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El macrismo hace lo que decía Da Vinci: “Una obra nunca se termina, solo se abandona”

Por LR oficial en Uncategorized

El CFP Nº24 de Flores en la calle

(Por RNMA) Cuentan que Da Vinci decía eso en referencia a las obras de arte; el macrismo parece haberle dado una vuelta de rosca en falso. Integrantes del CFP (Centro de Formación Profesional) Nº24, que funciona en el barrio porteño de Flores, realizaron un corte de calle para reclamar por la finalización de una nueva obra que fue abandonada por la empresa contratista. El Centro es parte de una escuela pública de la ciudad. Silvana Daversa nos contó los detalles de cómo es trabajar en un edificio nuevo donde nada funciona. Fue durante una entrevista realizada en el programa matutino de la Red Nacional de Medios Alternativos, Enredando las Mañanas.
—Silvana Daversa: Somos una escuela pública, tenemos más de 1000 estudiantes adultos que se capacitan en oficios, más de 80 cursos de formación profesional. Dependemos del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,  y hace 18 meses que estamos trabajando en un edificio nuevo, flamante, pero que no tiene final de obra. La empresa adjudicataria de la obra, iniciada hace tres años, hizo prácticamente un abandono de obra.
Nosotros empezamos a trabajar allí hace aproximadamente 18 meses, y a medida que íbamos poblando el edificio, nos dimos cuenta de que la luz eléctrica dependía de un cable que conectaba el edificio viejo, de principios de 1900, a un edificio nuevo, de planta baja y tres pisos. Cuando nosotros descubrimos esto y nos damos cuenta de que había un montón de falencias en la obra nueva, empezamos a hacer los reclamos. Ya tenemos 18 meses de reclamos constantes, en los cuales estamos diciendo que no podemos estar colgados de la luz, no podemos utilizar el ascensor, no podemos utilizar la rampa de elevación para personas con movilidad reducida, además de un montón de otros vicios de obra que los empezamos a notar a medida que habitábamos el edificio.
Por ejemplo, se inundan todos los tableros eléctricos; ya tuvimos el incendio de uno de ellos. Hemos hecho notas, nos hemos comunicado con la gente de Edesur, para ver si el problema era de ellos; nos han dicho que no, que hay un expediente dando vueltas, que solamente falta la firma y la decisión del Ministerio de Educación.
No sabemos qué hacer, más que realizar este tipo de medidas, porque llega un momento en que la paciencia se agota.

—Enredando las mañanas: ¿El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires les dio algún tipo de respuesta?

—SD: La respuesta era: “Sí, lo vamos a ver”, “Sí, lo vamos a solucionar”, “Dennos un tiempo, lo vamos a averiguar”, “Pásennos el número de expediente”. En el medio hubo un cambio de autoridad. En ese cambio de la Gerencia Operativa de Educación y Trabajo, lo que nos han dicho es “Nosotros somos nuevos en la gestión, por lo tanto, no podemos darles una respuesta inmediata”, cuando hay un problema que hace 18 meses que está.
No hubo ninguna respuesta satisfactoria y ninguna acción que permita que nosotros podamos dar cursos de manera digna y, en principio, con electricidad.
Nosotros damos cursos de internet, de informática; tenemos una pequeña radio comunitaria que está empezando a trabajar allí; tenemos cursos de carpintería, en el que la se utilizan un montón de sierras, máquinas; cursos de peluquería, en el que se utilizan planchitas, secadores de pelo. Al no tener luz, es imposible dar un curso.
Tenemos siete cortes de luz por día. La gente se cansa, se agota; no podemos subir las escaleras para acceder a los pisos superiores. Vuelvo a decirte, trabajamos con adultos, algunos son mayores. Es un problema.
Es indignante, porque no hemos encontrado ningún tipo de respuesta favorable. Hemos hecho notas, nos hemos comunicado telefónicamente. Cada vez que se cortaba la luz, llamábamos por teléfono a la empresa que hace el mantenimiento de los edificios escolares, y decían que no les corresponde porque le corresponde a la empresa que construyó el edificio; esa empresa se fue, hizo abandono de obra, no está. Es el Gran Bonete, se van pasando la pelota unos a otros.
El día de hoy estamos entregando certificados, diplomas, a más de 750 estudiantes que han logrados hacer estos cursos en el primer cuatrimestre. Y es momento, ya que estamos reunidos, de poner en conocimiento a la comunidad, a los vecinos, la inoperancia de esta gestión.

—ELM: Teniendo en cuenta que se enmarca en una política generalizada del vaciamiento de la educación pública por parte del macrismo.

—SD: Totalmente. Pensá que nosotros no tenemos ningún tipo de fondo ni de subsidio, a lo sumo un pequeño fondo que tiene la cooperadora. Es decir, a nosotros el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Educación, no nos baja un clavo, no nos da un pote de champú para un curso de peluquería. Todo lo que nosotros tenemos, lo hacemos a través de la gestión propia de la asociación cooperadora, como hacen la mayoría de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, que hacen peñas, kermeses. Hacemos una feria el primer sábado de cada mes, una milonga el segundo sábado de cada mes, ciclos de cine, todo para reunir fondos.
Lo que tenemos en la escuela hoy: las computadoras, el parque informático, los insumos que se han conseguido, fueron a través del esfuerzo de la gente. Y hoy siete cortes de luz por día están afectando las computadoras, que ya se están quemando —una computadora no aguanta siete cortes de luz por día—; se está deteriorando lo poco que hemos conseguido y lo que hemos tenido.
Durante estos 15 años que llevamos de escuela pública vemos cómo día a día se deteriora. Con el agravante del frío en invierno. En el edifico nuevo no han puesto estufas, han puesto aire acondicionado frío/calor. No los podemos encender porque cualquier cosa que se enchufe salta todo el edificio.
Con los pocos fondos que uno tiene, que son de gestión propia, de lo que hace la comunidad de la escuela con sus 1000 estudiantes, que se vayan deteriorando de esta manera es indignante.

Aquello que debería ser una buena noticia, es decir que una escuela pública tenga mejoras edilicias recientes, puede convertirse casi en una pesadilla para quienes van a trabajar o a cursar allí.
El próximo diálogo entre los integrantes de la escuela y el gobierno de la ciudad podría ser el siguiente:
—CFP: Llamamos una vez, dos veces, tres veces, ¿cómo se llama la obra?
—Gobierno de la ciudad: ya lo

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