Ser tarefero, lo peor que te puede pasar en Misiones
Por LR oficial en Uncategorized
(Por La Retaguardia) Detrás del mate, la bebida que la mayoría de los argentinos tomamos a diario, hay un mercado laboral precarizado. De la mano de la socióloga María Luz Roa recorrimos la realidad de los tareferos de Misiones, sus condiciones de trabajo, la discriminación y las estafas que sufren, los cambios que se produjeron a partir de la implementación de la Asignación Universal por Hijo, y también su lucha y sindicalización.
“La problemática de los tareferos es que hay subcontratación de la mano de obra en la cadena de producción de la yerba mate. En Misiones, los dueños del yerbal son en su mayoría colonos, propietarios de lo que sería un farmer en lenguaje sociológico, un mediano productor. La contratación es a través de intermediarios y la mayor parte de lo que sería esa mano de obra, de lo que sería ese mercado de trabajo, está en negro. Se trabaja a través de campamentos que se instalan a los bordes de los yerbales, con sistemas de enganche donde el contratista les adelanta mercadería y después el tarefero queda endeudado. A su vez el trabajo de la tarefa es a destajo, o sea por cantidad cosechada, entonces si llueve no se cosecha, depende también de la calidad del yerbal”, describió la socióloga María Luz Roa en diálogo con el programa Mis Hijos Están con el Padre que se emite por Radio La Retaguardia.
Roa está realizando su tesis doctoral sobre los tareferos de Misiones, e incluyó trabajo de campo en los yerbales en los que vivió de cerca las características de esta labor. En promedio las mujeres sacan 300 kilos diarios de yerba mate, mientras que un hombre con práctica alcanza los 800: “por raído son 100 kilos, entonces serían ocho raídos promedio. Raído son los bolsones donde se cosecha la yerba mate; cosecha que es manual, todavía no se mecanizó, entonces se hace con tijera o con cuchillo, y se concentra esa yerba en los raídos, y eso se carga en los hombros de la persona, hace unos años empezaron a implementar unos carritos, pero es un trabajo sumamente sufrido”, agregó la socióloga.
Esta tarea trae consecuencias en la salud de los trabajadores: “el tarefero te dice que te funde el cuerpo”, expresó Roa. “Lo que sucede es que se envejece muy precozmente –especificó–, un tarefero tiene una vida útil en la cosecha hasta los 40 y pico de años, después generalmente se accidenta, tiene problemas en la espalda, en las rodillas, en las articulaciones. Van a cosechar desde bien temprano a la mañana, la yerba se corta más fácil cuando está el rocío, cuando heló, entonces como el cuerpo se calienta y se moja al mismo tiempo y el ambiente está muy frío, porque estamos hablando de que la cosecha es en invierno, desde abril-mayo hasta agosto-septiembre, entonces pasas del frío al calor y después quedan como pasmados, tienen calambres, o el cuerpo se queda duro en el yerbal, y eso hace que se les funda el cuerpo, como ellos dicen”.
Según explicó Roa, el trabajador rural trabaja en la época de cosecha (abril a agosto), el resto del año vive fundamentalmente de los planes sociales y de changas: “a su vez las tareas contra-estacionales como puede ser la cosecha del té en Misiones que se mecanizó, u otro tipo de tareas, emplean cada vez menor mano de obra por el uso de agroquímicos y herbicidas. Esta población queda sin trabajo, está subocupada, entonces el tarefero en época de cosecha se rompe el lomo trabajando porque es el único momento del año que tiene trabajo, si hay buen tiempo”, aseveró la socióloga.
Tradicionalmente el aprendizaje de esta tarea se da a través de la ayuda familiar: “el padre va con los hijos a la cosecha. De todos modos, desde la implementación de la asignación universal por hijo en 2009 subió el promedio de edad de cuando se comienza a tarefear, porque los pibes están más escolarizados por la asignación. Pero como son familias numerosas que a su vez son familias ensambladas por lo cual generalmente la madre tuvo a sus primeros hijos soltera o con otros maridos y después se juntó con otros hombres, es una cultura que tiene que ver mucho también con el tipo de familia de Paraguay, es muy común que los hijos mayores comiencen a ir al yerbal con las madres; además los padres generalmente se accidentan entonces de esa manera los pibes desde edades tempranas empiezan a ir. Actualmente están arrancando a los 13, 14 años, hace cuatro años atrás era a los 10. Es un cambio muy rápido que está sucediendo. Pero sí comienzan desde edades tempranas, de esa manera aprenden el oficio, que solamente se puede aprender si el pibe está durante un tiempo prolongado en el yerbal, porque si no es muy difícil incorporar esa práctica”.
Discriminación
“Hace apenas veinte años los tareferos eran una población rural, pero después de la crisis de la yerba en la década del noventa, cuando se desregulariza todo, en Misiones también se desregulariza el mercado de yerba mate. La actividad entra en crisis producto de la caída del precio de la yerba, y esta gente empieza a vivir en lo que serían las villas miserias de ciudades intermedias de la provincia”, detalló María Luz Roa en diálogo con Mis Hijos Están con los Padres.
“Localmente está muy discriminada la tarefa porque se considera como si fuera la peor ocupación que pueda tener una persona –describió Roa–, la ocupación más baja y menos calificada que se pueda tener, pero hay que tener un conocimiento práctico muy importante para poder tarefear 800 kilos por día”.
Roa comenzó su investigación en 2008; y en 2013 hizo trabajo de campo donde pudo ver esta discriminación a la que hace referencia y a la que califica como “conjugada”: “se van dando diferentes grados de discriminación, la peor persona termina siendo el tarefero. De manera similar a lo que sucede en Buenos Aires, por ejemplo, se le dice ‘los negros’ a la población mestiza, en Misiones generalmente la población mestiza es de descendencia guaraní con un mestizaje que es muy amplio, porque tenés diferentes olas migratorias con, por ejemplo, ucranianos, polacos, criollos, y demás. Pero el mestizo es el ‘negro de mierda que está en las villas miserias’. La gente pobre es gente que se caracteriza como negra, más allá de tener rasgos morochos o no, porque en Misiones hay un gran mestizaje, por ejemplo en la zona de Oberá, donde yo trabajé, hay mucho mestizaje con la parte de Brasil, entonces de entrada esa población que es la de las villas miserias donde están los tareferos dentro de tantos otros obreros, o desocupados, son negros. Dentro de esa discriminación, se discrimina particularmente a los que viven en estos barrios, donde se concentran los rumores sobre marginalidad, robos, violaciones, delincuencia. Y dentro de esto, aquella población que es tarefera, hay barrios que particularmente son más tareferos que otros, son los más rurales dentro de los periurbanos, es como un sector particularmente discriminado dentro de este sector más amplio que sería la población mestiza, y al tarefero se le dice localmente ‘tarefero yaré’, que sería sucio en guaraní. Entonces en el sujeto tarefero, hay una interiorización de una subjetividad inferiorizada, que es una conjugación de una discriminación por las características raciales, por el lado de los barrios y por el lado del oficio, la tarefa. Entonces dentro de todo eso, el tarefero es el que peor lugar tiene. Por ejemplo, en una escuela decirle ‘tareferero’ es lo mismo que un insulto”.
Concientización y sindicalización
Al ser consultada sobre los modos de organización de los tareferos, en el diálogo con Mis Hijos Están con el Padre, Roa señaló dos momentos concretos de movilización y protesta: “el mercado de la yerba mate entra en crisis a mediados de los ’90; en 2001 empiezan a haber importantes protestas y piquetes, que en aquella época empiezan a surgir como medidas de protesta. Se unen los tareferos con colonos para pelear por el precio de la yerba, porque si sube le va mejor al colono y al tarefero, porque estamos hablando de porcentajes. En tanto, en 2008, hubo una estafa importante de la Anses, que retuvo ilegalmente las asignaciones familiares que les correspondían a los tareferos; esto se hizo con contratistas en donde se les retuvieron asignaciones familiares que se les descontaban de los sueldos y no se les daba a los tareferos. Estamos hablando de una población cuyos índices de analfabetismo son muy importantes, hubo como un tiempo en donde empezaron a darse cuenta de lo que estaba pasando; empieza a haber protestas autónomas de los tareferos y surgen sindicatos más combativos. La central de trabajadores rurales es la UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, que actualmente encabeza Gerónimo Venegas), pero en Misiones, en de lo que sería la tarefa, la UATRE está dentro de la mesa de negociación por el precio de la yerba, que lo fija el Instituto Nacional de Yerba Mate, pero los sindicatos más combativos no están en UATRE, sino que son autónomos como el Sindicato de Montecarlo que es uno de los más combativos que está dentro de CTA, por ejemplo. Entonces comienzan a aparecer estas protestas y hoy están los tareferos frente a la Anses porque se le ganó un juicio y tiene que devolver esas asignaciones pero no lo hace, los tareferos han venido incluso a Buenos Aires en dos ocasiones. Ahora están enfrente de la Anses protestando luego de una semana en donde hicieron una caminata desde Montecarlo hasta Posadas, donde se sumó por ejemplo el sindicato de Oberá”.
María Luz Roa especificó que en los últimos años, producto de las movilizaciones y protestas, se produjo en el sector una combatividad muy fuerte que llevó a un proceso de sindicalización y concientización de clase muy importante, a través del cual se mejoraron muchas cuestiones ligadas a las condiciones de trabajo de los tareferos: “por ejemplo antes no había carritos cargadores de raídos y hoy por hoy sí, lo que no significa que no siga siendo un mercado precarizado, las condiciones de trabajo son paupérrimas”, aclaró.
“Carne oscura y triste, ¿qué hay en ti?”
La obra teatral documental de Roa |
Ese es el nombre de la obra de teatro documental que María Luz Roa dirige. En mayo de este año se realizaron dos presentaciones en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti que contaron con charlas-debate posteriores, coordinadas por el Equipo de Investigación de Antropología de la Subjetividad de la Universidad de Buenos Aires que Roa integra. También se presentó hasta hace pocos días en el Espacio de Cultura Independiente No Avestruz.
“Además de socióloga soy actriz y como mi investigación trata sobre la conformación de subjetividades, sobre cómo las personas sienten como son las corporalidades, había algo que yo no podía transmitir a través del lenguaje académico, a través de escribir una ponencia, de hablar con palabras ciertas cuestiones, entonces la obra fue una búsqueda de otros lenguajes para poder transmitir esas cuestiones ligadas al ser tarefero, cómo una persona siente como es en el mundo dentro de todas estas cuestiones. La obra es de teatro documental, los textos son relatos de tareferos que recopilé en trabajos de campo, por otro lado hay textos documentales de Rafael Barrett, que es un periodista que escribió sobre los ‘mensú’, que eran aquellos trabajadores de 1900-1906 en lo que sería el mercado extractivo de yerba mate en el Alto Paraná. Esa fue la búsqueda de la obra y la intención es llevarla a Misiones para que puedan verla los tareferos, a ver qué pasa”, señaló Roa.
Para la socióloga y actriz María Luz Roa, uno de los objetivos de esta obra es poder transmitir qué hay detrás de una bebida nacional como el mate, que prácticamente todos tomamos y que este conocimiento no quede solo en un ambiente académico: “cuando uno sabe tiene una responsabilidad social también”, afirmó.
Detrás de nuestro mate diario hay un mercado laboral precarizado y discriminado, familias enteras explotadas en condiciones paupérrimas, que lentamente están empezando a organizarse, y cuya realidad podemos conocer gracias al trabajo académico y de divulgación de unos pocos que, como Roa, se interesan por hacerlo.