Canción actual

Título

Artista


Contraofensiva I

Página: 9


El testimonio de Eduardo Caporaso, un agente de inteligencia, y el de Rubén Dorado, un trabajador portuario que se solidarizó con su vecina y luego de que la secuestraran cuidó de sus dos pequeñas criaturas, contrastaron en varios sentidos. Entre olvidos de uno y recuerdos de otro, Caporaso y Dorado construyeron desde sus diferencias una audiencia plagada de contrastes. (Por El Diario del Juicio*)  ✍️ Texto 👉 Martina Noailles💻 Edición  👉 Fernando Tebele/Diana Zermoglio 📷 Fotos 👉  Gustavo Molfino/El Diario del Juicio 📷 Fotos de portada 👉  Rubén Dorado durante su testimonio emotivo (Gustavo Molfino/El Diario del Juicio) El agente de inteligencia Eduardo Caporazzo, con su rostro difuminado que impidió verlo, lo que generó comentarios del público durante la transmisión televisiva  📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio La imagen de Eduardo Donato Caporaso está fuera de foco. Detrás de su pantalla turbia, se adivinan anteojos, bigotes, canas y un pulóver bordó. Los rasgos del testigo de la defensa no se ven con claridad. Como su imagen actual, durante la última dictadura su nombre real se ocultó detrás del alias Daniel Camaño, la identidad falsa que usaba como personal civil de la División Seguridad del Batallón de Inteligencia 601. Hoy, el desenfoque de su cámara —intencional o no— lo protege del riesgo potencial de ser reconocido. Hace tan solo unas semanas, el ex comisario de la Departamental San Martín, Roberto Álvarez, fue identificado por una sobreviviente de Campo de Mayo mientras su declaración era transmitida vía internet. Álvarez también era testigo de la defensa; terminó detenido y procesado.    El testimonio de Caporaso no brilló por los detalles. Gran parte de sus respuestas sólo contenían una palabra: “desconozco”. Aunque también salieron con velocidad desde su boca algunos no se y varios no me acuerdo. No ocurrió lo mismo con Rubén Edgardo Dorado, el segundo testigo del día. Con más de 80 años, sus palabras fueron tan nítidas como la imagen de su pantalla. Roxana, su hija, lo asistió durante todo el testimonio. Es que Rubén casi no escucha. Pero su escasa audición y su elevada edad no le impidieron zambullirse en su memoria y relatar sus recuerdos. “Lo único que me interesa es que se sepa la verdad sobre su desaparición”, dijo el vecino que en 1979 cuidó a los pequeños María y Juan Facundo Maggio durante dos días, apenas secuestraron a su mamá, Norma Valentinuzzi. La casona de la calle Rawson Entre 1976 y 1980 Eduardo Donato Caporazzo fue Daniel Camaño. Aunque se presenta ante el Tribunal como de profesión masoterapeuta, fue uno de los civiles que formaron parte de la División Seguridad que dependía del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. Su jefe era Luis Firpo, uno de los seis imputados que continúan vivos en este juicio.   “A Firpo lo conocí cuando ingresé a trabajar en la División Seguridad, él era jefe de la División Seguridad”, arranca escueto Caporaso. Ante el silencio, el defensor público oficial Lisandro Sevillano le pregunta:  —¿División Seguridad de qué? —División Seguridad, de la calle Rawson. —¿Pero esa División pertenecía a algún Batallón o a algo del Ejército? ¿Podría ser más específico? –insiste el defensor. —Sí, era la División Seguridad, dependía del Batallón. —¿De qué Batallón? —Del Batallón de Inteligencia. Cada respuesta de Caporaso es mínima. Tiene a la brevedad bajo control. “Era una casona antigua, clásica de la zona, que estaba en el barrio de Almagro, en la calle Rawson, cerca de la avenida Corrientes”, responde ahora, que la calle ya no se llama Rawson sino Palestina, y ante el nuevo pedido, la describe: “Había dos oficinas en el frente, en el medio había un despacho del jefe y después había una cocina y los baños”. También dirá que el lugar no estaba señalizado con ningún cartel. En cuanto a su tarea cotidiana como personal de la División, Caporaso detalla que entraba a trabajar a las 7 de la mañana, y que esperaba las órdenes de Firpo “para salir a hacer la seguridad de algún general o militar retirado”. Los destinos: la casa del general Roberto Viola, de Alejandro Lanusse o de Roberto Levingston. “También algún evento en el Círculo Militar, como el casamiento de hijos de militares”, dice cuando Sevillano le demanda algún ejemplo.   De a poco, el ex personal de inteligencia va dando algunos datos. Que en la oficina de la calle Rawson había 10 o 12 personas, entre ellas dos mujeres; que había dos suboficiales y el resto era personal civil. Que el segundo de Firpo se llamaba “Taborda”, que también había un capitán “pero no me acuerdo bien”, y que “el grupo general debíamos ser 200 o 300 personas, y todas dependían de Firpo”.  También responde que tenían vehículos, que los guardaban en un garaje por la calle Rawson, a media cuadra. “Otros se llevaban al Estado Mayor a guardar ahí. Y cada vez que necesitábamos cargar combustible teníamos que ir al Estado Mayor. Eran vehículos civiles. Estábamos vestidos de civil”. —¿Recuerda si en la División se le pidió participar de algún operativo, traslado de gente, detención de personas? —le consulta el defensor oficial.  —Nunca, nunca lo hemos hecho —se desentiende.  —¿Cómo era Firpo? —Sevillano le hace la última pregunta. —Era una persona muy exigente, nos creaba mucha responsabilidad de trabajo, mucho trato no tenía yo con él. Lo veíamos, él entraba, daba las órdenes, a veces alguna reunión por un tema de seguridad, pero más que eso no lo he tratado. Yo no tenía capacidad para dialogar con él. Antes de pasarle la palabra a la fiscal Gabriela Sosti, el presidente del Tribunal intenta encontrar alguna respuesta: —¿De qué parte del Batallón dependía Seguridad? —No tengo idea. Desconozco. —¿Sabe cómo eran las áreas? ¿Cuántas había? —No lo sé.  —En esos años que usted estuvo ¿se acuerda quién era el jefe de Batallón?  —No. —¿Sabe si la oficina de Seguridad tenía algún tipo de vinculación con la Central de Reunión de Inteligencia? —No teníamos relación con el Batallón prácticamente. —Sin embargo, la División Seguridad según tengo entendido dependía del área de Contrainteligencia —intenta el juez Rodríguez Eggers.

Declara por la querella Rubén Edgardo Dorado, quien junto a su familia cuidó de Facundo y María Maggio tras el secuestro de la madre de ambos, Norma Valentinuzzi. Por las defensa, Eduardo Caporaso. *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Declara Carlos Osorio, especialista en archivos desclasificados por Estados Unidos. Foto de Gustavo Molfino: Liliana Goldenberg, La Pastito (a la izquierda) y María Inés Raverta – Madrid – Julio 1979 *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

El ex jefe de la Departamental de San Martín, Roberto Álvarez, fue detenido este lunes luego de haber sido reconocido por una sobreviviente como uno de los secuestradores que la trasladó del centro clandestino de Campo de Mayo a una comisaría de la Policía Federal. Aixa Bona lo identificó dos semanas atrás, en plena transmisión televisiva de la audiencia en la que el ex comisario declaró como testigo en el juicio oral que investiga la represión a la Contraofensiva Montonera. Álvarez ahora se negó a declarar. (Por El Diario del Juicio*)  📝 Textos 👉  Paulo Giacobbe/Martina Noailles 📷 Fotos 👉 Gustavo MolfinoLa detención de Álvarez, quien fue indagado ayer de manera virtual y se encuentra detenido en su casa de Villa del Parque, fue ordenada por la jueza federal N° 2 de San Martín, Alicia Vence, quien tiene a cargo la instrucción de la Megacausa que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo del Ejército en Campo de Mayo. “Escuché lo que decía, no solo lo reconocí físicamente, sino la voz… No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso”, dijo la sobreviviente en el programa de Oral y Público de radio La Retaguardia. Además contó que Álvarez la trasladó desde el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio a una comisaría de la Policía Federal de San Martín. En ese lugar, Aixa dijo que estuvo una semana sin comer, atada a una cama, hasta que fue llevada al Penal de Devoto.    Álvarez declaró ante el Tribunal Oral Federal N° 4 de San Martín el 6 de agosto pasado en la audiencia 44 de este juicio. Lo hizo como testigo, por lo que juró decir la verdad. Cuando el presidente del Tribunal le hizo la pregunta de rigor sobre si tenía algún interés en esta causa, el ex comisario respondió:  “Ignoro de qué se trata la causa, así que mal puedo hablar del interés”. Diez días después, su testimonio cambió a indagatoria y Álvarez pasó de testigo a imputado.  En la audiencia, el ex policía de la Federal dijo bajo juramento no recordar dónde quedaba exactamente la delegación donde prestó servicios en San Martín en los años 1979 y 1980. Esa afirmación fue parte de una serie de olvidos e inventos. Cuando la fiscal Gabriela Sosti le preguntó si en la delegación había personas detenidas provenientes de Campo de Mayo, se dio el siguiente diálogo:  —No… no, no.. yo provenientes de Campo de Mayo, no. Por lo menos enviados por Campo de Mayo, no. En una oportunidad creo recordar que se encontró una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Era una persona femenina. No recuerdo el nombre, no recuerdo nada de eso, pero se encontró. La encontré yo. Estaba circulando con el coche oficial, no individualizado, no identificable, y encontré en la calle a una persona. En la calle, en la ruta, no recuerdo, no preciso bien, son muchos años.  —Yo lo entiendo, pero a ver si lo entiendo… —No enviada, no mandada, no ordenada, no, no. La encontré, la encontré. —Caminando por la ruta – completó Sosti.  —Eso es. La encontré, aparentemente con signos de extravío, y demás. Entonces pregunté, como policía, aunque no era local mi función. Entonces la llevé a la delegación. —¿Y por qué lo vincula con Campo de Mayo? – preguntó la fiscal.  —Porque ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia, yo no sabía nada – se preocupó en aclarar su ignorancia Álvarez.  Durante su testimonio, Álvarez repetirá que andaba en un coche de civil porque para eso lo tenía, reconocerá la existencia de un chofer, aunque le será imposible recordar el nombre. Definirá al traslado como “un acto simple de auxilio a la sociedad o la comunidad” y cuando las preguntas lo incomoden, sacará a relucir la consabida carta comodín enunciada por tantos otros: “No recuerdo, no recuerdo, han pasado muchos años”.  Bona estaba viendo en vivo la audiencia cuando reconoció a su secuestrador. Rápidamente le avisó a su abogado Rafael Flores, quien intervino para informar al Tribunal. Enseguida llegó la reacción del abogado defensor de represores, Hernán Corigliano, quien a pesar de que no era un testigo pedido por la defensa pidió suspender la testimonial por riesgo a una autoincriminación. El Tribunal aceptó el planteo y dio por finalizado su testimonio.  Fue cuando el ex comisario pidió hablar: “¿Puedo decir algo?, escuché que la parte de la querella decía que yo había ido a buscar a Campo de Mayo, me parece que yo nunca dije eso”. Esas fueron las últimas palabras en la videoconferencia del ahora reo Álvarez. “Ya nos queda claro lo que usted dijo” fue la respuesta de Esteban Rodríguez Eggers, el presidente del TOF 4 de San Martín.   Días después, la fiscal y la querella solicitaron al Tribunal la “extracción de testimonios respecto de lo declarado por el testigo en atención a la posible comisión de un delito de acción pública”. El 11 de agosto, los jueces Rodríguez Eggers, Matías Mancini y María Claudia Morgese Martín, por unanimidad, aceptaron la solicitud y remitieron a la jueza federal Alicia Vence la grabación del testimonio de Álvarez como así también de la audiencia del 31 de octubre de 2019 en la que Aixa Bona declaró sobre su secuestro.  El Juzgado de instrucción deberá determinar ahora si procesa a Álvarez, quien durante la indagatoria de ayer se negó a declarar.   *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Declaran Alberto Julio Schatz, hermano de Diana Schatz, secuestrada y asesinada durante  la represión a la Contraofensiva de Montoneros, y José Luis Frega, convocado por la defensa del imputado Marcelo Cinto Courtaux. *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

  La sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros reconoció a uno de sus secuestradores mientras veía la transmisión especial de La Retaguardia y El Diario del Juicio. Se trata de Roberto Álvarez, ex comisario de la departamental de San Martín de la Policía Federal, quien ahora debería ser imputado en la causa por la jueza de instrucción, Alicia Vence. El testimonio de Bona apenas terminada la audiencia. (Por El Diario del Juicio*) 🎤 Entrevista y cobertura en juicio: Fernando Tebele 🎥 Realización audiovisual: Natalia Bernades 📷 Fotos: Gustavo Molfino/Julieta Colomer *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Aixa Bona, sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros, aseguró que el ex comisario Roberto Álvarez, uno de los testigos en la audiencia de hoy, la trasladó secuestrada desde Campo de Mayo hasta una comisaría de la Policía Federal en San Martín. Bona lo reconoció viendo la transmisión del juicio por TV, que se emite por La Retaguardia y El Diario del Juicio. (Por El Diario del Juicio*)  📷 Fotos 👉 Gustavo Molfino📝 Textos 👉  Fernando Tebele/Martina Noailles Una gran conmoción causó esta mañana el reconocimiento que realizó la sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros de una de las personas que la trasladó secuestrada desde Campo de Mayo hacia la Departamental de la Policía Federal en San Martín. El testimonio transcurrió durante la audiencia 44 de este juicio histórico. El ex Jefe de esa dependencia e integrante del aparato de inteligencia de la Federal, Roberto Álvarez, ante una pregunta de la fiscal Gabriela Sosti acerca de si llegaban a la comisaría personas que venían de Campo de Mayo, respondió: “No. Enviados por Campo de Mayo no. En una oportunidad se encontró una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Una persona femenina. Yo estaba circulando con el auto no identificable y ella estaba caminando por la ruta, con signos de extravío, y le pregunté como policía. La llevé a la delegación. Ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia de Campo de Mayo”. En su testimonio en este mismo juicio, Aixa Bona había relatado con detalles su secuestro.  Allí contó que una de las personas le dio datos sobre su compañero, Gervasio Martín Guadix, luego asesinado, pero que aún estaba con vida en el centro de torturas de esa guarnición militar. Bona vio el testimonio de Álvarez y rápidamente le avisó a su abogado Rafael Flores (que además es su cuñado), que Álvarez era la persona que la llevó clandestinamente desde Campo de Mayo hasta la comisaría de San Martín. Tras esa comunicación, Flores intervino para informar al tribunal: “Mi representada, querellante en esta causa, ha seguido esta audiencia y manifiesta que reconoce en la figura del señor Álvarez como la persona que la fue a buscar a Campo de Mayo. Lo pongo en consideración del tribunal”, dijo Flores. Bona estaba siguiendo la audiencia virtual a través de La Retaguardia y El Diario del Juicio. Uno de los abogados defensores, Hernán Corigliano, planteó la suspensión de la testimonial “porque existe riesgo de autoincriminación”. Una de las diferencias entre ser testigo y ser imputado, es que quienes dan testimonios prestan juramento o promesa de decir verdad; en cambio, alguien con una acusación en su contra puede negarse a declarar contra sí mismo.  El ex comisario Roberto Álvarez muestra su DNI antes de comenzar a declarar, cuando todavía no sabía que Aixa Bona lo reconocería a través de la pantalla.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio Luego de un cuarto intermedio, el TOF 4 de San Martín, a cargo de los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Matias Mancini y María Claudia Morgese Martín, decidió aceptar el pedido de todas las partes y anunciarle a Álvarez que su testimonio quedaba suspendido. A esa altura con un inocultable nerviosismo, mientras los anteojos que colgaban en su frente caían contra la nariz, Álvarez acató la orden del juez de desconectarse de la audiencia virtual, y el debate siguió con otros dos testimonios, entre ellos el de María Cecilia Rodríguez Elizalde, la esposa de uno de los imputados, Marcelo Cinto Courtaux. En diálogo con el programa Oral Y Público de Radio La Retaguardia, apenas terminada la audiencia, Aixa Bona aseguró que: “apenas lo vi, lo reconocí. No solo lo reconocí físicamente si no que le reconocí la voz. Tuve contacto con él la noche en la que me sacan de Campo de Mayo. Yo pensé que era un ‘traslado’. Lo vi cuando me saca la capucha. Quería hablar. Me preguntaba qué pensaba. No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso, y le reconocí la voz”. Cuando Bona le preguntó por su compañero Guadix, Álvarez le dijo: “‘está ahí, está colgado’. Después supe que colgado era que su situación no estaba todavía resuelta. Luego lo llevaron a Paso de los Libres”. Guadix fue asesinado y la dictadura intentó hacer pasar su crimen por un suicidio en el puente fronterizo de esa localidad correntina, como si recién ingresara desde Brasil.  En los próximos días, las querellas solicitarán al juzgado de instrucción a cargo de Amelia Vence, que imputen a Álvarez en la megacausa de Campo de Mayo. Es esperable, también, que soliciten su detención. *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Declaran: María Cecilia Rodríguez Elizalde, ex esposa del imputado Marcelo Cinto Courtaux; Rubén Oscar Guardiola, vinculado al fraguado suicidio del integrante de Montoneros Gervasio Martín Guadix; y Roberto Álvarez, Comisario de la delegación San Martín de la Policía. Foto: Margarita Vich, secuestrada y desaparecida el 15 de septiembre de 1979 *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

El testimonio del General Julio Alberto Conrado Hang era una gran apuesta de las defensas. Sin embargo, terminó en un cruce con la jueza Morgese Martín, quién lo interrogó para saber cuánto conocía de las torturas, las desapariciones y los centros clandestinos de detención. (Por El Diario del Juicio*)  ✍️ Texto 👉 Paulo Giacobbe💻 Edición  👉 Martina Noailles/Fernando Tebele 💻 Colaboración en textos 👉 Valentina Maccarone/Braulio Domínguez📷 Fotos 👉  Capturas de pantalla Frente a una teleconferencia hay quienes no saben en qué lugar de la casa sentarse, descuidan el fondo que la imagen captará y salen con ropa de entrecasa. En cambio, hay otras personas muy cuidadosas con esos detalles. El General de división retirado Julio Hang integra este último grupo. De saco e impecable nudo de corbata, combinando el rojo y el azul, se presenta como testigo de las defensas en el juicio que investiga los crímenes de la represión a la Contraofensiva de Montoneros. A la espalda de Hang, se puede ver una prolija biblioteca nutrida, donde se adivina algún premio o condecoración, motivo de orgullo del testigo experto en la reglamentación castrense. Pese a su esmero, Hang olvida tener su documento a mano para que el tribunal pueda constatar su identidad. Ese pequeño descuido, de haber ocurrido durante los años de Terrorismo de Estado, le podría haber costado la vida.  “Pasé a retiro en diciembre de 2003. Realicé durante la carrera todos los cursos que son obligatorios, en particular soy Oficial del Estado Mayor del Ejército argentino. Soy también Oficial del Estado Mayor del Estado Mayor Conjunto argentino”, explica Julio Hang sobre su vasta formación, que incluye haber realizado cursos de la OEA y en Estados Unidos. Según sus palabras, durante la guerra de Malvinas estuvo en Planeamiento y operaciones del Teatro de Operaciones Sur, en Comodoro Rivadavia. Entre otros destinos, fue  a Bolivia como profesor del Colegio Militar. Fue edecán del presidente Raúl Alfonsín y jefe de la Casa Militar del presidente De La Rúa. En el medio fue heredero militar en Estados Unidos. “Mi último cargo fue Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército en Córdoba”, dice Hang, quien actualmente es profesor de Posgrado de la UBA y en la Universidad del Salvador. Su declaración fue bastante técnica, pero existieron algunos pasajes por fuera de esa línea.  En Bolivia, entre los años ‘83 y ‘84, conoció a Jorge Apa, el único imputado de este juicio que ya fue condenado a prisión perpetua por el crimen de Ana María Martínez, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Trabajaron juntos. En cambio, a Cinto Courtaux lo conocía desde la Escuela Militar pero nunca hablaron de la lucha contra la subversión porque hablaban de otras cosas. De la Contraofensiva de Montoneros escucho hablar más en los medios de comunicación de los últimos tiempos que en esa época. Sobre los centros clandestinos de tortura y exterminio, mencionados por el Ejército como lugar de reunión para detenidos subversivos, apenas escuchó que existían.  —¿Nos podría contar, contarle al tribunal, qué escuchó, dónde estaban ubicados? —pregunta el abogado querellante Pablo Llonto. —No, dónde estaban ubicados no tengo idea. Pero sí que escuché que aquellos que eran detenidos en acciones subversivas, iban dete… —titubea unos segundos Hang hasta que remonta— iban reunidos, iban a lugares de reunión de detenidos —contesta sin poder precisar quién se lo contó por no recordarlo. “Pero era vox populi, digamos, no era una cosa oculta. Era conocido en el Ejército que en los lugares donde se llevaba al personal que era detenido en operaciones de lucha contra la subversión era un lugar de reunión”, sostiene el militar retirado que no pudo brindar ninguna información de la ubicación de ninguno de esos lugares: “Supongo que la ubicación estaría más bien bajo control de los comandantes de zona, y consecuentemente ellos podrían haber sabido esa información”. Sin siquiera “tener idea” si esa información llegaba a la jefatura 2 de Inteligencia.  Mejor no saber “Era lugar de detención. Es decir allí eran enviados para ser, estar, permanecer detenidos”, amplía el testigo de la defensa sobre el significado de “lugares de reunión”.    ¿Sabe si había algún registro sobre hora, día en que eran detenidos? —le pregunta la jueza María Claudia Morgese Martín.  —Si había registro, alguien lo debía hacer. Yo no tengo idea. Nunca estuve en un lugar, no sé cómo era el funcionamiento… —se defiende Hang, y aclara que tampoco nunca, ningún compañero, le habló de eso. Ignorando además si existía un límite de tiempo para las detenciones o si la justicia era informada.  —¿Sabe qué cargo, o en cabeza de qué personas estaba a cargo la detención específicamente, y en medio de qué circunstancias se realizaban las detenciones? —quiere saber la jueza. —Entiendo que eran múltiples y diversas —contesta Hang —Eso sí, ¿pero modos? —No.  —¿No sabe modos ni cuántas personas iban? —No. —¿Nunca se enteró a posteriori ya con los libros de hoy? —A posteriori supe que hubo operaciones que se realizaron en diversos lugares y que el resultado de eso fue la detención de determinadas personas… pero no… no… —Eso es genérico, y es un esquema y lo conoce cualquiera. Usted, con su cargo, su profesión y su experiencia, ¿Sabe por algún comentario cómo eran las detenciones, en qué circunstancias se hacían y cómo eran trasladados los detenidos? ¿En qué condiciones físicas eran trasladados los detenidos? ¿Si esposados, encapuchados, atados o alguna otra situación, si es que lo sabe y si es que esto fue así? —No lo sé… Hang afirma que eran temas reservados: “Era cuestión reservada a aquellos que tenían responsabilidades ejecutivas. Es decir yo nunca lo hice, ni lo vi hacer, ni lo ordené hacer. Con lo cual no tengo idea exacta de cómo podía ser”. Finalmente admite que con algún compañero había hablado de manera coloquial sobre el tema: “Alguna vez escuché a alguien que decía que habían hecho una operación y alguno de los resultados de la operación era que había gente que había ido a parar a un lugar de detención, pero no sé ni quiénes eran, ni

Foto: Jesús María Luján, el Gallego Willy (desaparecido), María Cristina Mazzuchelli, La Tana o Puppee (asesinada en 1976), junto a su beba María José Luján, que fue testigo en este juicio. *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com