“Donda y Azic me cruzaron en la calle en 1985”

Lo contó el sobreviviente Carlos Muñoz en el juicio donde se investiga la participación de Adolfo Donda Tigel en la apropiación de su sobrina Victoria Donda Pérez. Este hecho sucedió dos años después de la recuperación de la democracia. Los represores fueron a la pizzería donde estaba comiendo y frenaron su Falcon verde frente de él.  Redacción: Camila CataneoEdición: Pedro Ramírez Otero/Fernando TebeleFotos: Captura transmisión de La Retaguardia Solo habían pasado dos años de la recuperación de la democracia. Carlos Muñoz estaba comiendo dos empanadas con un moscato en La Americana, una pizzería muy conocida de la calle Callao. Estaba parado en el mostrador y vio que se estacionaba un Falcon verde. “A mí se me paralizó el cuerpo”, aseguró Carlos. En ese auto estaban Juan Antonio Azic y Adolfo Donda Tigel. El marino bajó del auto y le hizo una seña para que se acerque. Carlos contó que le dijo: “Yo no tengo nada que hablar con ustedes, yo no quiero saber nada con ustedes”. Esa fue la última vez que Carlos vio a sus represores.  Muñoz recordó ese encuentro en el juicio donde se investiga la participación de Adolfo Donda Tigel en la apropiación de su sobrina Victoria Donda Pérez. Ella nació en la maternidad clandestina de la ESMA durante el cautiverio de su mamá, María Hilda Pérez de Donda, quien continúa desaparecida. La beba fue apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, quien ya fuera condenado por el hecho en 2012. Victoria Donda recuperó su identidad en 2004. “La primera vez que lo vi fue el día que me secuestraron. La última vez que lo vi fue en 1985”, manifestó el sobreviviente y aseguró que “había una relación de cercanía” entre Donda y Azic, que es relevante para el juicio, porque el imputado niega haber tenido una relación estrecha con el apropiador de su sobrina.  Me secuestraron dos veces Carlos fue secuestrado dos veces en la última dictadura cívico militar. La primera sucedió el 3 de junio de 1976 y estuvo doce días en la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal. Luego, el 21 de noviembre de 1978 fue nuevamene secuestrado y lo llevaron a ESMA. El 15 de febrero de 1980 recuperó la libertad. Durante su cautiverio en la Superintendencia fue brutalmente golpeado y torturado. “Mi papá hizo gestiones a través de su primo”, explicó. Este familiar era el comisario mayor Aurelio Arturo Cavani. Carlos contó que los primeros días no había modificado su situación ahí dentro pero a los días fue liberado y a su compañero le pegaron un tiro delante de él.  En esos días conoció a Omar Deuderes. Le decían “el Francés”, era un guardia marino. Había participado en la sublevación de la Escuela de Mecánica de la Armada en el año 1972. Omar le había contado que “lo iban a pasar por derecha, es decir, legalizarlo porque su hermano estaba en la patota”. El guardia luego pasó a la Unidad 9.  “A mí me salvó la vida mi tío y al otro chico su hermano”, dijo, y puntualizó en que “hubo alguna influencia porque los demás están desaparecidos”.  Luego de dos años fue secuestrado por segunda vez. Ese día estaba durmiendo en su casa con su exesposa y su hijo de tres meses. Tiraron la puerta y realizaron el típico procedimiento de esos tiempos. Allí entró un grupo armado vestido de civil. “Estaba conducido por el en ese momento teniente de Fragata Alfredo Astiz. Acompañado por otro teniente de Fragata que después le decían Gordo Tomás (Rodolfo Oscar Cionchi) y también estaba Claudio Pintana. Además estaba otro policía más que hace poquito fue condenado (Mario) Sandoval, al cual le decían Churrasco”, declaró Muñoz. Luego comentó: “Nos subieron en autos y me arrastraron hasta un cuartito. Me hicieron desnudar y me ataron las extremidades y me aplicaron picana eléctrica”. Ese día conocí a Donda “Me llevaron a un cuarto que no logro identificar si era la huevera. Me esposaron y me dieron una resma de hojas y una lapicera. Me pidieron que escriba la ‘historia de mi vida’”, contó. Ese día conoció a Donda. Estaba muy golpeado e intentó abrir sus esposas con la tapa del escritorio y en ese momento entró el teniente de Navío Donda (alias Gerónimo o Palito) y le dijo “ah, te querés fugar” y le dió una paliza feroz hasta desmayarlo. Cuando se despertó estaba en una colchoneta esposado. Luego pudo saber que era Capuchita.  “Lo vi reiteradas veces, era una presencia permanente en el sótano. Casi diaria”, aseguró el sobreviviente al situar al exmarino en el centro clandestino y recordó que “una noche estaba de guardia Donda y nos hizo salir a todos para afuera y nos dio copas para brindar por la muerte de un compañero”. También manifestó que “Donda era el jefe de operaciones” y que “Azic no era marino pero formaba parte del grupo de operaciones”. El sobreviviente siguió recordando momentos claves donde tuvo que interactuar con el represor: “Un día me llevaron a Capucha y vi que estaba el proyector que me habían robado cuando me secuestraron. Ahí le planto a (Luis ‘Abdala) D’Imperio si podía proyectar películas. Él me autorizó con la condición de que sea primero en la oficina de Operaciones. Ahí estaban todos los oficiales (..:), entre ellos, estaban Donda y Azic”. Además manifestó que Donda le “ponía una pequeña escopeta en la cabeza cuando se desenfocaba el proyector”.  Carlos contó que cuando estaba en cautiverio se hablaba de que Donda tenía un hermano montonero, “que Gerónimo lo entregó” y que eso le daba una alta valoración entre sus compañeros.  También relató cómo fue el día donde se enteraron que dos o tres compañeras habían declarado públicamente en la Asamblea Francesa. Carlos dijo que “Imperio era más conciliadora y Donda quería que nos maten a todos”. D’Imperio bajó esa noche al sótano y les dijo que “el proceso de recuperación continúa pero no podiamos salir del país”.  Continuó su relato e hizo mención a lo que sucedió con … Sigue leyendo “Donda y Azic me cruzaron en la calle en 1985”