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https://www.youtube.com/watch?v=QZG8uRcUJB8 Cobertura: Agustina Sandoval Lerner / Fernando Tebele Charla en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires para abordar el caso del represor Luis Esteban Kyburg, quien se refugió en Alemania, país que no tiene política de extradición de sus ciudadanos. Kyburg iba a ser enjuiciado en ese país, pero murió a fines del año pasado. Participan: Anahí Marocchi, querellante y parte de Familiares de Mar del Plata.Fabián Hallgarten, querellante. Griselda De Antoni, Secretaría de Derechos Humanos. Alberto Zuppi, Profesor de Derecho Internacional.

En un intercambio con el medio italiano Nápoli Monitor, enviamos una nota para contarles acerca de los primeros días del gobierno de Javier Milei. Nos responden ahora con una mirada sobre el tema migratorio con la actual conducción de gobierno de ultraderecha. Quizás un futuro posible que esté por llegar a nuestro país.  El último día de 2023, el barco Ocean Viking, que rescata embarcaciones de migrantes en apuros, fue incautado por la justicia italiana a su llegada al puerto meridional de Bari. El barco supuestamente violaba el decreto aprobado en 2022 por el gobierno de Giorgia Meloni, que castiga a las ONG que rescatan migrantes en aguas del mar Mediterráneo. Según el decreto, tras realizar un rescate humanitario, los barcos no pueden llevar a cabo otros rescates, ni siquiera en presencia de embarcaciones a punto de hundirse, sino que deben dirigirse directamente al puerto más cercano. En su último viaje, el Ocean Viking había rescatado a casi trescientos migrantes (entre ellos treinta menores) procedentes de África y Oriente Próximo. Ahora la ONG y los activistas se arriesgan a fuertes multas y condenas. La violenta represión de los inmigrantes por parte del nuevo gobierno de extrema derecha no es una novedad en la legislación italiana. Desde finales de los 1990 hasta hoy, tanto los gobiernos de derechas como de izquierdas han elaborado medidas muy duras para impedir que los migrantes llegados a través del norte de África alcancen las costas italianas, y para encarcelar o deportar al mayor número de ellos. En este artículo publicado por la redacción de MONiTOR, se describe de forma efectiva la guerra contra la inmigración emprendida por todos los gobiernos italianos en los últimos veinticinco años. * * *  La guerra contra la inmigración es una guerra que se libra sin tregua en el Mediterráneo, en Italia, en Europa y en muchos rincones del mundo desde hace mucho tiempo. Es una guerra que tiene varios frentes; no es sólo una guerra contra la inmigración, sino una guerra contra los inmigrantes, que se desarrolla a través de una miríada de conflictos, grandes y pequeños. No es una guerra asimétrica: el frente que ataca a la inmigración es fuerte y está organizado, pero choca con un mundo de sujetos capaces de resistir y reinventar día tras día nuevas formas de contraataque, que no se limitan a la resistencia. Para comprender lo que está en juego, hay que delimitar con precisión las fuerzas en juego, que muy a menudo se presentan de forma superficial. CLASES DOMINANTES El ataque a la inmigración parte de las clases dominantes, que especialmente en Italia y en Europa han situado a la fuerza la cuestión de la inmigración cada vez más en el centro del debate público. Son clases dominantes vinculadas a culturas políticas reaccionarias, de derechas y de extrema derecha, orgánicas de los diferentes nacionalismos vivos y activos en los territorios; pero también vinculadas a culturas políticas progresistas, formadas en la estela de la tradición socialista y democristiana. Detrás de la barricada de las clases dominantes, especialmente en Italia, hay fascistas, nacionalistas, leghistas (de la Liga Norte de extrema derecha), demócratas, populistas; a prueba de gobierno, limitándonos sólo a los últimos años, han competido entre sí para bajar cada vez más el listón de los derechos, las garantías y las oportunidades, tanto para los que aspiran a venir a Italia y a Europa, como para los que laboriosamente han llegado hasta aquí, tanto para los hijos y nietos de los que llegaron hace tiempo, como para los que se solidarizan con el mundo de la inmigración. Desde el paquete de las medidas de seguridad de 2009 de Maroni (exministro de extrema derecha del partido Liga Norte) hasta los decretos de 2017 de Minniti (exministro de centroizquierda del partido Demócratas), pasando por los posteriores decretos de Salvini (ex ministro del Interior y actual vicejefe del gobierno de extrema derecha) y por todas las medidas del gobierno de Meloni, este segmento amplio y transversal de las clases dirigentes ha intentado llevar el frente de guerra contra la inmigración sistemáticamente más lejos, llegando incluso a experimentar dispositivos antes impensables: por citar algunas, la supresión de un grado de juicio para quiénes soliciten asilo y vean rechazada su solicitud; el desmantelamiento progresivo de la ‘protección humanitaria’; la persecución judicial de la solidaridad en mar; la criminalización de acciones conflictivas sociales y sindicales como los cortes de carretera; la ampliación del uso de armas como pistolas eléctricas para policías locales; o la ampliación de los plazos para solicitar la nacionalidad. Estas medidas, destinadas a hacer la vida cada vez más difícil a los inmigrantes, se han entrelazado con otras medidas nacionales e internacionales destinadas a impedir la propia inmigración, como el incesante endurecimiento de las normas para llegar legalmente a Europa, o para obtener permisos de residencia, y la militarización de las fronteras marítimas y terrestres. La acción represiva de las clases dominantes y el aparato legislativo que la sustenta se apoyan en una gigantesca maquinaria militar y policial. En pocos años, las principales actividades cotidianas de las comisarías y las jefaturas de policía se han centrado en el control, el seguimiento y la vigilancia sobre la inmigración: renovar los permisos de residencia, patrullar el territorio, expedir los documentos necesarios para vivir legalmente, y reprimir los delitos relacionados con la inmigración, ocupan una parte considerable del tiempo de trabajo de las fuerzas policiales. Este despliegue de fuerzas cosecha lo que se ha sembrado en el pasado más o menos reciente: en la opinión pública, la inmigración se ha representado como la madre de todos los problemas para los ciudadanos italianos y europeos. En consecuencia, la política migratoria se ha identificado como el espacio ideal en el que intervenir para demostrar que se quiere resolver los problemas sociales y económicos de la población: desde la vivienda al desempleo, desde la sanidad a las pensiones, desde la escuela a los salarios. Sin luego mover un dedo para solucionar realmente estos problemas, o incluso empeorándolos. Las recientes medidas del

A 3 años de la desaparición de la niña de 14 años, una delegación humanitaria de Argentina y Uruguay viajó hasta Asunción para visitar en prisión a Carmen Villalba, la madre de Lichita. Además se realizó una marcha exigiendo la apertura de una investigación por desaparición forzada. La Retaguardia y Tiempo Argentino participamos de las intensas jornadas y compartimos esta cobertura conjunta. Texto: Nicolás G. Recoaro / TiempoFotos: Natalia Bernades / La Retaguardia Cobertura conjunta de Tiempo Argentino y La Retaguardia Asunción rojo shocking. Al colorado vivo está el termómetro en la primavera asuncena. La térmica debe arañar los 40° C y sigue trepando. Frente a la Cárcel del Buen Pastor, una vendedora de bananas y uvas me cuenta que en la época del dictador perpetuo Alfredo Stroessner (1954-1989) estaba prohibido decir que la temperatura pasaba de los 30°. “Quería dominarnos hasta en lo psicológico, en lo informativo, en todo –sentencia la comerciante mientras se derrite-. Mucho no cambió la cosa, sigue mintiendo y robando el Partido Colorado”. El Paraguay es el único país cuya bandera presenta dos caras con imágenes diferentes. El único que celebra dos fechas de independencia. El único de América donde los conquistadores adoptaron la lengua de los conquistados. También, el más desigual del Cono Sur. Setenta años de hegemonía del “Tiranosaurio” Stroessner y sus crías coloradas neoliberales dejaron un sólido legado: penurias para todos. Con un índice de Gini empobrecido del 0,93%, Paraguay ocupa el podio con la mayor desigualdad global en la concentración de tierra: el 90% del territorio cultivable está en manos de 12 mil grandes propietarios; las migajas que quedan se reparten entre 280 mil pequeños productores. El 19% del territorio se concentra en manos de corporaciones extranjeras. El campesinado paraguayo, a la deriva en un mar de soja transgénica, sigue esperando la reforma agraria. Una isla rodeada de tierra, decía Augusto Roa Bastos. La transpirada delegación humanitaria se apiña frente al portón de la cárcel de mujeres. El colectivo variopinto viajó en bondi los 1333 kilómetros que separan Buenos Aires de la capital guaraní. Referentes sociales, organizaciones de Derechos Humanos, trabajadores cooperativos, religiosos de la Iglesia de base, militantes políticos de a pie y luchadores de la izquierda que no transa. Combativos argentinos, sabios uruguayos y exiliados paraguayos a secas. La brigada internacionalista exige que el gobierno del colorado Santiago Peña abra una investigación por la desaparición forzada de Elizabeth Carmen Villalba, “Lichita”. La niña paraguaya, migrante en Argentina, desapareció en noviembre de 2020, durante la miserable pandemia, en las cercanías del Cerro Guasú, departamento de Amambay. La pibita de 14 años había sido testigo del asesinato de sus dos primas pocos meses antes, durante un operativo sangriento contra un refugio del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), perpetrado por las Fuerzas de Tareas Conjuntas (FTC), grupo de choque de las Fuerzas Armadas. Sólo cinco miembros de la misión logran ingresar al penal para hacerle llegar la solidaridad a Carmen Villalba, mamá de Lichita, militante comunista, detenida a pesar de haber cumplido en 2021 una condena de 20 años. La mujer fue fundadora del partido de izquierda Patria Libre y militante del EPP desde los años noventa. Sin previo aviso, violando todo derecho, al estilo colorado, los carceleros nos cierran la puerta en la cara: no quieren prensa en el penal. “Vimos a una mujer entera, que quiere dar pelea. La orden de impedir el acceso vino de arriba, del gobierno. Está claro: no hay Derechos Humanos en Paraguay. Vamos a seguir peleando para que se respeten los derechos de Carmen y del resto de los presos políticos”, reflexionan la diputada electa Vanina Biasi y el dirigente piquetero Eduardo “Chiquito” Belliboni al salir de las mazmorras. El joven Fidel es hijo de Margarita Andino, militante del EPP también detenida hace añares. El flaquito nació en los campos de Pedro Juan Caballero, pero creció junto a su madre en el penal. Es exiliado político y económico en la Argentina. Milita en la Columna Boli Lescano de La Plata. Hacía un año que no veía a su mamá: “Está bien, pero muy flaca, la cárcel te destruye. Está presa por pelear por los derechos de los campesinos”. Fidel cuenta que compartió abrazos y empanadas con su vieja en el patio del penal. Después recuerda cuando su mamá lo acunaba y le cantaba en guaraní polkas combativas que denunciaban las penurias del campesinado, la represión stronista, la resistencia que crece desde el pie. La historia de una familia paraguaya, o de miles. Infusión milagrosa contra el calor, el tereré pasa de mano en mano antes de la marcha por el centro asunceno. Ceba Lila Báez, secretaria de Trabajadores Migrantes y Refugiados de la UTEP: “Vamos a entregar un millón de firmas ante la Justicia, para que se abra la investigación por la desaparición forzada de Lichita y el infanticidio. Ni Uribe en Colombia se atrevió a tanto como el expresidente Mario Abdo Benítez, hijo del secretario privado y mano derecha de Stroessner, que salió a decir que habían matado a guerrilleras peligrosas, nenas en edad escolar. Peña es la continuidad”. La deriva de la columna internacionalista va del frígido Palacio de Justicia hasta el Ministerio Público, cuyo frente está, obviamente, pintado de hegemónico colorado. El Poder Judicial paraguayo se maquilla a la moda stronista. “¡No estamos todos, falta Lichita!”, es el grito que se escucha fuerte por las calles de Asunción cuando cae pesada la noche. Antes de subir al micro para emprender la retirada, recuerdo las palabras que escribió el anarquista Rafael Barrett hace más de cien años en ese libro triste y luminoso que es El dolor paraguayo: “No espero justica del Estado. Porque legaliza injusticias, atropellos y matanzas.” Ay, Paraguay.

Al inicio de su gestión, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a resolver el caso de Ayotzinapa y a entregar toda la información necesaria para llevar justicia a las familias. A 9 años de la desaparición de los 43, continúa la incógnita respecto al paradero de los estudiantes desaparecidos y la identidad de los responsables. El 26 de septiembre hubo una movilización en Ciudad de México en conmemoración al aniversario de la desaparición.  Redacción: Mónica Mexicano (desde el DF)Edición: Pedro Ramírez OteroFotos: Mónica Mexicano Las madres y padres de los 43 mantienen un plantón en el Campo Militar N° 1, desde el jueves 21 de septiembre,  exigiendo al ejército que entregue la documentación faltante sobre el caso. Ante este pedido, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que “ya ha sido todo entregado”. Los y las familiares acusan esta actitud como parte del encubrimiento del Estado para perpetuar la impunidad.  El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), quien presentó su último informe en julio pasado, dejó líneas de investigación que deben ser agotadas. Una es la investigación de la participación del Ejército en los hechos de septiembre de 2014. El GIEI se retiró del país ante la imposibilidad de avanzar con las investigaciones, dados los obstáculos que encontraron ante las pesquisas a las Fuerzas Armadas.  Las líneas de investigación apuntan a indagar en la participación y los movimientos de los militares durante los sucesos del 26 y 27 de septiembre de 2014. Así como la información que las autoridades tuvieron en conocimiento al momento de los hechos, dado el seguimiento que desde antes se hacía de los estudiantes, además de la información generada por las cámaras de vigilancia local. Otra línea de investigación apunta a la policía de la provincia de Guerrero, quien actuó directamente en los ataques contra los estudiantes.  Quedó demostrada, según las investigaciones del GIEI, la implicación y responsabilidad de los niveles del Estado en el ataque a los estudiantes. Además del incumplimiento de la promesa de resolución y Justicia, López Obrador atacó la legitimidad y veracidad de las investigaciones del GIEI, y los acusó de conspirar contra su gobierno y contra el Ejército mexicano.  Parece ser que el gobierno de López Obrador sostendrá la versión del expresidente Enrique Peña Nieto, quien intentó cerrar el caso diciendo que los responsables de los hechos fueron una red criminal que asesinó, quemó los cuerpos y dejó sus restos en un río. Esa versión había sido desmontada durante los informes anteriores del GIEI. El 26 de septiembre se llevó a cabo una multitudinaria marcha en la Ciudad de México, en conmemoración por el aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes y el asesinato de 3 más. Las familias de los estudiantes continuarán el plantón afuera del campo militar sosteniendo la exigencia para que el Ejército entregue toda la documentación y registros que tiene en su poder, según las investigaciones del GIEI, y que hasta la fecha niega tener. 

Lo dijo Enrique “Kike” Ortega, periodista chileno de radio JGM (Juan Gómez Millas), de la Universidad Nacional de Chile. En su paso por el programa “Otras Voces, Otras Propuestas”, brindó un panorama sobre la situación política a 50 años del golpe de Estado de Pinochet y el rol de la derecha chilena en la actualidad.  Entrevista: Luis AngióRedacción: Nicolás RosalesEdición: Pedro Ramírez OteroFoto: Archivo Natalia Bernades / La Retaguardia “Aquí hemos tenido días bastante movidos. En realidad los últimos años vienen siendo movilizados para la memoria y las acciones políticas. Está todo muy a flor de piel en los programas de televisión, lo que surge de la memoria popular. Porque muy en el fondo la herida sigue abierta”, comenzó explicando Enrique “Kike” Ortega periodista de radio JGM (Juan Gómez Millas).  La derecha de ayer y hoy El periodista se refirió a cómo la derecha chilena se viene imponiendo con habilidad desde el plano discursivo: “Desde que el año pasado se perdió la oportunidad de adoptar una nueva Constitución, y comienza la que está funcionando ahora en este nuevo proceso constituyente, la derecha ha logrado una discursividad bastante ofensiva. Recuperando una belicosidad en el lenguaje que no había tenido décadas anteriores, y podríamos decir que estaban bastante guardados estos discursos de odio”. Además, planteó que esos discursos lograron derrotar “las discursividades más emancipatorias” de los movimientos sociales. “Llegamos a los 50 años (del golpe de Estado) con un contexto bastante conmovido porque las derrotas son golpes fuertes para las izquierdas. Y se aprovechó bastante la figura de (Salvador) Allende y después la responsabilidad de (Augusto) Pinochet. La derecha tiene la capacidad de comparar responsabilidades diciendo por ejemplo que la culpa fue de Allende, de la Unidad Popular, hablando de una mala gestión política y económica. Incluso diputados de la derecha hoy en ejercicio se han atrevido a decir que si las condiciones se repitieran apoyarían el mismo tipo de estrategia”, agregó. Ortega dijo que, frente a esto, existe una resistencia: “Hay además instalada una crítica a los discursos de alteridad, como que el migrante es el malo, o el indio es el malo, la diversidad sexual; y eso lo ha sabido aprovechar la derecha. Por otro lado, se ha visto que surgió desde la memoria popular y de los movimientos sociales una serie de actividades populares para dar la disputa”.  La mirada sobre Boric El periodista habló también de la gestión hasta el momento del presidente que asumió en 2022 en Chile: “El gobierno de (Gabriel) Boric está gobernando bajo la batuta de la derecha. Este no es un gobierno que haya tenido una directriz progresista o que esté batallando por dar una lucha en lo ideológico”. Además, explicó que el oficialismo no tiene fuerza en el parlamento. “No ha querido dar las disputas tanto en el campo simbólico y económico, y la derecha lo sabe sintiendo el control de la rienda. Cualquier avance que el gobierno quiera hacer en materia de igualdad de derechos, es atacado, criticado, no ha tenido los votos para las reformas que ha pedido. El gobierno de Boric se ha quedado casi sin relato, la derrota de septiembre del año pasado (en el plebiscito por una nueva Constitución) ha dejado al gobierno sin horizonte político. Está atado de manos, y no ha querido instalar banderas propias para no profundizar más la brecha del debate político dejándose llevar por las banderas que la derecha ha puesto. Se ha notado el mal manejo político en lo comunicacional, de la agenda. Entonces, cada paso que Boric da más allá de las buenas intenciones comete errores”, dijo Ortega.  La movilización por los 50 años En relación al aniversario por el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, contó: “Hubo una confusión, y se hicieron dos marchas. Una autorizada, que no pudieron ir todos. Y a la que no estuvo autorizada se la reprimió. Después de esto, salió más fuerte la demanda por una memoria popular que mantengan vivo los discursos necesarios, porque la dictadura es una herida abierta que todavía sigue sangrando”. En Chile han sido condenados pocos militares responsables del genocidio, y hay muchos crímenes que aún no han llegado a juicio.  “En este último tiempo salió mucha información nueva que no se sabía, y por otro lado los sitios de memoria son vandalizados. Hay una derecha muy activa en la represión y en querer borrar la memoria”, cerró Ortega. 

Luego de las elecciones generales, pasó en España, al menos por ahora, la chance de un gobierno del Partido Popular junto a la ultraderecha. José Luis Romero Lora analizó para La Retaguardia  las semanas previas y los primeros días posteriores. No se descarta que haya que volver a votar si ninguna fuerza puede alcanzar la mayoría para formar gobierno. Redacción: José Luis Romero Lora (Especial para La Retaguardia)Edición: Pedro Ramírez OteroFoto: Una de las tantas encuestas que daban mayoría absoluta al PP junto a VOX Conteníamos la respiración. Después de la ola reaccionaria que ganó las elecciones autonómicas y municipales de finales de mayo, el derrotismo de unos y la euforia de los otros por los resultados obtenidos, presagiaban un asalto a los cuarteles de las instituciones democráticas del país por quienes creen que sólo ellos están llamados a ocuparlas. Las fuerzas progresistas se preguntaban cómo era posible que se les castigase en las urnas después de haber subido el Salario Mínimo Interprofesional a 1.080 euros mensuales, un incremento del 47% en los últimos cinco años de gobierno de coalición; de que el número de parados se hubiera rebajado en ese periodo en más de medio millón de personas; de que la contratación indefinida pasara del 10% al 44%; de que la revalorización de las pensiones se incrementase un 8% y la garantía de que en el futuro se ajustaría, como mínimo, al IPC (Índice de Precios al Consumo); de haber sorteado con cierta dignidad la pandemia con la puesta en marcha de los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), que salvó a los trabajadores del despido y a las empresas y autónomos de la quiebra; de las consecuencias del incremento de los precios por la guerra de Ucrania, con una “excepción ibérica” que, junto con Portugal, redujo los gastos en energía considerablemente en ambos países; de que la legislación en materia de derechos sociales se ampliase hasta límitess nunca antes vistos, con mayor protección jurídica para las mujeres, los colectivos trans o LGTBI; de que en el terreno independentista o nacionalista los cauces democráticos se abrieran por caminos de dialogo y no de enfrentamiento… Nos mirábamos el ombligo y no entendíamos nada. Y en esa desolación de unos y entusiasmo de otros, cuando nadie lo esperaba, el presidente Pedro Sánchez da un puñetazo sobre la mesa y convoca elecciones generales anticipadas. Alucinante. Después, una campaña fea, donde la derecha se aferra al trumpismo de manera grosera, con mentiras y medias verdades que avergüenzan la inteligencia y el decoro, extendiendo falsas noticias y poniendo en duda los instrumentos o instituciones del Estado, como la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos (donde se emiten y registran los votos por correo); resucitando el fantasma de la ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y sus asesinatos después de más de diez años de la desaparición de la banda terrorista; asumiendo y dando pábulo a las consignas de grupos cuasi paramilitares como DESOKUPA, que se mueven en el filo de la legalidad con métodos fascistas en la “desocupación” de viviendas ocupadas, al margen de los tribunales y de las fuerzas de seguridad del Estado, un fenómeno, el de la ocupación, en el que sólo se denunciaron un 0,06% de casos en 2022. Es decir que no es un problema sustantivo ni generalizado y en el mayoría de los casos se resuelve por la vía del Desahucio Exprés, los más graves, o por la desocupación inmediata, pues la calificación jurídica no llega a ocupación sino a allanamiento de morada, lo que simplifica muchísimo los procedimientos del desalojo. Con todo, el 23 de julio, algunos conteníamos la respiración. La derecha, el Partido Popular (PP), ha ganado las elecciones; sin embargo, ha perdido porque es casi imposible que pueda formar gobierno, porque ninguna fuerza democrática quiere pactar con sus únicos aliados: la extrema derecha neofranquista representada por VOX. Hay que recordar que el sistema constitucional español no es presidencialista sino parlamentario; de manera que el electorado elige a sus representantes al Congreso de los Diputados, y éstos, a su vez, al presidente del gobierno. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no sólo se ha mantenido, sino que ha incrementado el número de votos y obtuvo dos diputados más que en la anterior legislatura; la otra fuerza del gobierno de coalición, Sumar, ha salvado los muebles y se mantiene con 31 escaños, a pesar de una pérdida considerable de representantes que vaticinan un nuevo o posible acuerdo de gobierno. Aunque la negociación será difícil con el resto de los grupos parlamentarios de derecha y de izquierda nacionalista, casi nadie quiere retroceder en derechos y contaminarse con la barbarie sectaria, populista y retrógrada de la extrema derecha. Así que, este servidor, confía en que las fuerzas democráticas tengan la suficiente altura de miras como para no condenarnos a la regresión cultural, social y política, y saquen adelante un gobierno de coalición con un programa de investidura de mayoría parlamentaria que permita mantener y avanzar en los derechos habidos y por venir. Conteníamos la respiración, pero, de momento, respiramos, que no es poco. Sin embargo, en momentos así uno piensa en lo frágil que es la libertad y lo fácil que puede ser perder derechos. Siempre tengo presente que Hitler alcanzó el poder en Alemania en las elecciones de 1933, que fueron las últimas de la República de Weimar. Lo demás ya lo sabemos. Tal vez hoy no nos amenace del mismo modo la fuerza bruta indiscriminada, quizá porque los organismos internacionales (especialmente la Unión Europea) tienen suficiente fuerza económica y política como para garantizar que sus instituciones democráticas resistan los ímpetus arbitrarios de los neofascismos. Pero no hay que dejar que el lobo despierte, porque el primer zarpazo, si despierta y puede, irá contra los emigrantes y contra los niños no acompañados que ellos llaman MENAS, deshumanizándolos con el acrónimo. El segundo irá, como ya hacen de hecho allí donde pueden legislar, contra las leyes que protegen a las mujeres o identidades sexuales y, una vez instalados en la

Decenas de personas se concentraron el pasado martes frente al Obelisco para homenajear a las personas desaparecidas y asesinadas en la última dictadura cívico militar en Uruguay. También recordaron la gran huelga del movimiento obrero que comenzó el mismo día del golpe. Redacción: Camila CataneoEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Camila Cataneo El 27 de junio de 1973 el presidente uruguayo Juan María Bordaberry disolvió el Parlamento y, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, dio lugar a la dictadura. Ese mismo día el movimiento obrero salió a las calles para repudiar el golpe de Estado y comenzó una gran huelga general que duró 15 días. La dictadura duró hasta 1985. Miles de personas tuvieron que exiliarse del país, centenares fueron desaparecidas o asesinadas, la mayoría en Argentina en el marco del Plan Cóndor. Uruguay fue el país con mayor cantidad de presas y presos políticos en el mundo respecto a su población.

Lo dijo Ricardo Napurí, exsenador peruano. En diálogo con el programa radial Tengo una idea,  habló acerca de la situación política que está atravesando su país.  Entrevista: Carlos Morchio/Graciela Carballo/Nicolás RosalesRedacción: Julián BouvierEdición: Valentina Maccarone En diciembre de 2022, la legislatura peruana destituyó a Pedro Castillo, quien era el Presidente de la Nación, luego de que este anunciara la disolución del Congreso por decreto. Tras su expulsión, tomó el mando presidencial Dina Boluarte, la vicepresidenta hasta ese momento. Lo que siguió a este cambio fue la represión al pueblo peruano que se manifestó contra las reformas de la nueva mandataria.  El exsenador Ricardo Napurí se refirió a la situación actual de su país. “El drama del Perú es parte del drama del contexto de la mayoría de los países latinoamericanos. El problema del gobierno Castillo era un epifenómeno, con perfiles de realismo mágico. De otra manera, no entendíamos por qué un maestro rural, prácticamente apolítico, llega al poder a pesar del compromiso de la lista que lo llevó al gobierno de realizar medidas avanzadas precapitalistas. Hay que tener en cuenta que en Perú hubo casi 40 años de liberalismo conservador y seis presidentes que están implicados en dolo. Si hay 40 años de liberalismo salvaje, presidentes ladrones, eso marca la realidad del país. Si los presidentes roban, la magnitud tiene que corromper a todo el mundo. Por eso, aunque se sepa que en América Latina hay corrupción, es necesario comprender el relieve de esta corrupción en un país como el Perú: Corte Suprema corrupta, Justicia corrupta, Fuerzas Armadas corruptas, policía corrupta, prensa corrupta. De tal manera que, en ese contexto, antes de la asunción de Castillo hubo cuatro presidentes en seis meses. Castillo asume la presidencia a través de una lista que tenía un nombre stalinista, aunque él no es un hombre de izquierda, sino un sindicalista que había tenido un lugar destacado en una huelga general. Cuando llega al gobierno, en soledad, no pudo realizar nada importante. Sus compañeros de fórmula le soltaron la mano. Y el hombre, en Lima, en una ciudad que casi no conocía, sin equipo, sin partido, frustró lo que fue su compromiso con las masas campesinas, con las comunidades indígenas, con los provincianos que tenían el eje en la Asamblea Constituyente, en la lucha contra la corrupción y sobre todo, en la convocatoria a elecciones constituyentes, con la idea de que el congreso corrupto se fuera, como una especie de que se vayan todos”, contó.  En ese contexto, el exsenador y diputado peruano caracterizó cuáles son los sectores políticos que se convirtieron en los sujetos sociales del presente del país: “En todo el proceso de rebelión, durante el gobierno de Boluarte, los que lucharon fueron las comunidades campesinas y los grupos provincianos, es decir, los sectores más atrasados del país. No  pusieron solamente el pecho, de ahí los 76 muertos y la represión salvaje del gobierno, sino que, sorprendentemente ellos asumieron las consignas que abandonó Castillo: fueron a pelear por la Asamblea Constituyente, por la revisión de los contratos mineros, por la Reforma Agraria (el programa de la plataforma electoral que tenía el exmandatario) y, de paso, la reivindicación democrática de la libertad de Castillo, que para ellos está ilícitamente preso. Es inusitado pensar que el sujeto social más importante de la vida política de Perú iban a ser las comunidades campesinas que son históricamente los más marginados. Vinieron a pie, caminando 600 o 700 kilómetros para tomar la ciudad de Lima, prácticamente, donde fueron reprimidos y asesinados. Este sujeto social creó poder”.  Napurí, militante marxista y trotskista, quien fuera colaborador de Ernesto Che Guevara, contextualizó la situación del Perú, teniendo en cuenta la dominación norteamericana sobre los países de la región: “Estados Unidos, en este momento, toma a América Latina como su mayor preocupación, porque en su desplazamiento como país hegemónico, por la competencia con China y por sus propias incapacidades, adoptó un sistema de acumulación del Capital que está prácticamente en crisis. Entonces, le queda América Latina como último refugio.”  Por tales motivos, el exdiputado puntualizó que volvió la Doctrina Monroe, de apropiación de los países latinoamericanos. Además, indicó que el presidente estadounidense Joe Biden  quien “supuestamente es progresista, tomó las mismas medidas” dado que, mientras muchas personas rechazaban el gobierno de Boluarte en Perú, el mandatario  la protegió. “No hay demócratas buenos”, dijo el exsenador. Y agregó: “La realidad de Latinoamérica es que para hacer reformas capitalistas hay que ser anticapitalistas. Los gobernantes que se quedan en un reformismo tibio,que defienden a las burguesías nacionales, no tienen destino, porque el capitalismo no se deja tocar. Por eso, los ciclos llamados reformistas, cada vez se acortan más”. Napurí concluyó: “Lo más importante es sacar lecciones. Perú no es un caso aislado, con un desarrollo ni siquiera medio capitalista, dado que ese proceso quedó frustrado y la burguesía peruana está tomada completamente por el capital extranjero. El proceso que se viene gestando de la lucha campesina y de los provincianos, protestando contra la detención de Castillo, es fundamental.” 

El periodista Sebastián Moro fue asesinado a finales de 2019. En el marco del estreno de la película, el productor Marcelo Schapces pasó por el programa radial La Retaguardia. Allí contó quién era Sebastián y cómo fue el proceso del documental, que obtuvo el premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine Político (FICIP) en Argentina. Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez OteroRedacción: Julián BouvierEdición: Pedro Ramírez Otero El periodista Sebastián Moro fue asesinado a finales de 2019, durante el golpe de Estado en Bolivia. En Mendoza, Sebastián tenía un rol importante en la difusión y la cobertura de los juicios de lesa humanidad. Marcelo Schapces, productor y guionista del documental “Sebastián Moro, el caminante”, contó cómo repercutió el lanzamiento de la película: “Es un orgullo que esté dando vueltas. Está en el Cine Gaumont y en el Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) . Y después vamos a ir a diferentes provincias, para presentarla en centros culturales, escuelas de periodismo, espacios de Derechos Humanos, tratando de hacer medio centenar de presentaciones antes de que termine el año. Con funciones que van a tener una modalidad de debate. Porque de un modo o de otro, ya sea presencial o por Zoom, habrá alguien vinculado a la producción o la dirección, o bien la familia de Sebastián, para poder dialogar con la gente. Esa es la última etapa de toda esta movida, que se inició casi de inmediato después de la muerte de Sebastián”. El documental obtuvo el premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine Político (FICIP) en Argentina. María Laura Cali, directora del documental, había estado con Sebastián en octubre de 2019 en La Paz, donde había ido a presentar su documental “Los ñoquis”. En diciembre, Sebastián tenía planeado viajar a Argentina para pasar unas vacaciones con su familia y encontrarse con María Laura. “Y ahí pasó lo que pasó. Vino la violencia furiosa del golpe de Estado. Sebastián fue emboscado, golpeado y le provocaron un ACV. Esto fue durante la noche del 9 y la madrugada del 10 de noviembre de 2019, en la misma jornada en la que salió en Página 12 su última nota, que anunciaba un golpe de Estado en marcha. Después, el 16 terminaría falleciendo en una clínica en La Paz. Maura Laura, en principios de diciembre se conectó con la familia, viajó a Mendoza y ahí comenzó a tomar forma el documental que finalmente, tres años y medio después estamos presentando y que culminará todo esta gran epopeya, con todas estas funciones hacia final de año. Estamos conformes, contentos, a pesar de que se trata de una película como esta, porque se le está devolviendo la voz a Sebastián y eso es una tarea que nos llena de orgullo”, dijo Schapces. Cuando Cali viajó a Bolivia en octubre de 2019, antes de las elecciones bolivianas, estuvo con la periodista Gloria Beretervide, quien llevaba 14 años siendo corresponsal de la BBC en Bolivia. Gloria presentó a Sebastián y a María Laura. “Ya en ese momento, en los días posteriores al golpe y a la muerte de Sebastián, Gloria siempre le hablaba de lo mucho que Sebastián comentaba de análisis de la realidad en Bolivia. Y entonces, cuando María Laura viajó a Mendoza a conocer a la familia de Sebastián, escuchó esos audios y ,desde el primer momento, María Laura supo que esa necesidad que tenía de devolverle la voz a Sebastián, que le habían quitado y que con esos audios podían reaparecer. Y así, recrear todo lo que había sido ese último mes, desde que había empezado a trabajar de corresponsal de Página 12 hasta los últimos instantes, los últimos audios que él mandó cuando salió a caminar la noche del 9, en la que termina emboscado y golpeado. La voz estuvo siempre presente en el proceso del documental. Ella después accedió a la voz de Sebastián en los programas de radio que tenía en Mendoza, los programas que hacía en Bolivia, en Radio Comunidad. Y con todo eso se pudo construir un relato con la voz de Sebastián, para que estuviera presente. Que sea la voz en vida de Sebastián la que pueda retratar su propia mirada. Y eso le da originalidad a la película”, contó el productor del documental. Mantener vivo a Sebastián Hay dos recursos muy claros en el documental. Por un lado, a utilización de la voz a través de audios de Whatsapp y del archivo de los programas de radio. Y también la recreación de la figura de Moro. En Bolivia buscaron a un actor, una figura que tuviese la complexión de Sebastián. La directora le pidió a la familia la ropa de Sebastián, que el actor utilizó. “Se genera una sensación muy poderosa y hace que él esté vivo, y que todas esas caminatas que hacía permanentemente estén muy entrelazadas entre imágenes documentales, imágenes reconstruidas y la voz. Es muy emotivo”, dijo Schapces. Y agregó: “La película termina cuando Sebastián muere. Esa es una decisión que tomamos desde el comienzo. No se trataba de hacer un homenaje, es una historia de vida que podría ser la de cualquiera. Muere en su deber, en su tarea de informador comunitario. Él llegaba a Bolivia con una expertis como comunicador vinculado a los Derechos Humanos, porque había cubierto todos los juicios de lesa humanidad en Mendoza y los casos de violencia institucional. Esa es la razón por la que lo mataron, porque era un periodista informando en momentos dramáticos para el pueblo boliviano. Y haciéndolo desde la verdad y con mucho sentido del deber de informar a la población. Ese violento oficio de escribir, al que siempre aludió Rodolfo Walsh. La película cuenta esa vida. Es un hecho cinematográfico, de poética. Y, por lo tanto, funciona como disparador para ayudar a la causa judicial. Esa es otra lucha que está dando la familia. Una causa que está abierta en Córdoba y otra en Bolivia. La lucha de la familia trabaja en conjunto con la de la

Ante la situación caótica que vive el Estado sionista, tras la eterna insistencia del primer ministro Benjamín Netanyahu de hacer su reforma judicial y acabar con la “democracia israelí”, cada vez más ciudadanos y ciudadanas del territorio salen a las calles para enfrentar al fascismo teocrático. Redacción: Lautaro BrodskyEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: AFP El ministro de Seguridad nacional Ben Gvir, continúa con su política de formar una “Guardia Nacional”, que esté bajo su dirección, que no es más que un intento de parte del funcionario ultraderechista de crear una milicia fascista para reprimir a la oposición y a los y las árabes en lo que es hoy Israel y los pueblos donde hay población palestina. Netanyahu suspendió su reforma judicial por el momento, tras las fuertes manifestaciones que hubo contra su avanzada sobre la Justicia. El primer ministro israelí no abandona su decisión de acabar con el último eslabón que queda del sistema democrático de apartheid para convertir Israel en forma completa en una dictadura. Pero sabe que no puede alcanzar su objetivo con 450 mil personas que salen a la calle contra su política autoritaria, como sucedió el primero de abril. Miles de personas salieron a manifestarse contra la renuncia del ministro de Defensa, quien fue el único ministro que pidió a Netanyahu que vaya para atrás con esta decisión antidemocrática. Esta reforma permite que el parlamento israelí (mayoritariamente de extrema derecha) pueda tomar como inválidas las decisiones del supremo tribunal. La derecha israelí convirtió el parlamento en un instrumento corporativista y quiere avanzar sobre su único obstáculo para acabar con la “democracia de apartheid”, el poder judicial. Muchos analistas internacionales temen que en Israel haya una verdadera guerra civil por la inestabilidad social que se vive. Como siempre, el centro de las movilizaciones es Tel Aviv. A pesar de esto, las protestas no aciertan sobre el centro del problema mismo, que no es un gobierno de turno —dirigido por nacionalistas étnicos—, sino que proviene de 1948 con la ocupación y la limpieza étnica al pueblo palestino. Sionismo vs democracia El sionismo, a pesar de tener muchas corrientes de centroizquierda a extrema derecha, se considera como la única voz del pueblo judío. En cambio, hay organizaciones judías internacionales como “Naturei Karta” (ortodoxa), “Jewish Voice for Peace” (secular) y otras tantas, que repudian al sionismo porque lo consideran contrario a los preceptos de justicia social del pueblo judío. Además, el sionismo, al ser un estado específicamente judío, deja como ciudadanos/as de segunda a los y las árabes y a las otras minorías nacionales. Incluso su ley de retorno que define quien es judío, es cuestionado por judíos humanistas que lo consideran una ley racista, porque trata como tales a los conversos y a los que vienen específicamente de vientre judío. Las investigaciones de Ian Pappe (historiador judío israelí antisionista) demostraron que el Estado israelí nació por medio de la limpieza étnica de las y los palestinos. Ninguna democracia verdadera puede existir si se sigue estableciendo un Estado por medios étnicos y raciales. Los y las manifestantes deberán darse cuenta de que, para enfrentar al fascismo israelí, hay que terminar con el sionismo que lo genera.