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Lo dijo Lito Borello, secretario de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). En diálogo con el programa radial Estás muteadx, el dirigente social habló acerca del impacto de la crisis económica y social en los sectores populares. Además, criticó al Gobierno nacional y planteó que “hay una clase política que no toma el toro por las astas y que debería tener posiciones más firmes, con más valentía”.  Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián BouvierRedacción: Nicolás RosalesEdición: Pedro Ramírez OteroFoto: Antú Divito Trejo / La Retaguardia El dirigente social Lito Borello, secretario de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), se refirió al contexto actual en medio de la persecución a los movimientos sociales: “Estamos en medio de una crisis civilizatoria a nivel mundial. Un cambio de paradigma que por lo tanto (Javier) Milei, si bien tiene algún hilo conductor con lo que fue el menemismo y el macrismo, hay claramente un objetivo de venir a instalar un nuevo modelo de dominación, una cultura civilizatoria distinta”.  El dirigente de la UTEP continuó con su análisis y planteó el rol de los medios tradicionales de comunicación: “Está claro también que hay una guerra cognitiva y comunicacional, la guerra de la cuarta generación. Son uno de los instrumentos de esta tiranía de Milei y (Patricia) Bullrich, que muy lejos de analizarse por los personajes, estos muñecos de torta que son los que aparecen, hay que ver claramente los intereses globales que están detrás. Así que, sin ninguna duda estamos viviendo un momento muy fuerte. Una asimetría muy grande con los sectores populares y un ataque a los movimientos populares y a los movimientos del sindicalismo combativo. Porque tienen claro que para aplicar esto en medio de una situación donde ya está roto el contrato social y no hay Estado de derecho, no va a haber ni paz ni democracia”. Borello planteó que “este nivel de hostigamiento, criminalización, y estigmatización”, tanto de dirigentes como de las organizaciones, no tiene antecedentes. “Tenen muy decidido que va a ser una Argentina con una macroeconomía perfecta, impecable y hasta saludable. Pero con una economía local nacional con el 60% de pobreza. Podemos tener como modelo a Perú también con una reluciente economía, pero con el 70% de su población bajo la línea de la pobreza. Acá hay un diseño calculado y previsto. Una decisión de ir al galope hacia una Argentina miserabilizada para poder facilitar el saqueo”, dijo.  En los barrios “Nos están enviando a la desesperación. En los barrios ya no existe posibilidad de hacer reparto autogestivo de alimentos. No se están pudiendo sostener ollas populares que hace un par de meses atrás habían sido una alternativa. Están cortando los alimentos en las escuelas, en aquellas que tienen doble turno”, sostuvo Borello. Además, explicó que hay una situación difícil muy lejos de lo que se ve en la superficie, en el barrio o territorio profundo. “Están habiendo niveles realmente de angustia y desesperación. La verdad que uno no aspira a que explote porque siempre pagamos los platos rotos los sectores populares, pero se está haciendo muy difícil la subsistencia diaria. Y no es que no lo ven. Están dispuestos a seguir profundizando esa situación. A seguir llevando a la miseria a los territorios y a que vaya elevándose el nivel de la violencia social porque está claro que se rompe el tejido social. Realmente ya no sabemos cómo expresarnos. Y hay una sordera, una hipoacusia del gobierno, donde ha cortado todos los canales de comunicación”, agregó.  Acerca de la falta de trabajo, expresó: “Es absoluta la decisión de enviarte a una marginalidad. A una política de descarte en la que no hay ninguna posibilidad de querer trabajar, de querer inventarnos el trabajo, como tantas veces el Papa Francisco nos decía. Te dejan afuera. No hay manera de tratar de encontrar algún espacio en donde llevar adelante un trabajo”. También se refirió puntualmente al caso de las cooperativas de trabajo: “Están en un momento acuciante, porque muchas con el aumento de los servicios también se ven impedidas de sostener los gastos fijos, los gastos habituales de cualquier desenvolvimiento prácticamente la totalidad de las cooperativas. Sin ninguna duda no les interesa generar alguna forma alternativa al capitalismo salvaje que te deja afuera. No dejan ningún resquicio para que el que intente trabajar pueda hacerlo. Por lo tanto, es una decisión marginalizante tener políticas de descarte como estas”.  La política El secretario de Derechos Humanos de la UTEP contó que están haciendo reuniones de intercambio con otros sectores de la sociedad: “No solamente con los partidarios en lo político, sino también algunos sectores de la Iglesia y de algunas religiones que están en los barrios. Se vienen teniendo reuniones con sectores de pymes también. Pero está claro que también hay una clase política que no toma el toro por las astas y que debería tener posiciones más firmes, más tajantes, con más valentía. Sin embargo se ve un coqueteo permanente para seguir en una lógica donde por ahí no se va a conseguir nada”. También planteó que no ven una forma de mejorar o de ponerle algún arreglo a leyes y decisiones de políticas públicas que son “claramente antinacionales y absolutamente antipopulares” en contra de una nación. “Nos están exponiendo al saqueo permanente. Tenemos tropas extranjeras y naves extranjeras en nuestro país como si nada fuera. En los 40 años de democracia jamás se ha tenido el nivel de injerencia extranjera en nuestro territorio donde sabemos que en el marco de una guerra mundial que se está desarrollando en partes vienen al saqueo de nuestros recursos naturales”, agregó. La mirada en la Ciudad de Buenos Aires Borello analizó cómo impacta la crisis en la Ciudad: “Avanza el plan de gentrificación en toda la Ciudad, ya no hacia los sectores populares sino también para expulsar a la clase media de esta ciudad. Aun aquellos que teniendo departamento o casa en algunos barrios típicos de clase media, no están pudiendo sostener

Lo dijo Marina Joski, referenta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). En diálogo con La Retaguardia, habló acerca de la propuesta del Gobierno nacional de eliminar el monotributo social y explicó cómo afectaría a quienes trabajan por cuenta propia o forman parte de cooperativas. Además, se refirió a otras medidas que afectan directamente a los trabajadores y trabajadoras.  Redacción: Nicolás RosalesEdición: Pedro Ramírez OteroFoto: Antú Divito Trejo / La Retaguardia El monotributo social tiene subsidiado el 100% del pago del componente impositivo y del previsional, y el 50% de la obra social. Está dirigido a aquellas personas que trabajan por cuenta propia sin continuidad, como por ejemplo quienes hacen changas o forman parte de cooperativas, y tienen ingresos por debajo del haber previsional mínimo. Las estadísticas hablan por sí solas. Según datos de la Secretaría de Trabajo, los y las titulares del monotributo social superan los 620 mil, más del doble que una década atrás.  “Todo lo que está viviendo el pueblo argentino es de un dolor profundo. El Gobierno nacional se mete y rompe con las familias más humildes de nuestra patria, trabajadores y trabajadoras de la economía popular”, dijo Marina Joski, de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).  Acerca de la propuesta del Gobierno nacional de eliminar el monotributo social,  la dirigente contextualizó: “Esto se da a partir de la primera resolución, congelando el salario social complementario, que simplemente es un complemento salarial a una tarea ya realizada desconociendo las tareas de salud, educación ambiental, cuidados. Todo lo que tiene que ver con soberanía alimentaria, emergencia alimentaria, la producción de la economía popular. A la vez que congela eso que llaman plan social que es un salario por una tarea realizada”.  Para Joski, existe una persecución hacia quienes integran este sector de la economía informal: “Comienza una persecución política, económica, y física a los trabajadores y las trabajadoras con la implementación del paso a dos programas, o sea, la disolución del programa Potenciar Trabajo y el paso al ‘Acompañamiento Social’ y ‘Volver al Trabajo’. De esta manera, desconoce el trabajo de los compañeros y compañeras que construyen economía popular y que se han inventado su propio trabajo. Pasa a mujeres de más de 50 años al ‘Acompañamiento Social’, como si ya no tuviéramos más productividad”.  Además, sobre estas medidas del Gobierno nacional, dijo: “Congela todos los plus que tienen que ver con la emergencia o con la coordinación de espacios cooperativos. Y remata con esto de la Ley de Bases. Aniquilando no solamente hoy la capacidad remunerativa de ese salario, sino las condiciones reales y objetivas de nuestros compañeros y c esompañeras con la disolución del monotributo social. El monotributo social es un derecho, es la garantía de los trabajadores y las trabajadoras de la economía popular que están sometidos a la informalidad económica por culpa de un Estado que no abre fuentes de trabajo, sino que cierra permanentemente”. Además, la referenta de la UTEP planteó: “Da lugar a que no tengan acceso a la obra social y a una jubilación. Congela a 78 mil pesos el salario social complementario, y somete a pagar un monotributo que representa más del 40% de este salario social complementario”. Para Marina Joski, esta medida castiga y persigue a los trabajadores y trabajadoras de la vía pública. “Y sobre todo de los trabajadores migrantes dentro de la economía popular. Lo cierto es que el Gobierno nacional, en su máxima crueldad, no ha recibido a ninguna de las organizaciones de la economía popular. Ha hecho caso omiso de la legitimidad que tienen en la construcción de la democracia argentina. Otro de los castigos tiene que ver específicamente con las mujeres y cuerpos feminizados y a la capacidad de jubilación con el PUAM (Pensión Universal para Adulto Mayor), agregó. Por último, dijo: “Toda la ley de flexibilización laboral implica el sometimiento a la informalidad económica. Somete a aquellos que no tienen 30 años de aportes y aumenta la edad jubilatoria de las mujeres a 65. Por lo tanto, no reconoce las tareas de cuidado, el trabajo productivo que realizan las mujeres. La precarización que se viene para graficar es como una encerrona. Es un lugar sin salida para los que menos tienen”.