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El lunes 19 de octubre se difundía por los medios de comunicación el fallecimiento de Ángel Verón, referente del MTD “No al desalojo” de la provincia del Chaco. Su muerte fue consecuencia de la brutal represión perpetrada el pasado 24 de septiembre por la policía de la provincia a la vera de la ruta 11, tan solo cuatro días después de haber ratificado la continuidad electoral del gobierno kirchnerista, de la mano de la fórmula Domingo Peppo-Daniel Capitanich. En el Enredando las Mañanas del 21 de octubre, Rogelio Verón, hermano de Ángel y quien lo acompañaba en el momento del ataque, brindó una detallada descripción de lo sucedido esa noche. (Por RNMA) Foto: Ángel Verón en uno de los reclamos que encabezaba. El relato de Rogelio Verón deja en evidencia que la represión y el ensañamiento sobre el referente obedeció a una decisión política de acallar las luchas luego de las elecciones y de imponer el miedo y el silencio. El MTD se encontraba cortando la ruta en reclamo por el cumplimiento de promesas electorales oficialistas y por planes sociales caídos cuando, ya de noche, la policía provincial arremetió contra la manifestación, realizando una verdadera caza a varios metros de la ruta. El viernes 25, a la mañana, Ángel estaba internado en el Hospital Perrando, esposado y a disposición de la fiscalía. 25 días después fallecía en la terapia intensiva.“Yo no entiendo mucho de política –arrancó hablando Rogelio- ni me interesa tampoco. Yo puedo comentar lo que pasó aquí en el Chaco. Ahora estamos en el acto, pidiendo justicia por la muerte de mi hermano, porque la policía lo mató”.Y con la crudeza de esas palabras, dio lugar a un relato que dejó en evidencia las prácticas clientelares y represivas del estado chaqueño: “Ese día, el 24 de septiembre, a las 18, nosotros tomamos el control en la ruta 11 entre los kilómetros 997 y 998, pidiendo por vivienda, algunas herramientas para empezar a trabajar y pidiendo la reincorporación de 20 becas que nos habían cortado, porque se gastaron toda la plata acá en el Chaco con el tema de las elecciones. Entonces los primeros dañados fuimos nosotros, los pobres, los más débiles. (…) Empezamos a las 18, todo pacífico como siempre lo hicimos, de una manera muy tranquila, esperando que baje algún ministro, algún mediador. Pero nada de eso sucedió. (…) Ya llevábamos dos horas de corte y en el momento en que vimos que la policía y la infantería empiezan a tomar control de la ruta, ya en posición de represión, nosotros nos bajamos tranquilamente al costado de la ruta, nos retiramos aproximadamente a 70 metros de la ruta y nos quedamos ahí en el lugar”.“Entonces –continuó–, la policía toma el control de la ruta, saca todas las ramas que nosotros habíamos puesto y nosotros nos quedamos ahí mirando, expectantes, a ver qué pasaba. Nos empezaron a correr los vehículos, los camiones, todo bien. Pero la intención de la policía, de la 4ª de acá del Chaco, no era solamente sacarnos de la ruta. Yo ahora me doy cuenta de que la intención de la policía del Chaco, con mi hermano Ángel Verón, era exterminarlo, sacarlo de la lista, eliminarlo”. Las razones por las que Rogelio sostiene esta afirmación se desprenden del detalle de los hechos, y de la violencia de la golpiza: “la policía avanza, abandona la ruta y empieza a caminar por un camino de tierra que es una entrada que va al otro campo que tenemos ahí. Entonces, ellos avanzaron unos 70, 80 metros y se posicionaron ahí. Cuando nosotros vemos que viene la infantería, nos retiramos ya a 140 metros más o menos de la ruta, yendo siempre para el campo. Entonces, ¿qué es lo que estaba tramando la policía? La policía estaba preparando una emboscada, porque justamente donde se posiciona la infantería en ese momento hay una especie de arbustos, unos árboles, ya era de noche, cerca de las 21. En ese momento, la policía de la 4ª viene por el costado y se empiezan a esconder entre los árboles y entre las ramas. La infantería deja apostada a la policía de la 4ª y se retira nuevamente a la ruta. Entonces nosotros decimos listo, se están yendo los policías. Volvemos al lugar que se encontraba a 70 u 80 metros de la ruta y allí el desenlace fue terrible. Ahí empieza la corrida, ahí empieza la cacería, empiezan las balas de goma, ahí comenzó la persecución, de tal manera que había un zanjón de más o menos 2 metros y medio (…)  saltamos y empezamos a correr entre medio del monte, de las ramas, entre los tacuru que hacen las hormigas, corrimos, la policía estaba por todos lados, la infantería tirando tiros desde la ruta, alumbrando con linternas de largo alcance, y nosotros corriendo hasta que a mi hermano se le atraviesa una espina de corona, de más o menos 10 cm., y eso hace que él se caiga. Cuando él se cae, me caigo yo también, porque estuvimos juntos siempre”.Es entonces, con Ángel Verón en el suelo, que la violencia policial se descarga sobre él, sobre quien tenían identificado como un referente del Movimiento, tal como Rogelio explicó: “ahí fue la aprehensión, cuando vinieron tres o cuatro policías, lo agarraron a él, le pusieron rodillas arriba de su estómago, le dieron vuelta, le torcieron los brazos, le pusieron las esposas, eran golpes, agarrada de pelo, sacudido contra el suelo, ‘¡quedate quieto! ¡ahora te tenemos! ¡ahora vas a ver!’ Entonces lo levantaron, él tenía la espina atravesada en el pie, imagínese el dolor que ya había, el maltrato, lo llevaron a la rastra. A mí no me hicieron nada, me trataron muy bien, con mucho cuidado, ni siquiera  me hablaron mal. Pero a mi hermano lo reventaron, la bronca era con mi hermano. El odio que tenían era con mi hermano. A mi hermano lo reventaron como a un sapo”.Durante la charla con Enredando las mañanas, Rogelio Verón descartó la información

Desde el 14 de febrero, comunidades de las 4 naciones originarias que habitan Formosa, Qom, Wichi, Pilaga y Nivacle, se encuentran acampando en Avenida de Mayo y 9 de Julio, pleno centro porteño. Reclaman ser atendidos por la presidenta Cristina Fernández para acercarle sus reclamos. Tras algunas reuniones con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, el diálogo se detuvo. Conversamos con Félix Díaz, qarashe de la comunidad La Primavera, sobre la continuidad de la lucha en estos casi 8 meses de acampe, el acompañamiento de la ciudadanía y las dificultades que atraviesan en su provincia. (Por La Retaguardia) “Estamos de pie tratando de sostener la lucha para poder seguir visibilizando la problemática indígena a nivel social. Con los pueblos indígenas que nos acompañan estamos seguros de lo que quieren, y eso creo que es muy importante para nosotros porque la lucha se va como ampliando, articulando con otros sectores sociales y también con trabajadores y varios sectores que están siempre cerca, con nosotros, especialmente los jóvenes, estudiantes, investigadores, antropólogos, muchísima gente que nos acompaña día a día”, afirmó Félix Díaz en diálogo con La Retaguardia.En varios pasajes de la charla, Díaz reiteró que las comunidades originarias de Formosa que se encuentran acampando en el centro porteño desde hace casi 8 meses se sienten “bien acompañados” por las personas que se acercan al acampe QoPiWiNi: “son muy pocas las personas que nos insultan, de vez en cuando.. creo que hay una conciencia bastante importante en la ciudadanía, especialmente la gente que viene de las provincias, alrededor de la capital, y eso creo que nos alienta porque comparten y apoyan nuestra lucha porque están pasando las mismas cosas que nosotros, la falta de terrenos; es imposible construir una casa para poder cobijar a los hijos, la familia. Hay mucha comprensión porque a veces converso con las mujeres y hablan del tema del hambre cuando uno no tiene trabajo y los que primero sufren son los niños, y el gobierno, tanto Macri como el gobierno nacional manipulan esta necesidad de la ciudadanía, los condicionan con que tienen que ser parte de una organización para que le den de comer a sus hijos o tener algunos recursos por el tema de educación, estamos pasando lo mismo, la diferencia es que nosotros tenemos como pueblo indígena un derecho especial, reconocido nacional e internacionalmente: la legislación indígena, y eso es lo que nos hace diferenciar las organizaciones sociales”.Acerca de si entiende que hay posibilidades de ser recibidos por Cristina Fernández, responde sin dudar: “No, de ese tema ni hablar”. En estos meses sí se reunieron en varias oportunidades con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda: “no tiene poder de decisión, es un tipo que quiere resolver el tema pero el problema va más allá de lo que es el derecho humano porque tiene que ver la cuestión territorial. Nosotros seguimos esperando pero ha desaparecido el diálogo, no sé qué pasó. La última reunión que tuvimos con él fue la movida que se hizo el día que se inauguró la estatua de Juana Azurduy, y desde entonces nunca más supimos nada”, agregó.“El pueblo indígena tiene toda la verdad en sus manos –continuó el qarashe– por eso los gobiernos nacional y provincial no quieren responder porque saben que si resuelven nuestro problema abarcaría a muchos pueblos indígenas, porque la mayoría tenemos el mismo problema: conflictos territoriales por la invasión de empresas, particulares, gobiernos provinciales, municipales, que van usurpando territorio indígena; entonces cuando se tratan las cuestiones territoriales ahí es donde nadie quiere hablar del tema porque hoy en día el negocio más importante a nivel nacional, a través de la economía, es el territorio, porque ahí es donde se producen y desarrollan las actividades comerciales y el territorio es cada vez más caro, la tierra es cada vez más cara, entonces vemos que el interés está ahí, por eso los gobiernos tratan de justificar los despojos diciendo que se destina para un bien público: construcción de escuelas, hospitales, rutas, explotación turística, minera, petrolera, diferentes actividades, y eso vemos que el indígena no tiene ese pensamiento comercial para poder vender a un impostor el tema de la vida de la madre tierra”. Derecho a la saludEn diálogo con La Retaguardia, Félix Díaz remarcó que el tema de la salud es uno de los que más afecta a casi la totalidad de los pueblos indígenas: “en este momento hay una chica (Isabel, internada en el Hospital Ramos Mejía), una compañera que vino de Formosa, tiene un problema de cáncer terminal; durante 5 años en Formosa la trataron solamente con calmantes, y ahora que se agravó la situación la trasladamos a Buenos Aires pero ya no se puede hacer nada, porque esas son las cosas que sufren los pueblos indígenas cuando defienden y luchan por sus derechos. El gobierno ataca por ese lado porque es una parte frágil para nosotros el tema salud, porque no podemos a veces asistir a un hermano o una hermana cuando tiene un problema grave”.Cuando en la comunidad La Primavera, a la que pertenece Díaz, hay un problema de salud, deben asistir al hospital de la zona, en Laguna Blanca, ya que no tienen acceso a su medicina ancestral: “no tenemos el territorio suficiente para poder buscar los remedios que teníamos antes, eso está en manos del parque nacional, que creó una ley que se llama ‘áreas de conservación’, entonces no se puede tocar ni una planta, ni un pescado, ni el agua, porque todo debe conservarse, esa área protegida afecta nuestro desarrollo porque ahí están nuestros recursos naturales”, explicó Díaz.Uno de los conflictos que las comunidades tienen en Formosa es con privados como la familia Celía, pero también con el propio Estado, tanto nacional como provincial, que se apropió de sus tierras para hacer allí un parque nacional.De todos modos, si el problema de salud es grave, la maquinaria con la que cuenta el hospital de Laguna Blanca no alcanza: “no pueden hacer ecografías, tampoco tienen electrocardiogramas,

La marcha con presencia de la izquierday sectores kirchneristas.(Foto: Prensa FOL) (Por La Retaguardia) Un club de Soldati fue, hace 10 años, la sede de una reunión que hoy podría sonar increíble: los vecinos de Lugano I y II, los de la Villa 20, los que se reunían para conseguir el ansiado hospital público para la zona, entre otros, estaban allí peleando, juntos, por arrancarle al Estado sus demandas; no importaba la pertenencia a diferentes clases sociales. Para esa época escribimos esta nota. 10 años después de la sanción de la Ley 1770, que daba cuenta de la urbanización de la Villa, todo sigue igual, o peor, porque también se cumplió 1 año del desalojo de la Villa Papa Francisco; y algunos de aquellos vecinos que estaban juntos hoy están enfrentados. En el programa Otras Voces, Otras Propuestas, Luis Angió y Ernestina Arias dialogaron con Charly, integrante del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). “Hoy (por ayer martes) estuvimos movilizándonos unos dos mil compañeros, compañeros que fueron delegados o vecinos de lo que fue la toma del barrio Papa Francisco y también delegados de las distintas manzanas y vecinos de la Villa 20 de hace muchos años. Acompañados por un conjunto de organización, desde sectores de la izquierda, del kirchnerismo y también el cura del barrio. La realidad es que en esta movilización coincidieron dos ejes de reclamo: por un lado, el aniversario del desalojo del barrio Papa Francisco, en el que se ponía como objeción, en su momento, y como una de las razones para el desalojo la cuestión de que la gente estaba tomando el predio y por eso no se urbanizaba la villa (hoy la gente no está hace más de 1 año y la villa sigue estando como villa y no se ha urbanizado nada. Por otro lado, en agosto se cumplen 10 años de la sanción de ley de urbanización de la Villa 20. El mismo día se sancionaron tres leyes: la Ley 1.770 (la de urbanización), sobre la construcción del hospital y otra sobre el polo farmacéutico. De esas tres leyes, la única que avanzó hasta ahora es la de los negocios privados, la del polo farmacéutico. En el hospital han hecho una salita grande, no un hospital. La Comuna 8 es la única comuna de la ciudad que no tiene un hospital. La movilización fue masiva. El Gobierno de la Ciudad sigue sin dar ningún tipo de respuesta. La jueza Elena Liberatori —el monje negro del macrismo en las villas y uno de los operadores que va frenando y reprimiendo y coartando a los vecinos y cuerpo de delegados que no se corrompen— directamente se negó a atendernos. Nosotros igual logramos que, por lo menos, nos recibiera el petitorio. Esa es la realidad y la lucha que estamos llevando con los distintos compañeros y compañeras del barrio”, comenzó contando el integrante del FOL. —OVOP: Hoy los recibieron, pero no hubo ningún tipo de respuesta afirmativa a la propuesta de los vecinos. —CH: Claro. Nosotros estamos exigiendo que Liberatori tiene 30 millones de pesos bajo su patrocinio que está destinado para el saneamiento del barrio. Está judicializado el terreno para que se eso se sanee y pueda comenzarse con la urbanización. Eso no lo hacen porque no existe la voluntad política, pero sabemos que es parte del presupuesto con el que ella cuenta. Exigimos también la mejora transitoria de los servicios en el barrio, que, obviamente, están colapsados, como en cualquier villa de la Capital, cosa que tampoco se hace. Y tampoco abre, como bien dice la ley, la participación de los vecinos a la discusión y al seguimiento de cómo se debe avanzar en la urbanización. La Ley 1.770 comprende —porque fue también producto de la lucha de muchísimos años del movimiento villero de la zona— que los vecinos puedan opinar, decidir e ir controlando a las mismas autoridades sobre cómo van urbanizando el barrio. Esto no sucede, por ende, hace 10 años que nadie mueve ni siquiera un ladrillo para que eso pase. —OVOP: Los vecinos han llevado una propuesta de urbanización que la trabajaron con un talle libre de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). —CH: En el medio del conflicto del barrio Papa Francisco, se han estudiado dos cuestiones: una era la posibilidad de hacer un saneamiento mucho más efectivo y mucho más económico para la ciudad, en el que no se tiene que hacer el traslado de la tierra. Esto lo trabajamos con la Facultad de Ciencias Naturales y la de Ciencias Exactas, haciendo un estudio con compañeros que son de primerísima nivel en la materia. Y, al mismo tiempo, con los compañeros de la FADU, del Taller Libre de Proyecto Social,  con arquitectos de muchísimo prestigio, como Beatriz Pedro, se le elaboró un proyecto de urbanización consensuado y discutido con los vecinos. A esto se le dio forma de ley. Fue presentado por varios compañeros que con legisladores, que están en la Comisión de la Vivienda, como Marcelo Ramal, Pablo Bergel, Gustavo Vera, y eso nunca avanzó. El PRO lo único que hace es frenar y presentar proyecto alternativos para que eso no avance. —OVOP: ¿Por quién está ocupado hoy el predio de lo que fue el barrio Papa Francisco? ¿Qué está pasando a un año del desalojo? —CH: Hoy no hay nada. Hay un terreno baldío con un muro que cerca el perímetro del predio. Ese muro fue construido con un presupuesto totalmente corrupto, elevado, porque nadie puede gastar esa cantidad de plata —gastaron casi un cuarto de lo que se podría gastar en urbanizar—; fue hecho por una de las cooperativas del padre de quien es uno de los primeros candidatos de legislador del PRO —Máximo Sahonero—, un histórico puntero de la Villa 20 y un tipo que tiene varios hechos corrupción encima. La cooperativa de Sahonero es la maneja todo ese tiempo de negocios turbios; de hecho, el hijo es el presidente de la Juventud PRO. Nosotros decíamos que más que construir