha por los derechos humanos. Cuando han querido avanzar en ese sentido, por ejemplo con las leyes del 2×1, el pueblo se movilizó masivamente rechazando este tipo de políticas. Ahora que estamos en una campaña electoral y ganan candidatos de extrema derecha, es porque la gente está buscando respuestas económicas para la vida cotidiana, engañada por falsas promesas de estos candidatos, pero no los votan en el sentido de una perspectiva fascista, los votan por promesas económicas para la vida cotidiana.  —¿Recibiste apoyo de organizaciones sociales y políticas? —Sí, tuve mucha solidaridad de organizaciones sindicales, sociales, políticas. Yo milito en Política Obrera, soy docente, y en el ámbito gremial tuve mucho apoyo.  —¿Quienes crees que son los mayores responsables de que estas acciones ocurran? —El Estado, que se tiene que hacer responsable de la seguridad de los compañeros. Responsabilizamos al Estado para que esclarezca este tipo de situaciones que no pueden ocurrir. —Tenés un tío  desaparecido por la dictadura genocida ¿Nos podés contar un poco quién fue tu tío? Y alguna reflexión como docente para los jóvenes sobre el significado de la memoria. —Bueno,  mi tío Jorge Eduardo Oshiro, desaparecido en el 76 con 18 años de edad, era un militante socialista, secundario. En su colegio militaba, volanteaba sus ideas políticas, debatía con sus compañeros, hoy hay muchos jóvenes que hacen lo mismo y está buenísimo que eso ocurra, que se debata en lugares de estudio. Él era músico, era artista, creo que la cultura es muy importante, uno puede expresar sus ideas, sus sentimientos, a través del arte. Yo creo que la juventud debe tomar ese legado y lo toman, porque los veo en los lugares de estudio y de trabajo accionar y activar. Creo que es muy importante también formarse, les recomiendo que estudien la política del siglo XX, las presidencias, los referentes políticos de esas épocas, porque las fórmulas se repiten, como las mentiras en lo económico. Por eso recomiendo que se formen, que estudien, que no se dejen engañar, que investiguen, que agarren los libros y que no compren cualquier spot de 30 segundos. La Retaguardia también habló con Elsa Oshiro, hermana de Jorge Eduardo Oshiro y tía de Eric. Elsa es referenta de la Asociación de Familiares de Desaparecidos de la Colectividad Japonesa. También integra el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Le preguntamos cómo analizaba que con cuarenta años de democracia pueda ocurrir un hecho así:: “Me da mucha pena lo que está sucediendo. Evidentemente, mientras creíamos que la sociedad argentina había dicho Nunca Más al Terrorismo de Estado, hubo un sector que revindicó siempre a los genocidas, y que hoy se expresa con fuerza, amparados por los grandes medios de comunicación, las fuerzas de seguridad y el aparato judicial. A 40 años del retorno a la democracia, creo que

Dos personas vandalizaron un mural de La Noche de los Lápices en Quilmes. Dejaron una cabeza de chancho con velas en la boca. La opinión de Hugo Colaone, Secretario de Derechos Humanos del Municipio; y de Viviana Buscaglia, integrante del Colectivo Quilmes, Memoria, Verdad y Justicia. El mural ya fue restaurado. Texto: Paulo GiacobbeEdición: Fernando TebeleFotos: Iván Acosta  Al cumplirse un nuevo aniversario de los secuestros y desapariciones de estudiantes de La Noche de los Lápices, una serie de murales fueron vandalizados en la localidad bonaerense de Quilmes. Sobre el retrato de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Eva Duarte de Perón y Juan Domingo Perón, escribieron “chorros”, “vendepatrias”, “dictadura y terrorismo”, “mierda K”. En otro mural de La Cámpora, que agradecía a Néstor, escribieron a favor del Terrorismo de Estado: “que vuelvan los militares”. Pero sin dudas, el acto más repugnante y elaborado ocurrió en la esquina de Brandsen y Coronel Pringles, cuando de una camioneta Kangoo se bajaron dos personas y se dirigieron al mural en homenaje a las y los compañeros desaparecidos de La Noche de los Lápices. Era “la noche del 17 de septiembre para el 18”, relatóa La Retaguardia Hugo Colaone, Secretario de Derechos Humanos del Municipio, cuando “apareció vandalizado con una cabeza de chancho, con velas en la boca, con un cuchillo en la cabeza, con otro cuchillo en la boca y una peluca muy similar al pelo que tiene Cristina”.  Existe una presentación judicial por vandalización y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, escribió en Twitter: “Así amaneció este mural de Quilmes que representa un homenaje a la lucha e historia de los jóvenes desaparecidos en La Noche de los Lápices. Una vez más vemos cómo los discursos del odio llevan únicamente a más violencia”. El mural fue realizado por la agrupación política “La Jauretche juventud”, con la consigna: “Los lápices siguen escribiendo”. Colaone  trazó un paralelismo entre el ataque a Cristina y la vandalización del mural: “Después del ataque a Cristina, que por suerte el tiro no salió, nos deja una enseñanza: siguen siendo los mismos los odiadores a todo lo que sea el campo nacional y popular, y van a seguir existiendo. Estamos en un espiral de violencia, que por suerte no es respondida por el pueblo, sino que lo hacen ellos nada más, pero incentivados por los medios de comunicación que si están en esa tónica de odio. Incentivan a quienes quieren atacar y vandalizar a la noche de los lápices”. La respuesta al acto repugnante con la cabeza de chancho llegó inmediatamente: “Entre un montón de organizaciones volvimos a blanquear el mural”, y se reforzó la misma consigna: “los lápices siguen escribiendo”. Esta vez firmada por todas las organizaciones. “A la fuerza brutal de la antipatria le oponemos la fuerza del pueblo organizado en paz y con amor”, concluyó el Secretario de Derechos Humanos del Municipio de Quilmes.  La militante de Derechos Humanos e integrante del Colectivo Quilmes, Memoria, Verdad y Justicia, Viviana Buscaglia, brindó el antídoto para los ataques fascistas: “Solemos decir que no importa lo que hagan ellos, que lo importante  es lo que hacemos nosotros ante cada ofensa de ellos. Sabemos de lo que son capaces. El odio los lleva a las más impensadas atrocidades. Que quieran lastimarnos a nuestros iconos, que quieran llevarnos a la violencia permanente, que quieran disciplinarnos, que quieran, que quieran… podemos enumerar infinitamente. Nosotres siempre respondemos desde el amor que nos sustenta”. Por último, Buscaglia resaltó la importancia del trabajo colectivo para recuperar la historia de los pueblos: “Desde nuestras memorias colectivas, plurales, altruistas, coloridas, siempre resignificadas, siempre desde la comunidad organizada, por eso a los que pretendían horrorizarnos les repintamos el mural. Y les decimos, les seguimos diciendo, que los lápices siempre van a seguir escribiendo la historia”.

Con un relato estremecedor, el periodista abrió la ronda de testimoniales en el juicio RIM 6. Allí se investiga el secuestro y desaparición de su madre, Rocío Ángela Martínez Borbolla. Camilo tenía 4 años cuando presenció el hecho junto a su hermana de 9, la también periodista Bárbara García. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Fernando Tebele 💻 Edición: Diana Zermoglio/Lucrecia Raimondi 📷 Foto de portada: La Retaguardia —Camilo Martín García es mi nombre. —¿Su edad señor? —pregunta Javier Feliciano Ríos, presidente del TOF N°2 de CABA. —50 años. Está sentado con la espalda bien recostada sobre la silla. Los dedos apenas apoyados sobre la mesa como si se tratara de un piano. Tiene una remera desde la que asoma la imagen de su mamá, Rocío Ángela Martínez Borbolla. Cuando la secuestraron, él y su hermana fueron testigos. Hoy también, esta vez por elección. Camilo va a contar sus recuerdos de aquella madrugada que cambió su vida para siempre, la del 14 de junio de 1976. “Yo tenía menos de 5 años… 4 años y ocho o nueve meses. Era de noche, entre domingo y lunes. Recuerdo esta circunstancia porque teníamos habitualmente bastante regularidad en cuanto a qué se hacía cada día y veníamos de un fin de semana. Iba a empezar la semana. En un horario que no puedo consignar con precisión, pero era indudablemente en el medio de la noche, estábamos durmiendo. Serían las tres, cuatro o cinco de la mañana, como mucho. Siento que empiezan a tocar el timbre. Y se escuchaban golpes de puerta, gritos…”. Camilo reconstruye los peores recuerdos: —¿Quién es? —oyó a su madre preguntar a través del portero eléctrico. —Policía militar.  —Es la Policía Militar, es la Policía Militar —se desesperó Rocío.  Aclara Camilo que algunas cosas las recuerda puntualmente y otras las fueron charlando con su hermana Bárbara, en un intercambio de imágenes que les acercara un poco más a la verdad. ¿Qué otra cosa podría buscar un familiar en esta circunstancia más que saber la verdad? “En ese momento no tomamos contacto con mi madre. Ella estaba con su compañero. Mi hermana dice que me hacía como el dormido y que ella me tiraba del pelo para que me levantara porque me quería sacar por una ventana. Y yo en realidad no estaba dormido, sino que estaba totalmente consciente de lo que estaba pasando. Pero en ese primer momento me había quedado muy asustado y me pareció que me tenía que quedar paralizado. O sea, como que no quería hacer nada porque me daba mucho miedo lo que estaba viviendo. Sobre todo porque vi todo el alboroto que se generó en mi casa  —describe—. Nosotros vivíamos en un departamento de planta baja, en Envíon (en Haedo, en las afueras de la CABA). En ese momento era como un barrio de casas obreras, sencillo pero digno. Lo que recuerdo es que empezó a entrar un montón de gente”, dice con tono pausado pero muy seguro. Abrigados y armados Camilo es muy detallista en su relato. Y continúa con la descripción de lo que vio: “Entiendo que eran soldados. Porque estaban todos armados, vestidos con camperas oscuras y gorros de lana. Así como bien abrigados, pero bien armados también. Y entraban al cuarto de a tres, cuatro, cinco. Nos miraban a nosotros, de alguna forma se presentaban”. No olvida el detalle que se hablaran entre sí seguramente a través de apodos: “Nombres aleatorios que no podría recordar en este momento, pero me llamaba mucho la atención cómo se presentaban. Somos tal y tal”. —Ustedes quédense tranquilos que no les va a pasar nada —recuerda Camilo que les decían a él y a su hermana. Pero ese llamado a la calma lo desatendió con rapidez cuando escuchó los gritos de su madre: “Logré escuchar algún forcejeo, algún grito de mi madre y su compañero (Pedro Martucci) con esta gente que entró. Como que la llevaron violentamente y rápido fuera de la casa”. Hace extensos silencios. Piensa cada palabra. Le duele cada palabra.  Las sábanas y los fantasmas Camilo reconstruye una conversación con una persona a la que señala como el jefe del operativo. —Ahora tenemos que hacer algo que ustedes no pueden ver —recuerda la voz de la persona a cargo— ¿Y qué hacemos con ustedes dos? ¿Los matamos o no los matamos? —Si tienen que hacer algo, nosotros nos tapamos con una sábana y no miramos —alcanzó a responder Camilo. —¿Cómo que ustedes se tapan? —le dijo el militar, descolocado—. No espíen, porque si ven, los vamos a matar. A pesar de la advertencia “que me dio mucho miedo, ahí sentí que estábamos realmente en peligro”, comenzó a espiar y los registró de espaldas, sacando cosas del ropero. Bárbara permanecía tapada. Luego de ese momento, el niño sintió cierto alivio: “como que el momento amenazante ya había transcurrido y nos habíamos portado bien, para decirlo de alguna forma”. Luego los sacaron de la casa y los dejaron en la de unos vecinos, en una planta baja. Varios años después, cuando Camilo trabajaba en la TV Pública, se le acercó una persona: —Hola. ¿Sabés quién soy? —No, no sé. —Te quedaste en mi casa el día que se llevaron a tu mamá…   “Eso me dio mucha emoción”, asegura ahora, también algo emocionado mientras lo relata. Cuenta que se entristeció a la vez, porque el vecino le confesó que no fue que hayan querido ayudarles, sino que al tiempo que observaba el operativo, se le cayó un escobillón al piso, lo escucharon, le golpearon la puerta y cómo no sabían qué hacer con el niño y la niña, se los dejaron. Durmieron allí hasta que al día siguiente lo fueron a buscar. “Diría que fue mi abuelo, que tenía auto. Entramos a mi casa, nos preparamos un bolso, una valija y nos fuimos. Bueno, esta persona que me vino a ver a la Televisión Pública me contó que, tres o cuatro días después de que pasó esto, la casa quedó abierta. Dice que volvieron unos soldados y

La Sala de Feria de la Cámara de Casación Penal, en su último día de actuación, revocó el fallo que rechazaba las salidas transitorias del genocida Eduardo Kalinec. Compartimos en este texto escrito para La Retaguardia, las primeras sensaciones de Analía, una de sus hijas, referente de Historias Desobedientes. (Por Analía Kalinec, para La Retaguardia) ✍️ Redacción: Analía Kalinec 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Analía junto a su padre en otra época de vínculo felíz. Archivo Analía Kalinec. Me llega hoy temprano la noticia, no entiendo nada… estoy de vacaciones en Mar del Plata, mañana vuelvo a presentar el libro… seguro hay un error… no puede ser… Escribo a algunos contactos de prensa y con mucho pesar corroboro que la Sala de feria de Casación Penal integrada por Juan Carlos Gemignani, Eduardo Riggi y Carlos Alberto Mahiques resolvió autorizar a padre genocida (condenado a perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo Atlético-Banco-Olimpo), a realizar “salidas transitorias para afianzar y mejorar lazos familiares y sociales”.  ¿Otra vez? El pedido había sido rechazado por todas las querellas y por la fiscalía, incluso desde Historias Desobedientes también nos pronunciamos en aquella audiencia el 19 de febrero de 2020… fue entonces que se revirtió la medida y negaron las transitorias con fundamentos tan básicos como elementales: el derecho de las víctimas a que se cumpla la sentencia, la falta de arrepentimiento de este hombre que no solo sigue pensando que lo que hizo estuvo bien (secuestrar, torturar, desaparecer personas, matar, arrojar personas al mar, robar los bebés), sino que además guarda información acerca del destino de los desaparecidos y los bebés nacidos en cautiverio. ¿De verdad le van a otorgar salidas transitorias? ¿De verdad estos tres tristes y mediocres jueces van a permitir esto alegando “reinserción social y fortalecimiento de los vínculos familiares”? Leo el fallo, tomo notas, me llegan mensajes, contesto. Bruno se angustia y Gino hace sus ya típicos comentarios sarcásticos. Intento infructosamente compensar la amargura escribiendo.  Según estos tres tristes y mediocres jueces entender (como lo había hecho la instancia judicial anterior) que no hay en mi padre genocida “asunción de responsabilidad por los hechos admitidos” es una consideración “discrecional y arbitraria”. Estos infelices consideran que los informes elaborados por los “especialistas” (léase “uniformados”) del servicio penitenciario como “único elemento objetivo de valoración”. Según estos informes padre genocida tiene conducta ejemplar 10 y concepto ejemplar 9… padre genocida se negó a ser evaluado por equipo interdisciplinario externo al servicio penitenciario. Sostienen estos tres impresentables que los fundamentos que se utilizaron para negar las salidas transitorias en 2020 y que fueron tomados -entre otra fuentes- del Estatuto de Roma son “una base normativa errónea”. Hablan de “apreciaciones subjetivas y arbitrarias” en el fallo que negó las transitorias, dando la razón a padre genocida y su defensa… Se evidencian de manera contundente sus propias apreciaciones subjetivas y arbitrarias. ¿Por qué tenemos que soportar esto? Afirman la necesidad de padre genocida de “mejorar y afianzar sus lazos familiares”. ¿Se enteraron estos tipos que este criminal de lesa humanidad busca eliminar a su hija de la familia por pensar distinto? ¿No piensan en los lazos familiares de los detenidos desaparecidos? ¿En las heridas que siguen sangrando? ¿En el silencio que siguen sosteniendo y tanto mal hace?  ¿No se enteraron que hay acá una sociedad que sigue reclamando Memoria, Verdad y Justicia? Lazos familiares de padre genocida… qué ocurrencia… Claro que tiene un par de hijas obedientes. Su referente María de los Angeles Kalinec (mi hermana, la que nació el día de la Virgen María) y Alejandra aparecen como guardianas y defensoras de padre genocida. Las dos personal civil de la Policía Federal, una hasta da clases en la escuela de cadetes. Dignas hijas, claro, de un padre genocida. ¿Qué decir de todo esto? Me viene a la mente Silvio “la mato y aparece una mayor”… Y vuelven los sueños con serpientes. El mar azul de Mar del Plata se vuelve un mar de serpientes que mastican la paloma, pero no logran envenenarse del bien, ni se destruyen con la verdad.  Triste. Parece que la matamos y aparece una mayor con mucho más infierno en digestión… Que no se quede este pueblo dormido… Reforma judicial urgente y necesaria. No es ninguna novedad la existencia de un entramado mafioso en el poder judicial que junto con sectores del poder político, económico y grupos concentrados de comunicación bregan por el oscurantismo y la reafirmación de políticas neoliberales… Qué no se quede mi pueblo dormido… nunca lo hizo. Tal vez estuvimos golpeados o maltrechos en algunos momentos, pero no dormidos.  El martes 1F de vuelta a la calle, frente al palacio de tribunales. Porque Nunca más es Nunca Más.

El 27 de octubre de 2021 se cumplió un año del comienzo del juicio por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que  funcionaron en las Brigadas de Quilmes, Banfield y Lanús (El Infierno de Avellaneda). Desde el sitio para la Memoria de Quilmes organizaron una conferencia de prensa y una visita guiada con sobrevivientes a “El Chalet”, un sector recuperado en 2020.  (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe/Nicolás Rosales 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Natalia Bernades 📺 Video: Nicolás Rosales 📺 Edición de video: Natalia Bernades “Buenos días, compañeros y compañeras, a mí me produce este lugar una carga que ustedes no se pueden imaginar. El olor que hay acá adentro, el olor a piel quemada, a sangre”, dijo Mabel, agregando que a 45 años de los hechos no es justicia tener a los genocidas sentados en sus casas. “Tengo a Bergés en su casa y me violó acá adentro y nos pone un cartel que dice ‘Es Bueno estar en casa’”, señaló acerca del modo en el que el genocida recibió un escrache. “No podemos dejar que se mueran sin justicia”.  Jorge Bergés fue médico de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y vive en Quilmes, donde goza del beneficio de la prisión domiciliaria. Además de violador y torturador, es ladrón de bebés y sabe el destino de niños y niñas que nacieron en cautiverio, pero nunca habló. Por último, Mabel García pidió que en el sitio “entren luz y vida”.  Asistir a un ex Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio de por sí es fuerte. Conlleva una carga emotiva grande solo el hecho de saber que allí se sucedieron historias horrorosas teñidas de sangre y muerte. Pero cuando a todo esto se le agrega el acompañamiento de testimonios de los y las sobrevivientes, se vive de una manera distinta, especial. Porque al recorrer el sitio no solo se pueden observar las celdas y recovecos de torturas, sino que también afloran momentos tristes a través de relatos. Esto fue lo que se sintió en el Pozo de Quilmes.  El Consejo del Sitio para la Memoria, Defensa y Promoción de los Derechos Humanos Ex Centro Clandestino de Detención Pozo de Quilmes organizó una conferencia de prensa con visita guiada al cumplirse un año del comienzo del “Juicio Brigadas”, que se realiza en forma remota y es transmitido en vivo por La Retaguardia, que realiza una cobertura junto a Pulso Noticias. Participaron de la jornada integrantes del Colectivo Quilmes, Memoria, Verdad y Justicia; sobrevivientes y familiares de desaparecidos y desaparecidas del centro clandestino; integrantes de la Secretaría de Derechos Humanos del municipio y de la Comisión Provincial por la Memoria.   Hugo Colaone, de la Secretaría de Derechos Humanos de Quilmes, anunció que la idea es comenzar a realizar recorridas guiadas en el Sitio de Memoria con la apertura de actividades. Para Colaone, recuperar “el ex centro de detención, el chupadero, un lugar clandestino, y haber iniciado el juicio que fue postergado durante muchos años, es reparador. Repara a las víctimas”, aunque también cuestionó la tardanza en el inicio del juicio porque la “Justicia cuando llega tarde no es justicia”. Pero el testimoniar, para los y las sobrevivientes, los coloca en otro lugar: el de poder decir “teníamos razón”.  Sentados en sillas formando un semicírculo en lo que fue el garaje del Centro Clandestino, los y las sobrevivientes coincidieron en dar pelea en la “batalla cultural” y seguir luchando por Memoria, Verdad y Justicia. La sobreviviente Mabel Amelia García y los sobrevivientes Rubén Schell, Walter Docters, Horacio Monzón, Hugo García, Oscar Herrera y Alberto Derman, fueron algunos de los participantes de la jornada que comenzó con la lectura de una carta de Néstor Busso, otro sobreviviente.  “A mí me costaba mucho venir, fui a Banfield, también a Arana , pero acá me costaba mucho venir”, reconoció el sobreviviente Walter Docters, y destacó el trabajo que realizan desde el consejo del sitio. “La memoria no nace de sí misma, está si se la labura”.  Respecto de los juicios, calificó al poder judicial de corrupto. “No creo en la justicia salvo en la justicia popular. En ese sentido, HIJOS había tomado un buen camino: ‘i no hay justicia hay escrache’ y como creo que justicia no hay, el escrache sigue siendo válido.” Ese mismo día nos enterábamos de la muerte de uno de los represores de este juicio. El ex agente de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Ángel Ferreyro. Acusado de violaciones sistemáticas por la sobreviviente Nilda Eloy, el represor cumplió funciones en la Brigada de Lanús, donde funcionó el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio “El Infierno”. Ferreyro gozaba del beneficio de la prisión domiciliaria y al comienzo del debate sonreía y se burlaba frente a las cámaras.  Con el fallecimiento de Ferreyro, el juicio por las Brigadas quedó con apenas 16 imputados por tres centros clandestinos; solo 2 de los acusados están en cárcel común. Por eso, Docters reivindica el escrache como herramienta de lucha en la búsqueda de justicia y se pregunta: “¿hasta cuándo vamos a aguantar?” En sus reflexiones incluye la histórica lucha de los organismos en la calle y subraya que los delitos de ayer se cometen aún hoy. “No nos dicen dónde están los restos de los compañeros que ellos asesinaron. No nos dicen a quién les dieron los chicos de nuestros compañeros. No nos dieron información”. Finalizada la conferencia de prensa, comenzó el recorrido por el centro clandestino, saliendo por el garaje para entrar por la esquina a “El chalet”. Por un paso interno volveríamos al edificio donde estábamos y terminaríamos ahí la recorrida.       “El chalet”, la escalera de madera y los recuerdos  En una jornada muy calurosa, la visita y recorrido abierto para los medios de comunicación comenzó por el denominado “Chalet”, en la esquina de las calles Garibaldi y Allison Bell, en un tranquilo barrio de clase media quilmeña. Allí funcionó durante la dictadura la

La Retaguardia entrevistó a Viviana Losada, integrante de la Comisión Vesubio Puente 12 y de Familiares de Lanús, querellante en el recién comenzado Juicio La Pastoril. Viviana narró cómo fue la represión del 29 de marzo de 1976 a la reunión ampliada del PRT-ERP con algunas organizaciones de la Junta de Coordinación Revolucionaria. El episodio poco conocido que abarca el juicio fue una acción represiva que evidencia cómo a pocos días del golpe de Estado se desarrollaban acciones que por su magnitud implicaban tareas previas de inteligencia y de fuerzas represivas conjuntas.  (Por La Retaguardia) 🎤 Cobertura del juicio: Paulo Giacobbe/Fernando Tebele ✍️ Redacción: Mónica Mexicano 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: quinta La Pastoril Viviana Losada es querellante por Rodolfo Ortiz, que era uno de los líderes de la Juventud Guevarista y estaba en la quinta La Pastoril cuando la Policía y el Ejército la atacaron aquel 29 de marzo del año 1976.  Losada participó de una de las transmisiones de juicios a través de La Retaguardia, antes de la audiencia con la que finalmente se abrió el juicio por aquellos crímenes del Terrorismo de Estado.  —¿Qué sucedió en la Quinta La Pastoril?   —Bueno, el PRT tenía ya necesidad de hacer una reunión del Comité Central y resolvió hacer una reunión del Comité Central ampliado con algunas organizaciones de la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR). Así que alquiló una quinta en Moreno, la quinta La Pastoril, que se llama así porque los dueños eran los Hermanos Pastori. En la última semana de marzo, empezaron a llegar los compañeros y las compañeras y al 29 de marzo a la mañana estaba reunido todo el Comité Central ampliado, con los responsables por frente o por tarea, y estaban un compañero del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), un compañero de los Tupamaros (guerrilla uruguaya), un compañero del Ejército de Liberación Nacional boliviano y en realidad nunca fue confirmado, pero habría estado también un montonero. Y estaba todo el Comité Centra (del PRT-ERP)l. Rodolfo Ortiz, que era mi compañero, que es el papá de mis hijas mayores, era el Responsable Nacional de la Juventud Guevarista y se incorporaba por primera vez al Comité Central. Así que discutieron “internacional” a la mañana y a la tarde iban a discutir “nacional”. Mientras estaban descansando aparecieron las fuerzas conjuntas, entraron sin pedir permiso, a los tiros, sin ninguna orden de nada y con la intención claramente no de dejar a nadie vivo, sino de arrasar. Y fue gracias a un cuadradito chiquitito, un ángulo allá en el fondo de la quinta, que era una quinta muy grande; o sea, la casa era pequeña, pero el lugar era muy grande. Allí, mirando de frente hacia la izquierda, atrás, dejaron como un lugarcito sin cubrir y por ese lugarcito pudieron salir muchos compañeros y compañeras. Quedaron algunos en la quinta y otros que también pudieron salir fueron interceptados por las fuerzas conjuntas y fusilados. Esta acción de las Fuerzas Conjuntas tiene un resultado de 4 compañeros y compañeras muertos en la quinta, 3 en el camino y 4 capturados vivos, que después son llevados a Puente 12/Cuatrerismo. Y uno más que fue llevado presumiblemente a Villa Martelli, después de mucho tiempo recupera su libertad, pero que lamentablemente está fallecido.   —Un hecho poco conocido para la relevancia. Cuando te ponés a analizar algunos de los datos que vos acabas de dar, hay muchas cosas que darían cuenta que este hecho debería ser más público, más conocido, sin embargo, aquí está la instancia del juicio también para eso, no solo para conseguir justicia, va a ser importante para que se sepa lo qué pasó.    —Nosotros lo que pensamos es que, primero, el juicio tardó muchísimos años en llegar. Yo fui la primera que se presentó como querellante, en enero de 2007, cuando se reconocieron los restos de Rodolfo. Después se fueron sumando el resto de las querellantes, las hermanas (de Nelson) Agorio, Claudia Méndez (hermana de Ruperto Tito Méndez), las hermanas (hijas de Héctor) Chávez en 2007. Llegamos a casi noviembre del 2021. Así que hace 14 años que venimos remando con el juicio. Recién en el 2011 Rafecas (Daniel, el juez que lleva adelante la instrucción de la megacausa Primer Cuerpo del Ejército) entendió que tenía que hacer una subcausa de este hecho porque no éramos víctimas sueltas. Estaban todas concatenadas en un hecho. Y después una cosa que es muy interesante y que a través de los años nosotros pudimos entender que hubo una acción de inteligencia allí, que no es casual que hayan ido todos: el Ejército, la Policía de la Provincia, todo el personal de civil, que imagino que serían las patotas de Puente 12, y también habría habido algún móvil de la Capital Federal, con lo cual, estando todas las fuerzas, es impensable suponer que fue una circunstancia fortuita y que estaban adivinando. Nosotros creemos firmemente, y esperamos demostrarlo en el juicio, que eso fue una acción de inteligencia a lo mejor no pensada con la enorme envergadura que tenía la reunión. Pero sin duda fue una acción de inteligencia.    —El ERP venía de lo que fue el intento de toma de Monte Chingolo en el 75, que terminó con una tremenda represión justamente por la infiltración del “Oso” Jesús Ranier en las filas del ERP. Pero esa instancia de inteligencia ya estaba desarticulada para la época de La Pastoril. Sería otra instancia de inteligencia que también están vinculando a que hubiera más infiltrados o a otro tipo de tarea de inteligencia?    —A mí me parece que no se trataba de un infiltrado, me parece que ya había tareas de inteligencia muy serias en Puente 12/Cuatrerismo, que los grupos de tareas, eran casi especializados en el PRT. Y mucho de esto dice Españadero (Carlos Antonio, recientemente condenado) en el juicio de Puente 12 II que acaba de terminar. Él directamente dice muy locuaz que el “Oso” Ranier le rendía cuentas a él, que en realidad después de que ellos sacaban información y después

La Ilusión del Rubio, obra teatral escrita por Santiago San Paulo y dirigida por Gastón Marioni, narra el caso de la desaparición forzada de Facundo Rivera Alegre, con una extraordinaria actuación de Martín Slipak. Se presentará en Córdoba, de donde era el joven, el 12 de noviembre. San Paulo contó cómo fue la experiencia de trabajar sobre el caso de Facundo, con su mamá, Viviana Alegre, y habló sobre su actuación en la obra Los Ahogados, basada en un cuento de María Teresa Andrueto, sobre los vuelos de la muerte, que tendrá una última presentación en CABA el próximo domingo. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Fernando Tebele La Ilusión del Rubio, que se estuvo presentando en el Teatro Cervantes durante la pandemia, puede verse completa en la plataforma de YouTube. El actor Martín Slipak se pone en el cuerpo de Facundo Rivera Alegre, desaparecido el 19 de febrero de 2012 en la Ciudad de Córdoba cuando tenía 19 años. —¿Cómo llega a tu conexión a la desaparición de Facundo Rivera Alegre, a su mamá, Vivi, y a la necesidad de escribir una obra en el cuerpo de Facundo y en primera persona? —En principio quiero contar, para la gente que no conoce a Viviana Alegre, ella es una gran luchadora, mamá de Facundo y también una gran referente en relación a otras desapariciones en democracia en Córdoba y también a otras luchas. Viviana es una persona que tira mucho para adelante. Yo la conocí a Viviana en la calle, participando de distintos eventos en relación a la desaparición de su hijo y también de otras luchas. Y después, mi participación en un ciclo que se llama Escena y Memoria, en los ex centros clandestinos de detención de personas que hoy son museos y archivos de la memoria, se monta este ciclo ya hace bastantes años y mi participación en el Grupo Zeppelín Teatro, con la dirección de Jorge Villegas, me llevó a estos ciclos y colaborando en su organización se la ha invitado Viviana a que participara para extender aquella lucha y militancia de los compañeros, compañeras y compañeres desaparecides en la dictadura a lo que sucede en democracia. Yo nací en democracia y la verdad que siempre me genera muchas dudas este sistema de representación que hay en la democracia y desde mi lugar de artista de teatro me interesa trabajar sobre la historia, sobre la memoria, me interesa ligar mi historia personal a lo que nos ha sucedido y lo que nos sucede como sociedad. Si no podemos mirar el pasado, es muy difícil que podamos entender el presente, y eso llevarlo al teatro, que es una práctica muy ancestral, que siempre ha estado en crisis y que se ha notado mucho en estos últimos dos años por la pandemia y la falta de laburo. Entonces, en ese marco, yo escribo la obra La ilusión del Rubio para presentarla al concurso de dramaturgia del Teatro Cervantes, un concurso que es nacional, de textos teatrales, y que salió en el 2020. Al participar de este concurso me empecé a preguntar sobre qué escribir. Siempre tengo mucho material por ahí desparramado y bueno, elegí escribir sobre Facundo Rivera Alegre, porque me parecía que además de los procedimientos teatrales que yo pudiese investigar en esta dramaturgia que es unipersonal y que tiene que ver con una actividad muy propia del teatro, que es intentar hacer aparecer lo que está ausente, me pareció que estaba bueno que en un concurso así pudiese mandar una obra que hable también sobre Córdoba. Por eso es que decidí focalizarla en ese punto y la obra quedó seleccionada, y el Teatro Cervantes se encargó del montaje, la producción de la obra y ahí es que convocan a Gastón Marión para dirigir, un director de La Plata muy comprometido, tanto con el teatro como con la historia social, y él es el que convoca a todo el equipo de escenografía, iluminadora, vestuarista y al actor, Martín Slipak, que hace un trabajo impresionante. En escena tuvimos la oportunidad de verlo de manera presencial en la Biblioteca Nacional en febrero de este año, donde participamos del estreno junto con Viviana Alegre, viajamos desde Córdoba y éramos un grupo muy heterogéneo, de una tribu muy mezclada entre gente de teatro, gente joven y más grande, dedicada enteramente a la militancia social. Así que fue muy emocionante verlo ahí. Y ahora tenemos la oportunidad de verlo en una única función que se va a hacer justamente en Córdoba. —Es muy periodística la obra, la escribiste claramente con la intención de que quien vaya a verla no le quede ninguna duda sobre la historia de Facundo Rivera Alegre.  —Sí. Lo que yo intenté hacer es ponerle voz a un testimonio vivo de un desaparecido. En ese sentido, obviamente que trabajé con muchos datos que pude recolectar, pero también con un posicionamiento sobre la mirada que los medios de comunicación y la justicia le han dado al caso de Facundo, también con muchos datos que me aportó Viviana sobre su historia y la de su hijo y permitiéndome ponerme en el lugar de esa persona que desaparece teniendo 19 años y por lo tanto lo de los sueños, las ilusiones de una persona de 19 años, de un joven que podemos tratar de comprender por dónde iba su vida, no solamente de la cuestión de su desaparición. En esa mezcla es que intenté montar este testimonio, plasmarlo en una dramaturgia que muchas veces, cuando se trabaja en teatro, la gente que agarra un texto escrito para ser llevado a escena, le da su interpretación. Hay un diálogo entre el director, el actor, la escenógrafa, la iluminadora, etcétera, que el equipo de montaje, con la obra misma. Hubo también un gran respeto por la investigación propia del caso a la hora de meter mano en el texto. Entonces lo que queda en la obra es un trabajo en conjunto de mucha gente. Empezando por Viviana.   —Poner

En un fallo histórico, la jueza María Romilda Servini de Cubría procesó la semana pasada a Rodolfo Martín Villa, funcionario del franquismo y de la transición que se vivió en España después de la muerte del dictador Francisco Franco. Lo acusa por “homicidio agravado en contexto de crímenes de lesa humanidad”, ocurridos en cuatro casos entre 1976 y 1978. Es el primer procesamiento en el mundo por crímenes cometidos por el franquismo durante décadas. Villa tiene 87 años y no irá preso porque interpuso con anterioridad una eximición de prisión. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Fernando Tebele 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Villa en pleno saludo fascista cuando era funcionario “Toda la estructura represiva montada por el régimen franquista siguió funcionando bajo la dirección ahora de la nueva dirigencia política a cargo del proceso de transición. Durante los primeros años se mantuvieron las normas, estructuras, agentes y las prácticas represivas propias de aquel, y se les aseguró a las fuerzas del orden público la impunidad de su actuación por todos los medios a su alcance”, dice entre otras cosas la jueza María Romilda Servini de Cubría, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional N°1 de la Ciudad de Buenos Aires. En la resolución de la causa iniciada hace 11 años, que adquiere carácter histórico, decidió procesar por cuatro homicidios agravados en contexto de crímenes de lesa humanidad al empresario Rodolfo Martín Villa, quien se ha convertido de esta manera en el primer procesado por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura franquista y el período posterior a la muerte del dictador Francisco Franco, ocurrida en 1975, al que se conoce como “transición”. Los homicidios ocurrieron entre 1976 y 1978. Son los casos de Pedro María Martínez Ocio, Romualdo Barroso Chaparro y Francisco Aznar Clemente (todos el 3 de marzo de 1976), más el de Germán Rodríguez Saíz (durante las celebraciones de San Fermín en 1978).  El fallo fue anunciado durante una conferencia de prensa de la que participaron abogados y abogadas que llevan adelante la querella en la justicia argentina: Eduardo Fachal, Julieta Bandilari y Luis Calcagno. También estuvieron conectados desde diferentes regiones de España el abogado Jacinto Lara y dos familiares: Fermín Rodríguez Saiz, hermano de Germán Rodríguez Saíz, una de las víctimas, y Manuel Ruiz García, hermano de Arturo Ruiz, asesinado el 23 de enero de 1977; por su caso, Servini le dictó a Villa falta de mérito, es decir que consideró que las pruebas no son suficientes para dictar procesamiento en ese y otros siete casos. “Es un paso muy importante que obviamente ha sido apelado ya por la defensa”, dice Eduardo Fachal, uno de los abogados argentinos, quien anuncia también que la jueza le dictó un embargo por 1.134 millones de pesos, algo así como 10 millones de euros. “Se le ha notificado en una audiencia el 20 de octubre a Martín Villa y manifestó que no tiene el dinero para hacer efectivo el embargo”, explica el abogado al tiempo que resalta la importancia del fallo más allá de la apelación de la defensa: “En el día de ayer la defensa ha presentado el escrito de apelación que obviamente nos darán traslado en el curso de los próximos días y nosotros obviamente contestaremos y ampliaremos los fundamentos, porque ha quedado muy claro ya en la resolución de la Cámara de Casación, que es el tribunal más alto en materia penal, sobre el plan criminal y organizado desde el Estado español durante el período de transición, donde se mantuvo todo el resorte represivo del franquismo contra la población civil. Esto ha comprobado que son delitos de lesa humanidad y que merecen la pena la sanción correspondiente por la gravedad de estos delitos”. Fachal destacó la relevancia del fallo: “Obviamente, desde el punto de vista político y de reivindicación de las víctimas, este auto de procesamiento ha sido un paso muy importante en la lucha por la verdad y la justicia”. ¿Quién es Martín Villa? “Nuestra familia entiende que Villa es el responsable del asesinato de Arturo”, grafica el hermano de Arturo Ruiz, asesinado durante una manifestación callejera el 23 de enero de 1977, uno de los casos por los que Servini entendió que no había pruebas suficientes para procesarlo, por lo que dictó falta de mérito. “Fue asesinado por un banda de extrema derecha que se denominaba Los guerrilleros de Cristo Rey, y que al final tampoco estaba muy claro las conexiones de esta banda y el asesino con la Guardia Civil, o sea con las fuerzas de seguridad de la época. Y bueno, Martín Villa como máximo responsable de las fuerzas, pues tampoco dio explicaciones”, resume. “Era el ministro de la Gobernación y posteriormente Ministro del Interior y responsable de las fuerzas del orden de aquella época”. La protesta reprimida se realizó con consignas “proamnistía por los presos del franquismo que todavía quedaban en la cárcel”. La represión en los Sanfermines de 1978 En ese año, durante las siempre masivas celebraciones de San Fermín, varios manifestantes saltaron a la arena para hacer notar el hastío social con la dictadura que ya tenía forma de transición hacia la democracia. Toma la voz Fermín, el hermano de Germán Rodríguez Saiz, uno de los casos por los que la jueza procesó a Villa. “Estamos hablando de unos momentos muy convulsos y sobre todo en la Comunidad Autónoma de Navarra. Varias personas saltaron a la plaza con una pancarta y eso parece que fue la excusa para una carga policial bestial. Metieron 40, 50 miembros de la Policía Armada que empezaron a disparar. Pelotas de goma, botes de humo y fuego real. Hubo 11 heridos de bala en la propia plaza. Y, lógicamente, la gente intentó repeler la agresión con todo lo que tenía, con botellas, con las almohadillas que tenían en la plaza, con todo lo que había ahí cuando se retiró la policía. La gente salió de la plaza con absoluta indignación, por supuesto. Entre ellos estaba mi hermano viendo los toros. La Policía Armada siguió reprimiendo