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En la villa 21-24, ubicada en el corredor sur de la Ciudad de Buenos Aires hay una gran invasión de ratas. María, vecina del barrio e integrante de La Garganta Poderosa, en diálogo con el programa radial Hora Libre, relató este problema con detalles y puso el foco en las demoliciones producto de la reubicación de vecinos y vecinas a viviendas de urbanización. Además, denunció los problemas estructurales del el barrio ante la ausencia del Estado, y el desinterés por visibilizar este hecho por parte de los medios tradicionales. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Rodrigo Ferreiro/Matías Bregante ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Facebook La Garganta Poderosa Hoy, la villa 21-24 se encuentra llena de ratas. Según sus habitantes, las demoliciones de algunas casas para las relocalizaciones a cargo del Instituto de Vivienda de la Ciudad, fueron las que generaron la plaga. Casi un año sin un plan de control de plagas y sin respuestas “Nos encontramos con el problema de las ratas en el barrio. Dentro de la villa no se desratiza desde el 21 de diciembre de 2019, esto está provocando un aumento en la población de ratas y también de plagas. Además, tenemos que vivir hacinados sin servicios básicos ni urbanización. En nuestro posteo de Facebook e Instagram publicamos que una nena de cinco años tiene más mordeduras de ratas que años de edad. Tiene seis mordeduras. Ya no podemos aguantar más esto”, detalló María, integrante de La Garganta Poderosa. También denunció que nadie se hizo cargo: “La respuesta que tenemos del Gobierno de la Ciudad es que no hay presupuesto. Encima con el tema de la pandemia es como que se agravó. Los problemas de salud crecen también porque vivimos con ratas por las demoliciones que está haciendo el Gobierno y porque no hay un plan integral de control de plagas. Ya va a ser un año que venimos así”. Invisibles “Ningún medio de comunicación se acercó a nuestro barrio. Sabemos que cuando pasan cosas, como cuando a alguien le pegan un tiro, ahí sí vienen como si fuera un problema urgente. Pero en realidad también pasan otras problemáticas en los barrios: falta de urbanización, tendido eléctrico en malas condiciones, falta de agua. Si bien la nena tenía un pie sangrando (por las mordeduras de la rata), por suerte la atendieron y está bien. En esa misma casa vive un bebé de seis meses”, relató con crudeza.  María ubicó donde se encuentra el foco de invasión de ratas, y también contó cómo vive con su familia en la parte más olvidada del barrio: “Esto pasó del lado fondo de nuestro barrio, vendría a ser el camino donde hubo relocalizaciones. Yo vivo del lado de Iriarte, donde nuestros pasillos están hechos mierda. Estaban haciendo los arreglos de cloacas, pluviales, y quedó en la nada, porque lo hicieron mal. Tengo una nena que se llama Mía, tiene cinco años y una discapacidad motriz. Vive con las rodillas raspadas porque no puede apoyar el pie, porque lo tiene inclinado 90 grados. No podemos tomar agua porque está contaminada, nos hace mal, vomitamos y nos duele la panza. Mi otra hija de dos años está en la misma situación. Tenemos que vivir cuidándonos, la zanja nos está inundando los pies, y también hay ratas”, precisó.  Además, la vecina mencionó otros problemas estructurales aún no resueltos: “Por el mal tendido eléctrico, en un mes se prendieron fuego cuatro casas. De la noche a la mañana te levantás y perdés todas tus cosas, que cuesta un montón conseguirlas. Laburamos mucho para eso. Como no podemos tomar el agua del barrio tenemos que comprarla. Es un peso más que tenemos que gastar y nos sale cara. Tenemos necesidades básicas no cubiertas y que hoy no podemos garantizarlas”. Más ollas organizadas y solidarias “Tuvimos que aumentar nuestras ollas populares. Veníamos haciéndolas dos veces por semana desde que empezó la pandemia. Pusimos dos días más de ollas. La fila llega casi a las dos cuadras.  Hay muchos vecinos y vecinas que son changarines que salen a buscar el pan y hoy no pueden. Estas son las necesidades que sufrimos en el barrio, que nadie las ve, y no las quieren ver. Somos nosotros los que nos tenemos que organizar para que nuestros vecinos no pasen hambre. Eso es lo que más me toca a mí. Yo estoy en un espacio alimentario, la necesidad hizo que tengamos que abrir un comedor, y no nos pone contentos”, manifestó la integrante de La Garganta Poderosa. Por último, mencionó que el uso de las redes de la organización trajo resultados positivos: “Se pueden contactar con cualquiera de las redes de la Garganta Poderosa. Tuvimos que hacer hashtags creativos, campañas  como #ContagiáConectividad o #ContagiáSolidaridad, para que nos llegue ayuda al barrio. La gente donó. Para cuidarnos con alcohol, tuvimos que organizarnos para garantizarlo nosotros. Al hacer la olla como organización, nos dimos cuenta de que no nos estábamos ocupando de nuestra seguridad en salud”, finalizó.

El presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, relató al programa  Hasta que vuelvan los abrazos de Radio La Retaguardia cómo vivió en carne propia la violenta represión y el desalojo en Guernica. Recorrió el predio en el que la policía incendió las casillas de las familias que lo perdieron todo, y responsabilizó a Sergio Berni y a Andrés Larroque por el brutal operativo. También criticó a los medios tradicionales de comunicación por su cobertura amarillista e insensible. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✍️ Redacción: Diego Adur/Pedro Tato 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Agustina Salinas Pablo Pimentel ya lo había anticipado en La Retaguardia: lo que se jugaba en Guernica era mucho más que el destino de esa toma en particular; también se ponía en juego según cómo se resolviera el conflicto, la suerte de los distintos asentamientos que hoy se desarrollan tanto en la Provincia de Buenos Aires como en el resto del país. Parece haber acertado el presidente de la APDH de La Matanza en su predicción, porque más que un ruleta, se trataba de un análisis basado en la experiencia. Después de lo que fue el violento desalojo en el partido de Presidente Perón, se registró otro desalojo violento  contra familias que ocupan porciones de tierra y exigen una vivienda digna. En (genocida) Gral. Roca, Río Negro, el escenario de ayer sábado fue de un despliegue policial tan notable que parece buscar, además del desalojo en sí mismo, un intento de generar disciplinamiento social. Otras tomas peligran: en Rafael Castillo y Escobar vecinos y vecinas están en alerta.   Con mucho enojo, tristeza, pero “tratando de ser respetuoso”, Pimentel hizo una descripción detallada de lo que fue su participación en Guernica. Allí acompañó a las familias desalojadas e interpeló a la policía por su salvajismo y violencia: “Llegué a las 5:45, guiándome por el humo. Nunca vi tanta policía junta en mi vida. Ya estaban quemando las casas rancho. Vi un muchacho llorando de unos 25, 30 años, que me contó que le quemaron todo. Había salido con su mujer embarazada de ocho meses y con su nene de dos años y un policía tiró un trapo quemado con alcohol y se prendió fuego todo. Tenía su documento adentro. ‘Tomátelas’, le dijo la policía de Berni. Le dije que me iba a ocupar personalmente. Esto no es demagogia, es empatía por un pibe que está llorando porque le habían quemado su identidad, un documento que te dice quién sos y qué derechos tenés. Llegó un periodista de Canal 13 y me pidió que me apure porque tenía que hacer un reportaje. Te puedo asegurar que salió lo peor de mí ¡Que te venís a hacer el humano ahora para escuchar a este pibe! Te puedo asegurar que la puteada más grande la escuchó un tipo que está a diez cuadras de mi casa porque me ofendió mucho”, narró Pimentel, quien decía estar mucho menos enojado que el día de los hechos. “Después empecé a caminar, entré al predio filmando lo dantesco que me recibió el desalojo. Diez policías se apersonaron y me dijeron retírese, les dije que estaba tomando registro del desastre que están haciendo y me dijo que si no me retiraba me iban a detener. Les grité de todo. Ningún policía tenía la identificación en el pecho. Ni los oficiales de alto rango, ni los perros que mandaron para pegarle a la gente. Cuando digo perro lo digo con el sentido de que los transforman en perro, al personal policial, encerrándolos dos días antes para después salir a matar a las fieras. Esta es una vieja costumbre que la dictadura siempre hizo. Lo hicieron también cuando reprimieron por la reforma previsional”, recordó.  Luego, Pimentel se juntó con la gente del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), de la Cruz Roja y de otras organizaciones que estaban en el lugar. Allí descubrió el desolador escenario de lo que había ocurrido: “Empezamos a caminar, a tratar de entrar y no nos dejaban. Nos fuimos al piquete que estaba a unas veinte cuadras de ahí, en el centro de Guernica. De ahí, fuimos al primer retén pegado al asentamiento. No nos dejaban entrar. Les dije que teníamos que ir con un médico a constatar si había dos personas muertas y una desaparecida. Cuando entramos fue dantesco lo que vimos. Empezamos a recorrer todos los ranchos quemados. Ahí vos te dabas cuenta de que la gente estaba viviendo, no era verso que estaba. Hay que bancarse en esos ranchos que te puedo asegurar que era un colchón en la tierra, alguno tenía algún elástico, había restos de comida, ollas y así todo”, relató. Entre el silencio y el juego para la derecha Pimentel también focalizó en el brutal operativo, que desplegó 4.000 efectivos policiales para ir contra 1.400 familias sin vivienda, y señaló a los responsables: “Acá no hay que callarse la boca, hay que poner blanco sobre negro. Una cosa es hacerle el juego a la derecha y otra es quedar como un pelotudo ante un gobierno peronista que reprimió. La realidad es que en Guernica el Gobierno peronista nacional y popular de Axel Kicillof reprimió. Han sido muy prolijos desde la perversidad, con una tropa de elite de 4.000 hombres y mujeres que marchaban golpeando a los borcegos en el barro. Hay responsables. Berni se tiene que ir. Yo pedí que se vaya hace tres meses cuando le dijo a Cristina Castro (la madre de Facundo Astudillo Castro): ‘su hijo está vivo señora, yo se lo voy a llevar’. Y le llevaron unos huesos. Larroque falló en no haber sido coherente con lo que nos dijo a los organismos de derechos humanos. Lo que se rompió ayer no fue solo la casa de la gente y la ilusión de 1400 familias que necesitaban un lugar para vivir, sino que se rompió la palabra. Porque el Cuervo (Andrés) Larroque nos dijo en reunión

Apenas el cielo alumbró las chapas, carpas y casillas de madera en Guernica, 4000 integrantes de las fuerzas policiales de la Provincia de Buenos Aires al comando del ministro de Seguridad Sergio Berni, ingresaron a desalojar violentamente el asentamiento. Solo habían pasado horas desde la última reunión entre las diferentes partes (intendencia, gobierno provincial, organizaciones sociales y políticas, abogadas/os y delegadas/os) que parecía cerrar un acuerdo. Sin embargo, cuando quienes participaban de la toma anunciaron que aceptaban firmar en las condiciones que les habían propuesto, el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta (quien se sacaría una selfie sonriente en medio de la represión, vaya a saber para compartir su alegría con quien) dijo que ya era tarde para acordar y que desalojaría al día siguiente a través de las fuerzas policiales. Todas las miradas se dirigieron entonces hacia Andrés “Cuervo” Larroque, el Ministro de Desarrollo de la Comunidad del gobierno de Axel Kicillof. Pero Larroque dijo que el tema ya estaba en manos de Berni. Y Berni hizo lo que había anunciado que deseaba hacer. La suerte de las 1450 familias ya estaba echada. En medio de la represión, Radio La Retaguardia realizó una emisión especial del matutino Hasta que vuelvan los abrazos. Por allí pasaron las voces de Nora Cortiñas, Lily Galeano de HIJOS La Matanza, Laura Taffetani de la Gremial de Abogadas/os y la diputada porteña Alejandrina Barry. También dejó sus primeras sensaciones Agustina Salinas, la fotógrafa de La Retaguardia de quien compartimos estas fotos. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevistas: Alfredo Grande/Rodrigo Ferreiro/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Nicolás Rosales/Pedro Tato/Fernando Tebele 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Agustina Salinas/La Retaguardia Nora Cortiñas “En la Argentina escasea la justicia” La Madre de todas las luchas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, expresó toda su bronca por la injusticia del desalojo en Guernica que podría haberse resuelto sin represión y con viviendas dignas para el pueblo. El audio 👇 Laura Taffetani: “Quien terminó de definir la situación fue la intendenta, demostrando quien tiene el poder en la provincia de Buenos Aires” Más allá de las miles de familias que resistieron hasta último momento el violento desalojo de la toma de Guernica, hubo, en la medida de lo posible, un cuidado especial hacia los niños y niñas. Algunas organizaciones sociales se encargaron especialmente de resguardarlos, retirándolos del predio. La abogada Laura Taffetani, integrante de La Gremial, suele hablar desde la óptica de los derechos de la niñez y adolescencia. En diálogo con el programa especial de Hasta que vuelvan los abrazos cubriendo el desalojo, la abogada hizo referencia a las decenas de personas detenidas que fueron trasladados  a la Plata, poniendo énfasis en la brutalidad de la represión y el tema de trasfondo: la real necesidad de vivienda en el país.  El audio 👇 Agustina Salinas: “Nunca ví tanta policía junta” La fotógrafa de La Retaguardia suele hacer coberturas en la calle. En el caso de Guernica, también estuvo en el territorio trabajando desde el día 1 hasta el día 100 que duró la toma. Al ser entrevistada por Hasta que Vuelvan los abrazos dejó sus impresiones y sentimientos sobre su vivencia del momento del desalojo. Para Agustina el nivel de represión fue similar a lo que vivió cuando estuvo en la revuelta social en Chile. Describió la metodología  “de encierro” que utilizó la Policía de la Provincia de Buenos Aires y remarcó la cantidad poco habitual de policías para llevar a cabo el desalojo.  El audio 👇 Alejandrina Barry: “La represión fue brutal contra los que no tienen nada” La diputada porteña Alejandrina Barry, del PTS/FIT (Partido de los Trabajadores Socialistas/Frente de Izquierda y los Trabajadores) se sumó a dar su opinión sobre el desalojo. Después de la represión y desde el lugar del hecho junto a otros organismos de derechos humanos relató lo que vio. Dijo que la policía quemó casi todas las casillas, y que las mujeres corrieron con sus hijos mientras la policía disparaba a mansalva. Relató que lo que vivió le hizo recordar a la dictadura, pero que lo que no se puede tapar es que esta gente no tiene donde vivir,  y que la lucha va a seguir. El audio 👇 “La gente empezó a salir con las pocas cosas que pudieron juntar” Lily Galeano, de la agrupación H.I.J.OS de la Matanza, se sumó a reflexionar sobre el desalojo de Guernica en el programa especial de Hasta que vuelvan los abrazos. Coincidió en decir que para ella el desalojo se dio de manera brutal y violenta. Además, describió que los efectivos policiales del lado que ellos y ellas estaban ubicados, comenzaron a quemar las casillas desde las 5:30 de la mañana, gaseando y tirando balas de goma. También dijo que fueron encerrando a las familias, y que allí se produjo el enfrentamiento con los vecinos y vecinas.  El audio 👇

    A contrapelo de las adjetivaciones negativas que algunos medios tradicionales utilizan con las vecinas y vecinos de la toma de tierras de Guernica, visitamos a las personas que están resistiendo al desalojo para conocerles y acompañarles en el reclamo de tierra para vivir. (Por La Retaguardia) 📷 Fotografías: Agustina Salinas  ✏ Redacción: Agustina Salinas 💻 Edición: Fernando Tebele   “No tenemos llave”, dice la señora, y larga una carcajada cuando le pregunto si puedo pasar a su terrenito a conocerla. Graciela y Nicolás son una de las dos mil quinientas familias que habitan la toma de Guernica desde el 20 de julio. Él es un jubilado de 67 años. Ella todavía no se jubiló y no sabe si algún día podrá hacerlo, porque durante toda su vida trabajó sin que los patrones la registren. Por ahora se mantienen con la pensión de Nicolas, que cobra unos pocos pesos para sobrevivir. Llegaron hace tres años desde Formosa para trabajar como caseros en una quinta de Monte Grande. Cuando comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, los patrones decidieron hacer la cuarentena en esa casa, lo que implicaba que ellos salieran a buscar un alquiler. Pudieron alquilar un tiempo en Longchamps, hasta que la plata no alcanzó y apareció la oportunidad de ocupar un terreno en el Barrio San Martin de la Toma, junto con otra familia que tiene 10 hijos. Graciela habla pausado, con tono suave, tranquila, mientras su marido asiente a todo lo que dice y apenas mete bocado. También está Maira, una vecinita de 10 años que cuando te mira te descoloca. Tiene la piel morena y ojos color miel, que miran al cielo seguramente pensando en un mundo más habitable. Caminó en patas los metros que separan su terreno del de Graciela y Nicolás, y les llevó un bidón con agua porque, como dice Graciela: “somos los más viejos y todos se ocupan de nosotros. Nos preguntan si comimos o no, si necesitamos algo, si amanecimos bien”. Historias así hay de sobra. Cientos de personas en la toma trabajaban en casas ajenas, y cuando se decretó la cuarentena se quedaron sin casa. Nicolás y Graciela, hasta marzo, trabajaban en la quinta de Monte Grande, mantenían el lugar, les daban mercadería y ropa y “un poquito de sueldo”, dice Graciela, demasiado amable con esos patrones que piensan que hacen favores “dando trabajo”. Ante el posible desalojo, que se programó para el próximo 1 de octubre, comentan: “Tenemos esperanza, que es lo último que se pierde. Pedimos que se solucione, acá hay mucha gente buena y sobre todo los niños. Si el gobierno nos da el IFE podemos pagar, no queremos robar. Queremos llegar a un arreglo, pero que no nos dejen en la calle. No tienen que tratarnos con violencia. Yo me volvería loca si veo una criatura correr, porque los persiguen con un caballo o a los escopetazos, acá se escuchan ruidos de tiros. Estamos realmente mal, nos sentimos culpables si a los chicos les pasa algo, pero los responsables son los del gobierno. Si hubiera alguna solución real ya la hubieran mostrado.”Comparten el terreno con una señora y sus 10 hijos. El más chiquito tiene dos años y el más grande es el que se queda cuidando el lugar. Algunos de los pibes son asmáticos, por eso vienen de día a jugar al sol, pero no se pueden quedar a la noche porque hace frío. Todas las familias de Guernica se bancan las adversidades que implica una toma. “Hoy Amanecimos con mucho frío, anoche nos congelamos. No te imaginás, era todo blanco, hielo, impresionante. Ahora estoy aprovechando para intentar dormir porque me da el sol y calienta el Nylon.” A veces el frío es el peor enemigo cuando no hay con qué cubrirse.      Empleadas domésticas en la calle Mercedes trabajaba cuidando a un señor de 90 años. Su ex patrona dice que la vio por la tele en la toma. Decidió echarla “por romper la cuarentena” y la dejó en la calle. Ahora vive ahí con su hijo de 7 años, que sufre de asma. Daniela hacía changuitas, de todo. Trabajaba limpiando, haciendo alambrados, contrapisos, columnas para tanques, pozos ciegos. Desde que empezó la cuarentena no tiene nada de trabajo. Vive en la toma con su hijo y su hermana y  sus hijas mellizas de 9 años, que llegaron desde el país que le dio la tonada guaraní cuatro días antes de la cuarentena. Desde marzo solamente hizo una columna de tanque como changa. Pudo cobrar el IFE pero no la tarjeta alimentaria y, entre tantos gastos del día a día, como a la mayoría de las personas, no le alcanza la plata. Comenta que invierte el dinero en asegurarse que su hijo pueda estudiar por internet.Rosalía tiene 20 años, trabajaba como empleada doméstica sin estar registrada, cuidando a una señora de 90 años, en Capital. “No me llamaron más, me dieron una liquidación pero ya me quedé sin nada.” Vive en el barrio 20 de Julio con su compañero. Comparten el terreno con otra vecina. La echaron de la casa que alquilaba. Tiene pocas cosas, porque estos últimos años estuvo viviendo “de alquiler en alquiler, de prestado”, y fue dejando sus cosas en distintos lugares. Su pareja está haciendo changuitas y pasan el día a día con la plata que junta, porque no cobran el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) ni ningún subsidio.         Comida para el barrio Gabi, Brandon, Ale, Tomi y  El Polaco están de sobremesa. El humo de la leña donde prepararon el guiso de fideos codito se va apagando con el viento de la siesta. El Polaco encandila con sus ojos, que se destacan aunque se tape con la sombra de su gorrita.  Los pibes son jóvenes, tienen entre 17 y 23 años. Por la tarde arman copa de leche para los pibes y pibas de la cuadra; en realidad, “para los que alcance”, dice… y muchas veces no alcanza. Sacan plata de su bolsillo

El referente de La Poderosa participó del programa radial La Retaguardia. Habló acerca de cómo atraviesan la pandemia en los barrios populares y la lucha de la organización por visibilizar las problemáticas que atraviesan todos los días. Ahora el foco está puesto en el acceso a internet, con la campaña #ContagiáConectividad para garantizar la continuidad pedagógica. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✏ Redacción: Gabriela Suárez López 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades La Retaguardia Las palabras de Nacho Levy expresan lo que piensa y siente con conocimiento de causa: sabe perfectamente lo que los cuerpos sufren en los barrios populares y los medios tradicionales callan sin pudor en sus alertas y editoriales. Por eso, reiteró en varias oportunidades la pelea que da el colectivo para evitar que transformen en números a los compañeros y compañeras fallecidas a causa del COVID-19 y elige llamar a cada uno y cada una por su nombre. Así se refería a Ana Riquelme, enfermera del Centro de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) N°30 de Barracas, quién murió por coronavirus a fines de julio: “Es un montón de cosas Anita, es una síntesis de casi todo lo que venimos gritando desesperadamente desde que todo este torbellino empezó. Es una compañera que se pateó todos los pasillos de Zavaleta, de la 21, atrás de los silencios, intentando visibilizar los reclamos de cada uno de los derechos, formando Promotoras de Salud que ahora mismo, mientras hablamos nosotros, están recorriendo los pasillos del barrio para entregar los kits de lavado de manos que a meses de pandemia recién podemos entregar desde julio y gracias a la solidaridad de muchas y muchos que nos están escuchando y de organizaciones como UNICEF”, dijo.   Además, habló de los insumos y trajes con que cuenta el personal policial y de salud. Subrayó las deficiencias del Estado para cubrir las necesidades de las organizaciones de base en los barrios populares: “Para las cocineras no hay traje nunca. Solo estamos gastando 600 mil pesos por mes en trajes de polietileno, en insumos de bioseguridad que debería garantizar el Estado para que no se nos sigan muriendo compañeras. Y un número que por supuesto no podía salir de ninguno de nuestros bolsillos ni vendiendo todas nuestras casas. Eso sale de la sociedad civil, sale de la solidaridad, sale de UNICEF Y la verdad que si no nos hubiera dado una mano UNICEF hoy tendríamos 15 mil compañeros nuestros, no 20 mil villeros, no 20 mil ciudadanos que están por debajo de la línea de la pobreza; 15 mil de los compañeros nuestros que no tendrían para comer”, expresó. También mencionó la dificultad en la prestación de servicios básicos: “Hay una desigualdad que al inicio de la pandemia denunciábamos como estructural.  Ahora todos vemos la importancia de que los barrios populares tengan agua, ahora todos vemos lo que es la urbanización.” El poder de Ramona  Sobre la actitud del Gobierno nacional y el de la Ciudad, Levy mencionó la lucha de Ramona Medina contra las desigualdades y el legado que dejó: “Nos enseñaron a fuerza de pauta y de invertir en los medios la guita que no invierten en los barrios, que urbanización es decirle barrio en vez de villa. Y yo la verdad para decirle barrio en vez de villa te voy a decir primero que tenga la misma prestataria que todos los demás ciudadanos para poder acceder a los mismos servicios que nos corresponden porque son derechos. Y muchas de esas cosas las pudimos plantear porque Ramona, el grito de Ramona, la lucha de Ramona, la vida de Ramona, hizo que un día entremos a la Quinta de Olivos. Y un montón de vecinos y vecinas de los barrios populares que nunca habíamos estado ahí, que nunca habíamos tenido trato directo con un presidente, que ninguno de los antepasados de los que ahí estábamos, había tenido nunca esa posibilidad. Lo valoramos como un gesto, como un reconocimiento a esa lucha ansiosa, tan llena de gritos como los que pegaba Ramona. Fuimos ahí en tono propositivo, nos sentamos de frente a todo el Gabinete nacional y al día siguiente esa reunión forzó también la reunión con Rodríguez Larreta que nos la postergó todo el tiempo que hubiéramos podido resolver la situación de Ramona. Y tanto en un espacio como en el otro planteamos un montón de mociones, propuestas, sugerencias, ideas, experiencias de las barriadas populares para atender muchos de los problemas que se venían por delante. Y ahí nos encontramos un Estado con muchísima dificultad para traducir esa voluntad política que se presuponía en el encuentro, en la retórica, en la presentación de cómo habían sido los hechos y lo que vino a continuación”, manifestó.  Entre la villa y la quinta de Olivos La política, aun en tiempos de pandemia, es tan dinámica, que desde esta charla entre Nacho Levy y La Retaguardia se sucedieron desde un escrito suyo con durísimas críticas a quienes integran el Ministerio de Educación de la Nación por la falta de interès en resolver las desigualdades que impiden que los niños y niñas de las villas accedan a la educación virtual de estos tiempos, a una segunda reunión con el presidente Alberto Fernández. Acerca de los encuentros con funcionarios y funcionarias, agregó: “La verdad es que nosotros no aprovechamos esa instancia con el Gabinete nacional para plantear nuestras políticas de fondo, nuestros proyectos a largo plazo, nuestro modelo de país, nuestro horizonte ideológico. No fuimos ni siquiera a plantear las grandes consignas: de pan, tierra, techo y trabajo. Fuimos simplemente a decir ‘che, se nos murió Ramona, se nos van a morir muchos más si no atendemos estos incendios ya’. Y estos incendios eran todas las problemáticas que presentamos, con todas las respuestas que propusimos en términos comunitarios que no encontraron eco en las instituciones y en el Estado. Hay tres ejes muy claros para identificar eso, que son ni más ni menos que el agua, la luz y el gas”. Además, sobre

Lo dijo Magalí Zirulnicoff, integrante de la Coordinadora “La Ciudad somos quienes la habitamos”, un espacio que pone en debate la planificación urbana ambiental. En diálogo con el programa Oíd Mortales habló acerca de  la reunión virtual donde se trató la problemática de las familias inquilinas y el proceso denominado inquilinización. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Luis Angió/Cristina Varela ✏ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero “Hace un mes que se sancionó la ley 27.551 que vino a regular cuestiones que tenían que ver con el alquiler, algunas muy elementales, pero sigue siendo injusta la situación para una gran parte de la población de la Ciudad. Somos 500.000 familias que alquilamos. Ese proceso de ‘inquilinización’ lo que hace es impedir a muchas familias el acceso a la vivienda. Porque por un lado faltaba una total regularización. Ahora hay una parte que está regulada, pero seguimos sin acceder a la tierra”, comenzó problematizando Magalí Zirulnikoff, de la Coordinadora “La Ciudad somos quienes la habitamos”.    Una encrucijada histórica  “Así como veíamos hace más de 200 años que unas pocas familias accedían al derecho a la propiedad y a la educación, hoy lo vemos de otra forma. Y es el plusvalor que generamos los trabajadores en vez de que se lo quede el propietario de los medios de producción, hoy en día lo que vemos es que se lo queda el propietario de la tierra en la Ciudad de Buenos Aires. Tierra a la que nosotros no tenemos ninguna posibilidad de acceder porque destinamos el 40%, y algunos más, de los ingresos familiares al pago del alquiler. Que es para un derecho básico, que es el acceso a la vivienda. Y en la Ciudad falta una regulación para adquirir vivienda”, afirmó Zirulnikoff. Vivir en 18 metros cuadrados La integrante de de la Coordinadora La Ciudad somos quienes la habitamos se refirió a las especulaciones inmobiliarias y a lo dificultoso que resulta poder adquirir un lugar para vivir: “Es en este contexto del Plan Urbano Ambiental, que también tuvo que ver con  una modificación que se hizo el año pasado, donde se consideran viviendas a departamentos de 18 metros cuadrados: se vive en una habitación. Esa es la propuesta de la Ciudad de Buenos Aires, y dentro de los negocios inmobiliarios que hace le conviene porque mientras en menos metros cuadrados se pueda hacer una vivienda, más cantidad pueden vender. Y siguen haciendo negocios privados, con una necesidad pública como la vivienda”, denunció. “No todos somos familias tipo, a veces tenemos familias grandes. Esto lo que hace es perpetuar una situación de desigualdad donde si los inquilinos queremos acceder a un crédito hipotecario deberíamos tener por lo menos el 30% del valor de una propiedad que mientras estamos pagando un alquiler es imposible que lleguemos ahorrar esa cantidad de dinero para poder comprar la tierra en la cual vivimos. Seguimos transfiriendo, como clase trabajadora pobre, recursos a gente que sí tiene una propiedad a la que nosotros se nos hace imposible de acceder. La Ciudad de Buenos Aires no tiene ningún tipo de política de vivienda real para que podamos resolver, y en algún momento adquirir ni para los trabajadores de la Ciudad, ni para las persona en relación de dependencia ni mucho menos para los monotributistas. No hay ninguna política clara desde hace muchísimos años. Es una deuda histórica”, agregó. Por último, explicó: “A partir del Plan Urbano Ambiental pretendemos que se pueda incorporar dentro de la agenda el acceso a la vivienda. Porque es un derecho. Y los recursos que tenemos se van pagando un alquiler”. Y ejemplificó: “Mi suegra tiene 81 años y alquiló toda su vida, se vino a los 15 años a la Ciudad, y sigue alquilando. Y destina más de la mitad de su jubilación para alquilar. La lucha inquilina viene desde 1907. Necesitamos que en algún momento se equilibre un poco la balanza. Pero terminamos siendo esclavos para vivir en un espacio que es de otro. Y pagando muchas veces impuestos a la propiedad que nosotros no tenemos”. 

La revuelta en Chile se desencadenó hace tres meses pero se comenzó a gestar en silencio desde mucho tiempo atrás. En Cerro Navia, a pocos kilómetros del centro de Santiago de Chile, una toma de terrenos es ejemplo concreto de una de las tantas demandas por una vida digna. El 17 de mayo de 2019, vecinos y vecinas se organizaron para tomar 11 hectáreas de un terreno abandonado de nogales secos y montañas de piedras. Desde aquel día padecieron el intento de desalojo, el frio, la estigmatización y el prejuicio, pero resistieron firmes en su derecho a vivienda digna. Ya tienen electricidad y agua. Están construyendo una escuela popular, una sala de primeros auxilios y una plaza. “Hasta que la dignidad se haga costumbre”, se lee en muchas paredes de Chile y en este barrio ocupado ya está siendo un hecho. (La Retaguardia en Chile) 📝 Texto 👉 Agustina Salinas📷 Fotos 👉 Agustina Salinas📝 Edición 👉 Fernando Tebele La Ñaña, de 96 años, y Agustina, de 6, tienen algo en común: son vecinas de la toma 17 de Mayo y resistieron desde el primer día. Agus festejó su cumpleaños ahí adentro, en plena toma, cuando aún no habían levantado ni una pared y el refugio de cada familia consistía en una carpa y planchas de Dom, un material de descarte de las construcciones en seco de algunos edificios. Ñaña también estuvo desde el día uno: saltó el alambrado y se tiró al suelo casi sin respirar para no ser vista por los pacos y, al día de hoy, es consultada por los vecinos por su sabiduría sobre la huerta. La lamién y Agus concentran toda su sabiduría y resistencia en su metro veinte de altura. Cada terreno tiene una extensión de 14×29 metros. El reparto se pensó para que las casas que se construyan sean de un solo piso “para que todos tengamos la misma cantidad de sol y de sombra para poder tener nuestras huertas, y cosechar nuestros propios alimentos. También se fomenta el cultivo de marihuana para frenar con el comercio de la planta y que cada cual sepa lo que está consumiendo”, comenta Charly. “La vivienda digna es necesaria: o te endeudas de por vida para tener una casa, o vives hacinado arrendando un lugar pequeño y carísimo. Esta toma se hizo para poder acceder a algo tan básico como un hogar”, dice y agrega que la toma tiene una perspectiva libertaria y que desde la asamblea de vecinos y vecinas se acordó que el barrio esté libre de dogmas y religiones, ya que el ingreso de instituciones religiosas implica imposiciones con las que no todos coinciden. En el barrio se fomentan la educación y la lectura: Los patios de las casas tienen bibliotecas para que los cabros y cabras lean y en marzo se inaugurará una escuela popular “para que todos terminemos la escuela. Y los domingos pasaremos películas para que los cabros chicos disfruten de este espacio”, dice Leicko, que está ansioso por finalizar la construcción de la salita de primeros auxilios, que también tendrá atención contra las adicciones. Otros espacios se piensan para los pibes y las pibas: hay una canchita de fútbol y una plaza. Los cabros y cabras patean la pelota o tocan la trutruca (instrumento mapuche). También, con la idea de darse a conocer y relacionarse con los demás barrios, el próximo 1 de febrero harán un festival multicultural con shows, música, olla común, teatro y bandas. Pensando en las diversas procedencias de quienes habitan la toma, la idea es que cada cual aporte algún rasgo de su cultura: la comida o la música, ya que allí habitan personas de Haití, Bolivia, Perú, Argentina. También hay muchos vecinos de origen Mapuche, que con una ceremonia de ofrendas brindaron protección a la toma. Esperan que asistan vecinos de los barrios cercanos para fortalecer el vínculo y contar con su apoyo. “el otro día ayudamos a apagar un incendio en el barrio, a pesar de que algunos de esos vecinos nos miraban mal o nos trataban de peligrosos. Pero no somos un peligro. Somos todos vecinos”. Y así se saludan cada vez que se cruzan entre sí. “Hola Vecino, hola Vecina”. Leicko dice que le encanta que lo llamen así, que es una forma de reforzar lo que los une con los demás habitantes del barrio que tiene menos de un año de vida y, como todo Chile, despertó para no dormirse nunca más.

La semana pasada se realizó un desalojo en una vivienda porteña. Nada que no ocurra todos los días. Sin embargo, algo cambió, porque quienes sufrieron la represión denunciaron el uso de pistolas Táser. Iliana Llanos, habitante la “Casa Santa Cruz”, contó en el programa La Retaguardia que conducen Pedro Ramírez Otero y Fernando Tebele, cómo la policía reprimió para desalojar la vivienda de Caseros y Solís, también en el barrio Parque Patricios. Además denunció que su hijo de 5 años fue lastimado por la Policía de la Ciudad. Según su testimonio, la policía usó las pistolas Taser; sería la primera vez que se ve su uso. (Por La Retaguardia) Los desalojos de viviendas en la CABA son diarios. Una de las zonas más afectadas es la que marca un límite entre Parque Patricios y Barracas. Suspendido por ahora el de la calle Santa Cruz, debido a la gran resistencia de organizaciones sociales, vecinos y vecinas, la Policía de la Ciudad realizó el miércoles un operativo que terminó, no sólo con el desalojo, sino también con 7 personas detenidas (que fueron liberadas a la mañana siguiente) y una represión que no reparó en alcanzar a los niños y niñas. En contra de la orden del juez Al referirse al desalojo, Iliana se notó un tanto sorprendida. “Nosotros estamos en comunicación permanente con los vecinos de la Casa Solís, mediante un grupo de Whatsapp. Ayer (por el marets) se logró suspender el operativo, y se acordó que las familias iban a ser citadas en quince días por el juez.  Entonces no vimos que peligrara la situación de las familias, por lo menos por quince días. Y a la mañana (del miércoles) nos mandan un mensaje que por favor nos acerquemos que volvieron a vallar las cuadras que eran las de Caseros y la de Rondeau, que también había un micro lleno de policías. Nosotros, de la Casa Santa Cruz, estamos a cinco cuadras y fuimos. Yo fui con mis niñes, porque no tenía con quien dejarles, a hacer el aguante y hacer difusión desde acá también. Nos encontramos con que ya había un operativo preparado para desalojar a las familias. De hecho yo me comuniqué con quien estaba a cargo del operativo, me confirmó que era para la Casa Solís, y cuando llegó la oficial de justicia, que se llama Bárbara, ella dio la orden de que comiencen a avanzar con todo el operativo de manera muy violenta”. El desalojo y la violencia Llanos relató con detalles el hecho, “Estábamos al menos seis mujeres abajo, habíamos familias que estaban adentro de la casa, que ya estaba toda sellada también, y en medio de todo eso estaban mis dos niñez también, que no pudieron entrar a la casa. Nos empezaron a empujar, primero personal masculino de policía de la ciudad a pegar. Cuando les dijimos que no nos podían tocar, porque eran justamente masculinos, y que llamaran a las femeninas, nos dijeron que nos iban a desalojar igual, que ya se había acabado todo el jueguito. Les empezaron a pegar a las vecinas, me pegaron a mí, empezaron a forcejear. Les pegaron a mis niñes que están lastimades. Nos empezaron a tirar gases. Usaron balas de goma para reprimir. Las familias desde adentro, se negaron y se resistieron a quedarse en la calle. La policía se quedó muy ensañada, porque cuando lograron entrar a la casa empezaron a sacar a las familias a patadas, les pegaron a las mujeres, a una vecina que está embarazada le pegaron en la panza y en la cara con los palos”, señalóIrregularidadesIliana en su relato denunció que “una de las contestaciones que hicieron los abogados que pertenecen a la Liga Argentina por los Derechos Humanos fue que ni siquiera las familias están censadas como para que el operativo fuese de manera pacífica y las familias tuvieran un lugar adonde ir, que no quedaran a la deriva. Por eso ayer nos habíamos quedado tranquilas, de alguna manera, porque como se pensaba hacer una citación en quince días, eran puntos a tratar también de cómo dejar el inmueble y de cómo se hace para que las familias no queden desprotegidas. Les obligaron a firmar un acta, le pegaron a otra mamá con un bebé de menos de un mes. Fue todo muy violento, no pensábamos que iba a ser así”. El 690 (subsidio habitacional) una solución a medias Muchos desalojos se realizan a cambio de un subsidio que reciben las familias, que poco tienen que ver con los inconvenientes que encuentran cuando quieren alquilar una habitación de hotel. “Hoy está actualizado y es de 5000 pesos, y los hoteles están cobrando 14.000 pesos. Los hoteles cobran por día y por cantidad de habitantes. Si vos no lo podés acreditar con un recibo, se recibe el subsidio por dos meses y se corta. No se puede alquilar en un hotel cuando tenés más de dos niñes. Y se sabe que siempre son las mismas y pocas personas que administran los hoteles, que además reciben subsidios del Estado”, agregó. El debut de las taserHasta el momento La Retaguardia no había registrado un hecho en el que se hayan utilizado las pistolas Taser.  Al respecto Llanos declaró: “Me dispararon, nunca las había visto una en mi vida, me pude correr. Le intentaron disparar a otra vecina también”, y lo enmarcó en una represión fuerte: “Los más pequeños están lastimados. Se llevaron detenidas a dos personas que pertenecen a la organización Proyecto 7. Yo tengo la filmación de cómo se los llevaban, que no se están resistiendo y que les pegaban igual. Mis hijes tienen 5 y 6 años, están raspados, lastimados. Reconocen la cara de quienes le pegaron, fue todo muy traumático. A la gente la bajaron con patadas en la cola y con palos”, aseguró. DESCARGAR

Organizaciones sociales comenzarán este jueves un censo que durará hasta el domingo 28 de abril, y comprenderá a todas las personas sin vivienda en la Ciudad de Buenos Aires. En el programa radial La Retaguardia, con Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero, Florencia, del colectivo feminista No Tan Distintas, explicó algunos de los objetivos del censo y anticipó que se espera un número mucho más abultado que el del último recuento realizado en 2017. (Por La Retaguardia)Entre las organizaciones que participarán durante este fin de semana del censo a las personas que viven en situación de calle, se encuentra No Tan Distintas. Una de sus integrantes, Florencia, se refirió al antecedente del último censo realizado por organizaciones sociales sobre este tema, y remarcó la diferencia que ya en aquel entonces existía entre las estadísticas que manejaba el Gobierno de la Ciudad con el número que habían obtenido desde las agrupaciones: “Es el segundo censo popular que hacemos las organizaciones sociales sobre la situación de calle, para saber cuántas personas hay y las condiciones en que están esos compañeros y compañeras. Tenemos el antecedente de 2017, que es nuestro número base, cuando tomamos la decisión de hacer el primer censo. Sistemáticamente, el Gobierno de la Ciudad incumple la ley que existe para personas en situación de calle. En 2017, el censo nos dio que había 4394 personas viviendo en la calle cuando el gobierno sostenía que había 800”, destacó la militante social y avisó que este año imaginan un incremento exponencial en el resultado del censo: “Ante la situación actual y la política económica sabemos que el número aumentó. Los lugares están desbordados, también las ollas populares, los grupos solidarios que reparten viandas y los centros de alojamiento. La situación es mucho más compleja. Hay mucha gente quedando en la calle por primera vez. Por todo esto, decidimos salir a construir el número para saber de qué estamos hablando y, a partir de ahí, poder exigir”, avisó.Las políticas públicas que aplica el Gobierno Porteño para con las personas en situación de calle son muchas veces paliativas y no combaten el problema real por el cual la gente se está quedando sin vivienda en la ciudad. Uno de los objetivos por los que se realiza este censo es para tener estadísticas concretas para poder reclamarle a las autoridades de la Ciudad una mejor aplicación de esas políticas y un mejor uso del dinero invertido para tal causa: “Es bastante ambiguo lo que hace el Gobierno de la Ciudad con esta problemática. La política pública hacina a las personas en situación de calle. Los recursos destinados a políticas para gente sin techo, como dice el gobierno, son de cotillón. Es guita puesta, pero que no tiene nada que ver con el tipo de políticas que necesitan los compañeros y compañeras para dejar de estar en la calle. Lo que queremos es que el gobierno reoriente a la guita que ya destina a cosas que sirvan. En términos estadísticos el censo nos sirve para demostrarle al Gobierno de la Ciudad que lo que produce es mayor gente quedando en la calle. Es una sociedad que se encarece mucho más, no se puede acceder a un alquiler y mucha gente que estaba en riesgo de situación de calle hoy ya está en la calle”, expresó Florencia en Radio La Retaguardia.Para realizar un censo de tal magnitud son necesarias muchas y muchos voluntarios que durante 4 días, durante diferentes franjas horarias, deberán recorrer la ciudad para censar a las personas en situación de calle. En dicho sentido, la convocatoria para sumar personas dispuestas a realizar esas tareas fue un éxito: “Súper bien. Este año se duplicó la gente que decidió participar del censo. Hay gente que se sigue sumando. La respuesta fue muy grande. Tiene que ver con cómo moviliza este tema en el contexto de ajuste. La gente logra sentirse identificada y ve cada vez más gente en el palier de su departamento o en las veredas, durmiendo en la calle. Para los que alquilan y tienen esa incertidumbre laboral, están ahí, muy cerquita”, opinó.A diferencia de los censos oficiales, el de personas en situación de calle se realizará durante 4 días que son tanto días laborales como el fin de semana. El motivo es que muchas de las personas sin vivienda fija recorren durante el día distintos puntos de la ciudad o visitan algún parador y, además, elmovimiento semanal es distinto al de los sábados y domingos. En esta ocasión el censo abarcará desde el jueves 25 hasta el domingo 28 de abril: “El problema a la hora de censar es que estas personas no están fijas sino que están itinerando a lo largo de la ciudad. Se necesita una metodología muy particular. Nuestro censo no se hace en un solo día porque las personas pueden estar en cualquier otro lugar. Hay que tratar de pasar a lo largo de todo el día. Además, existen distintos flujos de gente en situación de calle en la ciudad. No es lo mismo un jueves o viernes que sábado o domingo. Por eso se hace durante todo el día, en distintas franjas horarias, y se hace en más de un día. De esos 4 días, buscamos que alguno sea del fin de semana y alguno un día de semana. La idea es recorrer los 48 barrios”, contó Florencia.Desde la organización No Tan Distintas, hace años que se dedican a acompañar y ayudar a mujeres en situación de calle y tratar de conseguir su reinserción a una vivienda digna: “Somos una organización social que arrancó acompañando mujeres en situación de calle en el 2008 y 2009. Hoy está compuesta por muchas compañeras que fueron acompañadas. Trabajamos solo con mujeres, trans, travestis y lesbianas en situación de calle. Somos una organización feminista que se propone pensar alternativas para salir de la situación de calle con proyectos gestionados por las mismas compañeras. Acompañamos a lo que cada compañera demanda cuando nos contacta. Vamos al encuentro de la piba y pensamos

Entre el 25 y el 28 de abril se realizará en la Ciudad de Buenos Aires un “censo de gente en situación de calle”, solicitado por organizaciones sociales y llevado adelante por el Colectivo Proyecto 7. Ante la dramática situación, en el Enredando las Mañanas de este jueves hablamos con uno de sus integrantes, Leonardo García. Quienes quieran sumarse como voluntarios/as, pueden hacerlo aquí. (Por RNMA) En principio, el entrevistado nos aclaró que no se trata de un censo oficial, sino llamado por algunas organizaciones sociales, aunque también participan organismos del Estado: “básicamente es para mostrar la realidad de la problemática de la gente en situación de calle, que no es la misma que la que nos cuenta el gobierno de turno, y nosotros trataremos de contar la mayor cantidad de gente que esté hoy en día en esa situación, que no son los 1.091 que dice el gobierno de Larreta”. En relación a los datos difundidos de manera oficial a través de las agencias del Estado, Leonardo García explicó que “no es una realidad lo que cuentan, vos imaginate que la gente en la calle a veces no puede ni sacar un documento, porque no tiene un domicilio fijo y le dan miles de vueltas para sacarlo, entonces es casi imposible que puedan mandar a sus chicos al colegio” y agregó: “nosotros nos ocupamos de eso, de que la gente que está en nuestros hogares tenga su documento, que pueda mandar a sus chicos al colegio, tratamos de que la gente en situación de calle también lo pueda hacer prestándole la dirección o haciendo cosas que por ahí los organismos oficiales no hacen”. Estamos en año electoral y el gobierno necesita mostrar presencia para recopilar votos, simular preocupación y cercanía con la gente, y en contraposición aparece este censo, que dura algunos días y que, según asegura el entrevistado, “no es lo que hacen ellos”, porque “ellos salen una jornada a contar la gente que está en la calle, ni siquiera se bajan del auto, pasan por al lado de una ranchada, cuentan cuántos hay y listo, es así, es sencillo su censo”, mientras que “nosotros salimos 3 o 4 días a sentarnos con la gente, preguntarles por qué están en la calle, en qué se les puede dar una mano, cómo motivarlos, hablar con la gente y aparte mostrar la verdadera cantidad de gente que hay en situación de calle, que hoy en día no son menos de 8 mil personas, te lo puedo asegurar. Leonardo García explicó también que las agencias gubernamentales no relevan los casos de personas que reciben subsidios habitacionales: “no existe para ellos, para ellos estás en la calle o no estás, y a la mayoría de gente que está en la calle ni siquiera la ven, porque los números te lo dicen; es muy sencillo, hoy en día te tomás un colectivo y mirás a la vereda y en cualquier vereda hay una persona en la calle, es terrible la situación en la que estamos viviendo, familias enteras, familias nuevas que las ves con su roperito y su heladera en una esquina abajo de un techo, una situación desgarradora”. Para el integrante de Proyecto 7 “la sociedad tampoco es estúpida, solamente con ver el índice de pobreza, el índice de indigencia, el índice de desocupación, es algo totalmente lógico que haya mucha más gente en la calle, no se puede negar”. ESCUCHAR O DESCARGAR EL AUDIO