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Lichita


Durante la mañana de ayer se realizó una conferencia de prensa para actualizar la situación de la familia Villalba, perseguida desde hace años por el Estado paraguayo por su militancia política. La Gremial de Abogados y Abogadas, junto a organismos de Derechos Humanos, realizaron un pedido a la ACNUR, agencia de la ONU para personas refugiadas, para que se respete el derecho internacional al refugio en nuestro país.   Redacción: Julián BouvierEdición: Valentina Maccarone Foto: Natalia Bernades / Archivo La Retaguardia El jueves pasado, distintos organismos de Derechos Humanos y la Gremial de Abogados y Abogadas realizaron una conferencia de prensa para actualizar la situación de la familia Villalba, que viene sufriendo hace años la persecución política del Estado paraguayo. El pico más alto de la represión fueron los asesinatos de las niñas Lilian y María, y la desaparición de Lichita, de 14 años. Además, Laura y Carmen, madres de las niñas, fueron apresadas. En la conferencia, se informó sobre las gestiones realizadas en la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) por la situación del grupo familiar. El reclamo es ante el ACNUR (para la zona sur de América Latina), agencia de la ONU encargada de salvaguardar los derechos de las personas refugiadas, desplazadas de sus lugares de orígen a la fuerza por conflictos y persecuciones. Desde la Gremial de Abogados y Abogadas enviaron  una carta a su representante regional,  Karmen Sakhr, en la que expresaron la preocupación por la declaración de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien manifestó que se les quitaría la condición de refugiadas políticas, y sería posible extraditarlas, ignorando normas y acuerdos legales internacionales. La familia Villalba viene de una historia de militancia guerrillera en Paraguay. Carmen, integrante del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), estuvo presa, cumplió su condena de 18 años en el Penal del Buen Pastor, el único penal de mujeres del país. En abril del 2020, Lilian Mariana. y María del Carmen Villalba, niñas argentinas, fueron asesinadas en Paraguay; y Carmen Oviedo Villalba, fue víctima de desaparición forzada. Laura, mamá y tía de las niñas, se encuentra privada de su libertad. El pasado 12 de abril, Myrian, Rosa y Tania fueron detenidas por orden del juez Julián Daniel Ercolini y, posteriormente, liberadas. Gustavo Franquet, integrante de la Gremial, comenzó la conferencia comentando cuál es la situación actual de la familia Villalba: “El Estado paraguayo se presentó ante el argentino pidiendo que se detenga a las adultas Villalba. Hace unas semanas, se allanaron los lugares donde viven. El juez debería haber rechazado los pedidos de detención. Aunque todavía no se ha pedido la extradición formalmente de Paraguay a Argentina, eso es lo que se viene. A partir de ahí, el juez tiene 24 horas para llamar a una audiencia y consultar a las partes. La Gremial apelará al pedido de extradición. Pero es difícil pensar que con este gobierno y estas políticas, se realice un proceso de extradición respetuoso para la familia Villalba. Argentina no ofrece ninguna garantía hoy. La suerte de la familia está echada”. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos  de La Matanza, Pañuelos en Rebeldía, Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia, Central de Trabajadores de la Argentina, Movimiento Socialista de los Trabajadores, Partido Obrero, Movimiento por las Aguas y la Tierra de Chile, Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe, Carlos “Sueco” Lordkipanidse (exdetenido desaparecido, integrante del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia), sumaron su acompañamiento en el reclamo ante la ACNUR. Este viernes 3 de mayo a las 16 hubo una actividad frente a ACNUR, para exigir que se escuche el reclamo.   Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por La Retaguardia (@laretaguardia)

A 3 años de la desaparición de la niña de 14 años, una delegación humanitaria de Argentina y Uruguay viajó hasta Asunción para visitar en prisión a Carmen Villalba, la madre de Lichita. Además se realizó una marcha exigiendo la apertura de una investigación por desaparición forzada. La Retaguardia y Tiempo Argentino participamos de las intensas jornadas y compartimos esta cobertura conjunta. Texto: Nicolás G. Recoaro / TiempoFotos: Natalia Bernades / La Retaguardia Cobertura conjunta de Tiempo Argentino y La Retaguardia Asunción rojo shocking. Al colorado vivo está el termómetro en la primavera asuncena. La térmica debe arañar los 40° C y sigue trepando. Frente a la Cárcel del Buen Pastor, una vendedora de bananas y uvas me cuenta que en la época del dictador perpetuo Alfredo Stroessner (1954-1989) estaba prohibido decir que la temperatura pasaba de los 30°. “Quería dominarnos hasta en lo psicológico, en lo informativo, en todo –sentencia la comerciante mientras se derrite-. Mucho no cambió la cosa, sigue mintiendo y robando el Partido Colorado”. El Paraguay es el único país cuya bandera presenta dos caras con imágenes diferentes. El único que celebra dos fechas de independencia. El único de América donde los conquistadores adoptaron la lengua de los conquistados. También, el más desigual del Cono Sur. Setenta años de hegemonía del “Tiranosaurio” Stroessner y sus crías coloradas neoliberales dejaron un sólido legado: penurias para todos. Con un índice de Gini empobrecido del 0,93%, Paraguay ocupa el podio con la mayor desigualdad global en la concentración de tierra: el 90% del territorio cultivable está en manos de 12 mil grandes propietarios; las migajas que quedan se reparten entre 280 mil pequeños productores. El 19% del territorio se concentra en manos de corporaciones extranjeras. El campesinado paraguayo, a la deriva en un mar de soja transgénica, sigue esperando la reforma agraria. Una isla rodeada de tierra, decía Augusto Roa Bastos. La transpirada delegación humanitaria se apiña frente al portón de la cárcel de mujeres. El colectivo variopinto viajó en bondi los 1333 kilómetros que separan Buenos Aires de la capital guaraní. Referentes sociales, organizaciones de Derechos Humanos, trabajadores cooperativos, religiosos de la Iglesia de base, militantes políticos de a pie y luchadores de la izquierda que no transa. Combativos argentinos, sabios uruguayos y exiliados paraguayos a secas. La brigada internacionalista exige que el gobierno del colorado Santiago Peña abra una investigación por la desaparición forzada de Elizabeth Carmen Villalba, “Lichita”. La niña paraguaya, migrante en Argentina, desapareció en noviembre de 2020, durante la miserable pandemia, en las cercanías del Cerro Guasú, departamento de Amambay. La pibita de 14 años había sido testigo del asesinato de sus dos primas pocos meses antes, durante un operativo sangriento contra un refugio del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), perpetrado por las Fuerzas de Tareas Conjuntas (FTC), grupo de choque de las Fuerzas Armadas. Sólo cinco miembros de la misión logran ingresar al penal para hacerle llegar la solidaridad a Carmen Villalba, mamá de Lichita, militante comunista, detenida a pesar de haber cumplido en 2021 una condena de 20 años. La mujer fue fundadora del partido de izquierda Patria Libre y militante del EPP desde los años noventa. Sin previo aviso, violando todo derecho, al estilo colorado, los carceleros nos cierran la puerta en la cara: no quieren prensa en el penal. “Vimos a una mujer entera, que quiere dar pelea. La orden de impedir el acceso vino de arriba, del gobierno. Está claro: no hay Derechos Humanos en Paraguay. Vamos a seguir peleando para que se respeten los derechos de Carmen y del resto de los presos políticos”, reflexionan la diputada electa Vanina Biasi y el dirigente piquetero Eduardo “Chiquito” Belliboni al salir de las mazmorras. El joven Fidel es hijo de Margarita Andino, militante del EPP también detenida hace añares. El flaquito nació en los campos de Pedro Juan Caballero, pero creció junto a su madre en el penal. Es exiliado político y económico en la Argentina. Milita en la Columna Boli Lescano de La Plata. Hacía un año que no veía a su mamá: “Está bien, pero muy flaca, la cárcel te destruye. Está presa por pelear por los derechos de los campesinos”. Fidel cuenta que compartió abrazos y empanadas con su vieja en el patio del penal. Después recuerda cuando su mamá lo acunaba y le cantaba en guaraní polkas combativas que denunciaban las penurias del campesinado, la represión stronista, la resistencia que crece desde el pie. La historia de una familia paraguaya, o de miles. Infusión milagrosa contra el calor, el tereré pasa de mano en mano antes de la marcha por el centro asunceno. Ceba Lila Báez, secretaria de Trabajadores Migrantes y Refugiados de la UTEP: “Vamos a entregar un millón de firmas ante la Justicia, para que se abra la investigación por la desaparición forzada de Lichita y el infanticidio. Ni Uribe en Colombia se atrevió a tanto como el expresidente Mario Abdo Benítez, hijo del secretario privado y mano derecha de Stroessner, que salió a decir que habían matado a guerrilleras peligrosas, nenas en edad escolar. Peña es la continuidad”. La deriva de la columna internacionalista va del frígido Palacio de Justicia hasta el Ministerio Público, cuyo frente está, obviamente, pintado de hegemónico colorado. El Poder Judicial paraguayo se maquilla a la moda stronista. “¡No estamos todos, falta Lichita!”, es el grito que se escucha fuerte por las calles de Asunción cuando cae pesada la noche. Antes de subir al micro para emprender la retirada, recuerdo las palabras que escribió el anarquista Rafael Barrett hace más de cien años en ese libro triste y luminoso que es El dolor paraguayo: “No espero justica del Estado. Porque legaliza injusticias, atropellos y matanzas.” Ay, Paraguay.

Se realizó ayer una concentración en la Embajada de Paraguay para pedir la libertad de Laura Villalba, presa hace un más de un año. Hoy se define su acusación sobre terrorismo. María Carmen y Lilian, hija y sobrina de Villalba, ambas de 11 años, fueron detenidas, torturadas y fusiladas el 2 de septiembre de 2020 por las Fuerzas de Tareas Conjuntas de Paraguay. Su otra sobrina Carmen Oviedo Villalba, Lichita (15), está desaparecida forzadamente desde el 30 de noviembre de 2020. Laura es hermana de Carmen Villalba, quien era integrante del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y sigue presa aunque haya cumplido su pena de 18 años de prisión el pasado 4 de julio. Cuando Laura fue detenida, viajaba con las niñas desde Misiones hacia Paraguay a conocer a los padres de dos de ellas, quienes son militantes del EPP. Compartimos un fotoinforme de la jornada. (Por La Retaguardia) 📷 Fotoinforme: Agustina Sandoval Lerner

Cuadras y cuadras de personas: organizaciones sociales, movimientos populares, partidos políticos, personas autoconvocadas y las familias. Que cada vez son más, y cada vez gritan más fuerte. Más allá de la pandemia, la 7ª Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, copó el centro porteño. Adelante de todo, una bandera con más de 250 obras de arte en las que se reflejaban las caras de pibes y pibas asesinadas por la policía. Abrazos, saludos, encuentros. Crónica de una jornada de memoria y clamor de justicia. (Por La Retaguardia y Revoluciones.net) 📷 Fotos: Natalia Bernades/Virginia Chaile/La Retaguardia  A las cuatro de la tarde comenzó la caminata, desde Avenida de Mayo y 9 de Julio hasta Plaza de Mayo, al canto de “Yo sabía, yo sabía, que a los pibes los mató la policía”, “El policía es un cagón, con un fierro y una bala, defiende a los que tienen plata, mientras el pueblo va a prisión…”. Y así, entró la gran marcha a la histórica Plaza, mientras una voz desde el escenario, la de Juan Diego Rossi, sobreviviente de Cromañón, recitaba poesías y cantaba contra el gatillo fácil, las desapariciones en democracia, los travesticidios, entre otras consignas. Una voz que vale por todas, esencia popular de un acto que escapa a la imposición de referencias y de nombres, que se arma entre todes y para todes. Fue entonces cuando Gonzalo Hormaechea (hermano de Nahuel Hormaechea), Nancy Sosa (madre de Ismael Sosa), Emilia Vassallo (madre de Paly Alcorta) y Silvia Bignami (madre de Julián Rozendgardt, víctima de Cromañón), comenzaron con la lectura del comunicado. Una extensa puesta en común del genocidio invisibilizado que mata a nuestras pibas/es todos los años. Una responsabilidad que el Estado parece no querer asumir, y que desde la Marcha se vuelve cada año una furibunda condena popular.  Se recordó a las niñas argentinas asesinadas por el Estado paraguayo y se insistió en la aparición con vida ya de Lichita. Entre testimonio y testimonio, las familias recordaron y homenajearon a los fotógrafos fallecidos recientemente, Reinaldo Ortega y Nicolás Avelluto, quienes siempre acompañaron a la marcha. Hicieron un reconocimiento a La Retaguardia, por estar desde la primera marcha cubriendo las actividades y acompañando a las familias; como así también a todos los medios y reporteros/as que con su trabajo suman a la difusión y visibilidad de las causas. Entrada la noche nos fuimos yendo de la Plaza, con las voces de esas madres y familiares que por un rato vuelven a traer los nombres de quienes fueron asesinadas/os en nuestros oídos. Esta marcha tan genuina, única, que al mismo tiempo que denuncia, repara. Porque para ellas poder contar lo que les pasó es una forma de encontrar un poco de justicia popular. Porque esa plaza llena que repudia y acompaña, que les grita “fuerza mamá” cuando alguna se quiebra, es quizás el tribunal dónde vamos entre todes construyendo una realidad distinta. Esta lucha no termina con la Marcha, sino que vuelve a empezar. Para que el próximo año no haya ni una bala más, ni una piba ni un pibe menos.

  Desde la sede del SERPAJ en Buenos Aires, Argentina, la conferencia de prensa denunciará una vez más la desaparición de la niña en Paraguay, y la demonización contra Pablo Pimentel y Gabriela Conder, parte de la comitiva de observación internacional que viajó a Paraguay hace 10 días.  Además de Pimentel y Conder, participarán las Madres de Plaza de Mayo LF, Nora Cortiñas, Mirta Baravalle, Elia Espen y Elsa Pavón, junto al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.