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Villa 31


Pamela Andrade, vecina de la Villa 31 e integrante de La Poderosa se refirió a la situación en las villas porteñas con respecto a la ola de calor en medio del cemento de las urbanizaciones no finalizadas. También habló de la falta de luz, agua, y el aumento de casos de Covid-19. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: La Garganta Poderosa —¿Cómo se vive la ola de calor teniendo en cuenta el cemento de la urbanización  en las villas?  —Acá en los barrios populares la pasamos mucho peor ya que no está completa la urbanización. Es horrible tener que cocinar tantas horas en los comedores, pero tenemos que hacerlo porque somos los únicos que le podemos dar algo de comer a los vecinos del barrio que de verdad lo necesitan. Todo esto es peor cuando no tenemos luz, agua. Los cortes que hubo en la villa 31, como en otras villas de capital, no afectaron un montón. No pudimos cocinarles a los más de 400 vecinos, tuvimos que repartirles la comida cruda para que se la puedan cocinar. A veces estas personas están en situación de calle y no tienen como cocinar.  —¿Se acercaron desde la empresa proveedora de luz? —Todavía no hubo respuesta de ningún tipo. En algunos lugares estamos sin luz y en el único lugar que había un generador es el Ministerio de Educación. Los pocos sectores donde hay luz, no tienen agua.   —¿Qué diálogo existe con el Gobierno de la Ciudad para estos casos? —No tuvimos diálogo, acá nos organizamos entre todos los vecinos tratando de mandarnos mensajes, nos ayudamos. Si yo tengo una botella, le doy a mi vecina, quienes tuvieron o tienen luz ayudan a los que no tienen con cables. —¿Cómo está la situación con el aumento de casos de Covid-19? —La situación es crítica. Para hacerse un hisopado hay gente que hace filas interminables desde las tres de la mañana. Actualmente dan 180 cupos en la UFU (Unidad Febril de Urgencia) para hisopar. Y a veces menos. A las nueve ya no hay más cupos. Y si no te hisopás acá en el barrio no te ayudan con bolsones de mercadería para pasar el aislamiento. Con respecto a la vacunación y debido a los rebrotes que hubo tuvieron que cerrar los centros de vacunación en el barrio. Por otro lado, en el barrio Rodrigo Bueno no hay ningún lugar donde te puedas testear o vacunar. No podemos seguir así. 

Esta mañana el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por decisión de la justicia porteña, desalojó a más de 100 familias. La mayoría eran niños/as y mujeres víctimas de violencia de género. Marina Joski, secretaria Nacional de Mujeres, Género y Diversidad de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), pasó por Hasta que vuelvan los abrazos, en la mañana radial de La Retaguardia y Radio Sur. (Por La Retaguardia)

El referente de La Poderosa participó del programa radial La Retaguardia. Habló acerca de cómo atraviesan la pandemia en los barrios populares y la lucha de la organización por visibilizar las problemáticas que atraviesan todos los días. Ahora el foco está puesto en el acceso a internet, con la campaña #ContagiáConectividad para garantizar la continuidad pedagógica. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✏ Redacción: Gabriela Suárez López 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades La Retaguardia Las palabras de Nacho Levy expresan lo que piensa y siente con conocimiento de causa: sabe perfectamente lo que los cuerpos sufren en los barrios populares y los medios tradicionales callan sin pudor en sus alertas y editoriales. Por eso, reiteró en varias oportunidades la pelea que da el colectivo para evitar que transformen en números a los compañeros y compañeras fallecidas a causa del COVID-19 y elige llamar a cada uno y cada una por su nombre. Así se refería a Ana Riquelme, enfermera del Centro de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) N°30 de Barracas, quién murió por coronavirus a fines de julio: “Es un montón de cosas Anita, es una síntesis de casi todo lo que venimos gritando desesperadamente desde que todo este torbellino empezó. Es una compañera que se pateó todos los pasillos de Zavaleta, de la 21, atrás de los silencios, intentando visibilizar los reclamos de cada uno de los derechos, formando Promotoras de Salud que ahora mismo, mientras hablamos nosotros, están recorriendo los pasillos del barrio para entregar los kits de lavado de manos que a meses de pandemia recién podemos entregar desde julio y gracias a la solidaridad de muchas y muchos que nos están escuchando y de organizaciones como UNICEF”, dijo.   Además, habló de los insumos y trajes con que cuenta el personal policial y de salud. Subrayó las deficiencias del Estado para cubrir las necesidades de las organizaciones de base en los barrios populares: “Para las cocineras no hay traje nunca. Solo estamos gastando 600 mil pesos por mes en trajes de polietileno, en insumos de bioseguridad que debería garantizar el Estado para que no se nos sigan muriendo compañeras. Y un número que por supuesto no podía salir de ninguno de nuestros bolsillos ni vendiendo todas nuestras casas. Eso sale de la sociedad civil, sale de la solidaridad, sale de UNICEF Y la verdad que si no nos hubiera dado una mano UNICEF hoy tendríamos 15 mil compañeros nuestros, no 20 mil villeros, no 20 mil ciudadanos que están por debajo de la línea de la pobreza; 15 mil de los compañeros nuestros que no tendrían para comer”, expresó. También mencionó la dificultad en la prestación de servicios básicos: “Hay una desigualdad que al inicio de la pandemia denunciábamos como estructural.  Ahora todos vemos la importancia de que los barrios populares tengan agua, ahora todos vemos lo que es la urbanización.” El poder de Ramona  Sobre la actitud del Gobierno nacional y el de la Ciudad, Levy mencionó la lucha de Ramona Medina contra las desigualdades y el legado que dejó: “Nos enseñaron a fuerza de pauta y de invertir en los medios la guita que no invierten en los barrios, que urbanización es decirle barrio en vez de villa. Y yo la verdad para decirle barrio en vez de villa te voy a decir primero que tenga la misma prestataria que todos los demás ciudadanos para poder acceder a los mismos servicios que nos corresponden porque son derechos. Y muchas de esas cosas las pudimos plantear porque Ramona, el grito de Ramona, la lucha de Ramona, la vida de Ramona, hizo que un día entremos a la Quinta de Olivos. Y un montón de vecinos y vecinas de los barrios populares que nunca habíamos estado ahí, que nunca habíamos tenido trato directo con un presidente, que ninguno de los antepasados de los que ahí estábamos, había tenido nunca esa posibilidad. Lo valoramos como un gesto, como un reconocimiento a esa lucha ansiosa, tan llena de gritos como los que pegaba Ramona. Fuimos ahí en tono propositivo, nos sentamos de frente a todo el Gabinete nacional y al día siguiente esa reunión forzó también la reunión con Rodríguez Larreta que nos la postergó todo el tiempo que hubiéramos podido resolver la situación de Ramona. Y tanto en un espacio como en el otro planteamos un montón de mociones, propuestas, sugerencias, ideas, experiencias de las barriadas populares para atender muchos de los problemas que se venían por delante. Y ahí nos encontramos un Estado con muchísima dificultad para traducir esa voluntad política que se presuponía en el encuentro, en la retórica, en la presentación de cómo habían sido los hechos y lo que vino a continuación”, manifestó.  Entre la villa y la quinta de Olivos La política, aun en tiempos de pandemia, es tan dinámica, que desde esta charla entre Nacho Levy y La Retaguardia se sucedieron desde un escrito suyo con durísimas críticas a quienes integran el Ministerio de Educación de la Nación por la falta de interès en resolver las desigualdades que impiden que los niños y niñas de las villas accedan a la educación virtual de estos tiempos, a una segunda reunión con el presidente Alberto Fernández. Acerca de los encuentros con funcionarios y funcionarias, agregó: “La verdad es que nosotros no aprovechamos esa instancia con el Gabinete nacional para plantear nuestras políticas de fondo, nuestros proyectos a largo plazo, nuestro modelo de país, nuestro horizonte ideológico. No fuimos ni siquiera a plantear las grandes consignas: de pan, tierra, techo y trabajo. Fuimos simplemente a decir ‘che, se nos murió Ramona, se nos van a morir muchos más si no atendemos estos incendios ya’. Y estos incendios eran todas las problemáticas que presentamos, con todas las respuestas que propusimos en términos comunitarios que no encontraron eco en las instituciones y en el Estado. Hay tres ejes muy claros para identificar eso, que son ni más ni menos que el agua, la luz y el gas”. Además, sobre

La falta de agua en las villas porteñas y en los barrios populares de la ciudad hace muy difícil detener la propagación del Coronavirus y los casos de contagios continúan incrementando exponencialmente. El 5 de mayo, en una sentencia histórica, la Justicia le ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires proveer agua potable en las villas y barrios populares. La resolución, firmada por el juez Osvaldo Otheguy, debía cumplirse en los siguientes 5 días y garantizar que cada habitante recibiera 150 litros por día. Tras declararse incompetente, el gobierno porteño no ha iniciado acciones para solucionar el problema de la falta de agua, mientras que los medios de comunicación y el discurso oficialista intentan desviar el foco de conflicto y hacer responsables a los propios barrios del aumento en los infectados debido a su densidad de población. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Giselle Ribaloff, Pedro Ramírez Otero y Fernando Tebele ✏ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Rodrigo Ferreiro 📷 Fotos: Página 12, Hernán Zenteno y La Garganta Poderosa Cuando empezaron a conocerse los primeros casos de contagio de Coronavirus en las villas porteñas y los barrios populares de la ciudad, también comenzaron a visibilizarse reclamos históricos de sus habitantes y de las organizaciones sociales que allí funcionan. Uno de los más graves es, sin duda, la falta de agua que sufren quienes residen en estos lugares. Ante los estrictos pedidos de aislamiento social, distancia entre personas e intensificación de la higiene personal, es inaudito que las zonas más desprotegidas y hacinadas no cuenten con acceso a agua potable para poder enfrentar la pandemia. Frente a esta emergencia social, la Justicia ordenó al Gobierno garantizar el agua potable a todos los habitantes de la ciudad. El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aún no ha cumplido con la sentencia que vence el día de hoy, miércoles 13 de mayo, ni ha elaborado un Plan de Contingencia para los casos más urgentes, como establecía el fallo. Mientras tanto, el Ministerio de Salud porteño indicó que los contagios de Covid-19 en las villas superan la barrera de los 700 casos y, teniendo en cuenta que hay decenas de casos no formalizados, esa suma podría ascender a muchos más. El primer caso fue registrado el 21 de abril en el barrio Carlos Mugica y hoy en día ya son 14 barrios populares con casos de contagio confirmados. Además, en el Barrio Padre Ricciardelli (ex villa 1-11-14) el 80% de los casos testeados tuvieron resultado positivo. La situación de por sí no podría ser más dramática, pero teniendo en cuenta las condiciones en las que viven los habitantes de los sectores más vulnerables de la Ciudad todo podría volverse cada vez más catastrófico. Ese fue el motivo por el que la Justicia ordenó implementar medidas urgentes al Gobierno porteño y un plan para los sectores que requieran mayor atención. Ese fallo tildado de histórico por la acumulación de reclamos que contenía, hoy no es acatado por el Gobierno de la Ciudad que intenta responsabilizar de los contagios a los propios barrios infectados y pasarle la pelota a la empresa Aysa. La problemática histórica Desde distintos programas de Radio La Retaguardia se le ha hecho un seguimiento exhaustivo a esta problemática y se ha convocado especialistas en el tema que hace años abogan por defender las causas de los sectores más vulnerables de la Ciudad. Una de ellas fue María Eva Koutsivitis, de la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria, quien analizó las condiciones en las que se encuentran los barrios más carenciados de la CABA: “La falta de acceso al agua potable segura es una problemática que tiene larga data en la Ciudad de Buenos Aires. Hace más de una década venimos llevando adelante distintas iniciativas para poder garantizar en igualdad de condiciones el acceso al agua potable en los barrios populares de la ciudad. Aquí, 400 mil porteños -1 de cada 7 personas- tienen restringido el acceso al agua potable en una de las ciudades más ricas de la región. En este contexto de pandemia por coronavirus y epidemia de dengue, las desigualdades y las precariedades se intensifican. Para quienes no acceden al agua potable es utópico poder cumplir con las medidas de aislamiento y de higiene personal para afrontar esta pandemia. No solo en el barrio Carlos Múgica, villa 31 y 31 bis, sino en otros barrios populares de la ciudad la situación sanitaria es dramática. En el barrio Carlos Mugica, cientos y cientos de habitantes peregrinan por las calles y los pasillos con baldes tratando de encontrar algún camión aguatero. En el complejo Piedrabuena son cientos los afectados sin acceso al agua potable. En el barrio Scappino hay una manzana que lleva ya una semana sin acceder al agua potable. Así podríamos continuar. Esta situación se amplifica en este contexto, pero tiene larga data. El Gobierno de la Ciudad, en su gestión anterior, ha tomado como eje de gestión la urbanización y la integración de los barrios populares porteños. Ha invertido miles de millones en obras de infraestructura. Obras que no están terminadas, que no están conectadas, que no son formales”, denuncia Koutsivitis. La Ingeniera explicó la importancia de esta resolución que firmó hace algunos días la Justicia y significa la concreción de largos años de pedidos y exigencias de las distintas organizaciones sociales: “Es urgente dar una respuesta. Celebramos este fallo judicial que le ordena al Gobierno garantizar el agua potable en la totalidad de los barrios populares en igualdad de derechos. Le ordena garantizarla de manera tal que cada ciudadano reciba por día 150 litros. Esto representa un antes y un después. Por eso consideramos este fallo de histórico. Esperemos que el Gobierno de la Ciudad habilite los canales de diálogo necesario para las organizaciones que hemos sido parte de esta acción judicial. Venimos con un recorrido de casi una década planteando que la desigualdad en el acceso al agua potable es una de las desigualdades urbanas más vetustas. Nosotros entendemos que es urgente poder garantizar el