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La Retaguardia

Fukman: “Los que violan los DD.HH. hoy, no pueden custodiar los espacios para la memoria”

Por LR oficial en Uncategorized

Enrique Fukman
(Foto Indymedia-Trabajadores)

(Por La Retaguardia) La frase del sobreviviente de la ESMA, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, tiene relación con la decisión del gobierno nacional de que efectivos del Servicio Penitenciario Federal (SPF) se encarguen de la “seguridad” del ex centro clandestino de detención tortura y exterminio El Olimpo. Esta es una de las consecuencias del traspaso de los ex CCDTyE, que funcionaron durante la última dictadura cívico militar, de la órbita de la ciudad de Buenos Aires a la de Nación.

¿Qué hace acá ese pibe?

El inicio de la entrevista fue especial, desde Oral y Público le pedimos a nuestro compañero Víctor Basterra que presentara a quien estaba del otro lado de la línea, le dijimos que era un persona de barba larga que él conocía…

-Víctor Basterra: ¿Un barba larga? Mi querido Cachito… con nosotros se encuentra Enrique Cachito Fukman, viejo luchador, no tanto por la edad sino por los años que lleva de lucha, desde muy jovencito…

Rápidamente, Fukman respondió: “Decile a Víctor que él no puede decirme a mí ‘viejo’, porque la primera vez que me vio fue en la ESMA, al poco tiempo que a él lo habían chupado y yo ya llevaba unos cuantos meses ahí. Cuando me ve, Víctor le dice a otro compañero, ‘¿Qué hace acá ese pibe?’”.

-VB: Cuando lo vi entrar en el espacio, en el sótano (de la ESMA) pensé ‘estos hijos de puta también secuestran pibes’. Me parecía que era un pibe de 12 años…

Corría fines de 1978 o quizás comienzos de 1979, Cachito tenía 22 años y Basterra 35. “Víctor ya era un jovato”, expresó entre carcajadas Fukman.
Cachito y Víctor parecen hermanados por lo que vivieron es ese lugar tenebroso. Manejan códigos propios que hacen que puedan reírse de esta anécdota que narra cómo se conocieron en la ESMA y regalarnos casi un momento íntimo, compartido entre amigos.

El accionar del SPF ayer y hoy

Una de las primeras medidas que se quiso tomar luego de la aprobación del traspaso de los sitios de memoria del ámbito de la ciudad al nacional, y de la disolución del Instituto Espacio para la Memoria, fue que efectivos de la Policía Federal custodiaran los diferentes ex centros clandestinos de detención, tortura y exterminio. Esta iniciativa obtuvo el inmediato rechazo de la mayoría de los organismos de derechos humanos, y parecía que la idea había sido dejada de lado. Sin embargo, poco después los trabajadores del ex CCDTyE El Olimpo avisaron a los organismos que había integrantes del Servicio Penitenciario Federal realizando tareas de “seguridad” y que -al parecer- el objetivo era luego extender esta mecánica a otros sitios de memoria.
“Obviamente desde la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) y el resto de los organismos del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia nos opusimos totalmente a eso porque no solamente el Servicio Penitenciario Federal (SPF) participó del plan genocida sino que además hoy en día sigue teniendo prácticas sistemáticas de violación a los derechos humanos”, expresó Enrique “Cachito” Fukman en comunicación con Oral y Público. 
En este punto, Fukman recordó: “a fin del año pasado el propio Estado argentino fue condenado por las Naciones Unidas justamente por las situaciones en las cárceles que están a cargo del SPF. Por lo tanto decimos que aquellos que violan los derechos humanos en el presente no pueden custodiar los espacios para la memoria”.
El accionar del SPF está muy cuestionado, incluso en relación a las diferencias que realizarían en el trato entre los genocidas detenidos y los presos comunes: “los genocidas en este momento podemos decir que tienen toda una serie de privilegios –detalló Fukman– a tal punto que para que estén cerca de sus familias y de Buenos Aires los están concentrando en la Cárcel de Mujeres de Ezeiza, porque no entran en la cárcel de varones y aparte qué hacen con la población masculina, recordemos que hay muchos en Marcos Paz y en otros presidios federales, entonces los están concentrando en la cárcel de mujeres, desplazando a las mujeres que están allí detenidas, a tal punto que en algunos pabellones las únicas que han quedado son mujeres embarazadas y con chicos, pero que también están siendo sistemáticamente hostigadas por el SPF para que ellas mismas soliciten los traslados de tal forma que queden ahí solamente los genocidas. O sea quieren hacer una cárcel VIP para genocidas en la cárcel de mujeres”.
El 29 de agosto se realizó una movilización y escrache hasta la sede del Servicio Penitenciario Federal, ubicada en Lavalle y Pueyrredón de la Ciudad de Buenos Aires, para denunciar esta situación que describió Fukman. Sin embargo, tras la marcha no han recibido ninguna respuesta: “vamos a seguir accionando –aseveró el integrante de la AEDD–, es tan realmente impresentable la situación que esta gente que está en El Olimpo está de civil y ni siquiera le dicen a la gente que reciben que son del Servicio Penitenciario. O sea que la gente que va a recorrer ese lugar de secuestros, torturas, desapariciones, de muerte, no tiene idea de que quienes los están recibiendo han sido parte de ese plan genocida y siguen en el presente violando los derechos humanos. Siguen manteniendo la misma actitud de ocultamiento que en la época de la dictadura, a tal punto que están de civil”.

Bastión del pensamiento represor y autoritario

Para Víctor Basterra, sobreviviente de la ESMA, la presencia del SPF en El Olimpo forma parte de “las torpezas que se cometen cuando no se toman las experiencias que vuelcan los compañeros y compañeras”, en obvia referencia a los cambios que se están realizando desde la disolución del Instituto Espacio para la Memoria (IEM). Respecto al accionar del SPF, manifestó: “está bueno que cada vez se denuncie más esta historia, porque es cierto lo que dice Cachito, la estructura mental, de acción incluso, de los servicios de seguridad no ha cambiado. Las fuerzas de seguridad siguen teniendo la misma impronta que han tenido a lo largo de los años. No hay un cambio, salvo si uno va por la calle te pueden decir ‘si, caballero, qué necesita’, esa huevada formal, pero después cuando te tienen que perseguir, te persiguen y te destruyen, estés en el lado que estés y justamente el SPF es uno de los bastiones donde existe un fuerte predominio de ese pensamiento represor y autoritario”.
Durante el Terrorismo de Estado, en El Olimpo actuaron Gendarmería, Policía y además el Servicio Penitenciario Federal. Para Fukman que hoy sean efectivos del SPF los que custodien el espacio donde funcionó aquel centro clandestino es lo mismo que si Prefectura se encargara de la seguridad de la ESMA.
Basterra formó parte del Consejo Directivo del recientemente disuelto Instituto Espacio para la Memoria, y se le consultó si en este organismo también se había debatido acerca de quién debía custodiar los sitios de memoria: “en su momento en la ESMA quisimos establecer un servicio de protección, porque nosotros no hablamos de seguridad, ni vigilancia. Y lo queríamos trasladar a los otros ex centros clandestinos, como El Olimpo, Orletti, todos los centros clandestinos. Para eso lógicamente se necesita no solamente una especie de voluntad, que la teníamos, sino también los medios económicos para pagar y tener compañeros formados y que tuvieran una actitud de respeto al tema de los derechos humanos, a la pelea de los luchadores sociales, cosa que solamente pudimos realizar en la ESMA; después había agencias de seguridad que los podíamos monitorear, pero ¿quién puede monitorear al SPF?, que tiene su propio servicio de inteligencia, su propio servicio de represión, todo lo que uno más o menos sabe e imagina”.

Lavado de cara

Para Enrique Fukman lo que se está intentando hacer con la presencia del SPF en El Olimpo es lavarle la cara a una fuerza que en la actualidad está totalmente corrompida: “vulnera cotidianamente los derechos humanos. Lo que están intentando hacer desde el gobierno es lavarle la cara, obviamente cuando uno quiere lavarle la cara a alguien es porque lo que quiere hacer es defenderlo para que siga haciendo lo que está haciendo, y eso es lo que nos preocupa de fondo. Junto con eso obviamente está el tema de qué tipo de memoria se quiere construir, y obviamente nos están planteando que quieren construir una memoria donde casi podríamos decir que nos están diciendo que los genocidas no eran tan malos. Y nos preocupa porque acá no es un problema de malos y buenos, sino que nos preocupa que no nos planteemos que en nuestro país hubo un proyecto para destruir toda forma de organización pero dentro de otro proyecto más amplio que era destruir la identidad del pueblo argentino, el entramado social, su forma de pensar y de sentir para después imponer un modelo económico y social opresivo de dependencia, eso es lo que nos preocupa realmente, quieren plantear que aquellos que llevaron adelante eso hoy pueden estar sin ser castigados, pero que además tampoco tienen  que ser castigados por los crímenes, por las violaciones a los derechos humanos que cometen en el presente, eso es lo que más nos preocupa a nosotros. Se está lavando la cara a aquellos que violaron los derechos humanos en la dictadura pero también que siguen violando los derechos humanos en el presente”.

18 de setiembre

Al finalizar la entrevista, Enrique Cachito Fukman dejó la invitación para lo que será el próximo encuentro en la calle, la movilización del 18 de setiembre al cumplirse ocho años de la segunda desaparición de Jorge Julio López: “como cada 18 de setiembre desde hace ocho años, cuando justamente aquellos que formaron parte del plan genocida y después continuaron formando parte de las fuerzas de seguridad de estos gobiernos constitucionales volvieron a secuestrar y desaparecer a Jorge Julio López. Los esperamos a todos a las 17.30 para marchar en la ciudad de Buenos Aires desde Congreso a Plaza de Mayo, para marchar en La Plata y en todas las ciudades del país exigiendo el fin de la impunidad. Y entre esos fines de la impunidad obviamente está el que los centros clandestinos no sean custodiados por aquellas fuerzas que realmente tienen que ser juzgadas y condenadas por sus violaciones de ayer y de hoy”.

Brindis

Antes del final, Cachito se dirigió especialmente a Víctor Basterra: “espero que nos juntemos pronto, no solamente en la calle, sino porque en medio de todo esto también vale la pena brindar por la vida”. Levantamos la copa con ellos y brindamos no solo por la vida, también por la enseñanza que cada día nos dejan los tipos como ellos.