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Comisaría Ramos Mejía


El lugar que funcionó como centro clandestino de detención tortura y exterminio entre 1976 y 1979 sigue siendo una comisaría de la Bonaerense. Las opiniones de Pablo Llonto sobre las altas condenas. Redacción: Paulo GiaccobeEdición: Pedro Ramírez OteroFoto de portada: Captura transmisión de La Retaguardia El tribunal Oral Federal N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires, compuesto por Ricardo Basílico y las juezas Adriana Palliotti y Gabriela López Iñiguez dio a conocer el veredicto de la causa Comisaría de Ramos Mejía. Fueron condenados por crímenes de Lesa Humanidad tres exoficiales del Ejército Argentino: Rodolfo Enrique Godoy a la pena de 18 años de prisión, Francisco Rodolfo Novotny a 17 años y Roberto Godoy a prisión perpetua. Será analizado el beneficio de la prisión domiciliaria que actualmente gozan y se comunicará al Ministerio de Defensa de la Nación para el procedimiento de baja y el retiro de las armas que posean. Los fundamentos se darán a conocer el 7 de marzo de 2023 a las 17 horas. Antes de finalizar, Basilico aclaró: “El veredicto es unánime a excepción del punto 1, donde las colegas han considerado que constituye delitos de crímenes de lesa humanidad, coincidimos en eso, pero el suscripto considera que han sido también en el marco de un genocidio”.   Por la mañana Rodolfo Novotny había tenido la oportunidad de decir sus últimas palabras. Dijo estar sorprendido de su detención. “Por mi forma de ser y proceder nunca di motivo para que ello ocurriera”, explicó. “Desde que tengo uso de razón vi como se trata de vulnerar la ley como un deporte nacional”, agregó, y dijo detestar al “pícaro criollo” y confiar en la justicia para revertir esa cultura “para que todos seamos iguales ante la Ley”. Un minuto con veintiséis segundos duró su exposición. En la jornada anterior habían hablado los otros dos condenados, quienes se tomaron más tiempo pero tampoco dijeron nada de relevancia.  El abogado querellante Pablo Llonto, en dialogó con La Retaguardia, consideró “que el resultado es bueno”. “Que un juez considere que fue en un marco de genocidio está bueno, que se corra vista del pedido de domiciliarias también. Tenemos sentencias en las que nos han dicho que sí a la revocatoria de las domiciliarias. Esto es un escaloncito”, planteó. El abogado también se mostró entusiasmado por conocer los fundamentos: “Vamos a esperar los fundamentos. Van a ser interesantes. Tengo expectativas en escucharlos”. Por último se refirió a la importancia jurídica que significó el reconocimiento fotográfico realizado por Héctor Ratto, una de las víctimas. “Evidentemente va a haber un fundamento jurídico que establezca que un testigo, después de tantos años, con un álbum de fotos está en condiciones de reconocer a un represor al que veía en la comisaría. Eso cuando lo veamos va a ser un punto jurídico importante para todo lo que es reconocimiento fotográfico en instrucción”, dijo Llonto. “Hoy llegó, después de tantos años, el momento que esperábamos y por el cual trabajamos todo este tiempo, pidiendo Memoria, Verdad y Justicia. Estamos satisfechos con el veredicto”, dijo Alcira Camusso, otra de las víctimas de la comisaría. También agradeció al juez y a las juezas por haberla escuchado. Sobre las domiciliarias se mostró dispuesta a continuar: “Somos conscientes de que hay nuevas etapas que esperar y seguir, y ahí estaremos. Y vuelvo a reiterar que algo fundamental para nosotros es que la cárcel sea común y efectiva. Desde la querella vamos a insistir”.  Alcira también tuvo palabras de amor para su compañero Gabriel Rodríguez, padre de su hijo y su hija, asesinado en el operativo donde ella fue secuestrada: “Esto que estaba pendiente, la impunidad de todos estos años, por lo menos pudimos juzgar a los culpables. No nos lo devuelven pero seguro va a estar en paz, donde esté. Seguro nos está mirando y sabe que no lo olvidamos ni lo vamos a olvidar”.  

El juez Ricardo Basílico y las juezas Adriana Palliotti y Gabriela Lópe Iñiguez darán a conocer el veredicto en la causa que tiene como imputados a Rodolfo Godoy, Roberto Obdulio Godoy y Rodolfo Novotny, quien antes tendrá derecho a sus últimas palabras.

El imputado Rodolfo Novotny tendrá el derecho a las últimas palabras. Se presume que el veredicto será a las 13 horas.

El juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Comisaría de Ramos Mejía recorre los últimos metros. Llega el turno de las últimas palabras de los imputados y el veredicto del TOCF N°1 de CABA. Será mañana lunes, desde las 10:30, transmitido por La Retaguardia. Será presencial y virtual. Repasamos el testimonio del sobreviviente Héctor Ratto y las falacias de las defensas en los alegatos.  Redacción: Paulo GiacobbeEntrevista: Fernando TebeleEdición: Pedro Ramírez Otero Carlos Meira, abogado defensor de Francisco Rodolfo Novotny, decidió comenzar su alegato explicando “cómo operaban las Fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión”, especialmente el Ejército Argentino. Así es que, para Meira, había dos tipos de operativos: “Por derecha” y “por izquierda”.  En los primeros, parece ser, actuaban con uniforme reglamentario, con vehículos claramente identificados, “efectuando controles de ruta, control de población, impidiendo la libre circulación de elementos terroristas”. Para Meira esos operativos eran legales, a diferencia de los otros operativos. “Por otra parte se actuó de una manera velada, subterránea”, de civil y con vehículos no identificables.   Meira sabe de qué habla, al menos en lo referente a la “lucha contra la subversión”. El  duodécimo juicio por crímenes de lesa humanidad de la provincia de Córdoba lo tuvo como imputado junto a otros 17 exmilitares y policías. El juicio había comenzado en septiembre de 2020 y finalizó en febrero con ocho perpetuas, otras penas y dos absoluciones. En este último reducido  grupo estaba Meira, quien había optado por el legítimo derecho a la autorepresentación. Así fue que apenas le rozaron los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio (CCDTyE) La Perla, de Córdoba. Tampoco es la primera vez que Carlos Meira defiende a excompañeros de armas. Mar del Plata, Bahía Blanca, Neuquén y la Ciudad de Buenos Aires son apenas algunos de los Tribunales que conocieron su despliegue táctico. Jurídicamente hablando, por supuesto.         La formación Meira, en su lenguaje castrense, aseguró que Rodolfo Novotny, “por su formación humana y profesional”, no hubiese cumplido una orden ilegal. Sostuvo que la Comisaría de Ramos Mejía “no fue un centro clandestino de detención y tortura” porque “no era un lugar secreto, ya que funcionaba como una entidad policial y había detenidos comunes en calabozos contiguos”. Sobradas son las pruebas que demuestran lo contrario, porque una cosa no quita la otra, y no se trata de una particularidad de esa dependencia. Siguiendo esa línea de razonamiento, Meira dijo que “no hubo torturas físicas en forma sistemática a excepción de la escasa comida, que los declarantes aducen”. Alcira Camusso, quien fue secuestrada estando embarazada, declaró en el juicio “haber llorado de hambre” en la Comisaría de Ramos.  En su delgado pendular entre lo legal y lo ilegal, el abogado destacó que “a las supuestas víctimas” no se les prohibió la palabra y que “no estuvieron vendados en forma permanente en algunos casos y coincidente con la llegada al ‘Lugar de Reunión de Detenidos’”.  Meira denominó a la Comisaría de Ramos Mejía como los represores nombraban a los centros clandestinos de detención tortura y exterminio: ‘Lugar de Reunión de Detenidos’. Ese eufemismo fue utilizado en los casi 800 CCDTyE que funcionaron en el país, montados en lugares tan dispares como buques, escuelas, casas, fábricas, hospitales y una larga lista que incluye comisarías.  Pero el pilar de su alegato fue dedicarse a atacar a dos sobrevivientes y querellantes en la causa de la comisaría de Ramos Mejía: Alcira Camusso y Héctor Ratto, con mayor saña hacia este último. Ratto también sabe de qué habla cuando se trata de la última dictadura cívico militar. Fue trabajador de Mercedes Benz y, por su militancia sindical, secuestrado dentro de la fábrica. Desde el Juicio a las Juntas en 1985 viene denunciando las complicidades civiles de la dictadura genocida, en este caso empresarial. Fue torturado en Campo de Mayo y en la Comisaría de Ramos Mejía, dos lugares de Reunión de Detenidos, dirán algunos. En Ramos Mejía pudo recibir la visita de su esposa, María Inés Silva. Es por esa visita que Meira dice que no era un CCDTyE y que en la comisaría no había secuestrados.  Ratto explicó lo obvio: “Estaba secuestrado, porque hasta el momento que logré comunicarme con mi señora a través de un montón de gestiones, yo estaba ahí sin ningún tipo de contacto.  Estaba en una comisaría donde entraba y salía gente pero estaba secuestrado porque nadie conocía mi paradero, no tenía acceso a ningún abogado, salvo del cuartel de Ciudadela y los de la comisaría nadie sabía que yo estaba ahí”. Hasta la llegada de María, el único contacto que tuvo en Ramos fue la presencia de militares que lo interrogaban.    María Inés Silva también declaró en este juicio. “Era imposible saber dónde estaba”, dijo en relación al paradero de su esposo. En la búsqueda desde Ciudadela hasta Palermo, pasó por la Comisaría de Ramos Mejía. Le dijeron que no sabían nada pero que “donde estaba, estaba bien”. Entonces supuso que estaba ahí. Teniendo que alimentar a dos hijos, necesitaba cobrar el salario de su esposo. Volvió a Ciudadela y les llevó un cheque de su esposo para que les firme y poder cobrar. Fue devuelto con una firma rara, temblorosa. Así supo que lo habían torturado, pero estaba vivo. La confirmación del paradero de su esposo la había tenido una noche, cuando una pareja se acercó hasta su casa y le avisó. Era una persona que había estado en la comisaría, pero no le quiso dar más datos. Otro día recibió una carta de manos de una chica. Finalmente, gracias a la gestión de un cura, pudo ver a su esposo. “El primer día que lo vi lo habían afeitado, ropa limpia. Cada vez que iba era el mismo sistema, tenía que llamar por teléfono”, contó durante su testimonio. A los 15 días autorizaban la visita, siempre con dos militares presentes. María Inés llevaba a alguno de sus hijos “para que los viera crecer”.   Tasselkraut Héctor Ratto fue secuestrado en el

Últimas palabras de los imputados antes del veredicto que será el próximo lunes 5 de diciembre.

Se realizarán las respuestas de las partes a la prueba nueva aportada por sus contendientes en los alegatos.

Se realizará el alegato de la defensa del imputado Rodolfo Enrique Godoy.

Alcira Camusso, sobreviviente de la Comisaría de Ramos Mejía, dialogó con La Retaguardia en las instancias finales del juicio por su secuestro y el asesinato de su esposo Gabriel Rodríguez. Encarar la querella recién en 2014. El impacto de la inspección ocular. El ataque del Terrorismo de Estado específicamente contra las mujeres. La reparación que el juicio puede dar. Ser víctima y sobreviviente del genocidio desde los 19 años y testimoniar en homenaje. Los responsables del genocidio “merecen la cárcel común y efectiva. Busco justicia para mi compañero y para los 30 mil”, dijo Alcira durante el juicio. Entrevista: Fernando TebeleRedacción: Paulo GiacobbeProducción: Camila CataneoEdición: Fernando TebeleFotos: Archivo Natalia Bernades / La Retaguardia El juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Comisaría de Ramos Mejía entró en etapa final de alegatos; solo falta la defensa de unos de los imputados. Alcira Camusso es sobreviviente de ese Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio de la Provincia de Buenos Aires y parte querellante en este juicio. En diálogo con La Retaguardia explicó que un “poco antes de 2014”, y por impulso de su hija, se conformaron como querella: “mi hija, María Victoria, fue quien me propuso querellar por el asesinato de su padre y por supuesto que adherí a su pedido, y luego se incorporó Sarita, la mamá de Gabriel”. El abogado que las representa es Pablo Llonto.  Gabriel Rodríguez y Alcira Camusso militaron en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y en la Juventud Peronista (JP) hasta que, producido el golpe del 24 de marzo de 1976, se unieron a Montoneros. Desarrollaban un trabajo barrial y Gabriel tenía formación religiosa. El 27 de julio de 1976 nació la hija de ambos, María Victoria. A los médicos del Hospital Posadas que venían asistiendo a Alcira en el curso de preparto los desaparecen antes del nacimiento. Alcira y Gabriel deciden abandonar sus lugares de trabajo por temor a ser secuestrados. A partir de ahí deambularon por casas de amigos, familiares y compañeros que solidariamente los alojaron. “La situación se volvió muy difícil porque en realidad comprometíamos a las personas que nos estaban ayudando”, describió Alcira  en su testimonio del 27 de junio de este año frente al Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  Escapar del Terrorismo de EstadoCon la intención de establecerse en Francisco Álvarez, Provincia de Buenos Aires, es que transitoriamente estaban viviendo en la casa que alquilaba una tía de Gabriel en Ituzaingó.El 24 de febrero de 1977 ocurrió lo que temían. “La calle estaba toda verde”, sintetizó Alcira en el juicio al referirse al operativo ilegal apostado frente a la puerta de su casa. Ella estaba embarazada de un mes y tenía 19 años, Gabriel 20 y María Victoria casi 7 meses.   “Este debate ha probado que ese personal militar que luego va a trabajar en conjunto en la faz represiva con el personal policial de la Comisaría de Ramos Mejía, no tenía ninguna orden legal de detención en contra de las víctimas, ninguna orden legal de allanamiento de esa vivienda, ninguna orden legal de nada. Por eso hemos probado en el debate que cuando Gabriel intentó escapar a fin de evitar ser secuestrado, porque sabía qué le esperaba, sabía que serían torturados, fue alcanzado por los disparos de este grupo operativo y, herido, fue trasladado al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde muere poco tiempo después por los disparos recibidos. Por eso decimos que sea cual sea el momento de la muerte, el crimen de Gabriel fue producto de los disparos de la patota del grupo de Artillería 1 de Ciudadela, que participó de aquel operativo del 24 de febrero de 1977”, expuso en su alegato Pablo Llonto.    “El alegato de Llonto fue el mejor de todos, como todo lo que hizo desde el primer día, con una integridad personal, profesional, enorme. Me sigue sorprendiendo la reconstrucción perfecta de todo lo que fue nuestro caso y el de tantos otros compañeros”. Alcira no solo se sintió representada por Pablo Llonto, también contenida: “A los que vivimos todas estas situaciones, nos han quedado impresos tanto dolor, tanta pérdida, tanto sufrimiento. La mejor contención es el resultado de este juicio y que se haga justicia, pero en el mientras tanto, el acompañamiento, la confianza, la responsabilidad y el sentirse representado e interpretado es muy importante”.      El alegato de Llonto fue el mejor de todos, como todo lo que hizo desde el primer día, con una integridad personal, profesional, enorme. Me sigue sorprendiendo la reconstrucción perfecta de todo lo que fue nuestro caso y el de tantos otros compañeros” El día que asesinan a Gabriel, también secuestran a Alcira, embarazada. María Victoria queda en la casa de una vecina que conocía a la familia de Gabriel. Alcira permanece como desaparecida en la Comisaría de Ramos Mejía. La encierran en un calabozo y no le dan ni agua ni comida. La madre de Gabriel, Sarita Romero de Rodríguez, tuvo que ir a reconocer el cuerpo de su hijo a la comisaría de Ituzaingó el 25 de febrero, al día siguiente del operativo. “Tuvimos la suerte de que nos entregaran el cuerpo”, le dijo Sarita a Alcira en una visita que pudo hacer en la Comisaría. A Gabriel pudieron velarlo y enterrarlo.    Pero antes de la visita de Sarita, a Alcira la trasladan. La bajan en un lugar y la someten a un simulacro de fusilamiento. De ahí la llevan a otro lugar donde la torturan y manosean. Al poco tiempo la cargan en un vehículo y la vuelven a llevar a la comisaría. El médico que operaba en la maternidad clandestina de Campo de Mayo, Norberto Atiilo Bianco, le da un frasco y le dice que junte orina para analizar y saber si todavía estaba embarazada. Alcira había tenido pérdidas.   Cuando su suegra la visita, Alcira se entera que María Victoria está con ella, pero también del asesinato de Gabriel. Un represor le había dicho que estaba vivo

Se realizará el alegato de la defensa del imputado Rodolfo Novotny, a cargo del abogado Carlos Meira. Y el de Roberto Obdulio Godoy, a cargo de la defensora pública Valeria Atienza.

Se realizará el alegato de la querella que representa a las víctimas, a cargo del abogado Pablo Llonto