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Victoria Villarruel


Graciela Ledo dialogó con La Retaguardia luego de que el caso de la desaparición de su hermano Alberto se colara en el debate entre vicepresidentes con la interpelación de Victoria Villarruel a Agustín Rossi. El enojo con la candidata de La Libertad Avanza y la factura al candidato de Unión por la Patria. Redacción: Fernando TebeleEdición: Pedro Ramírez Otero Graciela Ledo anda entre sobresaltos. Si algo le faltaba a la falta de justicia en el caso por la desaparición forzada de su hermano Alberto Agapito Ledo mientras realizaba el Servicio Militar Obligatorio, se le sumó la mención de su caso en boca de la candidata de La Libertad Avanza, Victoria Villarruel. La posible vicepresidente interpeló al exministro de Defensa Agustín Rossi al poner sobre la mesa de un mano a mano el nombre de César Milani, exjefe del Ejército durante el kirchernismo y acusado por la familia de haber sido partícipe de la desaparición de Ledo.  Esta mañana, Graciela se enteró de lo sucedido a través de La Retaguardia (no todo el mundo mira TN), y pidió por supuesto tiempo para ver el segmento y elaborar una respuesta. “Tengo que decir claramente que nosotros hemos repudiado el acto que organizó esta señora Villarruel (hace algunas semanas en la Legislatura porteña), porque es una representante fiel del negacionismo. Ella reivindica a las víctimas del supuesto terrorismo. Pero se olvida que nuestras víctimas, Los 30 mil detenidos desaparecidos, los presos, los bebés nacidos en cautiverio que han sido víctimas del terrorismo de Estado”, sostuvo Ledo. “Es decir, el Estado armó, en complicidad con la Embajada de Estados Unidos, un plan sistemático de exterminio de ‘opositores’, entre comillas. Representantes de toda la sociedad, incluidos curas, monjas, obispos como nuestro monseñor (Enrique) Angelelli. De todos los sectores del país que formábamos grupos diferentes y que queríamos que este país fuera mejor, simplemente eso. Entre ellos mi hermano, que fue un soldado conscripto, detenido desaparecido”, recordó. “De Villarruel no me sorprende. Lo que me molesta es que utilice un tema tan duro y tan triste. Repudio la utilización que hace esta señora”, dijo desde La Rioja. Luego de este repaso histórico y de la aclaración en torno del repudio a lo que representa la figura de Villarruel, Ledo puso el foco en Milani, y también en quienes lo sostuvieron durante tanto tiempo: “Pero por otro lado, lo que ella dice es cierto. Es decir, no tiene que decirlo ella, porque ya sabemos qué es lo que ella defiende. Pero exactamente, Milani es uno de los responsables de la desaparición de mi hermano, y Rossi es responsable de que haya sido ascendido a teniente general y luego a jefe del Ejército. Él es responsable y también es responsable Cristina Kirchner. Son responsables los senadores que aprobaron el pliego. Es responsable la Justicia que no actuó como corresponde y la que no nos permite todavía tener la justicia por la que bregamos desde hace 47 años”.  El juicio que se realizó en Tucumán por el caso de Ledo terminó con la absolución de Milani y la condena a 14 años de prisión para Esteban Sanguinetti al considerarlo partícipe necesario. Sanguinetti fue el responsable de la comisión que viajó desde La Rioja hasta Tucumán, donde finalmente Ledo fue desaparecido. Fue visto en el Arsenal Miguel de Azcuénaga de esa ciudad. Unos días después del secuestro Sanguinetti ordenó la confección de un sumario por deserción. Le dio la tarea a Milani, quien la realizó y firmó. Ledo no había desertado, había sido secuestrado por el Ejército. El caso se encuentra actualmente en la Corte Suprema de Justicia con un recurso de queja, sobre todo porque Casación confirmó el sobreseimiento de César Milani, aunque en el caso de Sanguinetti pidió que se le agravaran los cargos.  Ledo aprovechó el diálogo con La Retaguardia para interpelar a Rossi: “Si me escucha y si yo lo tuviera enfrente, le podría decir que él dice que sometió a la Cámara de Senadores el pliego de Milani y que las denuncias no tuvieron sustento. Le voy a recordar que un doctor Susini, con otros que creería que pertenecían al ministerio a su cargo o a algún otro organismo del Estado, en ese momento anduvieron por Tucumán y por La Rioja en una operación para desvincular a Milani y obtuvieron el dictamen del fiscal (Pablo) Camuña y del fiscal de La Rioja para que Milani estuviera limpito y pudiera ser electo jefe del Ejército. Y le voy a decir, además  —continuó Ledo— que las denuncias en contra de Milani datan del año 79, cuando él ni siquiera alguna vez soñó que iba a ser jefe del Ejército. Lo denunció Alfredo Olivera mientras era un preso político. Esas denuncias llegaron a un tribunal militar que resuelve decir que sí, que las denuncias de Olivera y de los otros presos eran verdad, pero que no podían hacer nada”. Las denuncias de Olivera fueron luego sostenidas en el “Nunca Más riojano, en 1984. Ahí lo denuncia a Milani como quien lo secuestra a él junto a su padre”. Milani también fue sobreseido en esa causa, que Ledo denuncia como “un fallo injusto arreglado por la Justicia. Está en Casación. Con un muy buen informe del doctor De Luca. Y ese informe ya debió haber salido de Casación hace varios años y no sale”.  Por último, la hermana de Ledo recordó que el caso de su hermano aún está sin sentencia firme en la Corte Suprema: “O sea que no está todo dicho. Que les quede muy claro que la familia Ledo, la familia Olivera y todas las víctimas de Milani no tienen justicia por el amparo que le dieron el poder político, judicial y legislativo del gobierno de ese momento”.

El cambio de discurso de los sectores progenocidas como construcción paciente. De Cecilia Pando a Victoria Villarruel con parada obligada en Ceferino Reato. El fallo de Servini sobre el atentado en Coordinación Federal. Los desafíos de los sectores populares ante la avanzada. Redacción: Fernando TebeleIlustración: Chechu Rodríguez / La RetaguardiaEdición: Valentina Maccarone / Pedro Ramírez Otero Una sensación oscura nos ronda y cuesta asumirla del todo. Con sorpresa e incertidumbre asistimos al empoderamiento de las hordas fascistas promilicos, como nunca antes había sucedido en 40 años. Si bien algunos y algunas habíamos percibido que esta distopía podría resultar posible, una mayoría abrumadora negaba que pudiéramos estar ante un peligro serio: que ya pasó otras veces, que Patti, que Bussi, que Gómez Centurion, que Biondini, que son modas y duran poco. Nadie imaginó el alcance que podrían tener. Milei encarna otra cosa. Es lo inverosímil hecho realidad. La Argentina convertida en un sketch de Diego Capusotto en la piel de  Micky Vainilla.  Lo cierto es que Javier Milei está. Y no está solo. Tiene detrás la reivindicación más cruda del último genocidio. Si los discursos prodictadura fueron inescuchables desde los 80 en adelante fue, sobre todo, porque nunca se habían democratizado. Sostenían los mismos improperios, eran brutalidad enajenada. Desde los discursos casi graciosos por lo grotescos de FAMUS (Familiares de Muertos por la Subversión) en los 80; pasando por Cecilia Pando, de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de la Argentina, por 2005; hasta Karina Mujica con Memoria Completa más cerca. Con voceros así, quienes sostenemos que en el país ocurrió un genocidio, podíamos mantener la calma y hasta relajarnos. Enfrentando la situación con cierta tranquilidad por tener de nuestro lado la lucha amorosa de Madres y Abuelas, y la sensatez y la persistencia con la que quienes sobrevivieron construyeron vida y memoria desde el dolor. Pero algo nuevo comenzó a gestarse durante el kirchnerismo, como respuesta al proceso de Memoria, Verdad y Justicia, fundamentalmente para intentar revertir con algún tipo de seriedad la derrota cultural que sufrieron las fuerzas genocidas ante las populares. A pesar de haber regado la tierra con nuestra sangre, la construcción cultural siempre estuvo del lado de los derrotados/as. Sin embargo, este proceso cultural de Memoria Verdad y Justicia, que en el movimiento de derechos humanos creímos definitivo cuando volteamos el 2×1 ―algo así como “con este tema no se meten más, porque les salió el tiro por la culata”―, tiene ahora preocupantes posibilidades de ser revertido. No hablamos ya de la cuestión judicial, sino de la cultural. ¿Qué pasó? Fundamentalmente, que aprendieron de sus errores. Los sectores más reaccionarios tomaron nota de que sus ideas, con aquellos discursos, eran inescuchables. Y comenzaron la tarea de reformularse.  San Ceferino, el santo de las fuentes genocidas Desde el periodismo, asomaron figuras como la de Ceferino Reato. Cuidadoso de no reivindicar la masacre, dedicó su tiempo a hablar de “la otra violencia”. No es que fuera nuevo el intento de levantar la Teoría de los dos demonios. En todo caso, la novedad era que no reivindicaba tan directamente el Terrorismo de Estado; más bien, dejaba sobrevolando una idea justificadora para que la terminara de completar quien leía sin demasiado contexto. Después de Operación Traviata (2008) y Operación Primicia (2010), que tomaba dos acciones de Montoneros, puede verse hoy en la publicación del libro Disposición Final (2012), tal vez, el comienzo de este revisionismo justificador del genocidio, pero que se cuida de no expresarlo tan brutalmente. Que un libro de diálogos entre el autor y el genocida Jorge Rafael Videla haya tenido el recorrido que tuvo, debió haber generado preocupaciones similares a las que observamos en estos días. Tuvo que haber sido un llamado de atención: hablar con Videla y no tratarlo como uno de los peores asesinos seriales de nuestra historia, es algo que no debió salirle gratis al autor. Lejos de pagar costos, se posicionó como un “escritor serio” tras esa trilogía. Así, los libros sobre aquella época ya no eran solo con diferentes miradas desde los sectores populares. La derecha brutal podía convertirse también en intelectual. Como el libro de Videla pegó, a tal punto que lo leímos hasta quienes detestamos al genocida, el siguiente paso fue publicar Masacre en el comedor: La bomba de Montoneros en la Policía Federal. El atentado más sangriento de los 70 (2022), un intento de tratado sobre la violencia política de aquellos años, tomando como ícono el atentado de Montoneros en el comedor de Coordinación de la Policía Federal. Y la primera parte de un plan bien elaborado para intentar castigar a quienes sobrevivieron al genocidio llevándolos a la Justicia como imputados. el siguiente paso fue publicar Masacre en el comedor: La bomba de Montoneros en la Policía Federal. El atentado más sangriento de los 70 (2022), un intento de tratado sobre la violencia política de aquellos años, tomando como ícono el atentado de Montoneros en el comedor de Coordinación de la Policía Federal. Y la primera parte de un plan bien elaborado para intentar castigar a quienes sobrevivieron al genocidio llevándolos a la Justicia como imputados. La mirada sobre las víctimas Después de la caída de Mujica en 2006, a quien le descubrieron una doble vida de prostituta inaceptable para la moral familiar de estos sectores, y con Pando fuera del juego público por poco mostrable, crearon el CELTyV, un Centro de Estudios Legales del Terrorismo y sus Víctimas. Ya era una apuesta full time a la nueva estrategia: repasar con qué herramientas habían perdido la batalla cultural y hacerlas propias. Pretendido espejo del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), comenzaron a levantar la figura de “las otras víctimas”. Si un dinosaurio genera temor, una víctima merece siempre ser escuchada, al menos por las personas sensibles. Y eso sucedió. Detrás del decorado, se dejaban ver los mismos discursos de viejos vinagres de siempre: la búsqueda de impunidad, el intento por judicializar a quienes participaron en organizaciones guerrilleras; dar vuelta la taba, esperar el momento adecuado

Manifestación frente a la Legislatura porteña en rechazo al “Acto homenaje a las víctimas del terrorismo”, organizado por la diputada nacional Victoria Villarruel.

El Encuentro Memoria Verdad y Justicia realiza una conferencia de prensa convocando a la movilización hoy a las 16:30 horas en repudio al acto de Victoria Villarruel en la legislatura porteña.

La candidata a vicepresidenta por La Libertad Avanza aparece anotada en uno de los cuadernos del genocida Miguel Echecolatz, condenado nueve veces por delitos de lesa humanidad. El cuaderno fue secuestrado en el allanamiento que se realizó luego de la segunda desaparición de Jorge Julio Lopez. Lo contó la abogada Guadalupe Godoy en diálogo con La Retaguardia y Pulso Noticias. Redacción: Camila Cataneo / Julia Varela / Pedro Ramírez Otero Jorge Julio López fue víctima de desaparición forzada durante la última dictadura cívico militar. Cuando se retomaron los juicios de Lesa Humanidad, declaró como sobreviviente y contó cómo fue su cautiverio en el “Circuito Camps”. Esta red estaba constituida por 29 centros clandestinos de detención que funcionaron en dependencias policiales del conurbano bonaerense y La Plata. Estos espacios estaban bajo el mando de los exgenerales Ramón Camps y Ovidio Pablo Ricchieri. El 18 de septiembre, López tenía que asistir a la audiencia pero desde ese momento no sabemos dónde está; fue desaparecido. “Victoria Villarruel es una integrante activa. Recién estaba buscando papeles de nuestra causa eterna de López y el nombre de ella está dando vueltas por ahí en varias cosas”, aseguró la abogada Guadalupe Godoy, quien fue entrevistada en la trasmisión de La Retaguardia y Pulso Noticias del juicio Benavides. En esta audiencia se escucharon las últimas palabras de Jaime Lamont Smart, quien está imputado, y la audiencia anterior no pudo estar presente por problemas técnicos. En su largo relato, mencionó en dos oportunidades a la abogada. Luego de las PASO, Victoria Villarruel estuvo en el foco de la escena. Actualmente forma parte de la fórmula de La Libertad Avanza junto a Javier Milei. Villarruel es sobrina de Ernesto Guillermo Villarruel, quien fue detenido en octubre de 2015 por crímenes cometidos en el centro clandestino conocido como El Vesubio. También fundó el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV), un organismo compuesto por familiares, genocidas y abogados/as que comulgan con las ideas de revindicar lo sucedido en la ultima dictadura cívico militar eclesiástica.